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MIST por chibibeast

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Notas del fanfic:

Bueno, he aquí mi publicación anual xD

Nunca había escrito para Halloween, no es una festividad que celebre o le tome importancia, así que tendrán que soportar mi intento fallido de “suspenso”. Esta historia tuvo 3 versiones en mi cabeza, no estoy satisfecha, pero pudo ser peor ????

Este mes tuve mucho trabajo y poco tiempo libre, por eso este fic es corto. Extraño mis OS de +10,000 palabras

La creatividad murió y no pude inventar buenos códigos para los nombres de estos hombres u.u

Les recuerdo que-> Fanfic participante de la actividad “Una noche de Halloween” del grupo de Facebook The Gazette: "El ataque de las multishippers"

(También en Wattpad)

Notas del capitulo:

¡A LEER!

MIST

 

 “KA-1. Responde, KA-1.”

La voz de un hombre era transmitida a través del intercomunicador. Este era el tercer intento fallido de comunicarse con su compañero. Si no lo conociera, estaría preocupado de que estuviera en peligro… pero, KA-1 era un hombre precavido y evitaba los peligros con maestría.

“Maldita sea, KA-1, ¡responde esa mierda!” La frustración y el enojo eran cada vez más evidentes en la voz de aquel hombre. “Sabes que me surra la vida que no respondas a la primera.”

—Me surra la vida que insistas, sabiendo que te estoy ignorando.—Contestó irritado.

“¡Ya era hora! Si te hablo, no es para oír tu linda voz, sino para decirte algo importante.”

KA-1, suspiró, suponiendo lo que se avecinaba.

—R-3, la última vez que me dijiste algo importante, fue que encontraste una piedra parecida a una mierda, que, ¡oh, sorpresa!, era una mierda fosilizada de quién sabe qué animal.— Recordó con asco.

“Tenías que recordar eso. ¡Fue hace años, hombre!”

—Fue la semana pasada.

“Cómo sea. Esta vez sí es importante, de verdad.”

KA-1, guardó silencio, esperando a lo que su compañero tuviera que decir. No esperaba nada relevante, seguramente, era más de lo mismo de siempre, pero a R-3 le encantaba hacer pausas dramáticas.

“¿Sabes qué fecha es hoy?”

—Suficiente de alargar esto, R-3, dime de una maldita vez o corto la comunicación. Estoy a mitad de la nada en la jodida carretera, a mediodía. El interior del camión es un infierno, el suelo está tan caliente que puedo sentir como las suelas de mis botas se derriten, no corre ni una pequeña brisa de viento y creo que ya estoy alucinando por la deshidratación.— Tenía el camión estacionado a un lado de la carretera, se cubría con la sombra de este del ardiente sol, la puerta del conductor estaba abierta y él estaba sentado en el borde del asiento. Tomó una toalla que estaba en el tablero del camión, la pasó por su rostro y nuca, en un intento vano de limpiar el sudor.

“Bien, bien. Andas muy hablador hoy.” Un gruñido de advertencia le hizo cambiar el tono. “Son dos cosas. Número uno: Hoy, es veintiocho de octubre, así que… ¡Felicidades, amigo mío, por estar cada vez más cerca de la tumba! Y espero que sea por muerte natural.”

Oh, es verdad. Hoy, era su cumpleaños. Solía olvidarlo debido a la carga de trabajo que siempre tenía, más el horario, que no le dejaban mucho tiempo para pensar en cosas triviales. Se sentía bien que alguien recordara un detalle especial tuyo, aunque para él ya no lo era.

“Número dos: En tres días es Halloween.” Mierda. “Dicen las malas lenguas, que, este año, la reunión será en Okinawa y de ahí cada quién partirá hacia el destino asignado. Todavía no se sabe, si los tráileres ya estarán cargados o si tendremos que ir a recoger la carga. Será jodido, igual. El llamado desde la central se hará hoy, en cualquier momento de la tarde o noche, así que debes estar atento.”

—Sí. Gracias por la información.

“Buena suerte con el calor. R-3, ¡out!”

En cuanto su compañero cortó la comunicación, KA-1, despotricó en contra de todo lo habido en la tierra. Especialmente, maldijo a quiénes popularizaron esa celebración tan horrible. Todo era risas y diversión hasta que alguien aparecía muerto o, por el contrario, no aparecía en absoluto. Halloween, era de esas fechas en las que la gente era demasiado vulnerable. Niños y adultos, disfrazados e interactuando con desconocidos, ingiriendo dulces de dudosa procedencia, adentrándose en lugares abandonados solo por la anécdota; sin ser conscientes de las altas probabilidades de correr el mayor peligro de sus vidas. No eran solo vulnerables a manos del mismo ser humano, también de los espíritus. En realidad, KA-1, no creía en los fantasmas, pero había tenido experiencias que le hacían dudar.

Dio un suspiro de alivio cuando vio a la distancia que otro camión se acercaba en la carretera. Pasó una vez más la toalla para limpiar el sudor, bajó del asiento de su camión y caminó hacia el encuentro del otro conductor, cuando este parqueó el vehículo detrás del suyo. Fue un intercambio rápido, ni siquiera necesitaron palabras, un gesto con la cabeza bastó. Entre ambos, cruzaron la mercancía de un camión al otro. Eran cajas, cajas grandes, ninguno sabía lo que contenían y era preferible así.

Una vez completada la tarea, partieron en dirección contraria.

Odiaba este trabajo, pero había cometido errores en su juventud que le estaban pasando cuentas en su adultez.

 

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El llamado de la central fue corto y preciso, todos debían conducir a Okinawa, Galerón TG-4244, el treinta y uno de octubre, a las veintiún horas. Y, ahí, formados en una línea, estaban quince hombres y cinco mujeres, esperando órdenes. Ninguno se saludó ni cruzó miradas, a pesar de conocerse hace años, no era momento para hablar con amiguitos.

Una voz antinatural hizo eco en todo el recinto, dio indicaciones y desapareció tan repentinamente como apareció.

Por una puerta semi oculta en una esquina, otro grupo de personas entró al galerón y distribuyó a cada conductor una identificación y una llave, que daría ignición a su vehículo asignado esa noche. La identificación tenía su foto y el código KA-14280, únicamente. La llave tenía otro conjunto de números grabados, la placa del tráiler. Fueron despachados. En el exterior del galerón, ya no estaban los camiones en los que habían arribado, ahora, estaban los tráileres listos con sus compartimentos.

Se dirigió al suyo, pero fue interceptado por alguien.

—Hey, no pudimos vernos el día de tu cumpleaños y no pude darte tu regalo, así que… ten.— Le extendió una pequeña caja que sacó de su abrigo, tenía los colores y el logo de una pastelería muy popular en la ciudad que R-3 trabajaba, KA-1 la tomó por instinto. —No es lo que realmente me gustaría regalarte, pero creo que es suficiente para hacerte saber que… estoy aquí. —Sonrió, sincero, y se alejó sin esperar una respuesta.

R-34280, era su código. ¿Nombre de nacimiento? Llevaban los suficientes años llamándose por códigos como para olvidarse de sus propios nombres. No eran experimentos ni nada de eso. Tenían que deshacerse de sus identidades reales para funcionar en este negocio. La única razón por la que interactuaron la primera vez fue por la coincidencia de cuatro de sus números, KA-14280 y R-34280, a partir de eso, desarrollaron una extraña amistad a larga distancia con encuentros ocasionales y pláticas a través del intercomunicador de sus vehículos.

KA-1, se adentró al tráiler asignado. Abrió la cajita, dentro había un cupcake sencillo que a primera vista no parecía muy apetecible, sonrió, dio un pequeño mordisco y su sospecha se confirmó. Dado el sabor y la consistencia, tanto del pan como del betún, R-3 lo hizo él mismo desde cero. No sabía rico, tampoco sabía tan feo. El gesto le trajo recuerdos de su infancia y adolescencia, antes de que su madre y abuela partieran de este mundo. Regresó el cupcake a la caja y la puso en el tablero.

Murmuró el agradecimiento que no pudo dar antes. Respiró hondo y se puso en marcha.

En el tablero del tráiler, había pegado un papel con el resto de indicaciones: la dirección del lugar, la hora de llegada del cargamento, el nombre del encargado y el próximo destino. El recorrido abarcaba el rodear una montaña, muchas curvas, acantilados… Genial.

 

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Normalmente, detestaba la carretera durante el día, más durante la noche… la odiaba.

Tenía que conducir tres horas para llegar a la siguiente ciudad. El cupcake yacía siendo ingerido en su estómago, esperaba que no le causara estragos gástricos. En la radio se reproducía “True Blue” de Luna Sea, a un volumen moderado. En la carretera, solo iba él… eso no se sentía bien. Había oído las historias de algunos colegas sobre ocurrencias extrañas, demasiado específicas, durante sus viajes. A veces, sucedían situaciones parecidas que le dejaban confundido y un poco asustado, trataba de convencerse de que se estaba sugestionando y que todo era invención de su cerebro tonto. Sin embargo, había cosas que uno no podía ignorar.

Las leyendas urbanas, eran solo eso, leyendas. Historias que la gente inventaba para asustar a los niños o a los adultos más crédulos. KA-1, no era ninguno de esos, pero… la mujer vestida de blanco y cabellos alborotados, a un costado de la carretera, haciéndole parada con una mirada de terror y viendo hacia todas partes, como si algo o alguien le fuese a saltar encima en cualquier momento… le causaba dudas. ¿Era una persona real en peligro real? ¿O era un espectro que buscaba hacerle daño? KA-1, no era cobarde, prefería mantener su integridad intacta.

A los segundos de pasarla de largo, el grito más lamentable y angustiado rasgó el silencio de la noche.

Podía escuchar las palpitaciones aceleradas de su corazón, su espalda estaba erguida, todo su cuerpo tenso y sus manos apretaban el volante con tanta fuerza, que las sentía temblar.

¿Miedo? ¿Impotencia? ¿Arrepentimiento?

No le dio tiempo a identificar cómo se sentía… porque algo más ocurrió.

Acababa de atropellar a alguien… en la carretera, en medio de la nada, siendo madrugada. El primer contacto fue estridente, el cuerpo no estaba en el frente del tráiler, sino debajo de él. Podía sentir de manera lejana como las ocho llantas del lado izquierdo, pasaban encima del cuerpo de… no sabía si de un animal o una persona. No se detuvo. Muchas anécdotas, muchos consejos referente a este tipo de casos: “Nunca te detengas. Los problemas con la policía, son temporales. Los problemas con los sobrenatural, son para la eternidad.”

Lo más probable era que su mente le estuviera jugando una mala pasada.

El intercomunicador chasqueó, estática fue lo único que escuchó durante casi diez segundos. Tragó saliva, pensó: Ahora, ¿qué?

“K… A…”

Contuvo la respiración. Había mucha estática, apenas pudo captar dos letras. No era la voz de R-3, no sincronizaron radios… No habría manera de que él pudiera contactarle, a menos que…

“KA… 1…”

—¡Vete a la mierda! ¡Deja de joder, no estoy de humor! —Contestó y cortó la comunicación igual de rápido.

El intercomunicador chasqueó, de nuevo. Esta vez, sin estática. La risa de R-3 se oía clara, acompañada por la de alguien más.

“Eres tan cruel con nosotros.” La otra persona decía entre risas.

—No me jodas, UR-0. No estoy teniendo un buena noche como al parecer ustedes sí.

UR-04280, como otra mala coincidencia.

“Ni tan buena. La carga todavía no llega y tengo que conducir cuatro horas más.”

—Pues, no te entretengas conmigo. Tenía curiosidad de cómo lograste llamarme, pero ya no me importa. Adiós. —Cortó, antes de oírles otra estupidez.

Si esos dos estaban juntos, quería decir que la carga de esa ciudad era más grande. No estaba enojado con ellos, a pesar de su bromita. Así que les deseaba suerte, en el caso de que se encontraran con situaciones como las que le acababan de pasar.

El resto del trayecto no tuvo mayores contratiempos. Después del silencio y la oscuridad, se relajó al entrar a luz y el bullicio de la ciudad.

Ver a tanta gente disfrazada le hacía sentir incomodo, esa vulnerabilidad no le gustaba. Las calles estaban abarrotadas de gente y decoraciones de Halloween. A cada calle avanzada, había niños disfrazados corriendo con dulces las manos, adolescentes y adultos disfrazados bromeando, consumiendo alcohol, en la oscuridad de los callejones y entre la multitud… se ocultaba lo perverso.

Un tráiler no debería pasar dónde hay tanta aglomeración de gente, pero había calles cerradas y los vehículos tenían que seguir desvíos, por lo que nadie se extrañó al ver el voluminoso transporte.

Conforme avanzaba, las calles se volvían áridas, cada vez menos gente y edificios… hasta llegar al lugar acordado en Okinawa. Estacionó el tráiler en el área marcada, apagó la radio y bajó.

—¿Mala noche? —Le recibió, quien parecía ser el encargado. AO-14379, también transportaba lo que fuese solicitado.

—Como no te imaginas. La peor fecha del año. —El encargo no había llegado, le tocaría esperar.

—El peor mes, diría yo. Los tres últimos meses del año son horribles, pero octubre tiene ese detalle que lo hace siniestro.

—Exacto. Creo que machaqué a un espectro o lo que sea en el camino. —Contó, mientras empinaba una botella de agua que le ofreció AO-1. 

—Espero que no haya sido mientras atravesabas la ciudad. —Rió.

—No. Lo que vi fue a una Sachiko entre las piernas de una Kuchisake-Onna. —Vació la botella de agua y la puso encima de un barril cercano.

—Vaya show.

A los minutos, la mercancía a transportar arribó.

AO-1 y KA-1, se movieron hacia el frente del tráiler, mientras el contenedor de este era abierto y otros introducían la mercancía.

Los transportadores tenían una regla implícita: Mantente ignorante de lo que hay en el contenedor. ¿Escuchaste algo? No, no lo hiciste.

La curiosidad era tu peor enemigo.

Rodaban rumores de que tres o cinco transportadores vieron el interior de los contenedores o los habían abierto y jamás se les volvió a ver. Si se les volvió a ver, no fue respirando… o completos. La mayoría juraba que eran puras invenciones para asustarles y nadie tuviera pruebas para ir en contra de la compañía. De alguna manera, había quienes intuían lo que guardaban en el interior y decían que lo mejor era guardar la empatía para sí mismos.

Una vez recibida la señal de “OK”, AO-1 selló unos documentos, luego los entregó a KA-1. No los leyó, nunca los leía, de todos modos, no eran para él.

Se despidió, subió al asiento de conductor del tráiler y dio inicio a un nuevo viaje.

 

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La carretera no era amiga de nadie, especialmente de madrugada.

Dos horas tenía que conducir hasta el lugar de destino. Dos horas. Apenas llevaba media hora, cuando tuvo que aparcar a un costado porque sus riñones decidieron que ese era el mejor momento para liberar líquido. Hizo lo suyo en el tronco de un árbol, acomodó su ropa interior y pantalón, justo antes de voltear hacia el tráiler, oyó un fuerte golpe contra el metal. Dio un brinquito por el susto, el corazón lo sentía en los oídos.

¡¿Qué demonios fue eso?!

En efecto, ¿qué demonios?

No estaba seguro de querer voltear. Incluso el más escéptico a los fantasmas y crípticos, se le irían las gónadas a la garganta, si oyera un golpe seco mientras está solo y a oscuras en la carretera rodeada de árboles.

Tragó saliva, respiró hondo y se preparó para lo que fuera que hubiese ahí.

Al voltear, había… nada. El camino seguía igual de desierto que antes. Revisó el exterior del contenedor con la vista… nada, ni un solo rasguño o abolladura.

Giró, lentamente, sobre su propio eje para asegurarse de que estaba realmente solo.

Por Dios, definitivamente, esta estaba siendo su peor jornada.

Caminó a pasos rápidos, pero no tanto como para notarse su desconfianza. Subió al asiento del conductor, abrochó el cinturón de seguridad, puso las manos sobre el volante y tomó un par de respiros antes de poner el motor en marcha, nuevamente.

Tuvo quince minutos de silencio. El llanto de un bebé inundó sus oídos, seguido del mismo ruido de antes. El golpe fue tan fuerte que sintió el tráiler sacudirse.

Maldita sea. Ya pasó el treinta y uno de octubre, ya estamos en la madrugada de noviembre. Todos los portales a otras dimensiones que se abrieron, según la gente que cree en eso, ya deberían estar cerrados. —Pensó.

Siguió conduciendo, el golpe no volvió y el llanto del bebé paró.

Esto no terminará jamás.

Cientos de escalofríos le recorrieron la mitad del cuerpo, el lado derecho para ser precisos. No era el viento frío, las ventanas iban cerradas. El aire acondicionado, iba en el mínimo. No le gustaba hacia dónde lo guiaba su imaginación. Vio de reojo hacia el asiento del copiloto, vacío. Eso no lo relajó, en absoluto.

Levantó el brazo derecho y puso la mano en su cabeza, enredando los dedos entre las hebras oscuras. Agitó un poco la palma, se detuvo al sentir una viscosidad tibia cerca de su frente. Quitó la mano, asustado de lo que podría ser, … estaba limpia. No entendía lo que sucedía. La frustración y, no quería admitirlo, el miedo le estaban haciendo sentir mal, muy mal.

Necesitaba aire fresco, pero su instinto le decía que el interior del tráiler era más seguro que la desolada carretera.

¿Cuánto faltaba para llegar a su destino?

Dirigió la mirada hacia el reloj en el tablero, cuarenta minutos más de viaje y arribaría a la frontera de la ciudad. Con eso, la calma volvió un poco a él. Unos cuántos kilómetros más, tendría que soportar esa sensación de persecución y vigilancia un poco más.

Pensaba estarse contradiciendo en todo lo que creía y lo que no. Primero, no creía en los fantasmas. Luego, lo dudó. Ahora, tenía terror de que fuesen reales y quisieran lastimarle. No era su primer viaje en solitario, no era su primer Halloween conduciendo y, ciertamente, no era la primera vez que la carretera se cubría complemente de niebla y le obstruía la precepción de su alrededor… Espera… Sí, era la primera vez que esto pasaba. La niebla era bastante común, particularmente en localidades con clima frío; sin embargo, en estando cerca de la ciudad no era tan perceptible ni de noche ni en el alba. Lo lógico sería desacelerar, tener cuidado con las curvas, ya que aún seguía en terreno montañoso. Movió el pie sobre el pedal, queriendo frenar, pero sintió perder el control de su propio cuerpo. En vez de pisar el freno, el pie contrario fue movido y el acelerador fue pisado con tal ahínco que causó dolor a su extremidad.

Su respiración se cortó al darse cuenta de lo que eso significaba. Su mente quedó en blanco.

 

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—¿Tú qué opinas? —No prestó atención a la conversación, por lo que su respuesta fue una mirada confundida. —R-3, estás aquí físicamente, pero no mentalmente.

—Ah, ¿supongo?

UR-0 dijo algo entre dientes y procedió a ver a la distancia, molesto. Se encontraban sentados en el área de descanso del almacén en que habían sido ubicados ese día.

—R-3, hablamos sobre lo que ocurrió con KA-1. —explicó, AO-1.

Cierto. Desde la noche del treinta y uno de octubre, luego de que UR-0 y él le jugaran una broma a KA-1, no sabían nada de él. Casi un mes transcurrió. Circulaban rumores respecto a su desaparición, R-3, no creía ninguno.

El que más aborrecía era aquel que decía: “Seguro robó la mercancía, ¿qué otra salida le quedaba a un pobre diablo como él?”

R-3, sabía que KA-1 no haría eso, era demasiado arriesgado y él apreciaba mucho su vida.

—Él no…

La conversación fue interrumpida por uno de sus colegas.

—Mírenme todo lo mal que quieran, pero tienen que ver esto. —Tomó el control remoto de la televisión, presionó el botón de encendido y procedió a buscar el canal de noticias nacional.

[Un tráiler con placa no registrada, fue encontrado por locales en las afueras de la ciudad de-] —Otras personas entraron a la sala— [(…) La policía local fue contactada de inmediato y acudió al llamado. A nuestras cámaras, no les fue permitido acercarse debido a lo grotesca que lucía la escena. Por lo visto en la zona, el conductor, parece haber perdido el control del vehículo, lo que le guió a caer por el acantilado. Las autoridades investigan, no solo la causa del accidente, sino también los cadáveres encontrados en la escena, exceptuando el del conductor.]

La voz de la presentadora de noticias se oía de fondo, mas, ya nadie prestaba atención.

—¿Creen que haya logrado salir, antes de que el tráiler cayera? —R-3, se negaba a pensar lo contrario. UR-0, puso una mano sobre su hombro, a modo de consuelo.

[Nos indican que esta noticia podría estar relacionada a la desaparición de una gran cantidad de personas a lo largo del país, el día treinta y uno de octubre del corriente año. Ya se encuentran, en el área, algunas familias de las ciudades y pueblos aledaños, luchando por acercarse a reconocer a sus familiares. Hay una fuerte presencia policial que impide el paso. Los cadáveres están siendo extraídos por especialistas. Esta persona, cuando sea encontrada, será juzgada duramente por la justicia. Les mantendremos actualizados, conforme los datos sean revelados.]

El pesado silencio inundó la sala de descanso, mientras otras noticias poco relevantes para ellos eran transmitidas.

Cuatro días después, un cadáver más fue recuperado. Lo encontraron a tres kilómetros de la zona del accidente, aproximadamente.

 

La sonrisa más hermosa había sido borrada de este mundo.

Notas finales:

No quiero que desaparezca la sonrisa más preciosa e inigualable. Ay, me lastimé yo misma ToT


Lo más irreal de esto, es que yo haya tenido inspiración para escribir tanta bobada xD


Por si mi falta de práctica en la escritura no transmitió bien los temas, se hace alusión a: Trata de blancas, Dos leyendas japonesas (Sachiko y Onna), Actividades paranormales (espitirus??? malignos muajaja) aunque puede ser interpretado como uso involuntario de dr0gas (el cupcake).


Muchas gracias por leer.


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