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Entonces, cásate conmigo por Ayann

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Notas del fanfic:

Entonces, cásate conmigo


Título original: So, Will You Be Mine


Historia ©RougueShadowWolf.


Personajes de Teen Wolf ©Jeff Davis.


Traducción ©Αγ?πη.


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Traducción autorizada por RougueShadowWolf, prohibida su reproducción por cualquier medio y/o sin mi autorización previa.


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Notas del(a) Autor(a): Silencio pequeño(a), no llores, estás a salvo aquí, no hay monstruos en estos bosques, los monstruos están en el exterior.


Esta ronda de 15 minutos sucedió a principios de agosto, mucho antes del frío de otoño en las primeras horas de la mañana. Sin embargo, debido a que no había señal (algunas de mis amistades sufrieron síndrome de abstinencia), se me solicitó que publicara en cuanto estuviera en casa, pero no lo hice, lo olvidé o, más bien, pensé que lo había hecho. Mi error fue notado por mi estimada(o) ItAlmostWorked, que buscó las historias y no las encontró, por lo que estoy tratando de enmendarlo.


Para mis adorables lectores(as) familiarizados(as) con las reglas y motivos de esta serie, los(as) invito a ir directo al punto Un pequeño giro para saber la razón de la modificación en nuestro show de siempre, además de conocer los deseos de ReadingIsLikeWellDry para esta historia.


Para aquellas apreciables personas que no están familiarizadas con la serie ni sus reglas, les pido que sigan leyendo la siguiente información, podría serles de utilidad: Esta serie y sus historias son un regalo, más bien un pago para mis amistades. Cada historia es escrita en un periodo de 15 minutos y, cuando el tiempo se termina, no hay más.


Ahora bien, mi estimado(a), si no soportas historias mal escritas te invito a retirarte y ahorrarte el dolor de leer las mías. Sin embargo, si consideras que puedes dejar pasar dedazos, errores gramaticales y ortográficos, y una mala narración, te invito a seguir leyendo y a aprender más sobre esta serie.


Un pequeño giro: Ha habido una modificación en las reglas del juego y este es escribir por tema (no tengo claro por qué creyeron que era una buena idea), el tema de hoy es: El amor no es fácil, pero no hay nada de que preocuparse, ReadingIsLikeWellDry tenía un par de deseos más, así que pidió una historia Sterek con una trama de boda y un Stiles ciego o sordo.


Nota de la Traductora: Debido a que al traducir del inglés al español se pierde cierto sentido y a que el ritmo/estilo de RougueShadowWolf es peculiar, la traducción no es 100% fiel, de hecho, es una de la menos fiel que he realizado, aunque respeté y mantuve la intención/contexto del original.


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Entonces, cásate conmigo


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Derek se aclara la garganta con nerviosismo, sonriéndole a Stiles —parado frente a él—, toma una de las manos del castaño y la lleva hasta su mejilla para que pueda sentir su sonrisa. Llueve a cántaros, pero para Derek el día es perfecto, no cabe de felicidad por estar con el hombre que más ama en el mundo y si algún indeseado invitado está empapándose afuera del lugar, eso solo lo hace más resplandeciente.


Aunque había estado aterrorizado por perder el papel pulcramente doblado en el bolsillo derecho de su saco hecho a la medida, de pronto, Derek se da cuenta de que no necesita leer el discurso que le ha costado semanas escribir, el que ha ensayado con sus hermanas y amigos con la esperanza de poder expresar el profundo amor que siente por el hombre frente a él.


Había planeado que las románticas líneas encajaran perfectamente en el recuerdo de este glorioso momento, pero ahora, frente al hombre al que ama como nunca creyó amar (después de escuchar a Stiles declarar su amor y devoción desde el fondo de su corazón), su discurso se ha quedado corto, hueco, muy Hollywood y, aunque genuino, no tiene suficiente de ellos, no se siente como ellos. Quizás en otro momento, en la luna de miel o en su aniversario, se lo leerá a Stiles, pero ahora, ahora quiere exteriorizar su amor y devoción de otra manera.


Da una profunda inhalación, lo que le vale una nerviosa, pero bromista exclamación por parte de su amado:


—¡Oh no!, no vayas a romperme el corazón, Querido-Oso*.


Derek suelta una suave risa y levanta una de sus manos, la misma que ahora porta el anillo que Stiles había deslizado gentilmente en su dedo, uno que jamás dejará de usar.


—La primera vez que nos vimos, mi profesora del jardín de infantes te había traído al salón y eras un bebé que lo babeaba todo. —Casi suelta una carcajada por la sorprendida expresión en los hermosos rasgos de su compañero de vida—. Y no puedo decir lo contrario, no estaba impresionado.


Stiles y algunos invitados sueltan una genuina y sorprendida carcajada, en tanto el padre de Stiles murmura que no tiene idea de lo que Derek está hablando, su hijo había sido un bebé encantador.


—Olías a vómito y eras bastante aburrido, tampoco eras muy platicador, me alegra decir que eso ha cambiado. —Hay muchas risas y varios «Oh, Dios mío», Derek no espera a que se calmen—. La segunda vez que nuestros caminos se cruzaron, fue en la fiesta de cumpleaños de Cora. —No puede evitar esbozar una alegre sonrisa al recordarlo, sintiendo el corazón rebosante de amor y cariño—. Tenías seis y fuiste el único niño en una fiesta de princesas. —Un bonito rubor se apodera de las mejillas de su futuro esposo y, ¡dioses!, como adora hacerlo sonrojar—. Cuando me di cuenta de que eras el niño del vestido amarillo brillante y la corona de flores, tenía que saber por qué lo habías hecho, ya te molestaban en la escuela. Así que te pregunté y tu respuesta me impactó, tu respuesta, Stiles, me hizo amarte más y supe, supe que eras el indicado para mí.


—¿Qué te respondió? —pregunta Erica, la esposa de su padrino de boda y una de sus más fervientes seguidoras.


La sonrisa de Stiles ilumina su rostro.


—Que lo hice porque ella me invitó y porque no quería herir sus sentimientos al no asistir.


—Incluso hiciste que tu papá te llevara a comprar el vestido —agrega Derek con un toque de adoración—, con el que te veías absolutamente adorable.


—Lo hice. —Stiles asiente con la cabeza—. Y porté mi vestido y mi corona de flores con orgullo.


—Claro que lo hiciste, hijo —afirma John desde su asiento, con una orgullosa sonrisa dibujada en su habitualmente estoico rostro.


—Sí, lo hiciste —concuerda Derek sin dejar de sonreír—, pero en ese entonces yo era un orgulloso joven de doce años que se sentía mayor y tan sofisticado como para pasarla con un montón de niños. —El sonido de la carcajada de Stiles ensancha su sonrisa e inflama su corazón—. Era un niño tonto que creía que eras un bicho raro. —La vergüenza que siente solo se equipara a la que sintió cuando expresó por primera vez lo que pensaba del niño con el vestido de princesa.


—Está bien, todo está bien —asegura Stiles, inclinándose para depositar un tierno y amoroso beso en la frente de Derek—. No hay nada por qué preocuparse, eras un niño, Derek, y has crecido, bastante.


—Te amo —susurra Derek.


Stiles sonríe y responde en voz baja:


—Lo sé.


Derek cree que Stiles conoce su corazón mejor que él.


—Todos estamos al tanto —grita Laura desde su asiento con una gran sonrisa.


Derek no puede evitar sonrojarse, es probable que haya hablado de más con su hermana sobre lo mucho que ama a Stiles, incluso cuando no creía poder darle la relación que merecía, pasó semanas enteras hablando de cómo su corazón y su alma le pertenecían al castaño.


Después de una breve pausa, Derek prosigue:


—Pero no siempre fue así, no estaba enamorado de ti cuando te ataqué.


—¿No era así? —espeta alguien entre los asistentes.


Derek lo pasa por alto, enfocándose en el hombre que ha conquistado su reservado corazón.


—Cuando te ataqué no tenía idea de que llegaría a amarte o que en tu corazón encontrarías la manera de corresponderme.


—Los milagros suceden. —Stiles suelta una ligera carcajada, con el pulgar alisa con suavidad la arruga de preocupación y arrepentimiento en la frente de su pronto esposo.


En un arrebato de frustración y rabia, Derek había abandonado el pequeño parque donde esperaba tener un pícnic con su familia, había cruzado la calle y caminado directamente hacia el desconocido, solitario y ansioso joven parado afuera de la pastelería. Lo único que había tenido en mente y estaba seguro era de que se trataba de otro bastardo dispuesto a tomarle una foto con la intención de fama y fortuna, o peor aún, era otro de los tipos que Kate había mandado para vigilarlo y atormentarlo.


—Te di un puñetazo en la cara —arguye impresionado porque Stiles no le reclame cuando él sigue sintiéndose culpable.


—Lo sé —responde Stiles sonriente—, rompiste mi teléfono.


—¡Te rompí la nariz! —alega Derek sin ver lo divertido.


—¡Oh, sí! —Stiles se ríe—. Lo recuerdo, mi papá estaba furioso contigo.


—Entonces, Cora… —se apresura Derek a añadir, volteando a ver a su pequeña hermana.


Nunca olvidaría la mirada asesina de Cora cuando salió de la pastelería, soltó la caja de cupcakes y arremetió contra él, de lo que estaba eternamente agradecido porque en ese momento estaba a punto de dejarle el otro ojo morado a Stiles.


—¡Derek! —vociferó Cora mientras lo alejaba del joven que quería hacer papilla—. ¿¡Qué demonios te pasa!?


—¡No dejaba de mirarme! —rugió Derek—. ¡Probablemente me estaba espiando por órdenes de la maldita Kate!


Todo su mundo se vino abajo cuando Cora gritó:


—¡No te estaba mirando, estúpido! ¡Es ciego! —Le dio un puñetazo en el estómago—. Eso es por lastimar a Stiles, ¡idiota!


El nombre del amigo de Cora, que los acompañaría al pícnic de cumpleaños de su hermana, fue suficiente para desaparecer su rabia y sustituirla con vergüenza y culpa.


Todavía hay días en los que el recuerdo de un Stiles herido, aterrorizado y arrastrándose para alejarse de ellos, lo persigue.


—No importa —dice Stiles en voz baja, juntando sus frentes—. Todos cometemos errores, el tuyo te llevó a pasar una noche en la cárcel y, después, te consiguió un esposo.


—Todavía no estamos casados —señala Derek con calma.


—Entonces, cásate conmigo, buen hombre, y pasemos el resto de la eternidad juntos, o hasta que te aburras de mí.


—Stiles, nunca me aburriré de ti —contradice Derek en un tono lleno de amor y honestidad—, no hay día que no me sorprendas.


—Siempre me dices cosas tan bonitas.


Derek quiere que el día termine para estar a solas con su esposo. Extiende una mano, toma la mano izquierda de Stiles y le da un breve asentimiento de cabeza a Boyd para que le entregue el anillo.


—¡Oh!, el ambiente se ha puesto serio —ríe Stiles y Derek lo calla con suavidad.


—Stiles, ¿quieres tomarme, a tu Lobo-Amargado*, como tu compañero de travesuras y de vida? —Lentamente, desliza la sencilla alianza de oro en el dedo del castaño, con el corazón latiendo a mil por hora—. ¿Compartir mis mejores y peores días? —La sonrisa de Stiles es enorme y brillante, su cabeza asiente una y otra vez como un niño emocionado—. ¿Abrazarme y apoyarme incluso cuando no lo merezca hasta que la muerte nos separe?


—Sí. Sí. Sí. Y si me voy primero, volveré, no para atormentarte, sino para hacerte compañía —proclama Stiles conmovido y con las lágrimas corriendo por las ruborizadas mejillas—. Y para recordarte que tienes que regar las plantas.


—Eso me gustaría —susurra Derek, acercándose para besar a su esposo, piensa que, si llegara a perder a este maravilloso hombre, desearía que la muerte se lo llevara pronto.


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Notas finales:

Nota de la Traductora: *Pensé en dejar los apodos de Derek en inglés, Der-bear y Sourwolf, pero (y aunque lo he leído desde hace mucho, en muchas historias) caí en cuenta del juego de palabras de Der-bear con la palabra dear (querido, amado) y no pude resistirme a ponerlo en español.


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