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Eres un fastidio por dark kirito

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Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama, escrito en el móvil, errores son sin querer. Muchísimas gracias a Yayoi y a todos los que leen por el apoyo :3.

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Eres un fastidio

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La vida es más sencilla cuando no tienes que entender a otros, o a ti mismo.

Masrur x Roroh

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Ver a un fanalis caminar tranquilamente por las calles de Reim no era algo poco común pero, que este no perteneciera al grupo comandado por Mu si que lo era, es justo está cuestión lo que hizo que la vista de Roroh se posara con curiosidad en cierto pelirrojo inexpresivo que pasaba a unos diez metros de él. Algo le decía que se habían encontrado en otro lugar pero bueno, no es como si de por sí le ponga mucha atención a los detalles, más si está metido en alguna interesante pelea como lo fue el intento de conquista en Magnostad… Ah, de ahí te conozco dijo para si mismo. A su memoria acuden vagas imágenes del idiota rey de Sindria, muchas más personas que lo acompañaban y entre ellos el sujeto de ahora que es uno de sus generales. De alguna manera aquel hombre luce tan distinto; los fanalis se caracterizan por tener una personalidad exageradamente llamativa, difícilmente les podrías pasar por alto no solo debido a su gran fuerza física y robusta complexión, sino por el aura misma que emiten, no es algo que pueda captarse con los ojos pero es evidente. Si estuvieses inocentemente comprando vegetales y llegara uno de ellos, quizá saldrías corriendo. Esta por demás decir que son agresivos y si están cerca de cualquier conflicto, siquiera lo pensarán para involucrarse así no tengan nada que ver, pues si, son bastante primitivos y salvajes, conducidos esencialmente por el instinto. Más el sujeto frente a él luce tranquilo hasta raya en lo apático, posiblemente sea aburrido. Roroh se encoge de hombros, ya ha gastado demasiado de su valioso tiempo en un simple desconocido que jamás volverá a ver. Sonríe y se relame los labios pasando saliva por la garganta, seguro que la cerveza del bar que suele frecuentar sabrá como nunca gracias al intenso calor que hace.

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Palacio de Reim (establos)

Roroh se ha echado sobre un cúmulo de paja. Si bien es cierto que es dueño de una habitación digna de un noble, la verdad es que resulta más cómodo el dormir rodeado de naturaleza. Inspira una gran cantidad de aire que le deja un gusto a tierra mojada y pasto. Estira el cuerpo, nada como hacer digestión luego de una buena ronda de alcohol y algunos kilos de carne.

—Ah~ — suspira, que grata y cómoda es la vida, aunque no se quejaría si está tuviera un poco de acción. Hace mucho que no se enfrenta a un rival digno. Myron, Mu y el resto de fanalis son bastante fuertes, admira en demasía a su capitán y es evidente que si este emplea su equipo djinn, no podría hacerle frente pero, de alguna manera, aunque no quiera admitirlo, se ha encariñado con los chicos, no es como que vaya a dejarlos medio muertos sin una buena razón o aún con ella. No, es algo que no está a cuestión, por lo que añora algún oponente con el que pueda enfrentarse a puño limpio, uno que le deje agotado y satisfecho, a veces esa duradera paz en el Imperio aburre. Cierra los ojos al ser víctima de la monotonía más no logra conciliar el sueño. Rechina los dientes molesto, se pone en pie y sale a caminar de nueva cuenta. Pasa por el coliseo, el mercado y llega al bosque, se detiene en seco al captar un aroma por demás familiar.

«—Sangre.»

Sonríe ampliamente. ¿Acaso hubo algún enfrentamiento en el que alguien resultó herido? ¿Quizá intentaban asaltar o secuestrar a alguien? Obviamente está lejos se ser un buen samaritano pero si ayudaba y de paso con eso se quitaba el tedio, mejor para él. Más la decepción fue enorme cuando se encontró con el sujeto de hace unas horas que, arrodillado en el suelo, vendaba con un trozo de su ropa a un venado herido, de él emanaba esa fragancia. Roroh se dio la media vuelta, indignado más paró en seco. Una curva se dibujo en sus labios; no, no solo fue el animal el que llamó su atención. Tal vez por ello aquel pelirrojo había despertado su curiosidad, por ello lo había notado. En un hedor viejo y rancio, de aquel que ha dedicado su vida al combate, no es perceptible para cualquier humano que sería engañado con la lavanda y cítricos de un perfume costoso. Sin más se lanza a propinarle una patada que el otro detiene al tomarle del tobillo.

—¿Qué haces?

El agredido siquiera se molesta en mirarle al tiempo en que da una suave caricia en la cabeza al venado y posteriormente una palmada en el trasero invitándole a retirarse, una vez que este lo hizo, liberó el tobillo ajeno.

—Oh vaya, no cualquiera puede detener un golpe mío. ¿Quién eres?

Sabía de antemano que era uno de los sirvientes del bastardo rey de Sindria pero estaba más interesado en darle nombre propio a esa inexpresiva cara. Sin embargo se estampó contra el más frío silencio.

—Vaya, tal parece que no es sencillo hacerte hablar. Quizá por la fuerza logré algo — une ambas manos para tronarse los huesos más por gusto que por otra cosa, el otro hizo lo mismo con el cuello.

Los ojos de ambos se encontraron por casualidad. Roroh ha visto un millar de veces ese tono rojo situado entre el vino tinto y la sangre misma pero es la primera vez que lucen tan profundos, como si hubiese un mundo tras ellos y al mismo tiempo fuese imposible captar nada más, era como ver el atardecer en la inmensidad del océano. Y con esos pensamientos el simplemente corrió y le lanzó tremendo puñetazo que hasta el aire corto, mismo que fue evadido con facilidad.

—¡Fuuuu~! — silbó divertido. No tenía intención de admitirlo pero si que había logrado en él una segunda muy buena impresión — Si no tienes nada mejor que hacer, pelea conmigo.

Masrur le contempló sereno, ¿quién dice que no tiene nada mejor que hacer? Hay un millón de labores de mucha más relevancia que dañar su cuerpo a lo estúpido. Suspiró, aunque no parece que el otro sea capaz de entender, está convencido de que es un cabezota. De alguna manera le recuerda a cierto monarca borracho. Adopta una pose defensiva, si el otro busca bronca que venga.

—¡Así se habla!

¿Enserio? ¿En qué momento los labios de Masrur se han despegado? Roroh retrocede un poco, luego se precipita pegando carrera, a unos metros toma impulso del piso y da una patada voladora que es bloqueada con ayuda del antebrazo.

—¡Jum! ¡Ingenuo!

En un movimiento completamente antinatural, Roroh tuerce la cadera y propina un puñetazo en abdomen ajeno, cae al piso, la postura no era buena. Sonríe al notar que no es emitido el más leve quejido, es decir la víctima ni se dobló. Aún recuerda a su capitán volando por los aires debido a un ataque similar, claramente esa no había sido su intención. Se levanta, salta alternando los pies, uno delante y luego el otro sin moverse del sitio, tal como acostumbran los boxeadores, veamos que tan bien recibe este…

—¡Uoto!

Apenas si evita le arranquen la cabeza con una patada doble. Oh, tal parece que su invitado no es del tipo pasivo. Genial, esto lo hace más divertido.

Sin pensar en un plan, simplemente trotó en dirección al otro y una vez a su alcance y en lugar de atacarle, saltó para colgarse de la rama de un árbol, aprovechando la posición enroscó los muslos por el cuello de Masrur, pretendía asfixiarle, romperle los huesos de ser posible pero este hizo una suerte de abrazo en piernas ajenas con la misma intención, la cuestión ahora se limitaba a la resistencia. De un momento a otro era una batalla de vida o muerte puesto que de continuar a este ritmo, Masrur provocaría una fractura expuesta provocando que su contrincante se desangrara. De pronto unos pasos.

—Ah Masrur que bueno que te encuentro — dice con simpleza su rey — De casualidad, ¿ sabes dónde está Jafar?

Ey, ¿qué no te das cuenta de la situación? Era lo que hubiese preguntado en su interior el subordinado si no le conociera.

—Ah… — el rostro de Sinbad se puso pálido — yo… yo no… ¡perdón! ¡No sabía que estabas ocupado!

El mayor salió disparado en otra dirección, no hubiese estado tan mal si las mejillas de este no hubiesen estado encendidas en un intenso carmín. ¿Qué clase de escenario degenerado pasó por su mente con exactitud? Eso enfría los ánimos, aunque no es como si hubiese buscado pelear en primer lugar.

—¿Te parece si lo dejamos para otra ocasión? — ¿y cómo porqué demonios hace la sugerencia?

—Esta bien, de cualquier manera el sujeto ese quebró el magnífico ambiente que teníamos.

—Sin es mi rey — señala, no está dispuesto a pasar por alto una ofensa.

—Oh, tal parece que puedes enojarte. A todo esto, con todo lo que pasó, ¿no deberíamos presentarnos? — Myron le ha indicado muchas veces que los modales son importantes, aunque el contrario sigue sin cooperar, seguramente molesto — vamos, solo estaba jugando, últimamente estoy muy aburrido.

Esa actitud despreocupada sin duda le era muy familiar, suspiró de nueva cuenta.

—Masrur.

—Que seco hombre, tan siquiera di me llamo Masrur.

El mencionado se dio la media vuelta, estaba demasiado hastiado como para seguir con el asunto, se alejaba rápidamente. Aún así alcanzó a escuchar un: “Soy Roroh, ven a divertirte cuando quieras”.

Por alguna razón el comentario le fue desagradable, sonaba un tanto sugerente o tal vez ha pasado demasiado tiempo con compañías de dudosa moral.

Después de aquel día volvieron a encontrarse varias veces, las primeras terminaron en combates que ganaba uno o el otro, en algunas ocasiones iban a un bar sin mediar palabra y más que nada para mitigar la sed que daba el hacer ejercicio… a últimas fechas luchan un poco y luego se tiran donde se encuentren, a veces cerca del río, en el bosque, sobre el pasto, cualquier cosa es buena, e intercambian conversaciones uno y prácticamente monosílabos el otro, hasta pareciera que Masrur solo le da por su lado.
—¿Cómo un hombre tan fuerte terminó sirviendo a Sinbad?

—Lo mismo podría decir de ti.

—Bueno, el capitán es alguien a quien admiro mucho, de ser posible me gustaría ser como él, todos los fanalis en la armada de Reim pensamos lo mismo.

—Así que hasta alguien como tú puede sentir respeto.

—¿Cómo que alguien como yo? No soy estúpido, que me deje llevar por el instinto no quiere decir que sea un perfecto imbécil.

Justo eso significa, pensó el contenedor familiar de Focarol.

—Ya has estado aquí por varias semanas, ¿no?

—¿Te molesta?

—No es eso, solo me preguntaba… ¿cuándo planeas volver a Sindria? Es que ya sabes, este tiempo ha sido increíblemente divertido y sería difícil estar viajando constantemente, también tengo obligaciones y… pero quiero repetir nuestros encuentros, incluso estoy haciendo nuevos músculos — emitió orgulloso inflando el pecho.

Masrur no pudo contener una risilla traicionera, independientemente de lo latoso que Roroh podía ser, también tenía puntos buenos como su honestidad. Que fuese tan transparente en este mundo en que es tan fácil mentir, le impresionaba, incluso Sinbad manipula la verdad con la misma facilidad con que respira.

—No voy a regresar.

—¿Se hartaron de ti?

Vaya, la casi lástima que emitían los ojos de Roroh le llenaron de ganas de darle un puñetazo. Solo es tonto, le está dando demasiado crédito.

—No.

—Ya veo.

Silencio, sin más, ¿es que no le daba curiosidad?

—¿No preguntarás?

—¿Porqué? Tus razones tendrás.

—¿Y no las quieres saber?

—Vaya, estás muy parlanchín, ¿no? Bueno, si me quisieras decir lo harías. A veces uno se guarda cosas para si mismo.

«—Si recordaré lo pesada que se puso Myron cuando compró aquella blusa femenina. No era para tanto, solo le dije que ningún hombre o bestia se iba a fijar en una machorra. No comprendo su furia.»

Se encogió de hombros.

—Ya veo…

Transcurrió un buen rato en el más absoluto mutismo hasta que finalmente Masrur se puso en pie para retirarse sin más. Roroh únicamente le miraba, quizá más de la cuenta, seguramente confundido. No era precisamente un genio a la hora de interactuar con otros seres, al menos pensantes, los demás que se habían topado en su camino terminaban como alimento. Suspiró pesadamente en un gesto impropio de él.

«—A lo mejor debería pedir consejo…»

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Gran comedor del palacio (Reim)

—¡Ja, ja, ja, ja!

Una estruendosa risa femenina hace eco, la chica en cuestión casi se parte mientras llora y le señala.

—¡Deja de reírte!

—¡Es que es lo más gracioso que he escuchado en la vida!

Pedir asesoría a Myron no fue la más brillante idea pero hacer lo mismo con Mu, que es en quien más confía era demasiado vergonzoso. ¿No se está tomando demasiadas molestias? Más de las que se haya tomado nunca. La misma fémina se aclara la garganta y recobra la compostura luego de reñirse a si misma, recordándose que no es una actitud digna de la nobleza.

—El sujeto te simpatiza, ¿o no?

—Supongo.

—Es obvio — señala con fastidio — hace tiempo que no te veo tanto como antes, incluso has dejado de estar al lado de mi hermano a cada rato.

—Lo dices como si fuera un parásito.

—Sabes a qué me refiero, siempre creí que tú y yo nos parecíamos… — se hizo evidente un rastro de nostalgia — ¿qué opinas de ese hombre? ¿Son amigos?

—No.

—¿Conocidos?

—No.

—¿Rivales?

Roroh lo meditó un par de segundos.

—Tampoco creo que eso describa nuestra relación.

—¿Siquiera tienen una de algún tipo?

—¿Compañeros de puños?

—¿Eso existe? Ah~ mira, si de todos modos vas a ponerle el nombre que sea a eso, lo que sea que tengan o no, ¿para qué has venido? ¿A entender tus sentimientos? — sintió un escalofrío recorrerle, como si ambos conceptos formasen algo perturbador — Bueno, igual ya tendrás tiempo para aclarar tus dudas, según me has contado se quedará en Reim, ¿no?

—Si.

—Vaya que te ha influenciado, ¿de cuándo acá eres tan callado? Bueno, tienes mucho en qué pensar. Si no hay nada más que pueda hacer por ti, me retiro. Hoy tengo que acompañar a mi hermano a un banquete con los Caleum.

Si no has hecho nada, recriminó Roroh, una vez a solas se revolvió el cabello con las manos, esto es tan agotador, se siente completamente fuera de su elemento, si tan solo le cayera la respuesta del cielo.

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Una semana más tarde, costa del Imperio Reim.

Después de unas cuantas tareas oficiales por fin tiene algo de tiempo libre para él, siquiera tuvo oportunidad de prestar atención a sus pensamientos, bien podría decirse que estuvo en blanco o una especie de pausa literal, por lo mismo se encuentran mucho más tranquilo o eso suponía hasta que vio al motivo de sus desvelos (si es que no fuese un tronco al dormir) subido en un pequeño navío pesquero. El pánico se apoderó de él así que corrió, saltó y dirigió su más potente golpe a la embarcación. Masrur que había notado su aura alcanzó a bloquearle pero fue tal la intensidad que se mecieron bruscamente y se voltearon.

—Desgraciado — recriminó el de cicatriz en el rostro — dijiste que no te largarías y te encuentro en un barco.

—Pesquero — hace hincapié — ¿crees que puedo llegar a Sindria en esto? — de acuerdo, eso no estuvo correctamente formulado, siendo un fanalis claro que es posible — Estaba pescando, pienso comerciar mis productos con Sin.

—¿Ah? — arqueó una ceja sin entender —¿Qué no tienen peces ahí?

—Buscaba perlas y conchas nácar, Yamuraiha encontró una forma de hacer una crema que ayuda a disminuir las cicatrices, Sin piensa que será un éxito y por eso estoy aquí.

—¿Entonces… no fue por nuestros enfrentamientos? Oye — curioso — ¿qué opinas de mi?

Silencio, el general sin duda es tremendamente hermético, no parece del tipo parlanchín aún bajo tortura. La mirada de Masrur se desplaza por la mercancía flotante, regada.

—Eres fastidioso — declaró con seriedad.

Los orbes escarlata del nativo de Reim se abrieron bastante y no pudo contener una carcajada. Esperaba ser irrelevante pero no grato es mucho mejor, un mundo mejor. Por primera vez una linda e incluso tierna sonrisa se dibujo en su rostro, de haber prestado atención, habría distinguido la misma expresión aunque más tenue en labios de su acompañante.

«—Si, definitivamente eres un fastidio.»

Se repitió Masrur por décima ocasión en el día.

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Notas finales

Enserio, gracias por la paciencia AOI, tienes una paciencia infinita ;/; perdona que haya tardado tanto ;/; te quiero universos u.


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