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El Giratiempos Roto. por aerosoul

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Notas del capitulo:

Sexto!! (ja) Espero que este capitulo no os parezca aburrido. Muchos besos a todas a las hermosas personitas que me dejan un rr y a aquellas que me han puesto en sus favoritos (lo presumo y que?) quintillones de gracias.

- ¡Por Salazar Slitherin: qué pelotas tiene ese tío! - masculló Draco Malfoy, pateando (¡ooouuuuuchhh!)… o al menos, intentando patear la arena con su pie sano… de nuevo en el desierto. A lo lejos, tras ellos, quedaba el jardín del Edén, con sus puertas, que antes no estaban, custodiadas por hordas de tíos alados armados hasta los dientes con espadas de fuego. Harry, en las vacaciones pasadas había acompañado a Hermy y Ron a ver la trilogía de Star Wars y aquellas espaditas se le figuraban sospechosamente a las armas que usaban los jedi. “MATADLES SI LOS VEIS VOLVER,” ordenó el Altísimo, apenas cerrarles las puertas en las narices. - ¡Nadie corre nunca a un Malfoy de ningún lugar! ¡¡La madre que os parió!! - gritó en dirección a los guardas, bufando muy indignado.

Potter intentaba ignorarle.

Cosa bastante difícil siendo que lo llevaba abrazado por la cintura (si alguien preguntaba, jamás por su gusto), de nuevo, para ayudarle a caminar . Y por el otro brazo llevaba a Eva, que se sentía tan pesada como llevar un Hagrid y medio.

Eva caminaba cabizbaja, mirando de vez en cuando a su perdido hogar. Y de vez en cuando sus ojos se posaban en el rubio que iba muy lejos de su alcance (aunque, en realidad, lo único que se interponía entre ellos dos era el guapo de Harry), intentando persuadirse de que arrancarle el cabello y los ojos al tal Malnacido o como coño se llamara, no haría que el moreno de gafas la quisiera más… ¿O sí?

- ¡Aaaahhhh! ¡¿Se puede saber que cojones te pasa?! - quiso saber Draco, sobándose la nuca - ¡Maldita Huérfana de Padre y Madre!

- Nada - contestó ella, sin inmutarse - No sé de qué hablas.

- ¿Y ahora que te pasa, Malfoy?

- ¡Qué me ha dado un tirón de cabello! - dijo el rubio, quejosamente.

Potter torció los ojos y respiró profundo. Eso iba a ser un verdadero infierno.

- Venga, Malfoy. Es solo una niña. Demuestra lo maduro que puedes llegar a…

- ¡Aaaaahhh! ¡Harry, Maldito me ha tirado del cabello! - dijo ella, con lágrimas en los ojos.

- ¡Para que sepas lo que se siente!

A Harry ya se le figuraba que se sacaban la lengua.

- ¡Draco Malfoy! ¡Por Merlín, tienes dieciséis años!

El Slytherin miró con desprecio a ambos y giró la cabeza a un lado (al lado dónde no había gilipollas y memas) con todo el desden que fue capaz.

Odiaba el desierto, odiaba a Harry Potter y ODIABA a Eva Tengo Cara De Ginny Wesley y Que?. Los odiaba con el corazón en la mano.

Necesitaba una rana de chocolate. Eso siempre le alegraba el día. Eso, por que amaba las ranas de chocolate.

Aun tenía muy presente el día que tuvo uno de aquellos dulces en su mano.

Draco tenía tres añitos. Entonces un crío de mejillas arreboladas y pies inquietos que solían calzar zapatitos de charol rojo. Sus cabellos rubios, de un brillo nacarado, brincando sobre su cabeza en cada salto que el niño daba por el jardín, persiguiendo esa testaruda escoba de juguete que acababa de tumbarle y no parecía muy dispuesta a ser montada.

Narcisa llegó hasta él, arrastrando su túnica índigo, y le cogió por los pequeños hombros para detenerle con suavidad, le pasó un brazo por el pechito y el otro por su entrepierna y lo elevó en el aire, dándole vueltas mientras ambos reían felices.

Exhausta, la mujer bajó al suelo a su hijo y se hincó frente a él, llevó una mano a uno de sus bolsillos y sacó un envase.

“Mira lo que te he traído,”

“¿Qué es, qué es?”

“¡Una rana de chocolate!”

La mujer no esperó más y le colocó a su hijo el envase en sus manitas pálidas para permitirle abrirlo por él mismo.

“¡Rana de cocolate!”

“¡Sííííí! Como la de Mercedes”

El niño abrió el envase con desesperación infantil y pronto, del interior, una pequeña rana café saltó sobre su cabecita para caer sobre el pasto.

Los pequeños labios rojos del infante formaron una perfecta O de admiración y éste de inmediato se dirigió hasta donde ésta estaba, inmóvil, como si le esperara.

Narcisa contemplaba, ahora de pie, con una sonrisa perenne. El niño se acercó al anfibio, que soltó un croar achocolatado, y en cuanto los pequeños deditos de Draco le rozaron, éste dio un nuevo salto, alejándose de él para no moverse más.

“Vaya,”-

Después de eso, la mujer no pudo convencer al niño de que aquella rana no era real, sino un simple dulce mágico. Y al poco tiempo el jardín se llenó de ranas de chocolate que daban su primer salto y jamás, por más veces que el rubiecito regresara a esperar que el prodigio se repitiera, volvían a moverse.

Solo tres años después Narcisa logró que Draco aceptara que tal vez, solo tal vez, no pasaría nada si mordía una. “Nadie se va a morir por morder una, cariño.”Aun ahora, Draco no quería confesarle a su madre que no era miedo a morir, sino simple sentimiento de culpa… ¿Y si en realidad estaban vivas?

“Bien, paz al fin,”pensó Harry. Aunque no le agradaba mucho que la pelirroja se colgara de su brazo y restregara la mejilla contra él. Pero al menos ya nadie gritaba...

- ¡¿Qué coño estás mirándome?! - preguntó Malfoy, entrecerrando sus ojos en dirección de Eva.

- ¡El aborto que eres! - respondió la pelirroja, elevándole la barbilla.

- ¡Mira quién lo dice: la monada del jardincito!

- ¡No es mi culpa que me crearan tan guapa ¿sabes?! A mi sí me querían…

- ¡Pues. Por. Mi. Como. Si. Te. Vas. Al. Infierno! ¡Potter!

- ¡¿Qué ?!

- ¡Te. Odio! Y aclarado ese punto… ¿Me podrías recordar por que ha venido con nosotros la Huérfana de padre y madre?

Harry resopló. “Será cabezón”

- ¿De verdad quieres que te lo recuerde?

-¿Estaría preguntando si no?

- Vale. - El moreno se detuvo y le encaró - ¡¡¡POR QUE ES TU CULPA QUE EL ALTISIMO LA CORRIERA DEL OASIS!!! ¡¡¿CON ESO O QUIERES MAS RAZONES?!!

Malfoy abrió los ojos una vez que la ráfaga de aliento de Potter paró y se limpió las pequeñas gotas de saliva que le habían salpicado las mejillas. Eva, por un lado, sonreía burlonamente… de él.

Pero ya se las pagaría todas todas.

- Ya. Por que tú lo digas: Mea culpa, MEA culpa. Pero yo creo que no deberíamos llevarla con nosotros - susurró y luego elevó la voz. - ¡Tiene cara de maniaca!

La pelirroja le dedicó una mirada asesina, pero Draco ni se enteró.

- Venga, Malfoy. Es solo una cría. ¿Qué daño te puede hacer?

- Te diré: uno se deja llevar por la apariencia dulce y delicada de las personas, pero la verdad es que no se puede fiar. Por ejemplo, yo podría ser un ególatra insensible y sin corazón y tú ni por enterado… ¿por qué pones esa cara?

- No me hagas contestar - dijo Potter, echándose a andar. - Déjame concentrarme. Estoy tratando de…

- ¿De perdernos más? - se mofó el Slytherin, mirando a su alrededor. Estaba enojado con Potter por preferir la plasta esa que le colgaba del brazo -. No creo que se pueda. Además, ¿quién te ha nombrado líder a ti?

- ¿Quieres guiar tú? Adelante.

- No necesito tu permiso, ¿sabes? - aseguró Draco, sin apartar la mirada del infinito mar de arena.

“Dementores”

- ¿Qué ocurre? - preguntó el Gryffindor, sonriendo. - ¿Ya te arrepentiste?

Malfoy le demostró a Potter con una mirada todo la inquina que sentía por él, pero el moreno ya estaba acostumbrado a esas gélidas joyas que el rubio tenía por pupilas, así que ni se inmutó.

- Un Malfoy jamás se arrepiente, Potter. Pero continua tú - dijo invitándole a seguir con un movimiento de mano -. A mi me duele la cabeza. ¡Pero ten presente que si morimos será absolutamente tu culpa!

Harry no pudo evitar reír. Por alguna razón le molestaban cada vez menos los comentarios de la Serpiente. Contempló de nuevo al horizonte. En Hogwarts su sentido de orientación era excelente, pero en aquel lugar… Y ni pensar en regresar al oasis a pedir indicaciones. Harry aun podía oír y ver los rayos y centellas que caían en el horizonte a su espalda. No señor, no volvería a ese lugar, jamás. Primero besaba a Draco Malfoy (ja) que volver ahí otra vez. sí señor.

- Si tuviera mi varita - comentó, reacomodando su brazo alrededor de Draco - podría hacer un hechizo Brújula.

- Y ¿entonces la brújula esa? - dijo Draco, señalando con su cabeza a la pelirroja.

- No le digas así - pidió Harry, ya cansado.

- ¡Le digo como me sale de las pelotas! - refunfuñó el rubio menor, plantándose frente a Potter. - Es una brújula por que no llega ni a bruja. Es así que tal vez ni siquiera llegue a trasgo. ¿Captas lo irónico del asunto? Si fuera brújula la menos sabríamos dónde está el norte…

La pelirroja carraspeó, admirando las uñas de la mano derecha. Los dos tíos desviaron sus miradas el uno del otro para contemplarla.

- Yo podría deciros dónde está el norte… si me lleváis con vosotros a donde valláis.

- Ni lo sueñes - gruñó Malfoy y Potter tuvo que contenerse de darle un puntapié por que en vez de ayudarle a caminar tendría que llevarle en brazos a … donde sea. - Además de nada va a servir el conocer donde está el no…

- Hecho - interrumpió el moreno.

- Es por allá - señaló Eva, pegándose más a Potter.

El rubio ya estaba planeando la dolorosa muerte que le había prometido a la cosa esa.

- ¿Puedo hacerte una pregunta, Harry?- cuestionó la muchacha.

- Adelante - invitó el Gryffindor, echando a andar con Malfoy murmurando por lo bajo una maldición egipcia o algo así.

- ¿Quién es Ginny y por que me llamas así?

El Slythein suspiró sufridoramente. Lo que le faltaba: que alguien le recordara que, ya fuera pasado, ya fuera presente, ya fuera futuro, la pelirroja estaría ahí. Eva o Ginny, daba igual. Por algún motivo las odiaba a ambas… y estaba muy seguro de que no tenía nada que ver que Potter quisiera verle las tetinas.

- Te pareces mucho a alguien que conozco - contestó Harry. “Alguien a quien quiero mucho,” habría agregado de no tener a cierto rubio abrazado a él.

- ¿Alguien especial? - quiso saber la pelirroja, con ojitos centellantes y el Slytherin tuvo ganas chutarle la nariz.

- Esto… se podría decir…

-¡¿A quién dementores le importa?! - interrumpió Draco, resoplando. - ¡Estamos perdidos de nuevo, en el Puto desierto otra vez! Y para peinarme la barba tenemos a la primigenia versión de la Weasley menor. ¿Podría haber algo peor? ¿A que no?

- Ou, ¿Qué es eso? - preguntó Eva, con el ceño fruncido, recogiendo algo brillante de entre la arena. - Que es muy bonito.

Y antes de que Malfoy o Potter pudieran hacer algo, la pelirroja giró el gira tiempos que se había caído del bolsillo de Harry, y por azares del destino, el trasto giró…

El Gryffindor, de pronto, se sintió mojado. Pero estaba seguro de que su vejiga estaba llena. Definitivamente estar cerca de Malfoy hacía estragos en su salud.

Oh, y también flotaba. Joder. Solo esperaba no haber regresado al oscuro lugar al que habían accedido tras desaparecer del despacho de Dumbledore.

Aunque, pensándolo bien, aquel lugar no estuvo tan mal: por lo menos se podía respirar sin absorber diez galones de agua por la nariz.

“Joder, joder”

Harry por fin abrió los ojos y se descubrió bajo agua. Dos o tres metros bajo fría agua. Con un poco de dificultad logró mover su cabeza en todas direcciones pero lo que buscaba no estaba a la vista. ¿Dónde estaba Malfoy? Quizá ya estaba a salvo. Con ese pensamiento en mente, intentó impulsarse hacia arriba, pero algo se lo impidió. Por más que luchaba por subir no lograba moverse ni un centímetro. Ya se sentía mareado y sus pensamientos empezaban a nublarse. Estaba por desmayarse. Pero no podía dejar a Draco solo en aquel lugar… Con un último esfuerzo sus manos lucharon por sacarle a flote, pero era inútil… Sus pulmones se llenaban de agua y las fuerzas se le fueron con el aire antes de ser arrastrado por la oscuridad.

- ¡No ha salido, Malhechor! - gritó Eva, acojonada en serio.

- ¡Mal - foy! ¡Soy Malfoy! - exclamó Draco, observando el agua del río, a orillas del cual estaba sentado. - ¡Maldición!

El rubio se puso de pie pensando en que acababa de salir del agua pero tendria que volverse a echar a ella si el Estúpido Gryffindor no salía en cinco segundos. Potter llevaba demasiado ahí adentro.

¿Se habría enganchado a algo? ¿Le daría un espasmo muscular?

“¡Al infierno los cinco segundos!”

El Slytherin se arrojó al agua, agradeciendo a quien quisiera escucharle, el hecho de que el río no tuviera una fuerte corriente. Se sumergió completamente y a unos metros de él, Potter flotaba, al parecer, inconciente.

Pensar en que no estaba inconciente le ocasionaría un ataque de pánico a Draco, así que, oficialmente, Harry Potter estaba “solo” inconciente. El rubio llegó hasta él, lo abrazó por la espalda con un brazo y pataleó para sacarlo con un supremo esfuerzo.

- Ayúdame - exigió a la pelirroja, que de inmediato se acercó a ellos y cogió al moreno bajo las axilas, para halarlo a tierra.

- ¿Está muerto?- preguntó Eva con un hilo de voz y los ojos acuosos.

- ¡¡Cierra el pico!! - masculló Draco saliendo del agua con amplios deseos de machacar a puntapiés a la chalada aquella, hasta dividirla en átomos, solo por su estúpida Estúpida pregunta. Si no fuera por que le dolía su tobillo… Pero de pronto, como si los dioses clamara sangre, Draco dio un mal paso, “sintió” un Crack y… - ¡¡Hey, ya no me duele!!

- ¿Qué?

- ¡Mi tibillo! - dijo Malfoy, dando pequeños saltitos. - Vale. Ahora te daré de puntapiés hasta que me canse - amenazó a la muchacha. Sin embargo, aun tenía que solucionar “la inconciencia de Potter” - Valevale, lo dejaré para mas tarde, ahora hay que salvar al cabronazo de Griffindor. ¿Sabes primeros auxilios?

- ¡No tengo primos exiliados! - rezongó la muchacha, muy cabreada. - Soy la primera, gracias a ti.

- Y por lo visto tampoco tienes cerebro - declaró Su Majestad echándose sobre Potter para pegar su oreja al pecho de este. Sí, su corazón latía. El rubio respiró -. Valevale, ¿ahora qué?

Draco nunca, en su corta existencia, había tenido que vérselas con un tonto Gryffindor que no supiera nadar. De hecho, si recordaba bien, en su cuarto curso en Hogwarts, el gilipollas aquel había hecho todo un espectáculo con sus dotes de nadador profesional.

Las manos le temblaban nerviosamente, conciente de que debía apresurarse a hacer cualquier cosa que tenía que hacer o Potter la iba a palmar. Y de seguro que el Señor tenebroso se cabrearía en serio, pues claro y alto había dicho que quería ser él quien matara a Harry Potter.

Respiró hondo y se instó a tranquilizarse mientras ladeaba el rostro de Harry sobre la arena. Si bien razonaba, tendría que hacer que el moreno sacara toda el agua que había podido tragar. Llevó sus trémulas manos al abdomen de Harry, una sobre otra, y presionó rítmicamente bajo las costillas, sobre los pulmones. Y momentos después Potter escupía el agua y de inmediato el rubio lo ladeó completamente. Pero Draco no se sintió aliviado: si bien el Gryffindor había escupido el agua, seguía inconciente.

- ¡No está respirando! - aulló Eva, acercando su mejilla a los labios y la nariz del moreno. - ¡Malvavisco, no está respirando!

Malfoy pasó por alto, “solo esta vez,” el que la pelirroja lo siguiera llamando incorrectamente ( ya tendría tiempo de hacer realidad sus oscuros sueños de venganza por que ahora había que hacer que Potter estuviera vivo para contemplar como le retorcía el cuello a la mema esa ) y le quitó gafas, le acomodó boca arriba, elevó la quijada de este y, poco convencido de ello, separó sus labios fríos y azulados para acercar los suyos a ellos.

“Solo le vas a salvar la vida,”

pensó Draco, estremeciéndose con el contacto, de nuevo, piel con piel, entre sus bocas. “No es como si lo fueras a besar. Vas a soplar, no a besarsolo le darás de tu aliento y respiraras del suyo…”

El rubio no notó el momento exacto en que los labios fríos e inmóviles labios de Potter se tornaron calidos y muuuuy movibles. Cuando Malfoy intentó separarse, su cometido se vio frustrado por una mano que le sujetó súbitamente por la nuca y otra por la espalda, que le hizo recargar todo su peso sobre el pecho del moreno.

De inmediato el rubio sintió el ya familiar sentimiento de magia, de un fuego imposible prendiendo cada una de sus células, del ardoroso hormigueo reptando por sus muslos y su bajo abdomen, su sangre convirtiéndose en fuego. El fuego mágico que emanaba de Potter y el latir de su corazón que se asemejaba en su rapidez al aleteo de un colibrí.

Y por curioso que pudiera parecerle, ahora no había miedo de ser presa de ese éxtasis , sino el miedo de separarse de Potter y morir lejos de él, de sus brazos, de sus labios, lejos de él… Así que para que eso no pasara debía luchar contra las manos, esas manos que no eran de Potter y que le querían arrebatar de su lado…

En realidad era un poco tarde para eso. Las estúpidas manos de la Estúpida pelirroja huérfana de padre y madre que tiene menos inteligencia que un troll con retardo mental se habían cerrado sobre su torso y lo halaban, gritando que soltara a Harry , que él ya podía respirar solito, gracias. Y un momento antes de que su boca fuera cruelmente arrebatada de la de Potter, el rubio sintió que la mano en su nuca y el brazo en sus espalda se aferraban a él. ¡Pero la pelirroja hale que hale hasta que lo hizo caer! Decidido: Malfoy le iba a cortar la cabeza pelirroja a Eva…

“¡Madre mía!”

Harry sintió con desesperación como el rubio era separado de sus brazos y en su lugar una pelirroja se arrojaba a ellos.

- ¡Harry ¿estás bien? ¿No te ha lastimado el bruto de Malévolo?

Todo el calor que Harry sintiera, hacia unos momentos, desapareció de golpe dejando solo una tibieza anidada en el pecho. ¡¿Por qué dementores tenía que reaccionar así cada que Malfoy lo besaba?! Y hablando de él… ¿Dónde se había metido?

- Estoy bien, Ginny… Eva - aseguró el moreno, poniéndose de pie, completamente empapado y buscando con sus ojos al que le faltaba -. ¿Cómo coño apareció un río aquí?

- No lo sé - dijo Draco, de pie a varios metros de ellos y contemplando algo a la distancia -, pero ¿sabéis que tienen de bueno los ríos?

- ¿Qué mojan y ahogan? - aventuró Harry, sintiéndose un idiota de por si.

- De hecho, sí. Pero aparte de eso… - hizo una pausa teatral y volvió su mirada a ambos, con los ojos iluminados -. Hay miles de civilizaciones a orillas de ellos. Oh, por cierto Potter, me debes la vida…

exclamó la madre. “Esa sí que es una rana defectuosa.”

Notas finales:

Nota: si al final hay alguna linea sin sentido ( si, ya sé que nada en este fic tiene sentido) ignoradle por favor. De nuevo, gracias por leer.


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