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El Giratiempos Roto. por aerosoul

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Notas del capitulo:

Hola a todos!!!!!!!!!!!!! Este es un cap de reyeno, pero ya se viene lo bueno X♥ Gracias por leer Y por los HERMOSOS RR!!!!!!!!!!!!

El fuego lamía los ladrillos de las paredes de las casas, dejando una huella negra a su paso y haciendo un festín de los tejados y objetos combustibles en sus interiores.

Harry Potter sentía que sus ojos ardían como si alguien hubiera restregado una cebolla con limón directamente en sus glóbulos oculares. O como si alguien le hubiera dicho, hacía tres días, que iba a besar a Draco Malfoy…

El moreno intentó ponerse de pie después de que una cuarta parte de pared le cayera prácticamente en la cabeza. Tosiendo, lo suficientemente mareado como para desmayarse, apenas enderezarse, volvió a caer.

“Nunca mas volveré a quejarme de la contaminación de Londres si salgo de esta.”

A su alrededor los gritos y llantos comenzaron a menguar, pero el Gryffindor no sabía si era por que los bárbaros se habían ido… o todos habían muerto… o simplemente se estaba quedando sordo. Para mas INRI, sangraba de la cabeza y… ¿no era que estaba amaneciendo? Todo estaba oscuro.

“Ya. No traigo puestas mis gafas.”

Harry se desplomó a escasos centímetros de la pared que casi le mata. Quizá fuera la falta de oxigeno, el desangramiento, o las dos cosas juntas, pero si eso no lo mataba, lo haría el fuego, de todas formas.

“Vamos, Harry,” decía una vocecilla en su cabeza. “Hemos pasado cosas peores. ¿No enfrentamos a tropecientos dementores? ¿No estuvimos cara a cara con mortífagos? ¿No estuvimos cara a cara con la muerte cuando él regresó? Ahora no me dirás que no podemos con esta. ¿Vamos a dejar a Draco a su suerte? ¿A que esperamos? ¿a que caiga Dumbledore del cielo y nos rescate? No, Harry, aquí no está ni él, ni Ron ni Hermione…”

- Vale, oficialmente me he vuelto loco - susurró el moreno, para sí, haciendo acopio de fuerzas de donde no las había. - Solo por que se lo he prometido a Draco… y por que quiero hacer pipi…

Draco Malfoy ya no sabía cuántas horas llevaba montado en aquel animalón. Estaba aletargado por un llanto que se negaría hasta la muerte.

“Harry va a estar bien,” intentaba convencerse. Pensar lo contrarío le haría entrar en pánico y lo mas seguro era que terminara contándole su vida al gigante aquel. Pero lo primero que haría al regresar al mundo mágico de Londres de 1996, lo primero que haría sería demandar a su terapeuta por daños psicológicos.

Detrás de ellos iban otros bárbaros con mujeres y niñas secuestradas. El horizonte que dejaban atrás se había tornado tan negro como a Draco le parecía su futuro. Lo peor de todo, quizá, era que no sabía que esperar de aquellos tíos. ¿Qué esperar de aquella noche? ¿Qué esperar del nuevo día? Seguro iba a morir sin volver a ver a Harry Potter, a sus padres, a Pansy, a la gata de la señora Norris, a Harry Potter…

- ¿Dónde estamos? - escuchó que la tía secuestrada de hasta atrás, preguntaba por enésima vez. - ¿ya casi llegamos?

Malfoy chasqueó la lengua y puso los ojos en blanco.

“¡Que alguien la mate de una puta vez, por favor, y nos ahorre el sufrimiento.”

Se limpió el sudor que le escurría por el puente de la nariz. Hacía un calos de puta madre y ni hablar de la humedad, que a pesar del suave viento, le hacía sentir que se estaba derritiendo literalmente.

- ¿Ya casi llegamos?

- ¡Que no, que no! - gritó Draco, deseando que alguien le liberara y le pusiera en las manos un cuchillo muy filoso. Sería indulgente: solo le rebanaría la garganta, la vería desangrarse y se volvería a subir al caballo para enfrentar su destino mas resignadamente. - ¡Y como no te calles, te voy a arrancar uno a uno los cabellos y luego voy a seguir con las cejas y luego con…! No, con eso no. ¡Mejor con…! No, eso tampoco. ¡Ah, ya sé! ¡Sí! No, mejor no… ¡¡Qué asco!!

El rubio estaba seguro de que su cordura se había quedado en Hogwarts, en el primer cajón del escritorio del despacho del directo, junto con su varita.

La tía de hasta atrás sollozó, atemorizada, y las demás prisioneras miraron al Slytherin de muy mala leche.

- No lo toméis en cuanta - dijo una de ellas -. Está acojonado por lo que le van a hacer.

- ¿Ah sí? - inquirió el rubio, elevando una ceja al cielo. - ¿Y tú que sabes que me van a hacer?

- He oído rumores - contestó la muchacha, con indiferencia. - Se que a los jóvenes como tú…

- Define “como tú.”

Esta vez fue ella quien puso los ojos en blanco.

- Amanerado, afeminado, invertido… tú elige.

Draco soportó las ganas de desarmar al gigante y decapitar a la mujer, solo por que realmente tenía curiosidad por saber que era lo que la tía esa sabía.

- Vale. Y ¿Qué me van a hacer según tú?

La joven rió, disfrutando claramente aquel momento. Y sin borrar su sonrisa, contestó:

- Te van a quitar toooodo lo que no vas a usar.

- Pues eso no suena aterrador - aseguró Malfoy, sonriendo, muy seguro de sus palabras. - No tengo nada que me quiten.

- No te enteras de nada ¿verdad, cariño? - intervino otra, con sorna. - Te van a “cortar” todo lo que no quieran que uses.

Draco, por mas que le buscaba no le hallaba. Seguro ese par de idiotas no sabía de lo que…

Y como un rayo en la oscuridad de una noche tormentosa, la iluminación le llegó de golpe.

- ¡¡NOOOOOOOOOOOOO…OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!! - chilló el rubio mientras los gigantes y las secuestradas reían de él. - ¡¡Seré niño bueno!! ¡Se que lo he prometido muchas veces, como cuando tenía cinco años y cambie los polvos Flu de mi padre por pólvora y acusé a Dobby, pero es que, hubierais visto a mi padre - decía en tono soñador, con una gran sonrisa -. Fue inolvidable como se revolcaba…

Los gritos regresaron poco a poco a sus oídos, como si alguien subiera el volumen a una radio. Aun veía borroso, por lo que dedujo que seguía sin gafas.

“ Putas gafas. En cuanto regrese a Hogwarts me voy a cambiar los ojos.”

¿Se podría? Quizá sí. Ahora que lo pensaba, era el único con gafas…

“El único menor de cien años con gafas… ¿o es que McGonagall tiene menos de un siglo de vida? Aunque, claro, nunca cambiaría mis ojos por nada. Son el único recuerdo de mi madre.”

Además, estaba seguro que McGonagall y Dumbledore usaban gafas por que les daba personalidad: ella tenía ojos de gato y él veía a través de la capa de imbecilidad de los alumnos.

Recordó que se estaba quemando y antes de levantarse, decidió revolcarse en la tierra hasta que el calor en sus piernas menguó y se puso de pie de un salto. Poniendo los ojos en blanco, se arrodilló y se puso a cuatro patas para tantear el suelo en busca de sus preciados ojos de cristal, justo a tiempo de que una flecha volara por donde antes estuviera su entrecejo.

Escuchaba y sentía las carreras de los demás a su paso y un pisotón que no le paso para nada desapercibido. Escuchó un “crack” y (lo peor no fue oírlo) lo sintió. Reprimió un grito, seguro de que, por lo menos se habría roto los últimos tres dedos de la mano derecha.

-¡La madre que os parió!

Y enseguida un “crack” mas suave, pero que a pesar de no haberlo hecho ninguna parte de su cuerpo, le dolió hasta el alma.

Apresurado, llevó su mano ilesa en dirección al sonido y descubrió sus gafas… o lo que quedaba de ellas. Se las llevó a los ojos y, tal como esperaba, uno de los cristales había pasado a mejor vida.

“Mierda”

Se puso de pie y observó con horror como media ciudad era consumida por el fuego. No, en realidad no. Se puso el cristal en el otro ojo y descubrió que también la otra mitad estaba siendo consumida por las llamas.

Una joven mujer pasó corriendo frente a él, con el largo cabello revuelto y su vestido verde hecho girones. Detrás de ella corría un gigantesco caballo negro que hacía juego con su jinete. La mujer volteó sin detenerse, a ver a su perseguidor y el moreno alcanzó a notar lo aterrada que estaba. En un segundo el jinete la había tomado por los cabellos y la subió a su caballo.

Harry dio un paso en su dirección pero alcanzó a escuchar el zumbido del aire al ser cortado. Se echó atrás, de nuevo, a tiempo de salvarse de ser decapitado. En su lugar, el hacha hizo un ligero corte oblicuo en su cuello. El moreno reaccionó y cogió el hacha por el mango, halando con fuerza, y el mastodonte que montaba un caballo blanco, cayó de bruces.

Con todo y dolor, empuñó el arma con su mano rota y la arrojó a las patas del caballo negro, que se doblaron enseguida, haciendo que el jinete saliera volando por los aires. Lo malo fue que la secuestrada también salió disparada, pero el tío del monóculo vio con alivio, como apenas tocar tierra, la mujer giró sobre sí y echó a correr.

Vale, ahora volver a Draco…

El nombre murió en los delgados labios del Gryffindor al sentir tras de sí la titánica presencia del mastodonte Cortacabezas. El aliento “Háblame de ladito si no es molestia” de aquel tío, le golpeaba la nuca y le escuchaba respirar como un toro a punto de atacar al idiota en el corral vestido de rojo.

Y él era el idiota en el corral vestido de rojo…

- … y la tía Belatrix me ha mirado como si yo hubiera tenido la culpa. Y la verdad era que si la había tenido pero…

- ¿Falta mucho para que se calle, digo, para que lleguemos? - preguntó el jinete del caballo de atrás, con una voz de caverna y, evidentemente fastidiado.

Las secuestradas ya se habían dormido desde hacía un buen rato, pero a Malfoy le daba igual, por que, igual, ni se enteraba de nada.

- Por fortuna, parece que sí - contestó el gigante que llevaba a Draco, suspirando. Era la primera vez que alguien le ocasionaba dolor de cabeza. - Ya alcanzo a ver la ciudadela.

- Es un alivio - admitió Otro gigante. - Como siga hablando le voy a tener que cortar la lengua, y no nos darán ni un rubí por él.

- ¿Lengua? - preguntó el Rubito Adorable. - Recuerdo la vez que he escondido la muestra de lenguas del Profesor Snape que usaba para…

- ¡¡Ahhhhhh…!! - gruñeron los bárbaros dándose una leche en la frente.

Y una hora y mucho dolor de cabeza después…

-… Y no era que yo quisiera besarlo realmente, pero se dio así, y él no se quejó. Es decir, no me rechazó. Y además, tampoco fue un beso, fue un accidente pero el insistió en verlo así. Y ya os digo: él me metió dos dedos… allí, primero, y luego dice que fue un accidente, pero ¿Quién me lo puede asegurar que no venía planeando desde el principio? ¿Os ha pasado?

El bárbaro que le llevaba, de pronto estaba rojo hasta las orejas y, como quien no quiere la cosa, volteó a ver al bárbaro detrás de él, repentinamente sonrojado también, y tras cruzar una fugaz mirada, ambos negaron vehementemente.

- Pues a mi me parece que él podría sentir algo por ti - - dijo el bárbaro que le llevaba, y el de atrás estuvo de acuerdo.

- Es que ya no sé. Se supone que lo odio pero ha comenzado a…

- ¿Gustarte? - preguntó la tía de hasta atrás, que no tenía mucho despierta, pero ahora tenía toda su atención en la charla, como otras tantas.

- No. Vale, sí. Pero no de la manera que pensáis - replicó el rubio, un tanto sonrojado. - Es un idiota la mayoría de las veces y siempre me ha querido dejar en ridículo, sobre todo andando con Weasley y Granger: la comadreja y la sabelotodo.

- ¿La comadreja y la sabelotodo son sus mascotas? - preguntó la mujer de las amenazas.

- Sí… y no. Son sus amigos, por desgracia. Se creen la última cerveza de mantequilla del desierto - aseguró con desden. - Como si ser amigos de Harry los hiciera especiales o algo así…

- Pues yo creo que tienes envidia de ellos - especuló su captor.

- ¡¿Envidia?! ¡¿Yo?! - bramó Draco, como si le hubieran herido de muerte. - ¿De ellos? Primero sentiría envidia de Eva Huérfana de padre y medre.

- Míralo de este modo - continuó el de atrás -: ¿Qué es la envidia sino el deseo de lo que posee otra persona? La tal comadreja y la tal sabelotodo tienen una amistad con el tío este que te gusta y…

- ¡Que no me gusta!

- … te molesta por que ellos tienen lo que tú no: su constante atención.

- ¿De casualidad conoces a mi terapeuta? ¿no? Pues hablas igual que él.

- Ahora, de la envidia a los celos hay solo un paso - continuó el de atrás y la mayoría de los presentes estuvo de acuerdo.

- ¡Ah, no! Acepto lo de la envidia, pero los celos nunca. - aseguró Draco, reacomodándose en su lugar. Ya no sentía las piernas desde hacía un rato y le dolían las costillas - . No estoy colado de él ¿vale? Simplemente me gusta. No es para que arda Troya, ¿o sí?

- ¡Claro que no! -dijo su captor. - Esos tíos no tienen la culpa de nada.

- Era un decir - se defendió el rubio, revirando los ojos.

- Aun así - prosiguió la tía de hasta atrás - creo que lo importante es que acabas de aceptar que te gusta.

- ¡Claro que no! - rebatió Malfoy, acalorado. -Yo nunca aceptaría algo así. Ni aunque me dieran Veritaserum.

-¿ Por qué los tíos tienen que ser tan difíciles? - preguntó otra de las capturadas. -

- Nunca podéis aceptar vuestros sentimientos - concordó otra, en tono mosqueado.

- Y que decís de que nunca pueden pedir una puta indicación para llegar a algún lugar - comentó otra mas. - El verano pasado mi primo y yo íbamos a Egipto y nos perdimos en el camino. El muy cabezón…

- Ejem… Sí, esto… - Malfoy levantó sus manos atadas para que le hicieran caso. - Creo que os habéis desviado del tema.

- Cierto - declaró el de atrás. - Pero, el caso aquí, es que no te podemos ayudar si primero no aceptas que te gusta el tío.

Malfoy lo pensó un momento. ¡Es que ¿Por qué coño tenían que hacer una tormenta en un vaso de agua?!

- Supongamos… solo por suponer, ¡¡No estoy aceptando nada!! que me gusta un poquito…

- ¡¿Lo has visto?! - exclamó uno de los captores. - ¡¿Qué te ha costado admitirlo?! ¡Estás enamorado!

- ¿Alguien quiere cambiar de tema? - preguntó el rubio, levantando su dedo, ya que él sí.

¿Dónde estaba la estúpida espada de Gryffindor cuando se le necesitaba? Vale. No era estúpida pero Potter no tenía una espada con que defenderse del mastodonte corta cabezas que tenía una espada casi del tamaño largo del moreno.

No quería lloriquear en ese momento, pero le dolía la mano (que algún imbécil había pisado y roto) y el cuello que sangraba como regadera (tampoco era para tanto, no se iba a desangrar ¡Merlín, no! Pero dolía) y apenas si veía con su nuevo monóculo (eso de nuevo es solo un sarcasmo…).

Y tener la cabeza entre el suelo y el gigantesco pie del mastodonte no ayudaba en nada.

- No te muevas - pidió el bárbaro, acomodando su espadita de forma que, cuando bajara a la velocidad de la luz, separaría la cabeza de Harry de su cuello. - Esto no te va a doler… mucho.

Y el tío se echó a reír maniáticamente.

“Harry, muévete.”

- Estoy en eso - rezongó a sí mismo. - No presiones.

“ ¿y como vamos a salir de esta? Yo te diré como: ¡Sin cabeza!”

- Ja-ja-ja. - ironizó Harry, pero de inmediato se olvido de su conciencia para pasar saliva por última vez. El mastodonte, sin dejar de reír, se preparó para dar el golpe final. Harry cerró los ojos con fuerza, en espera de su irremediable muerte cuando se le vino a la mente la promesa que le hiciera a Draco. Esa de que le protegería. Esa de que cuidaría de él.

Bien, pues aun no era tiempo de empezar a romper promesas…

Harry intentó desestabilizar al mastodonte, pero parecía pesar una tonelada. No podía respirar con ese pie apretando su garganta. Y la espada ya bajaba directo a su yugular… Potter estaba por resignarse a lo peor cuando escuchó el agudo grito y sintió que su cuello era liberado. Abrió los ojos para descubrir a la misma mujer del vestido verde, golpeando salvajemente al mastodonte y la pequeña niña que había salvado del gigantón, que golpeaba desaforadamente con sus pequeñas manitas, las pantorrillas del corta cabezas. El mastodonte sujetó a la mujer de los cabellos y pateó a la niña lo mas lejos que pudo… bueno, pues no debió hacer eso.

Aquella fue una verdadera explosión de magia.

Harry sintió como si un millón de agujas atravesaran su corazón, explotara en trillones de fragmentos y al salir de su pecho se convirtieran en aire. A su paso el fuego se extinguió como “por arte de magia” y tanto bárbaros como sobrevivientes de la masacre tuvieron que echarse pecho a tierra para no salir volando. El mastodonte no corrió con tan buena suerte y una construcción casi en ruinas, le vino encima. La mujer cogió a la niña contra su pecho para ponerla a salvo de aquel mágico viento, y a rastras se acercó a Potter para abrazarse de una de sus piernas. Los bárbaros, completamente lívidos y evidentemente aterrados, se largaron cagando leches, tan apanicados que algunos dejaron sus caballos.

Después de eso todo fue negro y silencioso.

Al despertar Potter tenía la sensación de que olvidaba algo muy, pero que muy importante. Medio cielo brillaba sobre sus ojos (aunque en realidad, todo el cielo brillaba), y el frío nocturno golpeaba duramente cada centímetro de su cuerpo, acentuando uno que otro dolor, como el de su mano, que ahora estaba envuelta en algo parecido a algodón virgen.

- ¡Has despertado! - dijo una mujer, acercándose a él con algo en las manos.- Pensé que morirías - dijo esta, ayudando a que se sentara y le tendió una vasija con agua que el moreno no dudó en tomar. - Llevas todo el día inconciente.

Harry no tardó en darse cuenta que era la misma mujer que le había salvado de morir decapitado. Llevaba el mismo vestido hecho jirones y el rostro lleno de hollín.

- Me salvaste la vida - dijo el Gryffindor, sintiéndose un completo idiota. Se suponía que era él quien salvaba vidas.

- Sí - admitió la mujer y extendió la mano a la oscuridad de la noche. Una pequeña silueta se asomó entre ella y tímidamente se acercó a ellos. - Pero tú nos has salvado la vida a mi hija y a mi.

Harry no podía sentirse mas agradecido y humillado a la vez. Exactamente como cuando Draco le salvó la vida de morir ahogado…

“¡Ay mi madre! Draco…”

Harry se puso de pie con algo de dificultad.

- Tranquilo - pidió la mujer, colocando una mano sobre el hombro del muchacho para que se recostara otra vez.- Necesitas descansar y comer - dijo, entregándole una fuente con dátiles y sésamos.

Pero Potter no quería descansar ni mucho menos comer. Quería a su Rubio Favorito y lo quería ahora mismo.

- Gracias, pero debo encontrar a alguien - aseguró, poniéndose completamente en pie.

La mujer sonrió con ternura, maternalmente quizá, y asintió.

- ¿Quién es ella? - quiso saber.

Harry volteó en todas direcciones en busca de la persona a la que hacía referencia la mujer.

- ¿Quién?

- ¿La joven que ha robado tu corazón?

Harry sonrió al imaginarse la reacción que tendría Draco si supiera que alguien lo había llamado “la joven.”

- Es un él - dijo el moreno echándose a andar.- Y debe de estar esperándome tras una estatua de un tío narizón.

La mujer que estaba a punto de engullir un dátil, lo miró con los ojos como platos y tragó duro. La niña que se abrazaba a su pierna ya se había comido todos los sésamos de la fuente.

A Potter no le hizo ni pizca de gracia la reacción de la mujer.

- ¿Era un joven de cabellos dorados y ojos de cielo? - preguntó, con pinta de que algo le dolía mucho.

- Sí - dijo Harry, con recelo. - ¿Sabe donde está?

La mujer asintió, aun con dolor, y se mordió un labio antes de contestar.

- Los masagetas lo han cogido.

- Los masa… ¡¿Qué?! - exclamó Harry echándose a correr, pero, de pronto una pared se le atravesó en el camino sin aviso alguno.

Sobándose la frente se urgió a encontrar otros cristales para sus gafas.

….

El desierto estéril se expandía bajo horizontes nocturnos que parecían puertas a abismos infinitos.

Cuando aquel grupo de bárbaros llegó a la puerta de la ciudad, la negrura de la noche había caído en todo su esplendor y los ciudadanos se hacían a la tarea de encender antorchas y lámparas de aceite para llevar un poco de luz a los hogares y las calles.

Malfoy no notó que hombres y mujeres lo observaban como si de un filete muy jugoso se tratara.

Y no lo notó por que iba enfrascado en su charla con los captores y las secuestradas.

- …no es que la odie al punto de desearle la muerte - aclaró el rubio. - Vale, al menos no todos los días. Incluso, hace tres años… no, dos años, se podría decir que le he salvado la vida en el mundial de Quidditch, cuando los mortífagos atacaban a los muggles. ¿Quién les avisó? ¡Yo! ¿Y me lo agradecieron? ¡No! Me lo ha tomado a mal como siempre. ¿Qué puedo hacer yo mas que defenderme?

- Quizá sea un malentendido - especuló la tía de hasta atrás. - Quizá ambos os entendéis mal.

- ¿Así que opináis que durante todos estos años nos hemos machacado la vida por que nos malentendemos?

- ¡Sí! - corearon todos.

El rubio lo pensó por un momento. Sería imposible que fuera así. Por un lado él era un Malfoy y con eso lo decía todo. Por otro lado, Potter era un mestizo (que en lo personal a él no le importaba mucho) amigo y defensor de sangre sucia, criaturas y demases, que siempre quería ser el héroe de todo mundo. Pero cuando él le necesito ¿Dónde coño estaba?

- Aun así es imposible - dijo Draco con ecumenidad, - Cuando volvamos a casa todo quedara atrás y volveremos a pelear por cualquier tontería…

- Eso es lo de menos - resopló su captor, en medio de una risita sardónica. - Mi abuelo siempre se ha llevado del garrote con mi abuela y eso no les ha impedido tener treintidos hijos.

- Me imagino que los abuelos de todos - dijo una de las capturadas y todos se echaron a reír.

Malfoy sintió ganas de mandar a todos a tomar por culo, solo por meterle en la mente la idea de Harry y él en una cópula salvaje de cuerpos sudorosos y orgasmos mágicos de toda la noche.

- Del modo que sea, ni siquiera sé si está vivo - admitió el rubio, con un nudo en el estómago y la garganta.

Los bárbaros y las secuestradas se miraron unos a otros con aprensión.

- Ruégale a los dioses - dijo su captor, deteniendo su caballo y desmontando - Yo pediré por su reencuentro en felices condiciones - aseguró bajando al rubio.- Aunque no se puede asegurar nada en estos días. Si alguien intenta cortarte algo no pongas resistencia: es mejor morir completo que vivir sin miembro. Eso decía mi madre, pero se lo decía a mi padre, así que tu no lo tomes en cuenta.

-¡¿?!

- ¿Es nuevo? - preguntó una vocecilla detrás de Draco, al tiempo que su dueño le apretaba los glúteos fuertemente.

- ¡¡Hey, qué Narices…!! - replicó el rubio, escondiéndose detrás del bárbaro.

- ¿Eres nuevo? - preguntó esta vez su captor.

- ¿Nuevo de dónde y por qué importa?

El tío que le había metido mano era un hombrecillo gordo, calvo de la coronilla y muy nervioso por quién sabe qué.

- Sí, es nuevo - aseguró el bárbaro y se volvió hacia el rubio - Si encuentro en el camino a tu amado le diré dónde encontrarte.

- Gran consuelo -balbuceó el Slytherin, negándose a acercarse al tío nervioso, que se sacaba una bolsa de cuero que se notaba pesada. - ¿Qué hay si para cuando llegue, y eso si quiere venir a por mi, solo encuentre medio Draco?

- Mírale el lado positivo - pidió el hombretón sacando un rubí de la bolsa para observarlo a trasluz.- Tendrás experiencia para satisfacerle y además estarás rodeado de tías majas… Me causas envidia.

- ¿En serio?

- No. Cuídate crío - se despidió el bárbaro, palmeándole el hombro -. Que los dioses estén contigo y recuerda: has el amor, no la guerra.

- Predicáis con el ejemplo, ¿eh? - ironizó el rubio.

- De vez en cuando - comentó el hombre. - Tengo ocho esposas en casa que visten y calzan y veintidós bastarditos que comen como trogloditas.

- Adiós, joven de los cabellos de sol - se despidió la tía de hasta atrás, limpiándose una lágrima.- Te voy a extrañar.

- Y yo también - dijo otra de ellas.

-¡Qué romántico! - exclamó el bárbaro de atrás, ganándose una miradita curiosa por parte de todos. - ¿Qué? ¿Tiene algo de malo que e de envidia?

Las secuestradas levantaron los hombros por toda respuesta.

- ¡Suerte con tu amante! - agregó otro bárbaro.

- Gracias - masculló el rubio. ¡¿Por qué se molestaba con ellos?! Eran muggles a fin de cuentas. Nunca entenderían la complejidad de su existencia. Ellos solo eran Mu-ggles… Aunque, siempre preferiría a aquellos tíos que al grandísimo gilipollas que ahora mismo le estaba revisando que tuviera todos los dientes en su lugar. - ¡Deja, deja, deja! - manoteó Draco y gritó a los bárbaros: - ¿De verdad queréis dejarme con este pervertido?

- Sí - resopló el secuestrador echándose a galopar con los otros, mientras las muchachas se despedían con la mano, para ser tragados por la oscuridad.

- Tú y yo solos - dijo el hombrecillo, muy cerca de Draco y con una sonrisa que no presagiaba nada bueno.

Notas finales:

Espero no aburrirlos mucho con este cap, pero pronto habra acción y muchos besos y algo mas... jojo

Gracias de nuevo!!!!!!!!!!!!!!!!


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