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Guerreros Legendarios por Shiochang

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Guerreros Legendarios
El ataque a la casa de los Winner

Amanecía nuevamente en Qatar cuando Heero y Dúo aterrizaron en el patio de la casa de su rubio amigo, allí fueron recibidos por Rasid que los llevó a una habitación puesto que el trenzado estaba más dormido que despierto y les dijo que tan pronto el joven amo fuera a desayunar le avisaría de su presencia en la casa. Heero asintió y acostó a Dúo que se acurrucó de inmediato contra él. Cerró los ojos y lo acomodó contra su hombro, era delicioso saberlo sólo suyo, que esa tal Babilonia ya no tendría manera de llevarlo a la perdición, pero aún estaba preocupado por la pesadilla que había despertado a Dúo hacía unas horas.
- Te amo - le murmuró dormido.
- Hasta dormido hablas, corazón - le acarició la nuca con ternura - descansa sin pesadillas.
Dúo se acurrucó mejor y pasó el brazo por sobre su pecho y la pierna sobre las suyas para estar más cerca de su calor.

Quatre entró en el comedor junto con Trowa que le sonrió dulcemente pero que volvió a bajar la cabeza cuando entró Wufei detrás de ellos. Se notaba que el joven chino había pasado mala noche no sólo por la cara y las ojeras que traía, sino que por la manera tan cortante de responder.
- Amo Quatre, los jóvenes Heero y Dúo llegaron hace unas horas y están descansando en la habitación que le dio a este último - le informó Rasid - de seguro en un rato más están por aquí.
- Gracias, Rasid - le sonrió y se sentó a la mesa junto a Trowa.
- Así que trajo de regreso a ese resbaloso - dijo Wufei de manera agria - yo se lo daría a Babilonia para que se lo diera a su bestia.
- Wufei, Dúo es necesario para evitar que el mal se libere - le dijo Trowa divertido - y no creo que a Heero le gustara tu comentario.
- Me importa poco.
- ¿Qué te importa poco, Wufei? - le dijo el trenzado sentándose frente a Quatre y dejando el asiento a su derecha desocupado para Heero - buenos días, hace un bonito día ¿verdad?
- Te veo muy contento, Dúo.
- Es que las cosas se me han dado muy bien últimamente - se sonrió feliz - y mi mundo está color rosa, he pasado una noche maravillosa...
- ¡Cállate, Dúo! - lo interrumpió Heero pero sabía que el trenzado ya había dicho demasiado por la cara que puso Wufei al oírlo.
- Maldito - le gruñó Wufei dispuesto a matarlo.
Heero le dio un golpe en la cabeza a Dúo y lo atrajo hacia su pecho.
- Basta, Wufei, Dúo tiene algo que decirnos, y no sacas nada con pegarle, no solucionarás nada pegándole a mi hablador trenzado.
- ¿Qué cosa tienes que decirnos? - intervino Quatre tratando de desviar el tema.
- Miliardo y Traize liberaron a Babilonia esta mañana.
- Así que la bruja esa está libre - dijo Trowa.
- Y para liberarla le ofrecieron la semilla del verdadero Dúo - movió la cabeza - lo violaron al pobre, pero él no se va a acordar ni por broma de lo que pasó.
- San Miguel dijo que iba a tratar de tentarnos - dijo Wufei - y el que más peligro corre es Yuy.
- Esa mujer escarlata no le va a poner un dedo encima a mi Heero - dijo Dúo - ni a ninguno de ustedes, porque se las voy a presentar para que no los engañe ni trate de seducirlos - se puso de pie y se concentró en la imagen que había visto de la mujer.
- "Hola, guapo, espero que seas capaz de complacerme por completo" - dijo ella en una pose seductora agitando las pestañas como abanico.
- ¿A quién le habla? - dijo Wufei mirando bien a la mujer.
- No lo sé, pero si sé que se aparecerá por aquí, le encargaron que recuperara los demonios que nosotros tenemos.
- No será fácil el trabajo para ella si a ninguno de nosotros le gustan las mujeres - dijo Trowa en voz baja.
- Es verdad, pero podría usar a alguien más para tratar de llegar a los rollos, espero que nadie sepa dónde están.
- Los que recuperé en Hiroshima sólo yo sé donde están - dijo Wufei viendo como desaparecía la imagen de la mujer - y no pienso decirle dónde están.
- El que nosotros encontramos está a salvo y ni siquiera Quatre sabe dónde está - dijo Trowa.
- Y los que yo tengo, Zero los puso fuera del alcance de cualquier humano - dijo Heero - en ese aspecto están a salvo.
- Algo está mal - dijo Dúo pensativo - cuando le contábamos a la familia la historia que descubrimos de los guardianes, dijiste que había siete ángeles y que cinco de ellos son guardianes del infierno, entonces ¿Qué fue de Talguis?
- No lo sé, tal vez nosotros lo tengamos, pero es mejor no liberarlo, de inmediato se pondrá de parte de Zech y es casi tan poderoso como tu guerrero.
- Entonces, ellos tienen dos guerreros iguales a los nuestros - dijo Trowa - eso es mala señal aunque no tengan los rollos.
- Perdonen - dijo Dúo y salió corriendo del cuarto rumbo al baño con una mano en la boca y la otra en el estómago. Heero salió detrás de él y lo vio vomitar.
- ¿Qué pasa, Dúo?
- Alguien está tratando de usar el libro de los muertos en mi contra nuevamente - le dijo lavándose la boca y la cara - pero mi organismo se resiste.
- Bebemos buscar una protección para ti - lo llevó de regreso al comedor - tal vez lo mejor sería preguntarle a San Miguel qué es lo que está pasando, de seguro Babilonia ya comenzó a hacer de las suyas en alguna parte del mundo.
- ¿Estás bien? - le dijo Quatre - estás pálido.
- No estoy nada de bien, no sé que me pasa, algo me tratan de hacer por medio del libro de los muertos, no estoy muy seguro.
- Llamemos a San Miguel - dijo Heero y dijo - ¡General! ¿Puede venir?
Casi de inmediato los cinco desaparecieron del comedor y aparecieron en el hangar dónde habían encontrado sus guerreros.
- Creo que es hora que conozcan algo más de sus guerreros - les dijo San Miguel - y así podremos averiguar qué es lo que traman esos demonios al usar el libro de los muertos para maldecir con la enfermedad a todos aquellas personas que tienen algún poder psíquico o paranormal.
- ¿Paranormal?
- Los que ven fantasmas y apariciones y cosas parecidas - le explicó Trowa.
- Al parecer junto con Babilonia se ha liberado la Enfermedad y la Hambruna, aunque no sé cómo es que no han liberado a Talguis.
- ¿Qué quiere decir? ¿Acaso no lo tenemos nosotros?
- No, Talguis no alcanzó a ser encerrado como Epión, él se escapó ocultándose entre los desterrados del paraíso. No es un demonio mayor ya que su poder como ángel no era del tipo guerrero sino que más bien era pedagógico, así que su rol en el destierro de todos ellos fue el de conocer los secretos de las siete llaves y entregarlas, luego de quitárselas a Zero, a su superior inmediato.
- ¿Y cómo pueden liberarlo?
- Por medio de un ritual no muy complicado que necesita de alguien que engañe a uno de los Guardianes de la Tierra y le robe algo muy preciado y haga llorar de rabia y de dolor a otro - miró hacia una pantalla gigante y vio a Babilonia seduciendo a los hombres poderosos y ricos del mundo - cuatro de ustedes corren peligro, Trowa y Quatre y Heero y Dúo.
- Se nota que yo no puedo hacer llorar a nadie - dijo Wufei - y por lo mismo no soy blanco para ellos.
- A ti podría intentar seducirte Babilonia - dijo San Miguel - aunque asegures que no te gustan las mujeres.
- Dúo ya nos mostró a la bruja esa, no me voy a dejar engañar por la resbalosa esa - le dijo.
- Bueno, ella suele ocupar trucos sucios - le mostró - ella se presentará ante cualquiera como esta persona quiera que sea, si le gusta rubia, será la rubia más hermosa y exuberante que hayas visto; si morena, morena, y si quieres un joven, será un excelso varón, incluso puede copiar la imagen de las personas amadas para seducir y una vez en sus garras, es bien difícil escapar de ella.
- A mí me daría pena que algo así te pasara, Wufei - le dijo Dúo preocupado - aunque tú no me quieras, yo te considero mi amigo.
- ¿Cómo te voy a querer si me haz quitado a la persona que amo? - Murmuró el chino molesto.
- ¿Qué dijiste?
- Que qué te importa - le replicó con violencia.
- No se peleen así ¿no ven que están en un recinto dentro del Paraíso? - Les regañó San Miguel.
- ¿Cómo iba a saberlo? El único brujo es Maxwell.
- Yo no soy brujo, soy síquico que es distinto - le replicó este molesto.
- No le hagas caso, te está provocando - le dijo Heero abrazándolo.
- Sí, protégelo Yuy, pero ese cabeza de alcornoque te va a traer problemas - le dijo Wufei cruzándose de brazos molesto.
- Déjalo es paz, Wufei - le dijo Trowa - comienzas a aburrirme con toda esta tonta pelea con Dúo.
- Tú no te metas, Barton.
- Wufei, vas a terminar dividiendo el grupo con tu tozudez - le dijo el arcángel en reprimenda - intenta controlarte, pequeño dragón.
- Bueno, mejor díganos a qué nos trajo aquí, San Miguel - le dijo Quatre desviando el tema.
- ¿Recuerdan los rollos de los guardianes? - ellos asintieron - hasta cierto punto ellos debían enseñarles a manejar sus guardianes, pero hay algo más que deben saber acerca de ellos, y es su historia.

[[ Zero y Deathscythe, guardianes de las siete llaves del poder, amigos inseparables pese a ser tan diferentes, cuidaban la entrada a la bodega donde se guardaban las armas. Unas puertas más allá estaban Sandrock y Heavyarms, custodios de las trompetas del trueno , ellos también permanecían siempre juntos y se amaban profundamente. Nataku, el ángel solitario, dormía esa tarde la siesta luego de un arduo entrenamiento junto a San Rafael y San Gabriel, él quería ser un arcángel, pero era un papel difícil de lograr y debía esforzarse al máximo.
Sin percatarse casi de su presencia, Talguis averiguó qué era lo que tanto protegían Zero y Deathscythe y para qué servían, nadie sospechaba que él ayudaba al ángel más bello en su rebelión en contra del Padre y mucho menos se imaginaban que era el "otro" de Epión, quien era uno de los guerreros más poderosos y uno de los más ambiciosos ya que soñaba con derrocar a San Miguel y convertirse en el máximo general de las fuerzas celestiales, pero ello sólo se concretaría si el Padre era derrocado.
Lo único que debía hacer para probarle su lealtad a aquel ángel bello y malvado era entregándole aquello que le daría el poder que tanto ambicionaba, pero para ello debía burlar la vigilancia de Zero, dudaba que aquel ángel amigo suyo, que estaba perdidamente enamorado de él pero que no se atrevía a declarársele, fuera algo difícil de controlar. Habló con Epión y este le pidió a su seudo novio que fueran a caminar por las orillas del lago Amor. Con semejante propuesta, el ángel se alegró aceptó gustoso, lo que angustió a su joven amigo, el ir a aquel lago sólo significaba una cosa, quería proponerle matrimonio. Por el mismo motivo, descuidó sus labores y le dio la oportunidad a Talguis que esperaba mientras él trataba de evitar que ellos se unieran.
Pero Epión se apresuró demasiado, pretendía tener a Zero antes de la boda y este, pese a amarlo, lo rechazó y trató de regresar a sus labores. Tratando de detenerlo el tiempo que necesitaba su amante para robar las llaves, intentó convencerlo que se había equivocado, que esperarían hasta la boda, pero Zero se negaba a escucharlo, había escuchado los sollozos de alguien detrás de los arbustos. Intentó enderezarse, pero el otro ángel lo detuvo.
- ¡Ya lo hice! - le gritó Talguis alejándose a toda velocidad.
Epión se levantó victorioso, tal vez no había conseguido profanar a Zero, pero había conseguido algo mejor y pronto, muy pronto, sería el general de todas las fuerzas celestiales y así se lo hizo saber.
Zero sólo se quedó en silencio, estaba tan herido que ni siquiera era capaz de derramar lágrimas, su corazón se había secado al oír sus palabras, usado, era lo único que podía pensar, que aquel bello ángel lo había usado para obtener lo que ellos guardaban. Entonces recordó a su querido amigo y ambos se abrazaron llorando, a uno lo habían engañado de frente y al otro le había llegado de rebote el mismo dolor, pero debían de recuperar las llaves antes que pudieran usarlas.
Regresaron a su casa y le contaron todo a sus amigos, Zero se sentía avergonzado por haber caído con tanta facilidad en las garras de aquel ambicioso, pero estaba dispuesto a lo que fuera con tal de recuperar las siete llaves del poder. Hicieron un plan muy cuidadoso pero sencillo, dos de ellos se infiltrarían y recuperarían las llaves, uno de ellos montaría guardia y los otros dos les darían un medio de escape.
Sin embargo, llegaron en muy mal momento, todos los traidores se encontraban reunidos en un lugar oscuro, cosa rara en el paraíso, y las llaves estaban en el medio, pero tenían una ventaja, ellos no querían compartir los poderes, todos querían adueñarse de todos y eso había armado tremenda trifulca entre ellos. Deathscythe se aprovechó del pánico y tomó las llaves y junto con Zero intentaron huir, pero al llegar junto a Nataku, alguno de los confabulados notó la ausencia de las llaves y los atacaron. Se defendieron como pudieron ya que, aunque ellos eran fuertes, eran demasiados. Sandrock y Heavyarms entraron a ayudarlos y pudieron dispersarlos un poco y regresar a la base, pero los primeros guerreros venían mal heridos, aunque conservaban las llaves.
- ¿Qué podemos hacer para evitar que las toquen? - dijo Deathscythe preocupado mientras Sandrock curaba las heridas de Zero - de otra manera van a intentar robarlas de nuevo.
- Debemos hablar con nuestros superiores antes que intenten destruirnos - sentenció Nataku - recuerden que les vimos a todos y que sabemos que preparan una rebelión en contra del Padre.
- Nataku tiene razón - dijo Zero - si toman a todos desprevenidos, van a hacer una terrible masacre.
- Pero eso significaría admitir que fallamos al proteger las llaves del poder - dijo Deathscythe.
- Es mejor que sepan que fracasamos pero que pudimos enmendar a que piensen que somos traidores - le replicó Zero.
- Esperemos que Epión no los haya acusado de entregar las llaves - les dijo Sandrock preocupado - ese infeliz ya le andaba metiendo ideas en la cabeza a San Rafael sobre nosotros.
Los cinco fueron con sus jefes con apenas tiempo para informarles lo ocurrido antes del ataque. San Miguel los miró preocupado y no los castigo, simplemente les pidió que sellaran las llaves dentro de siete rollos que sólo los humanos pudieran abrir y los guardaran y se unieran al resto del ejército.
Fue así como los ángeles de dividieron en buenos y malos, los que apoyaban al ángel más bello y el peor de todos, y los que apoyaban al Padre Santo. La lucha fue terrible y muchos ángeles buenos cayeron, pero el jefe de los traidores fue desterrado finalmente y los suyos, que pasaron a ser demonios, también. Epión fue capturado y encerrado en uno de los rollos por las súplicas de compasión de Zero, que lo seguía amando para dolor de Deathscyhte, y ellos, por haber permitido que los engañaran y no reaccionar a tiempo, también fueron castigados y obligados a custodiar las puertas del infierno para que aquellos seres que eran realmente peligrosos no llegaran hasta la humanidad y la destruyeran por completo. Habían aceptado el castigo con humildad, pues, al menos, habían conseguido detener las ambiciones de aquel traidor, por el momento . ]]

- Y también supimos por qué él se rebelaba contra Dios Padre, …l amaba a aquellas frágiles criaturas que había puesto bajo nuestra custodia en el paraíso, muchos de los nuestros también lo hacían, pero él los envidiaba, su ira era tanta porque siendo aquellas criaturas tan pequeñas, sin poder, sin sabiduría, tan delicadas eran los preferidos del Padre que los odió, los odió tanto que los hizo expulsar del paraíso convenciendo a aquella serpiente que les dijera cosas.
- ¿Se puede saber qué era aquel fruto que les prohibieron comer?
- Aquel era el árbol de la ciencia del bien y del mal, hasta ese momento, ellos no sabían que había cosas malas, sólo conocían las buenas y era lo que hacían, pero al desobedecer, perdieron su inocencia.
- Pero ustedes no odian a los humanos.
- Los leales amamos a estas criaturas y envidiamos sanamente a los ángeles guardianes, ellos están siempre cerca de ellos cuidándolos como hacíamos nosotros cuando estaban en el paraíso, sin embargo, son pocos los humanos que pueden vernos, sólo lo hacen de pequeños, después, cuando pierden su inocencia, dejan de vernos y ya no piensan más en nosotros.
Quatre, repentinamente, sintió un profundo dolor en el pecho que lo hizo aferrarse al brazo de Dúo para no caer.
- ¿Qué pasa, Quatre? - le dijo el trenzado al verlo pálido y con la mano sobre el corazón.
- Mi casa... están... atacando... mi casa - tartamudeó - están... matando... a... mi gente.
- ¡Deben saber que no estamos en la Tierra y que aquella es nuestra base y piensan que allí están los rollos de los demonios! - Dijo Wufei exaltado.
- Traize debió abrir la boca - dijo Heero molesto - de seguro le preguntó a alguien si estabamos allí y le contestaron que sí, pero que en esos momentos no estábamos y por eso atracan. Debemos regresar.
- No puedo dejarlos ir sin que reciban su entrenamiento - les dijo San Miguel.
- Nos iremos igual - dijo Dúo molesto y los cinco desaparecieron de inmediato.

El cashba estaba cubierto en llamas, los hombres le disparaban a los demonios tratando de evitar que continuaran destruyéndolo todo a su paso, pero no les hacían ni cosquillas y ellos seguían destruyendo el lugar.
En eso aparecieron los cinco en le mismo lugar de dónde los sacaron y corrieron a defender el hogar de los Winner con sus guardianes. Heero y Dúo fueron por los que atacaban la casa principal, Trowa y Quatre para proteger el área en que estaban las mujeres y los niños y Wufei atacó a los que estaban del otro lado. Sin embargo, se llevó una sorpresa al ser atacado por otro guerrero muy similar al suyo y totalmente blanco, es su brazo portaba un escudo y llevaba una espada muy parecida a la de Zero. Retrocedió con asombro recordando a Talguis, así que el otro ángel de su tipo estaba libre aunque no era guerrero.
- ¡Yuy, Talguis está libre!
- Puedes con él, evita que tome prisioneros - le dijo.
Quatre y Trowa luchaban denodadamente por el otro lado cuando notaron algo raro, ¿por qué Epión se había quedado atrás sin atacar? ¿Acaso aquella era una trampa para ellos?
Heero consiguió vencer a varios demonios pero estaba siendo apartado de Dúo sin darse cuenta hasta que se topó de frente con Epión que no atacaba, simplemente lo esperaba. De pronto, abrió la cabina y su piloto cayó al suelo. Sin pensarlo dos veces, al ver la trenza, se lanzó tras él y lo recogió.
- ¿Dúo? - dijo mientras intentaba recordar las palabras de San Miguel sobre la liberación de Talguis: " Por medio de un ritual no muy complicado que necesita de alguien que engañe a uno de los Guardianes de la Tierra y le robe algo muy preciado y haga llorar de rabia y de dolor a otro", pero sus palabras no estaban cumplidas ¿o si?
- ¡Eviten que Heero se acerque al otro Dúo! - ordenó San Miguel.
El otro Dúo abrió los ojos al verse atrapado por los brazos de Heero y le echó los brazos al cuello al japonés que lo miraba sorprendido e intentó besarlo.
- ¡NO! - gritó el joven faraón usando sus poderes síquicos...

Continuará...
¿Conseguirá el verdadero Dúo robarle un beso a Heero y hacer llorar de rabia y de pena al otro trenzado? Esperen el siguiente capítulo, a la misma hora y en el mismo canal.
Ya sé que el capítulo quedó más cortito que los otros, pero se me escapan las ideas, me duele la cabeza y los ojos y no quiero alargarlo, quiero dejarles el enfrentamiento Dúo a Dúo para el capítulo siguiente.
Supongo que ya lo saben, pero por si acaso:
> Sueños y visiones del presente.
[[ Bla, bla]] recuerdos.
Si, debí decirlo antes, pero se me fue, lo siento (En realidad lo sienten ustedes, pero en fin)
Ojalá le gusten los capítulos que escribí y me ayuden con algunas ideas para el siguiente capítulo "Enfrentamiento de Dúo a Dúo"
Shio Chang.

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