Una mañana fría lo recibió en el comienzo de un nuevo día. Se colocó su abrigo negro, un sombrero del mismo color y salió rumbo a su trabajo. Saco una nota dentro de la bolsa izquierda de su ropa, “Hayate Gekko” era el nombre escrita en esta; de forma tranquila camino hacia el hospital, sabiendo a donde dirigirse se postro frente a la cama donde un castaño luchaba por respirar, reviso la nota de nuevo para luego levantar la cabeza para mirar el reloj en la habitación, 8:22.
Una alarma empezó a sonar, el pulso del hombre bajaba drásticamente, el personal del hospital entro corriendo a la habitación, nadie podía ver al hombre de negro frente a la camilla hasta que un castaño se paró a su lado y vio confundido la escena.
—Ese… ¿soy yo? —preguntó viendo al paciente que el doctor intentaba revivir inútilmente
—Hayate Gekko, de 23 años de edad, nacido el 2 de noviembre. Murió a las 8:22 un 3 de septiembre. Causa de la muerte, paro respiratorio. Es usted, ¿verdad? —preguntó aquel hombre que vestía de negro
El castaño se limitó a asentir para ver de nuevo su cuerpo en la camilla, el doctor negó con la cabeza viendo que ya no tenía signos vitales.
—Acompáñeme por favor, lo ayudare a cruzar al otro lado—indico el hombre de cabellos plateados
—No, esto no puede estar pasando, le prometí a Yugao que me iba a recuperar y a volver—decía Hayate para acercarse a su cuerpo —, debo regresar
—Eso ya no es posible —el ambiente a su alrededor cambio drásticamente, ya no estaban en el hospital, ahora se encontraban en una extraña sala
— ¿Qué demonios paso? ¿Dónde estoy? ¿Qué se supone que eres tú? —Hayate se giró a ver al hombre que comenzaba a preparar algo que parecía ser un té
—Yo soy un shinigami, debo de guiarte al más allá —explicaba de forma tranquila mientras serbia el té para llevarlo a una mesa—. Toma asiento por favor
Hayate se sentó frente a él, aún estaba muy confundido sobre lo que pasaba
El shinigami coloco la taza frente al castaño. —Una vez que bebas eso todos tus recuerdos serán borrados y podrás seguir
— ¿Y qué pasa si no lo hago?
—Te podrías arrepentir, lo mejor sería que te vayas sin nada de que te arrepientas en esta vida
—Pero…olvidaré a Yugao…no quiero hacerlo
—Debes beberlo, es un regalo de los dioses, así podrás ir tranquilo a tu siguiente vida
Hayate agacho la cabeza y soltó un suspiro—Está bien
Una vez que el trabajo estuvo terminado el hombre de cabello plateado salió del lugar para ir a buscar a su siguiente objetivo.
—Ah, ha sido un día difícil de trabajo, ¿no crees Kakashi? —decía un chico de pelo negro para luego tomar su café
—Lo normal —contestó de forma seca
—Eso dirás tú, me toco ir por las almas de un par de chicos idiotas, murieron al caer de un edificio por tomarse una foto, me sorprende lo idiotas que pueden ser algunos, aunque me sentí mal por lo jóvenes que eran
— ¿No crees que estás siendo muy irrespetuoso con ellos? ¿Cómo sabes que en tu vida pasada no moriste por hacer algo estúpido? —cuestionó Kakashi—. Conociéndote estoy seguro de que moriste de una forma tonta, Obito
—Eh, yo no lo creo, al menos no creo que haya sido tan estúpido como ellos…además, el otro día escuche que los humanos se convierten en shinigamis cuando han cometido uno de los pecados más crueles, así que dudo que haya hecho algo estúpido, si ambos somos shinigamis es porque hicimos algo malo —Obito hizo una pausa para darle otro sorbo a su bebida—. ¿No te da curiosidad saber que hiciste para terminar así?
—La verdad es que no, prefiero no pensar en eso
—Pues a mí sí me intriga saberlo, ¿qué pude haber hecho que fue tan horrible como para ser castigado de esta forma?
—Sea lo que sea, no me interesa. Mmm, ya se han tardado mucho con mi pastel —Kakashi se giró buscando al mesero el cual atendía otra mesa —Oye chico, pedí una rebanada de pastel
—Claro, en un momento señor —contestó el chico de forma amable para ir hacia la cocina
— ¿Y si en mi vida pasada fui un asesino y tú mi cómplice? Quizá por eso estamos juntos —decía Obito en un tono misterioso
— ¿Por qué yo debo ser tu cómplice y no al revés?
—Pues porque…no lo sé, ¿te agrada más la idea de ser el asesino?
—No me agrada ninguna de las opciones —respondió para meter la mano a su bolso y sacar una tarjeta
— ¿Más trabajo? —preguntó Obito al verlo
—Eso parece, se terminó mi hora de comer y no pude disfrutar de mi pastel —Kakashi se levantó para tomar su sombrero
—Ni modo, nos vemos para la cena
—Bien, hasta luego —Kakashi se giro
—Aquí está su pastel —el mesero iba caminando hacia él chocando de frente con Kakashi provocando que la rebanada del postre se embarrara en el abrigo negro —Ay, no, lo lamento mucho señor —dijo apenado para poner a un lado el plato y buscar una servilleta para intentar limpiar algo
—Déjalo así, de todas formas lo iba a llevar a la lavandería
—No, no, espere un momento, le traeré otra rebanada, no tendrá que pagar nada —decía de forma nerviosa el muchacho
—Lo lamento pero ya debo irme, será otro día
—En verdad lamento mucho esto, por favor regrese —el chico levanto la cabeza, sus enormes ojos negros se encontraron con los de Kakashi quien sintió una especie de déja vu. Esa mirada, sentía que la había visto antes, sintió una punzada en su pecho y por sus mejillas se comenzaron a deslizar lágrimas, no entendía que pasaba, ¿por qué estaba llorando?
—Vamos Kakashi, no pensé que te pusiera tan sentimental una rebanada de pastel —bromeo Obito al verlo
—Señor… ¿está bien? —preguntó el chico de cabello castaño que lo veía confundido
—Si…yo, estoy bien, no es nada—Kakashi limpio sus lágrimas rápidamente —Debo irme —salió rápido del lugar dejando confundidos al mesero y a su compañero
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—Estoy en casa —dijo el castaño entrando
— ¿Qué tal te fue hoy? —preguntó una voz femenina
—Bien, aunque me paso algo muy extraño —el castaño se adentró a la casa para ir a la sala
— ¿Qué?
—Sin querer choque con un cliente y le embarre un pastel, y él lloro, fue raro, aunque su amigo me dejo buena propina
—Suena muy extraño como lo dices, quizá estaba sensible
—No tengo la menor idea, pero fue extraño, ¿qué tal te la pasaste tú?
—Mal, tuve que consolar a Yugao, estuvo aquí todo el día llorando —la chica que iba en silla de ruedas se dirigió a la sala —Hayate murió en la mañana
—Vaya, pobre Yugao, debe estar muy mal, ya la veré cuando sea mi día de descanso, ahora vengo muy cansado, quiero dormir un poco
—Sí, debe ser cansado embarrar pasteles a tus clientes —bromeo la chica
—Oh, vamos, me siento mal por ese señor, espero que regrese
— ¿Por qué? ¿Era lindo?
—No, no, para poder recompensarlo por el pastel… aunque, ahora que lo pienso, si era bastante lindo —el chico llevo su mano a su mentón mientras lo recordaba
—Primera vez que veo que te interesa alguien hermanito
—No me interesa, solo que no voy a negar que era bastante lindo, como sea, voy a la cama
—Descansa Yamato —dijo la chica sonriendo
—Igual Rin —el castaño fue a su habitación para tirarse a la cama y quedarse viendo el techo mientras recordaba a aquel hombre. La forma en la que lo veía mientras lloraba, era como si lo conociera, pero él estaba seguro de no haberlo visto nunca antes, era bastante extraño.
Kakashi igual le daba vueltas al asunto en su hogar, no podía concentrarse en el libro que estaba leyendo ya que una pregunta molestaba su mente ¿Quién era aquel chico castaño y por qué se había sentido así con él? Llevo su mano a su cabeza para revolver su cabello, le dolía de pensar tanto en aquello, cerró el libro para ponerlo a un lado y se recostó para arroparse.
Se acomodó buscando dormir cuando una duda golpeo su mente, ¿y si aquel chico tenía algo que ver con su vida pasada? Abrió los ojos de golpe, estúpido Obito, le había metido demasiado esa idea en la cabeza, aunque no sonaba tan descabellado si lo pensaba bien; ahora se sentía estúpido por pensar en ese tipo de teorías, quizá no significaba nada y lo mejor era ignorarlo y seguir con su larga sentencia como shinigami, sí, eso parecía ser lo mejor…o quizá no.