Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Giratiempos Roto. por aerosoul

[Reviews - 263]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola de nuevo!!!!!! Muchas gracias por continuar aquí.

- ¡¡Estamos rodeados de muggles!! - exclamó Draco Malfoy, un tanto histérico - ¡Estoy en mugglelandia!

- ¿Crees que puedas manejarlo? -preguntó Harry Potter, con ironía.

Draco miró a su alrededor con ojo crítico: aquella era una Gran ciudad, claro, no como Londres o Paris, pero había que reconocer que tenía un aire de majestuosidad en cada rincón por el que se le viera.

Hombres y mujeres (muggles, claro que sí) de piel tostada por el sol, ellas vestidas con largas túnicas de telas suaves y vaporosas, adornadas por las más bellas joyas, y ellos por túnicas cortas sobre las que unos llevaban alguna clase de armadura de cuero y usaban ridículas barbas en muchas espirales.

- Parece soportable. Pero por si acaso, solo por si acaso, empezara a híper ventilar…

- Otra vez - continuó Potter.

-… matad a todos los que podáis. Mi terapeuta me lo ha recomendado.

- Se apellidara Riddley.

- ¿Te has percatado - dijo el rubio, ignorando esto último, sorteando a los muggles que iban en dirección contraria por el gran puente de ladrillos por el que avanzaban - de lo sospechosamente parecido que suena “mugglelandia” de “mugrelandia”?

Potter solo se encogió los hombros. La pelirroja iba como una sanguijuela, pegada a su brazo. Y después del susto y el bochorno, el hambre había regresado con renovado ímpetu. Oh, y Malfoy, detrás de de ellos, caminaba con recelo en los ojos y en cada movimiento, incapaz, al parecer, de callarse un solo momento. En realidad, nada nuevo… aparte de que los nativos les observaban pasar como si tuvieran lepra o llevaran una tía en “casi pelotas,” que a todas luces era algo peor.

Menudo trío que eran. Harry había oído que algunos llamaban a Hermy, a Ron y a él, el Trío Dorado. ¿Qué serían está vez? ¿El Trío Polícromo? Aunque, personalmente, prefería el termino que había utilizado Hermione cuando la navidad pasada se había puesto una trompa con cerveza de mantequilla y se había echado a llorar; había abrazado con fuerza a sus dos amigos (ya que, entonces Ron y ella aun no eran novios) y después de repetirles un montón de veces que los quería Mussssshhhhhhoooooo, musssssshhhhhhooooo, sus ojitos brillaron alegremente.

“¿Sabéis…?,”dijo pronto, arrastrando las letras. "somos como el McTrío´. Sí... Harry es la hamburguesa...- y después de un buen rato de reír como poseída por ello, agregó - : mi Ron, mi Ronnie, mi lilndolindo Ronnie es... él es... Vale, si la gaseosa es de naranja, eso sería él y yo sería las patatas con salsa de tomate." Después de eso se dio de bruces contra el suelo y durmió hasta el siguiente día.

Por supuesto Ronald Bilius Weasley, que no se esntera de nada, no entendió el comentarío y y cuando le preguntó a Hermy, una Horrrrible resaca después, esta decidió que lo mejor para que el pelirrojo lo entendiera sería llevarlo al Londres Muugle a por una hamburguesa. Ronald estuvo mas que feliz y lo que le sigue con la filosofía de su amiga. Luego de la cuarta hamburguesa y, en lo que esperaba la quinta, el pelirrojo desapareció de su vista.

Sí, había corrido al área infantil y había intentado meterse por el túnel de colores (que, aseguraba, era la puerta a otro mundo. “Si no ¿Por qué estaría ahí, Hermy?”) y cruzarlo hasta que logró atascarse.

Hermione tuvo que calmarle cuando empezó a gritar que aquel era un ataque de Quién tú sabes, y asegurarle que era mejor, en aquel caso, el aceite de cocina que un Engorgio. Y Harry dijo mas tarde a Ron que él estuvo totalmente de acuerdo, por que ninguno de los tres quería una vista al Ministerio por hacer magia fuera de Hogwarts, a lo que el pelirrojo refutó que no hubiera estado tan “totalmente de acuerdo” si hubiera sido él y no Ron quien hubiera sido atrapado por Quien tú sabes en aquel pedazo de mierda.

Entonces Harry balbuceó que muy probablemente no se hubiera atascado si no se hubiera tragado cuatro hamburguesas con todo y patatas y gaseosas.

Por supuesto, eso era algo en lo que solo Hermy y él estaban de acuerdo. Por su parte, Ron les contaría a sus nietos, algún día, como estuvo a punto de morir de la manera mas horrible en manos de Voldemort.

- ¡¿Habéis visto lugar más guarro?! - preguntaba el Slytherin mientras dejaban atrás la muralla que bordeaba el río. Algunos muggles desenfundaban sus espadas a su paso. - ¿A qué no? Los muggles no tienen noción de lo que es arquitectura. Nunca en mi vida había…

- Malfoy ¿podrías guardar silencio un momento o… bajar la voz? - rogó Harry, aminorando su paso.

-¡¿Perdón?! - masculló el rubio, deteniéndose y cruzando los brazos. - ¿Eh oído bien? ¿Quieres que me callé? ¿Te recuerdo quién te ha salvado la vida, Potter? - “Ahí vamos” - ¡¡Malagradecido!! Debería haberte dejado morir ahí…

- Por que tú lo digas Malfoy - dijo Harry dándole la cara -, pero a mi nadie me quitará de la cabeza que me has besado aprovechando mi inconciencia y me has querido violar.

En realidad Harry no creía aquello pero le gustaba hacer rabiar a “su rubio favorito.”

- ¡¡Qué eran primeros auxilios, idiota descerebrado!! - gruño Draco, adquiriendo un rojo furioso en las mejillas. - ¡Si te hubiera querido violar te hubiera metido dos dedos por el culo!

- Sí, eh… - balbuceó Potter, ahora sonrojado él -, en realidad solo fue uno, pero dejémoslo así.

- Harry, no hagas enojar a Maldito - pidió Eva, guiñándole un ojo al rubio, quien frunció el ceño. - No sea que te vaya a besar de nuevo.

Sí, en ese momento Draco Malfoy deseaba tener su varita única y exclusivamente para lanzarle un Avada a la pelirroja.

- ¿Sabes qué? Acabo de tener una epifanía sobre tu muerte - aseguró la serpiente apuntando a Eva -, y puedo jurar sobre tu tumba que será lo mas cruel, lenta y agónica que se me pueda ocurrir.

- Ya basta, Malfoy - suplicó Harry.

- ¡Claro! -bufó el rubito, fulminando al moreno con la mirada y evitando por todos los medios hacer un pucherito. ¿Por qué el estúpido Gryffindor siempre la defendía a ella? Lo cierto era que Draco no entendía como algo como eso, con cara de sirena, le podía gustar a Potter. Y quien realmente ha conocido una sirena, sabía que aquello no era precisamente un halago. - Olvidaba lo sentimental que te pones.

- Harry - llamó Eva, definitivamente cabreada con el rubio -¿Por qué Mameluco ha dicho que eres un semental?

Harry escupió una carcajada que hizo que le doliera el cerebro. Pero aun así…

- ¿En serio?

- ¡¡Claro que no, idiota!! - rebatió Draco aún más rojo, si es posible.- ¡He dicho sentimental, sen- ti- men- tal!

Potter se acercó a la muchacha y le susurró algo al oído y esta soltó una tonta risita.

Malfoy se los quedo viendo con los ojos entornados.

- Harry ha dicho que eres un Panorámico.

El rubio se contuvo de darse de morros contra la pared de ladrillos mas cercana.

- ¡Paranoico! Bruta pelirroja. ¡Qué soy un Paranoico!

Potter se echó a reír como poseso y Draco comprendió el por qué.

- ¡No soy paranoico, y mucho menos panorámico!

- Vale, venga ya, Malfoy - pidió el Gryffindor, limpiándose las lágrimas de los ojos - Respira profundo…

- ¡Contrae tus garras, Potter! - exigió el rubio.

- Los leones no contraen sus garras, Malfoy - aseguró el moreno.

- Oh… - dijo Draco, que rompió toda distancia entre los dos y le acarició la barbilla -, pero Potter es un lindo gatito, ¿a que sí?

Malfoy avanzó sin más, con una sonrisa autosuficiente, sin percatarse del extraño brillo en los ojos verdes. De pronto la cintura de Draco fue cogida por el brazo de Potter, aun desde su espalda, y fue aprisionada contra el cuerpo de este.

- Te voy a demostrar - susurró Harry a su oído - el lindo gatito que puedo llegar a ser.

El aliento del moreno en su piel causó un estremecimiento placentero en el rubio, que se dio el lujo de cerrar los ojos y disfrutarlo brevemente. Hasta que se sorprendió a si mismo deseoso de coger a Potter por la túnica y atraerlo más a él, pero se persuadió a tiempo de que no era una buena idea.

No era buena idea besar a Potter de nuevo.

Apartó de un manotazo al moreno y se alejó de él, mientras un muy confundido muchacho de ojos verdes le miraba marchar, preguntándose que mierda pasaba consigo mismo.

¿De dónde había salido el impulso de insinuársele de aquel modo al Slytherin?

La pelirroja sonrió y volvió a cogerle del brazo que tan injustamente le había sido arrebatado, y caminaron tras el rubio.

Harry de inmediato se percató de las insistentes miradas que los lugareños demostraban por Eva, y aquello no le agrado. Pero su atención se vio desviada cuando se toparon con una fantástica visión arquitectónica, de al menos noventa metros de altura.

- Wow - fue todo lo que los tres pudieron decir.

Y después de quién sabe cuánto tiempo, Harry reaccionó y se volvió hacia sus compañeros, percatándose de nuevo, que las mujeres de la región apuntaban a la pelirroja y murmuraban entre ellas, de forma poco amable.

- Malfoy, por favor, por favor, acompaña a Ginny… Eva y buscad algo para que vista.

- No me molesta que me llames Ginny, Harry - aseguró la muchacha, con una sonrisa en expansión. Es mejor que el nombre que me ha puesto Adán, quien, por cierto, asegura que el Jardín del Edén se llama así en su nombre, pero que alguien ha equivocado las letras, pero que yo estoy bastante segura de que no es así, por que ¿Quién narices nombraría algo en honor de esa bazofia humana?

Eva respiraba agitadamente y veía la nada enajenadamente.

- Ya - dijo Malfoy, acariciándole la cabeza con brusquedad -. Todo va a estar bien. Ya veras que…

- ¡Si me quitas las manos de encima, probablemente sí! - masculló la muchacha.

El rubio apartó ipso facto la mano y miró a Harry con resentimiento.

- Sí, ya sé - dijo el moreno, resignado - ¡Me. Odias! Pero será mejor que la lleves a por ropas antes de que una multitud enardecida nos linche.

- Oh, tenlo por seguro que yo participaría en su linchamiento - dijo Malfoy, observando a Eva y luego se dirigió a Potter. - ¿Y tú que vas a hacer?

- Voy a investigar dónde estamos y si hay alguien que nos pueda ayudar… Sí, VOY A BUSCAR COMIDA. ¿Y? Nos veremos aquí mismo en un rato.

- Vamos Huérfana de padre y madre. Dejemos al Niño Que Vivió Para Encontrar Comida…

- ¡Soy Ginny!

- ¡Claro que no! Yo conozco a la Weasley menor y tú no eres ella…

Harry vio alejarse al par rogando a todo aquel que quisiera oírle, que regresaran completos.

Malfoy observaba a las tías, o mas bien, los vestidos que llevaban tías debajo, para ver cual le acomodaba peor a la pelirroja.

“¡Pero ¿Qué mierda se cree Popotter? ‘Será mejor que la lleves a por ropas…’ Vale, lo que sea con tal de que le deje de ver las tetinas… ¡Cómo si me importase de algo que le vea las tetinas! ¡O el felpudo!”

- Oye, tú, emm… Maldición o Malnacido o como te llames…

- ¡Malfoy, pequeña gilipollas! Eme, a, ele, te, ere, e, ce, hache, o…

- ¡Vale! - exclamó la muchacha, sonriente, enrollando en sus finos dedos sus tirabuzones rojos. - Me mola Eme. ¿Por qué estáis aquí?

- ¡Mal - foy! - remarcó el rubio más rubio de la ciudad, contemplando una túnica tras otra. Todas estaban muy bonitas para ella - Y estamos aquí por que tú has girado el gira tiempos ¿recuerdas? Y solo por que ya no estamos en el desierto no te he dado de puntapiés. Soy indulgente pero nadie me tiene en consideración.

- Ya, pero no me he referido a eso, Eme.

- ¡Malfoy! ¡Mal - foy! ¡Ma - l - foy!

La multitud que les observaba pasar prefería apartarse, algunos mas asustados que otros, pero es que no todos los días podía verse a un rubio estrangulando a una pelirroja en casi pelotas.

- Que… me… estás… asfix… ciando… Eme…

- ¡Por si no te has dado cuenta, ese es justo el propósito! - gruñó el Slytherin, soltándola y siguiendo su camino. “Te voy a poner los harapos mas feos que encuentre.” - Mira, ¿Qué tal esa?

Harry se había cansado de caminar por toda la ciudad ( aunque admitía que era una ciudad muy bonita: sus muros estaban adornados al estilo Gryffindor con leones de ladrillo esmaltado de un azul intenso). Había intentado entablar una conversación con los ciudadanos, pero las mujeres salían huyendo apenas se acercaba, y los hombres solo repetían “loco” o “despreciable.”

De pronto tuvo que echarse contra una pared para no ser arroyado por una legión de hombres y mujeres que gritaban, enardecidos y furibundos. Al parecer corrían tras alguien que iba cagando leches y repetían una y otra vez “bandido.” Y, detrás de todos, una mujer en pelotas que gritaba “Pobre de mi.”

El moreno resopló una vez más, compadecido de aquella pobre alma, seguro de que, hiciera lo que hiciese, no merecía la muerte tan horrible que estaba por tener.

Harry siguió su camino y descubrió que había regresado al mismo lugar del que había partido y ni luces del rubio y la pelirroja.

Decidió contemplar más de cerca la maravilla arquitectónica, solo por distraerse. La construcción constaba de siete pisos y el arquitrabe era dominado por una especie de capilla, de la cual, súbitamente apareció una mujer - o algo parecido - gritando a todo pulmón cosas que el Gryffindor no entendía en lo absoluto… Sin embargo, aquella voz…

El moreno de gafas no lo pensó dos veces y subió las escaleras dispuesto a llegar hasta aquella tía que podía ser su salvación.

Y después de subir unos doscientos escalones… apenas iba a la mitad. En ese punto Harry decidió recobrar las fuerzas y se detuvo a admirar el paisaje. Total, la tía no se movería de ahí… Y si lo hacía tendría que pasar junto a él… a menos que se aventara.

Era una bella visión: el sol derramando su luz sobre la cúpula celeste, de un azul claro; el río con sus serenas aguas calmando la sed y la ciudad interrumpiendo las llanuras semidéserticas sobre las que se alzaba. Mas allá de las murallas se lograba admirar, muy cerca del río, una parvada de aves muy grandes, retozando a sus anchas, y por el otro lado, sin salir de los grandes muros internos, había un gran jardín que parecía flotar sobre los edificios, rompiendo la monocromía del lugar. A menos de medio kilómetro de distancia se levantaba una nube de polvo que, Harry adivinaba, era la misma horda de justicieros que continuaba con su carrera asesina. Pero de sus compañeros. Nada de nada.

Bien, era momento de seguir. A rastras logró subir la otra mitad y, bufando, se dejó caer sobre los azulejos amarillos del suelo.

“¡Dementores!”

Había olvidado ya lo que era no tener escoba.

- ¿E-estás bien? - preguntó una tímida vocecilla, casi etérea, mientras era sacudido violentamente por los hombros.

Harry casi se tira por las escaleras cuando le reconoció.

- ¿Profesora Trelawney? - preguntó incorporándose con brusquedad. - ¡Oh, no, ¿Por qué a mi?!

Aquella tía que le miraba con grandes ojos “videntes y lunáticos” no era Sybill Trelawney sino alguien muy parecida a ella, lo que era un maldito alivio. Vale pues, fuera quien fuera, adiós.

- ¿Te conozco, mi niño?

- Creo que me confunde con algún otro Harry James Potter…

- No, no - dijo la tía cogiéndole las manos al moreno y acercándose las palmas de estas a la altura de su nariz. - Soy Sibila de Delfos, La Gran Sacerdotisa del Oráculo. Déjame leer las líneas de tus manos Harry James Potter. - La mujer se acercó aún más las manos del muchacho, bizqueando y haciendo uso excesivo del pestañeo. - Veamos… Aquí pone que… ¡Oh, mi niño! - saltó la mujer, soltando a Harry como si hubiera visto un detentor - ¡Oh, mi niño!

- Ya - dijo Potter, poniendo los ojos en blanco -. Voy a morir pronto. Si no es mañana, será hoy dentro de una hora o en un minuto.

- Ssssí, mi niño, Vale, sí - aseguró la mujer, con esa vocecita de etéreo misticismo -. Es solo que traes un bicho en la cabeza… un escorpión blanco… Así que es muy probable que sí la palmes ahorita… Ahora, respiremos profundo y no entremos en pánico. .. Estos arácnidos me dan escalofríos… Si te quedas quieto podré hipnotizarlo para que se baje…

Sibila de Delfos no necesitaba decirle eso al Moreno de Gafas. La verdad era que no tenía la mas mínima intención de moverse (¿estaba respirando? Oh, cielos), pero tampoco confiaba mucho en las dotes hipnotizadoras de la chiflada aquella, así fuera la tataratataratataratataratatara etece, abuela de Casandra Trelawney, la tatarabuela de Sybill Trelawney o el mismísimo Michelle de Nostradamus en persona, que siempre creyó que era mujer, por cierto.

Y antes de darse cuenta, el arácnido le resbaló por el cabello hasta la nariz donde elevó su ganchuda cola, muy amenazadoramente, y al final cayó al suelo, lo que fue una verdadera fortuna, por que Harry ya estaba adquiriendo un tono azul oscuro en la piel.

- Respira, mi niño - pidió Sibila de Delfos, inhalando y exhalando, acompañada de sus manos, como si enseñara a un idiota la manera en que se hacía para que el aire entrara por la nariz - Así… muy… bien…

- Ya… ya te pillo - aseguró el Gryffindor, haciéndose aire con las manos.

Observó a la mujer de arriba bajo. De arriba bajo. Y sí, realmente era muy parecida a la tía que había hecho la profecía sobre el Señor Tenebroso y su persona, con sus cabellos de vientos huracanados, sus collares y pulseras de cuentas y esos ojos que prometían haber visto mil horrores y más.

- ¿Qué haces aquí arriba? - preguntó Harry, solo por que sí.

- Te diré, mi niño: El templo del Oráculo de Delfos está situado sobre un yacimento de gases naturales que cuando os acercáis y aspiráis - dijo respirando hondo - y aspiráis - dio otro profundo respiro - y aspiráis… - dijo con la voz grave - y retenéis… os vas volando, volando volando… ejem…y mis conocimientos de las estrellas y sus ciclos lunares me dicen que pronto habrá un cataclismo que cambiara la humanidad en su totalidad, así que es mi deber advertiros sobre el Apocalipsis que se avecina por que el fin del mundo ha llegado…¡¿Cuál era tú pregunta?! - gritó la tía al muchacho, que ya había bajado más de dos mil escalones y se alejaba cada vez más a todo gas. - Estos chiflados no son buenos ni para despedirse… ¡Oh, se me ha olvidado mencionarte - le gritó por si quería escucharle - que tu línea de la vida asegura que vas a morir más de una vez y que tengas cuidado con la lluvia de piedras o flechas por que podrías perder lo que más quieres…! Oh, eso también va para mi…

Y una vez a salvo de Sibila de Delfos, y otra vez en el suelo, el moreno observó ante sí la Torre que arañaba el cielo en una blasfemia vertical.

Sus ojos pasearon por aquel monumento, reparando en cada detalle. Definitivamente era hermosa.

Y esos leones de azulejos definitivamente daban el toque.

Quizá pudiera llevarse un recuerdo, un pequeño souvenir del lugar… Sus ojos pasearon en busca de tal objeto hasta que dieron con una pequeña piedra azul, perfectamente rectangular. Intentó cogerla, pero esta no se movió ni por error.

Decidido, se arremangó la túnica, se acomodó las gafas en su nariz y haló con todas sus fuerzas hasta que aquella maldita piedra cedió…

Malfoy ya sentía un pinchazo en el costado, la garganta le ardía como nunca en su vida y lo peor era que no podía darse el lujo de parar. Eva corría unos pasos delante de él tan fresca como una lechuga a pesar de la enorme túnica que llevaba.

“Estúpidos entrenamientos de quidditch. No me extraña que no le pueda ganar un solo partido a Potter. No sirven para una mierda.”

Y la multitud enardecida seguía tras ellos con sus enormes, en serio enormes cuchillos y espadas y picas sin dejar de gritar bandidos, pervertidos y no sé que más.

De no ser por la maldita huérfana de padre y madre que se había puesto tiquismiquis a la hora de vestir los harapos que muy amablemente le había elegido Draco, nadie los habría descubierto desnudando a la tía que acababan de desmayar con una cacerola de barro, para quitarle los vestidos.

“¡Oh, mierda! ¡Oh, mierda! POTTER: ¿Dónde coño estás?”

El rubio no quería morir linchado por aquella horda maniaca sin decirle una vez mas a la cara cuanto lo odiaba.

Y en un momento los justicieros los habían adelantado y ahora les rodeaban. Eva derrapó sobre la piedra del suelo, pero alcanzó a detenerse antes de caer en las garras de la muchedumbre.

- ¡¡Quiero ir a casa!! - chilló Draco con agitación, ahora parado junto a la pelirroja - ¡¡Quiero a mi mamá!! ¡¡Quiero a mi…!!

¿Lechuza? ¿Escreguto? ¿Mandragora? ¿Padre? ¿Popotter?

Nadie lo supo, ya que al momento del desesperado grito desgarrador de Draco, se escuchó un ensordecedor estruendo que ocultó su afeminado grito y la tierra se estremeció.

La muchedumbre gritaba, chillaba con terror que su gran Torre de Babel había sido destruida. La horda se disipó al instante, aterrorizada, apanicada y demases, dejando a los asalta túnicas a su suerte. Malfoy soltó una risita nerviosa y se dejó caer al suelo, con manos y pies temblorosos.

- Ha estado a un pelo - dijo a la pelirroja, tosiendo ahora, por la ola de polvo que se había levantado súbitamente - ¿Dónde estará el gilipollas de…?

De pronto, un tío que tosía como fumador de cien años, apareció blanco de polvo y con cierto objeto azul y rectangular en las manos.

- ¡Harry! - gritó la pelirroja, echándose a sus brazos, mientras a lo lejos, una voz etérea y mística anunciaba a todo pulmón:

“Esto es un designio de los dioses para que dejéis de construir esta torre y os disperséis por la faz de la tierra hablando otros idiomas…”

-¿Esa es la voz de…?

- ¿Trelawney? Sí - contestó Harry, extendiéndole la mano libre a Draco, para levantarle, aún con Eva del cuello - . Me ha dicho que iba a morir bajo una lluvia de piedras y yo no le he creído pero por poco…

- Eeeeeeeesto…. ¿Harry? - dijo Malfoy observando lo que llevaba este en la mano. Harry ya había notado antes que el rubio le había llamado por su nombre y no por su apellido, pero lo dejo pasar - Creo que deberíamos irnos antes de que alguien se de cuenta de que tienes su piedra de roseta.

- Levante la mano quien esté de acuerdo con Eme - dijo Eva, elevando su mano al cielo y moreno y rubio secundaron.

- Vale - aceptó Harry -, pongamos pies en polvorosa.

Notas finales:

Hasta aquí por hoy, espero no aburriros mucho,  el proximo capitulo sera un anti Ginny-Eva.

Miles de besos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).