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Selcouth por Eira Baker

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Notas del fanfic:

Hola~ ¿como están? (/*w*)/ está vez volví por decisión propia u.u se supone que el día de ayer iba a subir dos fics pero me termine aburriendo (? Me faltaba el final y corregirlo un poco para que sea legible, pero me cansé... Y decidí relajarme escribiendo algo corto... Heh, y se terminó convirtiendo en esta monstruosidad :'D se suponía que sería algo de solo mil palabras T.T ufff esto surgió cuando recordé un vídeo que ví hace mucho... En dónde contaban una historia que me dejó sorprendida y horrorizada... Sobre una relación de alguien menor con alguien mayor, las edades que yo les puse a Mello y Near son las edades que decían ahí, y ciertamente no sé de qué me sorprendí... Yo iba a una escuela pública y ya les digo, cuando iba a primaria ya las chicas estaban desesperadas por tener novios, muchos de los niños ya actuaban como si fueran grandes, incluso tenían piercing ;-; y no se que pasó que en secundaria muchas de mis compañeras y amigas quedaron embarazadas, como si fuera una competencia de quienes tienen antes un bebé... Y solo tenían catorce años, gente ;-; les faltó tener hermanos menores e.é fue debido a mi hermanito menor que yo decidí que mi linaje termina conmigo ;-; y no es que haya sido algo jodidamente horrible... Pero fue duro, muy duro y agotador... Amo a mi hermano pero cuidar a un bebé te deja exhausta, te despiertan al menos cinco veces por la noche... Hay que cambiarles el pañal, alimentarlos, hacerlos jugar... Es difícil... Hacer dormir a mi hermanito y luego irme sin hacer el mínimo ruido pulió mis habilidades ninjas (? Y me perdí a qué quería llegar... Oh, luego mis padres me cambiaron de colegio porque enserio no les gustaba u.u y fui a turno mañana y realmente se nota la diferencia con quiénes van a turno tarde jajaja ahí conocí a mi huesos, a mi slender, y a otros amigos que son unos ángeles preciosos y hermosos :'3 los amo un montón, son quienes hacen que no odie tanto a la humanidad (? Ah, ya me dijeron que significa "chan", y lo odio, enserio lo odio, si fuera una persona lo torturia, lo mataría y escupiria en su cadáver... Y es algo que sigue pasando, y es muchísimo peor, son niñas jóvenes que son obligadas a casarse con tipos asquerosos y pedófilos que tienen como cincuenta años... Lo único que tengo que decirles a ellos es: "¡Son unos idiotas! ¡Inmundos, asquerosos, cerdos! ¡Y todos váyanse al diablo!" y no pararía ahí (? Y es increíble como una serie que yo veia de niña (Sakura card captor) mostraba a una niña pequeña enamorada de su profesor... Yo me quede asqueada pero luego no le preste tanta atención porque parecía que solo era un amor platónico no correspondido... Luego de años me entero que en el manga era correspondido (tal vez en el anime también pero no me di cuenta, no lo sé), y que salían a citas a escondidas!! Si es un amor tan puro como dicen, porque es a escondidas?? Porque saben que es algo malo!!! Y los padres de la niña siquiera saben que un hombre adulto le dió un anillo de compromiso a su querido bebé??? Yo mínimo mato a ese tipo!!! Ufff si continuo no voy a terminar más... Con este fic solo quiero que vean las consecuencias cuando no cuidan a sus hijos como deberían, cuando son unos padres o unos hermanos mayores que no están atentos a lo que pasa con sus hijos/hermanitos... No es algo en lo que hago demaciado incapié pero se ve... Este fic termina medianamente bien (y digo "medianamente" no por lo que ocurre que ahora van a leer, sino porque una relación entre un menor y un mayor JAMAS va a estar bien... A menos que uno tengo 25 y el otro 30, al menos sería mayor de edad y no una criatura inocente que no tiene idea de nada)... Pero la realidad es que el 90% de casos así nunca terminan bien... Y perdonen por no profundizar más en los sentimientos, pero esto se supone que sería algo corto pero ya ven :c prometo que la próxima vez lo haré mejor pero no quería que esto se alargará demaciado, pido perdón... 

Notas del capitulo:

Death note no me pertenece, y estoy bien con eso pero... ¿Por qué demonios tuvieron que cambiar el "Bienvenido a casa, Mello" de Near a "Bienvenido, Mello"? Malditos sean... Recuerdan lo que cantó Jake?? Tu hogar está donde está tu corazón... 

 

Selcouth.

 

Near estaba cansado de vivir junto a L y Light; sus padres, quienes nunca le prestaban atención y lo trataban como si fuera un tumor. 

 

Su familia era pequeña y bastante disfuncional, siempre que llegaba del colegio los escuchaba discutir y pelear. Jamás pudo comprender porque seguían estando juntos si se llevaban tan mal, pero así eran ellos; se peleaban, se reconciliaban y luego hacían como que nada ocurría hasta que pasaba algo que los hacía discutir de nuevo. Las discusiones mayormente eran porque su mamá Light era una persona muy celosa y afirmaba obstinadamente que L le era infiel. L siempre le decía que eso no era verdad y que dejara de andar de paranoico, y que si alguien debía reclamar por alguna infidelidad era él. Y Near comprendió que se refería a que era extraño que Light hubiera tenido un niño de cabellos blancos. Tal vez esa era la razón por la cual L y Light no lo querían, pero Near pensaba que era una verdadera estupidez, solo bastaba ver a L y a él para que sea evidente que eran padre e hijo. Tenía los mismos ojos que L y sus actitudes eran igual de extrañas y raras.

 

Ya harto de volver a escuchar las mismas discusiones junto a platos rompiéndose, salió de su habitación por la ventana y fue a casa de una amiga: Linda. 

 

Linda era una niña de trece años que justo estaba saliendo a escondidas a una fiesta cerca de su casa. Le insistió en ir con ella y Near aceptó sin pensarlo mucho.

 

Él solo tenía once años e iba a ir a una de las muchas fiestas que hacían en su calle, organizadas por chicos que eran mayores de edad. Era la primera vez que iba a una y se sentía emocionado. Aunque lamentó muchísimo haberse escapado de su casa vistiendo solo su pijama y con un buzo azul marino encima.

 

Lo primero que vio al llegar fueron las luces, brillantes y de diferentes colores, un potente olor a cigarrillo en el ambiente y muchas personas tomando y bailando desenfrenados al ritmo de una música con letras que lo hacían sonrojar. Algunas personas incluso se estaban revolcando cerca de ellos en el suelo, sin pudor ni vergüenza. 

 

Pero lo que le dejó sin habla y obtuvo su completa atención fue la impactante aparición de un joven apuesto de cabellos rubios y con los ojos azules más bonitos que había visto en su vida. Ese apuesto rubio iba vestido completamente de negro, se veía hermoso, pantalones ajustados de cuero y una camisa sin mangas que se le pegaba como segunda piel, mostrando un vientre plano y marcado. Su reluciente cabello dorado estaba recogido en una coleta floja, dejando caer algunos mechones lisos que enmarcaban muy bien su atractivo rostro. Su flequillo desordenado y desigual le daba un toque intimidante a sus felinos ojos azules.

 

A Near le gustó, sintió un flechazo directo a su corazón en cuanto lo vio y se enamoró de él. 

 

Se sintió completamente halagado cuando ese joven lo miró y le sonrió. Sus mejillas se sonrojaron avergonzado y desvío la mirada, jugando con un rizo de su cabello. 

 

Un chico ya ebrio trajo más bebidas alcohólicas y las repartió. Linda agarró una y Near también, pero solo bebió un poco, tomando algunos pequeños sorbos. 

 

No supo explicar cómo sucedió, pero de un momento a otro perdió de vista a Linda y ahora se encontraba sentado en el regazo del atractivo rubio, besándose apasionadamente con él y dejándose manosear. 

 

El chico mayor le dijo que su nombre era Mihael pero le decían Mello, y Near también se presentó entre las pequeñas pausas que hacían para respirar. 

 

Estuvieron besándose por largo tiempo y Near ya sentía algo duro y caliente haciendo presión debajo suyo. 

 

Mello apretó su pequeño trasero y le insinuó que deberían ir a uno de los cuartos de arriba para tener más privacidad e intimidad. Near no quiso perderse aquella oportunidad y aceptó sin dudarlo. Quedó tan flechado de él y estaba muy encantado con ese joven que quería ser suyo, pensando que así Mello no buscaría a otra persona y sería solamente de él, y que probablemente pasarían a ser algo más. 

 

Near fue guiado de la mano hacia las escaleras por ese sensual rubio. Llegaron a los pisos de arriba y Mello no soltó su pequeña mano, llevándolo hacia las habitaciones del fondo. 

 

Se acostaría con Mello, un chico que tenía dieciséis años… Pero no le importaba. Solo quería vivir el momento, ¿que más importaba dejarse llevar? Quería estar con él, amarse durante toda la noche y no dejar pasar esa gloriosa oportunidad de estar junto al chico que lo enamoró a primera vista. 

 

Después de todo… ¿Cómo podría negarse a lo que en esos momentos sentía? ¿A esas mariposas que volaban frenéticamente por su estómago?

 

Estaba nervioso pero feliz. Sería su primera vez y un sabor dulce se instaló en su boca, se sentía muy emocionado y ansioso.

 

Cuando llegaron, Mello cerro la puerta con seguro y lo beso, deslizando su lengua dentro de la boca del menor. El toque fue delicioso y Near se abrazó del cuello del chico mayor para acercarlo más a sí mismo. Mello lo fue empujando hacia la cama y lo tiró violentamente en ella. Near miró con sus grisáceos ojos brillando de deseo y con la cara adorablemente sonrojada como Mello se quitaba la camisa y la arrojaba por los aires. El chico mayor se arrodilló en la cama y le obligó a abrir las piernas con agresividad; dicha acción en vez de asustar e intimidar al albino, lo excitó y mucho. 

 

A Near no le interesó saber que era mayor. Deseaba hacerlo. Quería dejarse llevar y disfrutar de los placeres de la carne como cualquier otra persona… junto a ese chico que hacía latir su corazón. 

 

Entre besos hambrientos, caricias que lo hacían suspirar, toques y besos ardientes recorriendo su pálida piel, terminaron ambos desnudos, acariciándose y estando piel contra piel, terminando revolcándose sobre el colchón como unos recién casados en su luna de miel. 

 

La música se escuchaba hasta donde estaban. Gustandoles por las palabras más vulgares y sucias que decían. 

 

El chico mayor preparó pacientemente y con cuidado el pequeño orificio del niño pálido, primero ingresando un dedo cubierto de lubricante, luego dos, separando los dígitos dentro suyo y agregando un dedo más, penetrandolo ansiosamente con el objetivo de dejar su entrada húmeda y viscosa de lubricante. Separó sus dedos, estirando el estrecho túnel e imaginandose dentro, disfrutando de aquellas paredes calientes y suaves envolviendo su erecta polla. 

 

Near dejó caer su cabeza hacia atrás con un largo gemido por el intenso cosquilleo que sentía en su estómago, doblando los dedos de sus diminutos pies y soportando como Mello ensanchaba su entrada con los dedos, tocando algo en su interior que lo hacía vibrar de satisfacción. 

 

Compartieron un beso caliente y hambriento mientras el joven de cabellos rubios fue retirando sus dígitos del cuerpo del menor. 

 

Mello cortó el beso y se incorporó. Miro hacia abajo y se relamió los labios al ver el agujero de Near palpitar en ausencia de sus dedos.

 

—Metete dentro, por favor… —suplicó entre gemidos el niño de ojos grises, afiebrado —. Hazme tuyo...

 

Mello le sonrió y beso su sonrojada mejilla.

 

—¿Es tu primera vez? —preguntó mientras acariciaba sus blancas piernas y recorría con su lengua el cuello del chico debajo suyo —. ¿Soy la primera persona en tenerte así? 

 

—S-si… 

 

Mello no le creyó, pero decidió arriesgarse y no usar condón. Deslizó con suavidad su miembro ya endurecido dentro del chico de cabellos blancos, con cierta dificultad por lo apretado que estaba, acariciando su interior con delicadeza hasta llegar profundo. Near gimió orgásmico al sentirlo por completo enterrado dentro suyo, era una sensación extraña pero para nada desagradable, se sentía muy rico y placentero. El rubio suspiro acalorado y cerró los ojos, comenzando a moverse con estocadas lentas, permitiendo que Near sintiera el grosor de su miembro y cada vena palpitante. 

 

Un dulce gemido brotó de los labios de Near seguido de más conforme Mello se iba moviendo, sintiéndose feliz y satisfecho por la deliciosa sensación que le otorgaba ese palpitante miembro clavado en su interior. 

 

—Aaah, M-Mello… Se siente bien… muy bien… ¡Ah!

 

Mello estaba entre sus delgadas piernas abiertas, metiéndose profundamente dentro de él en un vaivén suave y delicado, besando su frágil hombro y dejando marcas de dientes por la delicada piel del niño. 

 

Mello fue abriendo sus ojos y se encontró con la mirada nublada de deseo del menor, pudiendo ver cómo los ojos de su amado niño le suplicaron que fuera más rápido. Lo agarró de sus frágiles caderas y, dejando la delicadeza a un lado, lo embistió feroz y brutalmente, provocando que Near gritara acalorado, chillando que continuará así. 

 

—Mierda... —Mello apretó los dientes, la estrechez del menor lo estaba volviendo loco, se sentía tan bien; tan caliente, húmedo y suave muy dentro. 

 

—Mmh… Mello… ¡ah!... más rápido, mgh… ¡quiero más! —gimoteo desesperado, envolviendo sus delgados brazos alrededor del cuello del chico mayor. 

 

Mello encarceló el cuerpo del menor, colocando las palmas de sus manos a cada lado del niño, siendo el soporte que necesitaba para salir y meterse con fuerza y salvajismo dentro suyo, follando salvajemente a Near, provocando que los resortes de la cama crujieran al ritmo de las violentas embestidas. 

 

Near gimió fuertemente, disfrutando de aquel movimiento de caderas que se iba volviendo cada vez más brusco y placentero, haciéndolo envolver sus piernas alrededor de la cintura del rubio. Near se veía tan pequeño y frágil debajo de Mello, con sus hinchados labios separados; soltando gemidos y jadeos de placer. Se aferró desesperado al cuerpo de Mello y soltó un grito caliente, no soportó más del intenso placer que sentía y terminó derramando su semilla entre ambos cuerpos, temblando por el delicioso orgasmo. 

 

Mello jadeo con fuerza cuando Near se volvió aún más apretado. Extendió las piernas del niño lo más que podía y comenzó a penetrarlo con dureza, sacando y metiendo su verga de ese pequeño agujero con excesiva fuerza, disfrutando del cuerpo de Near y de los dulces sonidos que hacía, que eran sumamente seductores y deliciosos para sus oídos.

 

Continuó empujando contra la próstata del niño, chocando fuertemente contra el cuerpo de Near sin piedad, haciendo que el pene del albino volviera a estar erecto por el placer de la follada frenética y porque Mello comenzó a masturbarlo. 

 

Near gimoteaba de placer en su oído y le pedía entre suaves quejidos que fuera más rápido y más fuerte. Mello solo sonrió malicioso y sus ojos azules se oscurecieron por el placer. Colocó ambas piernas en sus hombros y se movió más rápidamente, sacando su miembro hasta que solo la punta estaba dentro y luego lo embestía salvajemente de una sola estocada hasta hacer chocar sus testículos contra el trasero del niño, así una y otra vez, en una vaivén extremadamente veloz y desenfrenado.

 

Near volvió a apretarse alrededor de su palpitante pene y Mello empujó agresivamente hacia adelante, golpeando duramente su pelvis contra el trasero del menor, sintiendo que ya llegaba al ansiado orgasmo. 

 

Apretó el pequeño cuerpo de Near entre sus brazos y después de unos cinco empujones especialmente duros y fuertes, inclinó la cabeza en el hueco del cuello y hombro del niño; y hundió los dientes en la pálida piel con fuerza.

 

Un grito sumamente lascivo se escuchó de Near y el de ojos azules tembló de placer cuando una corriente eléctrica recorrió su columna y se derramó profundamente dentro del niño. 

 

Near soltó un grito caliente al sentir el ardiente y viscoso líquido en sus entrañas; luego de una violenta sacudida que lo hizo arquear su espalda, Near lanzó su semilla sobre su torso, temblando por el enorme placer que recorría intensamente cada centímetro de su cuerpo. 

 

Un profundo gemido brotó de la garganta de Mello y su cuerpo se sacudió, embistiendo aun a Near mientras terminaba de llenar ansiosamente al niño con más semen.

 

Ambos compartieron un último beso lento y largo, saboreandose por última vez esa noche con la sensación de haber llegado al orgasmo todavía burbujeando en sus cuerpos. 

 

Mello sacó su pene ya flácido de su interior y Near tarareó felizmente al sentir algo cálido derramarse en sus muslos. Miro y era la semilla del rubio. Sonrió y Mello noto esa sonrisa, por lo cual también sonrió y beso dulcemente los hinchados labios rojos del pequeño. 

 

Se retiró de encima de Near y se dejó caer sobre la cama, exhausto y agotado, Near se colocó de lado y lo miró insistentemente con una tierna mirada. Mello sintió aquella mirada y se movió hasta quedar acostado de lado en la cama, mirando al pequeño y dulce niño de cabellos albinos. Abrió sus brazos y Near sonrió dulcemente, acercándose y dejándose abrazar por Mello con una pequeña sonrisa feliz.

 

Ambos durmieron acurrucados el uno con el otro, sin evitar volver a besarse suavemente en los labios hasta caer dormidos. 

 

Fue una experiencia agradable y placentera para Near, Mello le hizo sentir muy bien; él fue gentil y también fogoso, haciéndolo delirar de placer y dejándolo muy satisfecho. 

 

La mañana siguiente se vieron las secuelas de la noche anterior.

 

Near estaba con el cabello nevado revuelto y desordenado; su cuerpo sudoroso, rosado y apestando a sexo; y sentía sus muslos pegajosos e incómodos.

 

Se removió inquieto en el colchón y abrió perezosamente sus ojos, limpiándose las legañas con cuidado. 

 

—¿Cómo amaneciste, precioso? 

 

Near abrió sus ojos en su totalidad y se enfrentó a la hermosa mirada del rubio, quien le sonreía encantadoramente mientras acariciaba su delicada figura con la punta de los dedos.

 

—B-bien —tartamudeo algo apenado al ver su torso desnudo y brilloso. 

 

—Eso me alegra —Mello se acercó y apoyó gentilmente sus labios contra los de Near —. Te veías muy lindo y adorable durmiendo… Como un bello ángel… —volvió a reclamar sus labios y lo beso con más fuerza. Near gimió y correspondió el beso como podía, moviendo sus pequeños labios sobre los suyos. Lentamente Mello atrajo al niño más cerca y lo sentó sobre sus piernas —. Fue una noche divertida… —hablo contra sus rosados e inflamados labios por los besos que se dieron.

 

—¿Se repetirá? —preguntó suave el albino, acariciando el pecho del rubio con la yema de sus dedos —. ¿Te volveré a ver?

 

—Claro, aún tenemos mucho que aprender el uno del otro... —Mello estaba acariciando el bello rostro de angelito de Near, disfrutando del tono rosado en esas suaves mejillas de bebé. 

 

Near sonrió suavemente, acercándose al chico para besar su mentón. 

 

—Anoche estuviste verdaderamente delicioso... —Mello sonrió de medio lado y bajó sus manos hasta las nalgas redondas, apretandolas. 

 

Las mejillas del menor se pusieron rojas ante esas palabras y Mello pasó a acariciar sus blancas piernas. 

 

—Tú también… Fue una experiencia agradable… —se enredó el cabello blanco entre sus pequeños dedos, desviando la mirada con algo de pena. 

 

Mello lo agarró de sus cachetes y lo atrajo hacia sus labios para besarlo ferozmente, en un juego de lenguas calientes y escurridizas que se acariciaban mutuamente completamente deseosas. 

 

Near se sentó más cómodamente encima suyo, sobre su miembro, con las rodillas puestas a cada lado de su cadera, correspondió su beso con el doble de pasión mientras se mecía contra él. 

 

—Quiero hacerlo otra vez —suplicó dulcemente Near cuando se alejó ligeramente de los labios de Mello, moviendo su cadera encima de la erección del mayor —. Hazme tuyo, Mello… Lo quiero… 

 

Mello no se negó. 

 

Una sonrisa llena de lujuria y emoción apareció en su rostro, abrazando al niño pálido con fuerza, sin desviar su mirada de la grisácea del pequeño.

 

—Lo haremos cuántas veces quieras, Near… —habló contra sus rosados labios —. Solo dime cuantas veces quieres que te haga tocar las nubes… 

 

El de cabellos blancos lo pensó. Ese día era sábado y mañana sería domingo. Sus padres jamás lo molestaban en esos dos días ya que Near siempre se la pasaba encerrado en su cuarto. Era lo normal en él y ellos jamás lo cuestionaron, simplemente les daba igual. 

 

—¿Y si no abandonamos la cama por dos días? —preguntó travieso mientras acariciaba sus mejillas y depositaba besos cortos y suaves en sus labios, sin dejar de mover su pequeño trasero sobre la entrepierna del mayor. 

 

—Me parece una fantástica idea… 

 

Mello lo atrajo de la nuca para compartir un beso húmedo y caliente, con su mano libre agarro la tersa cadera del menor y empujo fácilmente su sexo contra el agujero apretado y sofocante de Near. 

 

Near rompió el beso para jadear con dureza, entrecerrando sus ojos al volver a sentir esa sensación maravillosa en su cuerpo.

 

—Ngh… ¡s-si!… ¡ahh! —gimió temblorosamente y abrió más las piernas para él. 

 

Mello se acostó en la cama y comenzó a mover sus caderas hacia arriba con dureza, haciendo saltar al menor sobre él, subiendo y bajando por su hinchada longitud. 

 

El niño de apariencia delicada apoyó sus manos en el pecho del rubio y fue moviéndose más rápido. 

 

En aquellos dos días no abandonaron esa habitación y tuvieron relaciones sexuales probando diferentes tipos de posiciones, disfrutando del calor del cuerpo del otro y sumergiéndose en ese adictivo placer de volverse uno solo. 

 

Ambos acordaron reunirse otra vez. No hablaron de noviazgo pero si de exclusividad. Y por el momento Near estaba satisfecho con eso. 

 

Near volvió solo a su casa. Caminando con una sonrisa feliz y expresión de satisfacción total.

 

Se reunieron seguido y Near se sentía completamente dichoso, los días junto a Mello fueron dulces y sumamente satisfactorios. Se sentía en las nubes, como un pajarito que gozaba de volar por primera vez… 

 

Jamás se había sentido tan feliz y lleno de vida. 

 

Pero lastimosamente eso no pudo durar...

 

Un mes y medio después de su primer encuentro, Near comenzó a sentirse mal, tenía náuseas y se agotaba con mayor facilidad.

 

Cuando estaba preparándose un omelette, de repente le invadieron unas horribles náuseas y corrió hacia el baño para vomitar violentamente en el retrete, vaciando su estómago.

 

No era la primera vez y ya comenzaba a preocuparse. 

 

A la única persona que podía acudir en momentos así era a Linda.

 

Se saltó sus clases y buscó a la chica de cabello castaño, ella era la única amiga que tenía y con la cual podía hablar de lo que le preocupaba. Linda era mayor que él y sabía más cosas por experiencia, sabía que podría confiar en lo que le aconsejará, por eso le contó absolutamente todo. 

 

Ella lo miro seriamente y le pregunto si se protegió durante el sexo, Near negó suavemente con la cabeza y Linda frunció el ceño preocupada. La niña lo agarró de la mano y lo llevó con Matt, el chico de dieciocho años con el cual antes ella andaba. Ante la mirada sorprendida de los dos chicos, Linda le pidió que fuera a una farmacia a comprar un test de embarazo. Luego de la insistente mirada de la chica, Matt obedeció. 

 

Esa misma noche Near se hizo la prueba y descubrió que estaba embarazado. Inmediatamente buscó a Mello, insistiendole que lo llevará a su casa. El joven de cabellos rubios lo hizo, algo extrañado, y ahí Near le contó sobre su embarazo. 

 

La respuesta que le dió estaba lejos de ser la que pensaba… 

 

Él solo le miró fríamente y le dijo que abortara. 

 

Near no se esperó esa respuesta y las lágrimas ardieron detrás de sus ojos, exigiéndole liberarlas. Las contuvo lo mejor que pudo y tragó saliva con cierta dificultad. 

 

—No quiero abortarlo —dijo en voz baja, sintiendo su cuerpo temblar. 

 

Inmediatamente sintió su espalda chocar violentamente contra la pared, haciéndole cerrar los ojos por el impacto y arrancándole un pequeño grito de miedo y dolor. 

 

Abrió los ojos y se encontró con la mirada fulminante de Mello. 

 

—Eres un completo estúpido —gruño molesto —. ¿Por qué demonios no me dijiste que eras un maldito doncel? ¡Maldita sea, Near! —golpeo la pared cerca del pequeño. Near se sobresaltó, mirándolo con unos ojos aterrados —. Esto no se trata de si quieres o no, debes abortar. 

 

El corazón del niño pálido se hundió ante las palabras del rubio. 

 

—No voy a hacerlo, Mello… No puedo —dijo con la voz rota y mirándolo dolido, el chico de cabellos rubios le devolvió una mirada aburrida —. Yo voy a tener a mi bebé. 

 

Mello lo agarró fuertemente del brazo, mirándolo intensamente a los ojos. Pudo notar como los ojos del chico luchaban por no dejar salir las lágrimas.

 

—No contarás con mi ayuda, Near —dice mirándolo indiferente. El menor no pudo sostener su mirada y la bajo —. Yo no tengo porque involucrarme en tus errores ya que no es mi culpa que estés embarazado —exclamó con dureza, apretando su brazo con más fuerza —. No me vas a involucrar en esto. 

 

Near sollozo y mantuvo la mirada baja, sin poder enfrentarse a esos orbes azules y fríos, sintiéndose decaído. 

 

—N-no pensaba hacerlo… 

 

—¿Acaso te vas a encargar de todo? —pregunto sarcásticamente. 

 

Ante el asentimiento de Near el chico mayor se quedó en silencio. 

 

—S-solo quería que supieras de la existencia de tu hijo pero… no pensaba obligarte a hacerte cargo… —Near tragó saliva y acarició su vientre —. Yo soy culpable por no cuidarme y veré cómo salir de esta… aunque esté solo. 

 

—Estás absolutamente loco. ¿Sabes que harán tus padres cuando se enteren que estás embarazado? Existen dos opciones: te echarán a la calle o te harán abortar. ¿Cuál de esas dos vas a escoger? —los fríos ojos azules lo examinaron con atención, en espera de una respuesta.

 

Near abrió sus ojos grises en su totalidad, alarmado. Lo que Mello decía era cierto. Si sus padres se llegaban a enterar que estaba esperando un bebe... lo rechazarían a él y a la criatura que estaba esperando, dándoles la espalda… En el peor de los casos lo llevarían a la fuerza a un hospital para abortar. 

 

La desesperación se apropió de él y sintió un sudor frío bajar por su rostro. 

 

—M-me las arreglaré… —ciertamente les tenía miedo —. Puedo aparentar que no estoy embarazado… Fingir que nada pasó. 

 

Mello lo miró incrédulo. 

 

—Te crecerá el estómago, ¿cómo vas a ocultar algo así? 

 

—Uso ropa holgada, no se notará. 

 

—¿Y cuando estés por dar a luz? 

 

—Linda me ayudara a tenerlo… Muchas personas tienen partos naturales sin asistencia médica... hay ocasiones en dónde no llegan al hospital y tienen a sus hijos con ayuda de familiares… Mi caso no tiene porqué ser diferente. Todo saldrá bien. 

 

A Mello se le escapó algunas carcajadas. 

 

—Tus planes son simples deseos y locas fantasías. Hablas como si todo fuera sencillo pero no lo es, Near… Nada es fácil y créeme cuando te digo que si decides tener a ese bebé… vivirás un auténtico infierno. 

 

Near respiró profundamente para calmarse, sus manos comenzaron a temblar y sintió algo ácido en el estómago. 

 

—Lo que sea que pase… Lo afrontaré. Quiero que nuestro hijo nazca y…

 

Nuestro… —repitió burlón —. Tal vez no sea mi hijo el que estés esperando ahí —interrumpió Mello, apartándose de Near y dándole la espalda.

 

Near estaba tan sorprendido que no pudo ni responder. 

 

Luego de unos instantes sintió un intenso dolor en el pecho, las palabras de él hiriendolo. 

 

Mello había sido el único con el cual tuvo relaciones, y encima se lo dijo la primera vez que lo hicieron.

 

¿Cómo podía pensar que…?

 

Los orbes grises lo miraron muy dolidos y algunas lágrimas bajaron por sus mejillas. 

 

—Jamás me acosté con otra persona, Mello, solo contigo… 

 

—¿Y quién me asegura eso? Te entregaste fácilmente a mi... Tal vez estuviste de perra y también te acostaste con otros. 

 

Near lloró con fuerza, no lo culpaba por creer eso pero ciertamente dolía y mucho. 

 

—¡No! Fuiste el único con quién me acosté porque ese día yo… —comenzó a hablar con la voz rota, con sus ojos volviéndose a llenar de lágrimas —. Ese día yo me enamoré perdidamente de ti…

 

—¡Por favor! Uno no se puede enamorar sin conocer a la otra persona… Lo tuyo fue solo un simple deseo. 

 

—N-no… Admito que me resultaste atractivo… Pero fue más que simple atracción hacia tu físico lo que yo sentí por ti… —susurra inclinando su cabeza hacia abajo, sintiendo como el estómago se le revuelve y se le forma un nudo —. Me provocaste un sentimiento muy fuerte en el corazón que me fue imposible mirar a otra persona que no fueras tú...

 

—Claro y yo me la creo —hablo burlón, poniendo los ojos en blanco. 

 

—¡Es así! —exclamó ya desesperado —. No me hubiera acostado contigo de no ser así… Pero ahora veo que cometí un error… ¡Si no quieres ayudarme lo entiendo! ¡Pero no te atrevas a poner en duda mis sentimientos! Yo sé lo que siento… y tú no tienes ningún derecho a… —los ojos de Near se hicieron más acuosos, sus manos tiemblan, sus mejillas se sonrojan y se muerde el labio inferior intentando retener el llanto, pero falla miserablemente —. No lo tienes… No lo tienes… Decir que este bebé que espero no es tuyo… —su rostro de porcelana se vio empapado por muchas lágrimas, su cuerpo sufrió de sacudidas por el fuerte llanto y sintió que pronto iba a caer al suelo. 

 

Repentinamente Mello se abalanzó sobre el niño más joven y envolvió su cuerpo en un poderoso abrazo. El corazón de Near latió con fuerza y sus ojos grises se agradaron por la sorpresa.

 

—Está bien, Near, te creo… Confío en tu palabra —Mello se inclinó, besándole la frente.

 

Near lanzó una exhalación temblorosa y Mello lo abrazó con más fuerza, con los ojos entrecerrados reflejando dolor. 

 

—Solamente ya no llores, por favor… —suplico Mello mientras acariciaba sus cabellos albinos con cariño. 

 

—L-lo siento… —tartamudeo el menor, limpiándose las lágrimas, sin salir por completo de su estado de sorpresa. 

 

Mello se rió secamente. 

 

—Soy el patán que te trato mal y te hizo llorar, ¿y todavía me pides disculpas a mi? 

 

Las mejillas de Near se pusieron levemente de color rosa y sus ojitos brillaron apenados. Mello al ver esa expresión tan linda y adorable se sonrojo completamente, sintiendo como su corazón se aceleraba.

 

Sin poder resistirlo más sus labios chocaron contra los de Near, besándolo de forma delicada y suave. 

 

Near se sonrojo y solo pudo estremecerse por completo por ese dulce beso. Cerró los ojos y movió sus labios, correspondiendo el beso. 

 

Mello disfruto del sabor de los labios de Near, era tan dulce y adictivo, no quería separarse nunca del pequeño. 

 

Lo abrazo de su pequeña cintura, apegandolo a su cuerpo. Mello chupo y mordió su labio inferior. Near gimió y el rubio aprovecho eso, deslizando su lengua adentro. Near soltó un jadeo y le permitió la entrada, jugando con la lengua contraria, amando la sensación. 

 

Se besaron con más ganas y estuvieron mucho tiempo abrazados; simplemente acariciándose y besándose, hasta que Near necesito respirar y se apartó del rubio. 

 

—M-Mello… ¿Entonces tú…? —respiro hondo —. ¿V-vas a ayudarme? 

 

Mello se encogió ante sus palabras. Lo pensó y finalmente dijo: 

 

—Me haré cargo. 

 

Near lo miró con sus ojitos brillando encantadoramente y Mello giró el rostro con hastío.

 

—No será un maldito cuento de hadas, niño… Si tus padres se enteran lo normal es que te hagan abortar. Eres demasiado joven para tener un bebé —suspira con pesadez y suelta a Near, se revolvió su cabello rubio y se sentó en la cama. 

 

Near bajo la mirada y se mordió el labio. 

 

—Tal vez podamos irnos lejos… 

 

Mello se levantó de golpe y sonrió suavemente. 

 

—¿Quieres té? —pregunto de la nada y Near asintió. Mello salió del cuarto y fue a la cocina. El albino se sentó en la cama y aprecio la habitación del rubio, increíblemente todo lucía ordenado y limpio, creía que alguien como Mello le daría igual como tenía todo y sería desordenado. 

 

En el estante había muchos libros. Se levantó y agarró uno, volvió a su lugar en el colchón y se puso a hojearlo mientras esperaba. 

 

Mello llegó sosteniendo dos tazas humeantes. Miro a Near, sus ojos grises estaban ligeramente rojizos por el llanto y sinceramente no le gustó verlo así. Ver a Near llorar realmente le provocó un profundo dolor en el pecho. Estuvo resistiéndose a abrazarlo desde que llegó a su casa con esa expresión afligida y ojos vidriosos. Lamento haber sido tan duro con sus palabras, dudando de ese dulce niño cuando lo único que podía percibir de esa frágil criatura era la pureza de su corazón y alma, poseedor de unos grisáceos orbes que pedían a gritos ser protegido y amado. 

 

—Tus padres no pueden saber que estás embarazado… —Mello le entregó una taza y Near lo sostuvo con sus dos manos —. Está caliente, ten cuidado —le advirtió —. Como dije: armarán un escándalo y es imposible que te dejen tenerlo. La única solución que encuentro al igual que tú es que ambos nos vayamos lejos.

 

Near lo miró con sus bonitos ojos pestañeando. 

 

—¿Viviendo juntos? —preguntó tímidamente, tomando un sorbo de su té. 

 

Mello entrecerró los ojos, mirando el líquido de la taza, y asintió lentamente. 

 

—Viviremos juntos. Solo necesito encontrar un buen lugar para que vivamos cómodamente… 

 

Near jugueteó con su cabello, sintiéndose extrañamente nervioso ante la idea. 

 

—¿Viviremos solo nosotros dos? —Near inclinó su cabeza hacia abajo para ocultar su vergüenza y miró de reojo a Mello. 

 

—Y nuestro bebé —dijo Mello sentándose en la cama, a un lado del pequeño albino. 

 

—Siempre quise preguntarte… —Near dejó la taza en la mesita de luz y miró curioso a Mello —. ¿Tu primera vez también fue conmigo? 

 

—Mmm… —Mello no respondió al instante y frunció el ceño con las mejillas levemente sonrojadas —. Si, Near… Lo fue. 

 

El niño de cabellos blancos quedó con los ojos muy abiertos. 

 

—¿Enserio? —Mello asintió —. P-pero… ¿Cómo? Si tú eres simplemente apuesto y seguramente tienes a muchos babeando por ti… 

 

El rubio se encoge de hombros restándole importancia.

 

—No me acuesto con cualquiera, Near —hablo colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja —. No conocí a nadie que me llegará a interesar como para hacerlo —explicó con simpleza. 

 

Near se acercó mucho hacia Mello y sus pequeños dedos blancos jugaron con el rosario que colgaba de su cuello. Se sentía muy feliz con ese hecho, sentía que estaba viviendo un hermoso sueño al saber que ambos fueron la primera vez del otro y por tener junto a él a Mello. Pero también se sentía preocupado sobre qué podía suceder. 

 

Mello tomó un sorbo de su café, alargó una mano y acarició suavemente la pequeña mano de Near.

 

—No tienes porqué preocuparte. Yo me encargaré de todo… Tengo dos amigas que son doctoras y podrán atender tu parto… Son confiables y sé que serán discretas.

 

Las mejillas de Near se pusieron de color rojo, desviando la mirada y sintiéndose nervioso por la caricia.

 

—Si vamos a vivir juntos, me gustaría que… nosotros seamos más unidos…

 

—¿Eh? ¿A qué te refieres con eso?

 

Near jugó con un rizo de su cabello. 

 

—Ya sabes… —el niño más joven soltó su cabello y juntó sus manos, entrelazando sus dedos —. Ser así de unidos...

 

Mello alza ambas cejas, en serio se sentía confundido y curioso.

 

—Si, ah… Todavía no me queda claro —dejo su taza a un lado de la de Near.  

 

—Mmh… q-que seamos novios y tal vez más adelante… casarnos —se apenó, desviando la mirada mientras un profundo tono rosado se pintaba en sus suaves mejillas.

 

Una sonrisa torcida apareció en el rostro del rubio y agarró al niño para sentarlo encima suyo. 

 

—¿El pequeño Near me quiere para él solito? —pregunto divertido, tocándolo con sus manos de la cintura hasta las caderas, dónde las apretó y las hizo chocar contra las suyas, arrancándole un suave quejido a Near. 

 

—S-si... —afirmó Near, poniendo sus manos en las mejillas de Mello y besándolo suavemente en los labios —. Quiero formar una familia contigo… 

 

—Entonces nos casaremos. 

 

—Mello, yo… —a Near se le dificulto decirlo e inclinó la cabeza hacia abajo; respiró hondo y se armó de valor para decir lo que siempre quiso decirle: —. Yo… te amo… —confesó su amor en voz baja. 

 

Con clara timidez se atrevió a levantar su mirada, deseando que Mello le hubiera escuchado porque no se atrevía a repetir esas palabras, no sin antes desfallecer por falta de aire o morirse de vergüenza. 

 

Mello sonríe y se acerca al niño, envolviendo su cintura con los brazos; manteniéndolo contra su pecho. 

 

—Lo ví en tus ojos aquella noche, Near… Y ciertamente yo también siento algo más fuerte que un simple cariño hacia ti… —sus mejillas se sonrojaron sutilmente. 

 

Near le sonríe levemente, con sus ojitos brillando dulcemente y las mejillas sonrojadas haciéndole ver más adorable.

 

—G-gracias… Necesitaba escucharlo —se acurruca contra su pecho, respirando el aroma masculino del mayor. 

 

Mello se sonroja más y su corazón se aceleró.

 

—Deja de ser tan tierno… Vas a hacer que no quiera soltarte… —murmuró Mello tomándole el rostro, chocando con sus hipnóticos ojos grisáceos y rozando débilmente sus labios con los suyos. 

 

—Pues no me sueltes… —sus bocas se juntaron con necesidad y Near gimió suavemente en medio del beso cuando percibió la lengua del rubio pidiendo acceso a su boca, un acceso que otorgó sin pensarlo dos veces. 

 

—No lo haré, Near… —hablo acaloradamente cuando se apartó por breves segundos para volverlo a besar. 

 

Mello lo acorraló contra el colchón y se maravilló con ese rubor impreso en los pómulos de su adorable niño. Aquel niño frágil y pequeño que le provocaba sentimientos tan confusos para su persona, cosas que jamás había sentido por nadie y que lograba sacarlo de su común reaccionar. 

 

Se besaron otra vez, desnudándose mutuamente con desesperación, ansiosos de sentir su piel desnuda contra la contraria. 

 

Near deseaba sus caricias, lo que le provocaba; quería sus besos y que lo abrazara. Sobre todo añoraba con todas sus fuerzas que lo haga suyo una vez más. 

 

El caliente sexo de Mello se rozo contra el trasero del niño, logrando que un suspiro ahogado proveniera tanto de los labios de Near como los del rubio.

 

Sus bocas se fundieron una vez más y los movimientos comenzaron. Mello se mecía sobre su menudo cuerpo en un suave vaivén. Esa simple fricción lograba encenderlos un montón, sintiendo una electricidad recorriendo sus cuerpos, haciendo que sus respiraciones se volvieran cada vez más intensas y que sus corazones latieran desenfrenados. 

 

Near intentaba con todas sus fuerzas contener los espasmos que le provocaban las caricias del chico que lo tenía preso entre sus brazos, pero era imposible. Todo su cuerpo hervía de deseo y solo quería que lo follara. 

 

Anhelaba sentir la hinchada longitud de Mello enterrarse en sus entrañas. 

 

Y Mello lo complació. 

 

Inevitablemente hicieron el amor. Lo hicieron una y otra vez, y en cada una de esas Near gimió el nombre de Mello, lloriqueando por más, pidiéndole entre gimoteos que no se detuviera, entregándose por completo a él. 

 

[...]

 

Near regresó a su casa luego de hablar con Mello y bailar salsa horizontalmente con él por unas cuatro horas. Acordaron que Near continuaría fingiendo normalidad mientras Mello compraba una casa para ellos dos y su bebé, lo más lejos posible que pudiera. 

 

Cuando entró a su habitación se sorprendió de ver a Light y L sentados en su cama. 

 

De todos los días anteriores en los cuales Light pudo hacer limpieza… Eligió justamente ese día. ¿Hizo algo verdaderamente horrible en su vida pasada como para que ahora haya nacido con tan mala suerte? 

 

Light encontró el test de embarazo que se hizo. El cual estúpidamente escondió debajo de su colchón. 

 

Las manos de Near se apretaron para intentar controlar el temblor que sentía y se forzó para no mostrar ningún tipo de miedo. Intentó mostrarse fuerte y tranquilo, pero al apreciar los rostros de sus padres todo su valor pareció venirse abajo y esfumarse en un parpadeo. 

 

L y Light comenzaron a decir con frialdad que les daba asco tenerlo como hijo, que era solo una vil perra sucia que se abría fácilmente de piernas sin pensar en nada más que satisfacer sus asquerosas necesidades, que era un repugnante niño débil que amaba revolcarse con cualquier chico y que seguramente era la zorrita de todos sus vecinos. 

 

Near se quedó callado y no contestó nada porque sabía que sería peor, soporto que siguieran diciendo más cosas horribles sobre él sin derramar ni una sola lágrima.

 

Luego que terminaron de despotricar, Light dijo que la única solución a la cual llegaron fue que Near tendría que abortar con unas pastillas especiales. L fue quien se encargó de comprarlas a una persona que se las vendió sin necesidad de un recibo médico. 

 

Near se negó y segundos después sintió un fuerte dolor en su mejilla que lo mandó al piso, escuchándose perfectamente el estruendoso y fuerte sonido de un golpe sobre la carne. 

 

La mejilla de Near se pinto de color rojizo, resaltando de sobremanera por su blanquecina piel de porcelana. 

 

Entre los dos le obligaron a tomar esas pastillas, sostuvieron su cuerpo y lo hicieron tragar a la fuerza. Near luchó con violencia para liberarse pero no sirvió de nada, su corazón latía fuertemente y sus manos temblaban mientras sentía como esa pastilla bajaba por su garganta. 

 

Lo único que gritaba su mente era: <<¡No, no, no, no, no, no…! >>.

 

Luego de asegurarse que no fuera posible que Near vomitara las pastillas, lo soltaron y lo dejaron tirado en el suelo, temblando y llorando. 

 

Se escuchó un fuerte golpe venir de la puerta y Near supo que ya se habían ido. Ya en la soledad de su cuarto se incorporó lentamente hasta quedar sentado en el suelo. Se limpió sus lágrimas, permaneciendo cabizbajo e intentando contener el sufrimiento que le ocasionaba lo que había ocurrido. 

 

¿Cómo le diría a Mello que…?

 

Unos sollozos brotaron de sus rosados labios y se sintió miserable. 

 

No tuvo fuerzas para subir a su cama y solo sé arrastró hacia la alfombra, dejándose caer ahí y acurrucandose sobre sí mismo, en posición fetal mientras miraba a unas pequeñas hormigas meterse a su habitación por una pequeña abertura de su ventana. Su infantil rostro se volvió inexpresivo pero seguía impregnado de lágrimas. 

 

Se quedó dormido mientras continuaba llorando, sin que Mello estuviera para consolarlo. 

 

En la noche Near sintió fuertes dolores en su vientre y comenzó a sangrar. Él asumió que las pastillas estaban haciendo efecto, sin embargo ya no podía soportar el dolor y llamó a gritos a sus padres. 

 

Ellos llegaron y al prender la luz vieron a Near cubierto de sudor y ardiendo en fiebre. 

 

Near entreabrió los ojos y sintió mucho terror al ver una gran mancha roja que cubría la zona de sus piernas. 

 

Se desmayó y lo siguiente que supo al despertar fue que sus padres lo habían llevado al hospital. 

 

Atrapado en un estado de semiinconsciencia pudo escuchar fragmentos de lo que decía el doctor, algo sobre que tenía que terminar de removerlo para no causar una infección. 

 

Comprendió luego de un rato que hablaban de su bebé. 

 

Near volvió a quedarse dormido.

 

[...]

 

Ya todo había pasado y ahora se encontraba en casa, sumido en una profunda depresión y sin salir de su habitación. Se siguió sintiendo mal pero decidió no decir nada porque sencillamente no le importaba. Sus padres seguían molestos con él y gracias a Dios no le dirigían la palabra. 

 

Near hipó, temblando, tratando de controlarse y de no seguir llorando. Pero era muy difícil, la tristeza que sentía era muy grande. 

 

Empezó a sentir náuseas y mareos y L lo notó, teniendo que volverlo a llevar al médico. 

 

Lo que le dijeron ahí fue sorprendente para Near… 

 

Era un embarazo de gemelos. Habían quitado a uno pero el otro seguía ahí. L y Light fueron a hablar con el doctor para arreglar una cita para quitar al que faltaba.

 

Near se quedó con la enfermera y le dijo que quería ir al baño. Ella simplemente asintió con la cabeza sin prestarle mucha atención, más concentrada llenando unos papeles. Near aprovechó esa oportunidad y se alejó a pasos lentos y suaves, saliendo del cuarto. Al alejarse un poco más, camino apresurado para salir por la parte trasera del hospital, corriendo lo más que podía para alejarse de ese lugar. 

 

Llegó a la casa de Mello con la respiración agitada y sus piernas temblando. Tocó desesperadamente la puerta y lo llamó a gritos.

 

Sus ojos se empañaron ni bien vio a la persona que amaba. 

 

Mello abrió enormemente los ojos al ver a Near en un estado tan deplorable. 

 

—Near, pero… —no termina su frase al verle los ojos llorosos y tampoco el albino le dejó hablar; se abalanzó sobre él, aferrándose a sus ropas mientras lloraba con fuerzas, hipando.

 

—Lo siento… lo siento… lo siento… —repitió una y otra vez, llorando amargamente. 

 

Sabía que debía verse penoso llorando así, pero no podía evitarlo. 

 

Mello lo cargó y lo llevó hacia su habitación, ahí Near le fue contando todo, con sus ojos luciendo abatidos y tristes. 

 

Near volvió a romper en llanto y Mello lo acunó suavemente en sus brazos, susurrándole palabras dulces y depositando besos en su frente y nariz. El niño albino terminó quedándose dormido en los brazos de su amado por lo agotado que se sentía. 

 

Mello acomodó el cuerpo de Near en su cama, lo arropó bien y se alejó de ahí, cerrando la puerta.  

 

Camino furioso por la sala y tuvo que morderse el labio con fuerza para no ponerse a gritar de furia. 

 

Le habían arrebatado uno de sus hijos. 

 

Inconscientemente sus puños se apretaron, con deseos de golpear algo o matar a alguien. 

 

Se irían. Definitivamente se irían. 

 

Mañana mismo se marcharían muy lejos y no volverían jamás. 

 

[...]

 

Habían pasado cuatro años… 

 

Near había crecido, continuaba siendo de baja estatura pero medía 1.55 cm. y ciertamente él se sentía satisfecho con su altura. Su cara se veía menos redonda pero seguía conservando esa apariencia infantil con la cual lo conoció Mello. Su piel seguía siendo clara y blanca, y su contextura delgada. Su esponjoso cabello blanco como el azúcar había crecido, luciendo mucho más voluminoso y enmarcando preciosamente su tierno y delicado rostro. Near había pasado de ser un hermoso niño a ser un adolescente sumamente atractivo.

 

En esos momentos estaba preparando unos sándwiches doraditos para su familia, tarareando una canción. Él llevaba puesto un suéter largo color gris, bastante acogedor y lindo que lo hacía sentir calientito; unos leggins negros, haciendo que sus piernas lucieran largas y torneadas; y por último sus cómodas pantuflas de conejito.

 

Sus pómulos se tornaron de un rosa pálido al sentir como era abrazado por la cintura desde atrás por unos fuertes brazos, sintiendo su espalda chocar contra el pecho de alguien más alto. 

 

Giro el rostro de lado y su corazón latió con fuerzas al apreciar el rostro de Mello a centímetros del suyo. 

 

—Buenos días, amor —Near se sonrojo notoriamente al sentir los labios del rubio contra los suyos. No importaba las veces que lo hiciera, seguía provocando un caos de sentimientos fuertes dentro de él. 

 

—Buenos días, Mello... —le sonrió dulcemente, sintiéndose muy enamorado. Lo beso una vez más en los labios y continuó preparando los sándwiches.

 

Mello lo abrazó más fuerte, apoyando su mentón en el hombro de su pequeño esposo. 

 

—¿Cuánto te falta? —preguntó el rubio, enterrando su nariz en los suaves y ondulados cabellos del pequeño, aspirando su dulce aroma a miel. 

 

—No mucho —contestó tranquilo, sintiendo cosquillas en su cuello por la acción de su amado. 

 

Mello fue deslizando traviesamente su mano por debajo de los leggings de Near. 

 

—¡Mello! —se quejó el albino sonrojándose furiosamente y sacando la mano del rubio de ese lugar. 

 

Mello soltó una risa divertida y se alejó luego de morderle el cuello, dejándolo cocinar en paz... Al menos por unos minutos porque luego volvió y se quedó abrazado al cuerpo del pequeño, besándolo en su redonda mejilla y abrazándolo con fuerza de la cintura para frotarse contra él.  

 

—Mmh… Mello, por favor —Near no pudo evitar estremecerse cuando Mello simuló una embestida y pasó a lamer su cuello. 

 

—¿Qué te parece si jugamos un poco? —pregunto seductoramente, agarrandolo de sus caderas y presionando su entrepierna contra el trasero del menor, haciéndole sentir la dureza de su verga mientras pasaba sus labios por detrás de la oreja del niño. 

 

Near contuvo un quejido y asintió, desesperado.

 

El joven de preciosos ojos azules lo giró y lo sentó sobre la mesada. Near inmediatamente abrió sus piernas, permitiendo que Mello se colocara entre ellas. 

 

Mello sonrió lascivo y su mirada se encontró con unos orbes grises que brillaban intensamente de deseo, antes de que pudiera hacer algo, sintió como Near posaba sus labios sobre los suyos, de una manera calmada y lenta, muy sensual y adictiva. 

 

—Mmh… —al separarse la saliva los unía. Mello lamió los labios del chico albino y acarició sus piernas —. Pienso hacerte el amor tan fuerte y duro hasta que enloquezcas de placer… —mordió su piel lechosa, volviéndola de un llamativo color rosa —. Meterme una y otra vez en tu interior hasta llenar tu agujero con mi semilla… Dejándolo chorreando de líquido caliente y blanco… 

 

—Joder, si… Hazlo, Mello —suplico entre suspiros calientes, abrazándose al cuello del chico mayor. 

 

Near apoyó su frente contra la del rubio, las mejillas de este estaban sonrojadas, con su aliento caliente chocando contra los labios ligeramente abiertos del adolescente menor. Fue gratificante ver aquellos ojos cenicientos luciendo vidriosos de lujuria.

 

Cuando Mello estuvo apunto de bajar los pantalones del menor, se escuchó un llanto bastante escandaloso pero a la vez muy bonito. 

 

Un llanto de bebé. 

 

Mello suspiro profundamente y Near se rió dulcemente. 

 

—Despertó… 

 

—Maldición, comienzo a sospechar que lo hace a propósito —se quejó frunciendo los labios. 

 

—Es un bebé, Mello. 

 

—Que llore cada vez que estemos por hacerlo no es normal, Near… 

 

Near negó divertido con la cabeza y besó dulcemente los labios del rubio para luego separarse y sonreírle. 

 

—Vamos, tal vez solo quiera que le cantemos. 

 

Mello hizo un pequeño mohín pero no se negó, bajó a Near y ambos caminaron hacia el cuarto de su pequeño bebé. 

 

Near corrió hacia él y Mello esbozo una pequeña sonrisa al ver a su diminuto hijo de un año parado en su cuna, con sus bellos y enormes ojos azules mirándolos atentamente, moviendo sus bracitos al aire para ser cargado y balbuceando palabras ininteligibles. 

 

—¿Qué ocurre, mi precioso ángel? —preguntó suavemente Near, tomándolo en brazos cuidadosamente y besando su cabecita de cabellos albinos—. ¿Tienes hambre? —el bebé lo miró con sus grandes ojos muy inocentes y solo estiró sus brazos hacia los juguetes del suelo. 

 

—Bien, bien, hagamos algunas construcciones… —habló Mello sentándose en la pequeña área de juego del bebé, dónde había unos bloques. 

 

Near acomodó al niño en su regazo y entre ambos adultos lo ayudaron a armar una torre.

 

—Hoy salvaste a tu papi, pequeño demonio —Mello pico con cuidado la regordeta mejilla de su bebé, internamente gritando de dulzura por la suavidad de su blanquecina piel —. Pero en la noche él será solo mío, no tuyo.

 

El bebé frunció ligeramente sus finas cejas y le dió un manotazo a la mano de Mello. 

 

—Ya, Mello, sabes que no le gusta que le toquen las mejillas —Near agarro la manito de su bebé y la beso con cariño. 

 

—Es un chucky…

 

Tanto Near como el pequeño bebé, como si entendiera que lo estaban insultando, miraron ofendidos al rubio. 

 

—Claro que no, mi bebé es un ángel —se quejó el albino. 

 

Mello soltó una risa baja y se inclinó hacia Near para besarlo en los labios. Un contacto que no duró mucho porque una niña pequeña de tres años, cabellos rubios y ojos azules, se tiró encima de Mello. 

 

—¡Papi! ¡Papi! —gritó mientras trepaba por la espalda de Mello y se subía encima de su cabeza para dejarse caer en los brazos de su papá —. ¡Dormí mucho, ahora quiero jugar! ¡Juguemos! ¡Soy una rana y tú un ratón! —la niña comenzó a saltar enérgicamente alrededor de ellos, haciendo bailar sus largos cabellos rubios que le llegaban por la cintura, desordenado aún más su flequillo —. ¡Oh dios mío! ¡Ahora está cayendo un meteorito! ¡Moriremos! ¡Aaah! —se tiró dramáticamente al suelo, girando en el y luego corriendo despavorida. 

 

Mello y Near compartieron una mirada.

 

—Comió chocolate —dijeron al mismo tiempo con pesar. 

 

—Debí esconderlo en un lugar más alto —se lamentó Near, haciendo girar su dedo alrededor de un rizo esponjoso. 

 

Mello lo miró y esbozó una pequeña sonrisa, se arrastró más cerca de su amado y le besó la frente. 

 

—Sabes algo, Near… —comenzó a decir con una media sonrisa —, la primera vez que te vi pensé que eras un niño bastante tierno y a la vez muy torpe y algo raro —Near lo miró con atención, algo extrañado de que esté hablando del pasado —. Te escapaste de tu amiga y te tiraste encima mío… —comenzó a recordar. Near se sonrojo bastante abochornado, ¿él hizo eso? —. Creí que no pasaría a más… pero luego no pude dejar de pensar en ti… Te tenía siempre en mi mente y me encontré sonriendo con solo recordar tu sonrisa… Fue algo que jamás me había pasado y tenía miedo, no quería sentirme así… Pero fue inevitable, poco a poco te fuiste convirtiendo en alguien importante para mí… Y a pesar de lo idiota que fui… Tú jamás te apartaste de mi lado y eso… gracias, Near… De verdad… Gracias por haberle entregado tu corazón a un completo imbécil como yo —le susurro besando la punta de su pequeña nariz. 

 

La expresión del joven albino se suavizó, sus ojos plateados brillaban y sus mejillas se tiñeron lindamente de rosado. El bebé en sus brazos simplemente estaba en silencio, llevando su mano a su boca y mirando con curiosidad. 

 

—Llegué a ver lo que era bastante obvio… Lo que me da vida, Near… Eres tú, simplemente tú… 

 

Near sonrió dulcemente, sintiendo su corazón derretirse de amor por Mello.

 

—Estoy feliz de no haberme rendido, querido Mello… —susurró Near, levantando una de sus blancas manos y acariciando el suave cabello rubio de la persona que más amaba —. Muy feliz...

 

Mello lo abrazo con cuidado y Near se acurruco contra él, descansando su cabeza en la curva del cuello de Mello. 

 

—Te amo, Near, a ti y a nuestros hijos. Ustedes son lo único que necesito para ser feliz —inhaló el dulce aroma de los cabellos de su pareja y repartió muchos besos sobre ellos. 

 

—También te amo, Mello —dijo Near dulcemente —, y a nuestros hijos… Los amo mucho. 

 

El pequeño bebé había parado de chupar su pequeña mano y ahora dormía tranquilamente, sintiéndose muy cálido entre el calor de sus dos padres. 

 

Ambos se sumergieron en un silencio cómodo, saboreando ese momento de paz con una felicidad envolviendo sus cuerpos. 

 

Mello se sentía completamente afortunado. A pesar de lo duro que fue, logró salir adelante y pudo darle a Near todo lo que necesitaba… Su amado Near. Nadie sabría nunca el placer que sentía por simplemente tenerlo entre sus brazos, besarlo y acariciarlo. Estaba feliz. Feliz de tenerlo consigo.

 

Y no solamente a él… 

 

Miró a su hijo, tan pequeño, frágil y precioso. 

 

Amaba a su familia.

 

En lo único que podía pensar era en proteger a Near, a su pequeño bebé y a su sonriente hija. 

 

¿Y dónde estaba ella?

 

—¡Sándwiches! ¡Encontré el tesoro! 

 

Luego de esos gritos se escucharon cosas caer y romperse. El bebé se despertó asustado, comenzando a llorar. 

 

—¡Oops! ¡Perdón! —exclamó la tierna voz infantil. 

 

—¡Mio! ¡No te muevas de dónde estás, por favor! —Near camino apresurado hacia la cocina mientras acunaba a su pequeño bebé contra su pecho, meciendolo con dulzura para intentar calmar su llanto. 

 

Mello lo siguió por detrás. 

 

Aaah, definitivamente amaba a su familia. 

 

The end.

 

Notas finales:

Ay, enserio será la última vez que escribo algo tan largo... Perdonen si ven algunos errores, solo puedo subir fics por la noche y siempre me quedo media dormida mientras lo voy corrigiendo por última vez (? 

Saben? Si las cosas hubieran sido diferentes, si Near hubiera tenido unos padres responsables... Near seguramente hubiera conocido a Mello cuando sea más grande y hubieran echo las cosas bien, se casarían y luego tendrían a sus hijos... 

Lo único que tengo que decir es que cuiden a sus hijos, hermanos menores, sobrinos... El mundo es cruel y perverso y no se sabe nunca que podría llegar a pasar... También tengan cuidado de a quienes les confían a sus hijos, uno nunca termina de conocer a una persona... No les pido que andén de paranoicos pero si sean cautelosos, por favor. 

Vieron que en mis fics pongo indirectas de Beyond/Matt y Matt/Linda? Tengo dos amigas que les gusta mucho el Meronia y que su pareja secundaria es... A una le gusta el BeyondMatt y a la otra el Matt/Linda... Y yo todavía no se... Ambos me parecen bien y parejas bonitas porque... Linda es la cuarta sucesora de L y seguramente habra hablado con Matt... Los dos son listos y seguramente se llevaran bien... Y con Beyond... Medio raro pero está lindo xD jejeje aún no se a cual escoger, es difícil :'u lo seguiré consultando con la almohada (? 

Gracias por leer. 

 


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