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Por ellos. por NNK

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Capitulo II: Pasado vs presente.

 

¡No! ¿Daniel? ¡Daniel!

¡Suéltenme!

¡Daniel, despierta! ¡Vamos despierta!

Abrió sus ojos asustados, escuchando la voz de su hermano aún resonando en su cabeza, los recuerdos de estar conduciendo en la carretera inundaron su mente, se sentó en el suelo cuando el accidente llegó a su memoria, busco las heridas comunes que se producen en este tipo de accidente, pero contrario a todo pronóstico, su cuerpo en vez de sentirse como si un camión de helado le cayera encima, le parecía liviano, por unos segundos pensó que había salido completamente ileso del accidente.

Giró su cabeza aún pensando aquello, pero el lugar estaba oscuro y aún cuando agudizó su oído para advertir cualquier sonido de su entorno, solo oía los pasos que resonaban en ese lugar parecido a un pasillo sin fin, volvió su cabeza hacia atrás al escuchar la risa de David y Adriel, los sintió pasar por su lado y cuando regresó su vista hacia delante, tuvo que llevar una mano a sus ojos para así evitar esa luz cegadora que le avisó que había llegado al final del pasillo.

Llevó su mano, cubriendo sus ojos con ella cuando la luz del sol le cegó por unos segundos, observo al frente al oír el relajante sonido de las olas, camino hacia allá, al ver que dos menores jugaban en el agua, corriendo de adelante hacia atrás, huyendo de las olas del mar o persiguiéndolas. Volvió a girar su cabeza al escuchar la sirena de una ambulancia, la observo pasar entre medio de un campo de trigo, alzó su mirada viendo que el cielo era celeste claro en un lado y anaranjado al otro.

Vamos a dejarlo en el suelo con cuidado.

Giró su cabeza hacia la playa pensando que estaba la madre de los niños, pero estos corrían en su dirección y se perdían por el campo de trigo, observo rápidamente su entorno y los siguió caminando despacio. La risa de ambos niños llenó el ambiente, les observo de perfil y por unos minutos estuvo seguro de que esos dos niños eran Pablo y él, intentó correr para poder alcanzarlos e interponerse en su camino para poder observar sus caras.

Corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitieron, logró adelantarse y se detuvo, ambos eran iguales y sus ojos brillaban de alegría, quiso preguntar sus nombres, pero sin previo aviso el niño de la derecha cayó al agua, seguido del segundo y cuando él reaccionó ya se encontraba nadando hacia ellos.

Carga a Doscientos

 Tomó al niño de la izquierda, sintiendo que este se abrazaba a su cuello, estiró su brazo izquierdo, mientras veía borrosamente como el niño de la derecha se hundía cada vez más. Nado hacia él, pero escucho el sonido de las burbujas en el agua, giró su cabeza hacia el niño de la izquierda, sintiendo que este perdía el aire, nadó hacia arriba y estiró sus brazos para sacar al pequeño primero. Salió del agua, viendo la cara del niño, sorprendiéndose al encontrar un parecido con él, su mente se llenó de preguntas que no poseían respuestas.

Vamos reacciona por favor.

¡Suéltenme! ¡Suéltenme!

Regresó su vista al agua al escuchar dos voces completamente distintas, sabía que la segunda voz pertenecía a la de su hermano mellizo, escucho los sollozos del niño detrás de él y volvió su concentración al interior del agua, le faltaba un niño y debía volver por él, quiso volver, pero el agua desapareció y con ella todo a su alrededor, una vez más se encontraba dentro de ese túnel oscuro, escuchando las voces de sus amigos, familiares y conocidos.

Traigan la camilla, ¿Usted es familiar?

Sí, soy su hermano mellizo

Acompáñenos, por favor.

¿Hacia dónde se dirigía su hermano? ¿Qué estaba pasando? Llevo sus manos a sus oídos, para así aliviar la sirena de la ambulancia que se amplifico en el túnel, observo a su alrededor al oír pasos cortos, se sorprendió cuando sintió que un niño de unos cuatro años lo atravesaba y seguía caminando de largo, le siguió, tratando de alcanzarlo y así ver su cara y  saber si era el niño que había rescatado o él que había perdido. Pero entre más se acercaba, más veía que el pequeño se alejaba de él.

— ¡Hey niño, espera!—exclamó, causando un eco dentro del túnel. El niño detuvo sus pasos y se giró a mirarlo, el parecido con Adriel era increíble— ¿Adriel?—llamó confundido. El niño negó y siguió su camino. — ¡Espera!

Dio un paso que además de causar un eco, cambio todo su ambiente nuevamente, aparecieron pequeñas ventanas en el túnel, revelando pequeños sucesos de su vida privada, el lugar se llenó una vez más de la voces de cada persona que ha tenido un momento con él, llevo sus manos a sus oídos por segunda vez para poder así apaciguar el sonido que se produjo y concentrarse en los pasos del niño que hace poco tiempo le había abandonado.

Su mirada se dirigió hacia una de las ventanas, se acercó y por primera vez, producto del ruido no escucho el eco de sus pasos. Concentró su atención en las imágenes que se presentaban en frente suyo. Adriel estaba allí, era el momento exacto en el que lo conoció.

— ¿Puede presentarse y el motivo de porque se encuentra aquí, señor Alone?—comentó el profesor Adam con una sonrisa burlona. El mismo que había fallecido tres años antes que Adriel de un infarto al corazón, luego de un accidente automovilístico.

—Odio mi apellido, me llamo Adriel y estoy nuevamente en este curso, porque el profesor aquí presente me califico con un 39.44 y no me quiso dar una décima porque dijo que mi actitud apesta. —comentó sincero, ganándose la mirada curiosa de algunos y la risa burlona de otros.

Él era uno de los que primero le miró impresionado y finalmente no supo si reír o mantenerse serio y relajado.

—Siga con esa actitud desafiante y me encargaré de arruinarte toda la carrera—amenazó con tono alegre y con una mirada divertida cuando los ojos de Adriel le miraron con atención.

—Tan simpático como siempre, por eso me agrada—habló sarcásticamente, viendo que su profesor le daba la espalda.

—Siéntate y cállate, Adriel—ordenó su profesor con indiferencia.

Nunca había entendido por completo la relación del profesor con Adriel, al comienzo pensó que era padre e hijo, pero luego lo descartó al descubrir por su hermano Pablo que el padre de Adriel había fallecido cinco meses antes de que este entrara en la universidad. Después pensó que eran pareja, pero el profesor y Adriel, se llevaban como el perro y el gato, en especial cuando ambos tenían opiniones completamente distintas, las clases en esas situaciones eran tan incómodas. Finalmente, desistió de querer comprobar el tipo de relación que tenían y decidió aprender de ellos, porque cada uno era bueno en su forma de pensar y actuar.

Daniel, Adriel, esas eran las galletas de la escena del crimen ¡Dejen de comerlas!

El profesor siempre se comportaba como un troglodita con sus alumnos, en la forma de hablar y mirarlos, todos los alumnos sabían que les tenía cólera, pero Adriel decía que lo último que le faltaba a su profesor era odiar la navidad para terminar de transformarse en Grinch. En cambio, Alejandro su ayudante, decía que el profesor solo era un caramelo de chocolate amargo, bañando en frutilla. Pero, él siempre pensó que el profesor era un ogro sin corazón por la forma en que les reprobaba ante el más mínimo error y aun así toda su generación le quiso como su mentor.

Daniel resiste, ya llegamos

La voz de su hermano resonó con fuerza, dejándose escuchar por sobre todas las demás, Daniel volvió a su estado de confusión, observo para ambos lados, deteniendo sus ojos en cada ventana para averiguar de cual de todas provenía la voz de su hermano. Avanzó seguro hacia adelante, viendo que cada vez aparecían más y más ventanas, abrió sus ojos cuando se encontró con el niño que había rescatado de las aguas.

Señor, no puede entrar.

Pero es mi hermano

Por favor, espere al médico que atenderá a su familiar, saldrá en cuanto sepa la condición del paciente.

¿Cuánto se tardará? Hey, espere.

Daniel giró su cabeza para ambos lados, buscando la puerta que decía esa voz para ver a Pablo de una vez por todas, pero no había nada, toco las paredes del túnel, pensando que la puerta estaba oculta, pero desistió de su intento, cuando una de las ventanas apareció y le mostró el momento en que conoció a Alejandro, el mejor amigo de Adriel.

— ¿Eres Daniel verdad?—preguntó un chico alto, de cabello negro y mirada fría.

La primera vez que vio a Alejandro, pensó que era un chico de pandillas, vestido con los jeans negros, esa  bufanda de aspecto escoses, de color rojo y negro, esa polera de rojo con negro y una chaqueta de cuero. En ese mismo segundo, también pensó que lo golpearía y él no saldría bien librado de los golpes y por ultimo y de manera desesperada pensó que era un novio tóxico de Adriel.

— ¿Qué estás haciendo? Déjalo en paz— comentó Adriel a la defensiva, mientras se cruzaba de brazos. —Te conozco Alejandro.

—Solo hice una pregunta. Lo juro—se defendió, cambiando esa mirada fría por una burlona y divertida.

Le sorprendió mucho ese cambio de mirada y desde ese momento se sintió especial al lado de Adriel, pero también se prometió, no juzgar de ese tipo de gente y cuando lo consiguió, aprendió mucho sobre Alejandro. Ambos solo querían lo mejor para ese amigo algo reservado e hiperactivo.

Unos pasos se dejaron escuchar por encima de todas aquellas voces, los cuales llamaron su atención, miró al niño que había rescatado, ese que tenía un parecido similar al suyo, sus miradas color café se conectaron y Daniel tuvo el increíble presentimiento de que ese niño se le hacía extrañamente familiar.

— ¿Quién eres?—preguntó Daniel con un tono de sorpresa.

—Sígueme—ordenó, serio a pesar de representar solo unos cuatro años—Te están esperando Daniel.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en el siguiente publicación.


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