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Por ellos. por NNK

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Capitulo VIII: El patio de la Universidad.

 

¿Qué haces David?

Ah, Hola Pablo, estoy poniendo musica.

¿Para mi hermano?

Pues claro, para quien más seria.

Mauricio se detuvo en mitad del campo de la universidad con una sonrisa al encontrar a Adriel en una banca sentado con una guitarra, mientras estaba con una chica que cantaba cada tonada de canción que este tocaba. Danna su mascota no estaba por ningún lado y su hermano Pablo ya debería estar almorzando junto a él, así que Danna debería estar si o si en la clínica con Eliet, haciéndose el chequeo. Prefirió, comprarse algo para comer, de paso también algo para beber.

Se puso en la fila, sorprendiéndose al encontrarse al profesor Eduardo en la fila con cara de pocos amigos al ver la cantidad de alumnos que esperaban ser atendidos. Eduardo le miró por unos segundos, antes de ir donde la cajera ordenar dos cafés, una bebida y dos panes con carne y queso. Lo atendieron con una sonrisa, mientras el ignoraba las miradas frustradas y cansadas de todos los clientes de la fila.

— ¡Hey tú! Ven conmigo. —Exclamó Eduardo, llamando a Mauricio, ocasionando  que todas las miradas se dirigieran al nombrado que salió de la fila con una sonrisa nerviosa.

Mauricio le siguió hasta la última mesa, viendo como su profesor dejaba todo preparado para que comiera con el un momento, observo hacia la banca donde se encontraba Adriel, ahora estaba con la chica, con Alejandro D, Alejandro M y otro chico que no conocía. Acepto la invitación viendo que el profesor exclamaba nuevamente.

— ¡Hey, Alejandro!—exclamó, viendo como los dos Alejandros se volteaban a la vez—Le digo al chileno—susurró, viendo que Alejandro se acercaba—Dale esta bebida a Adriel y este café a Daniel. Ellos fueron los únicos que alcanzaron nota máxima.

El silencio que le siguió luego de dar esa orden, fue eterno y lleno de complicidad. Alejandro obedeció con rapidez, dejando solos a ambos casi de inmediato. Eduardo le ofreció el segundo pan a Mauricio, mientras que todos los alumnos hablaban del resultado de sus vacaciones o sus vacaciones que comenzaban finalizada la jornada. Mauricio desvió su vista de Adriel y sus compañeros de universidad y se concentró en su profesor Eduardo, necesitaba de sus consejos, porque bastante falta le hizo en su época.

—Las cosas que me dijiste hace una semana fueron bastante raras—comentó, enfrentando la mirada de su ayudante, sonrió—Realmente no quise creerte en un comienzo, pero sería ciego si no digiera que eres Daniel—confesó, sorprendiendo al otro— ¿Qué te trajo aquí?

Mauricio se quedo callado por unos segundos, no sabiendo que responder. Eran tantas cosas que sentía con relación a su hermano y Adriel, que no podía explicarlas con las palabras. Eduardo, sonrió.

— ¿Ha ocurrido algo con Adriel?—preguntó Eduardo, preocupado— ¿Es grave? Debe serlo si no, no estarías aquí. —comentó con una sonrisa.

—Sí, él ha…—quiso confesar, sintiendo un nudo en su garganta—Nos ha…—volvió a internar.

—Cálmate, no llores—ordenó Eduardo con una sonrisa, mientras bebía café. —Llamaras la atención de Adriel y los chicos, vas a preocuparlos e interrumpirán nuestra conversación. —comentó con una sonrisa, sintiendo la mirada de los chicos en Mauricio.

—Lo siento, fue un momento inesperado y sorpresivo—comentó con tristeza— Fue complicado para todos, pero fue mi culpa. Si me hubiera quedado callado, él tal vez seguiría vivo.

—Entiendo. Pero, continuemos en el campamento—propuso, tomando su último sorbo de café antes de mirar a Mauricio. —Te enviare, el horario del próximo semestre en cuanto lo tenga.

—Claro, como quiera—comentó, bebiendo la bebida que se había comprando, para tratar de eliminar ese nudo en la garganta que se había formado.

Se sorprendió cuando Danna se acercó a él, apoyando su cabeza en su pierna derecha, le acarició la frente con una sonrisa y le abrazó por unos segundos. Sonrió, él no tenía ningún recuerdo con Danna, de hecho, solo la conocía por la foto que Adriel conservaba en el librero de su living comedor. Pero, hoy confirmaba que él animal era tan cariñoso como comentaba su amigo y Pablo. Dejó de abrazarla, cuando sintió una mano sobre su hombro, se sintió incomodó cuando Adriel le miraba con una sonrisa. Realmente extrañaba a su amigo.

—Lamento mucho interrumpir el momento, pero necesito llevarme a esta chica al veterinario—avisó Adriel con una sonrisa.

Mauricio regresó su mirada a la de Danna, comprendiendo que no era consuelo lo que el animal quería darle, si no rogarle porque no le llevaran al veterinario. Se asustó, cuando Adriel tomó la correa de Danna y esta le  gruño en defensa propia. La mirada sonriente de su amigo se ensombreció,  acto suficiente para que Danna obedeciera con una sonrisa.

Tuvo el impulso de quedarse allí, mientras Adriel terminaba en la veterinaria, pero la mirada del profesor Eduardo desde el ascensor, junto a los celos que sintió al verse a él mismo con su ahora esposo, le causo la suficiente molestia como para seguir a su amigo y así salir de la vista de todos sus antiguos compañeros, quienes le miraron con curiosidad y sospecha al verlo completamente solo.

—No duraste ni cinco minutos solo con ellos—se burló Adriel al verle a su lado con una sonrisa— ¿Por qué mis amigos te dan tanto miedo?

—Solo hay una persona que me da miedo en ese grupo—confesó, pensando en Alejandro M, aunque Alejandro D, también lo hacía, aunque ese le molestaba más que causarle miedo—Los demás me incomodan con sus miradas.

— ¿Sus miradas?—preguntó Adriel, sin entender.

—Sí, todos tus amigos me miran como si me conocieran—comentó con obviedad—con sospecha y curiosidad—trató de explicarse.

—Es que…te pareces mucho a Daniel y Pablo…—comentó, sorprendiendo a Mauricio, quien le miro algo nervioso—De hecho, tienes mucha similitud física con todos los hermanos—confesó con algo de burla.

—Pero, no soy ninguno de ellos ¿Me crees verdad?—preguntó Mauricio, un poco nervioso.

Adriel guardó silencio por un momento, no sabiendo que responder en ese instante, el tema de la confianza era algo difícil para él en estos momentos, pero asintió con su cabeza para no causar en Mauricio, mayor duda de la que tenía. Para omitir el tema un poco, se concentró en Eliet y le entregó a Danna, sintiendo un pequeño dolor de pecho, como si le fueran a quitar a Danna para siempre. La observo alejarse, sintiendo como ese sentimiento amargo se colaba de en interior como una serpiente venenosa, yendo detrás de su presa.

Mauricio dejó de preocuparse por el descubrimiento de Adriel y empezó a sentirse un poco angustiado a notar los ojos llorosos de su amigo. Se levanto de su asiento con la intensión de saber que le ocurría, pero Adriel en menos de un segundo cambio por completo su expresión, sus ojos relejaron una alegría que no supo de donde venía y una sonrisa que le ilumino todo el rostro. El cambio sorprendió a Mauricio, pocas veces había visto ese cambio repentino en Adriel, aún así por seguridad de su amigo, prefirió preguntar.

— ¿Adriel? ¿Te encuentras bien?—preguntó asustado, viendo a su amigo.

—Claro, como siempre—respondió alegre.

Mauricio se quedó mirándole unos segundos, mordió su labio con frustración. Adriel había vuelto a minimizar sus problemas. Observo hacia atrás encontrándose con la mirada de Alejandro, mientras Adriel no pudo evitar avanzar e ir en dirección a la facultad de medicina. El contacto de miradas duró apenas unos segundos, ya que un grito alerto a todo el mundo.

— ¡Adriel! —exclamó una voz, que distrajo a todos.

Adriel se detuvo unos segundos, no entendiendo porque razón su corazón se acelero con fuerza, giró su cabeza con una sonrisa, pensado que era normal debido al tono alto de la voz, pero sonrió, sintiéndose un poco avergonzado al reconocer a Pablo, venir corriendo con una sonrisa. Parpadeó un par de veces, sorprendido. Y solo siguió sonriendo, a pesar de que las ganas de negar con su cabeza para poder reaccionar era el doble de grandes.

—Te alcance a encontrar—murmuró, deteniéndose en frente de  Adriel—Se me ha olvidado, darte la bolsa de Danna.

—Gracias—agradeció en un susurró, que despertó la curiosidad de todos los presentes.

Alejandro fue el primero que se acercó, seguido de David y Daniel. Mauricio retrocedió para darle mayor espacio. Su amigo y su hermano, siempre habían tenido una característica única, eran reservados y con solo una mirada podían decir muchas cosas, pero era primera vez que notaba esa conexión casi invisible que los rodeaba. Todos lo sabían, pero nadie lo decía.

—Gracias a ti por prestarme a Danna, me has salvado de una grande—comentó Pablo con una sonrisa nerviosa. — ¿Puedo hablarte una segunda vez?...Digo, cuando necesite a Danna de nuevo—habló, al ver que todos le miraban con atención.

—Claro, puedes hablarme cada vez que necesites a Danna—aceptó con una sonrisa alegre.

Pablo sonrió antes de hacerle una seña a su compañero de carrera para continuar su camino. Gesto que Adriel agradeció para poder morder su labio, causándose dolor para poder reaccionar a su propio embobamiento. Cuando reacciono sonrió incomodo al ver la mirada curiosa y descarada de su amigo Alejandro, desvió la mirada sintiéndose peor al ver que Mauricio le miraba con una sonrisa, seguido de Daniel y David que se miraban entre ellos antes de sonreír al dirigirle la mirada.

Se volteó para ir en dirección a la facultad de veterinaria, encontrándose con la mirada de pocos amigos de su amigo Alejandro D. Rodó sus ojos porque sus compañeros no maduraban de una vez por todas.

— ¡Ya basta!—exclamó a todos, viendo como todos le miraban de manera burlona, —Maduren.

—Creo que eso debes decírtelo a ti mismo—pronuncio su mejor amigo, ganándose una mirada de odio de parte suya.

Mauricio abrió sus ojos analizando la situación al verse en medio del fuego cruzado de miradas, por bienestar propio, prefirió tomar a Adriel de los hombros y llevarlo directo a la facultad de medicina a buscar a su mascota. Por el momento, era lo más sano y así evitaría una pelea entre ambos mejores amigos. Adriel se vio empujada primero lentamente y luego de manera apresurada. Incluso tuvo miedo de tropezar por culpa de Mauricio, pero suspiro era mucho mejor volver a ver a su mascota nuevamente.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación.


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