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Twilight Zone por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

¡Especial de Halloween!

Esta historia surgió como una idea sencilla y rosa, eventualmente contaminándose con otras ideas que tengo y renació como este especial de halloween.

Sin querer se ha convertido en la ante sala a un fic cortito que tenía planeado para después, así que espero lo disfruten y se queden con tantas dudas como expectativas de lo que está por venir <3

Minho empujó la puerta del lugar, sintiendo el aroma del café golpearle en el rostro. Era extrañamente agradable, encontrarse con el fresco del establecimiento, el rico olor a especias y sobretodo escuchar el bullicio.

Desde que se había mudado fuera del pueblo, había notado esas pequeñas diferencias. Los ruidos en la ciudad eran ajenos a él, en cambio, estar de nuevo en casa podía decir casi ciegamente a quien pertenecía cada voz que escuchaba, a pesar de no estar realmente prestando atención a las conversaciones ajenas.

Pero no era precisamente por nostalgia que había regresado luego de seis años de estar fuera. Era más bien, un extraño anhelo que no había sabido que tenía. No lo había pensado demasiado siendo joven, creyendo que lo que más deseaba en la vida era su éxito laboral. No, sólo había sido un escalón bastante alto para su felicidad, pero no la cima. Así que aquel sueño extraño que había tenido lo tomó como un presagio, empacando su maleta y yendo a visitar su antiguo hogar.

Lo cierto, es que ese sueño le había marcado de manera curiosa. No sabía decir que exactamente, simplemente no podía dejar de pensar en ello. Así que, tras dudarlo por mucho rato, había salido del hotel donde se había hospedado y se dirigió a la cafetería con la que había soñado.

Justo como había pasado en su sueño, al fondo de la cafetería, con un libro en las manos, estaba sentado Lee Taemin. Un chico, ahora hombre, en quien no había pensado desde que había terminado la escuela y salido del pueblo para estudiar una carrera. Cabello castaño, y ojos de igual color, exactamente como lo previsto. Se sacudió el sentimiento de extrañeza y decidió acercarse. Igual que en su sueño.

-Hola.- Se aseguró de saludarle primero, para evitar el sobresalto de sentarse en la misma mesa sin siquiera saber de quién se trataba.

Efectivamente, Taemin subió la mirada, frunciendo el ceño al trata de ubicar su rostro.

-Disculpa, ¿nos conocemos?- Bajo su libro, sonriendo de manera amable. Parecía tratar de no ser descortés, aunque no había salido exactamente de ese modo.

-Er, sí.- Minho se rasco la nunca nerviosamente. ¿Cómo explicaría esta locura? -Quizás no me recuerdas porque fue hace muchos años. Soy Choi Minho. Yo estaba en el equipo de baloncesto de la secundaria, tú en el equipo de baile. Nos obligaron a participar en la obra de teatro de la señorita Kang, para fomentar la amistad interdisciplinar.

-¡Oh! La señorita Kang, la recuerdo.- Taemin sonrió hasta achicar los ojos. -Cierto, le pidieron a todos los clubes extracurriculares que participaran, de manera obligatoria.- Soltó una pequeña carcajada. -Fue ridículo, no sé cómo superamos ser el hazme reír de la escuela...Ya sé quién eres, pintamos juntos el castillo que era parte de la escenografía. Lo hicimos tan mal, que nos prohibieron acercarnos a los botes de pintura de nuevo.

-Ah si, eso...- Minho rio, recordando que de hecho habían hecho un muy mal trabajo en esa tarea. Ninguno de los dos quería estar ahí, y a pesar de que la convivencia era buena, simplemente no habían congeniado en ese momento. -Pudimos haber hecho un poco más de esfuerzo.

Taemin rio asintiendo, le indicó con un gesto de mano que tomara asiento en su mesa y cerró su libro.

-Entonces dime Minho, ¿cuál es tu motivo de estar aquí?- Preguntó, colocando ambas de sus manos bajo su mentón mientras se apoyaba en la mesa con los codos. -Muchos de nosotros nos fuimos del pueblo para estudiar, tenías el mismo sueño ¿me equivoco?

-Si, así fue.- Aceptó. -De hecho tenía mucho tiempo sin venir.

Taemin bufó, riendo para si mismo después.

-Yo también tenía mucho tiempo sin venir. Que coincidencia.

¿Cómo explicarle tal locura? Minho reprimió un gemido, decidiendo qué palabras usar para decir que tal vez no era una coincidencia. Sino algo que iba a pasar, y que había soñado con ello.

-Taemin, recuerdas que en la escuela tenías un apodo particular.- Se aclaró la garganta, removiéndose de incomodidad en su asiento. Esperó a escuchar el corto hada de Taemin mientras este asentía para continuar. -Las hadas son seres mágicos, ¿no?

-Si, lo son. Bajo el supuesto de que existen.- Comentó con precaución. -Seres de la naturaleza, que se mueven a través de velos a los que nosotros, como humanos no tenemos acceso.

-Asi es…- ¿Qué rayos estaba haciendo? Minho miró alrededor, esperando que algo pasar y le detuviera de esta locura. Miró a un mesero pasar, rogando porque lo notara y se acercara a preguntar si deseaba algo. No sucedió, así que se vio en la necesidad de continuar. -Entonces, ¿estamos de acuerdo que las hadas podrían existir, y simplemente no lo sabemos porque no tenemos la habilidad de atravesar los mismos planos que ellas?

-Si…- Taemin frunció el ceño. -Minho, ¿a dónde va esto?

-No lo sé…- Exhaló el moreno, antes de rendirse y decir simplemente lo que tenía en mente. -Si las hadas y la magia pueden existir, entonces también el destino ¿no lo crees?- Se recargó en la mesa, mordiendo el interior de su mejilla. -Y no lo sabemos, nos parecen coincidencias. Pero no lo son, sino cosas que deben pasar, porque así están escritas.

-¿Me estas diciendo que crees en el destino?- Taemin chasqueó la lengua dentro de su boca, sonriendo.

-No…- Exhaló frustrado. -No creía, pero…Escucha, soñé con esto ¿si? Soñé que venía a esta cafetería, y que te encontraba aquí y conversábamos como ahora lo estamos haciendo.- Señaló a su alrededor con gestos rápidos de manos. -Y no lo sé, simplemente sentí que debía venir a comprobar si ocurriría como en mi sueño. O si…Simplemente estaba empezando a perder la cabeza.- Se froto la sien izquierda, sintiendo que en efecto estaba perdiendo la cabeza y quedando en ridículo.

Taemin rio, estirando su mano para darle un par de palmadas en la cabeza.

-Entonces, supongo que está mal que tuviste suerte de que haya vuelto por el fin de semana.- Le animó. -Tal vez eres psíquico.

-No te burles.- Masculló por lo bajo, sin querer alzarse de la mesa. -Parecía tonto, incluso mientras venía de camino no podía dejar de pensar en que era simplemente una tonta decisión venir a comprobarlo. Y entonces te vi, y henos aquí, discutiéndolo. Ni siquiera sé por qué tú, o por qué yo.

-Tal vez fue el destino.- Taemin se encogió de hombros. -Así que, ¿qué haremos al respecto?

Minho exhaló, al fin alzando la vista. Una parte de él creía que Taemin se estaba burlando, siguiéndole la corriente, porque toda esta conversación era absurda. Otra parte, no sabía que seguir pensando. Ni siquiera quería tratar de entenderlo ya.

-No lo sé.

-Bueno, sea el destino o no, estás aquí, y yo también.- Taemin señaló. -Hace mucho que no hablo con nadie de la escuela, ¿qué tal si nos ponemos al corriente de nuestras vidas?

-Eso sería lo más normal que podríamos hacer, sí.- Minho aceptó, retomando algo de su compostura. -Gracias.

Empezaron a charlar, tratando de empatar puntos y situaciones de su vida cuando estuvieron en la escuela. Había sido un poco sorprendente ver que habían tenido más que amigos en común, sólo nunca coincidieron realmente, excepto por aquella vez de la obra de teatro. Habían platicado en los rumbos que sus respectivas vidas habían tomado, descubriendo que vivían ahora en la misma ciudad, aunque en puntos contrarios. Taemin había regresado para ver el nuevo museo del pueblo, así que le invitó para que fueran juntos al día siguiente. Esa pequeña salida se convirtió en una tarde entera, que siguió al día en una comida y la promesa de verse en una cafetería cuando volvieran a la ciudad.

Taemin nunca llegó a esa cita.

El problema, nunca intercambiaron teléfonos celulares. Para su suerte, Minho ahora sabía que ambos mantenían contacto con un amigo en común de la escuela media. Así que decidido, había llamado a su amigo, esperando lograr conseguir el contacto de Taemin y volver a frecuentarle.

-Kibum, soy Minho. Choi. Necesito un favor.

-Nunca llamas, y cuando lo haces sólo es por algo. No sé por qué me sigue sorprendiendo de ti, Choi. Está bien, ¿qué necesitas?

-Sé que eres amigo de Taemin, coincidí con él hace poco. Empezamos a salir, por decirlo de algún modo. Pero no tengo su número de celular, y no ha llegado a nuestra cita. Me di cuenta de lo tonto que suena, pero nuestra comunicación siempre fue en persona. Y sólo quiero volver a verlo.

-Minho alto ahí. Aunque suena realmente estúpido que salgas con alguien, y nunca le pidas su número de celular, me temo que esta vez me preocupa un poco lo que dices.

-¿Tan terrible es?

-No eso, Minho. Escucha, no pudiste haber salido con Taemin. No hace poco al menos.

-¿A qué te refieres?

-Minho, Taemin falleció hace un par de años.

Minho se había despegado el celular de la oreja, mirando la pantalla con incredulidad. No era posible, él había salido con Taemin hacía un par de días. Habían discutido dos tardes enteras, coqueteado, e incluso dicho que su siguiente salida sería su primera cita oficial. No podía ser cierto. Simplemente imposible.

Dio un par de pasos hacia atrás, chocando con el vidrio de la puerta de aquella cafetería. Había estado tan en shock, que no se dio cuenta de cuando el vidrio cedió, haciéndose añicos, y provocando que él cayera hacia atrás.

            

          

        

Abrió los ojos, sintiendo un enorme dolor en su cabeza, y viendo como todas las luces eran demasiado brillantes como para permitirle definir forma alguna. Poco a poco fue todo tomando claridad. Había mucha gente a su alrededor, y él…¿estaba en el suelo? Intentó ponerse de pie, pero fue detenido primero.

-No te muevas.

Minho frunció el ceño, tratando de averiguar quién le estaba diciendo eso.

-Vaya Hada, tú sí que eres rápido.- Alguien a lado de quien le detuvo de ponerse en pie habló. -Saltaste del tercer piso de las gradas y corriste para asistir a Minho en diez segundos. ¿Has considerado entrar al equipo?

El llamado Hada rio, y gracias a eso Minho fue capaz de fijar la mirada. En él.

-Gracias Cheol, pero el baloncesto no es lo mío. Por otro lado, mi tía es enfermera, y gracias a eso sé de primeros auxilios.- Entonces se dirigió a Minho. -Por favor no vayas a moverte ¿de acuerdo?- Pregunto, sin esperar mucho una respuesta. -¿Puedes hablar?

-Sí…- Soltó de manera estrangulada.

-¿Sabes tu nombre?- Taemin continuó.

-Choi Minho.- Exhaló.

-Excelente, eso es bueno. Yo soy Taemin, extraña manera de conocernos ¿no?- Dejó escapar una risa seca. -¿Podrías decirme dónde estás?

-En la escuela, jugando baloncesto. Es la final.- Gruñó. -¿Por qué estoy en el suelo? ¿Perdimos?

-Er, no, precisamente. Ganamos, pero por default.- Taemin explicó. -El otro equipo se puso algo rudo al ver que íbamos ganando, te noquearon.- Torció los labios en un gesto molesto. -Eso nos terminó de ceder la victoria.

-Está bien Lee, gracias por tu asistencia. Una ambulancia está en camino.

Minho alcanzó a escuchar la voz de su entrenador. Hasta ahora había caído en cuenta que quien le estaba asistiendo era un estudiante. Probablemente el entrenador al ver que alguien estaba haciendo los primeros auxilios se había concentrado en llamar a profesionales. Intentó buscar a su entrenador con la mirada, pero rodar los ojos era igual de insoportable que el dolor en su cabeza. No pudo evitar aullar de dolor.

-No hagas movimientos bruscos, por favor.- Taemin no sólo le aconsejó, también colocó su mano sobre el pecho de Minho para fijarlo en el suelo. -Creo que tienes una contusión muy fea. Y me temo que tampoco puedo dejarte descansar hasta que llegue la ambulancia.

-Mátame mejor.- Minho bufó con la garganta seca. Realmente dolía su cabeza. -¿Cerrar los ojos al menos?

-Nop. Lo siento.- La disculpa de Taemin fue sincera. -Cuéntame algo, lo que sea.- Sugirió, para mantenerlo despierto e interesado en la plática.

-¿Dónde están los demás?- Preguntó primero, sabiendo que sería inútil querer buscarlos con el poco rango de su mirada.

-Cheol acompañó al entrenador a esperar la ambulancia. Los demás fueron despachados de aquí. ¿Por qué? ¿Me contarás un secreto escabroso?

A pesar de su dolor, Minho se rio por aquella idea. No era así, sólo había encontrado extraño no escuchar más ruido que la voz de Taemin. Respiró hondo varias veces, tratando de evitar no volver a quejarse por el aturdidor dolor de cabeza que tenía.

-No, sólo quería saber. ¿Hubo más heridos de guerra?

Taemin volvió a reír, y está vez a Minho le pareció más que agradable ese chico. Estaba riendo, y era atento, en vez de estar asustado y ordenándole cosas con miedo a que algo sucediera. Quizás por eso no sentía absoluto miedo de tener una contusión.

-Nop, fuiste el de la mala suerte.- Tronó la lengua contra su paladar.

-Sólo suerte Taemin, no existe la mala suerte.- Le corrigió.

-Si tú lo dices, suertudo.

Minho volvió a reír, exhalando fuerte al final.

-Estaba soñando.- Admitió. -No recuerdo qué, pero estaba soñando. Me sentí sorprendido y asustado, no sé explicarlo.

-¿De verdad? Wow, nunca imaginé cómo sería al perder la conciencia.- Taemin se mostró interesado. -Cuéntame más.

-No lo sé, siento que se trataba de yo en adulto, fuera de aquí. Y había alguien más, es tan sólo que no recuerdo quién.- Suspiró. -Y entonces luego sentí que caía, y seguía cayendo hasta que…Abrí los ojos, y…Escuché a Cheol decirte que te unieras al equipo. Debiste impresionarlo, eso no se lo dice a cualquiera…¿Te llamó hada?

-Si, bueno, también le dije que no me interesaba.- Taemin reiteró. -En cambio, me gustaría ser enfermero algún día. Y si, así me dicen, Hada. Es tonto, pero puedes decirme así si quieres.

-Que suerte la mía.- Resopló. -Creo que nadie más en la escuela sabe de primeros auxilios. Que bueno que un hada pudo asistirme.

-Me halagas, pero no es cierto. Mi primo también sabe. Debes de conocerlo, es de tu generación. Kim Kibum.

-¿De verdad eres primo de Kibum? Lo detesto, es una buena persona.- Gimoteó. -¿Dónde está esa ambulancia? Realmente quiero dormir.

-Hey Minho, no, por favor no te duermas.- Taemin sonó alterado, pero Minho no pudo sentirse más interesado. Sus párpados pesaban, sintiéndose mucho más cansado que cuando terminaba un entrenamiento extenuante. -Minho, no, abre los ojos. Creo escuchar al entrenador, está hablando alto, la ayuda ya debe de estar aquí.

-Está bien Taemin, sólo cerraré los ojos un segundo.

-No, Minho, escucha aquí están los paramédicos y…

Minho se sentía demasiado mareado, de escuchar sólo la voz de Taemin, la habitación se llenó de más voces, haciéndole casi imposible poder concentrarse. El examen que le realizó el paramédico se sintió un poco surreal; a decir verdad si le preguntaban, Minho no podría decir que recordaba con exactitud lo que ocurrió. Sólo que lo pusieron bajo vigilancia, despertándole cada cierto tiempo, y esa había sido una de las noches más largas de su vida.

El siguiente lunes, sin embargo ya se encontraba en perfecto estado para asistir a la escuela. Todo mundo se había acercado, para preguntar por su contusión, y su estado. Había sido agradable la atención, hasta que fue impertinente. Para el final del día, había corrido a esconderse al gimnasio. Era lunes, después de la final, no habría práctica, por lo tanto estaría vacío. O eso creía.

-¿Taemin?- Minho se sorprendió de hallarle sentado en las grada.

El tercer nivel de las gradas.

Minho había intentado buscarlo antes en el día, para agradecerle por su rápida respuesta. Sin su ayuda, quizás los demás hubieran hecho algo estúpido tras entrar en pánico de cómo proceder. No le había hallado, sin embargo, provocándole más que curiosidad.

-Hola Minho.- Taemin empacó sus cosas dentro de su mochila, sonriendo desde donde estaba sentado.

-¿Qué haces aquí?- Frunció el ceño, algo incrédulo al ver en qué lugar precisamente le estaba encontrando. No dudó en acercarse, empezando a subir las gradas.

-Es un lugar agradable, cuando no hay ruido.- Se encogió de hombros, sonriendo. -¿Cómo está tu cabeza?

-Mejor, mucho. Gracias, por tu ayuda.- Suspiró, dejando que un silencio se colara entre ambos antes de decir aquello que le había parecido extraño. -Taemin, ¿puedo decirte algo?

-Dispara.

Le tomó un segundo terminar de decidirse si hablar o no. Masticó su labio inferior antes de asentir y empezar a hablar.

-¿Recuerdas que te dije que cuando perdí el conocimiento estaba soñando?- Eso, había sido por mucho la situación más extraña que había vivido. Porque, después de pasada la conmoción, había tenido tiempo de examinar cómo sintió ese sueño, y sobretodo, qué había soñado. -Taemin, creo que soñé contigo. Aun sin conocernos todavía.- Admitió.

No esperó escuchar que Taemin riera. Taemin reía, primero cubriéndose la boca, después empezando a sonar histérico. Minho sintió que los huesos se le helaban, la figura de Taemin riendo ante él era escalofriante, y no sabía por qué.

-Minho, ¿cómo pudiste soñar conmigo?- Taemin le cuestionó, una sonrisa poco natural adornando su rostro. -Si yo no existo.

¿Qué?

Minho trató de hablar, sin que algo saliera de su garganta. Con temor se llevó las manos a la garganta, intentando gritar. Regresó su mirada a donde Taemin estaba, descubriendo que él ya no estaba ahí. Tampoco era la sección media de las gradas, sino que estaba hasta el último escalón, y antes de darse cuenta y poder hacer algo, caía vertiginosamente sin saber cuándo pararía.

               

        

   

-¡Taemin!

Gritó, exaltado. Miró a su alrededor, sintiéndose algo consolado por la oscuridad de su habitación. A su izquierda estaba Taemin, durmiendo como cada noche en los últimos diez años. Y a su derecha el reloj que indicaba la hora 4: 27 am.

Todo había sido un sueño.

Gruñó, cubriéndose el rostro con las manos, era demasiado temprano para despertar. Volvió a acomodarse en la cama, dándose cuenta que ya no tenía sueño. Remoloneó un poco, decidiéndose al final por tratar de abrazar a Taemin como consuelo a su extraña sensación.

-¿Amor? ¿Qué ocurre?- Taemin suspiró, girándose entre los brazos de Minho, terminando por recargar su rostro en el pecho ajeno para seguir durmiendo.

-No es nada, sólo tuve una pesadilla. No, en realidad fue un sueño muy extraño.- Exhaló, deslizando sus manos por la espalda de su esposo, asegurándose de sentirlo, y no imaginarlo.

-¿Quieres contármelo?- Taemin ciertamente estaba más dormido que despierto, pero Minho apreció el intento.

-Fue raro, primero no nos conocíamos, no estábamos casados, como ahora. Y yo te iba a buscar a una cafetería. Porque lo había soñado. Había soñado con ese encuentro, y fue totalmente inverosímil el ver que las cosas estaban pasando como en mi sueño.- Trató de resumir la primera parte, escuchando los pequeños mmm  y ajá que Taemin soltaba intentando no dormitar. -Entonces resultó que tu no estabas vivo, y lo peor de todo era que no se trataba de que fueras un fantasma, sino que eso era un sueño.- Sintió un enorme peso en su pecho, incapacitándole para respirar adecuadamente. Se aferró al marco de la figura de Taemin, relajándose al sentirlo pegado a su cuerpo. -Entonces desperté en mi sueño, y ya no éramos adultos, sino que volvíamos a la escuela media. Me habían noqueado en un partido de baloncesto, y tu habías sido quien había sabido qué hacer.- Relató, sintiendo escalofríos recorrerle el cuerpo al recordar a ese dulce Taemin convertirse en esa borrosa imagen de una burla. -Cuando fui a buscarte para agradecerte por tu ayuda, también te comenté que había soñado contigo. Y ahí…- tragó saliva. -Ahí empezaste a reírte, y no eras tú, porque sé que jamás serías así, pero te veías como tú. Me dijiste que era imposible que hubiese soñado contigo, porque no existías. Y luego desapareciste.

Decir eso último, había hecho que la piel de Minho se erizara. Sintió reconfortante el beso que Taemin le regaló en la comisura de la boca antes de tallarse contra su cuello.

-Sólo fue un sueño Minho. Estoy aquí.- Le aseguró, arrullándole con su voz. -Volvamos a dormir, todavía tenemos una hora más para descansar.

Minho suspiró, sonriendo debido a lo muy adormilado que su esposo seguía. A pesar de eso, Taemin había logrado mantenerse despierto a lo largo del relato. No pudo evitar concederle su deseo de volver a dormir.

-Tienes razón, necesitamos esa hora de sueño.- Le besó en la frente. -Gracias por no desaparecer esta vez.

-Buenas noches, Min.

Minho exhaló, asintiendo. Dejó que Taemin se girara, y lo abrazó por la espalda, acurrucándose en él. Sabía que no podría dormir mucho, pero al menos descansaría al ritmo del tranquilo respirar de su esposo.

En cuanto sonó su despertador, se levantó de la cama y continuó con su rutina. Todavía miraba algo extraño en el ambiente, y sabía que se trataba de la intranquilidad que sentía por tan extraño sueño. Después de bañarse, bajó a la cocina para ver a Taemin terminar el desayuno que él mismo había empezado. Era algo de todos los días, uno terminaba de preparar la comida mientras el otro tomaba su turno de bañarse. Sin embargo no podía poner el dedo sobre qué estaba fuera de lugar. Tal vez era Taemin que no estaba derramando las cosas por todo el lugar, o la falta del ruido que hace el televisor sólo porque a Taemin le gusta tener ruido con qué distraerse. O simplemente era la falta de sueño que había tenido.

-Taemin.- Le llamó, esperando que el otro le preguntara si ya se encontraba mejor.

-Se nos va a hacer tarde, Minho.- En cambio, otra pregunta fue hecha. Taemin sirvió los platos a la mesa, señalándole al mayor que tomara su lugar. -Hoy será un día muy ocupado para ambos.

-Sí…tengo de hecho una junta, a la noche. Llegaré tarde.- Minho frunció el ceño, preguntándose por qué su conversación simplemente sabía mal.

-Está bien, supongo entonces que traeré comida  china para la cena.- Se encogió de hombros, comiendo lo más rápido que pudo lo que había su plato. -Tengo que irme, quedé en verme con Onew a las once para discutir sobre el próximo lanzamiento de la marca.- Comentó rápidamente. Se puso en pie, dejando sus platos en el fregadero. -Nos vemos a la noche, amor.- Le besó rápidamente y salió de la cocina, tomando sus cosas y desapareciendo tras la puerta.

Minho miró hacia la salida. Eso había sido extraño, pero también Taemin había estado demasiado presionado por su último lanzamiento recientemente. Y quizás eso lo explicaba todo. La cabeza de Taemin estaba en otro lado, así como la propia. Exhaló, mirando su desayuno. Tenía que acabar de comerlo, y después podría empezar con su lista de cosas por hacer antes de dirigirse al trabajo.

A partir de ahí todo fluyo sin problema alguno. Minho empezaba a sentirse mucho mejor. Para cuando llegó a su oficina, la rutina del día ya se había instalado en él, permitiéndole trabajar en automático. Estuvo revisando papeleo, hasta que la hora de la comida. Como siempre, su puerta golpeada con la desesperación de un hambriento Jonghyun que iba a recordarle que necesitaba comer como todos los demás.

-Ya deja eso, ¡comer! ¡Ahora!- Se quejó dramáticamente.

-Dame un momento Jjong, casi termino esto.- Minho rodó los ojos, terminando de guardar las correcciones que había hecho.

-Vi que llegaste más tarde el día de hoy, y ya te pusiste al corriente ya. Trabajas demasiado.- Jonghyun le regañó. -Además te ves  como zombie.

-Tuve una mala noche.- Minho explicó. -No pude descansar mucho después de las cuatro de la mañana.

-¿Tus vecinos haciendo fiestas de nuevo?

-No…- Rio. -Pesadillas, bueno al principio. Fue un muy largo y extraño sueño.- Explicó, poniéndose de pie y acercándose a su amigo. -Me despertó, y sin querer terminé despertando a Taemin.- Tronó la lengua. -Eso también fue extraño. Le conté mi sueño, de como soñé que no estábamos casados, no nos conocíamos, él no existía. Después éramos adolescente en la escuela, pero de nuevo él no existía. Todo se sentía como si cayera por la madriguera del conejo. Fue aterrador. Y hoy en la mañana, él actuaba como si no le hubiera dicho nada, o no hubiese tenido importancia. Taemin no es así.

Jonghyun hizo un ruidito entre dientes, llamando la atención de Minho.

-¿Qué? ¿Tan raro te parece que me consterne que mi marido no me pregunte si estoy bien luego de una pesadilla?- Comentó molesto, enojándose más cuando escuchó a Jonghyun reír.

Jonghyun se reía con fuerza, hasta que notó la incomodidad en el rostro de Minho. Entonces su mirada cambió a consternación.

-Minho, ¿de qué estás hablando? Tú no estás casado.

No. No de nuevo.

Minho abrió la boca, sin saber qué decir. Miró a su alrededor, asegurándose de estar en la realidad. Era imposible. No podía ser cierto. ¿Por qué ese reloj lucía tan extraño? Le pareció que los números se miraban algo graciosos, pero ¿acaso no siempre se veían así? Sintió una opresión en el pecho, impidiéndole que respirara. Buscó a algo que aferrarse, sin querer trastabillando. Chocó con su escritorio, sintiendo de nuevo como caía hacia el vacío.

           

              

             

             

          

         

-¿Seguro que no ocupas ayuda?

Minho exhaló, balanceando la caja entre sus manos. Sostenía su celular entre su hombro y oreja, mientras pateaba la puerta de su auto para cerrarla.

-Justo acabo de bajar la última caja. Nop, no necesito ayuda, pero gracias Jjong.- Le aseguró a su amigo.

-De acuerdo, como digas. Pero si ocupas algo llámame.

-Sabes que lo haré.

Escuchó que la llamada terminó, así que dejó la caja en el suelo para poder guardar su celular en el pantalón y abrir la puerta. Ahora que había terminado su mudanza, sabría que todo mejoraría. Jonghyun le había dicho un par de días antes que sus pesadillas continuas quizás se debían al estrés de la mudanza, y comenzar un nuevo empleo. Estaba más que dispuesto a creer en eso, y que ahora que todo estaba acomodándose en su lugar, empezaría a dormir mejor y dejar de soñar con personas que no conocía.

Terminó de meter su caja, cuando escuchó que le llamaban de afuera. Todavía no conocía las demás personas del barrio, así que supuso que era uno de ellos acercándose para presentarse.

-Hola, eres el nuevo ¿cierto?

Minho asintió, presentándose de inmediato.

-Si, Choi Minho.

-Lee Jinki, soy tu vecino de allá.- Jinki rápido señaló a la casa a la izquierda de la de Minho. -Es bueno ver que alguien nuevo llegó, te llevarás bien con las personas aquí.

Minho agradeció la bienvenida, sintiéndose aliviado. El lugar era muy afuera de la ciudad, y la única razón por la que las casa estaban a un costo accesible, era porque eran pequeñas. Pero estaba bien, sólo se trataba de él, el espacio era más que suficiente.

-¿Son todos así de amables?- Miró a su alrededor, las pequeñas casas eran parecidas, pero cada una se distinguía en color y pequeños detalles.

-A veces algo tímidos, pero en general sí. A todos nos entristeció despedirnos del señor Kang, pero su hija quería que viviera con ella y su esposo. Así que es entendible.- Jinki dio una explicación rápida de por qué la casa que Minho había adquirido se había puesto recientemente a la venta.

-Oh, veo que aquí todos se conocen.

-Si, pronto vendrán a presentarse.- Se encogió de hombros. -Descubrirás que somos una pequeña comunidad. Hay maestros, doctores, panaderos.

-Entonces me encantará ser parte de aquí.- Minho asintió. -Sólo espero que mi otro vecino sea igual de amable.

-¿Taem?- Jinki sonrió hasta achicar sus ojos. -Él es quien vive al otro lado de tu casa, es enfermero. El enfermero Lee Taemin. Aunque, no lo he visto los últimos días. Supongo que debe ser una semana ruda en el hospital. Eventualmente lo conocerás. Es muy agradable.

Minho dejó de escuchar lo que su vecino estaba diciendo. Después de haber oído el nombre del enfermero sintió que todo se congelaba. Taemin. Un nombre con el que había estado soñando los últimos días.

Miró hacia la casa a su derecha, preguntándose cuánto tiempo sería hasta que al fin pudiera conocerle.

 

Notas finales:

¡Feliz Halloween! uwu


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