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El Giratiempos Roto. por aerosoul

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Notas del capitulo:

Hey, hola a todos!!!!!!!!! Lamento la demora, espero que no vuelva a pasar X♥ Capitulo mas corto, espero que os guste.

Ginny Eva Lilith no se veía por ningún lado. Y no era que en realidad Harry Potter estuviera prestando mucha atención a su personita. En realidad no podía y eso lo ponía de muerte. Y no podía por que tenía cierto rubio dormido entre sus brazos. ¿Era normal que Potter velara el sueño de sus enemigos? Aunque, siendo sinceros, Draco Malfoy hacía tiempo que había pasado a ser otra cosa… Y justo eso era lo que hacia que la columna vertebral de Potter sufriera tremendos escalofríos, por que ¿Dónde llegaría todo eso? ¿Qué tan lejos podía llegar? ¿Qué pasaría cuando regresaran a Hogwarts donde ambos pertenecían a bandos distintos? Harry estaba completamente seguro de que el rubio era un Mortífago y lo podía jurar por su lechuza.

Oh, sin mencionar lo que dirían sus amigos Hermy y Ron si se enteraban de que Harry se estaba volviendo un monomaníaco por los besos de Draco… Harry reprimió un quejido en esta parte.

El rubio se removió suavemente entre sus brazos y el Gryffindor sonrió al escucharle roncar quedamente.

Definitivamente le gustaba velar el sueño de esa pequeña serpiente.

El cielo en el oriente adquiría el matiz del alba y las estrellas poco a poco se tornaban inciertas hasta desaparecer. El hipogrifo subía y bajaba sus imponentes alas cortando el viento dócilmente y Harry vio con interés como una de las ígneas plumas del ave se desprendía de una de ellas y en un corto vuelo aterrizaba en la mejilla de Draco donde titubeó un instante antes de escurrirse hasta perderse en el viento.

¿Deseaba que todo fuera igual que antes entre los dos?

Se engañaría a sí mismo si dijera que sí.

Le gustaba este Draco Malfoy. Para qué negarlo. Aunque la mayoría de las veces odiara sus manías.

Estaba claro que no iba a llegar a ninguna conclusión por ahora. Talvez era mejor dejarlo al destino.

De momento sería buena idea buscar señales de Lilith o como decidiera llamarse ahora. Nunca se perdonaría si le pasaba algo malo. Tal vez estaría en ese momento llorando, sintiéndose perdida y abandonada…

¡Tal vez alguien la había secuestrado! Y si era así ¿Qué harían con ella?

“No, no, solo está perdida - quiso creer el moreno. - Nadie está intentando cortarle un dedo o una oreja para pedir rescate.”

Se imaginó recibiendo un pequeño dedito meñique en un pañuelo de seda con un churrete sanguinolento.

“¡Queremos mas pruebas!” diría Malfoy, y Harry se echó a reír nerviosamente.

Era mejor cambiar el rumbo de sus pensamientos. Y era absolutamente imposible que estos no regresaran al muchacho que aun dormía entre sus brazos.

Es que era Malfoy, maldita sea. No podía colarse de él, por mucho que le gustara besarlo… y abrazarlo…

Pero el hecho de sentirse una bestia estúpida por haberse atrevido a golpear al indefenso y delicado muchacho por un tonto libro, y el deseo de protegerlo a costa de cualquier cosa, no significaba que se estaba colando por él. ¡Merlín, no! Tal vez solo era que lo estaba conociendo. Estaba conociendo ese lado humano que el rubio sabía esconder muy bien… O quizá siempre estuvo a la vista pero Harry siempre quiso verlo como un bloque de hielo sin sentimientos.

Harry había oído que el blanco era pureza, inocencia e ingenuidad. Y Draco siempre le había parecido blanco por fuera, negro por dentro. Una rosa blanca con el corazón marchito… No podría ser diferente. Su corazón era un agujero negro que devoraba cualquier indicio de luz.

Y de repente se convertía en un Quasar.

En una singularidad gravitacional.

En un Big Bang…

De la nada crecía un nuevo universo de horizontes infinitos, de estrellas monocromáticas en su explosión de luz. Soles negros que laten sueños de colores. Millones de constelaciones de ángeles alados.

En pocas palabras Draco Malfoy se le antojaba diferente a la luz de aquel día que nacía en sus pupilas.

Un día en que Draco era el sol. Una flor con pétalos de luz. Un arcoiris blanco y negro…

“Negro, por que hay que admitir que el color le sienta bien con su tez pálida.”

Y además, ¿qué sería del blanco sin el negro? ¿O la luz sin la oscuridad? ¿O las estrellas sin la noche…?

¿O…?

Oh.

Uppppsssss.

“¡Mierda!”

La revelación le había causado un dolor en el pecho. Mas o menos a la altura del corazón.

Aunque era gracioso… siempre y cuando Harry aceptara que era ridículamente hilarante el hecho de que se estaba enamorando del Rubio Slytherin.

“¡¡Mierda, mierda!!”

¡¿Cómo se le ocurría hacerle esa gilipolles al destino?! ¡A él! Al niño que vivió.

Ese destino debía estar de coña. Estúpido destino.

El moreno deslizó su mano, con cuidado, de la cintura de Malfoy y la llevó a su bolsillo, sacó el giratiempos y lo contempló, hirientemente ignorante de las desgracias que causaba.

Sí.

¡Por que la culpa de todo la tenía aquel trasto del demonio! ¡Aquel trasto gilipollas que no servía para nada bueno!

- ¿Pasa algo? - preguntó Malfoy, ahora despierto y con la voz levemente ronca, contemplando con interés el gira tiempos en la palma de la mano de Harry. Se enderezó un poco, con las mejillas sonrosadas, apresurándose a arreglar sus cabellos y contempló a Potter. - ¿Ha hecho algo?

- No, nada de nada - aseguró el Gryffindor, sonriendo a su pesar, y devolvió la porquería a su bolsillo, para regresar su mano a la cintura de su rubio favorito.

Malfoy se despertó cuando sintió que Harry movía su mano de su cintura y de inmediato regresó a su mente lo ocurrido en la noche. Sintió el golpe de la sangre en sus mejillas, que ardían como si llevara todo un día al sol. Bueno, pues no andaban tan erradas.

Potter observaba el giratiempos en su mano, y lo miraba como si hubiera hecho algo raro. Quizá ya funcionaba. Y en lugar de que ese pensamiento le causara esperanza, sintió miedo. Pero ¿miedo de qué?

Y ese alivio que sintió cuando Harry aseguró que no pasaba nada… no tenía por qué ser.

Levantó su mirada al cielo y lo contempló blanco aún, a la espera de madurar en un azul brillante.

- Ahora que somos amigos… - dijo el moreno, aunque algo en su interior no estuviera muy de acuerdo con el término pues sonaría mejor algo como “novios,” pero de algo se empezaba - ¿crees que sería correcto llamarte por tu nombre?

Draco lo pensó un momento. No estaban en Hogwarts, ni siquiera era el mundo mágico… Vamos, ni siquiera era su tiempo así que, ¿por qué no?

- Vale, puedes llamarme Draco… o Su Majestad - dijo sonriendo y luego se mordió un labio para continuar, con las mejillas de un rojo mas encendido - pero personalmente me gusta que me llames Tu Rubio Favorito.

Harry sintió que aquello en su interior vitoreaba con furor, como si hubiera ganado una batalla.

- Vale, Mi Rubio Favorito - susurró a su oído, apretando mas su agarre en la cintura de Draco - ¿Te parece si bajamos a esa ciudad? - dijo, señalando bajo sus pies - Tal vez Eva esté por aquí cerca.

Harry no lo vio pero Draco entornó los ojos y antes de soltar maldiciones en arameo, suspiró y propuso:

- ¿Qué te parece si buscamos un buen sitio para desayunar, bañarnos, dormir - nada cutre si me lo permites - y cenar, turistear un poco y dormir y desayunar y luego la buscamos… sí, ya sé que no. Yo solo decía.

Harry sacudió su cabeza en una negativa mientras sus labios se curvaban en una sonrisa en expansión.

¿No era adorable su rubio favorito?

Aterrizaron en una colina cercana a la ciudad, solo por que Potter quería, necesitaba con urgencia, “regar las mandrágoras.”

-Ya vuelvo - dijo Harry, alejándose del rubio -. ¡No veas!

- Por Merlín - dijo Draco, girando los ojos - ¿Quién querría ver algo de ti?

- Uno nunca sabe donde puede aparecer un pervertido - aseguró Harry, buscando un arbustito o algo parecido.

- Valevalevale. ¿quieres que te recuerde quien…?

-¡No!

Malfoy se dio la vuelta para no ver al tío de la cicatriz en la frente vaciar su vejiga. Se acercó al pollo gigante y este acercó su cabeza al rubio en busca de una caricia. El muchacho titubeó un momento pero fue imposible que se resistiera: paso su mano por el plumaje de su cabeza con delicadeza cuando esta volteó nerviosamente al horizonte y sin mas, se echó a volar.

Tal vez no debió acariciar al pollo.

Draco estaba seguro que Potter se iba a enojar.

Ah, pero ya no era Potter…

- Eeeeesssto, ¿Harry?

Harry tenía ganas de orinar pero por alguna razón, el saber que el rubio estaba detrás suyo parecía actuar como un inhibidor.

“Anda Harry Jr. Se bueno.”

Pero por mas que brincaba y se sacudía, Harry Jr. no quería.

Y menos con ese escándalo que se traía el hipogrifo, batiendo sus alas y alejándose y Draco llamándole de aquel modo tan culpable… No podía, por mas que lo deseara, significar algo bueno.

Harry desistió de su propósito de regar mandrágoras y se acercó al rubio, notando que algo le faltaba.

Sí, un pollo muy grande que no se veía por ningún lado donde debía estar. Y Malfoy parecía muy apenado por el hecho. Pero antes de preguntar nada, Draco reparó en una gran nube de polvo que se extendía por lo menos una quinta parte de su horizonte total y parecía avanzar hacia ellos…

- Esto… Harry, ¿podrías venir a echar un vistazo a esto? - El Slytherin señaló lo que veía con gesto lívido. - Eso que se acerca… ¿es lo que creo que es?

El Gryffindor entornó sus ojos ya que lo que el rubio señalaba debía de estar a una docena de kilómetros.

- Y lo que crees que es, es… - Malfoy se volteó al moreno y le sacó bruscamente las gafas para limpiarlas con su túnica y se las volvió a montar. - Ah… ya. Es un ejercito invasor ¿cierto?

- “Es un ejercito invasor, ¿cierto?” - imitó Malfoy, por lo bajo - ¡¡Claro que es un ejercito invasor!! Esas espaditas de un metro no son de juguete, ¿sabes?

Harry y Draco observaron la pequeña ciudad que tenían detrás.

- ¿Crees que debamos avisar? - preguntó el rubio, con indiferencia que a Potter le pareció fingida.

- No lo sé - contestó Harry - . Se supone que no debemos intervenir en el curso de la historia… - y agregó ante la ceja elevada de Malfoy - mas de lo que ya hemos intervenido. ¿Has oído hablar de la paradoja de Hitler?

-¡?!

- Yo tampoco… ¿Y de la paradoja del Abuelo?

- ¿Del abuelo de quién?… Harry, ¿te estás quedando conmigo?

- No, no. Te diré: la paradoja del Abuelo es básicamente la misma que la de Hitler. Hermy me lo explicó en tercero pero no recuerdo todos los detalles. Era algo de que si pudieras viajar al pasado podrías matar al abuelo. Lo malo es que no recuerdo al abuelo de quién y como nos afecta eso.

- ¡Pues decídete! - exigió Malfoy, volteando de la nube polvorienta cada vez mas cerca, a la ciudad, que se desperezaba pacíficamente de su sueño.- Por que, si no te has dado cuenta, estamos en su camino.

Harry volteó hacia el ejercito invasor que ya había avanzado unos cinco Kilómetros y se dio cuenta que el Slytherin tenía razón.

- Debemos irnos de una vez - apremió el rubio. - Sí o sí. Tal vez no sea mala idea avisar a los ciudadanos. Así nosotros podemos escapar…

- Aun no estoy muy seguro con lo de las paradojas. Si tan solo le hubiera puesto mas atención a Hermy…

- No sé - dijo Draco, con altivez -: podría llegar al Valle de Godric en 1980 y convencer a tu madre de que te aborte. ¿Sería una paradoja?

- No lo harías.

- No.

Y Harry tuvo que convencerse de que no era el mejor momento para besar a su rubio favorito.

- A la mierda con las paradojas - dijo Potter cogiendo al rubio por la muñeca y bajaron la colina, directo a la ciudad ignorante de su destino. Al poco, los casquillos de los caballos contra el suelo, ya les eran audibles y entonces echaron a correr.

-¡¡DESPERTAD!! ¡¡ENEMIGOS!! - gritó el moreno, seguido de Draco, ahora internados en las calles de la ciudad.

De pronto Potter escuchó un zumbido, algo cortando la barrera del sonido en la distancia. Alzó sus verdes ojos al cielo y descubrió como el cielo se ennegrecía por una lluvia de Flechas que iba hacia ellos.

Imposible que sobrevivieran.

Harry, desesperado, contempló en todas direcciones, en busca de un milagro y haló a Draco hacia una enorme estatua de un tío con una enorme… nariz. Sí, enorme nariz. Ambos alcanzaron a ponerse tras la roca de la representación, donde encontraron una vaca que rumiaba pacíficamente, justo a tiempo. Las flechas, con un “packpackpack,” como lluvia sobre aluminio, chocaron contra toda superficie. Algunas rebotaron sobre la estatua y otras lograron incrustarse en ella, pero los dos viajeros estaban a salvo… a excepción de la túnica del rubio, que había quedado clavada al suelo por dos flechas.

- ¡Puta suerte! - bramó halando.

El moreno observó a sus alrededores a salvo desde la protección del Tío - Nariz, ignorando todos los improperios y soliloquios de su rubio, y sus ojos verdes se fueron a los grandes hombres que eran difíciles de ignorar.

Debían medir entre los dos y los tres metros; musculosos, de piel oscura y cabellos negros, largos e hirsutos que, Harry imaginaba, podían tener el mismo uso que las agujas; sus ropas, si se podían llamar así, consistían en trozos de piel (que Harry quería creer eran de animal y no de humano) que tapaban estrictamente lo necesario para no resfriar sus partes sensibles. Pero, sin duda, lo mas llamativo, aparte de esos enormes caballos que montaban (que mas que caballos parecían Abraxan, esas bestias aladas que halaban del carruaje de la Academia de Beauxbatons, solo que no tenían alas y dudaba mucho que bebieran Whisky de malta, puro) eran las lanzas que sostenían algunos, y que remataba en alguna cabeza con los ojos y la boca muy abiertos y flecos de carne aun colgando del cuello por donde estaban insertadas.

Cabezas humanas.

- …ta la medre que te parió !!- bufó Malfoy, quien por fin logró romper su túnica por donde estaba clavada y salió disparado al suelo, donde se retorció un instante y pataleó y gruñó y blasfemó y luego se puso de pie, se sacudió la túnica (lo que quedaba de ella) y recuperó un poco de su dignidad perdida.

- Y bien - preguntó Draco, acercándose al moreno - ¿Quién va ganando?

Los bárbaros lanzaron un grito unísono y el lugar completo se estremeció mientras allanaban las casas cercanas.

- ¡¡Harry, vamos a morir!! - exclamó el rubio al oído de Harry, que ya estaba en sus brazos - ¡Ahora si es en serio, Harry! No quiero morir, soy muy joven para morir. ¡Y muy bello e inteligente! Sería un gran desperdicio. ¡¡No quiero morir!!

Cuando Eme dejó de destrozar los tímpanos del moreno, saltó de sus brazos y se montó a la vaca, pateando sus costados con los talones para que se moviera.

- Vamos, Harry - invitó Malfoy, palmeando el trasero de la vaca detrás suyo -. Aquí te cabe.

La vaca mugió y golpeó a Draco con su cola, sin moverse.

De repente varios gritos llamaron su atención. Algunos bárbaros salían de las casa con muchachas en los hombros, amarradas. Otros mas prendían fuego a las techumbres de las casas y mataban a todo aquel que se les cruzara en el camino.

- ¡Muévete estúpida vaca! - gritó el Slytherin, pateando mas fuerte a la vaca, que sin inmutarse, le dio otra leche al muchacho. - ¡¡Aaaaahhhhhhh!! Te mueves o practicare contigo la enteroscopia.

- Malfoy, no creo que ella sepa lo que …

“es eso”

Potter se interrumpió por los lastimeros gritos.

Un tío, el bárbaro mas grande que había visto hasta el momento, llevaba a una pequeña niña de no mas de dos años. Harry no lo pensó dos veces: se dio media vuelta y se dirigió a Draco para tomarle rudamente por las mejillas y plantarle un apasionado beso. Instintivamente Draco llevó sus manos sobre las del moreno, intentando que no se apartara de su lado. Pero fue inútil, por que el rubio sabía lo que se avecinaba y sintió como el corazón se le encogía y una lágrima se deslizó por su mejilla. Por que Potter se despedía.

- Mantente lejos de ellos - exigió Harry, sujetándolo con ansiedad. - Has lo que tengas que hacer para mantenerte a salvo - dijo, sacando de su bolsillo el gira tiempos y colocándolo en una de sus manos. - Lo que sea necesario.

- Ni creas que te vas a librar de mi tan fácil - rugió Malfoy, con intención de bajarse de la vaca y seguirlo.

El Gryffindor se volvió a mirarle lo suficientemente amenazador como para que el Slytherin sintiera escalofríos.

-Vale - dijo Draco, con los ojos entornados -, pero es mejor que vuelvas vivo o yo mismo te mataré ¿comprendes?

Harry suspiró y le sonrió con dulzura.

- Lo mismo va para ti.

Y antes de arrepentirse, Harry echó a correr hacia el animalón.

Mujeres, hombres y niños se atravesaban al moreno desde todas direcciones, con gritos y llantos desesperados. Las casas se incendiaban y el humo comenzaba a concentrarse haciendo casi imposible el respirar. Sin embargo, con todo aquello y solo había un pensamiento en la cabeza de Harry: no debió dejar solo a Draco. Pero el animalón llevaba a la pequeña casi a rastras, como si fuera una bolsa de basura. Vale, la salvaría y regresaría a Draco y…

Harry se lanzó a la espalda del tío y se fue directo a los cabellos y los ojos de este, que chillo cuando los pulgares del muchacho picaron sus pupilas. Soltó a la pequeña y cogió a Potter por la túnica para lanzarlo lo mas lejos posible. El Gryffindor cayó sobre su espalda, en el duro suelo de roca, y tras reprimir un quejido, se puso de pie, mientras el hombretón se restregaba los ojos con brusquedad. De pronto, un elefante, mas adornado que la tía de Adivinación, pasó a toda pastilla y Harry tuvo que echarse atrás para no convertirse en abono para mandrágoras. El animalón no corrió con la misma suerte.

“Menudo Gryffindor del que te has ido a enamorar, Draco Malfoy.”

- ¡¡Mecaguenlaleche!! ¡¿Quién dijo eso?!

Draco estaba que se subía a las paredes. ¿Cómo se le ocurría al gilipollas aquel, dejarlo ahí solo, para ir a rescatar muggles?

-¡No te preocupes por mi! - gritó al moreno, aunque ya no lo oía. - ¡¡Solo voy a morir!!

Resopló mientras daba un corto paseíllo por detrás de la estatua, mirando de hito en hito al muchacho de la cicatriz. Alguien debía vigilar al muy testarudo. Con impotencia lo vio lanzarse sobre el gigante que llevaba al cachorro de muggle y cuando Harry salió por los aires era claro que le importaba una mierda las miradas gélidas que le dedicara el moreno después. ¡Nadie tocaba a su Harry y Draco estaba dispuesto a demostrarlo!

Cuando daba los pasos para salir de la estatua, el rubio fue bruscamente cogido por el cuello por un tío que tenía una cicatriz en un ojo y que le veía desde las alturas (ya que debía medir mas de un metro que él), con una mirada depredadora. Con una sonrisa siniestra, el gigante lo cogió por la cintura y lo echó sobre su hombro.

- ¡Suéltame, pedazo de muggle, idiota, imbécil, asqueroso animal! ¡Harry! ¡¡Harry!!

Pateando, el rubio fue llevado hasta un gran caballo bermejo, donde fue depositado nada delicadamente y fue amarrado, diestramente, por las muñecas.

Draco buscó desesperadamente al Gryffindor pero no había luces de él.

- ¡Potter! - gritó esperanzado aun, de que su voz se alzara por sobre todo aquel barullo. - ¡Harry! ¡Menudo Gryffindor tenías que ser!

Pero sabía que primero se quedaría afónico. Los llantos y los gritos eran una muralla muy dura de traspasar.

El giganse te montó en su caballo y echó a galopar como endemoniado, con Draco aun llamando a su Harry. No tardaron en reunirse con otros bárbaros que también llevaban tías amarradas que lloraban y gritaban en vano.

Inesperadamente un abrumador muro de fuego se levantó sobre la ciudad que dejaban atrás y Draco sintió que el corazón pateaba dolorosamente contra su pecho, como si quisiese romper todos los huesos que tuviera al alcance.

“¡Harry!”

Notas finales:

Miles de gracias a todas las hermosas personitas que me han dejado un rr y que me han puesto en sus favoritos. Quintillones de besos.XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD


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