Zona de montañas a las afueras de Konoha
- ¡Maldita sea! - Vuelvo a utilizar el poder de mis clones de sombra contra la enorme roca. Escucho el enorme estruendo de la tormenta invernal afuera de la cueva donde nos encontramos, pero no logro atravesar la enorme pared de piedras que se nos vino abajo.
- ¿Puedes dejar de hacer idioteces? - Su fría y dura voz resuena por todo el lugar. - Solo vas a conseguir que la situación empeore y nuestro rescate sea más lento.
- ¿Qué?, ¿Rescate? El gran Naruto Uzumaki no necesita a nadie que lo rescate, ¡de veras! - Le digo molesto.
- Pues tal vez tú no, pero el gran Sasuke Uchiha si lo necesita. - Me dice, tratando de imitarme. Lo miro y le saco la lengua. Sasuke solo sonríe. - A veces me pregunto por qué eres tan idiota. - Se encuentra sentado frente a una pequeña fogata que logramos prender. Yo estoy justo detrás.
-Y a veces me pregunto por qué tú lo eres más. - Le digo molesto. - Estás allí tan tranquilo, sin que te importe la situación tan precaria en la que estamos. - Ok, creo que exageré un poco. Escucho un suspiro desganado.
- ¿El optimista Naruto Uzumaki no puede pensar en otra cosa que no sea el lado malo de la situación? - Me lo dice con una suave risilla y sé a lo que se refiere. Me acerco para rodearlo por los hombros. - Podrías pensar en otra cosa.
- ¿Cómo en qué, Sasuke-kun? - Le pregunto con calma, abrazándolo como si fuera algo normal entre nosotros, los rivales más grandes de Konoha. Para mi sorpresa, Sasuke no se molesta. Mas bien lo veo feliz.
-Mmm... cómo... no sé... - Acerco mi rostro hasta quedar más cerca de él. Siento su suave mejilla haciendo contacto con la mía. – Algo más importante.
- ¿Y tú en que piensas? - Sasuke lo medita un poco. Quizá está pensando en qué hicimos mal para quedar atrapados dentro de esta maldita montaña en primer lugar. O quizá esté preocupado de que nadie se acuerde de nosotros y no vengan a rescatarnos. Aunque Sakura-chan y Kakashi-sensei son de nuestro equipo, no confío mucho en que noten nuestra ausencia tan pronto.
- En que desearía quedarme aquí para siempre... - Toca con sus manos mis brazos. Siento mariposas en mi estómago. - En que desearía que allá afuera no tuviera esta imagen de chico rudo y solitario... - Suspira un poco. - En que ya no quiero ser un vengador... - Me sorprendió, creí que ese era su máxima aspiración. – Y en que desearía no tener que fingir que solo te veo como mi compañero en el equipo 7. - Lo abrazo con más fuerza.
- Eso puede cambiarse. - Le digo muy cerca de su oído. Por alguna razón su piel se eriza y se tiñe de carmín cuando lo hago. Es algo que, aunque sean contadas las ocasiones en las que puedo hacerlo, me encanta verlo. - Simplemente olvídate de esa tonta venganza que solo está envenenando tu alma. - Lo beso en su mejilla y lo rodeo para quedar frente a él. - Y podríamos ser novios enfrente de todos, - su rostro se pone de un rojo mucho más intenso. - Así tu personalidad de chico rudo y solitario se iría por el caño. - Comienzo a reír al ver la mueca molesta de Sasuke.
Después un rato, el también ríe. Es algo fantástico. Lo miro a los ojos y parecen dos pozos obscuros. Su profundidad me arrastra poco a poco hasta quedar muy cerca de él. Veo su rostro sonrojado, y sus labios delgados. Mi corazón comienza a latir fuertemente. En mis trece años de vida jamás había sentido algo así. Pongo mis manos sobre sus hombros, y comienzo a acercarme. Sasuke cierra sus ojos y también se inclina hacía enfrente y entonces ocurre lo más hermoso que me había pasado en la vida. Siento un torrente de emociones que cubren mi cuerpo al sentir esos suaves labios sobre mí. Me gusta, me gusta mucho. Más de lo que creí en algun momento que Sakura me gustaba. Después de unos minutos terminamos con ese beso, pero aún no me alejo de él. Lo abrazo con fuerza y lo miró fijamente. Se lo digo por lo claro.
- Te quiero, Sasuke-kun. - Me mira y sus ojos se ven tristes y brillantes.
- Yo también, pero... – Comienza a responderme y es cuando escuchamos algo similar a una explosión.
- ¡Naruto!, ¡Sasuke-kun! - La voz preocupada de Sakura se escucha detrás de la ya ahora inexistente pared. Nos separamos de inmediato. Sasuke finge estar alimentando el fuego y yo miro con una falsa alegría la entrada en donde Sakura-chan y Kakashi-sensei aparecen.
- ¡Sakura-chan! - Grito y correspondo a su abrazo.
- Estábamos preocupados por ustedes, baka. - Me dice molesta. - Seguro fue tú culpa que esto sucediera. - Me paralizo como una roca. ¿En dónde quedó su preocupación por mí? - ¿Estás bien, Sasuke-kun? - Le pregunta en el tono más amable que puede hacer. Sasuke solo asiente.
- ¿Qué sucedió? - Pregunta Kakashi-sensei con esa voz cansada de siempre.
- Bueno... - Comienzo a explicar, pero Sasuke se adelanta.
- El idiota de Naruto que supuestamente conocía un atajo para llegar a casa. - Sasuke me mira con furia. Sus ojos son como dos proyectiles. Su voz es fría como el acero. Me estremezco por unos instantes. ¿Dónde quedó el tierno y lindo Sasuke-kun de antes? - Gracias a él perdimos tiempo valioso de entrenamiento.
- ¿Idiota yo? - Le grito con molestia. - Idiota tú, que no pudiste...
- Ah, silencio. - Dice Kakashi-sensei con gran flojera. - Vámonos ya que hace bastante frio y mañana tienen una misión. - Camina hacia la salida. Sakura-chan está más que dispuesta a pegarse a Sasuke, pero Kakashi-sensei tiene otro plan en mente.
- Vamos Sakura, deja que este par de tontos apaguen su fuego. – La insinuación hace que tanto Sasuke como yo nos sonrojemos. Por suerte, Sakura-chan no lo notó. Comienzan a alejarse mientras nosotros nos acercamos a la fogata.
- ¿Por qué ese cambio de actitud Sasuke-kun? - Le pregunto, pero él solo se encoge de hombros. - ¿Que hay sobre lo que me dijiste hace un momento? - Le digo melancólico, mientras siento que mi corazón vuelve a latir violentamente.
- Creo que me dejé llevar, Naruto. - Me dice mirando hacia otro lado. -Haz de cuenta como si no hubiera pasado nada. - Se pone de pie y comienza a alejarse, pero no pierdo el tiempo y lo tomo del brazo. Se da la vuelta.
- ¿Hasta lo que dijiste sobre lo que sientes por mí? - Su rostro se sonroja como antes. - ¿Sobre ese beso?, ¿Quieres que sigamos fingiendo que no sentimos nada el uno por el otro? - Veo que lo está pensando. Después de un momento acerca sus labios directo a los míos y me besa un poco más profundo que antes. Le correspondo de la misma manera. Luego de que nos separáramos y sin que lo viera venir, siento un golpe en mi abdomen que provoca que me retuerza del dolor en el suelo.
- Eso es un sí, baka. - Me dice mientras comienza a alejarse. - Pero no olvides que te quiero. - Desaparece de mi vista mientras yo me pongo de pie torpemente.
- Yo también, Sasuke-kun. – Suspiro, y trato de tragarme mis lágrimas como en el pasado. – Yo también…