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Nueve Meses y Un Año por AzuraWhiteAki

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Notas del fanfic:


Keyshipping (Astral x Yuma), (Habrá algunas parejas más). Publicación autorizada. Spoiler.

Notas del capitulo:

La verdad es que le alegro mucho escucharle decir aquellas palabras que le salvaron de una oscuridad segura.


Después de poder recuperar por completo el control de sus poderes, lo que hacía ahora era ir a visitar una y otra vez a su compañero, aquel que le había apoyado a recuperar su memoria, aquel con el que tuvo que enfrentarse al final de su aventura. Ahora que le recordaba, no hacía mucho él había terminado con Kotori, la razón, solo él la sabía. Ya que él descubrió eso por sí mismo, y de qué manera la había descubierto.

La verdad es que le alegro mucho escucharle decir aquellas palabras que le salvaron de una oscuridad segura.

Y con ello, tuvo el valor de declararse, el tiempo paso, Yuma se había hecho un año mayor, no cambió mucho en su aspecto o en su altura, pero si en su actitud, ahora se tomaba las cosas con calma, ya no era el impulsivo niño que conoció y que apoyo, ahora estaba en camino de convertirse en un hombre, y en uno apuesto, y que decir de él, también había cambiado.

Había crecido aún más que Yuma, su aspecto ahora era el de un adulto joven, ahora ya no dudaba y sabía lo que era importante y lo que no, tenía la dicha de hacer caer hasta el más valiente soldado. Después de todo, él era uno de los gobernantes del Mundo Astral.

Pero ahora era mejor pensar en Yuma, su querido Yuma. Había ido tan lejos con él, ahora a estas alturas ya se conocían uno a otro en cuerpo y alma, aunque eso a espaldas de sus padres y amigos. Todo el Mundo Astral sabía de la relación de ellos dos, pero el Mundo humano era inconsciente de ello. Y era mejor así, no confiaba lo suficiente en los demás, más que en su amado Yuma, eso después de lo ocurrido con Vector en el pasado.

No le gustaba pensar en ese loco psicópata, pero tenía que soportarlo por su querido Yuma. Sonrió ladinamente, ya en unos cuantos minutos llegaría con él, estaría a su lado, y eso no se lo quitaría nadie, el Mundo Astral estaba contento de ello y pronto esperaban a que Yuma se convirtiera en la Reina de aquel lugar, Yuma les brindaría la energía que ellos requerían tanto, además de que les enseñaría lo que desconocían del Mundo Humano. Sería un gran maestro y gobernante para ellos, además hay que recordar que ya había salvado el Mundo Astral más de dos veces. Era el candidato perfecto, bueno, aunque Yuma no fuera consiente de lo que los habitantes del Mundo Astral pensaban al respecto de su salvador.

Salió del portal con sigilo tomando su forma humana, había llegado a tiempo, el sol apenas y salía a lo lejos. Estaba en el ático en donde Yuma acostumbraba dormir, pero ahora al mirar con atención el lugar, Yuma no estaba por ningún lado. Se extraño de ello, Yuma nunca faltaba para recibirlo, pero ahora era diferente, no había rastros de su amado en el ático. Su rostro formo una pequeña mueca de disgusto, no le gustaba estar solo en el Mundo Humano. Caminó examinando el ático de a poco, sin embargo, un pequeño quejido llamo su atención, provenía del cuarto de Yuma. Con sigilo bajo del ático llegando rápidamente al culpable de aquel sonido, este estaba tapado con una gran cobija haciendo un pequeño bulto en la cama. Se acerco rápidamente quitando la cobija de un movimiento rápido, lo que encontró hizo enternecer su mirada, pero al mismo tiempo le preocupo. Yuma estaba abrazándose a sí mismo, temblaba y tenía gotas de sudor en el rostro. Se veía pálido y cansado, al parecer no había dormido lo suficiente, quizás se había enfermado. Sonrió con ternura para después tomar a Yuma entre sus brazos, sin embargo, al hacerlo una pequeña corriente eléctrica le recorrió el cuerpo evitando que tocara a Yuma.

—¿Pero qué...? —Sin duda era algo que nunca había ocurrido con anterioridad, su sonrisa se borró y ahora lo único que sentía era preocupación.

Volvió a acercarse a Yuma para hacer lo que se había propuesto sin embargo ahora al tocarlo sintió parte de su energía también emergiendo débilmente del cuerpo de Yuma. Algo no estaba bien de ello. Llamo con calma a su amado, más este apenas respondía, debía hacer algo y rápido, miro con determinación a su querido Yuma y lo tomo en brazos, sentía un dolor agudo al hacerlo, pero esta vez no lo soltó, debía recibir atención especializada, pero él no sabía exactamente donde llevarlo, así que hizo lo único que se le ocurrió en el momento. Abrió un portal al Mundo Astral, tomo una pequeña manta para cubrir un poco a Yuma y sin más se adentró al portal con Yuma en brazos.

Yuma se sentía de lo peor, desde esa noche no había dormido para nada, sentía nauseas, le dolía con horrores la cabeza, y su cuerpo le dolía, parecía que estaba enfermo, sin embargo, veces anteriores no había sentido el mismo dolor, apenas y sentía un mare o algo así, pero de allí no pasaba. Estaba preocupado, de hecho, él ya había sentido ese malestar semanas antes, pero era tolerable, y por ende no dijo nada a nadie. Sin embargo, ahora parecía que iba a morir. Escucho como alguien hablaba a su lado, pero no podía distinguir quién era, después sintió como alguien le alzaba en brazos, abrió un poco sus ojos, pero su visión era borrosa, maldijo internamente su debilidad, pero ahora poco podía hacer. Solo esperaba poder mejorar pronto, no quería preocupar a Astral.

El viaje había parecido eterno, pero después de varios minutos llego al reino del Mundo Astral. Camino en busca de la única que podía ayudarle en este momento, la curandera real Ana. Todos los habitantes se quedaban observando su andar y no era para menos, el seguía con su forma humana y Yuma seguía inconsciente en sus brazos. Camino aún más rápido sintiendo la desesperación a flor de piel. Rezaba para que no fuera algo grave o que su amando Yuma no estuviera muriendo. Al llegar las grandes puertas del palacio se abrieron a él a la par. Los guardias a pesar de que no le reconocían del todo, podían sentir su energía e indudablemente era uno de sus gobernantes más valientes, Astral.

Fue directamente a su habitación y en la gran y mullida cama dejo por un momento a Yuma, debía mantenerlo en algún buen lugar y sabía de antemano que la "Enfermería" como la llamaban los humanos, no era un buen lugar. Mientras que allí reciban a todos los habitantes del Mundo Astral y sinceramente no quería que alguna enfermedad de su Mundo llegara a afectar aún más el delicado estado de Yuma, además de que no sabía cómo reaccionaría a ellas. Arropó bien a Yuma y siguió en la búsqueda de Ana, la cual por suerte apenas salía de su descanso.

—Majestad. —Mencionó Ana al ver al rey principal agitado y pálido. —¿Se encuentra bien?

—...Yo, Ana, necesito que me ayudes. Yuma ha enfermado y no sé qué es lo que le pasa. —Ana al escuchar el nombre del compañero de su Majestad no dudo en ir a ayudarle. En raras ocasiones le traía al Mundo Astral, pero el modo que utilizo para decirle lo que pasaba la preocupo de más.

—En seguida iré a ayudarle, solo tengo que ir por algunas cosas...

—Entiendo, Yuma está en mis aposentos, no quiero que alguien más le mire de esa manera, ayudare para que te sea más fácil examinarle. —Finalizó Astral dejando atrás a la curandera para hacer lo ya mencionado.

Ana seguía con la preocupación a flor de piel, busco rápidamente lo que creyó que podía ocupar y salió en dirección a los aposentos de Astral. Era algo irónico, ya que los seres Astrales no dormían, no lo necesitaban, o a lo menos no hasta que criaban, cuando nacía un ser Astral éste debía recibir la energía de ambos padres hasta que cumplía 15 años, hasta ese entonces el ser Astral podía mantenerse por sí mismo. Y los padres por ende terminaban agotados y era cuando necesitaban descansar un par de horas para recuperar la energía que le habían brindado a su hijo o hija.

Toco la puerta con delicadeza e inmediatamente esta se abrió para ella. Entro con rapidez y coloco lo que llevaba consigo en el escritorio colocado a un lado de la cama. Dejo preparadas las cosas que necesitaría si ocurría una emergencia más al ver a su paciente se limitó a tocar solo ciertas zonas. Al parecer tenía un poco de temperatura, estaba sudando frío, así que era fácil asumir ese hecho. Aparto un poco las sábanas que cubrían a Yuma y se dispuso a examinarlo mejor. Al hacerlo sintió una pequeña corriente eléctrica producido por la energía que emanaba de él. Más precisamente en la zona del vientre.

En ese momento la preocupación se disipo en ella y fue remplazado por curiosidad. Examino aún más a fondo a Yuma utilizando su propia energía para determinar ciertas cosas. Una vez terminado su trabajo, tomo un poco de líquido de una botella que había traído consigo. Y se le dio a Yuma, este parecía una pintura de color morado. Pero al parecer había funcionado para calamar un poco a Yuma. Sonrió al determinar la causa del estado de su paciente y se dirigió a Astral, quería ver su reacción al contarle lo que pasaba con su compañero.

—¿Y bien? ¿Qué pasa con Yuma? —Cuestiono Astral volviendo a su verdadera forma. Mientras se acercaba a una distancia prudente de Yuma. Al parecer aquel viaje le había agotado de sobremanera, aunque ya lo había hecho con anterioridad esta fue la excepción. Además, seguía preocupado por él. No quería que le pasara algo malo.

—Trate de calmarse Majestad. Yuma estará bien, con los cuidados debidos y con suficiente energía estará como nuevo dentro de un par de semanas. Por ahora lo que tiene que hacer es descansar y nada más que eso. No debe recibir emociones fuertes, aunque supongo que esta será la única excepción. —Explicó la curandera mirando con cariño a ambos jóvenes.

—Pero ¿Qué es lo que le provoco que cayera de esta manera? ¿Está enfermo? ¿Es grave? —Volvió a cuestionar una vez más Astral a Ana, la cual solo reía ante su preocupación.

—No nada de eso, ¿No te sentiste extraño cuando le tocaste? —Esta vez fue el turno de Ana cuestionar a Astral, el cual solo se limitó a responder.

—...Ahora que lo mencionas, me sentí más cansado que de costumbre, y cuando lo toque sentí una pequeña descarga eléctrica. ¿Pero qué tiene que ver con su estado? ¿Es malo?

—Para nada...es algo normal, es por autodefensa. —Dijo Ana viendo como Astral se confundía ante sus palabras.

—¿Autodefensa...?

—Si, es muy normal cuando alguien más que no sea el padre de la criatura que lleva dentro lo toque. —Mencionó Ana divirtiéndose por la reacción de sorpresa que veía en ese momento en el Rey.

—¿Qué...?

—Me refiero a que tu energía impregnada en Yuma está creciendo poco a poco, apuesto a que cuando cumpla 9 meses estará lista para salir. Por otro lado, con tu forma humana no lograras tocarlo como con tu verdadera forma Majestad. —Mencionó Ana viendo como poco a poco Astral abría los ojos a mas no pode. —El bebé no dejara que nadie más que tú lo toque. O a lo menos no hasta que Yuma de a luz.

—...¿Es acaso una broma?...Yuma es un muchacho, un hombre. ¿Cómo es que...? —Mencionó Astral saliendo de su asombro, no podía creer lo que escuchaba, aunque la idea no era nada mala, todo lo contrario, parecía agradarle.

—Es la unión de un ser Astral y un Humano, es claro que pueden suceder muchas cosas. Además, es la unión más pura que he visto. La energía que llega a emanar Yuma es la más fuerte que he sentido. Casi no he podido tocarle sin sentir una pequeña descarga eléctrica. El bebé trata de protegerlo hasta que llegues tú... —Explico Ana con calma al padre primerizo.

—¿Entonces...Puedo tocarle sin sentir de nuevo la sensación de dolor? —Cuestiono Astral acercándose al inconsciente Yuma. El cual ya había dejado de respirar con dificultad.

—Si, sin embargo, tendrás que darle la energía suficiente al bebé y Yuma le dará su energía poco a poco. Después de todo es él quien lo lleva. —De todas las noticias que pudieron haberle dado, esta era impresionante, no, era fascinante. Aun le costaba asimilar la idea de ser padre, pero no era nada que no pudiese digerir después, ahora temía la reacción que tuviera Yuma al respecto.

—¿Cómo le doy mi energía a ambos? —Preguntó con curiosidad a la curandera quien tenía una sonrisa llena de cariño y comprensión.

—Solo con el simple tacto bastara...aunque te recomiendo que te acuestes a un lado de él, terminaras agotado después de darle tu energía. —Instruyo Ana al Rey quién hizo lo mencionado.

Astral entrelazo su mano con la de Yuma, dándose cuenta que en vez de sentir dolor, ahora sentía una extraña sensación de paz y tranquilidad. Las palabras que había dicho Ana eran ciertas. Podía tocar a Yuma sin sentir aquel dolor al tocarle con su forma humana. Al parecer su bebé no le reconocía en su otra forma más que como él era verdaderamente, un ser Astral. Su cuerpo comenzó a emitir un brillo azulado y pudo apreciar el cómo esta energía pasaba de él a Yuma, y que decir de su compañero, su cuerpo también había comenzado a emitir una energía rojiza y está también pasaba a él y a su bebé.

Ambas energías entraron en sintonía, y Astral no podía sentirse más feliz que ahora. Apenas y podía distinguir otra energía, producto de las suyas, pero estaba allí, tenue, casi imperceptible. Ese era la energía de su bebé, su primogénito. Si este era un sueño, no quería despertar nunca. Poco a poco fue cerrando sus ojos, la paz que le inundaba ayudaba a que se quedara dormido. Nunca antes había dormido, pero tenía la impresión de que de ahora en adelante era lo que más iba a disfrutar.

Ana seguía viendo con cariño maternal a ambos padres, y después de que Astral durmiera y de que Yuma se acurrucara a su lado gracias a la energía que Astral le brindaba, salió con sigilo de la habitación otorgándole privacidad a la pareja. A decir verdad, Astral lo había tomado más que bien, otros seres Astrales habían tenido reacciones más violentas. Después de todo, Astral había nacido de una forma diferente que todos. Él no tenía padres, había sido creado a partir de la decisión del Mundo Astral. Así que apostaba a que él iba a ser el que tuviera más dudas acerca de su cría. Y qué decir de Yuma, esperaba que lo aceptara con bien, y que la reacción no fuera tan violenta. Sonrió con felicidad, esperaba poder llevar con bien el embarazo de Yuma. Y con ese pensamiento, fue a terminar algunos pendientes que había dejado con anterioridad.

Notas finales:

Adelanto:


Todos aquellos escalofríos y dolores que creyó terminarían con su vida cesaron casi de un momento a otro. ¿Qué había pasado? 


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