Dirty Little Secrets
1. Chikan
Para Eustass Kidd, el asistir a una universidad jamás fue de importancia… hasta que lo conoció. Era un día martes, comenzaba un nuevo semestre, y como todas las mañanas, tomó el tren subterráneo para llegar al colegio. Se sujetó del barandal de arriba y miró a su alrededor para pasar el tiempo; fue en ese momento que lo vio por primera vez… era alto, esbelto, de piel morena y cabello azabache. Su mirada plateada permanecía atenta a un libro, ajeno a aquel pelirrojo que le miraba fascinado. Por primera vez en su vida, Kidd se sentía atraído por algo; desde aquel día, Kidd procuraba tomar el tren a la misma hora sólo para ver al magnífico muchacho que había capturado su atención.
Su interés en el chico creció poco a poco, llevándole a investigar sobre él. Se llamaba Trafalgar Law, estudiaba en la misma universidad que él pero en la especialidad de medicina y era un año menor. A pesar de ser muy popular con las chicas, era una persona callada y distante con una calificación arriba del promedio y casi siempre se le veía con un libro en mano. Después de un tiempo, Kidd ya no estaba conforme sólo con mirarle de lejos; sentía una enfermiza necesidad de estar cerca de él; tocarle, olerle, saborearle… disfrutar de él con cada uno de sus sentidos.
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Esa mañana al entrar al tren se llevó una gran decepción, el moreno no estaba. Kidd caminó un poco entre la gente, buscando un lugar más espacioso para estar; llegó a una esquina del vagón, se sujetó del barandal empotrado a la pared y suspiró, seguramente sería otro día aburrido. La puerta del vagón comenzaba a cerrarse cuando otro pequeño grupo de gente entró, acomodándose entre la multitud ya presente.
- con permiso- le dijo de pronto una voz algo agitada, sacándole de sus pensamientos. Tras recuperar el aliento, el joven se tomó del barandal y sacó un libro de su mochila, comenzando a leer.
La mente del pelirrojo se quedó en blanco; justo al lado suyo tenía a su adorado pelinegro. Pasó saliva fuertemente y le observó de pies a cabeza; las facciones de su rostro, su delgado cuello, su bien formada figura… todo en él le gustaba. Hubo un brusco movimiento, dándole a Kidd la excusa perfecta para acercarse a él, quedando justo detrás del moreno. A tan poca distancia, el exquisito perfume de Law llegó hasta la nariz del otro, haciendo que su corazón se acelerara precipitadamente. No podía más, necesitaba tocarle.
Se acercó un poco más al pelinegro, paseando lentamente uno de sus dedos por la espalda del otro. Gracias al libro que sostenía en mano, Kidd pudo ver cómo el menor comenzaba a temblar ligeramente, pero su expresión fría no cambió. La mano del pelirrojo siguió descendiendo cada vez más hasta llegar a la orilla del pantalón para luego seguir bajando. Con su fuerte mano, el mayor sujetó una de sus nalgas, apretándola unos instantes antes de comenzar a marcar la costura del pantalón con dos de sus dedos. Su mano subía y bajaba constantemente, haciendo cada vez más presión, buscando ir más allá de aquella prenda.
Al escuchar cómo la respiración de Law se agitaba lentamente, Kidd pasó su mano de atrás hacia adelante, masajeando la hombría del otro por encima de la ropa, haciendo que el menor soltase su libro de pura impresión, dejándole caer en el suelo junto con ambas mochilas.
- mmnn…- el moreno hizo todo lo posible para no soltar un gemido. Se aferró al barandal del tren con una mano mientras la otra intentaba deshacerse de la mano que le tocaba. Bajó su mirada, notando cómo su propio cuerpo comenzaba a reaccionar ante las desvergonzadas caricias; su erección se marcaba cada vez más en su ropa, haciéndole sonrojar. Law sintió el aliento del extraño chocar contra su cuello, vibrando cada vez más rápido contra él- oye… ahhh…- su cuerpo temblaba de la excitación, haciéndole ceder lentamente.
La otra mano del pelirrojo le hizo compañía a la primera, desabrochándole el pantalón para adentrarse debajo de éste. Paseó su lengua por la oreja del otro, lamiendo y mordiendo el lóbulo repetidamente mientras su mirada bajaba a la entrepierna del más joven; unas pequeñas gotas blanquecinas comenzaban a brotar de él, bajando por toda la extensión, humedeciéndola.
Kidd se quedó estático unos instantes cuando sintió una mano traviesa sobre su propio miembro. Logró abrir el cierre del pantalón para luego sacar el endurecido pene del mayor, masturbándole de la misma forma que el pelirrojo lo hacía con él. Law le miró pícaramente por encima del hombro, haciendo que la lujuria del otro creciera como la espuma.
- ¿quieres jugar, cierto?- murmuró el pelirrojo a oídos del otro, moviendo sus caderas hasta encajar su erección en la pierna del menor. Lentamente bajó las prendas inferiores del moreno lo suficiente como para dejar expuesta su entrada. Ensalivó tres de sus dedos y fue introduciéndolos uno por uno, haciendo que el cuerpo del otro se tensase. Comenzó a moverlos con suavidad, abriéndose paso en el interior del más joven, provocándole a éste más de un suspiro, aunque no estaba muy seguro si era de placer, dolor o simple nerviosismo al saberse en un lugar tan lleno de gente y que, en cualquier momento, podrían verlos.
- [[es… es demasiado bueno]]- pensaba el pelinegro mientras sentía su piel erizarse ante las atenciones del pelirrojo. Mordió su labio inferior, manteniendo sus gemidos lo más silencioso posible y se dedicó a disfrutar el momento. De pronto, una mano intrusa se coló entre los dos cuerpos; un hombre junto a ellos comenzaba a tocar a Law por debajo de la camisa, poniendo al moreno en alerta- ba… basta…
- ni siquiera lo pienses- habló de pronto el pelirrojo, atrapando la muñeca del hombre con tal fuerza que sus huesos crujieron- es mío- le miró amenazante, a lo que el hombre retrocedió asustado, apartándose de la pareja.
- eres un acosador bastante extraño- dijo el pelinegro, dejando que el otro siguiera con su labor- pero parece que tienes experiencia en esto…
- no… es la primera vez…- dijo un poco avergonzado, sacando sus dígitos del cuerpo de Law para comenzar a frotar su hombría en su entrada. Sus manos subieron hasta el pecho del menor, desabrochando la chaqueta y la camisa del uniforme para así poder tocar la piel que cubrían. Estrujó cada uno de los pezones con sus manos mientras su lengua se concentraba en empapar su cuello con su saliva, mordiéndolo de vez en cuando- ¿estás listo, Law?
- ¿cómo es que…? ¡¡AHHH!!- gritó al sentir el enorme miembro de Kidd entrar de golpe en él. Algunas personas de alrededor se viraron a verles; unas murmuraron, otras simplemente decidieron ignorarlos.
El pelirrojo empezó el vaivén lentamente; entrando lo más profundo posible para luego sacar su miembro y repetir el proceso. Una sutil sonrisa apareció en sus labios al ver a su querido Law moviéndose en busca de más. Bajó nuevamente sus manos y sujetó la cintura del otro para luego embestirle lentamente mientras le marcaba el ritmo.
Aun cuando hacía lo humanamente posible para no llamar la atención de los pasajeros, el pelinegro no podía evitar que el placer escapase de su garganta; se aferró con fuerza al barandal del vagón con una mano para no caer; su otra mano se posó en las caderas del pelirrojo, atrayéndolo lo más posible a él. Recargó su frente en la pared al sentir su cuerpo estremecerse, estaba a punto de terminar. Tras un par de embestidas, su semilla quedó impregnada en la pared del vagón. Pero para él no era suficiente…
Le dio un pequeño empujón al otro, apartándole lo suficiente para que quedara un pequeño espacio entre ellos. Dejó que la gravedad hiciera de las suyas, deslizando sus pantalones y ropa interior hasta sus tobillos para después zafarse los zapatos, sacando una de sus piernas de la ropa. Law se dio la vuelta y se pegó contra la pared, mirando al fin a su “abusador”; un joven pelirrojo más alto qué él y con expresión asesina. El moreno sonrió levemente al saberse contemplado por aquel tipo; y con ganas de continuar en donde habían quedado, se colgó a su cuello y lamió sus labios provocativamente.
- pervertido- murmuró Kidd, levantándolo por las caderas.
- mira quién lo dice- respondió sarcástico el pelinegro. Kidd colocó las piernas del menor alrededor de su cintura y dejó que su cuerpo descansara contra el vagón para soportar su peso. Sujetó su miembro y embistió nuevamente contra Law, acallando sus gritos con sus labios.
Sus lenguas invadían la cavidad contraria, enredándose y empujándose por tomar el control. La saliva comenzó a caer de sus labios y la respiración comenzaba a ser necesaria, por lo que se separaron ligeramente, aun unidos con débil hilo transparente; se miraron a los ojos unos momentos antes de volver a besarse. Ya en ese momento no les importaba si los demás los veían, lo único que deseaban era fundir sus cuerpos en uno solo. Kidd arremetía contra el moreno cada vez más profundo y más aprisa, tocando un punto en él que le nublaba la mente y robaba el aliento. Al darse cuenta de ello, el pelirrojo siguió embistiendo de la misma forma, buscando aquel punto que volvía loco a Law.
La erección del moreno volvió a crecer, enterrándose en el vientre de Kidd cada vez que éste embestía. El golpeteo de sus cuerpos contra la lámina del vagón era disimulada con el ruido del mismo tren, pero sus voces era lo único que no podía ser cubierto con el ruido que los rodeaba.
- estoy en mi límite…- dijo el pelirrojo en el oído del otro- voy a venirme…
- ahhh… hazlo… hazlo dentro…- suplicó el moreno entre suspiros y se sujetó con más fuerza a la espalda de su amante. Sentía su miembro temblar dentro de él, provocando que su cuerpo, involuntariamente, comenzara a apretarlo. Un líquido caliente se derramó en su interior; aquella sensación tan extrañamente placentera provocó que se corriera en entre ambos cuerpos, ensuciando la ropa del pelirrojo.
Después de un momento tratando de recuperarse, Kidd bajó al menor y salió lentamente de él, dejando que su esencia se escapara de su interior y bajara por sus largas piernas. Law estaba demasiado cansado, comenzaba a tambalearse; al darse cuenta, el mayor lo sujetó y ambos se sentaron en el suelo, tratando de recuperar fuerzas.
- lo siento…
- no importa…- respondió Law acomodándose la ropa- por cierto…
- Eustass Kidd…- dijo el pelirrojo, adivinando lo que el menor estaba a punto de preguntarle
- Kidd…- se sonrojó un poco al pronunciar su nombre- bueno, además de eso… quería saber cómo es que sabes mi nombre- tomó el libro que había dejado en el suelo y lo metió a la mochila
- vamos a la misma universidad, pero yo estudio Derecho. Mi padre quiere que sea abogado igual que él…
- ya veo- fue hasta que el altoparlante anunció la siguiente estación cuando se dieron cuenta que habían pasado la universidad- creo que no iremos a la facultad, y menos como estamos… ¿quieres ir a mi casa?
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Algunas semanas más tarde…
- buenos días- como todas las mañanas desde aquel día; Kidd se paró frente al moreno y le besó suavemente los labios
- buenos días- respondió Law, correspondiendo el beso para luego regresar la vista a su libro. El mayor se molestó; odiaba que Law le tomara más atención a sus estúpidos libros que a él. Le arrebató el libro al moreno y volvió a besarle, esta vez más salvajemente- oi, te dije que en la mañana no…- reclamó al separarse del pelirrojo- tenemos que ir a la universidad…- el mayor bufó molesto y se dio media vuelta, pero el moreno le sujetó del brazo y lo obligó a mirarle nuevamente- mejor… lo hacemos de regreso a casa…
The End