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Necesidad por nezalxuchitl

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Notas del capitulo:

Es literatura erotica de sexo bastante rudo.

El calor lo acometia salvajemente. Lo hacia doblarse sobre su vientre, tan necesitado de que se lo llenaran: doler no bastaba para describir lo que estaba sufriendo; el dolor, podía soportarlo, esto, no. Era una necesidad que amenazaba con volverlo loco, una angustia, una desesperación.

Era aun mayor que el amor, porque en el plano físico, el amor no te golpea usando todo tu cuerpo. Silver entendería… eso esperaba.

 

*

 

Lo olio llegar antes de que apareciera. Olia a kilómetros y era un milagro que no lo hubieran violado de camino a su casa. Debia ser porque estaba a media calle y a esas horas todo mundo dormia.

Se acomodo en su cama para ofrecerle un espectáculo aun mas irresistible, como si hiciera falta, pero quería que lo deseara y pensara que sin su perfecta musculatura se iba a morir.

-Thalim – pronuncio su nombre con satisfacción. La turra orgullosa no lo era mas, sabia cuan satisfecho de si mismo era detrás de su política modestia.

Se veía mal, creyo que se le iria encima sin mas, reducido a la bestia hambrienta de lujuria que era. La mirada con que lo recorrio, empero, fue satisfactoria.

-Magna…  – titubeo un momento, pensando si huir de ahí y suicidarse. Pero las feromonas del seme entraban en el, desencadenando un proceso quimico biológico que afectaría a las dos partes – solo no me embaraces. – gimio, adelantándose a la cama con el y subiéndose de un salto.

Magna pensó en hacerlo por pura maldad, pero, realmente no quería un hijo. Mucho menos con Thalim. El proceso tambien se habia desencadenado en el nucleo mas primitivo de su cerebro, recibio a la turra con los brazos abiertos, admirando la gracia con la que su falda se abria en torno a sus piernas, que aterrizaban a los lados de los muslos de el.

Sus dedos tocaron sus caderas al tiempo que los de Thalim su pecho. Su boca hambrienta se avorazo sobre la de el, y pudo finalmente probarla. No sus labios, pues de inmediato los abrio, buscando contacto de lengua, animal, intenso. Sabia que estaba listo, debía tener esa cola chorreando, probablemente el motivo por el que se baño, por el que olia a limpio, a limpio sobre esa avalancha de olor animal.

Lo besaba impetuoso, necesitado, gimiendo; como Namari hacia por si mismo, pero este necesitaba la excusa del celo: que turra tan apasionada seria, que puta tan grande, con esa habilidad innata para besar, para buscar con la cola de manera casi inconsciente, resultando eficazmente sensual.

La parte de arriba de su ¿piyama? era un top tipo tubo que se podía fácilmente retirar. No llevaba calzones, a saber que estaría intentando hacer con sus dedos para contenerse: imaginarlo era agradable. Tanto como ese suave tono de rosa sobre su piel morena, como la suavidad de la misma bajo sus dedos, como ese aroma intoxicante, realmente el mas fuerte que habia percibido de una turra en celo.

El, que todavía podía pensar, pensó que posiblemente era cierto lo que decían, que el, como oficial de la vida, poseía un fuerte impulso por esta, y eso, naturalmente, incluia la generación.

Era tierno, a pesar de todo, y eso le agrado. Estaba avergonzado cuando separo sus labios, cuando alzo sus muslos para ubicar bien su polla, sacándola del bóxer por arriba, dejando el resorte atorado tras sus bolas; se la vio con un antojo, con la boca abierta, que pensó que por ahí tambien tenia que metérsela antes de que la sesión finalizara. La agarro con habilidad y determinación, hecho el vientre al frente, para empalarse, pero antes de que pudiera hacerlo lo agarro por el cuello, ese delicado y fracturable cuello.

-Di que lo quieres, perra.

-Ah… - gimio esta, y le aflojo el agarre del cuello – damelo… - suplico, con una vocesita.

-Di que quieres mi verga. – repitió el.

Thalim cerro los ojos y la masajeo en su mano.

-Quiero tu verga.

-Tomala. – le concedio, con una sonrisa generosa.

Sonrisa que se pronuncio al sentir deslizar esa funda ardiente y mojada sobre su verga. Estaba tan caliente que era novedoso, resbaloso, apretado. Su suspiro de alivio no fue nada en comparación al de Thalim, que se clavo hasta el fondo esa gigantesca verga, disfrutándola tan solo un segundo antes de empezar a moverse, pues su cuerpo lo urgia.

-Eres precioso… - le dijo Magna, rozando su muslo por la abertura de la falda.

Su polla, erguida bajo esta, la marcaba y humedecia, un velo rosado para lo que atras sucedia; su verga desapareciendo tras sus bolitas, entre sus nalgas. Saboreo mirando a la turra, toda entera, gozándolo tanto asi, a saltitos sobre su regazo, haciendolo chapotear en esa necesidad que finalmente cubria.

Al estar dentro de el, con sus fluidos impregnándolo, sabia que perdería la cabeza pronto. No le gustaba no estar en dominio de si, por eso no era fanatico de las turras en celo. Pero por el cielo que le daría a esta lo que estaba buscando.

Lo dejo seguir a su aire, disfrutando de su habilidad para montarlo con las manos apoyadas en su pecho, masajeandole los musculos; seria mas fácil para el apoyarse en sus hombros, pero menos placentero.

Con una uña de oversoul, de búho, le corto por en medio el top tubo, rasgando su piel un centimetro, apenas lo suficiente para probar una gotita de sangre.

Thalim parecio perturbarse un poco cuando la lamio, pero gimio y su poca cordura se fue cuando camino y le chupo la teta, la diminuta tetita que con el celo se le marcaba, culminando en ese pezón sabroso que, bien libado, liberaría un poco de su néctar.

Y Magna estaba dispuesto a probarlo; lo aplasto con la lengua, cochino, depravado, lamiendo como un perro, con abundancia de saliva mientras la turra lo montaba, mirandolo avergonzada, excitada, ahogando un gritito cuando empezó a jalárselo con los dientes, dándole una pequeña mordidita antes de soltarlo. Era ligeramente doloroso, sobre todo por el movimiento que el hacia, pero por nada del mundo iba a dejar de darse gusto con su verga; se mecia a placer, sintiendo esa gruesa columna de carne abrirlo y satisfacerlo, llegándole hasta lo mas hondo, hasta donde el le permitia entrar, hasta donde lo buscaba.

Magna le dejo los pezoncitos en paz para verlo: se veía realmente bonito, ese chico poca cosa, dándose gusto con su verga. Se meneaba, y sus ojos nublados de deseo eran por el. Sus gemiditos bajos, acallados. ¿Estaria conteniéndose o seria asi? Le acaricio la cara, dándole una sorpresiva bofetadita: ni aun asi se quitaba, engolosinada en su polla. Pegaba saltitos como un conejito intentando escapar, y bien que lo iba a espetar.

Lo vio soltar un gritito mas histérico, doblarse hacia delante, ocultando su cara tras el velo de su fleco, meneándose con voluntad, chillando mientras se corria dándole ricos apretones a su verga.

Todavia llevaba la faldita, y esta se inflaba a su alrededor, como una flor. La dejo seguir, creyo que se rendiría alcanzado el primer orgasmo, que le cedería el control, pero tras unos segundos de baja en la intensidad con que se movia retomo, golosa, montándolo con verdadero placer, alzando por su propia iniciativa la cara para mirarlo, algo avergonzada.

Le llevo la mano a la cara y le metio los dedos en la boca. Thalim se los chupo, con una carita dolorosa, dándole sentones a sus bolas que resonaban. Su lenguita acariciaba sus dedos, el le recorria el terso interior de su boca; definitivamente, lo iba a obligar a una mamada violenta.

El brillo en los ojos de Magna no le auguraba nada bueno, y eso lo excitaba. Solto gemiditos con sus dedos en la boca, Magna le metio tres en vista de que la abria, comenzó a follarle la boca con los dedos mientras el se encargaba de exprimir su verga, apretándola mucho en su interior para sentir esas venas, esa textura. Estaba tan ancho, tan caliente. Tan rico.

Supo que iba a eyacular, lo sintió en su mirada, en la forma en que sus venas se pusieron mas duras; un deseo expectante, un viciosismo infinito lo llenaron antes de que las bolas de Magna lo hicieran. Al diablo con su plan de sacársela para no quedar embarazado; quería el semen de Magna, quería mas de sus feromonas. No cejo en sus movimientos de cadera hasta que el lo aparto.

-Te diste gusto con mi verga, ¿verdad zorra? – le pregunto mientras el se dejaba acostar entre sus muslos, viendo el brazalete que Magna llevaba en un tobillo en lo que este veía como el rosa profundo de su interior se perlaba de blanco con la avalancha, con la marea que salio de ahí, los fluidos mezclados de ambos. – Pues ahora yo me voy a dar gusto contigo. – dijo, metiéndole cuatro dedos en el interior, hasta el dorso de su mano.

Thalim grito: no estaba acostumbrado a que fueran tan toscos con el. Con esa manota, lo abria mas que su polla. Gimio.

-Eres una puta. – le dijo, dándole otra bofetada.

Thalim se avergonzó, tapándose el rostro con ambas manos mientras dejaba la cola bien expuesta, pues a pesar de todo, lo disfrutaba. Magna era un canalla y meterse con el habia sido un error, un delicioso error. Termino de sacarle todos los fluidos de dentro, esperaba, pues producia sin parar, esa lubricación resbalosa, que olia tan bien, que sabia tan bien, considero, lamiendo el charquito que habia formado junto al corazón de sus nalgas, comiéndoselo como un animal. Luego comenzó a lamerle esa separación acorazonada, el bordito aun abierto, sonrojado. Las bolitas tersas y deliciosas. La pollita parada que habia dejado toda embarrada la tela rosa. Se la comio mientras dejaba que su agujerito se cerrara, era rico probar a una turra por ahí tambien, saber a que sabia su semen esteril. Se le antojo comérsela con todo y bolas, y tras un gritito, y una mirada asustada de Thalim, lo logro, llenándose la boca con sus partecillas suaves.

Libero primero las bolitas, llenas de saliva, que corrió hasta donde su agujerito se seguía cerrando, la turra misma lo apretaba para no sentir frio ahí. Se la chupo toda dentro, como si se la quisiera arrancar. Thalim lo empujo un poquito, pues era muy intenso para el, pero Magna lo ignoro. Iba a chupárselo hasta que se corriera en su boca, y mientras le acariciaba con ardor esos muslos, esas columnas del templo que iba a profanar con todo. Le quito la faldita, que quedo extendida a los lados de la turra, le alzo los muslos sobre sus hombros, levantándola para comérsela, separándola del suelo, sobando esas nalgas grandes y carnosas, sintiendo esos muslos tensarse, viendo su pancita de turra contraerse espasmódica.

Le sobo la pancita; era una turra deliciosa, realmente deliciosa, y la iba a hacer toda suya. Le mordio ligeramente la pollita, haciendolo que estuviera atento a el entre lagrimitas de dolor, extrayéndole la leche y libándola al fin, dejándola luego escurrir con un gesto obseno sobre su mismo cuerpo, de donde la volvió a lamer, haciendo a Thalim sentirse deseado de una manera muy básica y animal.

-Ahora que ya se te cerro el agujero, te lo voy a volver a abrir con mi vergota. – le dijo, mostrándosela con unas sobadas.

Se veía tan grande, tan rica, que Thalim fruncio los labios y el agujero, incitando a Magna a agarrarlo por las piernas, abriendoselas en V y clavándosela sin mas en ese agujero que lo invitaba.

-Aaah, perra… - gimio Magna – que rica estas. – se clavaba en el con onduleos de cadera muy sexys. Se clavaba en el y gemia, el si – Puta caliente… eres una ramera resbalosa y caliente.

Thalim se excitaba tanto de oir aquellas palabras como se avergonzaba. Y la vergüenza era parte del placer: sentirse una puta, empalada y viciosa, a la que le encantaba la verga, le encantaba.

-Aaah… - gimio un poco para el, en respuesta.

Magna se la metia con vigor; era mas grande que su amado, sus tobillos no le llegaban a los hombros, era una montaña de musculos mas grande que ver, que gozar. El pecho de Magna era tan ancho, sus brazos tan fuertes; se sentia como una muñequita en sus brazos, una que iba a romper a vergazos.

Le daba tan recio, justo como necesitaba. Le gustaba ser pasivo, dejar que el seme fuera el que atacara, el que hiciera lo correcto. Porque si se exforzaba era que lo deseaba, ¿no? Una turra buena no debía desear esas cosas, y sin embargo ahí estaba, empalado hasta el ombligo por la vergota del enemigo de su marido. Y solo podría gozarlo mas si la verga mágicamente se le engrosara.

-¿Te encanta, verdad? – Magna se lo veía en la cara – Puta viciosa.

Le cerro las piernas para que lo sintiera mas ancho y la perra babeo, gimio. Iba a dejarla tan llena de fluidos que su macho iba a olerselos asi se bañara con cloro. Lo escupio, jodiendoselo con ganas, decidiendo que quería ver sus bolitas y sacándole todo el paquetito, apresándoselo entre sus propios muslos para abajo: si le dolia la polla erecta mejor.

-¿Qué se siente? – le pregunto - ¿Qué se siente? – lo insto a que contestara apretándole una bola.

-¡Ah! – chillo – Bien.

-Contesta cuando te hable, perra. – le metio una nalgada. Una dura, en serio, que hizo rebrincar a Thalim.

Seguramente a esa perra consentida nunca le habían dado una buena paliza erotica: el cambiaria eso.

-¿Te gusta mi verga?

-S-si.

-¡¿Cuánto!? – bramo, dándole otra nalgada.

-Mmucho. – se sisco la turra

-Asi me gusta, perra. – le agarro las dos nalgas, sacudienselas con dureza y nalgueándoselas luego las dos a la vez – Eres una perra obediente y me vas a obedecer a mi tambien.

-Hhai… - susurro este. Le estaba encantado ser sometido por ese machote malo y su vergota dura.

A vergazos contra el colchón lo taladraba, iba a sumirlo en este. Le volvió a abrir las piernas y era casi doloroso lo hondo que le llegaba con esa pollota, con lo duro que se movia, sin ninguna consideración. Iban a dolerle las piernas, iba a dejarle marcas… ojala al notarselas, Silver lo maltratara igual. Excitado ante la idea de que fuera su seme el que lo tratara asi, Thalim empezó a gemir, a dejarse llevar, sin contenerse.

Satisfecho por al fin sacarlo de su mutismo, Magna se lo acabo. Su vergota bastaba, pensó, por esta ronda. Mas tarde iba  a abrirle el agujero a limites insospechados, pero ahora, con el bastaba para tenerlo asi, una masa gimiente de babas escurridas por su barbilla y lagrimitas por sus sienes; se veía increíble asi, excitante.

-Me voy a correr – anuncio, comiéndoselo con los ojos – y quiero que sigas satisfaciéndome.

Y luego se abandono a su placer, sin importarle si la turra lo alcanzaba, o por cuantos iba. Lo lleno de leche por segunda ocasión, chapoteando en el, hasta que se canso.

Entonces se retiro, viendo esas nalgas enrojecidas y su interior cremoso, sosteniéndole los tobillos en alto como una presa cobrada y nalgueándolo, con lo que sus cachetes chapotearon y el semen se embarro mas.

-Eres una perra rellena – le dijo, tendiéndose luego sobre sus muchos cojines, para quedar medio sentado – Agradeceme.

Incorporandose con trabajos, pues habia quedado bien jodido, Thalim se puso a gatas, avanzando sobre Magna con una miradita timida. Avanzo sobre uno de sus muslotes, acariciándoselo, y luego dio una lamidita timida a su verga. Magna sonrio de gusto, pero estaba muy sensible. La turra lo sabia, y como era modosita, lo habia hecho solo para complacerlo, yéndose a lamer esas bolas redondas que tan buen servicio le habían dado. Las lamia con timidez, viéndolo modosita, un toque ladina. Se la masajeo con sus labios antes de metérsela en la boca, primero una y comiéndose luego a su gemela, manteniéndolas ambas en su calida boquita, chupandolas.

-Eres una buena perra – dijo, acariciandole la cabecita – ven aca. – la jalo. Quería besarla.

Mientras lo rodeaba con sus brazos y lo acunaba en su regazo, Magna no se dio cuenta que habia caído en el embrujo de Thalim, que hacia a los semes tratarlo bonito. Junto su boca con la suya, dándole besos mas considerados de los que solia darle a Namari, saboreándolo mas exquisitamente, probando cada recoveco de su boquita suave; detrás de sus encías, debajo de su lengua: era una turra suave que se amoldaba tan bien a el

-Eres una buena perra – repitió, separándose con los dedos aun hundidos en su cabello – cómeme la cola. – dijo, bajándola y flexionando sus piernas, separándolas – Umm si… - gimio Magna, al sentir los deditos separando el corazón invertido de sus nalgas, la lenguita tanteando con timidez, dando lengüetazos suaves en esa área tan sensible.

Mientras fuera de macho, a Thalim le gustaba comer cola. No era su parte favorita, pero sabia lo bien que se sentia por ahí, además lamerlos y hacerlos gemir… le otorgaba cierta clase de poder.

Magna le sumio mas la cabeza entre sus nalgas, lo que interpreto como que quería lengua mas profundamente. La hundio en la cavidad de Magna, y al estirarla y ponerla dura, el le movio la cabeza para penetrarse con su lengua, mientras el se dejaba ser instrumento, excitado. Luego la solto para que continuara, alegrándose cuando la turra, de su iniciativa, le sobo el perineo, yendo cada vez mas abajo, mas atras, sobando en círculos su esfínter sensible hasta que le dijo que lo hundiera, disfrutando de una lamida/dedeada por algunos instantes, placer fácil que le daba la turra por detrás, inverso y pervertido, justo como le gustaba.

Le jalo la cabeza para volverlo a ver a la cara, turro viciosillo.

-Ahora tu te vas a meter el dedo… - le dijo, y vio como se entusiasmo – pero de mi pie.

Thalim abrio los ojos, sorprendido.

Alzo el pie y golpeo con el en la cama.

-¿Qué esperas?

-¿Eso se puede? – pregunto sorprendido.

-¿Qué esperas? – repitió, altivo.

Thalim gateo atras, acuclillándose sobre su pie extendido. Magna habia arqueado los otros dedos y estirado bien el gordo. Thalim se coloco, agarrándose de su pierna, una pierna musculosa y depilada, busco con su culito, haciendolo topar rápidamente pues tenia habilidad. Aquello era como nada que hubiera sentido: muy grueso para ser un dedo, muy chico y diferente para ser polla. Sobo y sobo, pues se sentia rico.

-Clavatelo – le ordeno Magna.

Thalim obedecio. No era mucho lo que entraba, pero se sentia… rico. Guarro.

-Ah. – dio un gemidito, viéndolo.

-Eres tan puta que hasta una patada bien dada en el culo te gusta, ¿no? – movio el pie para mostrarle. Los ojos de Thalim se abrieron y volvió a gemir – Perra. Gira sobre el. ¡Gira, ¿o eres estúpido?!

Magna se dio el gusto de verlo batallar para darse la vuelta, con su dedo del pie metido. Esas nalgas se balanceaban graciosamente, mas cuando le dio una patada de remedo. Repitio al tenerlo de frente.

-Bueno, te has ganado mi polla. – lo vio alegrarse e iniciar el movimiento para volvérsele a montar – Pero no tan rápido. – le dijo, agarrándosela con la mano – Antes vas a ir a gatas a traerme mi cinturón.

La turra sintió que un estremecimiento lo recorria. ¿Iria a pegarle? Magna lo haría en serio, como su hermano enojado, y no le gustaba el dolor, no tanto… pero con tal de tener su verga.

-Agarralo con la boca y regresa gateando. – le ordeno, y disfruto de la vista de su carita temerosa tanto como lo habia hecho de sus nalgas bamboleantes.

Thalim se lo entrego soltándolo sobre el. El cuero frio toco el cuero caliente y se acaricio a si mismo con la prenda de calidad. Luego acaricio los hombros de la turra, que miraba temerosa. Lo doblo y lo restello, haciéndola brincar.

-¿Te gustaría que te diera una buena paliza?

-No. – respondio Thalim, haciendole ojitos.

-Ponte de nalgas a mi. – le ordeno.

-No quiero.

Le pego en el muslito doblado.

-¡Ah!

-Hazlo.

Timidamente, y con un puchero, Thalim le ofrecio las nalgas al macho golpeador. Este le metio un par, tres, cuatro dolorosos cintarazos, y luego le sobo las nalgas, besándoselas con ternura, tratándolo de aliviar mientras el lloraba.

-Ahora si. – dijo montándose sobre el, arrimándole la vergota bien parada a buen puerto, sintiéndola entre sus nalgas, anidar toda la longitud que se iba a comer con el ano.

Magna le paso el cinto por el cuello, acariciandole tiernamente la espalda para hacerle el cabello a un lado, cerrando el cinturón, que era todo agujereado, de tal manera que solo le ajustara el cuello pero sin apretárselo demasiado, cogiendo el extremo y jalándolo como un caballo.

Aquello era humillante, jamas lo toleraría de no estar en celo… pero en la condición en que se encontraba se dejaría hacer de todo con tal de que le dieran verga. Ya habia pasado mucho rato sin tener metida una, y la anhelaba.

-Por favor. – gimio, y el otro se la dejo ir, dándole contento – Aaah!  - su exclamación fue tan larga como la verga entrando en su ano: entraba y entraba, infinita, deliciosa – Aaah, Magna!

-Di mi nombre. – dijo, afianzandole una mano en la cadera y jalándole el cinturón con la otra.

-Magna.

-Asi me gusta. – sonrio este, disfrutando de tener a la puta de su enemigo a su merced, con el culo rojo por fuera y blanco por dentro, pero de su leche.

Le jalaba el cinto contra el embate de su cadera, para hacerlo coincidir. Thalim sacaba la lengua, excitado de sentir que le metían casi hasta las bolas. La piel de las nalgas le ardia, pero la del interior de ellas estaba en llamas: el celo era un infierno, uno en el que habia caído.

Ardia, y no podía parar. Babeaba, atado con una correa, sacando la lengua y tocándose los pezones, frotando esas coronas de sus pequeñas tetas en redondo, entre sus dedos pulgares e índices, como lo haría un seme, jalándoselos tambien, sintiendo surgir de ahí esa clase de pre leche semitransparente.

-Mas, mas! – pedia avergonzado, encantado de los golpes, de la violencia. Magna habia juntado en su puño la correa y su cabello y lo jalaba por ambos, lo nalgueaba como espoleando a un caballo, y lo nalgueaba recio, volviendo a hacer arder la piel de sus nalgas.

-Puta. – le decía con satisfacción, jalándole duro el pelo, el cuello, cada vez mas entusiasmado por su cooperación sumisa.

En determinado momento recordó lo que habia visto en un porno, asi que empujándolo contra el suelo, para que quedara de bruces contra este, se incorporo, hechando una pierna adelante, mostrando su esplendido trasero, la portentosa musculatura de sus piernas, costado y brazo con el que se apoyaba de la cama. Puso su pie sobre la cabeza de Thalim, a medias en su rostro, a medias en su pelo, dominándolo totalmente, humillándolo mientras le daba verga, viendo como este lo gozaba a pesar de la afrenta.

Pisandolo levemente mientras lo jodia, la sucia puta ofertando sus nalgas, separándolas con ambas manos para que el le llegara mas hondo… ¿Qué, quería que le saliera por el ombligo esa puta?

-Ramera. – lo abofeteo al quitarle el pie, pues estaba a punto de perder el control en su culo.

Thalim solo babeaba, deseando verga, deseando malos tratos que su esposo nunca le daba, gozando intensamente los jalones de pelo y nalgadas que Magna le daba, aunque nada podía compararse a como gozaba lo que recibia entre las nalgas; quería que Magna la tuviera mas grande para que lo rellenara mas duro, era una puta viciosa que no se opondría a que le metieran lo que quisieran.

Tras los gritos, acompañados por fuertes tirones de pelo, Magna hecho el cuerpo atras. El ano de Thalim hizo un ruido obseno y luego burbujeo; vio la enorme burbuja blanquecina, la perla etérea, formarse y reventarse, derramándose en una fiesta de blanco viscoso sobre sus nalgas, y luego, entre burbujitas y chapoteos, su ano obceno empezó a vomitar el semen con el que lo habia alimentado.

-¡Que puta! – exclamo Magna, silbando admirado y dando una nalgada que le dejo la mano viscosa.

 

Fin

Notas finales:

Kiitos!


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