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Especial de Navidad. por Artemisa El Britannia

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Notas del fanfic:

Continuaré mis demás fanfics pronto, ya no estoy estudiando, así que ya tengo más tiempo.

 

Solo sean pacientes.

Notas del capitulo:

Espero que disfruten de leerlo como yo al escribirlo.

Especial de navidad.

 

Se encontraba sentado en una enorme silla siendo rodeado por 13 personas, que se encontraban discutiendo sobre el aumento reciente del territorio, ya casi habían acabado con todas las mafias y ahora trabajaban para ellos, pero era difícil saber si alguna de ellas podía ser de confianza o se unían para hacer un “golpe de estado”, además había todavía 5 grupos rivales que se habían aliado en su contra, así que discutían sobre matar a los miembros de las mafias sometidas o mantenerlos en zonas donde no pudieran organizarse, también discutían sobre cómo hacer una tregua con los otros grupos, ya que por el tamaño era obvio que no les podrían ganar y la última, pero no menos importante, era asegurar un heredero para la familia.

El actual líder Seto Kaiba un alfa que a pesar de tener 30 años no había tenido ningún hijo, haciendo que los aliados empezaban a preocuparse, las cosas estaban tensas en el territorio y si lo llegaban a matar empezaría una sanguinaria pelea por el poder, pero cada vez que se tocaba el tema el temido dragón blanco perdía el control y despotricaba maldiciones a diestra y siniestra, mencionando que él decidiría cuando tener un heredero y en caso de su muerte su hermano también podría cubrirlo, cosa que era real, además su hermano si tenía hijos, pero Mokuba Kaiba no era tan sanguinario como el dragón blanco, si bien era bueno en los negocios jamás daría una orden de matar a miles como muchas veces Seto había hecho, el menor preferiría entablar algún negocio intermediario y terminarían perdiendo todo el terreno con tal de no pelear.

 

-      Amo Kaiba – habló su mano derecha Duke, ambos habían crecido juntos y tenían un gran lazo de confianza – ya es hora de que empiece a reproducirse, es viejo y su pene pronto dejará de pararse – todos vieron con miedo al dragón, sabían que tenía un pésimo carácter y que le hablaran así solo significaba una cosa, se había ganado una buena paliza.

-      Que te valga madres si se me para el pito o no, yo decidiré cuando tener hijos – todos se sorprendían del nivel de paciencia que le tenía a Duke, pero estaban seguros que algún día moriría por sus comentarios tan impertinentes.

-      Solo pienso que, si no te interesa tener esposa, tomes la opción de hacerlo en un vientre rentado, piénsalo, sin ningún compromiso y con todo el beneficio de un heredero – todos los presentes se mantenían callados y expectantes a las reacciones del jefe.

-      Metete en tus asuntos Duke – lo volteó a ver con una mirada gélida y el pelinegro amigo entendió que no toleraría otro comentario más sobre su descendencia, así que cambio el tema rápidamente.

-      ¿Oye y si vamos a un bar a celebrar mi cumpleaños? – Seto rodó los ojos, su amigo de verdad que era un dolor en el culo – si vas conmigo te prometo no volver a decir que no te funciona el pito el resto de mi vida – el castaño se quedó pensando, la oferta era buena, más que nada porque así al fin callaría a su amigo.

-      Bien – Duke saltó de alegría y todos los demás socios respiraron tranquilos, al fin podrían trabajar sin más interrupciones.

 

 

 

Había llegado el fin de semana, Duke le dijo que saldrían de antro toda la noche del viernes, irían el sábado a un hotel exclusivo donde había increíbles mujeres tanto beta como omegas, para pasar una tarde literalmente en orgias con todos los amigos del pelinegro, Seto se estaba arrepintiendo de haber aceptado ir, pero al final del día la recompensa lo valía, cada minuto desperdiciado con ese sujeto significaba una vida completa de libertad sobre su descendencia.

El antro era bastante ruidoso para su gusto, pero al menos la gente que había ahí lo conocía y tenía la ventaja de que nadie se le acercaría para “entablar conversación”, así que estuvo en una mesa bebiendo mientras veía a su amigo perderse entre la multitud besándose con casi todas las camareras del lugar, todas esas camareras ya se le habían acercado y lo habían manoseado intentando provocarlo, pero él las ahuyentaba de una sola mirada gélida, eso le hartaba de los seres humanos, lo buscaban por su dinero, no lo iba a mentir cuando aún no tomaba el control de su familia si pensaba en casarse y tener una bonita familia, como cualquier alfa, pero cuando se hizo jefe y notó como las mujeres y hombres lo buscaban solamente por su dinero, desistió en esa fantasía, jamás conseguiría a nadie que valiera la pena en ese mundo tan podrido.

Cuando Duke le dio la idea de la fecundación invitro de verdad se le hizo una excelente idea, pero pensó que lo mejor era hacerlo en secreto, ya que seguramente el omega que llevara su bebé sería una presa para los grupos rivales, así que después de esa salida arreglaría todo para poder tener un hijo sin relacionarse con nadie, así que mientras esperaba a que le siguieran sirviendo notó que cambiaron de meseras a meseros, pero de igual manera todos eran omegas, volteó a ver al dueño y se dio cuenta de que estaba hablando en secreto con Duke, así que enojado caminó hacia ambos y tomó a su amigo de cuello, lo levantó por los aires y todo el lugar se quedó en silencio.

 

-      ¿Qué pretendes Devlin? – el pelinegro ahora si vio con miedo a su amigo, solo lo llamaba por su apellido cuando se pasaba de listo y en esta ocasión no lo perdonaría.

-      Ka… i… ba – el chico se estaba poniendo morado y ya solamente tenía espasmos en el cuerpo demostrando que de verdad lo estaba matando, pero antes de que pudiera asesinarlo uno de los miembros de su grupo, Pegasus interfirió con la tétrica escena.

-      Joven Kaiba odio interrumpir su venganza, pero está matando al cumpleañero – Seto soltó a su amigo, tomó sus cosas y se fue, nadie se atrevió a cruzarse en su camino, el dragón estaba enojado y el error más grande que podías cometer era hacerlo enojar más – bueno, continúen con la fiesta, ya se acabó el show y el cumpleañero sigue vivo.

 

Nadie hizo más comentarios y continuaron con la celebración, pero ahora sabían que de verdad el castaño no iba a sucumbir ante ningún omega y sería casi imposible que se fijara en alguien.

 

 

 

Mientras tanto el dragón iba caminando al estacionamiento por su carro, estaba tan enojado que podría destripar a cualquiera que se le acercara, necesitaba sacar su enojo, pero no sabía cómo, mientras pensaba en las miles de maneras en las cuales iba a torturar a sus aliados por esa trampa amorosa, alguien choco contra él tirándolo al piso, al abrir los ojos una cabellera rubia estaba cerca de su nariz, olía a manzanilla barata, la cabeza rubia levantó la mirada y mostró unos ojos mieles hermosos, una piel blanca, con facciones delicadas y por lo que alcanzaba a sentir sobre él de complexión menudita, no se debía de ser un genio para saber que era un chico omega.

Pensó por un momento que era otra trampa de sus aliados, pero entonces el chico se levantó de golpe y salió corriendo mientras le gritaba “fíjate por donde caminas imbécil”, el castaño volvió a enojarse, nadie le hablaba así a él, así que se levantó y lo siguió a una esquina del estacionamiento que daba a la calle principal y sonrió, lo tenía acorralado, justo cuando lo alcanzó lo vio saltar y al correr a ver como se había matado notó que había caído perfectamente sobre un bote de basura y ahora salía corriendo a la avenida grande que estaba a un costado, eso le había sorprendido, ningún omega haría eso en su sano juicio, los omegas eran entrenados para tener trabajos delicados y así no arriesgar su habilidad de procrear hijos, corrió hacia su auto para alcanzar al rubio y ahí vio a 4 sujetos saliendo de entre las sombras buscándolo.

 

-      Lo vi entrar aquí, no debe estar muy lejos – los cuatro empezaron a buscar entre los carros, al verlos algo en su interior se encendió, como si una furia descontrolada creciera a cada segundo que los veía.

-      Ese omega me debe algo, si alguien lo va a matar seré yo – todos lo voltearon a ver, eran betas y la parecer también eran delincuentes, ya que lo rodearon para golpearlo – se van a arrepentir de haberme retado.

 

La pelea culminó en menos de 10 minutos, el dragón no recibió ni un solo rasguño, pero los otros cuatro estaban en el suelo con el rostro desfigurado por tremendos puñetazos que les había metido, tomó su auto y empezó a manejar hacia su casa, había tardado mucho en seguir al rubio y por cómo se movía se notaba que era un experto en evadir personas o huir.

Al llegar a su mansión se bañó, se cambió, saludó a su hermano y a sus sobrinos, caminó a la cocina y se dedicó a cenar de manera tranquila, pero algo en su mente no le dejaba dar vueltas al asunto del chico de la tarde, si bien era atractivo no se les comparaba a los miles de omegas que le había ofrecido en su corta vida, algo le había llamado la atención del chico, pero decidió dejarlo solo como un capricho por no poderse vengar.

Al día siguiente como ya lo había destinado a salir con Duke no tenía la obligación de ir a trabajar, así que decidió seguir su consejo e ir a una clínica que se encargara del nacimiento de su heredero, se vistió de manera discreta y tomó uno de sus carros más austeros, al momento de llegar, todos los presentes fueron amables y le explicaron cómo iba a proceder, le empezaron a enseñar carpetas de omegas que podrían tener buenos genes para su hijo, pero ninguna lo convencía.

Le preguntaron si tenía alguna preferencia y sin pensarlo mucho dijo “hombres rubios”, le trajeron más carpetas ahora de omegas masculinos con el cabello rubio, pero entonces al no ver nada de su interés se enojó, porque en su cabeza esperaba encontrar al rubio del día anterior, al final dijo que buscaría alguno por su cuenta, ya que estaba buscando algunas características en específico, el personal amablemente le explicó el método para los foráneos, le dieron miles de panfletos y un número para agendar cita.

Salió enojado sin saber porque quería que aquel rubio estuviera en las carpetas, pero al pensar que si estuviera ahí tendría al hijo de alguien más tubo un arranque de ira que hizo que golpeara la pared y empezara a sangrar su mano, al sentir lo caliente de la sangre se calmó y entonces subió a su carro a manejar como loco psicópata, después de mucho tiempo perdido y de casi acabarse su gasolina se estacionó enfrente de un restaurante bastante básico de la zona, nada a lo que estaba acostumbrado, pero desde la mañana no había comido y ya sentía que su cabeza tenía alucinaciones, ya que veía al rubio en todos lados, entró al restaurante e incluso el mesero se veía como ese niño impertinente.

 

-      Buenas noches, le entregó el menú – el castaño lo vio con cierto aire de enfado y lo rechazó.

-      Tráeme cualquier cosa y mucho café – el mesero aguantó la mueca de desagrado y fue a la cocina para ver si había algo ya listo para servir, con tal de deshacerse de ese hombre lo más rápido posible.

 

El castaño comió sin hacer tanto pancho, ya que sabía bastante bien, pero tenía arranques de ira mentales por la situación y unas inmensas ganas de lanzar la mesa por los aires, su estómago no aguantaría mucho si seguía así, le acabaría dando una gastritis por tanto coraje, terminó de comer y ya veía a las personas normalmente sin las alucinaciones, pero cuando el mesero trajo la cuenta vio al rubio culpable de su estrés.

 

-      Sr. Si no suelta su tarjeta no puedo cobrarle – el chico rubio no podía quitarle la tarjeta de las manos y ya se estaba desesperando por la actitud de ese sujeto, lo había atendido rápido y eficientemente para que se largara, pero al parecer no había servido de nada, era un fenómeno en todo el sentido de la palabra. Seto reaccionó y soltó la tarjeta, se le quedó viendo fijamente y lo barrió con la mirada, era él, no podía confundirlo, lo tenía tatuado en los ojos.

-      ¿Cuál es tu nombre? – el mesero lo volteó a ver con evidente molestia, ya se imaginaba que en algún momento el tipo se daría cuenta de que era un omega y su instinto alfa lo llevaría a querérselo ligar, como si él estuviera más urgido que una zorra en celo.

-      Que pase excelente tarde – le entregó su tarjeta y se fue a la zona de empleados donde el castaño no podía entrar y no salió hasta que el mismo se retiró del restaurante.

 

El dragón estaba sonriendo de manera victoriosa, había encontrado el útero que necesitaba para su heredero, llevó su auto a un estacionamiento no muy lejos de ahí y esperó afuera del restaurante pacientemente para poder asaltar al rubio cuando saliera, a cada minuto que pasaba su respiración se hacía más lenta, sus palpitaciones más rápidas, su cerebro le gritaba que balaceara todo el lugar y se llevara al rubio, pero era demasiado drástico, debía de esperar.

No supo en que momento dieron las 10 de la noche, llevaba 4 horas parado esperando, no le dolía ninguna parte de su cuerpo a pesar de que había estado parado en la misma posición, vio como empezaban a levantar todo en la parte de adentro, el rubio estaba riendo con sus compañeros, betas que se atrevían a tocarlo… estaba más enojado a cada segundo, pero entonces los vio salir y vio que él se iba solo al lado contario, así que decidió poner en marcha su plan.

 

Lo siguió por un rato y lo vio entrar a un callejón, sonrió sería más rápido de lo que pensó, entonces cuando dio la vuelta sintió un golpe en la cara que lo dejó mareado, no podía enfocar y solamente alcanzó a escuchar “para ser un alfa, eres muy tonto” y ahí quedó, sentado esperando a que su cerebro funcionara de nuevo cuando por fin pudo levantarse su enojo estaba a niveles estratosféricos, ese omega se había ganado un pase al infierno.

Llegó a su mansión e iba a llamar a sus amigos para quemarle la casa al rubio, pero pensar en que podía desaparecer lo hacía volver a enojarse, así que pensó que él no tenía que hacer el trabajo sucio, él era el dueño de una gran mafia, le pertenecía todo Domino y si él quería a ese omega para ser su útero lo sería.

 

-      Devlin necesito que vengas ya – colgó la llamada sin esperar respuesta.

-      Yami, ven de inmediato, te tengo una misión – así llamó a sus dos amigos a los únicos que les podía confiar esta situación.

 

Al cabo de 1 hora ambos llegaron con aliento alcohólico, seguramente por la fiesta de Duke, pero ya venían con 4 tazas de café encima para poder estar cuerdos, ambos apreciaban a Seto, pero le tenían más miedo que respeto y sabían que de no llegar cuando él los había llamado sería tener que tolerar una sarta de groserías, golpes y de más castigos que preferían evitarse.

Al llegar vieron al dragón caminando como león enjaulado y tenía un ojo morado, ambos se sorprendieron bastante, llevaban años conociéndose y ningún grupo criminal había logrado ponerle un dedo encima a su jefe, ahora entendían el porqué del llamado, seguramente quería matar a la persona que había osado golpearlo.

 

-      ¿Pero quién rayos logró golpearte? – fue lo primero que se le salió a Duke y Yami le dio un codazo.

-      Solo diga el nombre del bastardo que lo lastimó y mañana estará su cabeza en bandeja de plata – Yami era más solemne con Seto, ellos eran primos, pero aun así el tricolor creía que a pesar del parentesco era importante respetar al líder.

-      No quiero que lo maten, necesito a ese omega – ambos amigos se quedaron pasmados…

-      ¿Qué? – preguntaron los dos al mismo tiempo.

-      Encontré al omega que quiero que sea el que porte a mi heredero – sus amigos casi se desmayan, al punto de que se sentaron para escuchar la historia – ayer conocí a un omega que tiene buenas características, es fuerte, rudo y no teme enfrentar a un alfa, es justo lo que necesito en los genes de mi hijo, coraje, valor y sobre todo fuerza – señaló su ojo, ya que ni siquiera un alfa le había pegado tan fuerte como ese chico rubio.

-      Si es tan peligroso como dices, ¿cómo pretendes convencerlo? – Duke se sentía impactado, jamás creyó que a su mejor amigo le gustaran las fieras indomables.

-      Muy fácil, lo voy a secuestrar y le diré que solamente lo liberaré si me da un hijo y listo – Yami vio a su primo y pensó que había perdido la razón, las leyes para proteger a los omegas eran mucho más severas que para cualquier otro crimen habido o por haber.

-      Si sabes que si él te denuncia estarás bajo la mirada de toda la policía y el siempre tendrá preferencia sobre el niño – Seto se quedó pensando, pero él creía en el poder del dinero, ese chico terminaría aceptando.

-      No importa, quiero que lo traigan – les dijo donde trabajaba y sus amigos se fueron para organizar el secuestro, si había logrado dejar al dragón herido debía de ser una fiera.

 

 

 

Seto estuvo esperando pacientemente en su estudio, estaba ansioso, a pesar de que solo llevaba un par de horas desde que Yami y Duke se habían ido, él ya quería al omega en su casa, se trataba de convencer de que era por sus instintos de procreación, pero por otra parte su cerebro le gritaba que él era el indicado para quedarse a su lado.

Desesperado por no saber qué hacer, decidió irse a dormir y esperar a que todos hicieran su trabajo sucio, seguramente mañana a esa hora tendría un contrato firmado por el chico, no podía negarse a su oferta.

 

 

 

 

El miércoles al fin recibió noticias de sus amigos, Duke le decía que tenían el paquete e iban en camino, pero se escuchaba mucho ruido de fondo y se había cortado la llamada, Seto estaba bastante molesto por la ineficiencia de su grupo, eran las 2 de la mañana del jueves y apenas habían logrado capturarlo, había estado de un humor insoportable cuando sus amigos le decían que tardarían más de lo que pensaban y conforme a los días pasaban recibía menos informes y las llamadas era más cortas, pensó que lo evitaban con tal de no hacer el trabajo, pero siempre se escuchaba que estaban peleando contra alguien.

Al fin después de 5 días lo tenían y llegaría a su mansión, se sentó en su mejor silla y colocó otra igual de cara justo enfrente de él, mandó a preparar comida y el cuarto que estaba justo a un costado del suyo, caminaba como león enjaulado, porque a pesar de que ya lo habían atrapado tardaban mucho en llegar, dieron las 6 de la mañana y al fin tenía al rubio sentado delante de él despeinado, amarrado y estaba vociferando cuanta peladez conocía.

Seto vio a sus subordinados y estaban golpeados, arañados, cansados y veían con cierto odio al chico delante de él, sonrió emocionado, como pensó esa era la clase de sangre combativa que necesitaba en su linaje, ese chico era un diamante en bruto para la mafia.

 

-      ¡Eres el enfermo acosador del sábado! – todos se sorprendieron por cómo le hablaba al dragón, el chico era un impertinente.

-      Sí, si no hubieras huido ese día no habrías tenido que pasar por todo esto – el rubio lo vio con odio.

-      ¿Qué quieres? – escupió las palabras con mucho odio.

-      Salgan todos – los demás se fueron y al verlos caminar estaban cojeando, lo cual lo hizo reírse más internamente – soy el líder del grupo más grande de mafiosos que existe actualmente, mi territorio abarca 15 ciudades diferentes incluyendo Domino – el chico lo veía con cara de molestia, pero en sus ojos se notaba la curiosidad – actualmente mi familia está preocupada porque no tengo ningún heredero para que se haga cargo de todo – el chico ahora tenía cara de espanto, al parecer empezaba a entender lo que pasaba en ese lugar – y necesitó alguien que le herede a mis hijos esa fuerza que al parecer a ti te sobra.

-      No, debí de haberte aflojado un tornillo cuando te golpeé – empezaba a moverse para poderse zafar, pero era imposible.

-      No, no me zafaste nada, este es un negocio que estoy seguro que te interesara mucho, ya que ganaras más dinero del que has visto en toda tu vida – el chico se quedó quieto, total no lo iba a soltar hasta que terminara de hablar – tendrás un hijo alfa para mí, te pagare por todo el embarazo la cantidad de 160 millones en efectivo, más aparte solventaré todos tus gatos, personales, educativos y médicos, ¿qué te parece? – el chico tenía los ojos pelados, el tipo iba a desembolsar 160 millones como si nada.

-      ¿Estás bromeando? – el rubio estaba impactado.

-      No, hablo muy enserio, estoy realmente interesado que esa fuerza sobre humana que tienes corra por la sangre de mi heredero – el chico lo pensó mucho, él de verdad necesitaba mucho dinero, su hermana estaba hospitalizada y necesitaba dinero para una operación muy cara, además su papá había desaparecido y los había dejado embaucados a él, a su mamá y a su hermana en una deuda impagable con criminales de la misma estampa del que ahora estaba delante de él.

-      Me interesa el trato, pero quiero hacer algunos cambios – Seto sonrió, sabía que nada le ganaba al poder del dinero, en cuanto el chico escuchara la cantidad sabía que aceptaría – los 160 millones no los quiero en efectivo – Seto lo vio extrañado – tengo dos problemas, si me ayudas con eso aceptaré llevar a tu hijo – el rubio tragó en seco, no sabía si lo que hacía estaba bien, pero su familia estaba al borde del colapso – mi hermana está en el hospital y necesita una operación lo más pronto posible, si la pagas yo aceptaré llevar a tu hijo – Seto se sorprendió al pensar que el chico no quería el dinero para cosas materiales – y la segunda es que mi papá nos abandonó y dejó una deuda con unos usureros peligrosos, nos han estado acosando y mi madre está al punto de la histeria, no puede salir sin que le avienten huevos o pintura a la cara – se le hizo un nudo en la garganta – y todos los días le marcan para amenazarla de muerte – Seto apretó los puños, ya sabía de quienes hablaba, conocía ese modo de trabajo – si nos ayudas con esa deuda, juro completar el embarazo sin huir de aquí – los ojos color miel empezaban a llorar de coraje, pero lo veían con decisión, él siempre se sintió un inútil por ser un omega, su papá siempre le había recriminado a su mamá no haberle dado por lo menos un hijo beta, además de que había sido víctima de bullying siempre por ser pobre, ya que decían que los omegas solo nacían en familiar ricas, pero al fin su condición le daba algo de ventaja, el tipo solo quería un bebé, eso sería sencillo y gracias a eso podría sacar a su familia adelante.

-      Tienes un trato – Seto lo desamarro y llamó a Yami por el teléfono.

-      Me mandó a llamar Joven Seto – el castaño sonrió.

-      Trae a Tristán, dile que le tengo un trabajo especial – Yami se vio sorprendido, Tristán era un asesino bastante sigiloso que su primo solo usaba cuando quería deshacerse de alguna familia sin dejar rastro o para su cuidado personal, vio al chico rubio quieto, pero llorando, esperaba que su primo no hiciera una locura.

-      A la orden – cuando Yami se retiró el castaño empezó a escribir en su computadora un breve contrato, donde especificaba todo lo que el chico le había pedido.

-      ¿Cuál es tu nombre? – preguntó mientras seguía escribiendo y evitaba verlo llorar, pensaba que si lo veía él mismo mataría a esos usureros.

-      Joey Wheeler – el castaño termino de escribir y le mostró el contrato al chico, lo leyó con sumo cuidado y seguían las clausulas a su favor, incluso a pesar de que le dijo que no quería el dinero aun así había colocado que le daría 50 millones al final – yo no necesito tanto dinero, ni siquiera sabría cómo gastarlo…

-      Hoy necesitabas para una operación, guárdalo y si se vuelve a presentar algún problema sabrás gastarlo – Joey se quedó callado y antes de firmar preguntó lo que más temía.

-      ¿Para tener a tu hijo… tu yo vamos a…? – Seto negó con la cabeza, pero algo en su mente se activó, la imagen del rubio gimiendo debajo de él no sonaba mal, pero ese era un negocio y no lo iba a mezclar con esos placeres.

-      No, una agencia se encargará de meterlo en ti, tu y yo no tendremos ninguna relación amorosa, pasaremos tiempo juntos para que él bebé sepa que soy su papa incluso te tendré mientras él bebé necesite… comer de ti, pero no tendremos esa clase de acercamiento – Joey se calmó bastante, ya que estaba nervioso, sentía que se moría de solo pensar que su primera vez fuera por dinero, si bien era un chico rudo de las calles, él si creía en el amor y en que algún día tendría el alfa perfecto cuidándolo y protegiéndolo de todos aquellos que ahora se burlaban de él.

 

 

 

Cuando ambos terminaron de firmar el contrato un abogado de la familia se encargó de hacerlo valido y certificarlo, para que no se rompiera por ninguna de las dos partes, se le dio una copia respectiva a cada uno y él se quedó con el original, después de firmar todo fue demasiado rápido para Joey, se mudó de su casa a la mansión de Seto, a su mamá y su hermana las reubicaron, su hermana tenía la mejor habitación privada del hospital donde la estaban tratando y su operación había sido un éxito, su mamá se había mudado a otra casa en una mejor zona de la ciudad de Domino y los usureros que la perseguían habían desaparecido de la noche a la mañana.

 

Eso había sido en tan solo el primer mes, una vez vio que las cosas que firmó se cumplían entonces si fueron a la clínica de fertilidad y empezaron a darle tratamiento para que quedara embarazado más rápido, había cambiado su dieta, le habían recetado miles de vitaminas, lo habían tratado como si fuera un príncipe y siempre le decían “amo”, como si fuera el esposo del castaño que lo había contratado.

Se sentía incómodo, ya que nunca nadie había sido amable con él, pero le gustaba la atención que recibía, aunque todas las noches se repetía que eso acabaría en 3 años, cuando su hijo fuera capaz de “sobrevivir” solo le darían su dinero y se iría de ese lugar y dejaría de ser “amo”.

 

-      Muy bien, hoy haremos el primer intento – la doctora empezó a preparar la aguja gigante que entraría por su vientre, puso anestésico para evitar el dolor y empezó con el tratamiento.

 

Durante toda la estancia de Joey en el hospital Seto estuvo presente, a su derecha apoyándolo y supervisando que todo fuera como tenía que ser, había pedido explícitamente que fuera un alfa su hijo y en la clínica le habían asegurado al 100% que así sería y tendría genes de ambos, veía todo y lo memorizaba, cada escena donde revisaban o tocaban a Joey la tenía metida en la cabeza como fuego, toda su piel era blanca, pero tenía varias heridas que denotaban que había tenido una infancia dura, se enojaba pensar que su papá era un desobligado que había dejado el destino de su familia en un omega.

 

Después de un mes encerrado en el hospital, con miles de pruebas y medicamentos al fin lo había logrado, la prueba de embarazo era positiva, Seto estaba que no le cabía de la emoción, en cuanto supo que su hijo estaba en caminó mandó a llamar a sus mejores hombres para que protegieran la mansión y a Joey, había doblado el sistema de seguridad y había mandado hacer un carro blindado especial para que el rubio lo usara, tenía que asegurarse que ninguno de sus rivales tocara al bebé que ahora estaba gestándose dentro del chico.

 

-      ¿Por qué debería de dormir contigo? – Joey estaba con los brazos cruzados frente a la puerta de su “jefe”.

-      Los bebés sienten a sus padres, así que no voy a permitir que solo te quiera a ti, debe de saber que crecerá a mi lado, además ya te dije que nunca tendremos esa clase de intimidad – Joey no le creía mucho y siempre estaba alerta por si acaso se quería pasar de listo.

-      ¿Hermano? – mientras ellos peleaban, Mokuba había regresado de su viaje de negocios, su hermano menor se encargaba de los negocios “lícitos” de la familia, mientras él se encargaba de lo “ilícito”.

-      Mokuba, no sabía que volvías hoy – abrazó al menor feliz de volverlo a ver, Joey se sorprendió, ya que lo había visto convivir con varios de sus aliados y con ninguno había sido tan expresivo.

-      Fue más fácil de lo que pensé, ya la cede de China es un hecho – se le quedó viendo al desconocido rubio, mientras explicaba el negocio - ¿él quién es?

-      Él es Joey – Mokuba lo barría de pies a cabeza, sabía que era un omega, pero no se imaginaba a su inquebrantable hermano saliendo con uno, después de que dijo que todos eran iguales – es el que me ayuda a tener a tu sobrino – Joey y Mokuba estaban sorprendidos, el primero por la relación de ambos y el segundo porque su hermano jamás le había contado sobre tener novio o algo parecido para tener hijos.

-      ¿Es tu pareja? – preguntó Mokuba sin pelos en la lengua.

-      No, me está rentando su vientre – el pelinegro se quedó impactado, volteó a ver al chico, no se veía mala persona y se veía bastante atractivo, si el hijo de su hermano se parecía a cualquiera de los dos, era bastante seguro que sería un bombón – fuimos a una clínica especial, dentro de poco nacerá mi heredero y con la plena seguridad de que será un alfa – Seto se veía muy emocionado y Mokuba se sorprendía de eso, al parecer siempre quiso tener un hijo, pero de verdad no deseaba tenerlo con nadie más.

-      Me alegro por ti hermano – se acercó al chico rubio – siéntete cómodo durante tu estancia – le extendió la mano al chico frente a él, era bajito, su cabello rubio llamaba bastante la atención ya que estaba muy alborotado, además sus ojos se veían bastante honestos, gritaban todas sus emociones y podía leer claramente que estaba nervioso y avergonzado al mismo tiempo.

-      Muchas gracias, soy Joey.

 

Y ese fue el inicio de una bella amistad, Mokuba regresaba antes que Seto a la mansión y tenía menos responsabilidades así que hablaba más con él que con otra persona, además sus hijos aún eran pequeños, el mayor tenía 6 años y el menor tenía 4, así que esos dos se le pegaban como lapas, al parecer las hormonas del embarazo los tenían pegados junto a él, la esposa de Mokuba era una mujer muy linda y amable, le había contado que había trabajado y los tipos de trabajos que hacía y ella se sorprendía de que pudiera con todos, ya que eso no era de omegas. Al final la familia de Mokuba lo había aceptado muy bien en su círculo.

 

-      Joey es muy buena persona – decía Mokuba en el estudio de su hermano mientras revisaban unas finanzas para poder abrir una nueva sucursal tecnológica en Europa.

-      Eso dicen todos – Yami y Duke, ya habían hecho las paces con el rubio y en varias ocasiones se habían encontrado y al parecer ellos amaban platicar con él, se había mesclado muy bien en su círculo.

-      Sería lindo que se quedara más tiempo y no solo hasta que concluya su trabajo de nodriza – Mokuba sabía que ese terreno era peligroso, pero Joey era un omega en un millón, si su hermano buscaba amor real, seguramente lo encontraría a través del rubio.

-      Podríamos darle trabajo, pero sería muy riesgoso, no quiero que mi hijo se encariñe mucho con él – el pelinegro quedó congelado, pensó que por el hecho de dormir juntos se había encariñado con el menor, pero al parecer solo lo veía como una incubadora.

-      Tienes razón – dijo como restándole importancia – además seguramente terminando este negocio termina casado – vio cómo su hermano se detenía a analizar sus palabras – ya sabes, el otro día cuando vino a verte Tristán se llevaron las mil maravillas, casi parecían almas gemelas, espero terminen juntos, así lo podríamos ver, pero sin el riesgo de que este mucho tiempo en la casa – Mokuba hacía los comentarios de manera feliz para ver si había una reacción de celos, pero su hermano solo analizó sus palabras y lo dejó ir.

-      Sería algo bueno para todos – y así siguió trabajando de manera normal, lo que Mokuba no sabía es que Seto estaba enojado, él no se había dado cuenta de tal chispa que él mencionaba, pensó en cuantas veces había ido Tristán a la casa y en total habían sido 3, en todas el rubio estaba hablando con su mejor asesino en la sala, pero nunca se imaginó que tuvieran esa relación.

 

 

Estaba en su habitación y Joey salió del baño, ya se le veía una pequeña barriga, estaba en el 3 mes de gestación, Seto lo veía por el rabillo del ojo buscar ropa cómoda, mientras se vestía se veía en el espejo de cuerpo completo y se acariciaba la panza, no lo iba a negar le gustaba esa vista, Joey era guapo y no temía admitir que le gustaba convivir con él, pero se había jurado no tener ninguna relación con nadie, odiaba a los oportunistas y estaba seguro que en cuanto ese rubio supiera de sus sentimientos se aprovecharía al máximo.

 

-      Seto, ¿mañana puedo salir? – esa pregunta lo tomó en curva, nunca le había pedido salir.

-      ¿A dónde? – su respuesta había sido más seca de lo normal, hasta Joey se espantó por el tono, si bien no eran amantes nunca lo trataba mal.

-      Mi hermana sale del hospital mañana y mi mamá quiere que la ayude a llevarla a casa, además de que ya llevó 5 meses sin verlas… las extraño – el castaño se relajó al oír la respuesta, algo en su interior se había encendido al pensar que podía querer tener una cita con Tristán, mientras estuviera embarazado de él ningún hombre podía tocarlo.

-      Bien, pero iras con todos los guardaespaldas – Joey rodó los ojos, odiaba salir con tanta gente cuidándolo, se sentía atosigado no entendía como las celebridades andaban con tanto gorila alrededor.

-      ¿Y si solo me acompaña Tristán? A él le tienes mucha confianza y según él se encarga de tu seguridad personal – Seto rompió la taza de café que tenía en la mano y volteó a ver al rubio con furia, el chico se espantó.

-      No, iras con las personas que te asigne y se acabó la discusión – salió de la habitación dando un portazo y dejando a Joey muy alterado, jamás le había gritado así, tampoco lo había visto con tanto enojo, siempre había sido amable y cordial, casi se le había olvidado que era un mafioso, pero era importante jamás olvidarlo, sino ese hombre podía matarlo.

 

 

Al día siguiente preparo los bonitos regalos que le había comprado a su hermana junto con Melanie, la esposa de Mokuba, ambos habían salido de compras y habían escogido mucha ropa linda para su hermana y para su mamá, lo hijos de Mokuba no lo querían soltar, pero ya llevaba mucha gente en la camioneta blindada, no podía llevar más personas dentro, justo cuando ya se iba apareció Seto y Joey se quedó de piedra, desde ayer no le hablaba y no sabía porque estaba enojado con él realmente.

 

 

-      Tristán ira contigo – dijo en un tono neutro, pero a Joey le recorrió un escalofrió como si supiera que escondía detrás de ese tono tan calmado – además te acompañaran dos más – y así la lista de pasajeros redujo de 7 a solamente 3.

-      Gracias – dijo el rubio como robot, no sabía porque había cambiado de opinión, pero mientras no estuviera enojado con él le bastaba y sobraba.

-      Cuida de mi hijo – y así lo dejó ir.

-      Joey es muy buena persona – dijo Melanie mientras caminaba junto a su cuñado – será un excelente padre y un excelente esposo – ella ya sabía que su esposo trataba de que Seto se enamorara de Joey, así que decidió ayudarlo un poco – ya me imagino como serán sus hijos, Tristán en tan atractivo – Seto se detuvo, porque mencionaba al sicario – oh vamos cuñado, ¿no te diste cuenta de la química entre ellos? Si eres tú siempre el que nota eso de inmediato – la chica siguió alabando a Tristán por 5 minutos en lo que terminaban de entrar a la mansión – solo espero que estén siempre juntos, Joey es muy querido por todos y sería bienvenido de inmediato a nuestro círculo social, que bueno que se fueron juntos, esperemos que la mamá de Joey lo acepte como Yerno… en fin nos vemos cuñado.

 

Entonces Seto quedó de piedra al inició de las escaleras, él pensaba que lo había pedido para que pudieran conocerse mejor en el camino, pero jamás imaginó que en esa salida podría tornarse más seria y el rubio presentara a su sicario como un prospecto a marido… en su cabeza corrían miles de imágenes donde Joey lo presentaba como su novio y futuro esposo, también imágenes de Tristán en las fiestas que organizara la familia del rubio, toda la vida feliz y alegre que él un día soñó y decidió olvidar, la viviría el rubio a lado de su sicario.

Tomó las llaves de su auto y corrió al garaje, pero se quedó sentado en su deportivo, su lado racional lo obligaba a quedarse ahí, recordaba todas las veces en las cuales había querido empezar algo serio y siempre se llevaba la desilusión de ser un banco para todas sus parejas, recordaba las veces en las cuales los omegas le tenían miedo, pero al saber que cagaba dinero empezaban a tratarlo diferente y a pesar de que se les veía en los ojos el temor y desagrado a su profesión seguían ahí intentando colgarse de su éxito.

 

-      Seto, despierta o te vas a resfriar – sus ojos pesaban mucho, no había dormido el día anterior y ahora que al fin había logrado conciliar el sueño, no podía abrir los ojos – Seto ¿te encuentras bien? – lograba escuchar a lo lejos la voz de Joey, pero se oía tan distorsionada que parecía que era parte del sueño que estaba teniendo en ese momento, donde él y Joey eran una familia feliz. Siguió dormido, pero entonces algo calientito le cayó en la espalda, volteó en el sueño y era un perro Golden, no entendía que hacía ese perro ahí, él odiaba los animales, luego empezó a sentir calor y sintió su espalda más relajada, al abrir los ojos se encontraba acostado en el asiento del conductor de su deportivo y Joey estaba jugando con unos muñequitos de peluche sobre el tablero del auto.

-      ¿Qué haces aquí? – el rubio saltó del susto.

-      No me espantes así – se tocaba el pecho, al parecer de verdad lo había tomado por sorpresa – Cuando llegué el chofer entró directo aquí y despaché a toda esa gente que me tiene que seguir a todos lados y entonces vi que las luces de este carro estaban encendidas, así que pensé que se gastaría la batería abrí la puerta y estabas dormido aquí, por un momento pensé que estabas muerto, ya que no respondías, pero al ver que gruñías cuando trataba de levantarte supe que no, así que traje una cobija y te acomodé mejor, también encendí el calefactor de auto y me iba a ir, pero recordé que usar el calefactor daña el carro si no lo apagas cada cierto tiempo, así que temí que murieras de hipotermia y me quedé, mira – le enseñó los peluches – mi hermana los compró para tu hijo y son muy divertidos – dijo mientras seguía jugando con ellos en el tablero – por cierto si te sientes mal no deberías conducir, dile a alguien que te lleve al médico o quédate en tu cama, de verdad pensé que te había pasado algo malo, le marque a Mokuba y me dijo que seguro era cansancio, después de que me dijo eso pude calmarme, pero casi me da un ataque de pánico – mientras hablaba jugaba con los peluches, pero al parecer lo distraían lo suficiente como para que no notara todo lo que estaba diciendo.

-      Gracias por cuidar de mí – Seto subió el asiento, pero aún estaba reclinado lo suficiente para mantenerse descansando, justo en ese momento una paz y un calor lo inundaban a tal punto que no quería moverse.

-      Tampoco es que haya hecho mucho, solo te tape – y esa frase inició un silencio tan cómodo para ambos, que Seto se volvió a quedar dormido y Joey vigiló su descanso hasta entrada la noche.

 

 

 

Joey ya tenía 6 meses de embarazo y se cansaba demasiado rápido a diferencia de los demás meses, el médico había dicho que por su edad el embarazo le estaba pasando factura doble a su cuerpo, Joey solo tenía 20 años y por lo mismo de la falta de dinero de su familia no tenía las medidas de un joven normal, era más bajito y delgado que el promedio, así que ese embarazo sería complicado, por lo cual Seto contrató una enfermera y un ayudante que lo siguieran por toda la casa, tenían la obligación de evitar que el rubio se cansara haciendo cualquier cosa o si llegaba a pasar algo malo darle los primeros auxilios.

 

-      Estas exagerando – gritó Joey en la mesa mientras azotaba la mano, Mokuba, Melanie y los niños veían la pelea entre ambos y sonreían felices de que se llevaran tan bien, los dos nuevos empleados que seguían a Joey al contrario veían con espanto la pelea, sus trabajos dependían de que ganara el alfa.

-      No, el doctor dijo que era un embarazo muy pesado para tu pequeño cuerpo, solo hago tu vida más ligera – el castaño leía el periódico ignorando los berrinches del rubio.

-      Ya tengo muchas personas cuidándome en la casa, no muevo ni un solo dedo, estoy harto me sofocan – seguía berreando y pegando en la mesa cual niño chiquito.

-      Hay muchas áreas verdes donde puedes relajarte – nuevamente el castaño le daba la vuelta, sin dar su brazo a torcer.

-      Claro, como la alberca a la cual no me puedo acercar por seguridad, la pista de carreras donde no puedo correr, las canchas de futbol, tenis, básquet, frontón y squash donde no puedo jugar y el jardín donde hay plantas que no puedo cuidar – dijo con evidente sarcasmo.

-      Dije relajarte – recalcó el castaño.

-      Eres imposible Seto – se levantó para irse al cuarto que compartían a hacer berrinche, pero la mano del castaño lo detuvo, causando que todos aguantaran la respiración.

-      No has terminado tu desayuno, cuando termines puedes ir a maldecir a cualquier otro lado – Joey se volvió a sentar y comió todo lo que le habían servido y después sin despedirse se fue maldiciendo por toda la mansión, mientras era seguido por los dos nuevos empleados.

-      Seto, también creo que estas exagerando – ahora Mokuba intercedía un poco por Joey – con la enfermera hubiera sido suficiente, creo que los guardaespaldas pueden ayudar a Joey para cualquier cosa, después de todo ya le agarraron cariño – vio que el semblante de su hermano cambio, la había regado, no debió decir eso.

-      ¿A qué te refieres con cariño? – Mokuba empezó a pensar mejor sus palabras, porque si no dejaría a todos esos pobres hombres sin trabajo.

-      Ósea, me refiero a que les gusta cuidarlo – el pelinegro se quería tirar de un puente, si bien Seto no había aceptado sus sentimientos por Joey, se notaba el cambio que había tenido con él, lo llevaba casi a todos lados, mientras no fuera peligroso Joey lo acompañaba, hablaban más tiempo al punto en donde Joey estaba jugando en la oficina de su hermano mientras él trabajaba, ya se peleaban como una pareja y la familia de Joey podía ir a la mansión a visitarlos sin problema alguno.

-      No les tiene que gustar cuidarlo Mokuba, es su trabajo.

-      Creo que es tiempo de ir a trabajar, adiós – y con eso se dio a la fuga.

-      También me dirás que exagero – volteó a ver a su cuñada.

-      Claro que no, es importante que ese heredero salga bien, si algo malo le pasara a Joey sería terrible – Seto abrió los ojos como platos – ya sabes muchos omegas jóvenes pierden la vida tratando de dar a luz, yo apoyo la moción del cuidado, así tendremos a Joey para siempre – Melanie era una omega muy inteligente, cuando Mokuba la conoció prácticamente quedó pegado a ella en menos de 5 minutos, ya que le había demostrado ser una mujer independiente, fuerte, inteligente y tenaz, pero ahora usaba su inteligencia para unir a su cuñado con el buen Joey, no había mejor omega para ese testarudo alfa – bueno me voy a la empresa cuñado, nos vemos.

 

Sabía que con ese comentario había dejado una espinita en la cabeza del castaño como la vez anterior, podía perder a Joey si no lo cuidaba y estaba segura de que en su loca imaginación de alfa protegerlo era una prioridad.

Entonces el mayor subió a su habitación al entrar vio como Joey ya había desecho una almohada del coraje y sus acompañantes estaban parados viendo el berrinche con una sonrisa en los labios, pero al ver entrar al alfa se pusieron serios, no querían ser despedidos en su primer día.

 

-      Joey – le habló despacio, pero el rubio empezó a aventarle las demás almohadas que tenía a su alrededor, tenía un total de 24 almohadas en su cama, por mero capricho de embarazado.

-      Ni me digas nada que también te hago picadillo como a la almohada – el castaño se seguía acercando - ¿acaso quieres que te picadille?

-      Solo quiero decirte que lo hago por tu bien, me preocupas – Joey se quedó quieto, Seto jamás le había dicho algo así, siempre decía que era por el bebé, pero en esta ocasión expresaba algo diferente hacia él, se sonrojó por las palabras y se quedó petrificado – así que podrías complacer mi capricho – tomó las manos del omega y las beso, causando que los presentes se sonrojaran y se retiraran, al parecer era un momento íntimo de pareja.

-      No hagas esto por favor – Seto se quedó estático, ya que Joey empezaba a llorar – no me hables así, no quiero encariñarme contigo, no si voy a irme de tu vida en poco tiempo, así que solo di que es por el bebé, por favor – el castaño no sabía que decir, no había pensado bien sus acciones, desde el incidente del auto para él se había vuelto necesario tenerlo cerca, la paz que le transmitía Joey no podía ya conseguirla en ningún lado, había empezado a trabajar más en casa y por ende convivía más con el rubio, se había dado cuenta de que le gustaban los peluches, así que le había comprado varios y también toda clase de juguetes, los había puesto en su oficina, así que el rubio iba a jugar con ellos y se quedaba horas a su lado, sus pesadillas se habían acabado y había días en donde se despertaba sintiendo como el menor le acariciaba el cabello, en esos días fingía estar dormido para poder disfrutar de esas atenciones, además de que ahora ver al rubio acariciarse la panza parecía hipnótico porque amaba ver que lo hiciera, en esos 3 meses había avanzado de una manera muy natural su convivencia al grado de que ahora estaba ahí sentado abrazando al pequeño que lloraba por sus acciones.

-      No todo lo hago por el bebé, también lo hago por ti… tenía miedo de admitirlo, pero a estas alturas ya no puedo ocultarlo – trago grueso y tomó mucho valor, exponía su corazón por primera vez en muchos años – te quiero cachorro – el rubio se tensó en sus brazos – ¿tú me quieres?

-      Sí y mucho – contestó Joey después de una pausa dramática, pausa que había hecho que el corazón de Seto pendiera de un hilo - ¿Por qué me llamas cachorro?

-      Es que pareces un Golden Retriever – el rubio se rio, pero aun caían lágrimas de sus ojos, la emoción de que sus sentimientos fueran correspondidos le impedían dejar de llorar.

 

 

 

Joey estaba en su octavo mes de embarazo, y ya no salía del cuarto que compartía con su novio, porque su cuerpo no podía con el bebé, prácticamente moverse era una tarea titánica para su estado actual, se había acondicionado el cuarto para que pudiera tener a su bebé ahí, ya que llevarlo a un hospital podría ser la causa de su muerte por no actuar a tiempo, en casa había dos médicos revisándolo cada cierto tiempo, la enfermera seguía a su servicio y Melanie era la que se encargaba de entretenerlo para que no quisiera moverse, los pequeños hijos de Mokuba podían jugar con él, pero solo lo tenían permitido por dos horas al día, ya que el cansancio podía ser peligroso para el menor.

El doctor decía que todo saldría bien, que se tenían todas las medidas correspondientes, pero Seto era un paranoico (a palabras de Joey) con su salud, no lo culpaba, llevaban poco tiempo juntos y desde que se habían declarado tenían muchos planes a futuro, uno de ellos era casarse y quedarse juntos para siempre, además de que el castaño había aguantado pacientemente a poder tener a Joey debajo de él gimiendo como desesperado.

 

-      Nunca pensé que tener un hijo sería tan difícil – Joey estaba caminando despacio en su habitación para evitar entumirse, pasaba demasiado tiempo acostado que ya le dolía el riñón.

-      Para el siguiente nos aseguraremos de que tu cuerpo esté listo para soportarlo – Joey tragó grueso, no había terminado un embarazo y Seto ya pensaba en el segundo.

-      Espero que eso sea en un tiempo muy lejano – dijo mientras se sentaba a descansar, de nuevo se había cansado, pero ya empezaba a odiar la cama, se había vuelto el lugar más tedioso en su vida.

-      ¿Estás bien? Te ves pálido – el castaño se acercó a su novio, le dolía verlo cansado, desvelado, adolorido, con dificultad para respirar y a punto de rendirse con eso del embarazo.

-      Si, solamente me volví a cansar – hizo un berrinche, odiaba esa sensación de no tener ganas de nada, se volvió a acostar y se dedicó a acariciar su panza, era muy grande, más de lo que pintaba cualquier video ilustrativo sobre el embarazo en omegas masculinos.

 

 

Esa misma noche Joey se levantó, ya que tenía ganas de ir al baño, tenía prohibido por Seto ir solo, siempre debía levantarlo si quería moverse, pero en esa ocasión se pasó la orden por el arco del triunfo, no por quererlo hacer enojar sino porque su vejiga no iba a aguantar esta vez, así que fue al baño, pero al momento de terminar de orinar sintió como algo le escurría por las piernas, pensó que se había ensuciado, pero al voltear vio un charco de agua debajo de él, y de entre sus piernas salía sangre, Joey se espantó de inmediato, ya que había leído que en ningún momento era normal sangrar de esa parte durante el embarazo, así que espantado es sentó en el piso a llorar, ya que pensaba que era su culpa por haber ido al baño sin Seto.

Por su parte el castaño escuchó los sollozos de su novio y se movió para abrazarlo, pero al no sentirlo en la cama se paró como resorte, empezó a buscarlo con la mirada de manera desesperada, hasta que vio la luz del baño y entonces corrió a ver qué había pasado, al entrar lo primero que vio fue a su cachorro sentado en el piso llorando y a un costado un charco de agua, así que corrió a levantarlo y ayudarlo a limpiarse.

 

-      Tranquilo, tranquilo, ya estoy aquí – Joey se aferró a Seto y seguía llorando, causando que el mayor se preocupara.

-      Todo es mi culpa, por no haberte avisado que iba al baño – el mayor no entendía que pasaba, pero de verdad parecía afectar a su novio.

-      Tranquilo, no pasa nada – no terminó la frase completa cuando fue interrumpido.

-      Si pasa, tengo sangre en mi entrada y eso siempre dicen que es malo – entonces el castaño también se alarmó y empezó a revisar la zona para ver si era verdad y en efecto estaba escurriendo un delicado hilo de sangre, así que dejó a su novio en la cama y corrió a la entrada del cuarto para gritar con una voz casi infernal.

-      Necesito ayuda de inmediato – prendió la luz y trató de calmar al rubio que lloraba amargamente y repetía en voz baja “no quiero que le pase nada a mi bebé”.

 

Los doctores entraron después de unos minutos de espera y siendo honestos la sangre había hecho la escena aún más tétrica de lo que de verdad era, como las sabanas eran blancas las pequeñas gotas de sangre habían hecho que se viera como matadero y luego el menor lloraba amargamente, hacían pensar mal a cualquiera.

Todos empezaron a revisarlo y Seto se quitó para no estorbar, pero aún veía al rubio llorando, él odiaba no saber que pasaba, al final le pidieron que se retirara y tuvo que esperar afuera de la habitación, se oía mucho ruido dentro y dentro de ese ruido solo podía distinguir nítidamente los sollozos del menor, Mokuba y su esposa se levantaron para acompañarlo y le dijeron que no tuviera miedo, Melanie le explicó que ella también había sangrado, pero le dijeron que era normal, ya que algunas venas del cordón umbilical podían reventarse, pero nada malo pasaba.

Claro que, a pesar de los esfuerzos de la chica el castaño no se calmó, al final esperaron por tan solo dos horas, pero para el castaño fueron años que le robaron de vida al no saber nada de su novio, al salir el doctor les explicó que en efecto una venita se había tronado, pero nada malo había pasado, había nacido el bebé sin mayor complicación y justo en ese momento, omega e hijo se encontraban dormidos.

Le dieron reglas básicas del cuidado, como que debía de alimentarse cada 3 horas, el cambio del pañal y sobre todo que no podían tener sexo al menos por los siguientes 45 días, cosa que hizo bufar al castaño e hizo sonreír al doctor, todos los alfas reaccionaban igual a la abstinencia.

Al entrar Seto vio a su cachorro dormido y junto a él un cunero relleno de cobijas blancas, se acercó al mismo y vio a su bebe, tenía solamente 3 pelos, pero esos 3 pelos eran de color café, era muy blanco como su papi, su pechito se inflaba de manera lenta y pausada, su piel aún se veía roja por culpa del parto, su cachorro se veía muy cansado, despeinado, con los ojos hinchados seguramente por haber llorado por tanto tiempo, esa imagen le daba mil años de vida y de verdad esperaba poder vivir ese tiempo para disfrutarlo a lado de ese bello cachorro.

 

 

 

 

 

Recién habían pasado los 45 días en los cuales no podía tener relaciones con el cachorro, así que Seto estaba planeando como robarle el tesorito al bello rubio que ahora tenía como pareja, primero necesitaba que el rubio dejara de dormir tanto, el bebé consumía mucha de su energía, como cada 3 horas comía siempre estaba llorando y además el cuidado que le invertía al bebé era mucho, mantenerlo limpio, bien vestido, cantarle, jugar con él, según hacer estimulación temprana, parecía endiosado con su pequeño y eso le complicaba un poco la misión de podérselo comer entero.

Así que hizo un plan tan sencillo que era aprueba de bobos, iba a vigilar al cachorro, se aseguraría de que en cuanto el bebé quedara dormido arremeter contra él y sacar toda su testosterona de alfa de un solo golpe para incitar su celo, una vez el rubio estuviera prendido no habría poder sobre la tierra que impidiera que él le marcara el cuello y lograran el tan ansiado nudo.

Así que ese día estaba en cama desde temprano “trabajando”, le había dicho al cachorro que no tenía ganas de moverse por el momento, así que lo había vigilado atentamente, ya había bañado al bebé, ya lo había cambiado y estaba alimentándolo justo en ese momento, en cuanto su pequeño se durmiera lo dejaría en su mini camita y ahí sería su momento de actuar, no podía dejar que se moviera más milímetros o podría perder ese valioso momento pasional.

Cuando vio que Joey terminó de acostar al bebé se colocó justo detrás de él, pegando su miembro a su trasero, soltando todas sus hormonas inundando de inmediato el cuarto con su olor. Empezó a repartir besos por la nuca del menor y sus manos tomaron las caderas para mantenerlo firme y restregarse de tal manera que parecía que lo estaba embistiendo por encima de la ropa.

 

-      Seto, espera… - su voz salía ronca, no había pensado que el castaño atacaría tan pronto, desde que habían aceptado sus sentimientos había notado el gran cambio en su actitud, además de que parecía dragón al asecho, siempre que tenía oportunidad le metía mano, pero al parecer la abstinencia por culpa del embarazo y la cuarentena se había terminado, el día de ayer apenas había completado los 45 días y temprano por la mañana ya quería meterle mano.

-      Ya esperé 5 meses, no voy a esperar más – la voz del castaño salió tan grave que a Joey se le aflojaron las piernas literalmente, sentía como su entrada se humedecía de inmediato por la sensualidad de la situación, al punto que sentía como la humedad recorría sus piernas y su pene se ponía más duro que una piedra, todo su cuerpo gritaba que quería al alfa dentro de él.

 

Seto sintió como se humedecía rápidamente el pantalón del rubio, así que sonrió su plan había funcionado, el deseaba que esa primera vez fuera más romántica, pero el olor de su cachorro ya lo había convertido en una bestia que solo buscaba una cosa, penetrarlo. Así que le bajó el pantalón y buscó la entrada con ansias metió el primer dedo y se dio cuenta de que resbalaba perfectamente, luego el segundo y podía sentir como las caderas del rubio se pegaban más a sus dedos, metió el tercer y fue ahí cuando gimió de placer su cachorro, al parecer necesitaba algo más grande y grueso si quería oírlo gemir.

Sacó sus dedos y colocó su miembro en la entrada, sentía como se humedecía con los jugos de su cachorro al parecer estaba demasiado deseoso de ser penetrado, así que lo hizo entró de una sola estocada en el interior. Jamás se había sentido así, el interior del rubio lo apretaba y succionaba al mismo tiempo, además el lubricante natural lo empujaba hacía afuera, ya que eran chorros de agua saliendo de su interior, tuvo que sostenerse de la cuna de su hijo para no perder el control de sus acciones, pero no contaba con que el lado lascivo del menor fuer igual al suyo, ya que el rubio empezó a moverse solo de restregando su trasero en la cadera del mayor para sentir mayor contacto, cuando hizo eso el auto control del castaño murió y entonces empezó a arremeter contra el rubio de manera bestial, ambos estaban gimiendo muy alto por tremendo placer, pero algo hizo click en el menor, así que volteó a ver la cuna y se dio cuenta que la estaban sacudiendo mucho, su hijo no duraría dormido si se guían zangoloteándolo y a esas alturas no podría parar aunque quisiera.

 

-      Seto, a la cama, vamos a la cama – decía de manera entrecortada y señalando la cama del bebé, el castaño entendió de inmediato y con una fuerza de voluntad que no conocía en él se detuvo, levantó al cachorro de las piernas sin salir de él y lo mientras caminaba lo iba embistiendo, hasta que logró colocarlo en cuatro sobre el colchón para continuar con las bestiales embestidas del inicio.

 

Llegar al primer orgasmo fue glorioso para ambos, pero eso no sería suficiente, habían aguantado mucho tiempo para poder tener esa clase de intimidad entre ellos, así que Seto volteó al cachorro puso sus rodillas en su pecho y volvió a empezar con las embestidas, Joey por su parte no se había recuperado del primer orgasmo y sentir el movimiento nuevamente lo hizo perderse en una nueva sensación de placer, todo en él estaba tan sensible que a cada envestida sentía que el placer lo superaba y tenía orgasmos en seco a cada arremetida que le daba su pareja, sostuvo a Seto por los brazos y empezaba a rasguñarlo, no sabía cómo manejar tantas sensaciones que lo embriagaban, después de varios minutos Seto llegó de nuevo al orgasmo, pero se había vuelto adicto al sabor del cachorro, a sus caras y a sus gemidos.

Entonces tomó otra posición colocó al cachorro de lado y subió su pierna a su hombro y volvió a empezar a arremeter contra él y así continuó en varias posiciones hasta que su miembro ya no pudo expulsar más y Joey acabó viendo estrellas por todos lados, lo admitía no había sido nada romántico el momento, pero el simple hecho de sentir como se le escurría el semen de entre las piernas lo hacía sentirse completo.

 

 

-      Literalmente hasta que no se te vaciaron las bolas me dejaste de coger – Seto soltó una carcajada, por el tipo de comentario que había hecho su cachorro.

-      Tenía que sacar todos estos años de abstinencia – dijo mientras besaba de nuevo el cuello y acercaba los dientes de manera tentativa y peligrosa, Joey suspiraba por los toquecitos que le daba y exponía todo su cuello para que lo marcara como suyo, le urgía saber que le pertenecía - ¿quieres que te muerda? – susurro sobre la nuca causando que un escalofrió recorriera todo su cuerpo.

-      No quiero que me muerdas – Seto se quedó quieto, pensando lo peor, entonces el rubio como pudo volteó lo abrazó por el cuello y le robó un beso, tranquilo lleno de cariño – quiero que me marques como tuyo, que cualquier alfa que me vea sepa que tu propiedad no se toca, que todos los omegas se mueran de envidia, porque tengo al mejor alfa del mundo y sobre todo, para que jamás me pueda alejar de tu lado – el castaño de inmediato dejó la marca en el cuello del menor, era grande profunda, casi juraba que le había arrancar la piel, pero sus palabras lo habían incitado a hacerlo de manera tan intensa como los sentimientos que tenía.

 

 

 

 

-      No quiero un traje blanco para la boda, quiero un traje de color negro con rojo – decía Joey mientras veía toda la gama de trajes que tenían, pero ninguno le gustaba, su mamá estaba haciendo drama indicando que no podía creer que su hijo se quisiera casar de negro.

-      El negro es para los alfas hijo, no puedes usar ese color – Joey se cruzó de brazos y vio a Seto directo a los ojos.

-      Tu usa el blanco con azul y yo el negro con rojo – Seto sonrió y asintió, le encantaba esa parte tan asertiva de su cachorro, no dejaba que ningún estereotipo dictara su vida, él siempre hacía su voluntad – asunto arreglado mamá, iré de negro con rojo.

 

Las chicas de la tienda sonrieron al ver como el alfa consentía a su omega y se dedicaron a tomar medidas, ya que sería un traje bastante especial, sería el primero de ese color que venderían.

 

 

 

 

 

 

-      Debes de estar bromeando – Joey estaba muy molesto cruzado de brazo viendo mal al castaño que estaba sentado en la mesa leyendo el periódico.

-      No, yo no bromeo cuando se trata de tu seguridad – el rubio quería despedazar a su pareja, pero siempre que intentaba golpearlo acababan en alguna sesión de SM bastante sensual y placentera.

-      Solo vamos a ir a comprar ropa, a comer y después al parque, volveremos y ni siquiera abras notado que me fui – el rubio quería salir con su mamá y con su hermana a pasear, ya que ellas casi no convivían con su hijo y habían planeado una salida familiar, pero claro su esposo tenía que arruinarlo con sus miles de reglas.

-      Es peligroso que salgas con nuestro hijo a la calle sin protección – Mokuba se reía de como su hermano sobreprotegía a Joey, pero le alegraba que tuvieran una vida juntos.

-      No pienso llevar todo el convoy de personas que quieres que llevé, si no sientes que tenga la seguridad suficiente mejor dame un arma – el silencio reino por varios minutos, Seto se le había quedado viendo a su pareja y Joey se tapó la boca.

-      Hasta que no aprendas a usar una, no saldrás sin todos tus guardaespaldas, si no te gusta salir con ellos, entonces trae a tu familia y pasen un divertido día aquí en la mansión – Seto se paró de la mesa y se fue a su trabajo, Joey rodó los ojos y vio a Mokuba con suplica.

-      Lo siento Joey, cuando está en ese plan, ni siquiera yo puedo hacer cambiar de opinión – se levantó y se fue.

-      Buena jugada la del arma – dijo su cuñada.

-      Gracias, pero igual no funcionó – la chica se rio, a su pequeño cuñado le hacía falta maña para poder gobernar a su alfa, pero ya le enseñaría poco a poco.

 

 

 

 

 

 

 

-      Y así apuntas al objetivo – Seto estaba ayudándole a su hijo a sostener un rifle de asalto, a pesar de que su hijo apenas tenía 6 años tenía buena puntería, pronto sería el alfa que heredaría su puesto, debía saber defenderse desde pequeño.

-      ¡Viste papá le di al objetivo! – el chico se emocionó, ya que esa semana había practicado tiros de 500 metros y no había fallado ninguno, además disparar era su actividad preferida.

-      Debes ser igual de bueno que tu papi, el atina objetivos de más de un kilómetro de distancia – el menor se sorprendió, ya que su papi era menos entusiasta con las armas.

-      ¿En serio?

-      Por su puesto él cuida mis espaldas mejor que nadie, cuando quieras estar con alguien debes de asegurarte que al igual que tú lo cuidas, esa persona estará dispuesta a cuidarte – su hijo sonrió emocionado y continuó practicando con el rifle.

 

 

 

 

 

 

 

-      Que sea positivo, que sea positivo, que sea positivo – Joey estaba en el baño repitiendo las mismas palabras como mantra, había intentado quedar embarazado en el último año, pero no había dado resultado, si esta prueba fallaba tendría que pasar por el procedimiento de la inseminación artificial de nuevo, no que le molestara, pero de verdad quería que una de sus tantas noches de pasión fuera la culpable de ser papá de nuevo y no una aguja en un laboratorio – por favoooor – lo último lo gritó y entonces vio como aparecía una raya roja en la prueba, significaba negativo de nuevo, se sintió mal de otra vez no haber logrado su objetivo y se puso a llorar, trataba de hacerlo lo más bajo posible, ya que si llegaba entrar su hijo o su marido no lo dejarían de molestar hasta que les confesara la verdad – maldita sea, la única cosa que quiero y no puedo lograrlo – volvió a ver la prueba y entonces poco a poco se iba pintando la segunda línea, era demasiado clara, casi como si se tratara de un error en el aparato del demonio – no me des esperanzas – aventó la prueba y se limpió los ojos, entonces decidió quitarse de la duda y fue al médico a que le hicieran la prueba en sangre, en efecto había salido positivo, corrió de regresó a casa cual cachorro feliz, le llegar vio a su hijo llegar de la escuela en la limusina junto a su padre, le saltó encima a Seto y le dio un beso tan largo que casi se le fue el aire.

-      Wow… que hermosa bienvenida – dijo el castaño mayor.

-      ¡Guacala papi! – decía el menor al ver esa demostración de amor.

-      ¿Adivina qué? – Seto abrió la boca, pero no emitió ni un sonido cuando ya le habían contestado – ¡acertaste, estoy embarazado! – volvió a besar a su esposo y él también se puso a brincar de alegría.

-      Y fue justo a tiempo – dijo el castaño mientras besaba a su esposo.

-      ¿Por qué lo dices?

-      Porque este es el mejor regalo de navidad que he tenido – Joey se sorprendió porque había olvidado la fecha que era, así que al final había sido un milagro de navidad.

 

Fin.

Notas finales:

Dicen que nadie muere por dejar un RW.


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