Capítulo 1: Vidas de mortales
Harry y Voldemort estaban frente a frente. Los mortífagos y la orden peleaban mientras ellos se enfrentaban cara a cara.
- ¡Avada Kedavra!
Ambos hechizos verdes chocaron uno contra otro disolviéndose. Ambos magos estaban casi sin aliento.
Siguieron peleando. Alguien atacó a Harry por la espalda con un puñal mágico. El adolescente cayó al piso de rodillas, soltó la varita mientras apoyaba las manos en el suelo para no caer.
Una patada en su costado lo hizo caer boca arriba en el suelo. Los ojos rojos de Voldemort y los verdes de Harry se miraron los unos a los otros. Una campana sonó dando las doce de la noche.
Voldemort sonrió maliciosamente.
- Feliz Cumpleaños, Harry Potter.
Dijo. Pero el joven había abierto los ojos como platos, ausentes, mientras su cuerpo vibraba emitiendo un tenue brillo, el brillo se opacó hasta desaparecer y los ojos verdes se cerraron un momento antes de volverse a abrir y mirar al mago que estaba a punto de matarlo.
- Velkan - Susurró con amor el más joven.
- Avada... - Al oír ese nombre salir de los labios del oji-verde, algo se removió en el interior del Lord Oscuro, y en vez de terminar de pronunciar la maldición mortal, dijo en su lugar. - Desmaius. - Harry perdió el sentido, y Voldemort lo tomó en sus brazos levantándolo.
No entendía qué le sucedía, pero al oír el nombre ‘Velkan' en los labios del oji-verde, algo se removió en su interior y un nombre llegó a sus labios.
- Hariel, mi Hariel.
Se asombró al oírse decir eso. ¿Hariel? ¿Quién era Hariel? ¿Qué era eso que sentía en su pecho? ¿Qué tenía que ver Potter con todo esto? No lo sabía, pero lo averiguaría, así que, envolviendo con su capa al oji-verde, desapareció del lugar con su preciada carga.
Apareció en la fortaleza tenebrosa; poco después de él, sus mortífagos también aparecieron. Unos heridos, otros en perfecto estado.
Lucius era de los que estaba en perfecto estado. Voldemort le hizo una seña de que se acercara con sus ojos, y el rubio hombre se apresuró a obedecer. Voldemort le pasó la carga que hasta ese momento había tenido oculta en su capa, y Lucius lo miró impresionado de que el muchacho aún respirara.
- Que lo atienda un sanador y luego amárrenlo en mi habitación.
Fue la escueta orden. Lucius no se atrevió a replicar y obedeció.
***
Cuando Harry despertó se dio cuenta de que estaba atado de pies y manos, tirando entre cojines en el suelo de una lujosa habitación decorada de verde y plata.
Suspiró. Estaba vivo, aún no había fracasado y había encontrado a Velkan. Pero temía haber recordado muy tarde. …l ya no era Hariel, el hijo pequeño de Hades, ahora era un mortal, un mago que era el peor enemigo de Velkan, quien se hacía llamar Tom Riddley.
Tenía que lograr sobrevivir, tenía que lograrlo para buscar al verdadero amor de Velkan y salvarlo de su padre y de sí mismo.
Tenía que rescatar del interior de Voldemort al verdadero Velkan, dios del amor de las estrellas.
Su corazón se estrujó apesadumbrado ante la idea de encontrar al amor de Velkan, pues al recordar quién era en realidad, también recordó su amor por ese dios al que amó nada más ver.
La puerta de la habitación se abrió, Voldemort entró por ella. Guapo, fuerte, de ojos rojos y cabellos negros, aunque con el semblante algo cansado.
Se miraron a los ojos. Harry sonrió tímidamente. Voldemort lo miró arqueando una ceja extrañado por aquella sonrisa. Harry se maldijo mentalmente. Velkan no recordaba que era Velkan, se recordó frustrado.
- Voldemort - Susurró; ese nombre le sabía raro, Velkan era mucho más hermoso - Desátame por favor. No iré a ningún lado.
- ¿El golpe te afectó el cerebro?
Preguntó Voldemort apuntándole con su varita. Harry volvió a sonreír.
- No. Pero jamás te haría daño.
Dijo Harry con firmeza.
- Definitivamente el golpe te afectó la cabeza. - Dijo Voldemort. - Ahora me dirás que eres un dios ¿verdad?
- Lo soy.
Voldemort soltó una carcajada irónica ante eso.
- Definitivamente enloqueciste, más que yo.
Harry masculló un par de maldiciones mentales.
- ¿Me soltarías?
Preguntó cansado de la discusión.
- ¿Por qué habría de hacerlo?
- ¿Porque no pienso escapar y me fastidia estar atado?
Preguntó Harry con una ceja arqueada.
- Te ves más lindo atado.
Se burló el Dark Lord. Harry lanzó un bufido de fastidio y dándole la espalda acomodó su cabeza mejor sobre uno de los cojines y se dejó llevar por el sueño.
Voldemort lo observó hasta que estuvo dormido, sin saber por qué se acercó al oji-verde y lo desató. Lo tomó en brazos y el más joven se acurrucó contra su pecho. Lo llevó a la cama y ahí lo dejó, observándolo por largos minutos, sintiéndose extraño. Al final él también se acostó y, como atraído por un imán, el más joven se acurrucó contra él con su morena cabecita sobre su fuerte pecho.
Continuará...
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