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Bonding Sacars por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J.K. Rowling.

Los personajes de The Avengers pertenecen a Marvel.

¨Omegaverse¨

¨Harry/Tony¨

 

Notas del capitulo:

 


Martes 30, agosto 2022.


 

Bonding Scars
 
Todo estaba borroso, las luces de la calle desenfocadas y pálidas, solitarias calles que no he recorrido en mucho tiempo... es el dolor en mi interior lo que me motiva a dar el siguiente paso... una calle más, solo una más, era una fortuna tener una casa en varios rincones del mundo. A penas recargado en una pared, de un callejón, la ventaja de doble filo pues así evito que me vean pero también es fácil el arrinconarme.
 
¿Por qué tenía que suceder ahora?
 
¿Por qué? Tan solo tenían que escuchar, pensar un poco en el futuro y en las casualidades que se debían evitar.
 
Pero no, el valioso soldado eligió hacer oídos sordos, creer en las palabras de otros que creían saberlo todo... y se fue, se llevó a todo el equipo. Se llevó a mi manda. No. No, nunca fueron míos, así como yo nunca fui parte de sus salidas grupales o noches de película... incluso renegaban cuando le pedía asistir a galas en favor de múltiples objetivos. Ha, ni el dinero pudo ganarme su afecto. 
 
Una cuadra más y podré estar a salvo. Trato de controlar mi respiración agitada pues también hace que las feromonas se esparzan y no... hay tres olores distintos. Demonios. De la armadura no quedó nada, todo me duele y no creo poder con tres alfas con instinto primitivo a tope. No queda más que correr. Y rogar por quien quiera que me escuche que pueda llegar a la puerta de la casa segura. 
 
Son pasos largos y tambaleantes los que doy en lugar de correr. Con suerte, estos tres alfas se dejarán llevar y terminarán con mi vida en lugar de morderme y vincularnos de por vida. Caigo de rodillas y giro mi cabeza para ver mejor, una mórbida petición mía antes de sucumbir a mi naturaleza omega: inconveniente, molesta, aberrante. ¿Por qué tuve que ser omega?
 
Cuando las tres sombras de los alfas se abalanzaron sobre mí, no me atreví a cerrar los ojos, vi que alguien los embistió en el aire con la suficiente fuerza para alejarlos varios metros lejos de donde me encontraba. Era otro alfa, no cabía duda, se veía menos fornido que los tres en el suelo pero desprendía un aura implacable... su aroma, era de tierra mojada, madera y nuez... me hacía sentir tranquilo, al menos hizo que mi corazón desistiera de su intento en querer salir por mi boca. No me atreví a moverme.
 
Los tres alfas, en cambio, se pararon en seguida. El de en medio saltó soltando un gruñido amenazador, el alfa que se interponía entre ellos y yo lo atrapó en vuelo por el cuello, gruñó nuevamente y fue lanzado hacia atrás. Los alfas restantes atacaron juntos, no lograron tocar al que parecía tan tranquilo pero destilaba un increíble poder. Salieron volando al igual que el primer alfa, intentaban pararse, su instinto les decía que debían acabar con ese alfa desconocido y reclamar su premio.
 
De pronto el aroma a tierra mojada, madera y nuez estaba muy cerca, frente a mí estaba el alfa con ese aroma, de mi pecho salió lastimero gemido, me sentí traicionado por mi propio cuerpo. Al abrir mis ojos el alfa tenía sus manos frente a mí, frente a él, un gesto que distaba de lo que los otros alfas pretendían. Intenté tomar su mano pero el dolor en mi costado me lo impidió. Gemí esta vez de dolor. Él hizo ruidos que intentaban calmarme para tomarme en brazos, jamás me había sentido tan vulnerable, asustado por lo que puede suceder en mi estado y extrañamente reconfortado por su aroma. Ya que más daba, guié mi nariz hacia su cuello donde su aroma era más fuerte, no importaba lo descortés que mi acción fuera, aspiré y dejé que todas las preocupaciones y dolores de estos días desaparecieran por completo. 
 
...
 
Esa sensación entre el sueño y el estar despierto, donde empiezas a tomar consciencia del lugar donde te encuentras, donde la imposibilidad de los sueños va desvaneciéndose... sentí mi cuerpo adolorido, un cansancio general que sólo queda al final de mi celo. Mi corazón se aceleró dolorosamente, mis ojos los forcé a permanecer cerrados, estoy al final de mi celo y en un lugar desconocido. Traté de razonar, las sábanas están frescas, no hay humedad cerca de mí así que no estuve con un alfa desconsiderado... parece. 
 
Abro un ojo y veo a mi alrededor: las paredes son obscuras, los pocos muebles que logro ver se ven anticuados, hay una ventana de vidrios opacos, como eternamente sucia, la luz es escasa y por el techo alto se ve un poco muy tétrico... pero, el olor en las sábanas y en la almohada es tranquilizante, me obligan a relajarme.
 
No corro peligro... inmediato. Al fin respiré aliviado, el tamborileo de mi corazón fue desacelerando, ahora solo mi mente era lo que me atormentaba. ¿dónde estoy? ¿de quién es este olor? ¿pasamos mi celo juntos? ¿es solo una persona o fueron más? ¿por qué... me siento tranquilo? ¿nos habremos enlazado?
 
Esa última pregunta congeló mi cuerpo entero. No, no, yo no podía vincularme con un alfa desconocido. No podría, ni siquiera el poderoso Capitán América pudo marcarme. Solté aire a la fuerza. Me recordé el respirar y con lentitud llevé mi mano a la base de mi cuello, sobre la glándula... oh. Oh. De-definitvamente... hay una mordida... aquí. Estoy vinculado.
 
Solté un sollozo. ¿Por qué ahora sí pude? ¿con quién? ¿qué tipo de alfa es? ¿sabrá que estoy defectuoso? ¿qué hará cuando se entere de todas mis fallas? ¿qué hará cuando sepa quién soy en verdad? ¿sabe quién soy? ¿se apoderará de todos mis bienes y de mi voluntad? ¿me dejará usar la armadura... me dejará seguir siendo un héroe? ¿querrá tenerme solo disponible a sus necesidades? ¿qué me hará cuando se entere que no puedo ser como los demás omegas? Que no soy una incubadora de bebés...
 
Estaba temblando, sentí que alguien acariciaba mi pelo y fue entonces que comprendí ya no estaba solo... alguien más estaba en la habitación, a mi lado, sobre la cama. No sentí peligro, aunque sí me asustó el no haber sentido presencia alguna entrar.
 
--Shh, shh, tranquilo. --decía sin dejar de acariciar mi cabello --Eres muy valiente, lo veo muy claro. Debemos hablar, sé honesto con tus dudas e inquietudes, solo hablando podremos llegar a entendernos.
 
--¿Por qué... por qué me has mordido? Yo no soy como los demás omegas, este ciclo fue un milagro y además... --miré mi pecho. Se supone que estaba dañado, un pedazo de metal lo estaba perforando.
 
--Solo así podía salvarte. Compartiendo parte de mi vida contigo. Estabas muy lastimado, sobre todo tu pecho y para serte sincero, creí que no funcionaría. --explicó. Casi. ¿una marca de vinculación podía compartir tu vida con la otra persona?
 
--¿Tú esperabas que muriera? --pregunté. Era mejor aclarar las cosas desde el principio como ya lo dijo.
 
--La verdad no. --suspiró --Aunque no lo creas, el aroma de omegas en celo no me afectan, he ayudado a algunos que se veían acorralados, como tú lo estabas, solo que los llevaba a clínicas o sus casas si podían recordar la dirección. Pero, --me miró y yo también alcé la mirada, tenía unos ojos bastante memorables --un aroma peculiar me fue guiando, te encontré y vi que caías, también vi a los alfas que ya iban sobre ti y no pude contenerme, mi instinto me incitaba a protegerte, a llevarte a un lugar seguro y tratar tus heridas.
 
Sus ojos, verde intenso, verde obscuro, por un momento cambiaron al color de un alfa en estado primitivo: dorado. Un escalofrío recorrió mi espalda, esa mirada prometía tantas cosas que ni podía imaginar, no que alguna vez lo haya tenido o porque alguna vez me hizo falta.
 
--Y luego me marcaste, sí sabes que regularmente esa acción se lleva durante el sexo, ¿verdad? --dije sin pensar. Él lució avergonzado pero su sonrisa de total satisfacción le quitaba credibilidad.
 
--A decir verdad, luego que hice lo que pude por tus heridas tu aroma se volvió intenso, irresistible... quise salir pero ya no pude y... --agachó su mirada, tan solo con un poco de pena pues logré ver un atisbo de deseo en sus ojos expresivos.
 
--Me abalancé sobre ti, ¿no es cierto? --dije con seguridad. En ese momento de celo, mi naturaleza habría hecho lo posible por mantener a un alfa, seducirlo y hacer que apagara el fuego del celo. Solo mi biología defectuosa había evitado que pase por esa etapa más de una vez al año.
 
--Bueno, tampoco es que me haya resistido tanto. --dijo también con seguridad, con una sonrisa traviesa, y sus caricias no pararon. Me hizo sonreír de igual manera.
 
--Y me mordiste. No porque peligrara mi vida, si no por el calor del momento. --dije en espera de su explicación.
 
--Digamos que en el calor del momento la herida de tu pecho se reabrió, hice lo que pude pero no era suficiente... fue cuando recordé, los de mi especie, al vincularse comparten su vida con aquella persona que eligen; algunos vivimos más de los años promedio y si alguien que puede vivir más de los cien años se vincula con alguien que solo puede llegar a los setenta.... sus años de vida se balancean. Y al llegar el momento, ambos parten de este mundo. --suspiró.
 
--Eso es suena muy romántico, ideal para una obra del buen William. --dije otra vez sin pensar. Eso sí, buscaba más cercanía hacia el alfa que no dejaba de acariciar mi cabeza.
 
--Mhm, yo también lo creía. Pensé que nunca caería en esas bonitas promesas que implantas en todas las personas, pero, eme aquí. --sonrió --No te diré que fue amor a primera vista, ni siquiera nos conocemos tan bien para llamarnos amigos, pero sí fuiste diferente en aspectos a los que nunca presté atención en otras personas.
 
--¿acaso eras virgen? --dije lo más serio que pude --Cuando muera sé que me voy a ir al infierno pero no quiero que la causa principal sea por haber robado tu virtud.
 
--No, bueno, ¿tal vez? --alcé mis cejas incrédulo, él aclaró si garganta --Verás, hace mucho tiempo que no estoy con alguien así que... podría haber, olvidado un poco, ya sabes, cómo se sentía... --ahora sí estaba avergonzado. Oh por todo lo sagrado en que no creo, no puedo creerlo.
 
--Me voy a ir al infierno definitivamente. --murmuré.
 
--Por favor, no, no seas tan dramático. --dijo él.
 
--¿a caso no sabes quién soy yo? --dije con tono divertido, todo el mundo sabía quién era yo.
 
--¿No? --pararon sus caricias --Tú, ¿ya tienes pareja, una manada, estabas esperando vincularte... he arruinado tu vida? --cada vez lucía más y más pálido.
 
--Creo que el rey del drama, esta relación, vas a ser tú. --dije --No. No tengo pareja, no tengo manada, no hay nadie con el que quisiera vincularme. De hecho, nunca creí poder unirme así con alguien. --suspiré, tomé su mano para que continuara con las caricias en mi cabeza.
 
--Lo siento. --murmuró, movió su mano con delicadeza sobre mi cabello reanudando así sus caricias. Decidí explicarme.
 
--Es mi biología, en mi infancia tuve un accidente y con tantas medicinas mis hormonas se volvieron caóticas. Si me ves bien, tengo la estatura de un omega, pero la apariencia de un beta, también, tengo el temperamento de un alfa. Claro que tengo los órganos de un omega, también una vez al año paso por un periodo de celo bastante corto, tan corto que no sería posible, jamás, el vincularme o engendrar. Soy defectuoso. Te lo digo de una vez para que no coloques tantas expectativas en mí. Y por si quieres arrepentirte de haberme marcado aunque sea para salvarme la vida. --dije de una vez.
 
Sentí que se movió, creí que se alejaría, que rompería el vínculo que hasta ahora me ha tenido centrado... pero no, él acostó a mi lado y me envolvió en sus brazos. Sentí su aroma, tranquilizante, llenaba todos mis sentidos pero no intentaba cambiarlos, controlarlos, tan solo me ofrecía sosiego.
 
--Yo tampoco soy un alfa como los demás. Hasta ahora yo no me había visto tan afectado por un aroma, como lo estuve con el tuyo, luzco como un omega por negligencia en mi infancia. Tuve parejas que estuvieron convencidos podrían llegar a sacar al omega que en verdad parecía ser, me abandonaron cuando jamás me sometí y hasta superaba su fuerza a pesar de mi apariencia. --me dijo al oído. 
 
Alcé mi rostro y lo vi a los ojos. Definitivamente, en su mirada se notaba que era un alfa.
 
--Supongo que iremos conociéndonos, poco a poco. -- dije para sonreírle --¿de verdad no sabes quién soy?
 
--Lo siento, no. Pero tampoco he dicho mi nombre. --murmuró --Hola, me llamo Harry Potter. --no pude evitar sonreír.
 
--Hola, yo soy Tony Stark. --dije con el tono de voz bajito. 
 
--Un gusto conocerlo, Señor Stark. --dijo al tiempo que acariciaba mi cabeza.
 
--Por favor, no, no me digas Señor Stark. Ese Señor fue mi padre y no tengo buenos recuerdos de él. --admití.
 
--Esta bien. Un gusto conocerte Tony. --repitió con una sonrisa --¿te gustaría desayunar? --preguntó.
 
--Claro que sí, muero de hambre. --dije.
 
Todo era tan sublime, extraño y como si fuera un sueño. Espero no despertar. Desayunamos, hablamos de las cosas que no se puede esperar del otro, de cosas que desconocemos en torno a nuestra naturaleza y de cómo enfrentaremos cosas inesperadas, palabras que indiquen que la situación es demasiado y un respiro es necesario. Lo puso a prueba de inmediato.
 
Me contó que cuando se refería a los de su clase, se refería a una comunidad escondida de todo el mundo donde la magia era más que posible; baritas, sombreros, calderos, túnicas antiguas realmente completas y sin pantalones debajo. Me causó gracia no lo niego, imaginarme al personaje de Merlín multiplicado por cientos de personas andando por ahí con vestidos largos y solo ropa interior que podría verse con una ráfaga de viento. Harry también rió cuando le conté, comimos y esta vez fue mi turno de hablarle de Iron Man, de los Vengadores, de la Guerra Civil y de cómo apenas llegué a Londres en busca de una de mis casas seguras. Me escuchó atento, reiniciaba sus caricias cuando me veía a punto de caer en algún tipo de ataque de pánico o ansiedad, liberó su aroma un par de veces para no perderme en mis recuerdos y en algún punto me quedé dormido. 
 
Luego volví a abrir los ojos y no me vi solo... corrección. En la habitación tan solo estaba yo, sin embargo, no me sentía solo, era el vínculo que nos unía a Harry y a mí. Sonreí. Era increíble esta sensación de saberme acompañado, en mi mente, en mis latidos... en mis sentidos.    
 
Me aferré a la tranquilidad y sensación de estar a salvo que no se desvanecieron desde que lo sentí, durante el ataque cuando Harry se acercó o cuando desperté esta mañana no puedo localizarlo realmente. Cerré los ojos y pensé en Harry, estaba cerca y pronto recibí un ligero roce de su lado del vínculo, me hizo entender que estaba en la cocina nuevamente.
 
Esto es totalmente nuevo e inesperado. Jamás creí estar tan calmado, sin extrañar a aquél alfa perfecto que todo el mundo adoraba, sin anhelar sentirme parte de la manda que se llamó Vengadores, no hay ansiedad desbordada ni peso alguno en mis hombros. Mi cerebro dice que algo debe estar mal, este estado tan perfecto no puede ser más que un engaño, una trampa en la que caí de la cual no podré salir nunca... ¿en realidad existe un alfa como Harry? ¿comprensivo, amable, que no se deja llevar por su más primitiva naturaleza (hasta ahora, conmigo)? ¿qué será de futuro? ¿nos quedaremos aquí en Londres o iremos a mi casa en Malibu? Quizá iremos a Nueva York para presentar a Harry con Visión, Pepper y Rhodey; tal vez buscar a Bruce para que también lo conozca, aunque, también Bruce podría tomar el lado del Capitán. ¿revisar los Acuerdos? ¿Investigar a Ross? 
 
--Piensas demasiado. --dijo Harry sentándose en la cama, notando al fin una de mis no tan lindas cualidades, traté de regularizar mi respiración --Será mejor que lo digas en voz alta, así podrás ver qué cosas son más importantes o con las que se deben lidiar primero, cuáles son las que pueden esperar y cuáles son esas que tan solo suenan importantes en nuestra mente. --terminó con un beso en mi frente.
 
--Creí dirías algo como, "no pienses demasiado" o "apaga tu cerebro". --ese tipo de cosas como las que otros me han dicho, pensé.
 
--Sin tu cerebro o ideas, todo lo que has logrado hasta ahora no estaría de pie. Por lo que dijiste, eres un genio, y un genio tiene ideas todo el tiempo para elegir una y desarrollarla a toda potencia logrando cosas inimaginables como tu armadura. No, jamás te pediría que dejes una parte que es totalmente tuya, parte de tu identidad como persona. --dijo mientras me incitaba a ponerme de pie, me colocó una bata muy cálida y unas pantuflas, me llevo por un pasillo obscuro hasta otra habitación muy distinta a la cocina; era un comedor.
 
--Tu casa es muy obscura, casi igual a guaridas de villanos. --bromé rodeando la mesa que tenía un candelabro en el centro. Había velas en varios lugares de la habitación.
 
--La casa es antigua, perteneció a mi padrino y a su familia que si no malvados sí eran en extremo conservadores y elitistas, como tiene tanta magia en su interior la electricidad no funcionaría ni algún objeto moderno. Pronto saldremos y podemos elegir una casa donde tú quieras, lo único que pido es que no sea así de cerrada y obscura. --dijo mientras servía la cena.
 
--Te encantará mi casa de Malibu: en la playa, en la cima de un acantilado con vista al mar, grandes ventanales y luz por todos lados. --dije al probar del magnífico de lo que ha preparado.
 
--Supongo que debo empacar, entre viajes podremos conocernos mejor, ya sabes, así sabrás qué tan desordenado soy, qué cosas son las que considero esenciales al empacar y cuántos días duro sin bañarme. --dijo aún sonriendo --Es en serio lo de elegir casa en donde tú quieras. --dijo más serio.
 
--He vivido en varios lugares, he visitado otros tantos, así que puedo asegurarte la casa que tuve en Malibu fue la que más me gustó. En este momento no existe la casa en la viví varios años, ya no, pero estoy seguro la propiedad aún es mía y tengo unos planos en mi mente que podría funcionar. --dije señalando con un tenedor de plata mi cabeza.
 
--¿Me estabas describiendo los planos de tu cabeza? --preguntó muy serio.
 
--Claro, no es como si pudieras ver dentro de mi mente. --dije con diversión.
 
--No sin tu permiso, pero no soy bueno entrando en la mente de otras personas. Usa el vínculo e intenta pensar en esos planos, podría ser un buen momento para ver qué tan nítidos son los "momentos" que podemos intercambiar... --dejó de hablar al verme muy quieto.
 
--¿Qué dijiste? --a penas pudieron salir las palabras de mi boca.
 
--...¿experimentas con lo que podemos intercambiar con nuestro vínculo? --medio preguntó.
 
--No, no, antes. --dije con un hilo de voz. Empecé a escuchar los latidos de mi corazón cada vez más fuerte en mis oídos.
       
--... ¿no soy bueno entrando en la mente de otras personas? --sentí que la sangre bajada de mi rostro, aún en la semiobscuridad del lugar, Harry debió verme pues se apresuró a explicar --Existe una forma de magia que permite entrar en la mente de otras personas pero es restringida, son muy pocos los que lo practican y solo trabajan para el Ministerio, hay reglas, multas y hasta pueden ir a prisión si se realiza fuera de las reglas. --trató de hacer que nuestros ojos se encontraran, sin tocarme y sin liberar su aroma, lo que me tranquilizó demasiado --Yo no puedo hacerlo. Fue un comentario sin pensar. Lo siento. Aunque pudiera hacerlo, tuviera que hacerlo, primero pediría permiso. La mente de una persona no debe ser invadida.
 
Poco a poco fui tranquilizándome. Me explicó en qué consistía la magia de leer mentes, también la magia de resguardar la mente de cualquiera que intentara entrar en ella... me dijo de las veces que invadieron la suya. Lo horrible que fue y lo difícil de aprender un poco ese resguardo. También le conté mis encuentros con invasores de mentes, y, mi aversión a esa magia. Al terminar la cena, seguimos platicando, nos fuimos acercando y al fin liberó su aroma para que me resguardara en su esencia. Le creí, todas y cada una de sus palabras, sé que jamás haría algo que me lastimara. Sí que es bueno hablar, que entendamos lo que podría hacernos reaccionar mal, lo que podría traer malos recuerdos, lo que no nos podría hacer sonreír... nos fuimos a una sala donde había un árbol genealógico enorme. Me contó de su padrino y el por qué no estaba en ahí. Me contó de su ahijado. Me contó que ese enorme árbol es un recordatorio de una época obscura en su pasado y que deseaba irse de esta casa lo más pronto posible, sólo venía cuando era absolutamente necesario.
 
Tomé su mano y le agradecí por protegerme. Me sonrió de una manera extraña, entre aliviada y dolorosa, con cuidado lo guie fuera de la sala y le dije que deberíamos irnos. Tal vez me estarían buscando. Con un movimiento de su mano dos abrigos llegaron hasta nuestras manos, me llevó por un pasillo con un hoyo en la pared, íbamos hacia una salida un tanto tétrica. Por las calles frías, con un cielo gris, iba del brazo de un alfa al que no tenía miedo de compartir mis pensamientos. Le iba explicando que siendo quien soy, era fácil comunicarme con los amigos que me quedaban; las personas con las que compartí tanto tiempo, sonrisas y aventuras vergonzosas; tan solo me bastaba llegar a mi casa de seguridad o conseguir un teléfono.
 
Justo nos acercamos a una de esas cabinas rojas, teléfonos públicos, típicas de las calles de Londres, cuando empezó a sonar el teléfono. No había nadie cerca, Harry miró al rededor, pensando en Friday me acerqué dispuesto a contestar. Con cada paso que daba sentí a Harry caminar a mi espalda, casi podía sentir su respiración en mi nuca... cosa que agradecí cuando al descolgar el auricular no fue la voz de Viernes quien me habló... mis rodillas se doblaron, el aire no quería llegar a mis pulmones y mis ojos se nublaron. Harry me sujetó en seguida, segundos después, había tres armaduras rodeando la cabina, Harry se notaba alerta pero más atento a mi persona... la voz que escuché del otro lado, era la de mi viejo amigo Jarvis... él seguía hablando, yo seguía sin entender cómo era que Jarvis siguiera funcionando (viviendo) si ya han paso años desde que Visión fue creado.
 
--¿Cómo es posible? --susurré. Me negaba a pensar en otra cosa.
 
--Señor, mis sensores de alerta fueron encendidos hace doce horas; un código creado en el año dos mil nueve; en caso de faltar su presencia en cualquiera de sus residencias y empresa por más de cuarenta y ocho horas, los satélites de Industrias Stark se concentrarían en localizarlo, mi matriz de respaldo se accionaría para encargarse tan solo de su búsqueda. --traté de recordar, por temor a otro secuestro como el de los Diez Anillos fuera exitoso por pura suerte, entre Jarvis y yo realizamos este protocolo (más Jarvis que yo)... colocamos una parte de él, como si hubiese estado congelado hasta que fuera necesario --Señor, en estas horas me he actualizado en eventos pasados desde mi puesto como respaldo... si hay una sola cosa de la que lo culpo, señor, sería el no despertarme antes. Recuerde que yo nunca lo dejaría solo. --se me salió un sollozo mezclado con risa, tapé mi boca para no hacer más ruido pues lo que más quería era escuchar a mi añorado amigo --Ahora, conteste mis preguntas, las armaduras están en posición, las imágenes muestran a un Alfa desconocido muy cerca de usted; ¿el Alfa lo está amenazando? ¿tiene el Alfa algún control sobre usted? ¿se encuentra herido? Tengo a War Machine en modo remonto, Visión, y la joven Viernes en línea, necesitamos las respuestas para crear un plan de extracción.
 
--Calma, calma, amigo. Estoy bien. Este Alfa es inofensivo, no es necesario enviar a nadie, es más, llama a estas armaduras de vuelta. Íbamos en camino, de hecho, yo solo... me gusta escucharte. --aseguré.
 
--Se había olvidado de mi Servidor de Respaldo, ¿no es así? --dijo Jarvis de esa manera que me hacía recordar al hombre en que fue basado mi preciado programa.
 
--Tal vez mi cabeza no funcionaba bien. --concedí --Dile a todos que estén tranquilos, vamos en camino y me gustaría hablar con todos. Que se reúnan en el Complejo, para no mover a Rhodey innecesariamente. 
 
Colgué.
 
Respiré profundo. 
 
Intenté controlar el temblor de mis rodillas, jamás me habría imaginado... creí haber perdido... oh cielos, sollocé, ¿cómo pude olvidar el Servidor de Respaldo de Jarvis?... me creí solo, sin mi mejor amigo, sin Jarvis... sentí que me rodaban en un abrazo reconfortante.
 
--Los robots se fueron, he de suponer que los conoces. --dijeron bajito.
 
--No tienes la más mínima idea. --dije entre cortado --No te preocupes, te enseñaré... estando vinculados aprenderemos del otro. --susurré.
 
--También nos cuidaremos, el uno al otro. --aseguró, me envolvió en su aroma y le creí.
 
Tomados de las manos caminamos un poco más por las grises calles de Londres. Iniciaba una nueva vida al lado de un peculiar Alfa. Iniciaríamos una nueva Manada. Regresó mi amigo de toda la vida. Ya no me siento solo, me siento con fuerza para avanzar, me siento contento. 
 
--Vamos a comernos el mundo. --dije.
 
--Prefiero algo menos probable a causarme agruras. --dijo Harry.
 
--Necesitamos mejorar tus chistes. --bufé para ocultar una sonrisa.
 
--Mis chistes son geniales, --me tendió la otra mano al llegar a un lugar no concurrido --vamos.
 
Me abrazó muy fuerte, tomó una bocanada de mi aroma, sonreí pues nunca me vi haciendo esto con nadie, mucho menos con un Alfa al que esté vinculado. 
 
--Ahora, piensa en el lugar donde quieres estar, visualiza muy bien el lugar; cada objeto en él, la pintura, los adornos, los insectos en el techo... tiene que ser muy claro para que esto funcione. --instruía.
 
Sentí una sensación horrible, todo me daba vueltas, mi ombligo era lo que me succionaba... gruñí al sentir que todo se detenía. 
 
--Lo siento, lo siento, el primer viaje es siempre el peor. --decía en mi oído.
 
--Te detesto. --mascullé.
 
--No, no lo haces. --dijo él.
 
Suspiré, abrí mis ojos y me asombré al verme justo en la sala del Complejo.
 
--La  Magia es increíble... --murmuré, escuché reír a Harry --me va a sacar canas verdes.
 
--Te verás lindo con cualquier color de canas. --dijo mi Alfa para luego darme un beso en mi cien. Lo que me tomó por sorpresa.
 
--Bueno, Alfa, te estás tomando muchas libertades. --dije mirándolo a los ojos para que notara que estaba jugando.
 
--Y estoy en mi derecho, mi Omega. --me contestó en el mismo tono.
 
Nos quedamos perdidos en la mirada del otro, cosa que no había notado hasta que alguien carraspeó a mis espaldas. Eran Pepper y Happy, mi amigo tenía una tablet donde el rostro de Rodhey abarcaba todo... se veían serios.
 
--Necesitamos hablar, serñor Stark. --dijo Pepper con su sonrisa asesina.
 
--También con usted, señor Alfa. --dijo Rodhey, Happy parecía haber crecido y lucir más intimidante.
 
--Hola. --dije con nerviosismo.
 
--Hola. --respondieron los tres, un beta y dos alfas.
 
--Buenas tardes. --dijo Harry con diversión.
 
--Buenas tardes. --volvieron a hablar mis amigos.
 
--Bienvenido, señor, he terminado de instalarme en el Complejo y de ponerme al corriente al cien por ciento. Le sugiero guie a su invitado a la sala del señor Rodhes para que sigan con competencia de ver quién aparta la mirada primero. --dijo Jarvis.
 
--Claro amigo, es bueno saber que disfrutas de estas situaciones. --dije rodando los ojos.
 
--Hay bebidas y bocadillos, por favor, disfruten. --dijo Jarvis.
 
Esto va a ser difícil, muy difícil.
 
--Hola, soy Harry Potter y soy el Alfa vinculado de Tony. --dijo Harry con orgullo.
 
Sip. Esto va a ser demasiado difícil.
 
.
.
.
 
No sabía que Jane había modificado el arma de electrochoque de Happy.
 
Tampoco que Pepper sabía usar sus zapatos de diseñador como armas.
 
O que Rodhey podía comandar a War Machine aún postrado en la cama.
 
.
.
.   
 
Este va a ser un largo día.
 
No puedo estar más feliz que ahora.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fin.
Notas finales:

 

Gracias por leer.

 


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