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Cuando el amor vuelve a tocar el corazón por lady_chibineko

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Notas del capitulo: Y el 14, solo para que tengan un recuerdo para leer
Título: Cuando el amor vuelve a tocar el corazón


Autor: chibineko


NOTA:
Todos los personajes de este fanfic pertenecientes a la serie de Rurouni Kenshin son propiedad exclusiva de su autor Nobuhiro Watsuki.


Advertencia: Este es un fanfic del tipo yaoi, lo que quiere decir relaciones chico-chico; si no es de agrado este tipo de lectura, por favor no sigan.


Capítulo XIV: Una batalla para dos


Nicholas buscó a Steven casi desde el momento mismo en el que había subido al tren, y sin embargo ya era casi medio día y no lograba hallarlo, a pesar de estar seguro de haber recorrido todos los vagones de pasajeros dos veces completas e incluso haber prestado una mayor atención a cada pasajero la segunda vez. No, no entendía el porque no lo encontraba; estaba por completo y positivamente seguro de haber reconocido a su hermano, y también de haberlo visto subir a 'ese' tren; entonces, ¿donde estaba?. Nicholas bufó en exasperación antes de sentarse en el primer asiento libre que encontrase en la sección de primera clase, que fue donde encontró cupo libre, y justo a tiempo para pensar una vez más en su adorable hermanito menor...


- *¡Demonio de muchacho!.*- pensó por enésima vez esa mañana el cansado hombre.


- "Señor... ¿desea que su almuerzo le sea servido?."- entonces los pensamientos de Nicholas fueron interrumpidos por un joven que llevaba un plateado carrito con humeantes refrigerios puestos en elegantes charolas; así como una variedad de bebidas calientes y otras tantas alcohólicas.


Nicholas arrugó el entrecejo, esa comida siempre le había caído muy mal, casi fatal. Por lo general el hombre se aseguraba de aprovisionarse con fruta y comidas frías para un viaje, pero esa vez iba sin nada.


- "Solo un café."- el hombre dijo con desgano mientras su estómago protestaba por la decisión... llevaba sin comer desde el día anterior, pero una indigestión era lo menos que se le antojaba en aquel momento- "Con dos de azúcar."- agregó poco antes de que la humeante taza le fuese servida.


- "Aquí tiene."- el joven sirvió lo que le fue pedido con una sonrisa antes de continuar repartiendo el almuerzo en el vagón de primera clase. Nicholas suspiró.


- "¡Demonio de muchacho!."- murmuró Nicholas antes de darle un primer y reconfortante sorbo al cálido brebaje. Iba a necesitar recuperar algo de sus energías y pensar un poco más para poder encontrar a Steven, puesto que al parecer por alguna razón el chico no quería ser encontrado y de seguro se había escondido (era lo único que cabía en la cabeza de Nicholas como explicación, no quería pensar en la posibilidad de que Steven no se hubiese subido al tren, o peor aún... que si se haya subido y por alguna razón ya no estuviese en él. Un accidente familiar era lo último que Nicholas necesitaba en su vida; el hombre volvió a suspirar antes de dejar la taza de café en la pequeña mesita que tenía delante suyo y cerrar los ojos por un momento... si solo un momento, estaba cansado y 15 minutos de descansar con los ojos cerrados lo tendrían de nuevo en el juego de buscar a su hermano y obtener algunas respuestas... solo 15 minutos.


----------


Steven se encontraba enfurruñado; maldiciendo al mundo entero y en especial al gobierno japonés.


- "Ya me van a conocer ahora que llegue... ¡Me van a conocer!."- murmuró el chico una vez más antes de volver a pararse para practicar con la espada.


Steven se encontraba escondido en el más alejado de los vagones de carga. Una vez y su boleto fue revisado por el encargado, el chico pasó de largo todos los vagones de pasajeros, subió al techo y con el tren en movimiento bajo sus pies, saltó de vagón en vagón hasta llegar al lugar donde se encontraba, un vagón lleno de granos y harinas. Llevaba allí horas entre mascullando y practicando con la espada; no quería comer nada, no quería beber nada, no quería ver a nadie... ¡SOLO QUERIA UNA COSA Y ERA RECUPERAR A SU KAMATARI!. El chico dio una certera estocada al aire, repasando una vez más los movimientos más complicados del antiguo manual que describía las técnicas del clan Kaneda, y que a la fecha el chico conocía y ejecutaba con mediana facilidad.


- "Solo esperen... a que llegue..."- el chico dio un golpe con la espada hacia la parte media de su oponente imaginario- "... y sabrán..."- el chico combinó ahora parte de sus conocimientos marciales al conectar certeros golpes en lo que sería el pecho y cara del mismo oponente- "... que su mayor error..."- y el chico dio una vuelta y un movimiento con los que fácilmente hubiese cortado la cabeza de su oponente, el cual Steven imaginaba debía ya de estar de rodillas en el suelo- "... ¡fue meterse conmigo!."


Steven se concentró entonces tal y cual había hecho durante toda la mañana y enfocó su ira al entrenamiento. Una cosa era segura, esos bastardos se iban a acordar de él toda su condenada vida, y aún después de ésta, luego de la paliza que se iba a encargar personalmente de que recibieran... eso era seguro.


**********



Kamatari llegó a su destino casi un día completo después de iniciado su viaje, por lo que llegó de noche. Sin perder tiempo buscó quien le diese motivo del lugar que buscaba y casi de inmediato encontró el sitio donde contactaría a los que le darían los datos finales para realizar su misión.


Llegó al lugar medio vacilante, pero era su obligación, vacilar era lo último que le era permitido; así que tocó la puerta dos veces seguidas, espero y toco otras tres veces más; según el código que le había sido dado. Pasaron escasos segundos antes de que la puerta del establecimiento fuese abierta y Kamatari pasara al interior. Dentro se encontraban algunos hombres que vestían uniformes negros como los de aquellos con los que hasta ahora había tenido contacto. Uno de ellos se adelantó hacia Kamatari y se inclinó en señal de saludo, Kamatari hizo lo mismo.


- "Es un honor tenerlo aquí Kamatari-san, soy el capitán Hiramitsu; aquí tiene las órdenes e información que complementan el informe que tengo entendido ya le fue dado en un inicio con gran parte de la información."- el capitán Hiramitsu le entregó un sobre blanco y grueso- "El sobre no ha sido abierto, por lo cual solo usted sabrá el contenido de la información. Léala, memorícela y destrúyala después de eso; no puede caer en manos extrañas."- Kamatari miró el sobre en su mano, cerrado por un sello de cera con el símbolo del gobierno Meiji; el hombre continuó luego- "Además se nos dijo que le informásemos que encontrará datos de una identidad nueva junto con la información, la cual deberá usted de adoptar durante todo el tiempo que dure esta misión."


Kamatari miró el sobre y luego a aquellos hombres. Bueno, aquello había sido rápido en verdad.


- "Hai, cumpliré mi misión con eficiencia, no se preocupe por ello."- contestó el antiguo Juppon Gatana al tiempo que seguía a su ahora superior, puesto que éste le había hecho una seña para que así lo hiciese.


Caminaron por un pasillo largo y pronto se encontraron frente a una puerta pequeña, que al ser abierta dejó ver a Kamatari su antigua hoz; tanto gratos como dolorosos recuerdos vinieron a su mente, pero estos fueron interrumpidos por el capitán al volver a dirigirle a Kamatari la palabra.


- "Tome..."- el capitán Hiramitsu le entregó a Kamatari un montón de prendas de vestir- "... póngaselas por favor en el cuarto de al lado."


Y tal como le fue ordenado, Kamatari entró al pequeño cuarto iluminado por una pequeña lampara de aceite y procedió a cambiar las ropas que traía puestas por las nuevas, dejando por un momento el sobre con los datos de la misión en la pequeña mesa que, junto con una silla, eran todo el mobiliario de lugar; Kamatari se dio cuenta pronto de que el lugar debía de ser un cuarto para interrogatorios y tembló ligeramente; finalmente miró la ropa que llevaba en las manos y suspiró. El atuendo consistía de una camisa marrón oscura bastante sencilla, pantalones también marrones y botas negras, un chaleco marrón un poco mas oscuro que el resto del atuendo y un sobretodo marrón camello también bastante sencillo y para terminar un sombrero vaquero de ala ancha al parecer algo viejo, un cinturón negro para el pantalón y una pañoleta negra para el cuello; nada con lo cual llamar la atención. Kamatari finalmente observó el saco azul oscuro de Steven que para la fecha ya era suyo propio y sonrió mientras acariciaba con delicadeza la prenda.


- "Voy a regresar a tu lado, no importa como."- susurró el chico procediendo a doblar la ropa de la cual se había despojado y tomando el sobre con la importante información.


Salió del cuarto y se encontró con el capitán, el cual lo esperaba parado haciendo guardia al lado de la puerta.


- "Por favor, le pido cuide de mi vestimenta hasta que yo regrese."- pidió el muchacho, ante lo cual el otro hombre pareció entre curioso y asombrado por la petición, pero simplemente asintió.


Por último en el mismo armario de donde había sido sacada la ropa y donde se encontraban la hoz y algunas espadas; se encontraba una pequeña mochila, que fue pronto puesta en manos de Kamatari.


- "Aquí encontrará una lámpara de aceite y aceite, algo de comida seca, algunos suministros en caso de lesión y una daga en caso de ser capturado por miembros del gobierno norteamericano; recuerde que por ningún motivo deben enterarse de los movimientos de nuestro gobierno en su país, así que contamos con que hará lo necesario para evitar esto."


Kamatari sintió un golpe en lo profundo de su ser al escuchar aquello, más solo asintió ante lo que le fue dicho.


- "Bien, aquí tiene su arma y hay un caballo esperándolo en la puerta; sinceramente, le deseo mucha suerte en su empresa... no ha sido fácil tomar la decisión de enviarlo a usted, según tengo entendido ya se han perdido varios hombres."


- "Entiendo, y gracias."- Kamatari se inclinó una vez más antes de dar media vuelta y caminar hasta salir completamente del pequeño cuartel secreto.


Una vez fuera volvió a tomar aire con fuerza y subió al caballo, y comenzó a cabalgar de manera tranquila hasta salir del pueblo, tras lo cual buscó una cueva entre el empedrado y frío paisaje y una vez dentro levantó una pequeña fogata instalándose lo más cómodo que pudo. Kamatari buscó entonces el sobre con la información, el cual había guardado en el interior de la mochila que le habían dado, y comenzó a leer a la luz de la fogata con calma para entender lo que allí se le decía incluso entre líneas.


En si la información era bastante completa. El grupo se hacia llamar "Justice of Steel", y se componía de seis guerreros, cuatro antiguos samurais y dos ninjas que se habían vuelto sangrientos asesinos con el cambio de gobierno.


- "Más víctimas de la sed de sangre..."- susurró el oriental mientras leía el texto y de paso pensaba- *Ni bien salen del país y se olvidan hasta del idioma... ponerse un nombre en inglés, hmp!.*


Todos eran espadachines capaces, maestros que dominaban muy bien la técnica que usaban. De entre los samurais, tres de ellos utilizaban katanas, uno de ellos utilizaba una daito; y entre los ninjas, uno de ellos utilizaba garras de acero en las manos, y el otro una pequeña hoz extensible. En verdad parecían peligrosos, pero la información acerca de las técnicas utilizadas por estos harían a Kamatari más fácil la tarea de enfrentarlos. Tardó un par de horas más en leer la información del grupo, hasta que finalmente llegó a la parte donde se encontraba la información que utilizaría en su persona.


- "Taro Fujikawa... el mismo nombre que utilicé el la estación del tren al recoger mi boleto, el mismo que ya me habían dado desde antes... que originales."- Kamatari hizo un mohín y procedió a tomar la carta de identificación falsa, antes de memorizar sus nuevos datos temporales. Entonces se dio cuenta de algo y volvio a revisar otra vez toda la información obtenida sobre el grupo en cuestión, y entonces corroboró que...


- "¡No dice donde se encuentran! (O__O) bueno, supongo que tendré que buscar algo de información."- y pensando en esto el chico volvió a montar su caballo y tomo camino al pueblo de nuevo, no sin antes asegurarse de que todos los papeles fueran consumidos por el fuego justo antes de apagar la pequeña fogata reanimada por el imprevisto combustible y de paso ocultar bien su hoz gigante en la misma cueva donde había pasado la mayor parte de la noche, puesto que lo último que necesitaba era llamar la atención con aquella enorme arma blanca; no había tiempo que perder, y no necesitaba dormir puesto que estaba muy descansado ya que durmió bastante en el tren; y de todas maneras ya estaba amaneciendo, era mejor darse prisa.


Llegó cuando faltaba poco para el amanecer; y sin embargo ya había movimiento en el pueblo. Las pequeñas tiendas de víveres estaban siendo abiertas; en la caballeriza, un robusto hombre revisaba las patas de un caballo con la ayuda de una linterna de aceite; y delante de lo que parecía ser la oficina del comisario, un mozuelo barría el frente de la entrada con devoción. Kamatari sonrió satisfecho y se encaminó hacia la comisaría.


- "Buen día."- saludó despacio Kamatari al jovencito para no asustarlo- "¿Se encuentra el comisario?."- preguntó el oriental, ante lo cual se ganó una mirada de curiosidad del joven que se encontraba frente a él.


- "¿El comisario?... si, acaba de despertarse, y... ¿desea hablar con él?."- el muchachito parecía algo nerviosos; Kamatari volvió a sonreír y respondió con calma.


- "Si, así es; deseo hablar con él."


- "De parte de quien?."- preguntó el joven, Kamatari suspiró.


El oriental sacó entonces la carta que certificaba su identificación con aquellos nuevos datos.


- "Mi nombre es Taro Fujikawa."- dijo Kamatari bajándose del caballo y extendiendo el documento hacia el muchacho mientras se repetía mentalmente que el nombre iba primero y el apellido después- "Quisiera información sobre un grupo del que he oído, se encuentra por aquí. Trabajo para la sede japonesa del grupo de cooperación americano-japonés en los Estados Unidos."


- "Oh..."- fue todo lo que el chico exclamó; era obvio que no había entendido muy bien lo que se le había dicho por la manera en la que miraba al oriental- "Entonces buscaré al comisario, un momento por favor."- y dejando la escoba de lado, el chico desapareció en el interior de la oficina junto al documento de Kamatari.


Pasaron algunos minutos antes de que el joven volviese a aparecer frente a Kamatari, quien se encontraba admirando la luz del sol que recién salía por el horizonte; el chico seguía con aquel mismo rostro lleno de perplejidad y el oriental realmente se esforzó para no reír por aquello.


- "Pase por favor, el comisario lo verá ahora."


- "Arigato... gracias"- Kamatari tradujo su agradecimiento rápidamente al notar que el pequeño lo

miraba cada vez más aturdido.


Kamatari ingresó a la oficina del comisario, y pudo notar a uno de los extremos de ésta otra puerta, la cual era seguro llevaba a donde se encontraba la o las celdas para prisioneros. Entonces su mirada se posó en el hombre de hosca mirada que lo observaba tan atentamente, sentado por detrás del pequeño escritorio de madera, el cual se notaba había sido golpeado por el paso de los años.


- "Creo que esto es suyo, señor... ¿Fujikawa?."- el hombre extendió el certificado hacia Kamatari.


- "Hai... si, muchas gracias; ¿señor?..."


- "Comisario Chasse; Andrew Chasse."


- "Muchas gracias comisario Chasse."- Kamatari tomó el documento, y tras doblarlo lo guardó; para finalmente tomar asiento al notar al comisario ofreciéndoselo con un gesto.


- "Entonces señor Fujikawa, ¿cuál es el propósito de su visita?. Mi ayudante me informó que estaba en algo relacionado con un grupo de bandidos de esta región, ¿es eso correcto?."


Kamatari observó al comisario; llamarlos simples bandidos no le parecía lo más correcto, pero no había motivo para desmentirlo.


- "Si, así es, son ciudadanos japoneses buscados por delitos menores en mi país, y por lo que tenemos entendido llegaron aquí de manera ilegal; y es nuestro deseo el detenerlos para llevarlos una vez más al Japón y procesarlos por abandono ilegal del país durante su juicio."- el oriental habló con firmeza y el comisario lo miró con sorpresa.


- "No sabía que efectuaban juicios por delitos menores en su país, ni que el abandono del país fuese un delito; alguna vez escuché que ustedes eran muy estrictos con sus reglas y que las condenas eran rápida, pero solo si atrapaban al criminal; y que no se daban muy por enterados de la ubicación de criminales menores. Vaya que uno no debe de creer en todo lo que oye."


Kamatari sudó una gotita, aquel hombre no había escuchado rumores tan malos después de todo... jejeje =n.n=


- "Bueno, comprenderá que el mundo está cambiando y por lo tanto nosotros cambiamos con él."


- "Bien, supongo que eso tiene lógica."- el comisario razonó.


- "Si, así es; por lo que en verdad le estaré muy agradecido si me dijese si tiene alguna información sobre este grupo de hombres, presumiblemente entre 5 y 10 personas que se movilizan juntos, y que es probable se oculten a las afueras del pueblo."


- "Si, algo de eso tengo por aquí; han atacado la diligencia un par de veces, no utilizan armas de fuego y son rápidos."


- "Oh!, esa información podría ser muy útil para mi gobierno, podremos empezar un perfil del grupo con esto. ¿Eso es todo?."- Kamatari puso su mejor sonrisa, aquello no le servía de nada, pero tal vez hubiese algo más.


- "Bueno, a ver... "- el comisario buscó en una de sus gavetas y sacó varios papeles arrugados- "Se me ocurrió hace un tiempo escribir todos los datos que me vinieron de las pandillas grandes, pero tengo todo mezclado. Al grupo del que usted de habla le puse "Pandilla oriental", y por cada dato, pongo una nota, pero está mezclado. Si desea puede revisar mis anotaciones y tomar lo referente al grupo que le interesa. Puede usar ésta mesa, aquí tiene papel y pluma."- el comisario se mostró muy cooperativo, se notaba que estaba dispuesto a ayudar.


- "Es usted muy amable comisario Chasse; esto definitivamente ayudará a mejorar los lazos entre nuestros países."


- "Bueno, si es bueno para el país es bueno para mi, y si quitan un grupo de bandidos de mi pueblo, pues mejor. Ahora si me disculpa, ya amaneció y debo de hacer mi recorrido matutino; obligaciones de rutina, así que si me disculpa."


- "Por supuesto, y gracias una vez más."


- "Si... de nada, y dejaré a mi ayudante por si se le ofrece algo."- el comisario señaló mientras se colocaba el sombrero y se preparaba para salir.


Kamatari se inclinó ligeramente una última vez en señal de agradecimiento mientras veía al comisario Chasse salir del lugar; y una vez más el oriental suspiró.


- *Bueno, creo que esto me salió mejor de lo que creía*- Kamatari pensó mientras terminaba de acomodarse ahora más relajado, y pocos segundos después empezaba a buscar anotaciones que pudiesen servirle mientras trataba de descifrar los jeroglíficos que bailaban frente a sus ojos. Si era sincero consigo mismo, el montón de papeles no era pequeño, en realidad eran un número bastante considerable de papeles, y la letra no lo hacía más fácil. Bien, seguramente iba a demorar un rato, por lo cual Kamatari se concentró lo suficiente para apurar el paso.


**********



Steven sintió a la lejanía el chirrido de los frenos del tren, y cuando abrió los ojos, notó mientras se desperezaba que el tren se movía cada vez más lentamente. Finalmente el chico entendió que el tren estaba deteniendo su marcha mientras que sus 5 sentidos cobraban vida una vez más. Entonces el rubio movió con violencia la cabeza para alejar los últimos rastros de sueño, y se preparó para abandonar aquel vagón apenas y se diese una oportunidad; por lo que apenas y calculó el chico que la velocidad era lo suficientemente mínima, saltó del mismo cuando el tren estaba a las puertas de la estación y comenzó a correr a toda velocidad hacia los andamios para así comenzar la búsqueda de aquel que llenaba sus días de luz y amor.


Por su lado, otro rubio Wildfire miraba con pesar a través de la ventanilla del vagón de primera clase, su abordaje a aquel tren había sido en vano, puesto que su esperanza de encontrar a su hermano menor se había esfumado hacía ya varias horas; o por lo menos así lo creyó hasta que vio de manera increíblemente irreal al buscado corriendo a toda velocidad entre la poca gente que llenaba la estación del tren, con camino a la salida.


- "¡Steven!."- casi gritó Nicholas mientras sus manos se adherían firmemente a la ventana y acarreando a la vez varias miradas curiosas de personas que estaban entre dormidas y despiertas, como si de aquella manera el vidrio fuese a desaparecer dejándolo pasar a través de este para darle alcance al mencionado.


Más casi de inmediato Nicholas abandonó en loca carrera el vagón mientras pedía permiso entre aquellos que ya estaban abandonando el vehículo; mientras pensaba con consternación que todo aquel retraso no haría más que evitar que alcanzase a su revoltoso hermano.


Steven por su parte ya había salido de la estación y ahora se encontraba parado en medio del lugar sin saber que hacer, pues como acababa de darse cuenta, no tenía ni idea de a donde dirigirse a partir de allí.


**********



Mientras tanto, en uno de los vagones de pasajeros del mismo tren que minutos antes había sido abandonado por ambos hermanos Wildfire.


- "Bueno, por fin llegamos, aunque me parece que el no tomar el tren con Kamatari-san fue una pérdida de tiempo."- el capitán Ishinozaki se paró con calma y tomó el maletín con sus pertenencias que se encontraba en el compartimento sobre los asientos.


- "Espero me disculpe por eso, no era mi intensión incomodarlo."- Igushiken se inclinó con profunda reverencia ante su superior.


- "No, no se preocupe, no lo dije con esa intensión; es solo que la aversión que siente por Kamatari-san me intriga."- dijo con una apacible sonrisa el capitán, ante lo cual ya su subordinado no respondió nada.


Ambos caminaron tranquilamente pero a paso rápido, y pocos minutos después salieron de la estación con aquella misma tranquilidad; sin darse cuenta que de pronto cierto personaje había comenzado a seguirlos con sigilo.


El par continuó hasta llegar al cuartel que tenían allí, y donde horas antes había estado el guerrero de la hoz. Tocaron la puerta con la misma fórmula que usase antes Kamatari y segundos después la puerta les fue abierta, con lo que ambos desaparecieron en el interior del lugar. Steven entonces trató de caminar lo más casualmente posible hasta llegar al lugar, y recordando aquella manera extraña de tocar, lo cual seguramente sería una clave para entrar, procedió a tocar, y para su júbilo, la puerta comenzó a abrirse casi al instante, cosa que Steven aprovechó para forzar su entrada al lugar.


- "¡¿Donde está Kamatari?!."- inquirió con furia el rubio una vez adentro, mientras amenazaba con la katana que rápidamente había sacado al muchacho japonés que le había abierto y el cual ahora lo miraba con una mezcla de sorpresa y desafío.


Casi de inmediato varios hombres llegaron al lugar, incluyendo a los dos que habían arribado recientemente y que lo miraron con gran sorpresa.


- "¡¡¿¿Wildfire-san??!!."- el capitán Ishinozaki exclamó con sorpresa al ver al rubio.


- "Veo que me recuerda."- dijo Steven con un dejo de ironía y mucho resentimiento en la voz- "Para mi mala suerte yo también lo recuerdo... y ahora he venido por lo que es mío, así que les aconsejo decirme de inmediato donde se encuentra Kamatari o de lo contrario... bien, no solo este chico lo pagará."- Steven amenazó al tiempo que pegándose a la pared comenzaba a caminar al interior del lugar.


- "Más le vale soltar esa espada Wildfire-san, podría causarse daño sosteniéndola de ese modo."- el capitán Ishinozaki trató de apaciguar a Steven, pero éste parecía estar lejos de llegar a tranquilizarse aunque fuese solo un poco.


- "Oh, no... no soltaré nada; pero tiene razón en algo, alguien podría salir herido, y no seré yo... ¡Kamatari!."- llamó Steven tratando de constatar la presencia de Kamatari en aquel lugar.


- "…l no se encuentra ya aquí... es inútil que lo busque. Por que mejor no se va antes de que suceda alguna desgracia."- el capitán Ishinozaki seguía hablando en aquel tono conciliador con Steven, tratando así que lograr calmarlo.


Pero Steven no le hizo caso en absoluto, y siguió avanzando por el lugar con el joven soldado como rehén.


- "No creo que escuche razones, Ishinozaki kaichoo; lo mejor será desarmarlo ahora mismo, tomarlo por sorpresa."- dijo entonces Igushiken en japonés al capitán.


- "Si, creo que sería lo mejor."- el capitán dijo en un suspiró de resignación en el mismo idioma, puesto que lo último que él quería en aquel momento era derramar sangre de manera innecesaria; sobre todo si eso podría traerle problemas posteriores con uno de los mejores guerreros (si no el mejor) que les había sido enviado por su gobierno- "Pero trate de no dañarlo demasiado."- aumentó a último momento en un intento por prevenir una desgracia.


Steven solo sonrió mientras seguía retrocediendo al mismo paso en que había estado haciéndolo, con la espada en el cuello del soldado; mientras que los otros avanzaban. Entonces de improviso Igushiken tomó una espada guardada estratégicamente en un compartimento casi invisible en la pared, y arremetió contra Steven; lo sorprendente para éste y el resto de los presente fue que Steven no solo respondió al ataque de manera efectiva, sino que además en un limpio movimiento desarmó de manera rápida a su contrincante tomando la katana de éste casi de inmediato, y sin perder a su rehén inicial atacó al cuello de Igushiken mientras lo miraba de manera fría.


- "Hubiese resultado de haberse dado el factor sorpresa."- Steven dijo entonces a su contrincante con voz melosa y en perfecto japonés, tras lo cual mostró una sonrisa forzada y aún en japonés se dirigió al resto- "Ahora, espero que si en verdad no desean... que esto empeore; comiencen a colaborar conmigo. Necesito saber a donde fue enviado MI marido."


Todas las miradas se encontraban sobre Steven en ese momento, y sobre la firmeza de su pulso, la cual era el más claro reflejo de que hablaba muy en serio. Apenas y se escuchaban las respiraciones ya algo nerviosas, cuando la voz de Ishinozaki se dio por fin.


- "Todo lo que sabemos, es que el grupo al que persigue se hace llamar 'Justice of Steel'."- dijo el hombre con aire derrotado.


Steven sonrió mientras aún seguí mirando de manera fija a Igushiken, quien miró a su superior con sorpresa ante el hecho de haberlo escuchado revelar semejante información.


- "Me dice la verdad."- Steven preguntó tranquilamente sin siquiera mover un milímetro las espadas de los cuellos de sus rehenes, más de pronto enfocando la vista en un montón de ropa dentro de un maletín, del cual sobresalía cierto saco azul ya conocido por él.


- "Si, lo juro... es todo."


- "Bien, entonces me las arreglaré con eso."- Steven dijo al tiempo que con gran rapidez tiraba contra los otros hombres y tomaba el maletín y colocaba el asa de en su hombro derecho, para luego y con ayuda de ambas espadas ponerse en una posición que aseguraba tanto su defensa como su posibilidad de ataque- "Les sugiero que se queden donde están, o de lo contrario esta pacífica retirada puede dejar de serlo."- Steven comenzó a caminar de espaldas en dirección a la salida.


Igushiken instó a otros dos hombres a seguirlo para capturar al joven Wildfire, pero fue detenido por el capitán Ishinozaki.


- "No vale la pena tratar de capturarlo, podríamos armar un escándalo mayor al que podría formar él solo una vez fuera."


- "Concuerdo con usted."- lo secundó el capitán Hiramitsu, ante lo cual sus respectivos subordinados desistieron, aunque no muy felices por aquella decisión.


En tanto, ya fuera del pequeño cuartel secreto; Steven trataba de pensar donde dirigirse para conseguir información sobre el mencionado grupo, cuando de pronto su mente se ilumino... ¡Ya sabía hacia donde dirigirse!.


Y sin saber que hacer ni donde buscar, Nicholas se encontraba merodeando por el pueblo mientras preguntaba si alguien había visto a un hombre parecido a él, un tanto mas joven y con el cabello algo más largo... pero sin muchos resultados que digamos.


Steven empezó a preguntar entonces por la ubicación de aquel lugar donde por lo general circulaba la información de cualquier pueblo... la cantina. Básicamente no tardó nada en obtener la información de la cual requería; además del hecho de que tenía las armas para manejarse en aquel ambiente hostil: puños y dinero.


El chico llegó a su destino y aspiró hondo antes de entrar. El lugar era como cualquier otro: lúgubre, lleno de humo tanto de cigarros baratos como caros y enormes jarras de cerveza y botellas de whisky en cada mesa; las cuales eran ocupadas por sujetos que apenas alzaron la vista una fracción de segundo antes de continuar con sus propias vidas. El rubio entonces avanzó hasta llegar a la barra. Una pianola llenaba con sus notas el lugar.


- "Una cerveza."- pidió con toda la naturalidad que pudo aparentar mientras buscaba con la mirada a algún tipo con pinta de informante. Por último al llegar su pedido y no ver a nadie que lo convenciera de primer plano, hizo lo único que se le ocurrió en el momento, y dijo al cantinero- "Busco información sobre un grupo de bandidos... 'Justice of Steel'."


Y de pronto todo el lugar se paralizó; más de uno volteó a mirar al rubio en la barra, algunos con miradas que obviamente preguntaban si el hombre estaba loco, otros con miradas desconfiadas, otros con incredulidad y otros simplemente lo miraron por mirar; las respiraciones y la pianola eran lo único que se oía; más pronto el ruido del lugar volvió de manera casi natural, mientras la pianola continuaba con su melodía.


- "No he sabido de ningún grupo llamado así."- el cantinero contestó de manera casi nerviosa mientras tomaba un vaso húmedo y lo secaba un tanto exageradamente, para luego dirigirse al otro lado de su lado de la barra para seguir con sus tareas normales.


Steven miró al hombre con el ceño arrugado; no le había creído una sola palabra... en realidad sospechaba que más de uno allí sabía lo que él deseaba saber e incluso más. Steven comenzó a planear rápidamente otra estrategia para sacar información de manera rápida de aquel lugar (ya que tiempo era justo lo que no tenía), cuando sintió unas presencias detrás suyo.


- "¿Y tu por que deseas saber algo sobre ese... grupo?... ¿Tienes algo que ver con ellos?."- una voz grave preguntó a sus espaldas.


- "Eso... es asunto mío."- contestó Steven con poca paciencia, estaba demasiado apurado para ese tipo de juegos, él quería ir de frente al grano y conseguir el paradero de aquellos hombres y por consiguiente de su Kamatari.


- "No deberías de hablarle así a tus mayores... niño."- la misma voz grave dijo aquello en tono de amenaza, y ante aquello Steven volteó de manera lenta y amenazadora para toparse con 3 sujetos que lo miraban de manera agresiva.


- "¿Niño?."- Steven repitió aquella palabra de manera burlona, mientras observaba a aquellos sujetos; realmente ellos no tenían ni idea de con quien se metían. Steven medio sonrió con malicia- "Miren, no tengo ganas de... mmm... jugar con ustedes en este momento. Mejor váyanse si no quieren salir en verdad lastimados."- Steven volvió a voltear hacia la barra, dándoles así la espalda a aquellos tres; en realidad no era que no quisiera, solo que estaba corto de tiempo.


- "¿Con quien demonios crees que hablas... 'niño'?."- sin embargo el hombre insistió, y antes de que Steven pudiese volver a voltear a dar una nueva respuesta burlona y mordaz, una mano se posó en su hombro volteándolo con fuerza, y un puño dio de lleno en su estómago.


Bien, ellos se lo habían buscado; fue lo que pensó Steven mientras se incorporaba del suelo e iba con todo lo que tenía contra aquellos tres hombres. Pronto todo el lugar estaba embebido en una enorme riña, donde todos golpeaban a todos y no solo las sillas, mesas y botellas salían a través de las de pronto rotas ventanas.


Un joven oriental pasó frente a la cantina montado en su caballo y se quedó durante un momento mirando el lugar de donde segundos antes salió volando una jarra que casi y se estrella contra su cabeza.


- *Este lugar si que es violento; gracias a Kami-sama que mi Steven y yo nunca nos metemos a cantinas, no quisiera estar en un lío como ese.*- pensó Kamatari mientras movía negativamente la cabeza y suspiraba; entonces decidió que no tenía más tiempo que perder y azuzó al caballo- "Vamos bonito, arre."- dijo despacio Kamatari mientras daba un par de toques con las botas a los costados del animal.


Un hombre alto, rubio y de ojos verdes salió entonces del establecimiento de abarrotes que se encontraba frente a la cantina cruzando la calle. Nicholas podría jurar haber oído una voz familiar en el lugar; la de Kamatari. Buscó con la mirada, pero a pesar de la insistencia con la cual buscaba, no localizaba una cara conocida entre la gente que circulaba por la calle. Entonces su mirada se posó en el lugar del cual venía aquel alboroto infernal y pasó por su cabeza una idea, pero pronto la desechó. Sin importar lo loco que estuviese su pequeño hermano, no era de los que se involucraban en ese tipo de peleas; tal vez si preguntaba en la oficina del comisario... era mejor averiguar por donde quedaba.


Por su parte Steven ya no sabia de donde venían los golpes o hacia donde los enviaba; solo se ocupaba de que sin importar que, nadie se diese cuenta de su posesion de dos espadas dentro del abrigo. Entonces sintió como era jalado por la solapa del abrigo, y estaba por aplicar una perfecta llave a su agresor cuando escuchó una voz decir a sus espaldas.


- "Yo te podría dar la información que buscas, por el precio adecuado."


Steven escuchó aquello y se dejó llevar, llegando finalmente a una esquina del gran salón principal de la cantina, donde de pronto vio delante suyo a un sujeto bajito y de aspecto un tanto arreglado.


- "Y exactamente... ¿cuál es el precio adecuado?."- preguntó el rubio mientras respiraba de manera profunda para tratar de calmarse; el pequeño hombre tan solo sonrió de manera zalamera, y entonces pasó por la mente de Steven la idea de que aquello iba a resultar más fácil de lo que creyó.


Mientras esto ocurría, Kamatari había galopado a toda velocidad hasta el lugar donde había dejado su hoz gigante, la cual recogió y acomodó en su montura antes de dirigirse hacia el norte de la ciudad, donde según los datos recopilados por el comisario, era probable se encontrasen aquellos a quienes buscaba.


En cuanto a Nicholas, éste llegó a la oficina del comisario, pero según el joven ayudante de éste; el comisario había salido en dirección a la cantina, pues había sido notificado de disturbios en el lugar.


- "Puede esperarlo si desea."- le había dicho el risueño chiquillo, más Nicholas solo bufó en exasperación.


- "No, no tengo tanto tiempo... iré a buscarlo."- casi gruñó Nicholas, tratando de ser consciente de que aquel jovencito no era el culpable de que el par a quien buscaba no fuese encontrado; y recordando la ubicación de la cantina del pueblo, se dirigió hacia esta a paso rápido.


En tanto, detrás de la cantina dos hombres terminaban cierto negocio no muy limpio.


- "Aqui tiene por la información gentil caballero."- dijo Steven con la sangre hirviendo en sus venas ante la satisfacción de haber obtenido lo que deseaba.


- "Es usted muy generoso señor."- contestó el otro con igual satisfacción... al observar el fajo de billetes en sus manos- "Y viendo su generosidad, me tomo el atrevimiento de molestarlo al ofrecerle un caballo, pues si desea llegar hasta aquel lugar necesitara uno... y no veo que el señor posea uno."


- "Hmmm... ¿y.. cuanto costaría ese servicio suyo hacia mi persona?."- Steven preguntó consciente de que lo que oía era verdad.


El otro hombre volvió a sonreír; ese día la dama fortuna en verdad le estaba sonriendo.


Y mientras tanto, Nicholas respiraba tratando de recuperar el aliento luego de la rápida caminata que había hecho; cuando de pronto un conocido jinete pasó delante suyo a toda velocidad sin siquiera notar su presencia.


- "¡Steven!."- gritó una vez más Nicholas sin obtener la atención deseada, mientras impotente veía nuevamente como su hermano menor se cruzaba en su camino y pasaba de largo sin poder detenerlo- "¡¡DEMONIOS!!."- Nicholas exclamó furioso mientras trataba de tranquilizarse y pensar con mente fría... -*Un caballo... necesito un caballo, ¡y rápido!.*- fue lo que cruzó por la mente de Nicholas en ese momento, y de inmediato se fue a alquilar o comprar uno- *Gracias a Dios que traje dinero conmigo.*- se repitió una vez más en el camino el joven hombre, aquello estaba resultando más complicado de lo que siquiera pudo haberse imaginado.


**********



Kamatari había galopado hasta encontrarse con la base de la quebrada que según los datos, era donde se encontraba el grupo de rebeldes japoneses.


- "Si, este debe de ser el lugar... allí está la roca en forma de cabeza de lobo que aparecía en las anotaciones..."- se dijo el chico a si mismo mientras miraba hacia la parte superior de la derecha de la quebrada- "Y al otro lado la roca de dos picos..."- se dijo una vez más al mirar hacia el otro lado.


Entonces Kamatari decidió pasar despacio por el lugar mientras observaba a todas partes con cuidado y con los sentidos bien alertas para evitar ser emboscado. Aminoró la marcha del caballo a la vez que con cuidado descubría su arma, pues esta había estado envuelta entre telas atadas con cuerdas que el oriental había retirado antes siquiera de comenzar a acercarse a aquel lugar.


- "¡Ey tú!."- de pronto una voz con acento claramente japonés llamó su atención.


Entonces Kamatari volteó y observó detrás suyo a un par de sujetos con ropas vaqueras mirarlo con miradas un tanto maliciosas.


- "Vaya, vaya... al parecer un compatriota; ¿crees que sea una coincidencia Kiminobu?."- preguntó entonces uno de ellos.


- "Habría una posibilidad, de no ser por esa, obvia, enorme arma Kozo."- el otro dijo de manera sarcástica, al tiempo que volteaba de su amigo hacia Kamatari, y mientras enfocaba su vista en el antiguo Juppon Gatana dijo con algo de satisfacción- "Parece Kozo, que el gobierno Meiji nos ha enviado algo de diversión para alegrarnos el día..."- y sacando unas garras metálicas exclamó- "No los desairemos."


Para entonces el otro rebelde había ya desenvainado su katana, la cual llevaba en un cinturón que también portaba una pistola.


Kamatari terminó de desenvolver rápidamente su hoz gigante y se preparó a contraatacar. Durante un momento, los dos contendientes de Kamatari admiraron la enorme hoz.


- "Parece que esta vez se esmeraron en enviarnos algo bueno."- Kiminobu murmuró relamiéndose los labios con cierta satisfacción.


- "Así parece."- exclamó entonces sarcástico Kamatari, justo antes de detener un avanze directo del samurai, quien había intentado dar un certero golpe con la katana a Kamatari.


- "Es rápido."- Kiminobu dijo a su compañero mientras evaluaba la situación de aquel primer cruce de armas- "Y fuerte también para maniobrar esa arma con tanta rapidez..."


- "Buscaré al resto."- dijo entonces el ninja dando un salto hacia una saliente de rocas y desapareciendo casi de inmediato, antes siquiera de que Kamatari pudiese actuar de alguna manera para evitarlo.


- "Entonces somos solo tu y yo por ahora."- Kiminobu dijo lentamente, antes de volver a embestir contra Kamatari junto con su katana.


Kamatari reaccionó interceptando el golpe de la espada con el filo de su hoz gigante, y rápidamente desvió el arma de su contrincante, tras lo cual giró de manera rápida y conectó una patada en el pecho de su oponente, con lo cual éste tuvo que retroceder un par de pasos; más rápidamente se recuperó.


- "Eres bueno."- exclamó Kamatari.


- "Lo mismo que tú, casi y es una lástima el tener que matarte; no hay buenos contrincantes en estas tierras."- el samurai sonrió con aquel sarcasmo que había mostrado desde un principio y volvió a embestir contra Kamatari.


Un nuevo choque entre los filos de las armas y Kamatari volvió a desviar la katana, más ésta vez trató de hacer que su oponente perdiese el equilibrio en una barrida, más el samurai evitó el golpe en sus piernas con un certero salto. Entonces Kamatari rápidamente golpeó el vientre de su rival con la ayuda del mango de su arma y un giro rápido sobre su propio sitio. El contrincante de Kamatari cayó al suelo, y el antiguo Juppon Gatana decidió acabar con su oponente allí mismo; dentro de sus órdenes no precisaba el llevarlos vivos. Pero cuando estaba a punto de cumplir con su propósito, una espada Daito se atravesó en su camino... ahora la batalla era entre Kamatari y 6 excelentes oponentes.


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Entre tanto, Steven cabalgaba a toda velocidad; una terrible sensación se había apoderado de su ser y había invadido su pecho; una sensación ya conocida por él una vez... una terrible vez en la cual vivió espantosos momentos al llegar al final de su camino solo para ver a su pareja casi morir a manos de un asesino. Steven se aferró entonces con más fuerza a las riendas del caballo y lo hizo correr aún más rápido, sin importar como, tenía que llegar antes de que sucediese cualquier desgracia.


Y tan concentrado estaba en sus propios pensamientos, que no reparaba en el jinete que lo seguía a toda velocidad justo detrás suyo. Nicholas nunca había visto a su pequeño hermano cabalgar de aquella manera, ni siquiera sabía que era capaz de hacerlo; se sentía inquieto y algo asustado de que algo pudiese sucederle a su hermanito menor.


- *Steven... que demonios es lo que esta pasando, ¡¿que es lo que no sé?!.*- se preguntaba mentalmente el hombre una y otra vez tratando de entender así lo que sucedía sin lograrlo- *¡MALDICI”N!, ¡Está acelerando su marcha de nuevo!... el caballo podría terminar desvocado si continua haciendolo... ¡Demonios! ¡Debo de alcanzarlo como sea!.*- fueron los pensamientos de Nicholas al tiempo que él mismo aceleraba su propia marcha.


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Kamatari enfrentaba a sus oponentes como podía. Hacía rato que su caballo había corrido asustado por el enfrentamiento y por lo tanto la única manera de salir vivo de allí era ganándole a esos seis hombres; pero era una empresa difícil. Por un lado se enfrentaba con el filo de su hoz con cualquiera que lo atacase por delante, mientras que se mantenía en posición de defensa por la retaguardia gracias a la cadena de su hoz, aunque ésta misma es utilizada también como arma de ataque de vez en vez.


A pesar del difícil momento que pasaba el guerrero de la hoz, podría decirse que estaba manejando la situación considerablemente bien... o por lo menos así fue hasta que por azares del destino, al defenderse de un ataque del guerrero llamado Hideyuki, el cual peleaba con la espada Daito como arma de ataque; Kamatari fue a dar contra la pared de piedra que se cernía detrás suyo y por tal impacto, un gran pedazo de piedra cayó sobre su hombro lastimado, reabriendo la herida en este. Kamatari pudo sentir esto, así como sintió la sangre comenzar a bañar sus ropas, lo cual no era aún muy notorio debido a que éstas eran de color oscuro.


- *¡No!... por que ahora... duele, la herida duele*- pensó con algo de temor Kamatari mientras notaba con pesar que su rendimiento en la pelea estaba disminuyendo considerablemente por la repentina falta de fuerza que su cuerpo estaba experimentando- *No me pueden matar... ¡No ahora!... Steven...*- una inadvertida lágrima de frustración cayó por la sucia mejilla de Kamatari, quien en aquellos momentos peleaba con desesperación para salvar el cuello, y sin embargo la esperanza lo abandonaba cada vez con mayor rapidez.


- "¿Que pasa?, ¿es que acaso el pequeño espadachín Meiji se esta poniendo débil?... oh, que pena... pensé que por lo menos ahora si nos habían enviado algo bueno."- uno de los oponentes de Kamatari dijo con sorna mientras atacaba de manera cada vez más despiadada, acercándose de manera inevitable a su objetivo de cegar la vida de su oponente.


Kamatari bufó, su única oportunidad en aquellos momentos era efectuar su ataque especial, el "Midare-Benten" (conocido en ingles como "Random Spinning Attack"), esa era su carta para salir de aquel embrollo... pero necesitaba algo de tiempo y espacio, y por la manera en la cual se encontraba acorralado en aquellos momentos, eso era básicamente imposible.


- *Estoy... perdido...*- pensó finalmente Kamatari, cuando de pronto una sombra pasó por encima suyo, y mientras distinguía un caballo corriendo a uno de sus costados, una voz conocida (muy conocida) dijo con fiereza y un toque de soberbia.


- "Yo no les di permiso de tocar a MI koibito."


- "S... S... ¿Ste... ven...?."- Kamatari no podía creer lo que veían sus ojos; allí en frente suyo, y con dos espadas en una perfecta posición de ataque y defensa a la vez, Steven... ¡SU STEVEN! miraba desafiante a aquellos seis peligrosos hombres, quienes a su vez miraban a rubio con caras interrogantes.


- "¿Y este?."- preguntó alguno en japonés.


- "Ni idea."- respondió otro a la pregunta.


- "Vamos por él."- dijo el que había hecho la pregunta inicial.


Y Steven sonrió con malicia ante aquel último comentario.


- "Entonces vengan por mi."- respondió en buen japonés el rubio antes de lanzarse al ataque.


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Nicholas perseguía a Steven a toda velocidad y ni aún así había logrado alcanzarlo a pesar de que llevaban ya una carrera constante de mas de media hora, tal vez mas de 45 minutos.


- *¿Desde cuando Steven es tan buen jinete?... si desde que recuerdo él nunca a tenido muy buen equilibrio, a lo más y lo he visto montando las yeguas mansas en la hacienda. ¡¿Que rayos esta pasando?!.*- se preguntó Nicholas por enésima vez. Todo aquello era muy extraño, Steven estaba haciendo a la perfección demasiadas cosas en las cuales se suponía que era un verdadero inútil... ¿o era posible acaso que no lo fuese?... pero, entonces... ¿por qué?. Nicholas estaba confundido, cada vez más confundido en realidad; pero la situación, a pesar de los enredos que causaba en su mente, debía ser dejada de lado puesto que la prioridad de Nicholas era concentrarse en lo que hacia con el caballo para no caerse de este y matarse con el golpe.


Entonces un sonido llegó a oídos del hermano mayor, el sonido de gritos y metales chocando; un sonido que por lo visto también había llegado a su hermano, pues éste dirigió su caballo en dirección a la fuente de aquellos sonidos casi de inmediato, por lo cual Nicholas hizo lo mismo, dándose cuenta entonces que se encontraban en alguna especie de quebrada, cuyo fondo estaba a aproximadamente metro y medio de distancia hacia abajo, pues iban ahora por una pequeña saliente. Entonces Nicholas vio algo que lo dejo petrificado en su sitio... Steven sacó dos katanas de dentro de su abrigo y puso una de ella en su boca, mientras que con la mano libre y con el caballo aún en movimiento, se paró encima de la silla de montar en hizo al caballo saltar hacia abajo, con lo cual es pleno salto del caballo, Steven se separó con un impulso de la silla y fue camino abajo. Nicholas paró el caballo en seco y se bajó de éste con lágrimas en los ojos pensando que iba en camino a recoger los restos de su hermano, más al asomarse a ver el cadáver de su hermanito, lo que encontró fue la escena de una pelea en la cual su hermano Steven y la pareja de este se enfrentaban a seis hombres muy bien armados. Pero eso no era todo, Kamatari portaba una enorme hoz y su hermano tenía dos espadas dispuestas en una perfecta posición tanto de ataque como defensa, que pudo reconocer sin problemas... era la posición dada en el capítulo 3 de volumen número 2 que componía parte de las enseñanzas dejadas por su antepasada tras llegar a Norteamérica.


- "¡¿Qué... demonios...?!."- las palabras no salían por completo de los labios de Nicholas, quien no podía creer lo que veía.


Y mientras tanto, la batalla proseguía allá abajo. Nicholas vio a su hermano comenzar a luchar, y su manejo de la espada era impecable, así como los movimientos de artes marciales que usaba en combinación con su uso de la espada.


... Y en medio de la pelea...


- "¡Steven!... ¡¿Qué haces aquí.?!."- Kamatari preguntó ante la primera oportunidad de dirigirle siquiera una palabra al rubio, momento que llegó cuando las espaldas de ambos chocaron peleando de esta manera uno junto al otro.


- "¡Te dije que no iba a permitirte ir solo a este tipo de cosas de nuevo!... ¡Y TE DIJE QUE ERAMOS UN EQUIPO!, ¡así que ni pienses en volver a hacerme ir como loco de un estado a otro como esta vez!... a la próxima o me avisas o no vas a ningún lugar ¬__¬U."- dijo un muy enfadado Steven justo antes de separarse de Kamatari durante un momento para asestar un golpe directo sobre uno de los tres con katana, y herirlo en el brazo de derecho y acertarle una patada en medio del pecho, de manera que dejó a uno de los 6 oponentes fuera; entonces aprovechó la sorpresa de los otros ante este hecho y volviendo a acercarse a Kamatari le dio un fugaz beso al tiempo que le decía con cariño- "Por cierto... te amo n__n."- lo cual dejó a Kamatari medio idiotizado por algunos segundos.


- "¡Maldición... nos estamos dejando ganar por un par de asquerosos sodomitas!."- gritó entonces uno de los dos ninjas al ver aquello, con lo cual el ataque de los 5 integrantes con posibilidades de atacar se reanudo con mucha mas fuerza aún.


- "¡Malditos bastardos!."- gritó entonces con rabia Steven, mientras que volvía a su ataque combinado con dos espadas y se concentraba en los dos samurais que peleaban con katanas.


La batalla se reanudó aún con más fuerza que antes, y así mismo se hizo mas sanguinaria. Los ataques iban y venían, y la sangre había comenzado a fluir; ya no solo era de la herida en el hombro, sino un corte poco profundo en una pierna hacia de las fuerzas de Kamatari menguaran, mientras que Steven tenía pequeños cortes en brazos y piernas, puesto que al utilizar golpes de contacto contra sus enemigos, había recibido más de lo que deseaba con aquello.


Nicholas miraba estupefacto el espectáculo, y en especial el desempeño de Steven. Cada movimiento, cada respiración, todo... incluso la manera en la cual su cabello se movía con simetría exacta en relación a su cuerpo... todo, todo era por completo perfecto; y eso solo quería decir una cosa. Nicholas entonces se sintió humillado, engañado... y sobre todo, pequeño. Si lo que pensaba era lo correcto, no merecía el cargo que hacía ya tanto tiempo ostentaba, pues el dueño era otro. Con un nudo en la garganta y lágrimas de frustración empañando su vista, Nicholas continuó mirando mudo las escenas de batalla que se cernían delante de él; quería ayudar, pero era consciente de que ante aquel nivel de pelea, el suyo era insignificante, tal cual lo era todo en su vida en aquellos momentos.


- *Nada... no soy nada.*- pensó con amargura el hombre- *Al igual que no sé absolutamente nada; no sabía quien era mi hermano, y no sé quien o qué es la persona con quien dice que compartirá su vida. Ahora veo que no es alguien común, pues sus movimientos, ¡Y su fuerza!... no, no son comunes. Nadie puede mover con tanta facilidad un arma de aquel tamaño ni romper de una patada una piedra como la que rompió de una manera tan fácil. No sé nada, oh Dios... ¡No se nada!, ni siquiera que el espíritu familiar vivía dentro de mi hermano... ni siquiera eso; Steven logró ocultarme eso... ¿que clase de hermano mayor soy?..*- pensó Nicholas con desesperación.


Y entretanto la batalla continuaba. Uno más de los integrantes de aquel grupo, el ninja que utilizaba la hoz, había sido dejado fuera de combate por Kamatari; y ahora eran dos oponentes para Kamatari y dos para Steven; pero Kamatari sentía que ya no podía más, y no pensaba dejarle todo el peso de la batalla a Steven, así que decidió que era hora de usar su mejor técnica, solo esperaba que su hombro resistiese la presión de efectuar aquello.


- "Steven, necesito que me des algo de tiempo y espacio; tengo una idea, pero cuando yo te diga abajo... pegas el pecho al suelo, y no levantes la cabeza ¡Por nada del mundo!."- susurró Kamatari a Steven, quien como la mayor parte de la pelea, se había mantenido unido espalda con espalda con Kamatari, puesto que el rubio había decidido no estar demasiado lejos de su amor, mucho menos durante aquella pelea.


- "De acuerdo."- susurró Steven, no muy complacido con la idea de dejar a Kamatari a su suerte en aquellos momentos, pero si lo que necesitaba su koi era que distrajera a los oponentes, lo haría sin chistar.


Y de inmediato el rubio se separó de Kamatari y dejando las espadas de lado, comenzó a repartir patadas y puñetes a diestra y siniestra, mientras se movía ágilmente de un contendiente a otro y esquivaba golpes de espada y demás mediante una suerte de giros y saltos.


Kamatari entonces aprovechó la oportunidad que Steven le ofrecía con tanto esfuerzo, y rápidamente tomó el mango de su gran hoz con ambas manos y grito "¡¡¡ABAJO!!!" con fuerza. Tal y cual se le había dicho, Steven se tiró al suelo y ni bien hizo esto, pudo sentir una fuerte corriente de aire encima suyo.


- "¡Midare-Benten!... AAAAHHHHHHH!!!!!!!!!"- gritó entonces Kamatari con fuerza, al momento de comenzar a girar su hoz sobre su cabeza al tiempo que sonreía con cansancio. Los golpes repartidos por la bola metálica en su cadena eran sin duda la carta que les iba a dar el triunfo, así como un boleto a casa en una sola pieza. La devastación del lugar fue brutal, las rocas salieron despedidas en pequeños pedazos al contacto con la mortífera bola metálica y dieron contra los oponentes; la nieve salía despedida en todas direcciones por la fuerza de choque de aquella ola de viento, y cegaba sin piedad los ojos de los rebeldes; y como si fuera poco Kamatari cesó aquello de pronto y sin dar tiempo a nadie de recuperarse dio rápidamente muerte a dos de los cuatro en pie con el filo de su hoz, mientras que con fuertes golpes por el mango de su arma asestados en los cuerpos de los otros dos que quedaban, terminó por no dejar consciente a ninguno de los que quedaban vivos.


Cuando Steven alzó la cabeza vio con gran impresión el devastador efecto del ataque de su Kamy y quedo atónito, más se despabiló al posar la vista en su pareja y verlo casi en el suelo y a duras penas sujeto de su hoz, mientras respiraba con dificultad visible.


- "¡Kamatari!"- gritó Steven mientras se levantaba de un salto e iba al lado de su pareja- "Kamy... ¿estás bien?."- susurró Steven con la voz en un hilo al notar lo empapada que estaba la ropa de su pareja por la sangre.


Más Kamatari reunió todo su valor y alzó el rostro con una sonrisa en él. Estaba vivo, y aún más consciente; ¡Y Steven estaba a su lado!, nada más importaba.


- "Si... estoy bien."- dijo el oriental mientras se levantaba con dificultad con ayuda de su hoz y unos instantes después con ayuda de Steven, quien gentilmente lo ayudó dándole como apoyo su propio ser. Entonces miró a Steven y sonrió... una sola idea cruzaba su mente en aquellos momentos- "Steven... vámonos a casa."- dijo al tiempo que abrazaba al rubio y se apoyaba en el pecho de éste.


Steven sonrió, y una cálida sensación se apoderó de su ser.


- "Si, a casa."- repitió lentamente las palabras de su amado... a casa.


Fin del catorceavo capítulo


Notas de la autora =n.n=



Niaaaaaa!, ya decían que me iba a demorar siglos ne??? =¬.¬= Pues bien... NO FUE ASI!!!... Muajajajajajaja, chibi a llegado con el siguiente capítulo en un tiempo menor al que de costumbre... SHIIIII!!!!.... =-.-=U claro que era un capítulo de pelea y estos siempre me salen chiquitos =;.;= pero por lo menos dejenme sentirme happy por esto.


Bueno, como dije hace un ratito en mi autoproclamación victoriosa como una autora que demoro poco entre un cap y otro (=n.n= jejeje) este fue un capitulo con algo de acción... ¡Espero que les haya gustado!. Bueno, como vieron, fue... una pelea para dos; Steven le cumplió a Kamatari su promesa y no dejo que éste fuese solo a la siguiente batalla, y pues... hizo muchas tonterías para lograrlo, pero las hizo con amor. Pero bueno, no todo fue de color rosa violento =-.-=U hay alguien que no se siente muy feliz con los nuevos descubrimientos que ha hecho, en realidad se siente bastante miserable, y pues, ya veremos como se desarrolla esto en el siguiente capítulo. Conversaciones serias, el develamiento de diferentes modos de pensar y sentir, y tal vez hasta un poquito de limón en el siguiente capítulo.


Y como siempre, sus sugerencias y comentarios son lo mas importante para mi, y pues críticas constructivas y tomatazos si ustedes lo desean, como siempre a kawaii_chibineko@yahoo.com, estaré esperando.


UN GRAN BECHITO PARA TODOS!!!!


con cariño

chibineko chan & family


Y ahora... el loco mundo de la autora =@.@=


En una estudio, frente al ya usual público asistente a las entrevistas; dos sillones vacíos se muestran en un escenario con las luces bajas. Las personas ya impacientes esperan con avidez tanto al presentador como al invitado, y de pronto una gatita blanca con manchas negras hace su aparición para avisar que faltan dos minutos para el inicio del programa al personal encargado de las luces y demás efectos; es cyberneko, quien para variar esta a cargo de poner orden en el lugar.


Entonces un pequeño gatito blanco tipo angora entra con actitud altiva al escenario, y es seguido por un hombre quien, luego de que aquel gatito se parase justo en frente de uno de los sillones, se agacha para recogerlo del suelo y ponerlo sobre el sillón.


Entonces una voz se escucha en el estudio, es la ya conocida voz de wizardneko dando inicio al programa.


wizarneko: Y ahora en vivo desde los estudios Manada 7 presentamos... ¡Tomando el té con oujineko!... y con ustedes su presentador... ¡OUJINEKO!.


Los aplausos estallan a la vez que los reflectores iluminan el escenario y el pequeño gatito que reposa en aquel enorme sillón mira a todos con altivez a la vez que alza una patita para acallar a todo el mundo.


oujineko: Ejem... si, bueno... buenas tardes con todos; hoy tenemos a un invitado ya conocido por la mayoría de ustedes; que goza de gran popularidad entre las féminas de la audiencia y del respeto de muchos de los caballeros. Demos un caluroso recibimiento a Matt Carter... adelante Matt.


Y mientras los aplausos se dan a rabiar, el antes mencionado entra al escenario desde una de las esquinas de este y hace una reverencia al público antes de tomar asiento.


oujineko: Bienvenido al programa Matt, es un placer tenerte aquí.


Matt: El placer es mío- dice Matt con educación.


oujineko: Si... lo sé- responde entonces bajito oujineko, a lo que Matt lo ve con una ceja alzada, sin embargo oujineko no le hace caso a esto, esta demasiado ocupado mirándose en su pequeño espejito portátil mientras se sonríe a si mismo pensando que todos los presentes son mas que afortunados por tenerlo allí a él, y sigue así hasta que cyber-chan le llama la atención despertándolo así de su autoadoración- Ah!, si.. el programa- Y mirando a Matt decide comenzar- Bueno Matt, que tal si comenzamos con algunos datos tuyos... creo que a más de uno le gustaría saber alguna cosa de ti.


Matt: Como no, estaré encantado de responder a tus preguntas.


oujineko: Entonces comencemos... puedes darnos tus datos a tu gusto, tal vez con eso te sientas mas cómodo... yo sé que yo si me sentiré más cómodo.- sonrió el pequeño y peludo gatito mientras tomaba la chibitacita de té y comenzaba a beber muy ufano ya sin estar al pendiente de nadie más que de si mismo.


Matt bufó mientras entornaba aún más sus cejas, y por fin con un movimiento de cabeza decidió no hacerse de demasiados problemas.


Matt: Bueno... mi nombre es Matt Carter, y estudio Leyes, estoy a punto de comenzar el tercer año dentro de unos meses.


oujineko: Aja... si, si... muy interesante.


Matt suspiró en derrota y continuó.


Matt: Tengo 25 años y estoy a punto de cumplir los 26. Nací y crecí en la granja de mis padres en Kentucky; soy hijo único. Mmmm... mi mejor amigo actualmente es Honjo Kamatari y pues... si, creo que a Steven Wildfire también puedo considerarlo un buen amigo; y además *-__-* ahora tengo una novia maravillosa, cuyo nombre es Kate... y pues... es algo serio, y la verdad... espero que en un futuro cercano acepte ser mi compañera de toda la vida... hmmm, no sé que más decir.


oujineko: Que tal lo más importante... como tu estatura, peso, color de ojos y cabello y esas cosas; tu sabes... ¡la apariencia!.


Matt: O__o¿? ... ¿la... apariencia... importante?... bueno... si tú lo dices. En fin, Mido 1.75 metros, tengo ojos verdes y cabello castaño claro; peso unos... 65 Kg. y... ¿tengo miopía?.


oujineko: NO!... uno no dice esas cosas, no son elegantes. Más bien deberías de comprarte lentes de contacto o unos lentes más impactantes que creasen en ti una apariencia más; bueno, estilizada.


Matt: ¬__¬U no tengo idea de lo que me hablas gatito.


oujineko: =O.O= ¿Que clase de invitado me han mandado?... ¡No tiene el mas mínimo sentido del fashion!.


Matt: ¿Qué?... es algún tipo de postre... porque a mi me gusta el pie de manzana en ese caso.


oujineko: ¡¿WHAT?!... No, me niego a seguir entrevistando a este... este... ¡analfabeto del buen gusto!... yo soy del JGT (Jetset Gatuno Internacional)... ¡Exijo a alguien que vaya conmigo!.- grito furibundo oujineko en medio del set, tras lo cual llamo a su mayordomo con un chasquido de sus garritas y espero indignado en su asiento hasta que fue bajado por el mayordomo, tras lo cual se fue murmurando que como era posible que lo tratasen así.


Matt se quedo en su sitio sin saber que decir, estaba confundido por lo acontecido y entonces miró al público y se sintió aún peor, casi en estado de pánico; o por lo menos fue así hasta que sintió una cosita pequeña y peluda en su pierna, y al bajar la mirada vio a un gatito pequeñito y atigradito mirarlo con sus enormes y curiosos ojitos.


minimiau: Hoooolaaaaa!!!... yo soy minimiau, ¿tú quien eres?.


Matt: Mi nombre es Matt.


minimiau: ¡Hola Matt- onisan!!!!... ¿quieres ser mi amigo y jugar conmigo?.- pregunto el pequeño gatito extasiado, puesto que era la primera vez que había podido entrar a una de las entrevistas que hacían sus hermanos mayores, y se había muerto de la curiosidad anteriormente por saber que tipo de cosas se hacían en las entrevistas.


Matt: ¿Sabes lo que es el Fashion o el JGT?.


minimiau miró con interrogación al hombre mayor con quien estaba hablando, no tenía ni idea de que era eso, y tal vez por eso no jugaría con él; tenía ganas de decir que si, pero sus hermanitas chibi, kawaii y cyber le habían dicho que siempre dijera la verdad, asi que ...


minimiau: No... no sé- dijo el gatito con aire tristón.


Matt: Genial, entonces dime... ¿a que quieres jugar?.


minimiau miró feliz a Matt y dijo algo de perseguir pelusas en el desván, por lo que Matt encogiéndose de hombros se paró y siguió al pequeño gatito. La entrevista había terminado.


Este capítulo fue terminado el 28 de octubre del 2003




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