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Criminal - [Ereri] por L_inverse

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos y todas! Traigo la continuación, un poco atrasada, pero ya había dado aviso de eso.

¡Disfruten!

 

Advertencias:

Este capítulo contiene contenido explícito y temática Yaoi/BoysLove. Por favor, leer bajo su propia responsabilidad.

 

 

Capítulo 33. Aproximaciones

Levi había terminado por arrastrar al mocoso por esos pasillos blanquecinos con un agradable aroma a limpieza; la gente los miraba extraño, ya que al azabache poco le importaba estar jalando de la mano a un grandulón de más de un metro ochenta de estatura, pese a que él tan sólo medía uno con sesenta.

El universitario se había cansado de soltarle excusas nerviosas por prolongar este evento y, ahora que estaban frente a la puerta del cuarto de Isabel, podía notar que el mocoso estaba sutilmente pálido y sudoroso; bueno, el clima de ese día viernes estaba bastante soleado al ser finales de junio y el calor comenzaba a gobernar la ciudad de Stohess; pero supuso que el exceso de sudoración por parte del chico no se debía únicamente por el calor, sino por esos nervios que sentía de estar a punto de conocer a su hermana.

— ¿Dónde está todo tu valor, mocoso? — le provocó Levi, con una sonrisa ladina que logró sacarle un gesto molesto al chico.

— Me temo que lo uso todo contigo cuando intento que me pongas atención. — mencionó el moreno, tratando de sonar más confiado, pero las palabras salieron vacilantes y ni siquiera pudo levantar la vista del suelo. — Sé que esto fue mi idea pero... estoy nervioso y no sé… — comenzó a decir, mostrándose ya un poco inquieto.

— No me vengas con esa mierda, Eren. — seguido de eso, el azabache simplemente abrió la puerta, escuchando el jadeo ahogado que soltó el mocoso cuando él simplemente ingresó hasta la habitación.

Como siempre, la pequeña sala donde se encontraba Isabel tenía un sutil aroma a flores y un dulzor característico de su perfume mezclado con antisépticos. El sol ya no pegaba en su habitación, al ser pasado las tres de la tarde, pero no necesitaba todavía de los tubos fluorescentes que estaban en el techo para iluminar el lugar.

Inmediatamente, dirigió su vista hacia la chica de coletas pelirrojas que estaba sentada cómodamente en su cama, tapada con las sábanas blancas del hospital mientras parecía leer uno de los tantos mangas que le había traído la última vez que la fue a visitar. Le sonrió apenas sus ojos verdes lo miraron con cariño y, de la misma forma, ella le regaló una entusiasta sonrisa que siempre lo alegraba.

Sin embargo, unos segundos después el semblante de Isabel pasaba del entusiasmo a la sorpresa y curiosidad, y Levi no tardó en entender que se debía al mocoso que se había quedado parado detrás de él, bajo el marco de la puerta, alternando su vista entre el piso y la chica.

— Hermano. — saludó ella, recobrando su sonrisa, aunque mostraba mucha expectación. — No pensé que vendrías hoy, ¿te estás saltando el trabajo? — quiso saber ella enarcando una ceja. Levi soltó un suspiro y se acercó hasta la pelirroja para darle un corto abrazo.

— Bueno, me tomé la libertad de venir porque quiero presentarte a alguien. — comentó, tratando de aparentar tranquilidad, pero, en ese momento, tenía que admitir que se sentía un poco nervioso por estar haciendo aquello. — Eren. — le llamó, intentando sonar más apacible, pero su jodido tono de voz sonó más brusco de que lo pretendió, logrando sacarle un sutil sobresalto al mocoso. — Ella es mi hermana Isabel. — en seguida, los ojos verdes de Eren se alzaron hacia la chica, vacilantes y lleno de emociones contenidas. — Isabel, él es Eren… mi novio. —

Apenas dijo eso, ambos hermanos lo miraron con sus profundos ojos verdes abiertos en su máxima expresión.

Isabel se aclaró la garganta y se puso a reír sutilmente mientras cambiaba su semblante a uno lleno de emoción; sin embargo, el mocoso lo miraba totalmente sonrojado y perplejo, sabiendo que todavía no habían establecido formalmente que eran «novios».

Y, francamente, en el momento en que los presentó, fue la única palabra que se le ocurrió para definir perfectamente la relación con Eren, porque ya no podían decir que eran simples amigos, era una estupidez. Le había dicho que lo quería aquella primera noche que durmió junto a él y, después de eso, tuvieron que pasar por un montón de cosas referentes al último atraco del Espectro y la situación con Rod Reiss.

Levi se dio cuenta de que estaba actuando como un completo idiota al no decir las cosas por su nombre. Eren era su pareja, no estaban saliendo con nadie más y se habían dicho que se querían, además de dormir juntos… ¿podía decirle que simplemente era su amigo?

La respuesta a esa pregunta había llegado a él con una absoluta claridad: no quería ser simplemente un amigo de Eren, no quería ser una cita para él o alguien con quién estuviese saliendo casualmente; quería ser su pareja y, pese a saber que primero debería habérselo preguntado — quizá tiempo atrás — supo que el mocoso no estaba molesto por aquello, ya que esa hermosa y ancha sonrisa había aparecido en su rostro moreno, teñido por un sutil tono carmín que lo hacía verse jodidamente hermoso.

Además — y no menos importante — se trataba de Isabel, de su hermana amante de las historias románticas… estaba seguro de que ella terminaría por llamarlo como su novio, así que se adelantó a los hechos.

— Hermano, qué buena noticia. — dijo la chica mostrando todo su entusiasmo por la situación. — Un placer conocerte, Eren. —

— Igualmente. — dijo el chico, todavía variando su atención entre Isabel y el detective.

— No seas tímido, siéntate. — animó ella, dejando el manga que antes leía sobre el velador y ofreciéndole al moreno la silla que estaba junto a su cama. El mocoso soltó un suspiro, seguramente para juntar valor, y luego tomó asiento mirando a la chica.

— Lamento venir sin avisar. — fue lo primero que dijo, de hecho, se tuvo que aclarar la garganta debido a que su tono sonó más ronco de lo usual.

— No te preocupes. Puedes venir cuando sea a visitarme. — dijo ella, restándole importancia al asunto. Levi, entonces, fue a buscar la otra silla que estaba junto a la ventana, para situarla junto a su novio y sentarse a su lado. — Pero primero, necesito muchos detalles. — enfatizó ella, poniendo tenso nuevamente al mocoso. — Para empezar, ¿cómo pasó esto? ¿cuándo y cómo se conocieron? —

Levi frunció el ceño, olvidándose de que, a diferencia de Farlan o Hange, a Isabel le gustaba saber hasta el último detalle de un suceso; lo cierto era que nunca se puso a pensar en que necesitaba una coartada para justificar cómo alguien como Eren podía relacionarse con un mero policía como él, porque nadie lo había cuestionado en su círculo cercano; y, ahora que Isabel lo había formulado… se sintió un poco nervioso al tener que inventar una historia creíble para ella.

— Bueno… — fue el chiquillo quién comenzó a hablar, ahora mostrándose más tranquilo, incluso regalándole una sonrisa a Isabel. — Nos conocimos a principio de año, en la fiesta del padre de una amiga. — Levi lo miró con una ceja enarcada, inquieto y expectante por lo que fuera que fuese a comentar. — Levi estaba cuidando el lugar y, de pronto, nos topamos en la mesa de los bebestibles. Debo admitir que fue algo así como un flechazo. — el chico soltó una carcajada y la pelirroja dejó salir un gritito de emoción, que, al parecer, entusiasmó a Eren. — Ya sabes, tu hermano es todo elegancia, atractivo y…con una lengua muy afilada al hablar. — la risa de la chica llenó la sala, que fue acompañada por la del mocoso cuando los dos se voltearon a mirar al detective.

— Es verdad, hermano. A veces me da vergüenza escucharte maldecir. — la chica no paraba de sonreír y él le dio una mirada de advertencia a Eren cuando sus ojos verdeazulados se dirigieron hacia él.

— Mocoso de mierda. — fue lo único que soltó, avivando las risas entre los dos hermanos.

— Bueno, me costó mucho convencerlo de que saliéramos a conocernos. Tu hermano es muy terco, pero yo soy demasiado obstinado. — se jactó con más confianza, animando a Isabel a seguir poniéndole atención. — Al final, parece que sucumbió a mis encantos. — la mirada lasciva que ahora le dedicaba el moreno logró sonrojarlo medianamente, porque, demonios, tenía razón. A grandes rasgos, esa era su estúpida historia.

— Tienes que ser muy valiente para intentar conquistar a alguien como mi hermano. — comentó Isabel. — Pero me queda claro que eres un chico encantador, Eren. — la carcajada avergonzada del mocoso también logró sacarle una sonrisa al policía. - ¿Qué edad tienes? Te ves muy joven. —

— Veintidós. — admitió él con tranquilidad.

— Hermano, así que te gustan menores. — la burla en el tono de voz de la pelirroja hizo que Levi pusiera los ojos en blanco, nuevamente siendo el objeto de risas de los dos hermanos. — ¿Y qué haces actualmente, Eren? ¿Estudias? —

— Así es. Medicina. — informó. — Me quedan unos años para terminar. —

— Lo siento, pero es un poco aburrido eso para mí. — le dijo Isabel, mostrándose incómoda por el sólo hecho de pensar en las ciencias; ella nunca fue de un perfil científico, sino que su pasión eran las artes.

— ¿Qué te gusta hacer a ti, Isabel? — preguntó el moreno.

— Leer. — señaló ella con una sonrisa, mirando la pila de libros que tenía en el velador junto a la cama. — También dibujar o pintar. — añadió pensativa.

— ¿Y tienes algún trabajo que pueda ver? — siguió preguntando el chico, mostrándose completamente entusiasmado por los gustos de su media hermana.

— No, aquí no me he dedicado mucho a pintar. — admitió ella con culpabilidad. — Me divierte más leer los mangas que mi hermano me regala. — siguió diciendo, ahora más animada.

— Debo confesar que también me gustan mucho los mangas. — dijo Eren con una carcajada. — De hecho, no pude evitar notar que tienes un volumen que yo todavía no consigo. — mencionó, mirando con atención el velador.

— ¿Te gustan las novelas románticas? — la emoción de Isabel, demostrada por sus ojos verdes resplandeciendo en el cuarto y también ese sutil sobresalto ante la confesión de Eren, hizo que Levi soltara una carcajada; aunque también, muchas veces, se sentía preocupado de que esas ligeras emociones afectaran al estado de su delicado corazón; pero no quería mostrar ese lado sobreprotector con ella, no cuando parecía tan feliz de conocer a Eren.

— Me encantan. — afirmó el chico, también imitando ese gesto emocionado de Isabel.

A grandes rasgos, podía ver esas similitudes que tenían los dos chicos que ahora hablaban de una de las novelas de la pelirroja y le molestaba pensar que esos parecidos se relacionaban al jodido doctor Grisha Jaeger; sin embargo, la exquisita personalidad de los mocosos le parecía encantadora.

Ambos tenían un dramatismo muy característico y para qué hablar de ese gusto extraño por las cursilerías que leían en los mangas; curiosamente, había notado que Eren leía ese tipo de libros y nunca se puso a relacionar el hecho de que compartían ciertos gustos con Isabel.

Saberlo —tras ese primer encuentro entre ambos— llenó su pecho de una alegría cálida… algo que también compartían los dos chicos de ojos verdes que no habían dejado de conversar.

~*~~~*~~~*~

No se dieron cuenta cuando el reloj marcó cerca de las cinco y el horario de visitas estaba pronto de acabar.

Eren se sentía realmente feliz por haber compartido esas dos horas con la chica, sorprendiéndose de las muchas cosas que tenían en común y cómo había congeniado con ella de forma natural. Isabel tenía un carisma único y, pese a estar en una sala de hospital, se mostraba alegre y entusiasta, además de que no dejaba de hablar y esto lo motivaba todavía más para seguir conociéndola.

Levi había intervenido poco en su comunicación, sólo a veces para reclamarle por sus risas estridentes que podrían molestar al resto de los pacientes o porque quería burlarse de ambos por sus comentarios — según él — dramáticos; pero había percibido que la sonrisa que esbozó apenas los presentó, no había desaparecido a lo largo de la tarde, en especial cuando sus miradas se encontraban y parecía mostrarse triunfal ante aquel logro de hacerle conocer —por fin— a Isabel.

Saliendo al pasillo, tras asegurarle a la pelirroja que la vendría a ver otro día y podrían conversar más sobre esos libros que el chico aún no leía y que ella le había recomendado, soltó un suspiro y miró a Levi a su lado nuevamente, caminando a la par hacia la salida del hospital.

— De acuerdo… puedes decirlo. — mencionó el moreno. A lo que el detective respondió dirigiendo sus ojos grises hacia él, enarcando una ceja.

— ¿Decir qué? — cuestionó, disimulando muy poco esa sonrisa burlona que se esbozaba en su rostro.

— No te hagas el desentendido. — señaló mientras abordaban el ascensor. — Sé que estás pensando en que tenías razón y que era bueno que conociera a Isabel, que nos llevaríamos bien y todo lo demás. —

— No pensaba en eso. — dijo él con indiferencia, observando la pantalla sobre la puerta que indicaba el piso en el que iban.

— Mentiroso. — dijo Eren, pellizcando la mejilla contraria y recibiendo de inmediato el gruñido por parte del azabache.

— Te digo la verdad, mocoso. Estaba pensando en otra cosa. —

— ¿Se puede saber en qué? — la curiosidad lo estaba desesperando, porque Levi se veía realmente divertido. Entonces, cuando la puerta del ascensor se abrió, el detective le dedicó una sonrisa torcida antes de avanzar hacia la salida y se apresuró en seguirlo, todavía deseoso por saber qué ocurría.

— Sólo me siento feliz. — respondió finalmente el azabache, dejándolo por completo sorprendido por esa revelación. — Me hace feliz que seas parte de mi vida, que quieras serlo. — añadió, bajando su vista hacia el piso cuando atravesaron las puertas automáticas de la entrada.

Eren se vio en la necesidad de detener tanto su avance como el del policía, arrastrándolo hacia el costado del edificio, donde un pequeño jardín comenzaba a mostrar los brotes primaverales de las flores y el calor no era tan molesto debido a la sombra que ejercía la construcción sobre él.

Sostuvo la mano del azabache y lo miró atentamente, completamente emocionado por sus palabras y la serenidad que presentaba el hombre frente a él; sin rastros de vergüenza ni inseguridad, sino una sinceridad hermosa y absoluta por manifestarle su sentir respecto a aquella tarde conociendo a alguien tan importante para ambos, tan fundamental en su historia tanto juntos como por separado.

— Entonces no te imaginas lo feliz que me hace que me dejes formar parte de tu vida, Levi. — le dijo, tratando de contener el llanto de emoción que amenazaba con abordarlo. El otro soltó una carcajada antes de responder.

— Sé que no lo hice bien al soltar que éramos novios frente a Isabel. Debería habértelo preguntado antes… — mencionó entonces, adoptando una actitud un poco más seria, pero todavía mirándolo con cariño. — ¿Quieres que lo hablemos? —

— No hay nada de qué hablar. — sentenció él, curvando una sonrisa. — Te dije que no te presionaría con nuestra relación… así que, si esto es lo que tú quieres, yo no podría ser más feliz. —

— La idea es que sea algo que los dos queramos, mocoso de mierda. — le espetó el azabache. — Así que haré las cosas bien. — decretó. — ¿Quieres ser mi novio o no? —

El chico no pudo evitar estallar en risas ante la brusquedad con la que Levi formuló la pregunta; fue algo tan característico de él, con ese tono áspero, con esa manera tan directa de abordar la situación, con ese ceño fruncido y un sonrojo sutil en sus pómulos…

¿Cómo podría decir que no?

— Por supuesto que quiero. — le dijo después de recibir un golpe en el hombro por su repentino ataque de risa. — Siempre tan romántico. — mencionó, sonriéndole con sorna.

— Eres un dolor en el trasero. — se quejó el azabache.

— Puedo realmente ser un dolor en tu trasero, si quieres. — la reacción de Levi ante su comentario subido de tono acrecentó su risa, pese a tener que contenerla, ya que el famoso detective de Stohess cubrió su abochornado rostro con su mano y le dio un sutil empujón cuando procedió a marcharse.

— Tenías que cagarla. — comentó, llevando al moreno a reírse con más ganas, también un poco avergonzado de haber hablado sin pensar.

— Lo siento, no pude evitarlo. —

Se apresuró a caminar más rápido para llegar junto a Levi y tomar su mano. Con emoción, no se sorprendió de sentir que el mismo azabache entrelazaba sus dedos con los del joven, para sostener su mano de manera firme y más íntima, como si le estuviese revelando a todo el mundo que eran una pareja; sin tener que disimular las miradas cómplices, sin tener que caminar con sus manos apenas rozándose… simplemente estableciendo ante todo el mundo que estaban juntos.

~*~~~*~~~*~

Con el calor descendiendo muy lentamente aquella tarde de viernes, Eren y Levi habían decidido ir a la casa del mayor, pues quedaba más cerca del hospital y pudieron ir caminando por las calles conversando de todo y de nada, con el moreno completamente entusiasmado por haber conocido a su media hermana.

Se sentía ansioso, como si quisiera correr hacia Isabel y recuperar todo ese tiempo perdido en que no se había atrevido a hablarle; pero estaba decidido de que, ahora que había atravesado esa línea tan aterradora que antes sentía que había entre ellos, se tomaría más el tiempo para acompañarla, para hacerla sentir que no estaba sola y que él también se estaba esforzando porque mejorara pronto.

— Creo que no le he dicho todavía, pero estoy muy feliz de que me hayas obligado a conocer a Isabel. — dijo Eren cuando ya estaban dentro del departamento del policía. Lo vio voltearse hacia él ante sus palabras y se permitió sonreírle, ligeramente avergonzado. — Y, ciertamente, me alegra mucho que no haya heredado ese perfil de médicos que tienen los Jaeger. — Levi torció una sonrisa en su dirección y Eren se atrevió a acercarse más a su novio.

De verdad, le gustaba mucho poder decirle de esa forma.

— Pero comparten su gusto de mierda en novelas. — el chico, lejos de sentirse ofendido por las palabras contrarias, soltó una carcajada de manera involuntaria, porque le alegraba tener algo en común con su media hermana, algo que no fuera únicamente sus lazos sanguíneos.

— Gracias por todo esto, Levi. —

Eren miró a Levi profundamente por unos instantes. Le encantaba ver cómo el color gris de los ojos del detective se volvía azulino bajo ciertas luces, tal vez incluso cuando pasaba por ciertas emociones; y, en ese momento, le deleitaba saber que su mirada cual tormenta se hallaba apaciguada, observándolo con esos estanques de agua clara que reflejaban un montón de deseos reprimidos.

El moreno estiró su mano y acarició con suavidad el rostro contrario, deteniéndose en apreciar cómo el sonrojo iba subiendo por las mejillas del mayor hasta hacerlo lucir completamente adorable y avergonzado; qué irónico que fuese el temido detective de Stohess, que su carácter fuese tan fuerte e independiente, que mostrara una destreza y habilidad impresionante en las peores situaciones, porque ahora, el hombre que estaba frente a él se veía hermoso en una manera exótica y delirante para el chico.

No se dio cuenta cuándo ocurrió, pero de pronto se percató de que Levi se sostenía de su cintura débilmente, casi atrayéndolo hacia él de manera imperceptible. Le sonrió con cariño al notar que se había acercado un poco más a él, rozando su blanca nariz contra la del más alto cuando este había inclinado su cabeza hacia el mayor; sus alientos se mezclaban al darse cuenta de lo agitados que se mostraban, mientras aumentaba la proximidad de sus cuerpos, pegados el uno con el otro cuando las mismas manos de Eren bajaron hasta abrazar al azabache por la cintura, acariciando su espalda muy suave y lentamente.

Levi estiró los brazos, dejando una de sus manos sobre el hombro del chico y, la otra, descansando en la nuca de este, enredando sus dedos pálidos en los mechones rebeldes del universitario, que se negaban a ser atados en aquella coleta descuidada que traía ese día; sus cuerpos se mecían suavemente, quizá intentando liberar la tensión de sus piernas nerviosas ante un acto que ninguno de los dos se atrevía a concretar.

Sin embargo, fue el menor quién, nuevamente, sonrió hacia el hombre.

— Voy a besarte. — afirmó en un susurro bajo, todavía conservando apenas unos dos centímetros de distancia entre sus labios y los del detective.

— Lo estoy esperando. — como si le hubiese concedido un permiso, Eren desdibujó la sonrisa, olvidándose completamente de cualquier cosa a su alrededor cuando sus labios capturaron los de Levi en apenas unos segundos, permitiendo que ambos exhalaran un suspiro necesitado, de alivio, victoriosos de cumplir de ese deseo.

El moreno no se detuvo simplemente en posar su boca sobra la contraria; no, él comenzó a saborear esos finos labios que poseía el policía, quien parecía temblar sutilmente entre sus brazos cada vez que el chico movía la boca para probar otro espacio de la del mayor.

Se obsesionó con el labio inferior del más bajo, casi succionándolo con deleite mientras sentía que el azabache se estiraba aún más para — también — disfrutar de esa caricia que compartían sus bocas; y, cuando escuchó un suave suspiro entre sus cavidades proveniente del mejor detective de Stohess, sintió que su corazón volvía a agitarse para tomar el valor de usar su lengua y delinear el pequeño espacio que había quedado entre los labios entreabiertos del mayor, volviendo a pedir permiso para que el otro le dejara entrar.

Y lo hizo. Levi abrió su boca un poco más, dándole la bienvenida a la lengua de Eren que entró gustosa a saborear la contraria, temblando ante la suavidad de aquel roce tímido, en un principio, y más atrevido después de un par de segundos.

Nuevamente, otro suspiro escapó de los labios de Levi, el cual se mezcló instantáneamente con el que soltó Eren, atrayendo con necesidad al azabache desde la cintura, casi golpeando sus cuerpos en el acto. Una sutil queja se escuchó de parte del mayor e hizo que el chico sonriera, divertido por su actitud; sin embargo, el policía rompió el beso por unos instantes y lo miró.

Esa imagen, la de Levi con el rostro levemente enrojecido, sus labios humedecidos por aquel delicioso beso que habían compartido, su pecho acelerado pese a que no les había faltado tanto el aire, sino que era por los nervios y — por qué no — por esa excitación que le había dejado cosquilleando en el estómago apenas rozó la piel del azabache; esa simple imagen se le antojaba ridículamente sensual y provocadora, tan irreal que, de no ser porque sostenía con firmeza el cuerpo del policía entre sus brazos, habría pensado que deliraba.

Sin embargo, lo que más lo mantenía hipnotizado en ese momento, era ese brillo particular en la mirada azul grisácea del Ackerman; esas pupilas dilatas y temblorosas que oscilaban su atención entre la mirada verdeazulada del chico y los labios de este que se saboreaba constantemente, tratando de grabar en ellos la suavidad de la boca contraria y su sabor.

Casi como si ambos hubiesen entendido los pensamientos del otro, casi como si sus mentes se hubieran conectado para revelar sus profundos deseos en ese momento, ambos se acercaron nuevamente para besarse; pero, esta vez, el beso fue completamente distinto.

Apenas se habían juntado sus bocas, la lengua del detective se abrió paso entre los labios del chico y soltó un suspiro largo y lento mientras acariciaba la cavidad contraria; Eren se dejó hacer, envolviendo a Levi entre sus brazos mientras acariciaba su espalda con necesidad, olvidándose de la delicadeza, la vergüenza y también de pensar si sus actos podían molestar al mayor; porque era la manera en que lo estaba besando lo que le daba ese permiso mudo para acariciar su cuerpo, buscando sin pudor la piel bajo la camisa del más bajo.

Sintió el gruñido ronco del azabache cuando acariciaba la parte baja de su espalda, hundiendo sus dedos en la piel del otro y haciendo que el hombre mordiera el labio inferior del moreno, logrando sacarle un suave quejido por su brutalidad, que a veces no lograba medir; pero, qué demonios, ni siquiera podía pensar en el dolor, porque, de alguna u otra manera, sentía que sus aceleradas respiraciones subían la temperatura de la estancia y transformando ese encuentro en algo demasiado excitante.

El chico tomó la iniciativa y, de un solo movimiento, alzó lo suficiente a Levi para sentarlo sobre la encimera, acomodándose entre sus piernas, que el hombre abrió de inmediato para volver a recuperar la proximidad de sus cuerpos. El moreno acarició los muslos musculosos del detective, mientras el otro bajaba sus manos para recorrer la espalda de este, todo sin romper ese demandante beso que ya no alcanzaba a amortiguar del todo los suspiros que soltaban ambos.

Cuando sus manos ya habían delineado completamente las piernas del otro y habían subido hasta la espalda levemente sudada de Levi, Eren se separó unos instantes, dedicándole una mirada intensa al hombre antes de dirigir su atención al cuello de este, pasando lentamente su lengua desde la parte baja de la quijada hasta el lóbulo de la oreja contraria, saboreando su sudor, impregnándose de su aroma y el gemido de Levi que lo hizo suspirar, atrayéndolo más hacia él al sentirlo usar sus piernas para abrazar la cadera del moreno.

El chico repartió besos y mordidas por toda la extensión de cuello del mayor, bajando a la clavícula, donde volvió a dejar un rastro con su lengua y, sólo entonces, procedió a desabrochar lentamente los botones de la camisa del detective. El hombre tomó el rostro del chico repentinamente y lo atrajo hasta él para besarlo ferozmente, haciendo que el menor arqueara sutilmente su espalda, sintiendo que su pantalón ya le estaba apretando en la zona de la entrepierna y que esta tensión no hacía más que aumentar conforme la traviesa lengua de Levi llenaba por completo su boca y acariciaba su piel bajo la camiseta, sobre todo cuando delineó la cicatriz de la apuñalada que recibió el día que se conocieron.

Eren expuso el torso de Levi, apartándose sólo un poco para ver esos pectorales firmes coronar sus abdominales como precioso cuarzo blanco; debido a la poca luz y la sudoración de su cuerpo, el mayor parecía casi brillar ante su mirada hambrienta; porque sí, no pudo evitar relamerse los labios las observar tanta perfección en una sola persona.

Entonces, su mirada dejó de devorar el cuerpo del detective para volver a mirarlo a los ojos. Parecía agitado y nervioso, pero lo observaba fijamente, esperando con impaciencia que dejara de perder el tiempo admirándolo para, finalmente, probarlo.

Le sonrió ladinamente al darse cuenta de que se estaba inquietando bajo su inquisitiva admiración y volvió a acercarse a él, abrazando su cintura y sosteniéndole la mirada por unos momentos, al mismo tiempo que el azabache enredaba nuevamente sus brazos alrededor del cuello del chico.

— Eres hermoso. — le dijo sin despegar sus ojos de los orbes grises del otro. Sin embargo, Levi apartó su rostro rápidamente tras sus palabras, mostrándose más avergonzando que antes.

— Tch, no tienes que decir eso ahora, idiota. — le reclamó, rehuyendo de su mirada. Eren aprovechó esta acción para volver a besar su cuello con paciencia, respirando hondo el aroma de Levi, intentado drogarse con él.

— ¿Por qué? Sólo soy sincero. — lo provocó, mordiendo un poco más fuerte ese punto sensible que hizo que las piernas del mayor se apretaran con más fuerza alrededor de su cadera.

— Cállate. — le espetó. Su voz sonó levemente temblorosa debido a que Eren continuaba bajando su boca hacia su pecho.

La risita de Eren salió más gutural de lo que pensó, cuando se enfocó en consentir uno de los pezones de Levi, quién soltó un ruido entre avergonzado, molesto y excitado por su acción; sin embargo, en seguida estos ruidos se fueron acompañando por la espalda arqueada del detective, que le pedía, silenciosamente, más de aquella caricia que efectuaba con su boca.

Entre tanto, las manos del moreno habían vuelto a acariciar la piel desnuda del azabache hasta bajar a sus caderas y atraerlo hacia él con necesidad, notando, con satisfacción, que su querido detective también tenía un bulto entre las piernas.

Ante esto, el chico volvió a capturar los labios del mayor, introduciendo su lengua, rozando la contraria lenta y tortuosamente; los gemidos de Levi se hicieron más audibles, hasta liberar uno que reverberó tanto en su boca como en la sala, cuando la osadía del chico fue mayor y se permitió tocar la erección del detective sobre el pantalón.

— Mocoso de mierda. — soltó en un gemido suave entre sus labios, en el momento en que el moreno bajó su mano por la extensión de ese miembro apresado por las prendas del azabache.

— ¿No quieres que te toque? — le preguntó. Su voz sonó grave otra vez, incapaz de contener el deseo y la excitación que le provocaba evidenciar todas las reacciones que tenía Levi ante sus acciones. Apretó su mano contra la entrepierna del mayor, robándole otro gemido audible que se perdió entre los labios del chico. — Dime que me detenga, Levi. —

— D-deten... — pidió entre suspiros cuando escondió su rostro en el hombro del chico.

— Con más determinación esta vez, capitán. — le espetó el chico, aumentando un poco el ritmo de esa caricia en la hombría del policía. Otro gemido escapó de su boca y luego otro más; todos amortiguados en el hombro del chiquillo, mientras el hombre hundía sus dedos en la trabajada espalda del moreno y se dejaba sentir ese placer que le daba la masturbación de Eren.

La zona se sentía cálida y húmeda; el chico sentía que se estaba derritiendo en deseo por el hombre que gemía contra su hombro exquisitamente, incluso, el placer lo estaba dominando ligeramente, cuando acercó aún más al detective y permitió que sus caderas se juntaran lo suficiente, dejando que el bulto en la entrepierna del chico se rozara deliciosamente contra el que tenía el policía.

Levi levantó el rostro y, rápidamente, le sacó la camiseta al chico, lanzándola lejos para decidirse a apresar el cuello contrario con besos desesperados y sutiles mordidas cada vez que una oleada de placer los embargaba, mientras sus miembros se rozaban rítmicamente por el movimiento de caderas que ejercía el moreno, sujetando las piernas contrarias fuertemente para sentir más de ese placer.

En algún momento, los gemidos de ambos se mezclaron conforme ese movimiento se aceleró lo suficiente para hacer temblar la encimera. Se besaban torpemente sintiendo electricidad por toda su anatomía con cada roce de sus hombrías, hasta que fue Eren quien, nuevamente tomando la iniciativa, comienza a desabrochar el cinturón del mayor y luego el pantalón de este; metió su mano traviesa hasta llegar a la parte baja de la espalda del Ackerman, y sujetó el trasero de este, apretando sus glúteos fuertemente y robándole una sutil queja al hombre.

— Te deseo. — le murmuró al oído al detective. El temblor de su voz se debió a la descarga de placer que le provocó que las manos de Levi le dieran atención a su miembro, todavía por sobre la ropa.

— Eren… — gimió su nombre, seguramente intentado decirle algo racional, como que se detuvieran, que hablaran antes de dejarse llevar; pero el chico no quería escuchar esas palabras, no quería que el hombre lo detuviera. Así que, en un acto egoísta, llevó su mano hasta la erección de Levi, sujetándolo con firmeza entre sus dedos largos y comenzó a masturbarlo, esta vez, al completo desnudo.

El gemido de Levi le hizo perder la cordura por unos momentos, sobre todo porque el hombre había apretado su propia mano contra el pantalón del chico tras esa caricia, provocándole un placer certero que lo hizo aumentar el ritmo de sus movimientos.

— Eren... — siguió diciendo, casi incoherentemente, conforme más rápido movía hacia arriba y hacia abajo la mano que apresaba la hombría del detective. Se retorció entre sus brazos mientras intentaba besarlo, pero no parecía estar en control de su cuerpo, entregándose a las caricias del chico casi por completo.

— Dime que pare. — le pidió el moreno, jadeando aceleradamente y aumentando más la velocidad de su masturbación, sincronizándose con la mano del azabache que también le estaba dando atención a su miembro, casi indicándole con qué intensidad lo tocara. — Dímelo. —

— N-no… — trató de decir el otro, gimiendo más fuerte, mordiendo la piel del chiquillo tratando de soportar el placer.

— ¿No qué? — ni siquiera Eren estaba siendo racional con sus palabras, sólo podía sentir el placer de la mano de Levi sobre su miembro y sus labios tocando su piel inconscientemente.

— ¡Mierda, n-no pares! — exclamó con otro jadeo, pegándose más al cuerpo del chico que estaba casi sobre él en ese pequeño espacio de encimera.

Casi sin pensarlo, el chico había aumentado su ritmo de la misma manera que Levi lo había hecho cuando también desabrochó el pantalón del moreno y apresó la hombría de este entre sus manos blancas; Eren quería más de esa caricia, quería más de Levi, quería más de su cuerpo y de su olor, de su sabor, quería todo de él en ese momento delirante de placer, deleitándose con los gemidos sin reprimir que soltaba el azabache contra su cuerpo tembloroso, con ese cuerpo que le pedía más a él también, acomodando sus caderas, moviéndose en sincronía con él para sentir esas oleadas de placer que parecían una violenta marejada de corrientes eléctricas por todo su cuerpo, dominando sus nervios y haciéndole perder el control cuando sus gemidos ya casi eran gritos por querer llegar a ese preciado climax, a ese preciado orgasmo que ya comenzaba a invadirlo violentamente, escuchando los gemidos del hombre entre sus brazos.

Hasta que, por fin, el ritmo de Levi se aceleró tanto porque lo sintió retorcerse contra él, sintiendo su miembro liberar su semilla sobre la mano del chico cuando el último jadeo del azabache resonó contra su pecho, ronco y sin contención alguna, provocando que la mano de este se apretara tanto sobre la punta del glande del universitario que, segundos después, este también se corrió en la mano del hombre, conteniendo la respiración mientras capturaba los labios entreabiertos del detective.

Una respiración, dos, tres… le tomó al menos medio minuto recobrar el aire, apoyado en el hombro de Levi, mientras este hacía lo mismo; estaban bañados en sudor y entre ellos sus líquidos se mezclaban entre sus ropas, dejando todo un desastre de fluidos corporales; luego, cuando el chico por fin recobró el aire, besó ese hombro mordisqueado y alzó la vista para mirar — ligeramente culpable — al hombre frente a él, quien tenía el semblante apacible y avergonzado.

Eren dejó escapar una risita y besó suavemente los labios de Levi, siendo correspondido por este de inmediato; enseguida, se estiró para tomar un paño que había junto al lavaplatos y limpió suavemente la mano del hombre y también la propia, todo sin dejar de besar a su enamorado.

— No es suficiente. — murmuró entre besos al sentir que los brazos del azabache se volvían a enredar en su cuello.

— Escucha, Eren… — el moreno capturó por completo los labios del Ackerman, introduciendo su lengua en su cavidad cuando el otro se dispuso a hablar y logrando que un gruñido saliera de la boca contraria; pero, incluso en su mejor intento por detener al hombre, este se aprovechó de un momento de respiro para morder fuertemente el labio inferior del chiquillo, haciendo que este se separara.

— Auch. — reclamó al sentir un regusto a hierro y sal debido a que le había roto un poco el labio.

— Oi, mocoso de mierda. Escúchame de una vez. — le espetó, entre molesto, avergonzado y también, por qué no, todavía un poco excitado. — ¿Qué pasó con esa mierda de tomarnos esto con calma? Recién comenzamos a decir que somos novios…— Eren se revolvió el cabello con un poco de frustración. Sabía que la estaba cagando al tratar de acostarse con Levi, pero es que, Dios, ¿por qué tenía que ser tan irresistible? Si quiera lo estaba besando y ya había tenido la necesidad de lanzarse sobre él.

Pero, obviamente, también comprendía la situación en la que estaba Levi, si era el muchacho quién llevaba mucho tiempo pensando en ellos como algo más que simples amigos; y es que no sólo le gustaba Levi por su personalidad, su inteligencia y sus miles de virtudes — y defectos — sino que también le parecía ridículamente atractivo y no le avergonzaba admitir que había sido objeto de muchos de sus sueños eróticos y fantasías sexuales.

— Lo siento, de verdad. — trató de disculparse, abrazándose al mayor mientras lo acunaba contra él. — En serio, lo lamento. No quería faltarte el respeto. —

— No es eso, Eren… — dijo el hombre, separándose un poco de él. — ¿Crees que yo no quiero acostarme contigo? —

— ¿Quieres? — preguntó con sorpresa, acercándose más hacia el azabache y notando que todavía estaba demasiado excitado.

— Idiota. — le soltó el otro, acariciando la espalda del chico y besándolo suavemente. — Por supuesto que quiero. — respondió en un volumen bajo, todavía besando al menor.

— Déjame cumplir tus deseos entonces. — pidió el moreno, bajando sus manos nuevamente hacia los muslos del mayor y sintiendo ese calor revolotear en su estómago, deseoso de continuar ese encuentro; sin embargo, tenía que saber ya a esas alturas que nada era fácil entre ambos, porque el teléfono de Levi comenzó a sonar estridentemente junto a ellos, haciendo que el moreno soltara un gruñido. — No contestes. — soltó, casi como una orden, robándole una carcajada al azabache.

— Puede ser del cuartel. — señaló este, intentando separarse de la boca del chico, pero este se negaba, incluso, usó sus manos para atrapar la cadera del azabache bajo el pantalón y volver a acariciar ese suave trasero.

— Si contestas es bajo tu responsabilidad, porque yo no me detendré. — le advirtió con seriedad. Vio que el detective tragó fuerte y se separó un poco para tomar el teléfono.

Sin embargo, tal como se lo advirtió, el chico no se detuvo. Besó el cuello del mayor como punto de partida y comenzó a bajar lentamente por su torso, empujando al detective lo suficiente para hacerlo apoyarse contra la pared, quedando sutil e incómodamente recostado sobre la encimera, apoyándose — apenas — en uno de sus antebrazos, mientras su mano libre llevaba el jodido celular hasta su oreja mordisqueada anteriormente por el moreno.

Lo único que le estaba dando equilibrio al detective sobre el mueble, eran sus piernas rodeando las caderas de Eren y las manos de este sujetándolo con firmeza mientras acariciaba su piel desnuda.

— ¿Diga? — contestó el azabache y, enseguida, llevó su mano hacia su propia boca para callar el gemido que intentó escapar por ella cuando Eren tocó nuevamente su entrepierna, otra vez despierta. El chico le sonrió con lujuria y, sin esperar su permiso, le dio una pequeña lamida a la punta del miembro de Levi. — ¿Qué pasó? — gruñó el mayor al teléfono, dejando salir ese delicioso gemido. Eren, entonces, aprovechó de besar más intensamente la erección del azabache, probando los restos de semen que habían quedado del último orgasmo que había tenido. — De acuerdo, iré en un momento. — en seguida, el hombre colgó el teléfono porque, justo al decir que se marcharía, el muchacho se metió completamente la hombría de su pareja en la boca, robándole un muy audible jadeo al mayor. — Tengo que irme. — soltó mientras se aferraba a la cabellera castaña del más alto.

— Puedes irte en mi boca, no me molesta. — comentó el moreno, sabiendo a lo que se refería el detective, pero torciendo la situación a su favor.

— Jodido mocoso, no me hagas esto. — siguió diciendo, cada vez más entrecortado por la caricia de la boca del chico sobre su miembro palpitante.

— ¿No quieres esto? — siguió cuestionando, cada vez devorando más esa extensión tan dura que tenía el policía, deleitándose con los gemidos que este intentaba contener, en un ridículo esfuerzo por separarlo.

— Por favor. —

— Insisto, tienes que decirlo con más determinación o no me detendré. — las manos del moreno acariciaron las piernas contrarias mientras seguía dándole casi toda su atención al miembro de Levi con su boca. El azabache se retorcía de placer, ya casi ignorando que tenía que marcharse.

— Eren… debo… — el chico comenzó a acariciar con lentitud los testículos del hombre, produciendo otro grito de placer de este y una sonrisa de lujuria en los labios del menor.

— Tengo una manera de hacerte llegar más rápido, si tienes tanta prisa. — anunció, continuando con su labor de lamer de abajo hacia arriba el miembro de Levi. En ese momento, el detective se yergue lo suficiente para mirarlo; traía emociones oscilantes en su semblante, entre la incredulidad, el miedo y la tentación. Eren enanchó su sonrisa cuando se percató de que el hombre lo estaba considerando.

— No, debo irme. — enseguida, el mayor apartó más bruscamente al universitario y se bajó de la encimera rápidamente, mientras se abrochaba el pantalón. La decepción invadió por completo al moreno cuando vio al hombre mirar sus ropas y chasquear la lengua al notar que estaban manchadas por la primera ronda de placer que habían compartido. — Demonios, debo cambiarme este pantalón. — soltó en un murmullo, más para él que para el chico y, en eso, le dedica una mirada al pantalón del moreno, que también tenía algunas manchas de semen. — Te prestaría ropa, pero no creo que te quede, grandulón. — Eren agradeció los intentos del detective por ser amable con él y, ante esto, le dedicó una corta sonrisa para proceder a tomar su camiseta del piso y también alcanzarle la camisa a Levi, que había quedado junto a la suya.

— No te preocupes, me limpiaré con un paño. — anunció, al tiempo que se ponía su respectiva prenda y alcanzaba el trapo que anteriormente había usado para limpiar sus manos.

— Oi, Eren… — la voz de Levi sonaba vacilante y el chico se volteó a mirarlo confundido. — Lo siento. —

— ¿Por qué? — preguntó él con una risita un poco falsa.

Lo cierto es que, si bien aquella experiencia con Levi había sido fascinante y estimulante, le molestaba dejar ese encuentro a medias, cuando había tenido la impresión de que el mismo detective quería continuar con este.

— No te estoy rechazando, si eso es lo que piensas. — comenzó a decir el mayor. — De verdad tengo que volver al cuartel. Si no… — se aclaró la garganta y bajó la mirada al piso por un momento, evidenciando su vergüenza al admitir que se hubiese dejado llevar y se habría acostado con el chico.

— Está bien, Levi. No hay nada que disculpar. — Eren se atrevió a acercarse a él y depositar un casto beso en sus labios. — Siento si me apresuré con esto. —

— Estoy seguro de que no lo sientes tanto. — señaló el azabache, enarcando una ceja al mirarlo incredulidad. La risa del universitario, esta vez, salió con más naturalidad al saberse comprendido por el otro. — Ve a limpiarte mientras yo me cambio. — le dijo el más bajo, comenzando a marcharse hacia el cuarto.

— ¿No necesitas ayuda? — le preguntó el moreno a modo de provocación, usando nuevamente un tono cargado de lujuria.

— Ni se te ocurra, Jaeger. — exclamó el azabache, cerrando de golpe la puerta de su habitación y haciendo que el chico volviera a reír.

~*~~~*~~~*~

Al llegar al cuartel tras aquella llamada, se sentía extraño. Sentía un poco de vergüenza por el encuentro que había protagonizado con Eren hace momentos atrás y, sin embargo, tenía mucha frustración de no haber podido continuar con este, en donde se había dejado llevar por completo por la seducción del mocoso.

Todavía tenía el corazón agitado de sólo pensar en eso, pero cualquier rastro de aquella emoción se evaporó en cuanto entró a la sala de reuniones y se encontró con Erwin, Hange y Moblit, sentados alrededor de la mesa rectangular, con un montón de papeles y tazas vacías de café sobre ella y discutiendo sobre algo que parecía ser bastante serio.

La mirada de sus amigos se posó en él y sintió un tenue escalofrío, acudiendo inmediatamente el pensamiento de que podía tratarse del Espectro y llevándolo a sentir esa ansiedad característica que revolvía su estómago.

— Levi, gracias por venir. ¿estabas ocupado? — preguntó Erwin con una media sonrisa, llevándolo a soltar un suspiro mientras avanzaba hasta sentarse junto a él, tratando de que el color no subiera hasta sus mejillas al recordar lo que estaba haciendo cuando contestó la llamada.

— Un poco. — admitió. — ¿qué ocurre? —

— Tenemos información nueva sobre el caso del hijo del juez. — mencionó Hange mirándolo seriamente. Esa simple frase logró aliviar su ansiedad, dándole paso a un estado más concentrado para tomarle atención a sus compañeros. — Tuvimos un interrogatorio con uno de los líderes de la banda de narcotráfico y confesó algo que se salió de nuestras líneas deductivas. —

— ¿Atraparon a uno de los líderes? — preguntó con curiosidad.

— El sujeto nos ofreció un trato. — Levi sabía que eso era muy común en aquellos narcotraficantes que tenían mucho poder en la ciudad. Cuando eran atrapados, le daban información a la policía y, dependiendo de esta, se les ofrecía un juicio justo, incluso modificar la fianza. — Lo que nos reveló… bueno, fue inesperado. — admitió Moblit, mirando a la mujer con dudas.

— El tipo dijo que no fue un ajuste de cuentas con el chico asesinado, sino que fue con su padre. — dijo Erwin, sorprendiendo al azabache.

— ¿Contra el juez Gunther Schultz? —

— Así es. — Levi no podía creer lo que escuchaba.

— ¿Estamos seguros de esta información? — preguntó, confundido.

— El sujeto aseguró que no había motivos para asesinar al chico. Les pagaron para hacerlo parecer un ajuste de cuentas por temas de drogas, pues, era cierto, estaba involucrado en el negocio. — Hange se cruzó de brazos, todavía dirigiendo su atención hacia Levi. — Cuando le preguntamos quién les había pagado para ello, nos dio un nombre: Kitz Weilman. —

— ¿El cobarde ese que trabaja en las oficinas de la alcaldía? — el azabache todavía se sentía un poco confundido por el extraño giro en ese caso, del cual, por cierto, estaba a cargo. — ¿Por qué se iría en contra de Schultz? —

— Al parecer hubo un juicio y el fallo fue en contra de Weilman. Supongo que fue una manera de vengarse por ello, ya que le costó una fortuna pagar la indemnización. — su compañera le entregó una carpeta con la documentación sobre la malversación de fondos que llevaba a cabo Weilman y cómo el tribunal, por orden de Gunther, lo declaró culpable y tuvo que pagar al fisco una cantidad importante de riquezas, junto con su destitución en el puesto que ocupaba en la alcaldía.

— Parece demasiado matar al hijo del juez por un pago que, seguramente, puede permitirse. —

— Weilman fue una de las primeras víctimas del Espectro el año pasado, y, junto con la suma de dinero que tuvo que pagar por sus acciones ilegales, parece estar en una crisis económica. — la mención al caso del Espectro de nuevo le robó un revuelco a su estómago, llevándolo a soltar un suspiro cuando le devolvió la documentación a Hange.

— Me gustaría interrogar al informante. — decretó. Nunca se fiaba de esos tipos, sin embargo, también sabía que estos harían lo posible por eludir los procedimientos policiales. No era extraño que siempre llegaran a acuerdos con la policía, pese a que él nunca estuvo a favor de eso.

— Puedes hacerlo, pero me temo que perderás tu tiempo. El sujeto no tiene interés en revelar más información, a menos que se le asegure un acuerdo. — mencionó Erwin con gesto cansado mientras se cruzaba de brazos y lo miraba con seriedad.

Algo en el ambiente le decía a Levi que no era lo único que tenían que comentarle sus amigos, pues un extraño silencio se instauró entre ellos, mientras sus compañeros miraban atentos la documentación sobre la mesa; por este motivo, el azabache dirigió su atención hacia los papeles y no pudo evitar sorprenderse cuando había algunos que tenían el rótulo con el número del caso del ladrón de Stohess.

Sintió deseos de dejar la conversación hasta ahí y marcharse antes de que pudieran hablar más del tema, ahondando en el asunto del Espectro; pero una parte de sí le decía que, si sus colegas lo habían llamado para una reunión siendo que no estaba trabajando en ese horario, entonces debía ser importante y no era correcto evitar el tema de esa forma.

Parecería demasiado sospechoso, por lo demás.

— ¿Qué es lo que sucede realmente? — se atrevió, finalmente, a preguntar. Erwin intercambió miradas tanto con la pelirroja como con el otro rubio y, luego, los tres dirigieron su atención hacia Levi.

— Creemos que… alguien más envió a matar al hijo de Schultz, a través de Weilman. — respondió Hange, usando un tono de voz más grave y mostrándose bastante preocupada.

— Tú lo dijiste, Levi. Weilman es un cobarde, jamás tendría las agallas para armar una venganza de este estilo. Alguien debió convencerlo de hacerlo. Alguien con más poder. — dijo Moblit, frunciendo sus cejas con angustia.

— ¿Alguien que también se quería vengar de Gunther? — cuestionó Levi, encontrándole bastante sentido a la situación.

— Suena rebuscado, pero tenemos nuestros motivos para apostar por esta teoría. Y tiene que ver con información que nos ha llegado del mercado negro respecto a las investigaciones privadas en el caso del Espectro. — Erwin le dedicó una mirada penetrante, esa mirada que le pedía abrir su mente para que pudiera seguir su hilo deductivo. — Según nuestras fuentes, los investigadores y mercenarios de la élite están apostando por que el famoso ladrón es un miembro de los círculos poderosos de la ciudad; de alguien que tenga los recursos para evadir a la policía—.

Sintió una gota de sudor corriendo por su nuca e hizo todo lo posible por no mostrar todo el caos de emociones que lo estaban abordando en ese instante.

— Hace un tiempo, se consideró que el hijo de Gunther podía ser el Espectro y, por este motivo, se llevó a cabo el asesinato. Usando como encubrimiento el asunto con Weilman y el tema del narcotráfico. —

— ¿Es una jodida broma? — sus palabras sonaron más histéricas de lo que pretendió.

— Tú mismo diste la idea de que podía ser alguien perteneciente a la élite, alguien con bastante capital. El hijo de Gunther se movía bien en el mercado negro debido a su conexión con las redes de narcotráfico y, al parecer, se formuló como uno de los posibles sospechosos. — comentó Erwin. — Pero una semana después ocurrió el robo a Willy Tybur y de ahí todo comenzó a parecer más grave. La élite comenzó a evaluar seriamente el sacar a sus propios mercenarios y esto se volvió un hecho cuando dejaste el caso. —

— Pero el asesinato del hijo de Gunther fue antes de que dejara la investigación. En teoría, la élite aún no sacaba a sus peones. — señaló el azabache, fuertemente preocupado por toda la situación.

— Al parecer, hay alguien que ya está tomando cartas en el asunto desde antes de que el resto de la élite sacara a sus propios investigadores. — dijo Hange inmediatamente. El miedo no hacía más que aumentar en el detective y un mal presentimiento se asentó en la boca de su estómago, casi llevándolo a las náuseas. — La élite investigando a su propio círculo… es una guerra interna de poder. Tememos que comiencen a haber más asesinatos como lo ocurrido a finales de marzo. —

“¿Por qué asesinatos?”

Ante sus ojos, llegar al extremo de matar a posibles sospechosos era demasiado, incluso para la retorcida mente de los millonarios; pero cobraba sentido poco a poco todo lo que habían intentado decirles durante esa reunión.

Willy Tybur y Rod Reiss habían estado sumamente alterados tras ser víctimas del ladrón de Stohess, tanto así que el mismo líder mercader había llegado a su oficina a exigirle volver al caso, pese a que él también tenía a sus propios peones haciendo averiguaciones.

Esto no podía ser simplemente por un orgullo roto de ser víctimas del ladrón; no, tenía que ser por algo más serio y, posiblemente, guardaba relación con el patrón encontrado por Hange tiempo atrás y del cuál no tenía idea en qué estaba, pues se había negado a ayudar a su amiga a buscar otros enfoques de comparación.

El punto central de todo ese asunto era la gravedad que estaba adquiriendo el caso, ya no siendo un simple robo a los millonarios, sino un atraco que representaba serias amenazas para las víctimas; tal era la gravedad del asunto como para que alguien quisiera buscar desesperado al ladrón y darle caza.

Alguien quería silenciar al Espectro… la pregunta era: ¿por qué?

 

Notas finales:

¡Hola nuevamente! Hemos llegado al final de este episodio y ¡AH! tengo muchas emociones revoloteando dentro de mí.

La primera es que me hallaba muy nerviosa por presentarles el primer adelanto de este pseudo lemon entre Levi y Eren que no cunda el pánico, habrá más, lo prometo y es que no soy muy buena para escribir este tipo de contenido, así que perdón si alguien se vio decepcionado con este.

Lo segundo es que estoy bastante estresada porque quiero escribir muchas cosas y no he podido por problemas personales; las ideas y diálogos están en un cuaderno de borrador juntando polvo y esperando a que las pase al computador con decencia sorry . Así que sí, me estaré demorando más en actualizar porque... ¡Estamos en la entrada del climax de la historia! Y quiero hacer las cosas bien para no decepcionarlos ni nada. 

Spoiler: El próximo capítulo será un extra, sólo porque es algo que quería escribir sobre ellos, pero que perfectamente puede no ir con la historia ejém, relleno. Pero creo que les gustará harto jiji.

Momento de los agradecimientos: Infinitas gracias a cada uno de ustedes, lectores y lectoras, por seguir mi historia y apoyarla de todas las formas posibles. Estoy en deuda con su apoyo y cariño y me emociona un montón saber que están esperando actualización y no se han olvidado de mí no lo hagan, please. Anyway, merecen mis más sinceros agradecimientos y mis mejores deseos para ustedes.  ¡Son lo mejor!

Y ahora me retiraré, porque tengo harto que escribir. 

Les iba a comentar que he sentido que el fandom de SnK está bastante abandonado, ya no veo muchas historias nuevas y muchas y muchos escritores han cambiado de fandom y abandonado historias, entre otras cosas. Así que si quieren recomendarme alguna lectura, no duden en mandarme un mensaje, o si quieren que lea algo de ustedes. 

También puede ser de otros fandoms, porque, de hecho, yo estoy leyendo mucho de Tokyo Revengers (lo digo ahora, soy TakeMikey/MiTake shipper ¿y qué?— pero estoy abierta a otros ships, como el Bajifuyu, por supuesto).

Ya, creo que no tengo nada más que decir y mil perdones por darles la lata con estas notas finales del capítulo. Gracias por leer, btw. 

Cuídense mucho y espero que les esté yendo muy bien. Sepan que cualquier cosa pueden hablarme (:

¡Un abrazo!

 


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