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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola nuevamente! Espero que se encuentren muy bien <3
Pido disculpas por la demora en actualizar, realmente no tengo muchas excusas :(
Así que, por lo menos, espero que el contenido de este capítulo sea suficiente compensación <3 
¡Disfruten!

Levi sintió que nuevamente se volvía a romper la burbuja en la que estaba sumergido con todo esto de la amistad con Eren, sólo para recordarle que era un detective, con un cargo importante en la policía y, dentro de sus responsabilidades, estaba el caso del famoso ladrón de Stohess quién, esa noche de finales de febrero, había vuelto a llevar a cabo otro robo.


La mansión del famoso político Merey había sido el escenario para otro atraco del Espectro, el cual se salía sutilmente del modus operandi de sus usuales robos; en esta ocasión, una de las alarmas se había activado cuando el ladrón todavía estaba dentro de la vivienda, provocando que este saliera por una de las ventanas, rompiéndola brutalmente en el acto.


El azabache ahora estaba en el pasillo del segundo piso que conectaba con la oficina del político y donde estaban los restos del vidrio sobre el alfombrado piso, bajo la ventana que daba hacia el costado de la mansión. Erwin estaba junto a él, escuchando la información que recolectaban los peritos criminalistas, mientras que el más bajo sólo podía pensar en el moreno de ojos verdes que había protagonizado el crimen.


– Qué extraño giro de las cosas. – comentó su rubio compañero acercándose a él. – En dos años, el Espectro jamás había roto sus rutinas... –


– El señor Merey afirmó que la alarma activada había sido instalada recién el día anterior. Así que el Espectro, evidentemente, no debía tener conciencia de ello. –


– Eso nos lleva a pensar que no posee un control completo sobre lo que sucede en la casa de sus víctimas. – dedujo el más alto con seriedad. Levi lo miró de reojo, apoyando este pensamiento con un corto asentimiento y luego volviendo su atención hacia el entrópico juego de fragmentos de vidrio que seguía regado por el piso.


– Así que queda descartado la posible red de contacto entre los trabajadores de las mansiones afectadas. Ellos deberían saber si un sistema de alarma recién implementado afectaría a su ataque. – añadió el azabache, metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones, mientras miraba hacia el pasillo que conectaba al resto de la mansión. – Todavía no tenemos claridad en la manera que tiene de elegir a sus víctimas, así como tampoco la forma de adquirir la información sobre ellas: dónde están los objetos de valor, los códigos de seguridad y de acceso, los planos de las casas... – Levi sentía que una fuerte migraña amenazaba con aparecer para agobiarlo por un buen rato.


– Dejemos a los oficiales seguir con los procedimientos para recopilar información. Pediré patrullaje completo por cuarenta y ocho horas para la familia y mañana nos reunimos a las ocho de la mañana en mi oficina para discutir algunas ideas del caso. – indicó Erwin comenzando a marcharse, siendo seguido por su compañero.


– Solicitaré el acceso a las cámaras de seguridad de las calles aledañas. – anunció el más bajo, enviando un mensaje en su celular para pedir el material.


En esos momentos, Levi se sentía fuertemente acorralado. Conociendo la identidad del Espectro y, además, sabiendo que su relación con el autor de los robos estaba tornándose cada vez más cercana, le costaba mucho separar ambas partes de la vida del mocoso y ser totalmente objetivo en esas circunstancias.


Los días posteriores al catorce de febrero, Eren y él habían decidido olvidar ese episodio en el balcón de Hange y habían vuelto a tener esa relación de amistad que habían logrado establecer mientras estaban en Mitras; habían salido a almorzar de vez en cuando e, incluso, Levi terminó por ir hasta la casa del mocoso después de algunos días laborales para cenar junto a él y distraerse de todo el caos que era la ciudad en cuanto a delincuencia.


Su relación estaba a tal nivel que el detective se había acostumbrado a hablar con el chico casi a diario; a Eren le gustaba llamarlo durante las mañanas sólo para interrumpir su trabajo y desearle un buen día o proponerle alguna oportunidad de verse y, cuando no lograban concretar un encuentro, ya sea por la tonelada de trabajo que tenía el detective, los percances con sucesos importantes que requerían su atención inmediata, o por los mismos planes que tenía el mocoso con su universidad, su familia y/o amigos, el chico procuraba llamarlo por las noches o, en ocasiones, mandarle mensajes que le alteraban los nervios, sacándolo de quicio y avergonzándolo.


Tenía la impresión de que, cuando recién comenzaba a entablar conversaciones con Eren sabiendo que era el Espectro, le costaba mucho visualizar el rostro del mocoso sin asociarlo a la máscara oscura que representaba al ladrón de Stohess; sin embargo, conforme se fue acercando más a él, a medida que se hacían más cercanos y frecuentaban con más regularidad, comenzó a disociar ambas personalidades del chico; tanto así que había ocasiones en donde a Levi se le olvidaba completamente que Eren era el Espectro y sólo podía verlo como ese mocoso universitario con exceso de confianza y sonrisa radiante.


Ahora, volviendo a su casa, a sabiendas que al día siguiente todo sería un caos en la comisaria, con la prensa pidiendo información y sus jefes recibiendo las amenazas de las familias más influyentes de Stohess, sentía que estaba viviendo una farsa; todas esas emociones que despertaba Eren en él con sus risas, sus gestos, sus palabras dulces y su atención, quedaban eclipsadas al darse cuenta de que... Eren seguía siendo el ladrón que había prometido atrapar hace dos años.


Y, por supuesto, en ese momento se sentía realmente frustrado consigo mismo. Porque todo este asunto de querer hacer desistir al mocoso de continuar con los robos carecía de determinación, si ni siquiera se estaba esforzando lo suficiente para hacerle entender a Eren que todo este asunto del Espectro era peligroso, que no obtendría un buen trato sólo por ser el hijo de Grisha Jaeger, porque estaba seguro de que el jodido doctor arremetería en contra de su hijo con tal de conservar sus amistades y conexiones, enviando al mocoso a la cárcel y privándolo de todo su futuro y sus sueños.


Qué ridículo era querer cuidar el futuro de un ladrón; porque, aunque le costara decirlo en voz alta, Eren era un criminal, uno famoso y muy buscado en la ciudad. Por más que le agradara su compañía, las cosas que le comentaba sobre películas y libros, sobre su pasión por la medicina, sobre su manera de percibir el comportamiento de las personas y de la sociedad, no iba cambiar el hecho de que, tarde o temprano, tendría que llevarlo ante la ley por sus delitos... y entonces, ¿qué pasaría con su amistad?


 


~*~~~*~~~*~


 


Esa mañana al llegar al cuartel, tal como se lo había esperado, todo era un caos. Como todavía era relativamente temprano, había pocos oficiales en la comisaria; sin embargo, eso no significaba que los ánimos estuvieran altos, sino todo lo contrario. El cansancio que manifestaban, así como la incomodidad, seguramente porque pronto comenzaría a llamar la prensa y los jefes estarían de un pésimo humor, era casi palpable en el ambiente.


El azabache saludó a los oficiales, como era usual, y luego se dirigió hasta la oficina de su compañero. Erwin ya estaba ahí, sentado junto a la pequeña mesa redonda que se anteponía a su escritorio. Ya había hecho algunas anotaciones en la pizarra blanca que había movido para dejarla cerca de la mesa y se encontraba leyendo unos papeles con sumo cansancio.


El agotamiento de su amigo era evidente. Sus ojos azules parecían opacados por esas oscuras ojeras bajo sus ojos que, por cierto, parecían ligeramente hinchados, seguramente por la falta de sueño; además, pese a saber que ambos tenían casi la misma edad, Erwin se veía más viejo, más pálido de lo que recordaba... definitivamente su amigo necesitaba un descanso, pero teniendo a cargo a la mayoría de los escuadrones del cuartel y haciéndose cargo de importantes misiones en la ciudad, finalmente su tiempo libre era reducido.


Cuando se percató de su presencia, levantó la mirada y le sonrió al reconocerlo, invitándolo a entrar para sentarse junto a él.


– ¿Has tenido la tentación de apagar el teléfono por las noches y no saber si dormirás dos días seguidos o quizá tres? – bromeó su amigo con un suspiro en el momento en que el azabache se sentó tras cerrar la puerta.


– Más veces de las que quisiera admitir. – mencionó, mirando con preocupación al rubio. – Oi, necesitas descansar, Erwin. No es sano que trabajes tanto. –


– Mira quién lo dice. – señaló el otro con una carcajada, enarcando una ceja en dirección al azabache.


– Tch. Por eso mismo te lo digo, idiota. –


– Prometo que, cuando atrapemos al Espectro, me tomaré unas semanas de vacaciones. Pero eso sólo significará que tendrás que tomar mi lugar y, con ello, tener más trabajo que hacer. –


– Me las arreglaría mejor que tú. – le dijo, intentando disimular el choque emocional que le había dado escuchar la frase «cuando atrapemos al Espectro...». Erwin volvió a reír hasta que la puerta de la oficina se abre nuevamente, dejando entrar a Hange que venía con algunos archivadores y una bandeja con café para todos.


– El café es necesario para pretender que somos buenos policías. – señaló la mujer, sentándose junto a la mesa y sonriendo anchamente pese a también mostrar signos de agotamiento en su rostro ovalado.


– Te faltaron las donas. – indicó el rubio, aceptando la taza de café que le ofreció su amiga.


– ¿Por quién me tomas? Vienen en camino. – respondió con orgullo, logrando calmar el tenso ambiente que había en la oficina.


– Quería agradecerles por venir más temprano. Quiero estar preparado para el espectáculo de gritos del jefe cuando hagamos la reunión a las diez. – comenzó a decir el rubio. – Así que repasaremos lo que sabemos del Espectro y lo compararemos con este error de anoche. – Levi sintió que se le apretaba ligeramente el estómago y bebió un largo sorbo de café tras escuchar a su amigo.


– Bueno, se podría decir que este es el trabajo más descuidado que ha tenido el Espectro desde que comenzó con sus robos. – señaló la pelirroja, abriendo uno de los archivadores. – Pero, pese a que, al parecer, tuvo un escape de emergencia, no dejó ningún rastro para identificarlo: cabello, huellas, sangre, nada... Y, por lo demás, alcanzó a robar una buena suma de dinero en lingotes de oro, efectivo y objetos de colección. – informó la pelirroja. – Nada muy distinto, salvo por haber roto una ventana. –


– Pero este simple hecho nos debería llevar a una conclusión inevitable. El Espectro no es alguien que trabaja directamente con las víctimas, de lo contrario, habría tenido conocimiento sobre la instalación de la alarma. – estableció Erwin, cruzándose de brazos.


– Sin embargo, conoce muy bien a sus objetivos, probablemente el tiempo que se toma entre robos es para abastecerse de información y planear con sumo cuidado sus ataques. – comenzó a decir Levi, para no quedarse atrás en la conversación. – Tiene que existir una manera de burlar la privacidad de sus víctimas para acceder a toda la información necesaria. –


– A simple vista, es alguien que debe tener mucho tiempo libre. Una persona probablemente que viva sola y no tenga trabajo, así no levantaría sospechas sobre sus exuberantes ingresos cada cierta cantidad de semanas. – propuso Hange, frunciendo el ceño.


– O... – los ojos de Erwin se iluminaron ante una deducción. – Alguien que no trabaje solo. – al momento en que su compañero dijo eso, el corazón del detective se detuvo por una fracción de segundo, llevándolo a contener el aire mientras escuchaba. – Es una posibilidad que el Espectro no sea un ladrón solitario, sino que sea un grupo de personas trabajando en conjunto para cometer los crímenes; incluso, es posible que no sea la misma persona que realice el atraco como tal, sino que se turnen de acuerdo con la disponibilidad de tiempo de cada integrante y sus habilidades según el objetivo. –


Sabía que era cuestión de tiempo para que llegaran a ese tipo de deducción, porque no era raro que un crimen tan bien ejecutado como los que llevaba a cabo el ladrón de Stohess fuera planeado por varias mentes inteligentes con un objetivo en común; de hecho, hace varios meses atrás el mismo Levi lo había considerado, aunque muy vagamente. Tanto así que no había salido a discusión, salvo por una mención en alguna comida con sus amigos o conversaciones informales.


El problema es que ahora sabía que era cierto. Eren le había confesado que trabajaba con otras personas para realizar los robos, lo cual lo llevaba a tomar una decisión: alentar la deducción de Erwin y tratar de seguir esa línea de investigación, que lo llevaría a traicionar la confianza del mocoso, pero permitiendo que el caso avanzara, sabiendo que se estaban aproximando a la verdad; o proteger por un tiempo al moreno y mantener su promesa de no utilizar la información que le había revelado, tratando de desviar la atención y descartar esa posibilidad, lo cual lo llevaba a entorpecer la investigación, involucrándolo derechamente con el caso y... volviéndolo un cómplice.


– Es una posibilidad. – comenzó a decir Levi al notar que su amigo parecía estar esperando que dijera algo, sintiendo que el dolor de cabeza que había comenzado a sentir desde la noche anterior se acentuaba con mayor agudeza. – Sin embargo, si ni siquiera estamos cerca de atrapar a un solo ladrón, considerar que esto es un plan de una organización, es decir, que involucra un número de personas considerable, podría llevarnos a caminos sin salida. Tenemos que fijarnos objetivos más pequeños y cortos, tratar de establecer patrones entre las víctimas para intentar predecir su próximo ataque. – sugirió, tratando de desviar la atención de la idea sobre los cómplices del ladrón.


– Es lo que hemos intentado todo este tiempo. Pero no encuentro ese patrón, salvo que son millonarios, políticos, mercaderes, dueños de grandes empresas, nada realmente concreto. No tenemos capacidad en cuanto a recursos ni personal para proteger cada una de las viviendas de estas personas buscando anticiparnos a los robos. – dijo Hange con mucha seriedad, evidenciando la frustración que sentían cada vez que el Espectro volvía a atacar y los pillaba con las manos atadas de no saber cómo capturarlo.


– Por otro lado... – comenzó a decir Erwin. – Otra cosa que me llama la atención es la confianza que tiene de planear los robos. No le interesa si los dueños de casa están en la vivienda o si es día de semana, él o ella tiene la convicción de que nada lo detendrá, como si tuviese todo calculado. La cantidad de información que maneja este ladrón es brutal. –


– Tiene que robarla... – murmuró Levi dándose cuenta de un detalle, llevó su mano a la barbilla, como siempre lo hacía cuando comenzaba a hilar algunos cabos sueltos. – ¿Qué pasaría si, el día del robo, no es la primera vez que entra a la casa de su víctima? ¿Qué pasa si antes hubiese hecho otro robo? – sabía que estaba pensando en voz alta, pero no podía detenerse. Su mente había comenzado a maquinar algunas ideas.


– ¿Otro robo a la misma vivienda? Se hubiese reportado a la policía. – comentó la pelirroja extrañada.


– Sólo si se dan cuenta de que fueron asaltados. –


– ¿Dices que esta gente tiene tanto dinero que no se da cuenta cuando le falta unos cuántos millones? – Erwin parecía dudar de su teoría, hasta que el azabache niega con la cabeza y sus amigos lo miran sorprendidos.


– No hablo de dinero. – aclaró. – El primer robo es de información. – reveló el detective, como si pareciera de lo más racional. – El ladrón debe meterse a la casa, tal vez usando la misma estrategia que cuando roba dinero, y busca información en el hogar. Quizá incluso vaya varios días a la casa de las víctimas, se haga pasar por un empleado, por un repartidor... – "o por uno de ellos". Pensó el detective. Porque era mucho más fácil que Eren averiguara cosas de las víctimas si podía entrar como si nada a sus casas como el hijo de Grisha Jaeger.


– Nada mal... – comenzó a decir Hange. – Revisaré las cámaras de seguridad para ver si existe algún vehículo de reparto que haya estado frecuentando el lugar de los hechos los días previos al ataque del Espectro, que hayan tenido en común todas las víctimas; luego, verificaré si existió algún servicio de comida o de decoración que hayan visitado las casas de los afectados. – informó la mujer, escribiendo algunas anotaciones en uno de los archivadores.


– Me da curiosidad... – interrumpió Erwin, que parecía meditar seriamente lo que había dicho el azabache. – Si este ladrón tiene la capacidad de entrar y salir libremente de la casa de sus víctimas, ¿por qué acciona la alarma al salir tras el robo? – el rubio frunció el ceño y miró fijamente a Levi. – Al principio, tenía la impresión de que era un efecto inevitable el que se accionaran las alarmas al salir. Sin embargo, ahora que lo pienso con mayor detenimiento... si no se activaron al entrar... –


– Tampoco deberían hacerlo al salir. – completó Levi el razonamiento de su compañero. – Eso significa que las activa a propósito. – concluyó, recibiendo el asentimiento de Erwin.


– Su marca personal. – estableció Hange asombrada. – Es la forma que tiene de decir que las alarmas sólo se accionarán si él o ella lo desea. –


– Pero algo falló esta vez. – recordó el rubio mirando la pizarra. – Este suceso no previsto por el Espectro lo llevó a escapar por una ventana tras romperla. –


– Quizá temió que la alarma, que no estaba en sus planes, podría accionar un mecanismo para cerrar la casa de manera de dejarlo encerrado. – comentó la mujer, recibiendo la aprobación de sus compañeros.


– Tomó decisiones asertivas y rápidamente según los acontecimientos inesperados, y aun así no dejó rastros que nos pudieran llevar a él. – Levi no pudo evitar lanzar una carcajada. El jodido mocoso tenía talento, no lo podía negar. – De verdad es un dolor de cabeza. –


– Estas nuevas líneas argumentales no nos señalan todavía quién es el responsable. Pero sí nos han permitido descartar opciones y darnos nuevos puntos de enfoque. Teníamos razón al pensar que, eventualmente, cometería un error... – Erwin se mostró optimista por primera vez durante esa reunión. – Las familias influyentes que temen por la aparición del Espectro están tomando medidas por las suyas para protegerse de los robos; esto de la alarma es sólo un primer aviso para él o ella de que no se le permitirá hacer de las suyas tan fácilmente. –


– Moblit está preparando la declaración para la rueda de prensa que será pasado las nueve. Necesito que vengas conmigo para darle las directrices. – le dijo la mujer a Erwin, haciendo que los tres se pusieran de pie.


– Leeré de nuevo los informes de anoche para la reunión con el jefe. – avisó el azabache mientras salían de la oficina y se encaminaban por el pasillo.


– Cuento con ustedes. Nos vemos más tarde. – anunció el rubio, alejándose por una bifurcación del pasillo junto a la mujer, quién le dedicó una sonrisa a Levi antes de seguir a su compañero.


El azabache se encaminó hacia su oficina, pensando en todo lo que habían podido sacar de una simple ventana rota. Tenía razón cuando le dijo a Eren que fuese cuidadoso con su trabajo, que cualquier mínimo error haría que lo atraparan y era justo lo que estaba sucediendo en ese momento.


Erwin había llegado a la deducción correcta sobre el número de personas relacionadas con el caso del Espectro y lo peor fue darse cuenta de que Levi priorizó proteger a Eren en vez de seguir el razonamiento del rubio para intentar esclarecer un perfil del ladrón.


Para cuando llegó a su oficina, el detective estaba sumamente afectado por todo. Desde anoche que sentía un dolor de cabeza terrible y para qué hablar de la ansiedad de que en cualquier momento alguien se pudiera dar cuenta de que Eren era el Espectro. Se sentía estúpido de haberse dejado llevar por la agradable sensación de estar en compañía del mocoso; tenía un objetivo con él y era hacerlo desistir de sus robos, de darle alternativas para ayudar al resto y evitar que todo el peso de la élite cayera sobre él.


¿Qué tan ridículo era pensar que alguien como Eren no merecía ir a la cárcel? Su significado de justicia se tergiversaba día a día, año tras año de servir como oficial del cuerpo de policía, sólo con notar la diferencia entre un ladrón y un criminal. Porque realmente, desde un punto de vista muy rebuscado, el ladrón de Stohess no lastimaba a sus víctimas, debido a que un par de millones no significaban nada más que un orgullo roto para las personas a quienes les había robado; además, si era cierto lo que decía el chico, con el dinero recaudado ayudaba en organizaciones con fondos escasos y permitía, de alguna manera, equilibrar la balanza entre los ricos y los pobres.


Claramente y, sin lugar a duda, no era la forma. Levi hablaba muy serio cuando decía que el mocoso se estaba metiendo en un terreno peligroso; atacar de esa forma a las poderosas familias que tenían bajo su control la ciudad sólo podía ser perjudicial para él, sobre todo teniendo un padre como Grisha que únicamente le importaba mantener su estatus.


Mientras revisaba los informes del atraco y tomaba notas según lo conversado con Erwin y Hange, el sonido de su celular lo saca de su concentración, dejando los papeles de lado y tomando el aparato que había dejado sobre el escritorio. Su corazón se detuvo un milisegundo al ver el nombre de Eren en la pantalla, intentando comunicarse con él por medio de una llamada.


Levi sintió que su dolor de cabeza se hacía más agudo de sólo pensar en qué le diría. ¿podrían hablar como lo habían hecho los últimos días, después de todos los pensamientos que estaba teniendo respecto a su posición como detective a cargo del caso del Espectro? Honestamente, en ese momento, no tenía ganas de lidiar con esas decisiones; no tenía ganas de hablar con Eren hasta aclarar su mente y volverse más determinado en su cometido con él.


Así que volvió a dejar el teléfono sobre el escritorio, boca abajo y en modo vibrador. Lo miró un par de segundos, todavía dudando si contestarle o no... hasta que finalmente su celular dejó de vibrar, seguramente pasando al chiquillo al buzón de voz.


Suspiró, con un montón de sentimientos encontrados dejándole un sabor amargo en la boca, sin realmente saber qué hacer sobre su relación con el moreno.


"Tal vez lo mejor de todo sea... volver a ser sólo un detective."


 


~*~~~*~~~*~


 


Para cuando ya había pasado una semana, Eren sabía que algo malo estaba pasando entre Levi y él. La última vez que habían conversado había sido el domingo de la semana pasada y todo había sido normal, según él; sin embargo, siendo ya martes, llevaba exactamente nueve días sin saber del azabache, no le contestaba los mensajes y tampoco las llamadas. Incluso había llamado hasta su oficina para saber de él y no había recibido respuestas. Marzo había comenzado siendo un mes húmedo y amargo.


Era claro que lo estaba ignorando y también se hacía evidente que se debía al último atraco que había realizado como el Espectro; el cual, por cierto, estuvo a punto de salir horriblemente mal.


Esa noche estaba recolectando los objetos seleccionados de su robo cuando un movimiento en falso a la caja de seguridad había accionado una ruidosa alarma en la oficina de Merey y lo obligó a salir rápidamente por la ventana del pasillo que daba justo a la sala donde el multimillonario tenía su caja fuerte.


Romperla fue algo así como un acto desesperado debido al pánico por la imprevista alarma, pero no por ello despreocupó su rastro, así que estaba seguro de que no lo atraparían... al menos, estaba seguro de eso hasta que Levi dejó de contestarle. Una parte de él tenía la impresión de que el detective había descubierto algo del caso y probablemente se mantenía apartado para no afectar a la investigación.


Pero ¿tantos días? Tenía un miedo terrible de que cualquier cosa en el robo pudiera delatarlo y era tan desbordante que ni siquiera se atrevía a ir a ver a Levi a su oficina, con la idea de que, tal vez, el detective lo estaba protegiendo al mantenerlo aislado de información y de contacto con él.


Entonces, ¿qué debería hacer? ¿Esperar a que el azabache fuera quién se contactara con él o insistir hasta que, finalmente, contestara sus llamadas? Revolvió sus cabellos con desesperación mientras yacía recostado sobre la cama.


Honestamente, estos últimos días habían sido bastante desagradables, entre la discusión fuerte que tuvo con su grupo por el error que casi le costó su captura, la insistencia de su padre por el tema del matrimonio con Historia y, tal vez lo más importante, su distanciamiento drástico con el detective. De hecho, en algún punto pensó que su padre le había hecho algo a Levi, hasta que se dio cuenta de que, al parecer, su progenitor todavía pensaba que se seguía viendo con él.


Además, después de que había conversado con Levi sobre la visita del azabache a Isabel, le había estado dando vueltas al tema sobre comentárselo o no, pero se había detenido por dos principales razones; la primera, es que todavía se sentía muy inseguro con respecto a la posición que adoptaría Levi tras enterarse de que Eren conocía a su hermana y que, en el caso del moreno, sí existía un lazo sanguíneo que lo unía a Isabel. No tenía idea de cómo plantearlo o cuál era el mejor momento para hacerlo y, con esto en mente, había dejado pasar un par de encuentros más con el detective, disfrutando de su compañía y olvidándose de todos los problemas que los rodeaban.


El segundo motivo era que tenía claro cuál iba a ser la fecha del próximo robo del Espectro y, finalmente, había decidido esperar a después del atraco para conversar del tema, únicamente con el propósito de evaluar cómo se llevarían tras un nuevo robo del ladrón de Stohess; y, evidentemente, no había salido nada bien. Levi lo estaba ignorando desde el día del robo a Merey y el moreno no podía sentirse peor.


Hacía mucho tiempo no se sentía tan solo, con todo pareciendo converger a decisiones que no quería tomar o enfrentarse a personas que no quería enfrentar. El tema de los atracos se complicaba más al darse cuenta de que esos imprevistos podrían costarle caro si llegasen a capturarlo y que ya era el momento de que sus potenciales víctimas tomaran medidas de seguridad más estrictas para resguardarse; esto sólo implicaba que sus labores investigativas debían ser más rigurosas y las estrategias, más meticulosas.


Por otro lado, como este robo en particular se había atrasado más de lo usual, tuvo mucho tiempo para estar junto Levi sin que el tema del Espectro se interpusiera entre ellos, recordando que la última vez que había cometido un robo, siendo el detective totalmente consciente de su identidad como el ladrón de Stohess, había llegado hasta su casa para echarle en cara sobre la situación y terminó cuidándolo debido a su gripe.


Después, todo había sido avance entre ellos, ya sea por el viaje a Mitras hasta su reunión en la casa de Hange y, por supuesto, todos sus intentos por compartir con el azabache al menos una vez al día... pero no podía dejar de ser el Espectro ahora. Todavía quedaba mucho para concretar su plan y necesitaba que Levi siguiera a su lado, tanto como Eren como del ladrón.


Siendo casi las once de la noche de ese primer martes de marzo, el moreno volvió a llamar a Levi sin respuesta por parte del otro. Lanzó el celular al otro lado de la cama y respiró calmadamente por unos momentos; francamente, jamás había sido una persona muy paciente y esta incertidumbre que le producía no saber sobre Levi o lo que lo estaba llevando a ignorarlo, realmente le quitaba el sueño y lo hacía sentir horriblemente triste.


La pregunta entonces seguía siendo ¿Cuál era la mejor decisión? ¿Darle el espacio al azabache o seguir insistiendo? Y de ser la primera opción... ¿Qué pasaría si finalmente Levi ya no quería seguir viéndolo?


 


~*~~~*~~~*~


 


Pensar que al día siguiente era viernes no lo animaba en absoluto. La semana había sido terriblemente agotadora y suponía que no por ser fin de semana Stohess se daría un descanso de sus crímenes para dejarlo relajarse y darse el tiempo de ordenar sus pensamientos.


Levi estaba llegando a su hogar pasado las diez de la noche. Particularmente ese jueves habían concurrido a un llamado por intento de homicidio a una casa de los sectores más pobres, un caso de violencia intrafamiliar; pensarlo le dolía el estómago y sólo le contentó el hecho de que el idiota que había golpeado a su mujer ahora estaba en prisión preventiva, a la espera de que se le enjuiciara y con el detective encomendándose a los dioses – en los que no creía – para que el idiota se pudriera en la cárcel.


Pensar en esos casos lo llevaba derechamente a esos niños que llegaban a la casa de acogida después de episodios de violencia por parte de sus propios padres y en el trauma con el que cargaban tras presenciar ese tipo de escena de quienes se suponía tenían que ser su pilar, su ejemplo a seguir, sus cuidadores y protectores.


"El mundo está demasiado jodido" pensó el detective, mientras sacaba las llaves de su bolsillo para proceder a abrir la puerta de su departamento y tomar pronto una ducha que intentara relajar sus tensos músculos, porque todo durante la última semana parecía haber acentuado su usual insomnio y había días en los que el dolor de cabeza era tan fuerte que tenía que tomarse descansos para alejarse de la computadora.


Lo peor, es que no sólo su trabajo estaba cada día más pesado, sino que su vida personal también; la cual, curiosamente, estaba enredada con su vida laboral en estos momentos, debido al mocoso. Tras el atraco, había estado evitando sus llamadas e ignorando sus mensajes, porque todavía no podía poner en orden sus pensamientos y mucho menos sus decisiones.


Las nuevas directrices que habían discutido junto a su equipo, que si bien no los avanzaba mucho en el caso, les permitía tener otro foco de investigación que no habían probado hasta el momento; es decir, que podían obtener nuevas pistas y otro camino por el cual seguir cuando ya sentían que habían llegado a un callejón sin salida en el caso del Espectro.


Pero Levi sabía la verdad de ese caso, de hecho, estaba relacionándose con el ladrón como si pudiesen ser simples amigos y, francamente, el detective estaba descubriendo que no podía ser de esa forma... no podía estarse encariñando de esa forma de Eren.


Por el momento, y hasta poner en orden todas sus ideas y lograr tomar una decisión definitiva sobre el asunto, no quería saber de él, porque, demonios, cómo lo confundía ese joven tan peculiar. Cuando estaba con él, se olvidaba fácilmente de que era el ladrón que le causaba tantos problemas a su equipo, se le olvidaba que él era un detective y que tenía mucho trabajo por hacer y, no obstante, durante los días posteriores a la fiesta de Hange, el azabache se había estado tomando más ratos libres para pasarlos exclusivamente con el moreno.


No podía seguir con esa rutina, no podía seguir pretendiendo que era sólo Levi junto a Eren.


Se sentía agotado, como nunca se había sentido. Tal vez los años le estaban pasando la cuenta, con lo adicto que se había vuelto a su trabajo y el poco tiempo de descanso que se tomaba; tal vez, simplemente, necesitaba dormir más horas y empezar a tomar más aire fresco, fuera de la ciudad.


Soltó un suspiro, intentando que con eso se le quitara ese pesar sobre sus hombros, y se dispuso a adentrarse a su casa para intentar, al menos, despejarse un poco de todos sus problemas y darse un momento para él.


Sin embargo, apenas había abierto levemente la puerta cuando capta el movimiento de una sombra dentro de su oscuro departamento, llevándolo a tomar rápidamente su arma de servicio y abrir la puerta con una patada, apuntando el revolver en dirección a quién irrumpía en su casa.


– ¡Espera, soy yo! – la voz que gritaba asustada en el interior del hogar le hizo llevar rápidamente su mano al interruptor junto a la puerta de entrada y dejar que la luz bañara la sala, encontrándose con el mocoso, con las manos levantadas, mostrando las palmas en señal de inocencia. Su rostro estaba pálido mientras lo miraba con esos ojos verdes que parecían más claros de lo que recordaba.


– ¡Maldición, Eren! Estuve a punto de dispararte. – exclamó iracundo el azabache, todavía muy sacado de lugar. Cerró la puerta rápidamente de un fuerte golpe y guardó su arma sin dejar de mirar al chico, totalmente molesto. – ¿Qué mierda haces en mi departamento, jodido mocoso? –


– Lo siento, no quería asustarte. Es que tus vecinos me miraban extraño cuando pasaban por el pasillo y pensé que sería mejor idea esperarte adentro. – se excusó, todavía muy nervioso por la situación.


– ¿Y cómo demonios entraste? – preguntó, todavía exaltado. Eren iba a responder, pero, en su lugar, lo miró enarcando una ceja como si no hiciera falta contestar esa pregunta. – Oh, claro, eres un puto ladrón. – soltó de mala gana; sin embargo, se arrepintió inmediatamente de haberlo dicho, pues la expresión dolida en el rostro de Eren le hizo bajar sus humos rápidamente y volver a calmarse. – Tch. Maldición. – el detective se sacó el abrigo y lo dejó en el perchero para luego soltar sus llaves y su arma sobre la mesa anexada a la cocina.


– Lo siento... – murmuró el moreno, manifestando toda la tristeza en ese gesto cabizbajo. El detective soltó un suspiro antes de hablar.


– ¿Qué haces aquí, Eren? – cuestionó, tratando a toda costa que el joven frente a él no percibiera sus atormentados pensamientos.


– ¿Venir a verte? – respondió inseguro, alzando sus ojos verdes en dirección al más bajo. – No has respondido mis llamadas ni mensajes ... –


– ¿No se te ocurrió que hay una razón para eso? – interrumpió el mayor, todavía un poco a la defensiva. Que Eren estuviese en su casa realmente crispaba sus nervios y revolvía su estómago.


– Vengo a preguntar por esa razón.... ¿no crees que me merezco una explicación, al menos? – preguntó, ahora recuperando un poco de confianza.


– Acabas de entrar a mi departamento sin mi permiso. Ahí tienes una razón. – argumentó, tratando de mantener la calma frente al chico, pero, francamente, le estaba costando demasiado.


– Es por lo del robo ¿no? – señaló con un suspiro, mirando hacia el piso. – No lo entiendo, Levi. Ya te había dicho que seguiría con esto del Espectro, habíamos estado llevándonos fantástico días atrás y ahora parece que volvimos al principio. No comprendo qué hice mal. –


– Es mi culpa, Eren. Me equivoqué. – volvió a interrumpir al menor. Tenía que ser sincero con él, tenía que decirle aquello que le estaba molestando hace días y el motivo principal para dejar de hablar con el mocoso. – No creo poder seguir con este juego de pretender que no eres el Espectro y que yo no soy un detective. – admitió finalmente, como si con eso se sacara el peso que oprimía su pecho desde hace días atrás, cuando el nuevo atraco del chico había abierto nuevas posibilidades en la investigación y que, algunas de ellas, el detective ya sabía a dónde llevarían.


Por primera vez, reinó el silencio en su departamento. Levi tuvo la impresión de que ese lugar nunca había sido tan silencioso, porque vivía cerca de una avenida principal y el tránsito era constante durante día y noche; pero, en ese momento, no había ruidos ni afuera ni adentro del lugar, incluso creía poder escuchar su corazón latir rápidamente por intentar no mostrar todas las emociones que le producía tener ahí a Eren, sin verlo realmente porque se estaba negando a dirigir su mirada hacia él; quizá debido a que temía que sus ojos verdes le hicieran cambiar de parecer.


– Por qué. – quiso saber el otro, claramente molesto y también dolido. Su voz sonó más grave de lo que recordaba, ese tono que usaba cuando se ponía serio y dejaba de tomarse las cosas con ligereza.


– Tch, ¿por qué? – repitió él, absolutamente sacado de sí mismo e incapaz de controlarse por más tiempo. – Porque estuviste muy cerca de que te descubrieran hace dos semanas, Eren. ¿Tienes idea de lo abrumante que ha sido pensar que hubieses dejado si quiera un rastro para que te capturaran? – comenzó a decir, incapaz de detenerse. – Erwin ya pensó en que quizá tengas cómplices y ¿quieres saber qué hice yo cuando lo discutimos? Cambié de tema, mocoso. Intenté desviar la puta atención de esa discusión para enfocarnos en otra cosa o terminaría delatándote. –


– No te pedí que intercedieras por mí. – exclamó el moreno, entre molesto y confundido por las palabras que había dicho el detective.


– ¡Ya lo sé! Pero es que... ¡Maldición, Eren! – exclamó, esta vez, Levi, teniendo que tomar una pausa para no comenzar a gritar más. – No puedo protegerte, ¿entiendes? – admitió finalmente.


Eso era lo que había terminado concluyendo de sus sentimientos; que, siendo un detective, eventualmente tendría que capturar a Eren... 


– Estás metiéndote con personas demasiado poderosas ¿y crees que tu padre va a estar prefiriéndote a ti por sobre sus amiguitos en caso de que te atrapen? – el azabache revolvió un poco sus cabellos con frustración. – Mientras intento protegerte, estoy tergiversando la información y entorpeciendo la investigación... y, aun así, es posible que si cometes un error, te atrapen de todas formas. –


Levi estaba demasiado angustiado por sus pensamientos. Durante todos esos días, no había podido dejar de pensar en su relación con él y en cómo había dejado pasar el hecho de que Eren quería seguir robando, que no le importaba si Levi perdía su trabajo por intentar protegerlo... sin embargo, sabía que las cosas no eran exactamente de esa forma. Una parte de su corazón estaba segura de que el mocoso no haría algo que pudiera perjudicarlo, ni a él como Levi ni a su trabajo, de la misma manera que el mocoso esperaba que el azabache no lo dañara ni como Eren ni como el Espectro.


Pero es que no podía ser tan simple. Siendo un detective, tenía que arrestar al Espectro. Tenía que finalizar con esos dos años llenos de reuniones sin sentido, de recursos mal invertidos, de gritos y corrupción... Y, simplemente, cuando pudo alentar en la deducción de sus amigos, no lo hizo, porque no quería lastimar al mocoso que ahora estaba frente a él. 


¿Y qué pasaría si el moreno le seguía confesando cosas sobre su trabajo como el Espectro? ¿Él seguiría tergiversando las deducciones de sus compañeros cuando se acercaran a la verdad? ¿No lo volvía, entonces, como esos policías corruptos de los que siempre se quejaba?


Y, de pronto, al observar con detalle al chico que estaba frente a él, notó que estaba curvando una sonrisa. Esa maldita sonrisa que lo hacía sentirse tan confundido; esa sonrisa cálida y tan sincera que aclaraba su mirada verdeazulada; esa sonrisa que le pertenecía a un corazón incapaz de lastimar a alguien; esa jodida sonrisa que estaba poniendo su mundo de cabeza justo ahora, cuando más dudas tenía sobre seguir siendo amigo del mocoso o simplemente volver a ser el detective que cazaba al ladrón.


– Oi, jodido mocoso. – le soltó, entre confundido y molesto. – Estoy teniendo una disyuntiva moral, ¿qué se supone que es tan gracioso para que te cagues de la risa? – estaba demasiado alterado. Ignorar a Eren no había resuelto absolutamente nada con respecto al tema, así como tampoco lo había hecho sentir mejor, sino todo lo contrario; porque sabía que le estaba haciendo daño, que él seguía buscándolo y, por su parte, seguía extrañándolo.


– Lo siento, en serio... – dijo el chico, cubriendo su mirada con su mano, mientras sus carcajadas se volvían sollozos. 


Y fue cuando el detective comenzó a preocuparse. Porque otra cosa que había aprendido del chico es que tenía un montón de heridas no sanadas que sangraban cada vez que se las recordaba, que tenía muchas carencias afectivas y de atención, así como también de seguridad sobre sí mismo. 


– Lo siento, Levi. Sé que para ti todo esto es confuso y frustrante. – comenzó a decir, intentando contener el inminente llanto que se avecinaba. – Pero es que, el hecho de que quieras protegerme, aun cuando no tienes por qué hacerlo... me hace demasiado feliz. – admitió, liberando su rostro y mostrando esos ojos opacados por las gruesas lágrimas que ya estaban corriendo por sus mejillas, apretando el corazón del policía. – Te juro que jamás he querido ponerte en estos aprietos, así como tampoco he buscado aprovecharme de tu posición en el cuerpo de policía para que intercedas por mí. No podría hacerte algo así. – señaló, totalmente sincero en sus palabras, aclarándose la garganta para, seguramente, volver a mostrarse más firme.


– Estamos verdaderamente jodidos en esta situación, mocoso. – comentó el azabache, acercándose a Eren por primera vez desde que lo vio en su departamento.


– Dime la verdad, Levi. – pidió Eren, levantando la vista lo suficiente para que sus miradas se encontraran. – ¿Quieres que volvamos a ser simplemente un ladrón y un detective? ¿Es eso lo que realmente te ayudaría para seguir con tu trabajo y dejar de causarte problemas? –


– No lo sé... – admitió él involuntariamente, sin darse el tiempo de pensar con claridad lo que estaba diciendo. – Si seguimos con esta amistad, es probable que no pueda ser imparcial cuando se trate del Espectro. –


– Lo sé. – mencionó el chico, buscando tomar su mano; pero el detective se dio cuenta de que se arrepintió a medio camino. – La verdad es que yo también he tenido problemas con esto de salir con un detective. – confesó el mocoso, sorprendiéndolo ligeramente, pues no esperaba que le comentara algo así. – Pero no pienso que eso se interponga entre nosotros. Al menos, esa es mi opinión. –


– Eren, sería mucho más sencillo si dejaras los robos. – el azabache notó que el chico iba a protestar, pero se adelantó para que no tuviese la oportunidad de hacerlo. – Pero sé que no lo harás. De la misma forma en que yo no dejaré el caso del Espectro. Así que llegamos al mismo punto. – señaló.


– Dime una cosa... – comenzó a decir el chico, acercándose un poco más a él. – ¿Tu trabajo ha sido más fácil durante estos días en los que no hemos tenido contacto? –


– No. – admitió de mala gana, sospechando hacia dónde iba con sus preguntas.


– ¿Le admitirías a Erwin y a Hange que soy el Espectro para que te ayuden a atraparme, aun si decidimos cortar lazos en este momento? – siguió preguntando el chico, esta vez, con más convicción.


– Tch. Probablemente no. – respondió.


– Entonces... ¿en qué te ayudaría cortar la relación que tenemos actualmente? – siguió cuestionando el joven, mostrándose absolutamente serio en sus preguntas y llevándolo a la conclusión que el azabache ya sabía.


– Demonios, te das cuenta de que si... –


– ¿Si qué? – quiso saber inmediatamente, expectante. "Si me encariño más..." pensaba el azabache.


– Podrías perderlo todo, Eren. – dijo finalmente, tras un suspiro. Y, entonces, el chico le sonrió con cariño y terminó por acortar la distancia entre ambos, rodeándolo con sus brazos y acunándolo en su pecho.


– De eso me encargo yo. No te preocupes. – intentó tranquilizarlo, sin embargo, sólo logró que Levi se alterara más, apartándolo un poco para volver a ver su rostro.


– No me vengas con esa mierda de que no me preocupe por ti. – soltó con brusquedad.


¿Cómo podía pedirle eso a esas alturas? Si su maldita relación comenzó con el detective curando al ladrón apuñalado que se encontró en un edificio abandonado, cuidándolo por dos días en secreto, para luego descubrir que era el hijo de un millonario, el ladrón de Stohess y un chiquillo totalmente diferente de lo que se imaginó. También tuvo que cuidarlo de una fiebre terrible y consolarlo cuando ni siquiera entendía quién era ni qué pasaba entre ellos... Eren siempre había despertado su interés, porque tras ese encanto que producía su sonrisa radiante y sus ojos verdes que resplandecían cuando exponía sus emociones y deseos, había un chico con un montón de dolor en su corazón.


Y él... siempre se había preocupado por el mocoso, incluso cuando tenía mucho más claro su rol como detective frente el chiquillo. Porque desde la primera vez que lo vio, supo que el Espectro no era un simple ladrón, no era un criminal cualquiera...


– Sí, lo siento, me expresé mal. – se apresuró a decir el mocoso con calma y paciencia. – No es necesario que el detective se preocupe por mí. Si tienes que hacer las averiguaciones que necesites para seguir con el caso, adelante. Como Espectro, te aseguro que no me atraparás. – le aseguró con una sonrisa ladina, desbordante de seguridad.


– Siempre y cuando no cometas otro error. – señaló el detective, inseguro sobre sí mismo, porque el chico lo estaba tentando de nuevo; estaba logrando que el cediera... y demonios, quería ceder. No quería apartarse de él.


– De los errores se aprende. – contraargumentó el ladrón encogiéndose de hombros, como si le restara importancia al tema. – Sin embargo, me encanta que Levi se preocupe por Eren. – añadió, ahora volviendo a expresarse con más cariño, endulzando las palabras para espantar sus dudas.


– Eso sonó realmente estúpido, mocoso. Incluso para ti. – ahí estaba de nuevo, la carcajada del chiquillo que liberaba la tensión del ambiente al ser tan espontánea y llena de alegría. 


Levi se dio cuenta de que ya no se sentía abrumado, sino todo lo contrario; estar con Eren, que calmara la tempestad de pensamientos que había intentado ignorar durante esa semana sin hablarle, que le abriera una luz de esperanza para hacerle ver que era posible, en un sentido absolutamente retorcido, que dos personas como ellos pudiesen ser amigos sin tener que dejar sus convicciones de lado... lo emocionaba de maneras impensables. 


– Tch, estamos realmente jodidos, mocoso. – mencionó nuevamente, devolviendo la atención del chico hacia él. – Supongo que ya me encariñé demasiado contigo como para volver atrás... – confesó, avergonzado con sus palabras, pero en un intento de suplir esa necesidad de ser sincero con el otro.


– ¿Eso fue una confesión de amor, Levi? – preguntó con tono de burla el más alto, acercándose más a él. Pero el detective soltó un par de maldiciones y le estampó la mano en la cara al más alto, haciéndolo retroceder.


– Quita esa sonrisa petulante, mocoso de mierda. – exclamó, buscando espacio entre ambos para que el chico no viera lo nervioso que lo ponía.


– Oh, ya volviste con tu sobrenombre favorito, eso significa que estoy perdonado. – mencionó el más alto, sin dejar de molestar al mayor.


– ¿Perdonado? No te será tan fácil, Jaeger. – indicó Levi. – No quiero que vuelvas a entrar a mi departamento sin mi permiso ¿oíste? – en ese momento, el azabache se dio cuenta de que era la primera vez que el chico iba hasta su casa; usualmente, se veían en el departamento del mocoso o salían a otros lados. Y, siendo sincero, no es que le avergonzara donde vivía, pero siempre lo consideró un espacio más personal; sin embargo, ahora que el moreno lo había invadido, se daba cuenta de que no le molestaba en absoluto que estuviese ahí.


– Sí, lo sé. Me equivoqué en esto. – admitió con culpabilidad. – Lo siento. No estaba siendo racional debido a que te extrañaba demasiado y me preocupaba haber hecho algo que te hubiera lastimado. –


– Ahórrate el discurso, mocoso. – interrumpió el hombre, sólo porque le avergonzaba cuando el chico se mostraba así de sincero con sus sentimientos. Por eso, se volteó y fue a poner la tetera para preparar algo de té.


– ¡Oh, por cierto! - exclamó el más alto, apresurándose hacia el refrigerador del mayor y robándole un gesto confundido y un poco extrañado porque el chico se tomaba esas libertades. Y, entonces, el mocoso sacó una bolsa de plástico que parecía contener un recipiente adentro. – Cociné esto en el almuerzo y quise traerte para que lo probaras. Sé que te gusta la lasaña. – mencionó, sacando el recipiente de vidrio de la bolsa, el cual traía una porción de comida que lucía bastante contundente y apetitosa, recordándole que no había almorzado ni comido nada durante el día.


– Esa es mucha comida para mí. – comentó, tratando de disimular toda la felicidad que le provocaba que el mocoso lo conociera tan bien como para saber sus gustos en comida o como para preocuparse por llevarle algo para comer, incluso estando distanciados. – Tendrás que quedarte a cenar y ayudarme con eso. –


Se sabía completamente sonrojado, pero de igual forma se permitió mostrar la sonrisa que había contenido desde hace algunos momentos atrás, mientras movía algunos platillos para calentar la comida que el chico había traído; hasta que siente los brazos de Eren rodearlo por el cuello, abrazándose a su espalda como ya era común en él, mientras su cabeza descansaba sobre el hombro del detective.


– Encantado. – murmuró bajo, complacido con la invitación y ensanchando la sonrisa del azabache. – Te extrañé. –


Tras todo lo que había estado pensando durante esa semana, con el remolino de emociones caóticas que lo azotaban y giraban alrededor del recuerdo del moreno, Levi se había encontrado convencido de dos cosas.


La primera, es que todo este asunto del Espectro y su relación con el mocoso se complicaría día a día y que, eventualmente, él tendría que tomar una decisión al respecto. Al menos, según lo que el chico le decía, podía estar tranquilo de que el ladrón de Stohess no se dejaría atrapar tan fácilmente, no se permitiría dejar evidencias que pudiesen ligarlo con el hijo de Grisha Jaeger y eso podía significar que el chico planeaba seguir con esto de los robos por un periodo de tiempo bastante largo; y que, además, él podría seguir pretendiendo no saber nada sobre el Espectro frente a sus colegas , protegiendo a Eren hasta comprender del todo la situación y convencerlo de que dejara de robar.


Porque la segunda cosa que había concluido... es que comenzaba a enamorarse irracionalmente de Eren.

Notas finales:

¡Hey, muchas gracias por haber leído hasta aquí! ¿Les gustó el capítulo? 

Ciertamente, pensé que me costaría mucho escribirlo, considerando la relación indefinida que están manteniendo Levi y Eren, así como también se había postergado el asunto del Espectro; debo confesar que fue ligeramente intencional, porque, así como dejé pasar varios capítulos sin que el ladrón atacara, también los personajes dejaron pasar un tiempo sin pensar en eso; de ahí que Levi sienta de lleno este recordatorio de la delicada situación que los hizo conocerse, en primer lugar.

Por otro lado, quería decirles que estoy emocionada, feliz y eternamente agradecida de la maravillosa gente que le está dando una oportunidad a mi historia ¡Si ya tiene más de mil lecturas! Digan lo que quieran, pero jamás pensé llegar a esto, si de hecho hasta ahora creo que no es un gran historia en comparación a las muchas fantásticas que hay en la plataforma – y en otras plataformas – pero bueno, qué puedo agregar, estoy demasiado emocionada. Así que, obviamente, más motivación para mí para ponerme a redactar el resto de la historia jiji

Bueno, ya no les quito más tiempo. Es que me gusta usar estos pequeños párrafos para divagar sobre la historia en sí, que – no me canso de decir – disfruto mucho escribiendo (: Así que espero que ustedes también disfruten leyendo <3

Les deseo un muy buen comienzo del mes de Abril, que les vaya excelente en sus escuelas/universidad/trabajos y demases <3 Cuídense mucho del COVID y, bueno... no es por arruinarles el día ni nada, pero también hay que estar preparados para el último capítulo del manga que saldrá en unos días :( 

¡Les mando un cariñoso y agradecido abrazo!
¡Nos leemos pronto!

 


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