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AMORTENIA por giovanetta

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Notas del capitulo: *o* ^-^ los personajes no me pertenecen
Capítulo 6

MAZMORRAS SLYTHERIN

-No puedes dejar que nadie más te bese- dice el rubio, besando y abriendo el pijama de par en par para posar sus labios en los pezones de Harry. Los mordisqueó un poco, hasta dejarlos erectos- ¿te gusta?, dime Potter, ¿te gusta?- dice con tono seductor, después de conseguir arrancar gemidos por parte del niño-que-vivió.

-Si, sigue, Draco- toca el rostro del sly, los labios que estaban semiabiertos, que besaron aquellos dedos.

-Eso obtendrás ahora- se queda en su sito- no voy a permitir que tu inmunda sangre manche mis sábanas- pausa- buenas noches, si no te importa, debo estudiar mañana- tira la cubrecama y le da la espalda a su compañero.

-¡Voy a matarlo!, ¡juro que lo haré!- exclama mentalmente.

-Sólo dijiste que la prueba de valentía consistía en besarte- dice con suficiencia.

-Que obediente eres, para otra te mandaré a lanzarte desde la Torre de Astronomía- responde el ojiverde con sarcasmo.

-Soy un Malfoy, ¿qué esperabas?- alza un aceja- duérmete- a los 10 minutos ya estaba profundamente dormido.

-¡No lo dudes!, ¡te mataré!- tira de la cubrecama y deja destapado por el resto de la noche al ojigris.

AL OTRO DÍA…

-¡Achu! – estornudaba Draco, nada más al despertar.

Quería creer que estaba solo otra vez en su cuarto, pero no, la cruda realidad era más implacable que nunca.

Y como no hacerlo, toda su preciada humanidad permaneció toda la noche a la intemperie, por un insensible y patético gryffindor.

-Cara-rajada, despierta- tira de la cubrecama y las sábanas.

-Que ruidoso eres serpiente rastrera- reclamó aún dormido.

-¡Por tu culpa estoy resfriado!- exclama y su nariz estaba en serios problemas.

-Lo siento- hace un puchero marca Potter.

-No, no lo sientes- se suena- puedes ser muy slytherin cuando te lo propones.

-Si es un halago, muchas gracias- dice el ojiverde con una clara sonrisa de venganza y no termina aquí.

-Voy a ducharme- estaba furioso de tan temprano- sacó la ropa y se encierra en el baño.

-Lo que te mereces, Malfoy- sonrió.

Ya se comenzaba a acostumbrar a esa habitación.

Aprendió a ubicarse. La posición de los muebles, dónde rayos estaba su maleta, entre otras cosas.

-¿Dónde está mi varita?- da unas vueltas dentro de la habitación, botando algunas cosas de preciado valor a su paso- ¡accio varita!- invocó y la varita llegó a su mano.

Draco no estaba del todo feliz. Hasta para buscar algo debía ser tan escandaloso.

-Al fin algo que es mío- dice feliz Harry, al tener su varita en mano- debe ser tarde, tal vez- se acerca a la puerta del baño- oye Malfoy, ¿podrías apurarte un poco más?

Draco cierra las llaves del agua. Saca una toalla y se la coloca alrededor de su cintura. Con otra toalla se secó un poco el cabello.

Frente al espejo, se peinó su cabellera rubio platino.

-¡Achu!- estornuda- tengo que matarlo- piensa.

-Draco, apúrate ya- dice el moreno con varita en mano en la manilla- o lanzo una bombarda y te saco a las malas de allí.

El sly, siguió tranquilamente, vistiéndose, colocándose desodorante, colonia, como si fuese todo el tiempo del mundo el que Potter estuviese perdiendo.

-Perfecto- dice el rubio, afinando el último detalle.

-¡Bombarda Máxima!- invoca el gry y la puerta, al menos la manilla desapareció por completo, cayendo al suelo y ensuciando al recién bañado, príncipe de las serpientes- te lo dije.

-Potter, ¿por qué demonios hiciste esto?- pregunta Draco, dejando entrever su ya mal humor y más encima, su cabello había quedado con polvo.

-Tú no habrías la puerta, ¡te demoras un siglo en bañarte!- dice a modo de defensa, levantándose del suelo.

-Hoy mismo te curaré de tu maldita ceguera- lo empuja con rabia al suelo- regresa a tu torre y déjame en paz- sale de la habitación.

-¡Espera, Draco!- exclama Harry levantándose de golpe y saliendo con pijama del cuarto.

-¿Potter?- lo detiene Theodore Nott en el pasillo.

-¿Quién es?- se zafa de esos brazos con brusquedad.

-Soy Theo, ¿todavía en pijamas?- pregunta y se queda observando el cuerpo del gry.

-Lo siento, debo volver a la habitación- da unos pasos atrás y se encierra en el cuarto.

Creo que me pasé de la raya esta vez, pensó el gryffindor, entrando al baño y queriendo olvida aquel episodio.

Cuando estuvo listo para salir al exterior, no había nadie en esa habitación. Creyó que Draco pudo haber regresado a buscar algo que olvidó, pero nada de eso.

¿Desde cuando había adoptado esa actitud tan infantil?

Mientras que en Gryffindor…

-Esperemos que Harry esté bien- dice Hermione a Ron, mientras esperaban a Ginny para ir a desayunar.

-Parece mentira, que mi amigo, esté enamorado de ese hurón- dice Ron con asco.

-No lo está, son los efectos de la poción- le recuerda la castaña.

-Parece no diferenciarlo del todo- le objeta el pelirrojo- hay algo entre esos dos.

-No lo creo, te estás imaginando cosas- dice Hermione.

-Entonces, veamos como van las cosas hoy- dice Ron.

-Siento mucho la demora, estaba buscando unas cintas para el cabello- aparece Ginny- ¿hoy también vendrá Harry a desayunar con nosotros?

-Eso creemos- dicen ambos compañeros al mismo tiempo.

-Vamos entonces, el comedor debe estar lleno.

Harry al estar listo, no tenía muchas ganas de ir al Gran Comedor. Además de que tampoco había alguien para guiarle en ese trayecto.

Salió de la habitación, dejando la puerta cerrada.

Se sentía tan inmenso ese lugar. Harry hizo acopio de toda su valentía para llegar solo al Gran Comedor.

GRAN COMEDOR…

SECTOR GRYFFINDOR…

-Harry se está tardando- dice Ginny, intranquila.

-Me tinca que ese hurón le hizo algo- dice Ron, mirando al sector de las serpientes y viendo como Draco estaba de lo más tranquilo comiendo su desayuno- no tiene sentimientos o tiene una roca en vez de corazón- comenta.

-¡Harry!- exclama Hermione al ver que su amigo entra solo al Gran Comedor.

Hermione va corriendo a buscar a Harry y lo abraza.

-Pensé que te había pasado algo- dice y lo suelta.

-Estoy bien, Herm, gracias por preocuparte- es guiado por la mano de la castaña hacia su puesto- buenos días, amigos- saluda.

-Harry, ¿cómo estás?- pregunta Ginny.

-Bien, Ginny, gracias- responde.

-Hoy yo te guiaré- dice Ron, tomándole de la mano e indicándole dónde estaba cada objeto.

-Gracias amigo- responde el moreno, sin sonreír.

Mientras que Draco, se hacía el desentendido frente al problema, Blaise le tenía neura al niño-que-vivió, ya que envidiaba profundamente que fuese la comadreja quien le ayudara esa mañana.

-¿Se invirtieron los papeles, Blaise?- pregunta el rubio.

-Nada de eso dragón, no cantaría victoria tan pronto.

-¿Por qué lo dices?

-Por eso- mira a la mesa de los leones…

No podía creerlo, Ginny, la hermana de la comadreja pelirroja, estaba besando a Harry, a “su Harry”

Ese no soy yo, ese cara-rajada no es “mí Harry” y ¿desde cuándo le llamo Harry y no púdrete de una vez?...

Ese calor fue quemándole, la ira, apareció en sus facciones. Tenía unas locas ganas de desaparecer a “esa chica”

Le dije expresamente, “si yo te beso, nadie más lo hará”. Como deja que esos labios sean profanados por la hermana de la comadreja, mendiga niñata.

-Ahora ¿estás celoso?- pregunta Blaise.

-Para nada, sólo quiero cortarle la lengua a alguien, así que cierra la maldita boca y come en paz- mira fijo y muy frío.

Cuando Draco adoptaba esa mirada de psicópata, era porque era capaz de hacerlo.

Así que Blaise, salvando su integridad, se mantuvo al margen de la situación.

-Ginny, yo- decía confundido Harry.

-Sal conmigo, Harry- dice la pelirroja, con las mejillas rojas.

-Gi…nny- balbuceaba Ron.

-Ron, resiste- decía Herm.

-Severus, no intervengas- lo detiene el director.

-Pero…

-Tienen que resolver sus propios problemas- dice el mayor, complacido.

-Dime, Harry, ¿saldrás cnmigo?- reitera la pregunta, ansiosa por la respuesta.

-Potter, el profesor Snape quiere verte en su oficina, ahora- dice la profesa McGonagall

-Está bien- el moreno se levanta de su asiento.

-Usted también, Sr. Malfoy- llama la profesora a su alumno.

-Suerte dragón- dice Zabini por lo bajo.

Ambos chicos salieron del lugar y el ambiente estaba muy tenso.

-Draco- el ojiverde rompe el silencio.

-¿Qué quieres?- responde fastidiado.

-Lo siento, me excedí con lo de la puerta.

-No necesito tus disculpas cara-rajada, sólo muérete de una vez- dice el rubio siguiendo su camino.

DESPACHO DE SEVERUS SNAPE…

-¿Qué pasó padrino?- pregunta el ojigris, quien sólo quería largarse.

-Eso mismo, pregunto yo- dice y su mirada penetrante va dirigida a Harry.

-Padrino, ¿hay alguna poción que cure la ceguera de “este”?- pregunta con desprecio.

-No puedo hacer nada, Draco- responde el maestro y percibe la sonrisa malvada de Harry- Potter está bajo el efecto de la “amortenia”, cualquier otra poción anexa, sobretodo que esté vinculada con la vista, sólo lo dejará más ciego de lo que está.

Que te jodas Malfoy, tendrás que aguantarme por un largo tiempo más. Y te haré tragar cada insulto que me has dicho, ya lo verás Draco, ya lo verás.

-Por lo que veo, a Potter no le interesa esta conversación.

-Para nada profesor, sólo vine porque me lo pidieron, ahora si me disculpa, debo ir a clases- sale del despacho.

-Es un insolente- murmura por lo bajo, Snape- te lo advertí, Draco, pase lo que pase, no te enamores de Potter.

-Lo se padrino, no estoy enamorado de él.

-No estaría tan seguro de ello, poco a poco estás cayendo en sus redes y cuando te des cuenta, será demasiado tarde.

-Eso no pasará.

-Claro que sí pasará, ya estás cayendo.

-Me voy a mis clases, gracias padrino- se retira.

Harry estaba afuera, esperándolo.

-¿Estás enojado porque Ginny me besó?- pregunta frontal.

-Has lo que quieras, cara-rajada.

-Tú dijiste, que nadie puede besarme si no eras tú.

-Como si tuviera ganas de hacerlo.

-Ni aún así, lo harías- se desabotona la camisa y la deja entreabierta.

Draco se quedó allí, viendo esa piel morena, que le llamaba.

Le tiró de un brazo y lo empotró en una pared. Le besó hasta desgastarle los labios.

Estaba en una especie de fiebre, la necesidad de marcarlo como suyo.

-Eres mío, sólo mío y aunque no te guste, no podrás escapar de mí- baja por el cuello, llegando al torso.

-Dra…co, sigue- decía el pelinegro, sonriendo malvadamente.

¿No será que tú estás en mis manos?


Continuará…
Notas finales: bye bye

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