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VIDA PLENA por DANI DARKRAI

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Notas del capitulo:

los personajes no son de mi propiedad.

 

Todo es diferente, el cielo que alguna vez mostro un hermoso azul celeste sobre todos los seres vivos de la tierra, ahora se encontraba obscurecida por las torrentes lluvias que caían sin piedad sobre el santuario de Athena y por sobre todas las villas cercanas que habitaban a su alrededor. Toda la naturaleza que alguna vez creció a su alrededor, fue sustituido por grandes bloques de escombros y una gran cantidad de sangre que cubría la mayoría de los caminos principales en las 12 casas zodiacales.

Los ánimos de lucha y superación de todos los guerreros, ahora se encontraban sobre los suelos al tener que asumir la horrible sensación de pérdida de su diosa Athena contra los dioses del inframundo, para todos los caballeros sobrevivientes sería demasiado difícil tratar de superar el nuevo obstáculo y por lo tanto muchos perdieron la motivación de seguir siendo guerreros fieles a la diosa de la guerra.

Al pasar los días, Algunos de los sobrevivientes decidieron permanecer al lado del antiguo santuario de Athena tratando de restaurar lo poco que aún quedaba de pie en los templos principales junto con las casas zodiacales, incluso ayudaban a los pocos humanos restantes en tratar de reconstruir sus viviendas o brindar protección de algunos espectros que aún continuaban rondando sobre la tierra, sin embargo la mayoría de sus compañeros decidieron escoger un camino más tranquilo alejado de las guerras y conflictos futuros que pudiesen aparecer, ya que temían demasiado en encontrarse de frente en las puertas de la muerte.

Pero como última oportunidad en tratar de resolver los conflictos internos, todos lograron llegar a un acuerdo pacífico, los caballeros restantes tenían la tarea de reincorporar nuevos guerreros para el ejército sagrado de la diosa Athena, mientras que los demás tenían la misión de suministrar al santuario con todo lo necesario; comida, agua, medicinas, armas y todo lo que fuese requerido.

Aceptar los cambios y la ausencia de Athena no sería nada fácil para todos los caballeros, sobre todo con los principales consejeros y protegidos de la diosa de la guerra "Sage y Hakurei", quienes tendrán que cargar con la difícil tarea de dirigir a todos los habitantes del santuario con el manto de gran patriarca.

A los pies de la estatua sagrada de la diosa Athena, se encontraba de rodillas el actual caballero de cáncer "Toshihiko Seki Sage" el último de los santos dorados que sobrevivió a la guerra santa, a pesar de encontrarse bajo una lluvia torrencial y fuertes vientos que amenazaban en debilitarlo, Sage dedicaba una pequeña oración en honor a su diosa mientras dejaba sobre el suelo un hermoso ramos de flores.

El clima del santuario aún era demasiado inestable, por lo que las lluvias no habían cesado por completo, sin embargo el tortuoso clima no impedía a Sage postrarse sobre el suelo mostrando total arrepentimiento y dejando caer unas lágrimas sobre sus mejillas al no haber podido defender a su diosa del terrible destino de la muerte.

- Deberías volver y tratar de resguardarte de las lluvias – hablo con suavidad mientras salía de su escondite, observándolo con profunda tristeza y preocupación – Sage... no podemos seguir haciendo esto – camino con lentitud para estar al lado de su hermano menor mientras trataba de resguardarlo de las lluvias – tarde o temprano tendrás que dejar de sentirte culpable –

Hakurei imito la acción de su hermano menor para hincarse sobre el suelo mirando de frete la gran estatua de mármol de su señora, sin embargo en lugar de ofrecerle tributo, Hakurei el coloco una capa blanca sobre su cabeza de su hermano impidiendo que la lluvia continuara empapándolo.

- Necesitamos prepararnos para el siguiente enfrentamiento que ocurrirá en los próximos 200 años – a pesar del tono suave en sus palabras, Hakurei mostraba una actitud de seriedad al ver el poco interés de su hermano por poder superarse – tu y yo sabemos que no podremos manejar toda esta situación nosotros solos, necesitaremos toda la ayuda posible de nuestros compañeros y los futuros guerreros que porten las siguientes armaduras sagradas – tomo con firmeza su rostro, pudiendo observar como sus ojos trataban de retener sus lágrimas – para proteger el santuario necesitamos la guía del nuevo patriarca... y ese tendrás que ser tu Sage.

- Y-yo no puedo hacerlo... – sin poder evitarlo, el cuerpo de Sage tembló involuntariamente al recordar la sensación de temor y desesperación en ver como su propia señora pereció ante los ataques de los dioses gemelos – ¿cómo poder dirigir a todo un ejército yo solo?... no puedo ser digno de salvar y proteger a todos nuestros camaradas si yo soy el más débil de nosotros hermano– aferro con más fuerza la capa que rodeaba su cuerpo, ocultando su mirada al no poder evitar derramar sus lágrimas– tu serias un mejor patriarca... eres más fuerte que yo.

- Sage... – suspiro levemente, para después dedicarle una sonrisa comprensiva – la fuerza no es lo que necesitamos ahora – lo abrazo con fuerza, dejando leves palmaditas sobre su espalda, tratando de calmarlo – es verdad que tal vez yo sea el más fuerte de nosotros, pero tener el sentido de justicia y protección hacia los demás, es solo una virtud que tú tienes desde nacimiento – al sentir que su cuerpo dejo de temblar, sonrió tranquilo para continuar abrazándolo de forma protectora - a pesar de haber perdido en esta guerra, ambos sabemos que todo pudo convertirse en algo mucho peor si no hubieses intervenido a tiempo. tu plan para detener el avance de los espectros

- A que te refieres... yo no hice nada – aferro sus manos alrededor de la espalda de Hakurei –

- Tu plan fue magnifico, gracias a ti pudimos detener el avance de todos los espectros que ingresaron al santuario junto con la captura del dios hades – limpio el pequeño rastro de sus mejillas, para poder mirarlo fijamente – de no ser por tu ayuda, muchos pudimos perecer en ese mismo instante.

Al escuchar detenidamente las palabras de su hermano, Sage se mostró más tranquilo y seguro de sí mismo, saber que tenía la habilidad de poder tomar el cargo de gran patriarca en el santuario lo hacía sentirse mucho más tranquilo.

- Entonces crees que yo pueda hacerlo?...

- Claro que sí, no conozco a nadie más fuerte que pueda asumir un cargo tan importante

- Pero la mayoría de las armaduras sagradas se encuentran dañadas o destruidas, aunque tuviéramos nuevos reclutas en el santuario, tardaríamos años en repararlas todas

- No tienes que preocuparte por eso Sage, yo me encargare de restaurar todas las armaduras dañadas con la ayuda de mis aprendices en Jamir, - Hakurei se puso de pie, extendiendo su mano para ayudar a su hermano a levantarse – mientras eso ocurra, necesitare que el nuevo patriarca otorgue la bendición a todos aquellos guerreros que deseen convertirse en nuevos caballeros de Athena.

- Entonces lo hare – limpio con rapidez su rostro, tomando con firmeza la mano de su hermano para ponerse de pie – hare mi mejor esfuerzo para restaurar el santuario de la diosa Athena, después de todo solo serán 200 años más de espera.

Sage sonrió levemente, al recordar el último obsequio de la diosa de la guerra.

RECUERDO DE SAGE

El campo de batalla se encontraba totalmente destrozado al haber recibido un golpe directo por parte del dios de la muerte Thanatos, el suelo se encontraba manchado con la sangre de sus camaradas caídos, incluso la diosa de guerra se encontraba mal herida al haber usado sus últimas energías en proteger a Sage y Hakurei.

- ¡Malditos no escaparan¡ - corrió con rapidez en dirección al portal creado por Hypnos junto con Hakurei -

- ¡Basta Deténganse! – hablo con firmeza dejando escapar un hilo de sangre de sus labios – este es el camino de los dioses, cualquier humano que intente pasar por aquí será destruido...

A pesar de no atreverse a voltear su mirada, el rostro de Athena reflejaba una inmensa tristeza al poder observar los cuerpos sin vida de la mayoría de sus guerreros, saber que a pesar de haber usado gran parte de su poder en derrotar al dios del inframundo, no tuvo oportunidad alguna en enfrentar a los dioses gemelos, sin embargo a pesar del dolor en su pecho, Athena estaba tranquila en haber logrado proteger a sus últimos de sus guerreros más fieles de la ira de Hypnos y Thanatos.

Sin desperdiciar más tiempo, Athena salto dentro del portal para seguir el rastro de los dioses gemelos e intentar vengar la muerte de su ejército.

- Sage, Hakurei... – levanto con firmeza su báculo sagrado, envolviendo el cuerpo de ambos hermano gemelos con una gran cantidad de su poder – les otorgue mi último regalo, la vida de ambos será extendida por los siguientes 200 años, deben prometerme que trataran de cuidar y proteger a la humanidad en mi ausencia – desvió su mirada, sonriéndoles por última vez a su guerreros de mayor confianza – sean plenos hasta la siguiente guerra... y así nos volveremos a ver.

- Señorita Athena... – sin poder evitarlo, Sage miro con tristeza como el portal se cerraba frente a sus ojos mientras observaba por última vez la sonrisa de su diosa. –

FIN DEL RECUERDO

- Cumpliré mi promesa...

Camino con lentitud alejándose de la estatua de la diosa Athena, sabía que de ahora en delante tendría que dejar el dolor de su corazón en el pasado, si no deseaba tener más conflictos en el futuro, tendría que abandonar todo sentimiento de cariñoso en su vida, ya que el deber del gran patriarca era aconsejar y dirigir a los 88 guerreros del zodiaco.

Al ingresar a la cámara principal del templo de Athena, encontró los ropajes sagrados descansar sobre el trono de mármol del antiguo patriarca.

- Es triste saber que el último gran patriarca termino en vuelto en la locura – suspiro bajo al recordar el crimen de su antiguo maestro y el sufrimiento que pasaron todos los santos dorados.

Sin perder más tiempo, Sage se colocó con lentitud los ropajes del antiguo patriarca para poco después mirarse sobre uno de los espejos que colgaban de la pared.

- Prometo que todo será diferente esta vez, yo protegeré a todos nuestros camaradas.

Camino a las afueras del templo principal del gran patriarca, para poder observar a lo lejos como su hermano Hakurei abandonaba el santuario de Athena en compañía de algunos de sus discípulos quienes llevaban sobre una gran carreta todas las armaduras doradas.

- Encontrare a los candidatos perfectos para asumir el manto de caballeros dorados.

30 AÑOS DESPUES

Los días y los meses pasaron con demasiada rapidez en el transcurso de ese tiempo, Sage había logrado reunir a nuevos guerreros de las aldeas más cercanas al santuario quienes asumieron con rapidez los cargos de caballeros de bronce y plata, sin embargo a pesar de sus innumerables esfuerzos, Sage no lograba encontrar candidatos dignos en asumir el manto de santos dorados.

En todos esos años de entrenamientos, solo había logrado conseguir a 6 guerreros quienes asumirían el manto de caballeros dorados.

Ya que La mayoría de los candidatos perecían en las últimas pruebas de las armaduras doradas, no solo tenían que ser poderosos, también necesitaban ser dignos y aceptados por ellas mismas antes de poder brindarles su poder.

Pero muchos terminaron lastimados al no poder soportar el gran poder que emanaba, sobre todo con la armadura dorada de cáncer, todo ser humano que tenía contacto con la armadura terminaba aturdido por las fuertes imágenes de la misma muerte o incluso caían en la locura al ser candidatos demasiado agresivos.

Aun así, a pesar de fallar al encontrar el candidatito perfecto para cáncer, Sage había logrado conseguir al ser que portaría la armadura dorada de tauro, Hasgard ya que a pesar de ser muy joven, era la primera persona en ser recibida por la armadura sin salir malherido o lastimado por su inmenso poder.

Sin embargo Sage no podía dejar que las cosas continuaran de la misma forma, de lo contrario jamás estarían listos para las siguientes guerras santas en contra de los dioses que se avecinaban, por lo que llamo con urgencia a su hermano mayor Hakurei, en busca de ayuda sobre los problemas que comenzaban a surgir en el santuario.

- Ya veo, así que ese es el problema – hablo con tranquilidad mientras bebía una taza de té – a pesar de haber pasado algunos años desde su restauración, las armaduras doradas no tienen la voluntad de escoger a nuevos portadores, sobretodo la armadura dorada de cáncer –

Hakurei levanto su mirada pudiendo observar la frustración y preocupación de su hermano Sage, quien sin poder evitarlo continuaba caminando a los costados del templo del gran patriarca en un intento de poder calmarse.

Sabía que necesitaban arreglar el problema cuanto antes, ya que sin la presencia de la diosa de la guerra muchos enemigos ansiaban tomar control sobre el planeta.

- Si no lo gramos restaurar por completo todo el ejercito de Athena, no tendremos a nadie quien pueda proteger a los seres humanos de la ira de los nuevos dioses quienes desean apoderarse de la tierra.

- Es algo extraño si lo piensas un poco, la armadura dorada de cáncer jamás se comportó tan agresiva con sus antiguos candidatos – desvió su mirada a la taza de té que tenía sobre sus manos – supongo que buscaremos personalmente al mejor candidato que pueda soportar el cosmos de la armadura.

- Es por eso que te llame – Sage retiro de su cabeza el casco del patriarca, para entregarlo a su hermano mayor – yo mismo me encargare de buscar al candidato de cáncer, así que me asuntare algunos días –

Sage levanto su brazo derecho usando una gran cantidad de su poder para llamar a la armadura dorada de cáncer y hacer uso de ella nuevamente, quien a pesar de escuchar su resonancia inquietante en ser liberada, era la única persona quien aún podría soportar su nuevo poder sin salir herido.

- Estas seguro de esto Sage? – hablo con seriedad, dejando el casco del patriarca sobre una mesa de mármol – podrías tardar años en encontrar al candidato correcto.

- Lo se... pero hicimos la promesa de restaurar por completo el santuario de Athena, y no estaremos listos a menos que tengamos la ayuda de los 12 santos dorados – le sonrió levemente mostrando seguridad en su decisión y extendiendo su mano es señal de despedida – estaré bien, aprendí del mejor en cómo cuidarme, pero necesitare de tu ayuda para asegurar el bienestar del santuario.

- Está bien... – suspiro levemente tomando la mano de Sage para despedirlo, sabía que era demasiado poderoso para defenderse por sí mismo, pero aun así no podía evitar preocuparse por su bienestar – solo recuerda ser precavido, a pesar de haber acabado la guerra santa contra el dios hades, tenemos noticias de que aun deambulan algunos espectros sobre la tierra.

- Lo tendre

Al dejar el manto de patriarca en manos de Hakurei, sage corrió con gran velocidad hacia la entrada principal del templo, para poco después dar un gran salto que lo llevaría a las afueras del santuario de Athena y comenzar su nueva búsqueda alejado de los dominios de Grecia.

Su travesía comenzó por al rededores de los países de Francia y España en los cuales recorrió con gran fervor buscando a los mejores candidatos, pero no conto con mucho éxito ya que los resultados siempre erran los mismos, era claro que en esos lugares existían personas verdaderamente poderosas y con una gran motivación por la justicia, sin embargo el resultado siempre era el mismo.

La armadura dorada de cáncer rechazaba con fervor a todos los humanos que intentaban tener contacto con ella, sin importar lo pura de sus almas o sus grandes convicciones, siempre terminaban muy mal heridos.

Los meses pasaron con demasiada rapidez, en el transcurso del tiempo todo el cansancio y frustración hicieron que Sage pensaran en que tal vez no existiría otro portador que llevara la armadura dorada de cáncer y eso lo hacía sentirse demasiado frustrado. Resignándose en no poder encontrar a la persona ideal, Sage viajo por las villas más cercanas del país de Italia, ya que existían rumores sobre posibles ladrones que atacaban sin piedad a todos los humanos que habitaban sobre esas villas.

Su viaje fue demasiado agotador ya que al no contar con la habilidad de tele transportación como su hermano Hakurei, tuvo que realizar el recorrido a pie tardando aproximadamente días de viaje.

Al llegar al lugar del desastre, Sage pudo notar que todos los destrozos de las villas no pudieron ser realizadas por bandidos comunes, el destrozo de las viviendas y la muerte de los ciudadanos tenían la clara marca de pertenecer a los espectros que se reusaban abandonar la tierra sagrada de Athena.

- Malditos... no tienen piedad de ningún ser vivo – se hinco sobre sus rodillas acariciando con sumo cuidado el rostro de una pequeña niña quien se encontraba sin vida, mientras era abrazada por la quien parecía ser su madre –

- Quien lo hubiese pensado - hablo un ser oscuro, quien se encontraba oculto sobre algunos escombros de algunas viviendas – un caballero de Athena rondando por estos al rededores – en un salto rápido, el espectro mostro su verdadera apariencia tratándose del portador de los gusanos – y al parecer es un santo dorado – sin perder tiempo llamo al resto de sus compañeros quienes comenzaron a rodear el cuerpo de Sage impidiéndole escapar – será divertido acabar contigo

- ¿espectros en Italia? – a pesar de encontrarse en desventaja Sage no mostro miedo alguno ante los espectros quienes parecían burlarse de su situación, sabía que una vez invocara de nuevo su armadura dorada podría acabar con todos ellos sin problema - se supone que su dios fue derrotado hace varios años.. ¡¿porque siguen aquí?!

Furioso Sage invoco gran parte de su cosmos llamando de inmediato a la armadura dorada de cáncer, sin embargo antes de poder hacer uso de ella, el cuerpo de Sage comenzó a debilitarse con demasiada rapidez haciendo que cayera de rodillas sobre el suelo vomitando una gran cantidad de sangre.

- Q-Que me esta pasando... - tomo con fuerza las ropas de su pecho, intentanto calmar el dolor que comenzaba a surgir de su cuerpo, al desviar su mirada a su costado pudo observar como uno de los espectros liberaba una extraña esencia que parecía haberlo afectado –

- Realmente pensaste que pelearíamos limpio contra un caballero dorado – el espectro de gusano golpeo sin piedad el cuerpo de Sage contra una pared cercana, haciendo que se separara de la armadura dorada y fuese tomada por sus demás lacayos, para que poco después lograra envolverlo con fuerza con la técnica ataduras de gusano - ¡gracias a nuestra estrategia de equipo logramos ponerte en desventaja, maldito caballero de Athena!

La respiración de Sage comenzó a fallar al sentir como su cuerpo era aprisionado con tal fuerza que sus propios pulmones exigían por oxígeno, sin contar con los múltiples golpes que sufría a manos de los demás espectros y la fragancia profunda que continuaba respirando.

- Despídete caballero bonito – al intentar terminar con su vida con el último golpe de gracia, pudo observar como a su alrededor comenzó a rodearse de cientos de almas en pena, quienes sin dudarlo rodearon el cuerpo de todos los espectros.

- Saben, es algo injusto tener una pelea de 5 contra 1 – con una sonrisa burlona, el misterioso sujeto salto enfrente del espectro de gusanos – porque no equilibramos la pelea – en un chasquido de sus dedos, las almas que rodearon el cuerpo del espectro de gusanos comenzaron a arder con gran impotencia lastimándolo de gravedad y haciendo que soltera de inmediato el cuerpo de Sage.

- ¡¿Q-Quien demonios eres?! – hablo sorprendido el espectro quien continuaba esparciendo su fragancia venenosa – ¡¿porque mi técnica no tiene efecto sobre ti?! –

Desesperado por su silencio, el espectro se dispuso atacarlo directamente con el poder de su cosmos, sin embargo su ataque se vio interrumpido al ver como el cuerpo del intruso comenzó a fusionarse con la armadura dorada de cáncer haciendo que su poder aumentar en gran consideración.

- Tu puedes llamarme manigoldo – a pesar de estar sorprendido ante la nueva vestidura que ahora portaba, manigoldo no dudo en devolver el golpe hacia el maldito espectro que había masacrado a toda la villa asesinando a personas inocentes y lastimado de gravedad al sujeto de que se encontraba inconsciente sobre el suelo – y la razón del porque no me afecta tu ridícula técnica, es por la protección de todas las personas que alguna vez habitaron este lugar – es un simple movimiento de su mano, manigoldo llamo a todas las almas que aún continuaban rodeando la pequeña villa, atacar directamente a todos los espectros que aún continuaban rodeando el cuerpo de Sage, para que poco segundos después explotaran contra sus propios cuerpos desapareciéndolos al instante.

- ¿Acaso tú también eres un caballero de Athena?... – hablo con gran dificultad, el ultimo espectro quien aduras penas seguía con vida después de sufrir grandes quemaduras –

- Por su puesto que no imbécil – con lentitud camino en dirección hacia el cuerpo inconsciente de Sage, quien aduras penas podía mantenerse respirando – solo soy un asesino más, que habita en este mundo – sin dudarlo, manigoldo tomo en brazos el cuerpo de Sage para cargándolo al estilo nupcial, permitiendo que se abrazara con fuerza sobre su pecho para compartir el poder de la armadura dorada de cáncer – pero no permitiré que la muerte se lleve a este sujeto – inclino su mirada contra Sage para unir sus labios en un beso profundo quien fue correspondido al instante mientras era abrazado más contra su cuerpo – así que ya puedes morirte tranquilo, maldito espectro.

Con furia manigoldo volvió a incinerar el cuerpo del espectro llevándose consigo el cuerpo de Sage y llevarlo de inmediato con los sanadores más cercanos del pueblo más cercano.

El tiempo de espera en la sanación de Sage tardo demasiados días, en todo el transcurso de ese tiempo manigoldo jamás se separó de su lado ya que tenía el temor de que si lo abandonaba por unos instantes podrían volver a lastimarlo.

- Han pasado 3 días seguidos... ¿cuándo lograras despertar? – al ver que aún continuaba descansando, manigoldo decidió encender un cigarrillo para intentar pasar el tiempo, sin embargo fue interrumpido al escuchar unos quejidos de molestia.

- Quieres apagar eso por favor... - hablo con molestia, mientras estiraba con dificultad sus propios brazos – es molesto para mí el aroma a cigarrillo – al lograr sentarse sobre la pequeña cama, Sage miro con mejor detenimiento al ser quien supuestamente se había convertido en su salvador – ¿quién eres tú?...

- No seas tan delicado quieres, actúas como si fueses un anciano – con molestia manigoldo termino por apagar su cigarrillo – me llamo manigoldo, soy la persona que te salvo de morir a manos de esos malditos espectros.

- ¿Cómo lograste hacerlo? – Sage mostro una mirada molesta al escuchar llamarlo anciano, aunque en el fondo sabía que realmente era un anciano – al verte puedo saber que eres alguien muy poderoso e incluso tienes un gran cosmos, pero eso no explica el que hayas logrado vencer a 5 espectros sin ayuda de nadie.

- ¿Alguna vez te han dicho que eres alguien muy molesto? – manigoldo rodo sus propios ojos, ignorando por completo la mirada molesta y curiosa de Sage, sin embargo se dispuso a contestar sus preguntas – no tenía planeado derrotarlos, solo quería distraerlos el tiempo suficiente para rescatarte de sus ataques, sin embargo en esos momentos fui ayudado por la extraña armadura que llevabas contigo – tomo sin muchos problemas la caja dorada de cáncer, para colocarla a un costado de su cama – esos sujetos me llamaron caballero de Athena al verme portar tu armadura dorada, con su poder me fue mucho más fácil derrotarlos.

Sorprendido por sus palabras, Sage tomo con rapidez las manos de manigoldo, observando con asombro como su cuerpo se encontraba intacto al haber tocado la armadura dorada de cáncer, ya que era la primera vez que la armadura había elegido por voluntad propia a su siguiente portador.

- La armadura de cáncer te protegió por voluntad propia... es algo increíble – sin pensarlo demasiado, Sage mostro una sonrisa de felicidad pura al saber que al fin había encontrado al portador perfecto para la armadura dorada de cáncer – tu eres el siguiente caballero dorado, manigoldo de cáncer

- Que tonterías estas diciendo... - manigoldo alejo con rapidez sus manos de Sage al sentirse avergonzando de ver su sonrisa – yo no soy alguien digno de convertirse en un caballero y mucho menos en un santo dorado – manigoldo tomo con rapidez su gabardina de la mesa para caminar hacia la salida de la peña habitación– incluso si el mismo patriarca viniese a buscarme mi respuesta seguirá siendo un no

- No es decisión tuya manigoldo, la armadura de cáncer te ha elegido como su portador y deberás obedecer a lo que ella está pidiendo - sin perder tiempo Sage se puso de pie caminado en dirección de manigoldo para tomar sus manos y detenerlo de escapar de la pequeña habitación, sin embargo su propio cuerpo cayo rendido sobre el suelo al estar demasiado débil para poder moverse con demasiada libertad – como patriarca del santuario de Athena, te ordeno a portar la armadura dorada de cáncer.

Al escuchar las palabras del sujeto quien se hacía llamar patriarca de todo el santuario de Athena, manigoldo no tuvo más opción que detener sus pasos y voltear su mirada para ver de frente a Sage, quien aún se encontraba sobre el suelo.

- ¿Realmente tú eres el patriarca del santuario de Athena? – manigoldo se hinco sobre el suelo para tomar en sus brazos a Sage, quien sin poder evitarlo se avergonzó al ser ayudado de esa forma – ¿no eres alguien demasiado joven para asumir tan alto cargo? – le sonrió divertido al ver el rubor en sus mejillas – ¿cuántos años tienes niño?

- No soy un niño manigoldo, tengo más de 50 años y soy el patriarca del santuario de Athena – con dificultad Sage trato de liberarse del agarre de manigoldo, sin embargo no pudo hacerlo ya que aún se encontraba demasiado débil - me llamo Toshihiko Seki Sage, soy el actual portador de la armadura dorada de cáncer, hace unos meses inicie la búsqueda del nuevo sucesor para el manto sagrado de cáncer, sin embargo en mi recorrido jamás encontré a una persona que lograra soportar su inmenso poder, todos los candidatos que tuvieron contacto con la armadura dorada resultaban heridos por su rechazo – oculto su mirada al recordar la frustración de haber visto como la mayoría de sus discípulos terminaron lastimados de gravedad – por favor... necesito que regreses conmigo al santuario de Athena.

- Ya que suplicas de esa manera, supongo que podría ayudarte Sage – tomo con firmeza el mentón de su rostro para lograr verlo de frente – entonces te hare una propuesta.

Sin esperarlo, Sage fue depositado sobre la mullida cama nuevamente, con la diferencia de que ahora manigoldo se encontraba sobre su cuerpo impidiéndole escapar pero al mismo tiempo sin llegar a lastimarlo.

- Iré contigo al santuario de Athena, me convertiré en el nuevo portador de la armadura de cáncer y peleare con ustedes en la siguiente guerra santa, pero solo pido algo a cambio – miro con decisión a Sage para unir sus labios en un casto beso quien no fue correspondido pero tampoco fue rechazado – te convertirás en mi pareja

- ¿Qué dices? – hablo con sorpresa, aferrando sus manos a los ropajes de manigoldo – ¿porque pedirías eso?

- Porque me gustas tonto – le sonrió divertido para poco después abrazarlo de forma protectora, mientras le susurraba al oído - prometo que te protegeré con mi vida y jamás permitiré que alguien vuelva a lastimarte – al recodar la escena en donde Sage fue lastimado por los sirvientes de hades, los ojos de manigoldo brillaron en un tono azul, amenazando a cualquiera que intentara lastimarlo de nuevo – solo necesitas aceptarme.

- Si lo hago... ¿prometes jamás abandonarme? - de igual forma los ojos de Sage comenzaron a brillar en un tono dorado al escuchar las palabras de manigoldo.

- Te lo prometo Sage...

Sin esperar más tiempo, ambos caballeros regresaron al santuario de Athena siendo recibidos por Hakurei, quien miraba con cierta desconfianza al nuevo caballero de cáncer, ya que no permitía que cualquiera de los caballeros que habitaban el santuario estuviesen demasiado contacto con su futuro esposo Sage.

Los años siguieron pasando alrededor del santuario de Athena, mientras nuevos caballeros dorados tomaban los mantos del zodiaco, había otros quienes como discípulos que tomaban el lugar de sus antiguos maestros, ya que al pasar demasiados años muchos de ellos dejaban de existir.

Incluso pasaba lo mismo con manigoldo, cada vez se sentía más agotado y podía sentir como su propio cuerpo comenzaba a debilitarse, el pasar de los años solo lo hacía sentirse cada vez más cansado y débil, ya que desde muy pequeño siempre sufrió de una extraña enfermedad que terminaría con su vida más rápido de lo esperado, y había hecho la promesa solemne de jamás contarle la verdad a su querido esposo Sage.

- Es una lástima... ya no podré volver a ver el rostro de mi querido Sage – tosió con gran fuerza, escupiendo una gran cantidad de sangre sobre la palma de su mano – a pesar de que aun continua con la misma apariencia de un niño... se ha convertido en alguien más fuerte y seguro de sí mismo – con dificultad manigoldo recostó su propio cuerpo, sobre uno de los pilares que se encontraban en la casa de cáncer para después comenzar a cerrar sus ojos debido al cansancio que estaba experimentando – me hubiese gustado verlo por última vez...

Al cerrar sus ojos por completo, manigoldo no pudo volver a despertar y termino cayendo en el sueño profundo del dios de la muerte.

Todos en el santuario lloraron con profundo dolor la pérdida del caballero de cáncer, quien al morir con la vestidura de la armadura dorada, nadie pudo volver hacer uso de ella.

Como último deseo, Sage ordeno que el cuerpo de manigoldo fue incinerado en su totalidad para que sus cenizas fuesen liberad en lo alto del templo secreto, en donde solo el patriarca tenía acceso.

- No es justo... - hablo con sumo dolor, mientras podía observar el horizonte obscurecerse debido al cambio de clima– siempre guardaste este secreto para ti, prometiste jamás abandonarme...

Dolido, Sage invoco su propio cosmos para llamar a la armadura dorada y hacer uso de ella nuevamente, si nadie era digno de tomar el manto sagrado de cáncer, entonces Sage se aseguraría de mantenerlo protegido durante algunos años más, hasta el regreso de su querido esposo.

- Solo debo esperar algunos años mas.

Notas finales:

one shot de 2 partes

 


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