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Guerreros Legendarios por Shiochang

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Guerreros Legendarios
Dúo contra Dúo

El americano sintió que era apartado por unos brazos invisibles con gran violencia de aquella hermosa aparición que lo había detenido y evitado que se golpeara ¿qué había sido? Aquel joven aún lo miraba asombrado, era hermoso, tal vez fuera el ángel que había partido a buscar a Egipto meses atrás y que no había encontrado aún, pero ¿qué había sido aquella fuerza que lo había apartado cuando justo iba a besarlo?
Quatre se volvió hacia donde Wufei luchaba contra Talguis y se asombró al ver que este desaparecía, pero se preguntaba quién era su piloto y por qué el verdadero Dúo conducía Epión ¿no se suponía que sólo podía tener conexión con un solo humano? De pronto también este desapareció dejando al joven trenzado frente a Heero que lo miraba preocupado, pero su hogar estaba ahora en ruinas y no veía a su padre por ninguna parte.
Deia se bajó de su guerrero apresurado de un salto y de inmediato se paró junto a Heero mientras bullía de ira contra el americano controlando a duras penas sus poderes, no iba a permitir que se acercara a su amado demasiado, eran idénticos y tal vez consiguiera confundirlo y robarle un beso, aquello liberaría por completo a Talguis y no podían permitírselo.
- ¿Qué intentas hacer, aprovechado? - Le reclamó furioso Deia, un aura roja parecía verse a su alrededor y Dúo se le quedó viendo fijamente ¡Parecían gemelos idénticos! - Ni creas que porque te pareces físicamente a mí me vas a quitar a mi novio - lo amenazó abrazando a Heero contra su pecho - ¡espero que te quede claro!
- ¿Es tu novio? - Dijo con tristeza.
- Claro que sí, es MIO - recalcó.
Heero movió la cabeza intentando despejarse, eran tan iguales físicamente que sería difícil diferenciarlos para cualquiera que los viera, incluso el timbre voz era el misma, que si no fuera por el cinturón dorado que el faraón llevaba en la cintura, recuerdo de su verdadero ser, no sabría cuál es cuál.
- Heero - le dijo Trowa bajándose también - debemos verificar los daños ocasionados por esos Demonios a la casa de Quatre - se quedó viendo a los dos trenzados que se miraban el uno al otro como midiendo sus fuerzas - ¿Dúo Maxwell?
- ¿Quiénes son Ustedes? ¿Cómo es que saben mi nombre? - Preguntó de repente ignorando al joven faraón acercándose a Heero mirándolo coquetamente lo que provocó que Deia se enfadara y usara todos sus poderes síquicos sobre él lanzándolo lejos.
- ¡YA TE DIJE QUE …L TIENE DUE—O!
- Calma, corazón - lo abrazó Heero y lo besó en la mejilla.
- ¡Otro resbaloso! - Dijo Wufei fastidiado llegando al lado de ellos - si no era suficiente con uno, ahora hay dos.
- No me han respondido - dijo el americano sacudiendo sus ropas.
- Heero Yuy, Trowa Barton, Wufei Chang - dijo el primero - y Deia Mon.
- ¿Bromeas? …l tendría más de tres mil años - dijo señalando al otro trenzado.
- Me conservo bien - replicó el otro trenzado rodeando la cintura de Heero y apoyando su cabeza en su hombro - ¿Qué le pasa a Quatre?
- Su padre y su hermana mayor no están por ninguna parte - dijo Trowa - esos demonios lo destruyeron todo, sólo espero que no haya muerto nadie de la familia de Quatre, no me gustaría verlo perder la razón.
- Chicos - dijo el rubio apareciendo junto a ellos y fijándose en el americano - ¿Dúo Maxwell?
- Ustedes saben mi nombre ¿quién eres tú?
- Quatre Raberba Winner - se presentó.
- ¿Qué pasa, Quatre?
- Dicen mis hermanas que mi papá y mi hermana mayor salieron del cashba poco después que nosotros, que iban a la cuidad y que hemos estado ausentes alrededor de cinco horas, que ellas nos estaban preparando un gran banquete, pero que la comida se perdió.
- ¡Otra desgracia! - Dijo Wufei.
- A veces creo que piensas con el estómago, Wufei - le dijo Heero burlón y se volvió hacia Quatre - aparte de la comida ¿se perdió algo más?
- Los soldados de mi padre están tratando de volver a habilitar las líneas telefónicas y la antena para la radio y los celulares.
- ¿Por qué se habrán ido así los demonios?
- Es lógico, Talguis fue liberado temporalmente mientras ellos conseguían robarle algo a uno de los guardianes de la Tierra y hacían llorar a otro, sin embargo, se metieron con quien no debían y se olvidaron de mis poderes síquicos - dijo Deia - pero me las van a pagar todas juntas y por separado. Y tú - le dijo a Dúo - ni te atrevas a acercarte siquiera a mi Heero o te mato ¿entendiste?
- No te tengo miedo - lo enfrentó - eres tú quien teme que me prefiera a mí.
- ¡Ja! - Replicó apartándose de Heero - cómo si yo no supiera que te rechazaron hace unos meses allá en tu casa.
- ¿Cómo te atreves?
- Basta - dijo Heero volviendo a atraer hacia su costado a Deia - veamos mejor que podemos hacer por Quatre - ordenó.

En los terrenos donde antes estuviera el Cashba instalaron provisionalmente un campamento mientras Quatre intentaba contactarse con su padre luego que su gente reinstalara las antenas de radio. La tarde se había vuelto un mar de peleas entre ambos trenzados saliendo siempre ganador el faraón ya que podía usar sus poderes síquicos para adivinar qué haría el otro a continuación, sabiendo que pretendía, sólo que el mantenerse en alerta permanente lo tenía agotado y se había sentado junto a Heero y éste lo había hecho apoyar la cabeza sobre su regazo dado que estaban sentados en el suelo sobre un montón de cojines para cuidarlo y mimarlo un rato.
Wufei sólo los observaba en silencio, pero había terminado tomando partido por el faraón, al menos era menos hostigoso que el otro, era exasperante la manera en que insistía una y otra vez con eso de tratar de robarle un beso a Heero, al menos el otro se había tranquilizado un poco al ver que ya era suyo el amor del Japonés.
- Aquí hay dos parejas - detuvo Wufei a Dúo cansado ya de verlo molestando al japonés - Heero y Deia, Trowa y Quatre, el único libre aquí soy yo.
- Tú no me gustas.
- Y tú menos me gustas a mí - le replicó - sólo que ya me cansaste, eres enfermante ¿Acaso no te das cuenta que sólo haces el ridículo?
- Eres un entrometido.
- Eres un acosador, deja a Yuy en paz.
- Eres un antipático.
- Eres un buscapleitos.
- ¿A ti que te importa todo esto?
- Yo conocí a Yuy en la escuela y desde entonces lo protejo, tal vez no sea yo su novio, pero yo lo amo.
- ¿Y te lo quitó ese y te quedas tan tranquilo?
- Yuy nunca fue mío - replicó - él me quiere como hermano, nada más, y prefiero dejarlo así, pelear con ese trenzado es tiempo perdido, tiene sus poderes síquicos y si consigues hacerle algo, será Yuy quien se enoje y perderás igual, te lo digo por experiencia.
- Yo no me voy a rendir, nos parecemos mucho y tal vez piense que yo soy mejor que él.
- ¿Y si lo hace tan sólo porque te pareces a Deia?
- ¿Qué quieres decir?
- Tú mismo lo has dicho, te pareces mucho a él, así que sólo vendrías ser un reemplazo de la persona a la que verdaderamente ama.
- ¡Cállate!
- Bueno, es tu problema, no el mío, pero dudo que puedas llegar a confundir a Heero, es un tipo muy astuto y especial, él ya sabe cual es su amado trenzado y cual no - se levantó - más te convendría escucharme y perseguir a alguien que esté libre y que pueda amarte.
Heero acariciaba tiernamente los mechones de la frente de Deia mientras descansaban, su pobre faraón se veía agotado con todo ese pleito que el americano había decidido sostener con él, comprendía que tuvieran los mismos gustos ya que se parecían muchísimo, pero eran bien distintos al fin y al cabo. Su trenzado era distraído pero entregado, duro pero tierno, malo pero gentil, coqueto pero ingenuo y altanero y a la vez humilde. En cambio, el otro era más mundano, un tipo que se sabía los secretos de la vida social por libro y que de humilde no tenía nada, tampoco tenía respeto por la propiedad ajena, ya que él, si bien no era una cosa que se pudiera poseer, le pertenecía por entero al hermoso faraón.
- Deia - le dijo acariciando sus labios con el pulgar - me gustaría estar a solas un rato contigo, hay algo que quiero hacerte - le sonrió - el abuelo me regaló algo que me encantaría mostrarte.
- ¿En serio? - Le sonrió también - Deberíamos preguntarle a Quatre si podemos alejarnos un poco, si hay un lugar pacífico donde descansar y estar a solas los dos un rato, ese tipo ya me tiene hasta la coronilla con sus insinuaciones, estoy cansado de aguantarme las terribles ganas que tengo de matarlo, tal vez debieron dejar que Babilonia se lo diera de comer a su bestia.
- Oye, que si liberan a su bestia esa mujer se va a poner desenfrenada y quién sabe que va a ser de la humanidad luego.
- Ustedes se vienen conmigo - les dijo un ángel apareciendo frente a ellos y los dos desaparecieron frente a los ojos asombrados de Dúo.
- ¿Quién eres?
- Soy el arcángel de la sanación, San Rafael - puso su mano cuidadosamente en la frente del trenzado y este sintió como recobraba lentamente sus fuerzas.
- ¿Y por qué nos trae sólo a nosotros? Somos cinco, ¿recuerda? - le dijo el trenzado.
- Es por aquel joven, no quiero que uno de los guardianes mate un humano por muchos motivos que éste le dé, sería tu perdición.
- ¿Por qué lo dice?
- Es muy simple, ustedes sólo deben luchar contra los demonios, sus almas le pertenecen al infierno de todas maneras, pero todas las almas humanas son de Dios de todas maneras hasta la hora del juicio final, y si uno de ustedes mata un humano, a no ser que esté siendo controlado por uno de los guerreros infernales, lo envía de inmediato al infierno y se convierte en juez.
- "No juzgues, pues con la misma vara que juzgues serás juzgado" - dijo Heero - así estaríamos condenándonos nosotros a la hora del juicio ¿verdad?
- Pero ese tipo es desesperante - replicó el trenzado.
- Por eso los saqué y los llevaré a un lugar donde podrán estar a solas.
- ¡Gracias! - Sonrió Deia feliz mientras abrazaba a Heero.

Quatre entró en la tienda en que descansaban sus amigos y se encontró con que Dúo estaba solo, Wufei estaba afuera conversando con Trowa, pero Heero y Deia no se veían por ninguna parte ¿Dónde estarían?
- ¿Y los demás?
- Alguien vino y se los llevó, no sé quién era, pero desaparecieron.
- Entiendo - murmuró preocupado y fue por los otros dos - ¿Qué hacen afuera?
- No aguantamos a ese tipo - admitió Trowa cansado - es desesperante, el único tema del que habla es de Heero, aunque le digamos mil veces que él ya tiene dueño.
- Dice que desaparecieron, de seguro un ángel se los llevó para que los dejara en paz - dijo Quatre apoyando la cabeza en el hombro de Trowa - y Deia no lo matara.
- Tal vez deberíamos meterlo en un paquete y enviarlo de regreso a su hogar.
- Ellos vienen de allá, los meteríamos en un tremendo lío, Dúo me dijo que había presentado a Heero como su novio a la familia Maxwell.
- Debemos encontrar la manera de deshacernos de él sin que nadie se entere para que deje al mundo de una vez en paz - dijo Wufei - si lo dejamos en el desierto...
- Ni se te ocurra matarlo, podrías meterte en muchos problemas si llegas a hacerlo, no querrás convertirte en uno de los siete Jueces del final del tiempo - le dijo otro hombre apareciendo frente a ellos y sonriendo tranquilamente - fue mi hermano, el arcángel San Rafael , quien se llevó a los otros, así que ustedes ahora se vienen conmigo - y desaparecieron, reapareciendo en un rincón del paraíso.
- Que bonito - dijo Quatre admirando el lugar.
- ¿Lo reconocen? Aquí nacieron los siete ángeles guardianes - les mostró todo el lugar - cada uno de ellos nació de una hermosa piedra, pero dos de ellas fueron contaminadas por la ambición del ángel caído sin que el Padre se diera cuenta.
- ¿Por qué nos trajo aquí, San Gabriel?
- Para evitar que se transformen en jueces y verdugos, si lo hacen podrán en riesgo sus almas para cuando llegue el juicio final.
- ¿Sólo por querer deshacernos de ese estorbo? - Dijo Wufei - creo que prefiero cien veces a Deia, al menos él se preocupa por todos y no sólo por él mismo como hace este otro.
- …l debería pilotear a Deathscythe, realmente es su nombre el que está escrito en el libro de la vida, pero también está el de Deia Mon a su lado.
- El problema con él es su forma de ser - dijo Trowa - quiere a toda costa ser el centro de atención de Heero y cuando no lo consigue provoca a Deia y de paso a nosotros.
- Bueno, deben tener en cuenta que siempre ha sido siempre consentido por su familia y sus hermanas mayores, que casi siempre ha obtenido todo lo que ha deseado y siempre se lo han dado sin luchar, por lo tanto, es una gran novedad para él encontrar preocupaciones y alguien que se oponga a sus deseos.
- ¿Qué vamos a hacer mientras?
- Descansar un poco - les sonrió y los dejó solos.
- ¡Espera, yo no voy a hacer de violinista! - Le gritó Wufei siguiéndolo mientras Trowa y Quatre se miraban sonrojados.
- Está bien, acompáñame.

Deia permanecía sentado junto a un hermoso lago en donde nadaban hermosos cisnes tan blancos como la nieve mientras Heero se recostaba en su regazo y se dormía. Ambos estaban muy relajados y a gusto así, en silencio y en paz, aunque al trenzado le estaba costando sobremanera mantener el silencio, había tantas cosas que le podía preguntar a su amado y que le podía decir pero sabía que no debía romper aquella paz que en esos momentos disfrutaban, por lo mismo le sorprendió cuando Heero se enderezó y se apoyó en su pecho mirándolo preocupado.
- Estás muy silencioso, amor - le dijo acariciando su costado - ¿Estás bien?
- No quería molestarte, Heero - le acarició una mejilla sonriendo - te ves tan hermoso así dormido - lo besó en los labios - te amo tanto que duele.
- Eres un poquito exagerado - le replicó y le rodeó el cuello con los brazos acercando sus labios a los del trenzado - pero te entiendo, me pasa lo mismo.
- Heero, quisiera preguntarte algo.
- ¿Dime?
- El otro Dúo ¿te gusta? Nos parecemos mucho en más de un sentido y sé perfectamente que se ha encaprichado con tu persona, eres un joven muy guapo y a cualquiera le has de gustar, pero necesito saber qué es lo que tú piensas, si yo soy tu favorito, si no pretendes dejarte engañar por su coquetería, si en algún momento, dado el caso, nos podrás diferenciar uno del otro...
- Cállate, Deia - lo besó en los labios - te amo a ti.
- Pero...
- Nada, amor, sé que los puedo diferenciar perfectamente, tienes un algo que él jamás tendrá, una chispa que enciende mis sentidos y que en él nunca estará. Se pueden parecer demasiado físicamente y tener la misma voz, pero él no tiene tu esencia, tu aroma, ese algo que me hizo enamorarme perdidamente de ti - le explicó mientras se acurrucaba de nuevo en su pecho - nunca podrá engañarme con facilidad, su personalidad dominante me repele y me molesta, así que deja de usar tus poderes y descansa.
- Eres tan lindo - lo abrazó y se recostó contra el pasto - me alegro que hayas sido tú quien me despertó de mi sueño milenario, es muy fácil amarte.
- Estaba escrito que fuera yo - le sonrió cerrando los ojos - recuerda que alguien encontró la pirámide mucho antes que yo pero, antes de encontrarte, hubo una tormenta de arena que hizo desaparecer tu pirámide y no te pudo despertar.
- Me gusta estar así contigo, descansar a salvo de todo, sin nadie que nos moleste, pero me gustaría... - se sonrojó.
- A mí también - le sonrió Heero.
- ¿Qué fue lo que te dio el abuelo?
- El kamasutra.
- ¿Qué es eso?
- Es un libro muy especial, una especie de manual de los rituales sexuales, trae explicadas muchas poses para hacer más sensualmente el amor. Algún día podremos hacer realidad nuestras fantasías, allá en mi hogar, a nuestras anchas y los dos solos, sin nada que nos moleste y sin más preocupaciones que nuestro amor
- Espero que llegue pronto, no quiero tener que convertirme en guerrero de las fuerzas celestiales para exterminar a los demonios y librar a la humanidad.
- Durmamos un rato, después iremos a buscar a San Miguel para hacerle algunas preguntas - le ordenó y se durmieron en la posición en que estaban mientras el sol los calentaba tenuemente .

Quatre estaba sentado tranquilamente en la orilla del hermoso lago de aguas claras con los pies desnudos en el agua fresca, llevaba los pantalones enrollados hasta las rodillas y miraba a su amado hincado a su lado pero fuera del agua.
- El agua está tibia - le dijo sonriendo dulcemente - anda, siéntate a mi lado - le pidió golpeando levemente el pasto - por favor.
- ¿Te das cuenta lo tentador que me pareces así? - Trowa lo miraba fijamente - me dan ganas de comerte.
- ¡Trowa! - Le reclamó sonrojado - por favor recuerda dónde estamos.
- No creo que le moleste a nadie. Además - le mostró el otro lado del lago - mira a esos dos, se ven tan tranquilos dormidos abrazados que dan envidia ¿Cómo sabes si ya lo hicieron? Además, Dios mismo es amor.
- Pero dudo que hayan hecho algo más que descansar, Deia se veía agotado- le dijo mirando el agua viendo su rostro rojo en el reflejo - sólo disfrutan de la paz del lugar.
- ¿Y tú no tienes sueño? - Le dijo abrazándolo por la espalda apoyándolo contra su cuerpo - podríamos imitarlos ¿sabes?
- Me gusta el agua.
- Está bien - aceptó Trowa suspirando un tanto molesto mientras se sentaba a su lado quitándose los zapatos, los calcetines y enrollándose los pantalones hasta la rodilla - todo lo que sea por darte gusto, Quatre.
- Gracias - le sonrió éste apoyando su cabeza en su hombro lo que obligó a Trowa a pasarle el brazo sobre los hombros para estar más cómodos - me encanta estar así contigo, siempre eres amable y dulce conmigo, me siento a gusto a tu lado, es como tener un paraíso personal el que me abraces y me des tu calor y tu aroma, sentir tu sabor y saber que es sólo mío...
- Te has contagiado demasiado con el trenzado loco ese ¿sabes? - Le levantó el mentón y lo besó con ternura - te amo, todo lo demás no importa ¿no crees?
- ¿Te estás quejando? - Le dijo juguetón mientras una mano traviesa bajaba por su pecho y se posaba juguetonamente sobre su sexo abultado - ¿Ves? Ya estás excitado.
- Siempre me pasa cuando estás tan cerca - le dijo avergonzado tratando de apartar su mano desde aquel lugar - desde que te conocí en Italia supe que serías mi único amor.
- Eres muy dulce - le dijo frotando un poco por encima de la ropa.
- ¡Quatre! - Lo detuvo y miró por encima de su hombro - pueden vernos.
- Están dormidos.
- Pero podríamos despertarlos.
- Malo - se apartó - Y tú que decías que ellos lo habían hecho y ahora te avergüenzas.
- No es eso - le dijo justificándose - sabes que podemos despertar a todo el paraíso si hacemos el amor.
- ¿Me acusas de escandaloso?
- Ambos lo somos - admitió y se recostó el pasto arrastrándolo con él pero manteniendo los pies dentro del agua - por eso te amo.

Wufei miraba inspeccionando todo el lugar, era interesante todo aquello que le enseñaba y explicaba San Gabriel, el lugar tenía de todo, cualquier cosa que se le ocurriera lo podía encontrar allí, excepto armas, esas permanecían siempre guardadas en una bodega especial bajo tierra custodiadas férreamente para así evitar problemas.
- Tengo una duda - se paró frente a la ventana del pasillo principal del edificio del comando central - allí hay dos ángeles custodiando una puerta - señaló a los seres - y hay dos más del otro lado ¿por qué?
- Esa es la puerta que une el Cielo con la Tierra, y esos no son ángeles, son querubines, hay una gran diferencia entre ambas especies.
- ¿Cuáles?
- Bien, los ángeles tienen forma humana, aunque son mucho más grandes, algunos tienen hermosas alas blancas, pero pueden ir y venir entre tu mundo y el nuestro, aunque sólo nos ven los niños y los humanos que están por morir muy pronto, cuya muerte no tiene remedio y los traen aquí. En cambio, los querubines son y serán los eternos guardianes de la vida y la muerte, ellos son los protectores del reino. Los ves pequeños aún en comparación de los humanos, parecen bebés, pero su poder es inigualable, ellos pueden lanzar fuego por la boca y sus miradas queman, así que lo mejor es no provocarlos, a nadie les gustaría verlos realmente enfadados como pasó cuando echamos al ángel caído de aquí.
- ¿Y cómo entran las almas al paraíso?
- Supongo que sabes que aquí llegan a un gran salón donde las almas deben rendir cuentas - el chino asintió - ese lugar es el purgatorio, allí hay un enorme libro en el que aparecen los nombres de los que van llegando, si el nombre no aparece tan pronto el alma lo señala, su alma no entra al paraíso y es enviada a las tinieblas a que espere la llegada del juicio final.
- ¿Cómo es que nosotros nunca hemos pasado por allí si ya hemos venido varias veces?
- Es muy simple, mi querido Wufei, ustedes están vivos en la Tierra y en parte son ángeles porque controlan a los Guardianes y no necesitan pasar por allí para llegar hasta aquí, aún no llega el momento en que deban rendir cuenta de sus actos y tal vez ni lo tengan que hacer jamás, el simple hecho de ser ángeles blancos los libera de ello.
- ¿Cómo que ángeles blancos?
- Cada uno de sus guerreros era un ángel blanco, así que, al convertirse en su mente y corazón, han pasado a formar parte de nuestras legiones. Pero siempre debes tener en cuenta que no cualquier humano puede alcanzar esta bella categoría, solo cinco ángeles buenos pudieron bajar a la Tierra a defenderla del mal y encarnaron en humanos, que son ustedes.
- Dime algo ¿Por qué Maxwell estaba en Epión?
- Zech no es ningún tonto, sabe bien que Talguis no es guerrero y que necesita, por lo tanto, un corazón de guerrero, tal vez se lo pudo dejar a su amante, pero él le dio algo a Zech que no permite que este lo vuelva un demonio de verdad, creo que su lado humano aún no desaparece por completo y tal vez lo ama
- Pero ¿cualquiera puede controlar a Epión?
- No, necesita una persona fuerte, alguien que se mantenga firme en sus decisiones, que no se deje llevar por las emociones y piense con la cabeza en vez del corazón acerca de los actos que realizará, que mida los alcances y las consecuencias de sus actos...
- Necesita a alguien como Yuy ¿verdad?
- Por eso debemos mantenerlo alejado de él, Zero no es nada en comparación con él. Epión es malo de adentro y, por muy bueno que sea el corazón de su piloto, estamos casi seguros que influirá en él y lo convertirá en lo que él es.
- Puede que haya influido en Maxwell y por eso sea tan insoportable - le dijo y lo siguió hacia otras salas.

A la distancia se escuchaban voces y la ruptura de los sellos de un enorme rollo. El Cordero degollado estaba frente a él y cuatro seres vivientes estaban a su alrededor. El primero llamó con voz de trueno al romperse el primero de los siete sellos y apareció un caballo blanco; el que lo montaba tenía un arco, le dieron una corona y partió como vencedor y para vencer.
Al romperse el segundo sello, el segundo ser viviente se adelantó y llamó también, a su llamado acudió otro caballo, esta vez de color rojo fuego. Al que lo montaba se le ordenó que desterrara la paz de la Tierra y se le dio una gran espada para que los hombres se mataran los unos a los otros.
Al romperse el tercer sello acudió al llamado de otro ser viviente un caballo negro cuyo jinete portaba una balanza
Al romperse el cuarto sello acudió al llamado del cuarto ser viviente un caballo verdoso, cuyo jinete era la muerte y detrás de él iba una sombra, el hades, y se le dio el poder para exterminar la cuarta parte de la humanidad por medio de la espada, el hambre, la peste y las fieras. >>

- ¡LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS HAN SIDO LIBERADOS! - Exclamó Deia aterrado sentándose mientras Heero lo abrazaba contra su pecho - ¡LOS OTROS SELLOS TAMBI…N SERÁN ROTOS!
- Tranquilo - le dijo Heero, aquello significaba algo, se había terminado su tiempo para regresar a Epión y a sus demonios a dónde pertenecían...

Continuará...

Visión de Deia y ha sido tomada del Apocalipsis.
Yo no me había percatado hasta ahora de una cosa, sólo los que leen la historia en el Grupo Yaoi Gundam Wing tienen una visón completa de la historia ya que las notas al pie de página no son tomadas en Amor Yaoi, lo siento mucho, pero no hay caso, intentaré no ponerlas de ahora en adelante.
Por la aparición del verdadero Dúo Maxwell he vuelto a llamar Deia al faraón y los demonios son los Mobile Dolls, creo que ellos cumplen de perilla esta función.
Espero les guste el capítulo.
Shio Chang.

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