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Angel Audaz por Shiochang

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Notas del capitulo:

Un capitulo triste, pero habra final feliz, lo prometo.

Ángel Audaz

 


Primera advertencia (y espero que la única), que pongo antes de empezar: tengan listos sus pañuelos porque los haré llorar a moco tendido.


 


La hora ha llegado

Zarparon al clarear el alba y desayunaron todos con el capitán, Sasuke estaban asombrados de las hazañas que les contaban de Deidara en altamar, quien insistía que había sido por cumplir con su deber a su rey.


- Os parecéis tanto a vuestro padre – le sonrió el capitán – el hombre fue leyenda, aun lo recuerdo dando órdenes sobre el castillo de proa mientras manejaba el timón para salir airoso de la batalla, su perdida fue muy grande para todos.


- Él fue un gran hombre – asintió Deidara – nadie más que yo siente su perdida.


- Vos teníais veinte años cuando os convertisteis en duque y a los veinticinco ya habíais sido condecorado con todo tipo de honores, pero os retirasteis joven de la armada.


- Tenia que considerar que tenía a mi cargo dos infantes y que mi hermano mayor más que una ayuda era un estorbo.


Itachi lo miró extrañado, Gaara había dicho algo respecto al mayor de los hermano Namikaze y ahora que lo penaba, Deidara no era el mayor de todos.


- ¿Por qué sois vos el duque? No erais el hermano mayor, según sé – preguntó.


- Minato Namikaze hijo era un joven desequilibrado – dijo el capitán – me disculparéis que me refiera mal de él, pero no era agradable para nadie tenerlo cerca – aseguró.


- Una desgracia para mí – dijo Deidara – mi abuela tenía esos desequilibrios emocionales, ella, en uno de sus delirios, mató a los padres de Gaara y trató de matar a mi madre cuando Gaara tenía un año.  Mi padre lo recató a él y a mi madre y se vio obligado a encerrarla.  Desgraciadamente Minato heredó eso de ella, le encantaba ver correr la sangre, no importaba de quien fuera.


- Vos deberíais casaros y tener un heredero – le dijo el capitán, sin embargo Deidara se rió en voz alta, divertido.


- Mi querido capitán, yo tengo un heredero, el hijo de Naruto y Sasuke.


- Pero podrías tener los vuestros propios – insistió.


- No lo creo – negó con la cabeza – mi vida ya tiene demasiadas complicaciones como para agregarle una más – le dijo tomando la copa de vino de la mesa y un destello sobre este lo hizo tener una extraña visión que casi de inmediato se interrumpió cuando Itachi comenzó a toser perdiendo el aire.


- ¡Itachi! – saltó Shisui al ver a su hermano tomar un tono morado.


- Dejadme a mi – dijo Deidara apartándolo y abriéndole la camisa a Itachi, hizo una pequeña presión en la base de la garganta y este escupió algo duro, cubierto de sangre sobre la servilleta – Dios mío – Deidara lo agarró y lo lanzó al mar, ese sí que era un mal presagio, alguien de la familia Uchiha corría peligro de muerte, pero ¿Quién de ellos no?


- Itachi tiene fiebre – dijo Matsui preocupado – ¿nos podéis decir que era eso?


- Una piedra de malos augurios – le dijo Deidara – Capitán, poned en alerta a vuestros hombres, no estoy seguro pero, o tenemos un ataque de piratas o se nos viene una terrible tormenta encima.


- Shisui, ayúdame a llevar a Itachi a su habitación – ordenó Matsui y ambos, ayudados por Sasuke también, se lo llevaron tan rápido como pudieron.


- ¿Qué habéis visto milord? – le dijo Sai preocupado.


- No lo sé, pero no puede ser nada bueno – suspiró – nada bueno.


- Deidara. Me dijisteis que ya no tendrías visiones cuando entre al convento – le reclamó Naruto preocupado también.


- Y no las he tenido – le replico él – pero vos no estáis en el convento ¿verdad? – suspiró – no había tenido visiones por más de cinco años, es extraño que volvieran de esta forma.


 


Itachi volaba por la fiebre y lo único que hacia era repetir una y otra vez el nombre de su hijo y de su esposa como una letanía para comenzar a llorar y volver a caer en el delirio de la fiebre. 


Naruto estaba angustiado, no sabía si seria bueno que Deidara entrara en contacto con su mente, las monjas siempre le habían dicho que eso era brujería y si lo permitía si irían irremediablemente al infierno. Pero ¿no era peor hacerlos sufrir a todos?


- No creo que los otros Uchiha acepten – le dijo Deidara cuando se lo comento – no muchos entienden este don ¿Sabéis?


- Si, pero Itachi podría morir si no lo ayudáis – le dijo su hermano – creo que ellos entenderán que uséis “eso” sobre él.


- habrá que preguntarle a sus hermanos – lo acompañó y miro al moreno que rompía en llanto. Sin preguntar siquiera, se sentó en la cabecera de la cama y abrazó a Itachi – creo poder calmarlo – le dijo a Sasuke que en esos momentos lo vigilaba – pero necesito vuestra autorización para irrumpir en su mente.


- Lo que pretendéis es enviarlo al infierno – dijo Shisui desde la puerta – ¿no  hicisteis suficiente al enamorarlo fingiendo ser mujer?


- No seáis idiota – le dijo Deidara sin dignarse a mirarlo – yo no lo enamoré, él me buscó a mí – miró a Itachi apoyado en su pecho – además, fue Naruto quien me pidió que lo ayudase, no lo hago por gusto.


- Creo – dijo Matsui poniendo una mano sobre el hombro de su primo – que es mejor que dejéis que lord Deidara se haga cargo, es sabido que él puede ayudar a las personas a sanar entrando en su mente – miró al rubio – hacedlo, por favor.


Sasuke asintió en silencio y Deidara apoyó sus manos en ambos costados de la cabeza del moreno manteniendo la mirada fija en los ojos de Itachi, quien se aferró con fuerza a sus muñecas.


- El fuego rodea el castillo… Lady Judith… nadie la encuentra… Sir Juugo ha sacado a los niños… lady Bronwyn y Lady Sasori están a salvo… – dijo Deidara con la mirada perdida – el fuego… consume todo… los niños… nadie los ha visto… sir Juugo ha regresado adentro… hay otro hombre… sir John tiene al pequeño… – movió la cabeza tratando de calmarse. Itachi le trasmitía su angustia y desesperación – el fuego lo consume todo… nadie ha visto a Lady Judith… el castillo se derrumba… las llamas lo hacen presa… – rompió el contacto, hizo que Itachi lo soltara y tomando sus manos, hizo que se durmiera mas tranquilo apoyado contra él – me he visto obligado a romper la conexión momentáneamente que mantenía con su familia para que pueda descansar tranquilo, pero lo que he visto y les he dicho no es nada bueno – colocó a Itachi sobre las almohadas con cuidado – vuestras esposas e hijos estaban en el castillo de Itachi ¿no es cierto? – Matsui asintió preocupado – alguien ha atacado el castillo y éste ha sido reducido a cenizas.  Vuestras esposas e hijos están a salvo, pero lady Judith no aparece por ningún lado, aunque su hijo sí.


- Pero Itachi estará bien ¿verdad? – dijo Shisui preocupado.


- Descansara por ahora – le dijo – lo que me preocupa es lo que paso en Inglaterra, han aprovechado vuestra ausencia para atacar a vuestras familias.


- Tiene que haber sido alguien que sabia que ninguno de nosotros estaba allí – dijo Sasuke preocupado – no podéis ver si…


- ¡No! – dijo Naruto – eso es malo.


- Naruto, es por el bien de nuestros hijos – le dijo Sasuke – mis niños de seguro también estaban allí, necesito saber que están a salvo – le puso las manos en los hombros para hacerlo entender su angustia.


- Obito, Fugaku, Nidate, la niña y mi hijo se encuentran a salvo, a lady Judith se le ocurrió hace unos días enviarlos con sus respectivas niñeras al castillo de mi hermano diciendo que era orden de él – le dijo Naruto con la mirada perdida.


- Sasuke – le dijo Deidara haciendo que lo soltara, los dos estaban muy pálidos – es la primera vez que Naruto usa su “don” – le explicó – os dije que era hereditario ¿no?


Sasuke abrazó a su esposo contra su pecho y este lo abrazó por la cintura, preocupado ¿A dónde irían a parar con todo eso?


- Ya sabéis que vuestras familias están a salvo, así que ahora calmaos – les ordenó Deidara – no podéis hacer nada hasta que lleguemos a Inglaterra.


- Vos estáis calmado porque los vuestros están a salvo – le dijo Shisui enojado.


- Perdonadme, Uchiha – le dijo entre dientes – pero los míos no están a salvo.  ¿No os fijáis que Naruto esta aquí? Gaara está en España y no quiere ni saber de mí, y ni decir que yo esté a salvo – se levantó y se dirigió hacia la puerta – esta noche habrá tormenta en el mar, así que mejor os preocupáis de eso.


Naruto miró a su esposo y luego al resto de los Uchiha muy molesto.


- Deidara lo hizo por ayudaros ¿Por qué os comportáis así? – les reclamó.


- Que dé gracias que es un personaje importante a bordo o lo habría echado al mar – dijo Shisui molesto – bastante daño le ha hecho a mi familia.


- ¡Cómo si vosotros no le hubieseis hecho daño a la mía!  - le gritó Naruto espantándolos a los tres – vosotros no dejabais que vuestra hermana se casara con Gaara, dos veces le robasteis la novia a mi hermano y tenéis el descaro de acusarlo de algo que él no hizo ¡ni siquiera el rey os creyó! – se aparto de Sasuke indignado – vosotros, los Uchiha, no tenéis ni un poco de tino ni de juicio a la hora de actuar ¡Sois unos egoístas! – les gritó y salió de la habitación hecho una furia.


- ¿Teníais que hacerle enojar? – le dijo Sasuke molesto – usad la cabeza para algo más que daros golpes en ella, Shisui.


- Sasuke tiene razón – le dijo Matsui – no podéis atacar así a lord Deidara ¿Se os olvida que lady Naruto igual es parte de su familia? – lo tomó por los hombros – y, la verdad,  es en parte nuestra culpa lo que le pasó a Mary ¿recordáis que era lo que os pedía lord Deidara para liberar a las mujeres? – este negó con la cabeza – que aplazarais vuestra boda y que permitierais que ella se casara con su primo.  De seguro recordáis cual fue vuestra respuesta – asintió – una semana mas tarde llegó Bronwyn acompañada por Gaara con Mary muerta.


- No me habíais contado de ello – le reclamó Sasuke molesto – estoy seguro que lord… – un ruido lo interrumpió. Itachi, que supuestamente dormía, se había sentado en la cama y los miraba – Itachi ¿estáis bien? ¿Cómo os sentís?


- Creo que si, un poco mareado, nada más – suspiró – ¿una reunión de Uchiha?


- No, sólo discutíamos por una idiotez – dijo Matsui echando una mirada desafiante a sus primos para que no se atrevieran a contradecirlo – no os preocupéis y descansad – Itachi asintió y los tres salieron en silencio de la habitación.


 


Deidara estaba sentado en uno de los escalones que subía al castillo de proa bebiendo agua de una botella, estaba cansado, había tocado los sentimientos de Itachi y le había dañado bastante sus propios sentimientos.  Por supuesto, no le podía contar a nadie lo que se sentía, después de todo ¿Qué iba a ganar? Sólo más odio por parte de los Uchiha.  Los vio aparecer por cubierta y no les prestó mayor atención, aunque a la distancia se veía que parecía que discutían entre ellos algo que Shisui no quería aceptar.


Suspiró y miró las nubes, no parecían presagiar la tormenta que sabía que venía, así que se puso de pie y se acercó al palo mayor tratando de ponerse en contacto con el viento, hacía tiempo que no lo hacía y las voces de los Uchiha lo distraían, pero logró concentrarse y entrar en contacto con él.  Lo que le dijo lo hizo volverse de inmediato y dirigirse corriendo a donde estaba el capitán conversando con los marineros que controlaban las velas.


- Capitán, debéis torcer el rumbo – le dijo – se desatará en pocas horas una tormenta de viento y una de las naves podría naufragar, además se nos acercan desde el sur varias naves piratas, es mejor que nos pongamos bajo el amparo de España, si llegase a naufragar una de las naves al menos se podrían salvar los tripulantes cerca de la costa – le explicó.


- Como digáis – accedió y los marineros cambiaron el curso de la nave comenzando a torcer hacia el oeste – pero no se ve la tormenta.


- No, pero el viento esta soplando demasiado cálido como para que no la haya.


- Lord Deidara ha salvado muchas naves de hundirse con sus presagios – le dijo a Sai que lo miraba asombrado – nunca ha fallado con uno.


- Al menos a vos no os miran como si fuerais malos por ello, milord.


- Me lo he ganado a pulso, Sai – le sonrió – pero hay muchos que me temen.


- Pues me parece que son unos idiotas – le sonrió – ¿Gaara no lo tiene?


- Desgraciadamente, esta es una herencia de mi padre – negó con la cabeza – su madre era hermana de la mía, por eso es mi primo, y si os preguntáis el por que del apellido, es porque mi padre lo adoptó para protegerlo de los Subaku, dicen que su abuelo era un bárbaro celta, aunque nunca le conocí – sonrió – aunque murmuraron por años en la corte que el muchacho era hijo mío, por eso de la diferencia de edades – miró a los Uchiha – cuando Sasuke tenga mi edad actual su hijo tendrá la de Gaara, eso pasa cuando eres padre demasiado joven – suspiró – pero para mi si eran mis hijos.


- Vuestra tristeza no parece abandonaros – le dijo Sai preocupado.


- La felicidad es esquiva para mí – le replicó – vamos, averigüemos que le pasa a estos Uchiha que discuten tanto.


Shisui miro con odio a Deidara y se dio media vuelta.


- No les creo nada – aseguró – Bronwyn dijo que había sido él y le creo.


- Si estáis discutiendo sobre lo que paso aquella vez, no haréis entrar en razón a Shisui – le dijo Deidara – yo no fui culpable y ellos ya lo entendieron – se levantó el flequillo – quien atacó a vuestra hermana, me hizo esto a mí – le mostró la cicatriz en el borde del cuero cabelludo – además, no soy el único rubio de pelo largo que existe ¿no creéis?


- Quizás no la empujaste desde esa ventana, pero si la…


- No – lo cortó Deidara – no lo hice, porque Gaara la amaba y yo lo amo a él como si fuera mi hijo, nunca le haría un daño así, aunque él me crea capaz – miro a Matsui y luego a Sasuke – soy doncel – le dijo al oído y luego se apartó de él – vamos, Sai, os prepararé para que conozcáis a Gaara.


Shisui lo siguió con la mirada y luego miro a los otros dos molesto y dolido.


- ¿Por qué no me lo habéis dicho antes? – los regañó.


- No era nuestro secreto – le dijo Sasuke – y esto no se lo vayáis a decir a Itachi, seria hacerle daño a ambos – agregó.


- Itachi ya lo sabe – le dijo Deidara desde la distancia – aunque no se ha dado cuenta todavía.


 


La tormenta se desató tal como Deidara lo predijera, sin embargo alcanzaron a divisar las costas españolas antes que esta se dejara caer.  Los marineros corrían para todos lados manejando los aparejos a fin de evitar la nave zozobrara al acercarse peligrosamente a los roqueríos de la escarpada costa, pero el viento los agitaba amenazando hacer que la nave se diera una vuelta de campana, en especial por la enormes olas que formaba el viento a su alrededor.


Deidara había hecho que todos estuvieran listos el la cubierta para abandonar la nave, en especial cuando diviso a la distancia un navío que no era ni español ni inglés, usando un catalejo divisó la bandera que portaban, ni siquiera era la típica de los piratas, la calavera y las tibias cruzadas habían sido reemplazadas por una serpiente.  Se estremeció al recordar al dueño de esa enseña, y recordó a su padre, una nave había atacado la de su padre hundiéndola cerca de las costas de Escocia y llevaba esa enseña.


- Maldito Orochimaru – dijo entre dientes y miro por la cubierta – ¡retroceded los de babor! – gritó y por poco se salvaron cuando uno de los palos cayó en ese lugar – rayos – gruñó al ver que perdían velocidad y que la nave enemiga podría darles alcance antes de llegar a puerto – ¿hay un práctico de bahía a bordo? – preguntó a uno de los marinos que estaban junto a él, este negó, nunca antes habían navegado por esas costas – maldición – volvió a gruñir y subió a tomar el timón, tendría que confiar en sus instintos una vez más – ceñid las brazas de estribor con mayor fuerza, esquivaremos a nuestros perseguidores por los roqueríos – ordenó, no había tiempo de preparar los cañones par defender la nave, necesitaba de todos los marinos a bordo en maniobras para no encallar. Miro a los Uchiha y se quedó pensativo ¿y si ellos hacían de artilleros?  Quizás serian de mayor utilidad que en cubierta si hacer nada.  Le hizo una seña a Sasuke y este se acero a él, intrigado – ¿Sabéis manejar los cañones de un barco? – le pregunto señalando las piezas que apuntaban hacia el lado que les podría flanquear el enemigo.


- Claro, los cuatro sabemos hacerlo – dijo entendiendo.


- Bien, seréis los artilleros, entonces – miró a Naruto y a Sai – enviad a esos dos aquí y vosotros encargaros de esas serpientes marinas, si no encallan, los hundimos, pero no nos tendrán – aseguró.


El barco se había vuelto una locura, sólo se escuchaban los gritos de Deidara ando órdenes a diestra y a siniestra intentando defender la nave, dos veces había raspado fondo pero las olas lo habían sacado del aprieto sin mayores daños, y los Uchiha habían comenzado a disparar los cañones uno tras otro evitando que la nave enemiga se pusiera a su lado para abordarlos.


Casi dos horas se tomaron en la persecución antes que el enemigo se diera por vencido al recibir un disparo certero del cañón que controlaba Sasuke bajo la línea de flotación, cosa que celebraron todos al ver que finalmente estaban por llegar al muelle.


Cansado, Deidara saco la nave de los roqueríos y tocaron puerto antes que este se desvaneciera en los brazos de Naruto que a duras penas consiguió evitar que se cayera de la nave.


Itachi llegó de un salto junto a ellos y tomo al desmayado rubio con cuidado, siendo ayudado por varios marinos a bajarlo y ponerlo sobre la cubierta.  A su alrededor comenzaba a llover estrepitosamente.


- Hay que bajarlo a puerto – dijo el comandante de la nave – hizo un esfuerzo sobrehumano para salvarnos – le dijo a Naruto – debéis estar orgullosa de él.


- Lo estoy – le dijo Naruto – lo estoy.


 


Una hora más tarde estaban descansando en la casa del tío de los Namikaze.  Yahiko Namikaze estaba en la ciudad, a unas horas de allí, así que podían usar su hogar como quisieran, al otro día estaría con ellos junto con Jiraiya y Gaara, a quien, según la nota que le entregaran a Naruto, habían conseguido hacerle entrar la verdad y estaba mortalmente avergonzado con el rubio mayor por haber querido matarle, era por eso que no estaban allí, habían tenido que darle caza al pelirrojo cuando Yahiko presintió que ellos pronto estarían allí.


- Así que vuestro tío también tiene ese don – dijo Sasuke.


- Os lo dije, es hereditario por parte de mi padre – le dijo Deidara con voz ronca desde su sillón. Apenas tenía voz con todos los gritos que había dado para mantener a salvo la nave – y el es su hermano.


- Vuestra voz suena muy hermosa así – le dijo Itachi y los otros Uchiha se atragantaron con el vino caliente que bebían – es muy… sensual.


- A vos os falta una chaveta – le dijo Deidara cansado.


- Debemos descansar – dijo Matsui tratando de alivianar el ambiente por el comentario que había soltado Itachi, al parecer el rubio había tenido razón al decir que este sabia que era doncel, aunque no lo hubiese procesado.


- Si, con todo lo que nos mojamos, podemos pillar alguna enfermedad – dijo Shisui sorprendido de la actitud de su hermano mayor, Itachi siempre había sido tan correcto, era el que más pregonaba la fidelidad a tu pareja y le salía con eso, es que al pobre de verdad le faltaba la chaveta.


Deidara se puso de pie y por poco pierde el equilibrio, cosa que evitó Itachi tomándolo por el costado.  Deidara evitó a duras penas el sonrojo al quedar en los brazos del moreno, pero este parecía no querer soltarlo.


- Os acompañare a vuestra habitación para que no tengáis ningún percance por el camino – le dijo coquetamente pasando la lengua por sus labios.


- Sasuke puede ayudarme – dijo de inmediato comprendiendo sus intenciones.


Pero Itachi prácticamente lo cargo ignorando al resto de los presentes.


- Itachi verdaderamente esta mal – dijo Matsui – ya no razona.


- No, creo que aquí ha pasado algo que nosotros desconocemos – dijo Sasuke – algo que tiene que ver con el momento en que ellos se conocieron hace seis años – miró a Naruto y este negó con la cabeza – recuerdo que mencionó que hace seis años alguien le quitó el amor de su vida. Al principio pensé que se trataba de Sakura, pero él mismo me dijo que nunca la amó – miro a Naruto que conversaba con Sai cerca del fuego – y ella se vanagloriaba de que le había roto el corazón a un Uchiha y a un Namikaze en poco tiempo ¿no sería que ella sabía que Itachi estaba enamorado de Deidara en ese tiempo y lo hizo pensar que estaba confundido?  No me extrañaría de ella.


- Es posible – dijo Shisui – Itachi estuvo muy mal en ese tiempo, una vez me comentó que cuando la conoció en aquella fiesta su corazón quiso salírsele del pecho, pero después nunca sintió aquello más que cuando estaban cerca de lord Deidara, que pensaba que eran celos.


- Itachi sabía en el fondo de su corazón que era doncel – suspiro Matsui – pero ella se aprovechó de eso para ponernos los unos contra los otros.


- Esa mujer se merece la muerte – dijo Sasuke enojado.


- No os preocupéis, cuando regresemos a Inglaterra haremos que lord Deidara la encierre en la misma torre de la que se supone se lanzó Ela – dijo Shisui.


 


Deidara se sentó en la cama luego de haber peleado con Itachi para que lo bajase de una buena vez ¿Cómo se le ocurría cargarlo como si fuera una damisela hasta el segundo piso?  Bien pudo haber caminado, pero el muy idiota quería tenerlo entre sus brazos y ahora resollaba del cansancio.


- Realmente a vos os falta una chaveta – le dijo divertido – os cansáis muy fácil para un hombre que cree ser tan “viril” – se burló.


- Yo os mostraré cuan viril soy – le replicó lanzándose hacia el, pero Deidara lo esquivó con facilidad y quedo enterrado en la cama – malvado – le dijo al escucharlo reírse y se sentó a su lado – sois tan hermoso ¿Por qué no me dijisteis que erais doncel?  Me habría casado con vos.


- Es imposible – le dijo perdiendo la alegría – yo debía seguir siendo el duque.


- ¡Os habría hecho feliz con todas mis fuerzas! – le reclamó – no os habría hecho falta nada a mi lado, aunque no fuera tan rico como sois.


- No entendéis – le dijo suspirando tomándolo de las manos – Naruto y Gaara son lo más valioso que tengo, no podía abandonarlos en ese momento, se lo había prometido a mi padre, Minato no debía tomar el ducado.


- Pero Naruto y Gaara son adultos…


- Ahora, si, pero en ese tiempo Gaara tenía dieciséis años y Naruto trece ¿cómo podría olvidarme de ellos cuando me hice cargo de ellos siendo apenas unos bebés? Además, vos sabéis como era mi hermano.


- Y renunciasteis a lo que pudimos ser juntos – dijo poniendo mala cara.


- Itachi, por favor – le pidió – olvidad que soy doncel…


- ¡Podrías haber sido mi pareja y haber tenido a mis hijos!


- Itachi – sintió que estaba al borde de perder el control – escuchadme…


- Habría sido vuestro primer hombre – siguió – el primero en tocar vuestra sedosa piel...


- Vos tenéis sueños hermosos respecto a mí – lo cortó Deidara decididamente – pero yo a los doce años me vi obligado a renunciar a mis sueños de una familia feliz y rodeada de niños por culpa de mi hermano Minato – aparto la mirada de Itachi – él apostaba a sus hermanos donceles con quien quisiera apostar con él a las cartas, Naruto también pasó por lo mismo, pero él estaba más preparado que yo para escapar de esas situaciones – miro a Itachi que se había callado – perdió su apuesta con un tipo y yo debí pagarla.


- Maldito infeliz – dijo Itachi enfurecido poniéndose de pie – vuestro hermano…


- Minato está muerto – le recordó – pero ello le hizo perder su herencia.


- Y vos…


- Fui violado – admitió bajando la mirada – tenia terror de haber quedado embarazado, mi padre estaba furioso, mi madre me culpó a mi de la desgracia de Minato – sonrió con tristeza – él era el niño de sus ojos, él no era malo, sólo era que nosotros no le comprendíamos, muchas veces pague las culpas de sus maldades ante mi madre para que papá terminara dándole de azotes a Minato cuando me los echaba en cara delante de él.  Cuando ello ocurría mi madre me encerraba en la torre dejándome sin comer, aunque mi padre siempre encontrara la forma de mantenerme fuera de su alcance.


- Ojala ambos se estén pudriendo en el infierno – dijo Itachi furioso – pero quien fue el tipo que os hizo eso – exigió saber.


- Mi padre me vengó ya, el rey lo desterró de sus dominios, que dé gracias que era pariente suyo y que en recuerdo a eso no lo mando decapitar.


- Debéis decírmelo, él arruino vuestra vida y por ende, la mía.


- Itachi, debéis escucharme, vos estáis casado y tenéis un hijo, no podéis involucraros en esto – le dijo tratando de razonar con él.


- No, vos debisteis ser mío – dijo furioso y  lo acercó a él – y esta hermosa boca debió haber sido besada siempre por mí – lo atrapó contra el colchón y lo besó con fuerza y decisión – siempre.


- Itachi… - le rogó, pero el moreno no lo escuchaba ni quería escucharlo, él le daría el placer que ese hermoso y sacrificado rubio se merecía aunque tuviese que pagar en el infierno por su infidelidad.


 


Itachi se despertó totalmente relajado, estaba boca abajo en la cama con el rostro vuelto hacia su amante y sonrió al sentir la punzada de la culpa, ya vería como le explicaba a su esposa aquello, por ahora disfrutaría el calor que el rubio le brindaba.  Se movió con cuidado y le tocó el cabello, era tan suave y dorado, era como tener rayos de sol entre los dedos, lo aparto de su rostro y noto la fea cicatriz que tenía junto al cuero cabelludo y la siguió con los dedos.


- ¿Quién fue el maldito que os hizo eso? – Le dijo en voz baja mientras le acariciaba la frente – aunque no os afea ¿sabéis? Con todo, sois perfecto.


- Y vos estáis loco – le dijo este con los ojos cerrados – debéis iros a vuestra habitación antes que amanezca o vuestros hermanos me matarán.


- Aquí estoy muy calientito – le dijo apegando su cuerpo desnudo al de su amante – y os puedo dar una nueva dosis de placer – le puso una mano sobre el vientre – es más, yo quiero daros un poco más.


- Itachi, en serio que debéis iros – le rogó – no me hagáis sentir culpable.


- Pero yo no quiero irme – hizo un gesto por demás sensual pasando su lengua por el cuello de Deidara – sois una delicia, no me importa el pecado.


- Ahora no, pero ¿Cuándo estéis en vuestro hogar? – se volvió hacia el sentándose en la cama.  La sabana bajó hasta la cintura y noto como Itachi lo miraba lascivamente – basta, no me miréis así, pensad en vuestro hijo.


- No tratéis de chantajearme – le dijo este sentándose en la cama mostrándose desnudo ante él – decidme que la visión de mi cuerpo no os excita, decidme que no deseáis que os posea de nuevo – le toco el rostro sonrojado – seréis mayor que yo, pero puedo daros lo que queráis.


- No quiero ser culpable que os hundáis en el infierno – le replicó tratando de esquivar la exquisita visión de ese cuerpo desnudo.


- El infierno sería si no os pudiera tener después de haberos conocido así – lo abrazó – os amo y deseo poseeros siempre – lo besó en los labios – no pensemos por ahora en el futuro, concentrémonos en el presente.


Deidara se entregó nuevamente pero decidió borrarlo de la memoria de Itachi, había sentido una desgracia, y sería lo único que lo salvara de la locura.


- Yo también os amo – le sonrió con tristeza cuando Itachi se quedo profundamente dormido apoyado sobre su pecho – pero no debéis recordarlo.


 


A la hora de desayunar Deidara e Itachi estaban sentados frente a la chimenea del gran comedor discutiendo, Itachi no recordaba la noche anterior y seguía en su empeño de tratar de conseguir algo del rubio, pero este se había puesto firme en su determinación de no darle nuevamente en el gusto, no quería que sufriera más de lo que tendría que sufrir.


- ¡Es sólo un beso lo que os pido! – insistió por enésima vez.


- No – le dijo este con firmeza y se puso de pie al ver llegar a su tío con Jiraiya y Gaara que mantenía la mira en el suelo – buenos días – se acercó al pelirrojo y lo abrazó con fuerza – me alegro que estéis bien ¿me perdonáis?


- ¿Me perdonáis vos por haber creído las mentiras de Sakura?


- Gaara ¿Cómo creéis que yo no iba a hacerlo? – lo besó en la frente y no se dio cuenta que Itachi cerraba los puños molesto – lo único que me importa es que estáis bien, mi pequeño.


- Deidara – lo regañó Yahiko divertido – Gaara ya es un hombre.


- Lo crié desde que tenía poco más de un año – se encogió de hombros – supongo que es una costumbre que me costará montones quitarme.


- Los Uchiha están aquí – dijo Gaara reparando en Itachi.


- Si, bueno, por culpa de la querida Sakura, Sasuke, Naruto y yo terminamos en Francia sin muchos medios para volver a Inglaterra, en busca de un escape nos encontramos con el resto de los Uchiha y terminamos aquí.


- ¿Y que hacíais vosotros en Francia? – dijo Yahiko mirando a Itachi que no le quitaba los ojos de encima a Deidara que no soltaba a Gaara.


- Sakura le envió a Bronwyn, la esposa de Shisui, una nota diciendo que ellos habían sido secuestrados y que morirían en Francia, así que nosotros partimos a rescatarlos encontrándonos que casi no nos necesitaban.


- A esa mujer debisteis matarla – dijo Jiraiya divertido.


- El tío Yahiko dijo algo sobre una persona que sería mi pareja – le dijo Gaara consiguiendo escapar de su abrazo – pero no está por aquí ¿verdad?


- Los demás no han bajado aún – le dijo – después de todo, no hemos descansado mucho los últimos días – le sonrió – me temo que Sai, que es doncel y dice estar enamorado de vos, tiene los mismos dones que yo, pese a ser tan joven, supongo que las circunstancias se los desarrollaron.


- ¿Y cómo es? – dijo con curiosidad.


- Bastante guapo – dijo y ambos escucharon un gruñido de parte de Itachi.


- Parece que a lord Itachi no le agrada mucho – dijo Yahiko alzando las cejas.


- No le hagáis caso – dijo Deidara – mirad, allí viene.


Sai venia más que sonrojado, Naruto lo había hecho vestirse de mujer para Gaara. Le aseguraba que así le gustaría más, pero el no se acostumbraba a verse así, se sentía tan… expuesto, pero ver a su pelirrojo lo hizo perder toda vergüenza y se acercó a el casi corriendo (malditos tacones) y se echo a llorar en sus brazos, tal como le dijera Naruto.


- SSS, pequeña, ya todo esta bien – le dijo Gaara dejándose convencer con demasiada facilidad – yo os protegeré siempre.


Deidara casi se atraganto de la risa ¿Gaara defender a alguien? Si siempre había que defenderlo a él.  Pero bueno, no lo quitaría la ilusión al pobre Sai.


- ¿En serio? – le sonrió coquetamente – sois muy bueno.


Sasuke y los demás se sonrieron al entrar y ver la tierna escena, luego se presentaron con el resto de la familia Namikaze y se sentaron a desayunar.


 


Yahiko se sentó junto a Deidara después de comer, estaban solos así que le pidió que le respondiera con franqueza acerca de lo que pasaba con Itachi.


- Me gusta, pero sabéis que está casado – admitió.


- Es viudo – le dijo en voz baja – su hogar fue destruido por un incendio, su hijo está a salvo con el hijo de Shisui y la hija de Matsui, no debéis preocuparos por eso – lo abrazó con cariño – pero vos habéis tenido un presagio sobre vuestra persona ¿verdad?  Por eso estáis así.


- Cuando navegamos hasta aquí, una de las naves de Orochimaru por poco nos da caza – lo miró – vos sabéis como odiaba a mi padre, él quería que yo le perteneciera y… bueno, sabéis lo que me pasó con él – suspiró – cuando Sasuke le dio a su nave vi algo que no me agrado demasiado, normalmente mis visiones son correctas pero nunca veo las consecuencias de cambiar el futuro, si no me pasa a mi, le pasara a alguien más.


- ¿Qué  fue lo que visteis? – lo miró preocupado.


- Orochimaru quiere tener a Sasuke a como dé lugar, pero estaría dispuesto a cambiar su vida por la mía – movió la cabeza – Itachi no lo va a permitir, él está enamorado de mí, así que atacara el castillo de Orochimaru y uno de los dos morirá, preferiría que fuera yo, así su hijo tendría por lo menos a su padre.


- Deidara, mejor evita que Orochimaru os capture junto a Sasuke, así evitaréis la muerte vuestra y la de vuestro amado – le recomendó.


- Lo he meditado bastante, me quedare aquí cuando ellos regresen a Inglaterra, es mejor que no viajemos juntos, dentro de un mes me iré yo.


- Itachi no querrá irse sin vos y eso lo sabéis perfectamente, en especial cuando vosotros habéis estado juntos.


- Él no lo recuerda – le dijo sonrojado – borré esos recuerdos de su mente.


: No es tan fácil conseguirlo por completo, Deidara, os será más difícil ahora mantenerlo a raya ya que su cuerpo sí lo recuerda y vos podéis reaccionar a ello ¿no lo pensasteis antes?  Es técnica es peligrosa para ambos, no podéis romper los lazos que habéis forjado de esa forma.


- Lo sé, pero es que no quiero que sufra por mi causa.


- Es que es imposible que no sufra si os ama – le recordó.


 


Una semana habían estado los barcos de la armada inglesa en reparaciones y en todo ese tiempo Itachi no había conseguido nada de Deidara, ni siquiera un beso, por más que lo acoso día y noche.  Pero eran las noches las que lo traían loco, ellas venían plagadas de sueños en que le hacia el amor al rubio y su cuerpo al despertar le exigía hacerlos realidad con desesperación, había llegado al punto de querer violarle, pero él no era de ese tipo de hombres, nunca había obligado a nadie y no iba a comenzar precisamente con la persona de la que se había enamorado, lo que menos quería era que lo odiara.


Caminó lentamente por el muelle y vio a unos tipos extraños conversando con los pescadores en un burdo español, pero se les notaba el acento francés.  Preocupado, decidió regresar a la casa de Yahiko Namikaze, le daba mala espina la presencia de aquellos hombres, pero ellos lo vieron y trataron de darle alcance, pero Itachi consiguió escapar poniéndose bajo el amparo de los guardias de lord Yahiko.


- Don Yahiko lo esta esperando – le dijo uno de los guardias y entraron en la casona del caballero inglés.


Entró en la casona echando una mirada furtiva por encima de su hombro y notó que los habían seguido.  Entró en el patio de la casona y descubrió que su querido Deidara estaba por salir y, lo peor, solo.


- Hay unos hombres franceses que me siguieron – le dijo deteniéndolo por el brazo – por favor, acompañadme a hablar con vuestro tío – le pidió en voz baja.


Deidara miró su caballo y suspiró, era mejor escuchar a Itachi y a los espías de su tío en el pueblo que ponerlo en riesgo, así que asintió y lo siguió adentro.


- Veo que al final no salisteis – le dijo haciendo que ambos entraran en la biblioteca – he puesto guardias apostados por todas las entradas y salidas de la casa, el rey Fernando está furioso porque Lord Orochimaru entró en España sin su autorización.


- Ya sospechaba que estaba aquí – dijo Itachi molesto y preocupado – vi a unos hombres franceses conversando con los pescadores en la playa ¿qué es lo que pretende ese hombre lograr?


- Orochimaru persigue dos objetivos – le dijo Yahiko – desde que los vio en Francia que sus ansias se han renovado y por eso los ha perseguido hasta aquí – miro a Deidara – sois uno de sus objetivos desde hace mas de veinticinco años, el otro es Sasuke desde hace ocho años.


- Es él ¿verdad? – dijo Itachi enfurecido – él fue quien os destruyó, el que no os deja ser lo que verdaderamente sois – lo miró tomándolo de los hombros – lo mataré para que vos estéis en paz – lo besó en los labios y salió.


Deidara reaccionó y corrió detrás de él, si Itachi iba en su busca terminaría muerto y eso no podía permitirlo.


- Itachi, quiero deciros algo – lo jaló por el jubón y lo llevó de regreso a la casa.


- Vos queréis evitar que lo mate si lo encuentro – le dijo molesto.


- Quiero evitar que os mate – le replicó – lord Orochimaru es lo mas cobarde y tramposo que hay, aún con los dones de mi padre se las ingenió para matarlo.


- Me queréis vivo, pero no queréis darme ni si quiera un beso – le reclamó – debo robarlos para tenerlos – le dijo molesto y cansado.


- Es que me da miedo luego no ser capaz de negaros nada – replicó sonrojado.


- Sois tan hermoso que quiero comerte – le sonrió divertido – por ahora os obedeceré, pero sólo porque os amo.


- Callaos y acompañadme – le sonrió también.


 


Sasuke estaba cansado de estar encerrado en casa, Yahiko no había querido que saliera de la casa hasta tener noticias de la localización exacta de Orochimaru y la guarida de sus piratas, no quería que alguno cayera en sus garras porque, por mucho que él fuera embajador del rey Enrique, era un inglés en tierras extrañas.  Fastidiado, se volvió a mirar a sus hermanos que entrenaban con sus espadas en medio del patio.  Itachi se había negado en rotundo a luchar contra Deidara aduciendo que no quería marcar su hermosa cara, pero este lo había convencido diciendo que si le ganaba obtendría lo que quisiera de su persona. Y vaya que eso lo había entusiasmado, habían luchado arduamente por espacio de más de dos horas y finamente el rubio había conseguido vencer a su hermano porque tenía mejor resistencia, aunque también se veía agotado.  Shisui estaba tentado de la risa y le decía que él lo había vencido en un tercio del tiempo, así que el rubio lo desafió, como sería que al final los tres Uchiha habían luchado contra él y habían perdido.  Y era por eso que ellos entrenaban con tanto empeño ahora.


- A ningún Uchiha os gusta perder – dijo Naruto divertido junto a su esposo – si estáis aburrido ¿Por qué no entrenáis con ellos?


- Porque yo preferiría tener otro tipo de combate y con vos – respondió.


- Eso se puede arreglar – le dijo pícaramente y lo abrazó por el cuello.


- Naruto – los interrumpió Deidara divertido recién bañado y con el cabello suelto y húmedo – Gaara y Sai quieren hablar con vos sobre su boda, yo no estoy muy convencido, pero ellos quieren hacer algo grande.


- Me interrumpisteis en lo mejor otra vez – le dijo Sasuke molesto.


- Tendréis muchas oportunidades de hacerlo en el futuro – le dijo Deidara – además, tendréis veinticinco hijos ¿no es mejor que le dejéis descansar un poco antes de comenzar con el siguiente? – se burló y se alejó dejándolo callado y con la boca abierta de la impresión.


- Deidara se ve muy bien con el cabello suelto – suspiró Itachi – y yo que quería bañarme con él, debe ser una delicia estar a su lado.


- Callaos de una buena vez – lo regañó – sois un lujurioso descarado.


- Como si vos no lo fueras, Bronwyn dice que descolgasteis una alfombra de las paredes solo por hacerlo con Naruto, y que el pobre estaba agotado todo el día por las noches que vos le dabais – le replicó y se rió al ver que se sonrojaba – no podéis evitarlo, es vuestra sangre Uchiha.


- Pero vos estais casado con otra mujer – lo regañó.


- Lord Jiraiya tuvo noticias de Inglaterra – le dijo bajando la mirada al suelo – esa mañana en que yo deliraba por la fiebre, mi castillo fue atacado por los hombres de Lord Orochimaru, al parecer Sakura le dijo que nosotros no estábamos allí por medio de unos mensajeros, por lo mismo Judith murió, pero Sakura también esta muerta – sonrió con tristeza – puedo perseguir a Deidara, aunque no nos podremos casar hasta dentro de un año, pero a he esperado tanto que un poco mas no me hará daño ¿no crees? – dijo con amargura.


- Lo siento, Itachi, no quise haceros sentir mal – le dijo.


- No lo sintáis y luchad por vuestra felicidad a como sea, que nadie os la arrebate por nada del mundo – le dijo y entró en la casa para bañarse.


 


Encontrar a Lord Orochimaru no había sido fácil, en especial cuando ni los dones de los Namikaze servían para encontrarlo, pero finalmente habían dado con él después de tres semanas y había sido una mera coincidencia ya que Gaara, estando en el pueblo preguntando por un embarque de telas, vio a los franceses y los siguió sin que lo notaran.  No estaban alojados en ningún pueblo cercano, simplemente habitaban en una cueva escondida entre los escarpados roqueríos de la costa, en una ensenada natural que les permitía ocultar las cuatro naves, se veía que tenían en reparaciones una de ellas.


Había regresado con la noticia y de inmediato todos los varones se habían puesto a preparar un plan para atrapar a Orochimaru y sus hombres y entregarlos al rey, aunque Itachi insistía que debían entregar a esa serpiente rastrera en pedacitos muy pequeños.


- Pero primero debemos atraparlo – dijo Sasuke divertido.


- El tipo es hombre muerto – aseguró Itachi mirando a Deidara.


- Os falta una chaveta – dijo Deidara por enésima vez – estará muerto sólo cuando lo atrapemos y debemos hacerlo antes que  consigan reparar el barco que Sasuke le dañó – se puso de pie – necesitamos atraerlo hacia el pueblo, hacer que se sienta confiado para caer en nuestra trampa.


- Creo que tenemos una opción – señaló Gaara – si ellos creen que vosotros estaréis distraídos con mi boda, lo más probable es que intenten algo, como secuestrar a Sasuke o a Deidara – miró a los mencionados.


- Sería nuestra oportunidad de actuar – dijo Matsui.


Pero Deidara mantuvo silencio pensativo, la visión volvía a presentase nítidamente, Orochimaru quería tener a toda costa a Sasuke y aquello seria como ponérselo en bandeja de plata, pero si no lo hacían, nunca conseguirían librarse de la sombra de la serpiente.


- Bien, pero debéis tener cuidado – dijo Deidara ignorando la mirada que le dirigía su tío – ellos no deben sospechar nada.


 


Por supuesto, la boda de Gaara con Sai involucraba a toda la gente del pueblo, la iglesia había sido preparada con cientos de flores blancas, largas cintas de seda blanca adornaban las bancas y grandes rosones de seda colgaban de los balcones y ventanales de las casas vecinas a la iglesia.


- Yo que había soñado una boda así para Naruto – dejo escapar Deidara y recibió en respuesta una mirada asesina de Sasuke.


- Vos no accediste a que se casara conmigo – le dijo molesto.


- Vos no os casaste a la buena – le replicó – le habéis embarazado, os habéis casado y luego largado como si no hubieseis puesto lo vuestro en el encargo.


- Vos lo arrebatasteis de mi lado cuando más débil estaba – replicó.


- Y vos no entendisteis que os dejaba para protegeros – miró los balcones – no hay mujer ni doncel que no sueñe con una gran boda con el hombre que ama.


- ¿Y vos no soñarías con ella? – le dijo Itachi a su lado.


- Ese momento para mi jamás llegará – los dejó solos adelantándose para ayudar a Gaara a acomodarse los guantes.


- Este Deidara ¿Cuándo admitirá que me ama? – suspiró Itachi.


- Dejaos de delirar y preocupaos de lo que se acordó – le dijo Sasuke molesto, Itachi andaba más idiota de lo normal desde que había visto a Sai vestido de novia, y es que el pobre lo único que hacía era pensar en conseguir ese “si” de Deidara y no tenía cabeza para nada más – recordad el por qué de esto.


Todos los hombres andaban armados, aunque ocultos, por los alrededores.  Deidara había planeado hasta el último detalle, había armas ocultas en puntos estratégicos en cada esquina de la plaza donde se celebraría la boda, incluso la ubicación de todos ellos había sido planeada estratégicamente.  Claro, esto había provocado una discusión con Itachi que quería estar junto a él, pero había dejado bien claro que ello no podía ser porque debían estar entre los “invitados” de la novia y ellos del lado del novio, por lo que sólo Sasuke quedaría junto a su esposo. 


Matsui entregaría a la “novia” junto al altar y luego se  quedaría adelante, un par de asientos mas delante de Itachi y Shisui, Sasuke, junto a Naruto, estaría un poco más atrás del otro lado, justo a las espaldas de Deidara, Yahiko y Jiraiya, quien era el personaje que mas llamaba la atención con su larga cabellera blanca y sin apariencia de anciano.  Los Uchiha tenían curiosidad por su persona, pero los Namikaze no les dijeron nada.


- Yo quería quedar junto a Deidara para tomarle la mano al momento de los votos – gruñó Itachi por lo bajo justo al lado de su hermano.


- Debemos preocuparnos de protegerlo como a Sasuke – le regañó este.


 


La ceremonia había sido bastante sencilla aunque hermosa, y ahora todo el mundo se acercaba a felicitar a los novios que sonreían amablemente a todo aquel que se les acercaba, de pronto se escuchó un disparo de cañón y todo el mundo se arrojó al suelo, fue en ese instante que todo pareció ocurrir.  Cuatro hombres armados amenazaron a Sasuke y a Deidara pensando que estaban indefensos, pero esos desenvainaron comenzando a luchar.


Al choque de las espadas todo el mundo se asustó, comenzaron a gritar las mujeres y los ciudadanos a correr de un lado para otro desesperados, lo que impedía que los otros se acercaran a ellos para ayudarlos.


Naruto consiguió mantener a raya a dos de los asaltantes, pero aparecían más en medio de la confusión y no conseguía llegar hasta su hermano y su esposo.


Desde el otro lado los Uchiha hacían lo propio tratando de evitar dañar a los civiles mientras luchaban contra los asaltantes, pero tampoco conseguían llegar hasta Sasuke y Deidara.


Yahiko y Jiraiya trabajaban afanosamente por sacar a los civiles de la plaza sin mayores daños y consiguieron llegar hasta los guardias del rey quienes entraron en combate sacando a los civiles, pero una nueva detonación levantó una gran polvareda y el medio de ella dos hombres cayeron al suelo, inconscientes y desaparecieron en medio de la confusión.


Los guardias reales trataban por todos los medios posibles calmar a los asustados habitantes y nadie se dio cuenta de la ausencia de los atacantes hasta que consiguieron llegar al lado de los Uchiha.


Gaara estaba de pie junto a una de las paredes de la iglesia, con su espada ensangrentada en la mano y su esposo agarrado por la cintura.


- ¿Qué fue eso, tío Jiraiya? – le dijo al llegar este a su lado.


- Maldito Orochimaru – gruñó este molesto – es un tramposo sin igual.


- ¿Naruto esta bien? – le preguntó preocupado.


- Si, se encuentra bien – aparto la mirada – pero Sasuke y Deidara no están.


- ¿Se los llevaron? – dijo Gaara aún más preocupado.


- Eso parece – dijo Yahiko poniendo la punta de su espada en el suelo – debo contener a los Uchiha, no podemos interferir en el accionar de los guardias del rey, sería un problema peor – se dio media vuelta y caminó hacia ellos.


- ¿Qué diablos es lo que quiere ese hombre?


- No querréis saber – dijo Jiraiya – no querréis.


 


Sasuke recobró primero la conciencia que su cuñado y descubrió que estaban atados a los palos de una embarcación.  Al parecer habían zarpado tan pronto estuvieron en cubierta ya que se divisaba un tanto distante la línea de la costa.  Miró por encima de su hombro y vio a Deidara en la misma posición que él, excepto que a él lo habían herido y corría un hilo de sangre por el costado de su cabeza que manchaba su elegante jubón blanco.


- Idiotas – escuchó una voz que le causó escalofríos – os dije que no dañaseis a ninguno ¿Qué entendéis por no dañar?


- Orochimaru – murmuró su cuñado a su lado – estamos perdidos.


- Veo que mi queridos invitados ya han despertado – les dijo el hombre mayor tomando el rostro del rubio entre sus manos, pero este trato de apartarse – seguís tan hermoso y esquivo como siempre, mi querido Deidara, espero que vuestra herida no sea nada grave – hizo una a su ayudante y éste le limpió la herida – esos rayos de sol que tenéis por cabellos no deben teñirse de sangre, menos por la vuestra.


- Como si no hubiesen sido vuestros hombres los que le dañaron.


- Ah, mi querido Sasuke, sabía que serias un hombre hermoso cuando crecierais – lo miró a los ojos, aunque los del menor lo miraban con un odio tal que parecían saltar llamas de ellos – si, nunca me equivoco.


- ¿Qué es lo que queréis, Orochimaru? – dijo Deidara molesto.


- No seáis impaciente, mi hermoso Deidara, ya lo sabréis.


- Sois asqueroso – le replicó.


- Siempre tan apasionado, mi querido Deidara, yo se que eres fuego por dentro – le acarició el rostro pero este lo mordió – ya os quitaré lo salvaje.


Sasuke lo miraba preocupado, el tipo había sido desterrado de Inglaterra por abusar del hijo de un noble hacia más veinticinco años atrás, eso quería decir… eso quería decir que pretendía “eso” de ellos.  Se estremeció de solo pensarlo, ocho años atrás estuvo a punto de violarlo a él, si no hubiese sido por Itachi, pero ¿y el muchachito al que había abusado hace tanto tiempo? El castigo no era el que se merecía, si a una mujer la volvía loca como para suicidarse ¿Qué no haría en la mente y el corazón de un niño?


- El rey debió haberos decapitado en aquella ocasión – dijo Deidara.


- Si, vuestro padre insistió en aquello – le dijo divertido – pero no lo consiguió y en nuestro enfrentamiento en el mar no lo consiguió – se agachó junto a él – no hubiese muerto si no hubiese sido tan testarudo, era un hombre muy guapo y si se hubiese entregado por las buenas…


- ¡Maldito! – le dijo perdiendo los estribos consiguiendo hacerlo perder el equilibrio al golpearlo con la cabeza – ¡no mancilléis el recuerdo de mi padre!


Sasuke miraba asombrado a su cuñado, Deidara era el niño por el que lo desterraron y la serpiente esa buscaba venganza y un hombre de verdad al que poseer, no le importaba como.


- Tanto fuego allí dentro – se rió el hombre poniéndose de pie – ya lo domaré, pero será luego que le haya robado el fuego al Uchiha.


- ¿Qué tiene que ver él en todo este asunto? – gruñó tratando de defenderlo.


- Nada, simplemente siempre ha querido tener a un joven tan fértil como él.


- Déjalo, él lleva una vida normal junto a su esposa e hijos, no le arruinéis la vida como habéis hecho con tantos.


- Ah, mi querido Deidara, os sacrificaríais por él ¿verdad?


- Es el esposo de mi hermana – bajó la mirada – me entregare a vos, pero debéis dejarlo libre y prometerme que no lo perseguiréis más.


Sasuke abrió los ojos ¿tanto así amaba a Naruto?  Se estaba ofreciendo a aquel intercambio pese a su propio orgullo.  Pero no podía permitirlo, Itachi estaba enamorado de él, jamás le perdonaría que lo abandonara.


- Vaya, vaya, el amor por vuestra familia os haría renunciar a todo – dijo Orochimaru pensativo – muy bien, trato hecho, me encantaré teneros por vuestra propia voluntad – accedió y se alejó.


- No podéis hacer esto, ¿no habéis pensado en Itachi?


- Es por vuestro hermano que hago esto – le dijo en voz baja – no se merece pasar por este infierno – miró hacia Orochimaru – me matara cuando se entere, pero cuando estéis a salvo le diré la verdad, por favor, evitad que vuestro hermano me busque, no quiero que sufra más, que sea feliz.


- Pero él os ama – replicó molesto.


- Yo también – le dijo – por lo mismo debéis mantenerlo alejado.


- Estáis loco, no puedo permitir que os sacrifiquéis por mí…


- Cuidad a Naruto, recordad que seréis padre de veinticinco hijos – le dijo y cinco marineros lo tomaron, lo soltaron del palo mayor, lo amarraron, lo echaron en un bote y dejaron que la marea lo llevase de regreso a la costa – adiós, Sasuke, cuida a tu familia – dijo llorando al fin.


 


Naruto trataba por todos los medios mantener la calma y mantener a raya a los Uchiha, ellos estaban desesperados por zarpar persiguiendo las naves de Orochimaru, pero los barcos de la armada inglesa eran sólo dos y los de la serpiente cuatro bien armados.  Ya habían pasado dos días de aquello y no habían conseguido que la armada española hiciera nada porque el rey aducía que necesitaba una respuesta del rey inglés.


- Señor Yahiko – le dijo uno de los guardias – unos pescadores dicen haber encontrado en la playa a lord Sasuke – le informó.


El joven, todo sucio y maltratado, fue trasladado a la casona con gran cuidado, no pudieron preguntarle nada ya que casi no tenía conciencia de sí por la fiebre debido a los días que había estado a la deriva en la costa.  Tenía fiebre y falta de líquidos, así que bordeaba los umbrales de la muerte sin correr peligro de caer en ella. Pero deliro por casi toda una semana antes de dar muestras de verdadera mejoría.


Sin embargo, Itachi parecía un espectro, su otro hermano y su primo habían hecho el intento de calmarlo y lo único que habían conseguido era verlo llorar amargamente abrazado a la capa de Deidara.


 


El despertar de Sasuke había sido tormentoso, al principio parecía ser que el joven no sabía dónde se encontraba y cuando al fin tomó conciencia de ello, había tenido una recaída.


Naruto vivía en una pesadilla, con Sasuke enfermo y Deidara desaparecido, con su tío pidiendo informe a cuanto pescador había por la zona sobre las naves de Orochimaru y los otros Uchiha preocupados por calmar a Itachi que parecía morir de angustia sin tener noticias sobre el paradero de Deidara.


Finalmente, Sasuke comenzó a recuperarse, pero esquivaba la mirada de Naruto, se sentía culpable, y lo peor era que tendría que contarle a Itachi, este se enojaría muchísimo y le tendría que dar la razón.


Yahiko se cercioro de estar solos para sentarse con el más joven de los Uchiha en la habitación en que este descansaba, sospechaba lo que había sucedido, pero quería que se lo confirmara.


- Vos estáis mal porque el remordimiento os consume – le dijo y el moreno lo miro preocupado – Deidara hizo algo que vos no queríais que hiciera.


- Orochimaru quería… – tragó duro – habló cosas del padre de Deidara, no entendí demasiado, solo que Deidara se ofreció a entregársele por las buenas i me liberaba, cuando se alejó a dar órdenes me dijo… – respiró hondo y volvió a pasar saliva con dificultad – me dijo… me dijo que la serpiente esa lo mataría, pero le diría la verdad cuando yo estuviera a salvo.  Le dijo que pensara en Itachi y me dijo que lo hacia por él, que le dijera a mi hermano que fuera feliz…


- ¡Deidara no está muerto! – dijo Itachi desde la puerta, ninguno de los don lo había sentido llegar – no puede estarlo.


- Los presagios de Deidara nunca fallan – suspiró Yahiko – sabía que si os atrapaban juntos tendría que optar por ello, por el bien de todos.


- Orochimaru regresó a Francia – entró Jiraiya apresurado – está en su castillo en el Loira, al parecer tiene a Deidara.


- Debemos rescatarlo – dijo Itachi decidido, saliendo de la habitación.


- Deidara no quería que fuéramos por él – dijo Yahiko – no os culpéis, Sasuke, Deidara lo hizo también por vos.


- ¡Nosotros lo odiamos por tanto tiempo y deseamos su muerte, y resultó ser inocente! – dijo Sasuke descorazonado – nos ha perdonado a tal grado de sacrificarse por nosotros, no puedo estar tranquilo y no sentirme culpable.


- Los Namikaze aman sólo una vez – le dijo Yahiko – y somos capaces de cualquier cosa por esa persona tan especial, ella siempre estará primero – suspiró para Deidara es primero la felicidad de los otros a la suya propia, nunca dejará de sentirse culpable de lo que pasó hace veintiséis años.


- No fue su culpa – dijo Jiraiya moleste – no pudo haber imaginado siquiera a los doce años lo que ese hombre pretendía hacerle, fue culpa de su hermano que lo apostó a ese degenerado.


- Deidara es demasiado bueno para su propio bien – dijo Sasuke – tenemos que rescatarlo como sea.


Yahiko guardó silencio, no les podía decir a los Uchiha de la visión de Deidara, este le había dicho ya que no había forma en que se modificara.


- Enviaremos a Naruto a Inglaterra, querría intervenir en el rescate de su hermano, igual que Gaara, y si los ponemos en riesgo, Deidara se enfadará – le dijo Jiraiya luego de pensarlo un poco.


- Nosotros tenemos familia en Francia, ellos nos ayudarán a rescatarlo – dijo Sasuke un poco más tranquilo.


- Bien, hablare con vuestros hermanos – asintió Jiraiya y salió.


- Le informare a Naruto que estáis mejor, así podréis hablar con el con calma.


- Naruto me matara si se da cuenta que pretendemos engañarlo – suspiró.


- Hacedle creer que lo enviáis a Escocia a pedir refuerzos y conseguiréis que se vaya, lo puede escoltar Gaara y dejar a Sai en casa de Deidara.


- De acuerdo – accedió y vio al rubio salir.


 


Naruto estaba muy quieto sobre su caballo, mirando a través de las lágrimas la vieja fortaleza. Tantas eran las cosas que habían cambiado en las últimas semanas, que ya no estaba seguro de que Inglaterra o el gran castillo siguieran en su lugar.


El caballo de uno de los tres hombres que tenía a sus espaldas piafó, volviéndola a la realidad. Naruto soltó un grito, usó los extremos de las riendas como látigo y espoleó a su caballo, no se arrepentía de haber dejado a su primo y a su “esposa” en el hogar de Deidara, al parecer el pobre Sai estaba enfermo.


A pesar de que nunca había visitado la fortaleza Uchiha, conocía muy bien su distribución. En Escocia, Sasuke le había hablado mucho del lugar, y hasta le había hecho un dibujo en el suelo.


Se dirigió a la puerta trasera, fuertemente vigilada, que era la entrada de la familia. Cuando llegó a los muros que flanqueaban la angosta entrada, apenas si disminuyó la velocidad de su cabalgadura. Inmediatamente los guardias, con sus arcos tensados, se pusieron en posición amenazante.


— La esposa de Sasuke Uchiha — gritó hacia arriba uno de los hombres que lo acompañaban.


Seis flechas aterrizaron ante el caballo de Naruto, y el fatigado animal se encabritó, rompiendo dos de ellas con los cascos. Naruto tuvo que emplear todas sus fuerzas en controlar al asustado animal.


Ahora, tres caballeros armados se interponían entre ella y la entrada.


— Soy Naruto Uchiha y estos hombres vienen conmigo — dijo con impaciencia, pero respetuosamente. Ya no había lugares que estuvieran tan bien guardados como ése.


Como si fueran estatuas, los caballeros permanecieron en sus lugares mientras otros hombres se descolgaban de los muros y apuntaban con sus espadas a los hombres que acompañaban a Naruto.


Cuando hubo veinte caballeros reunidos, un guardia le dirigió la palabra a Naruto.


— Sólo vos podéis entrar. Vuestros hombres esperarán aquí.


— Sí, por supuesto. Deseo ver a Sasori. Ella podrá identificarme.


Las riendas del caballo de Naruto le fueron quitadas y lo condujeron a un espacioso y limpio patio de armas frente a una inmensa casa. Había más edificios dentro del perímetro de las murallas.


Uno de los guardias entró en la casa y momentos más tarde apareció una hermosa mujer, la cara manchada de harina, y semillas de sésamo esparcidas por sus cabellos.


— Llévame con tu amo — le ordenó Naruto— Tengo noticias que son de su incumbencia.


— ¿Eres Naruto? — preguntó la mujer— . ¿Tienes noticias de Sasuke? Se nos informó de que habíais muerto ambos. ¡Henry! Ayúdala a desmontar y trae a los hombres que la acompañan para que puedan comer algo.


En ese momento apareció Bronwyn y, detrás de ella, la pequeña cantante que Naruto había conocido tanto tiempo atrás: Sasori.


— ¡Naruto! — gritó Bronwyn, corriendo hacia el.


Naruto casi se desplomó en los brazos de su cuñada.


— ¡Estoy tan contenta de verte! Ha sido un viaje muy largo. Tenemos que volver y salvar a Deidara. Lo ha hecho prisioneros un duque francés y tenemos que pagar un rescate, o rescatarlo, o...


— Más despacio — dijo Bronwyn— Entra y te daremos algo de comer; luego haremos planes.


— ¡Henry! — ordenó la mujer que se encontraba detrás de Naruto— . Busca a mi padrastro y a sir Juugo. Haz que vengan aquí y prepara siete caballos para salir de viaje. Que salga ya mismo un emisario con órdenes de tener listo un barco para viajar a Francia. No quiero ninguna demora. ¿Has comprendido?


Naruto se había quedado quieta, mirando a la mujer a quien en un primer momento había tomado por una criada.


— ¿Puedo presentarte a lady Ester, cuñada de Itachi? — dijo Bronwyn, divertida.


Ester se pasó la mano por un mechón de pelo, y una infinidad de doradas semillas de sésamo cayeron al suelo.


— ¿Sabes dónde tienen a tu hermano?


— Sí, precisamente de allí vengo.


— Y has cabalgado sin descanso, por lo que se ve — agregó Bronwyn.


— Hola, Sasori — añadió Naruto, extendiendo la mano al callado doncel que se había colocado detrás de Bronwyn.


Sasori le devolvió el saludo y sonrió tímidamente. Nunca antes se había sentido tan insignificante, rodeada por sus deslumbrantes cuñadas.


En ese momento llegó sir Juugo corriendo. El gigante parecía haber perdido peso. Lo seguía Tam, y parecía que el piso temblaba bajo los pasos de este hombre tan corpulento.


— ¿Tenéis noticias de lord Sasuke? — inquirió sir Juugo, fijos los ojos en Naruto— . Nos dijeron que los dos habían muerto.


— ¿Y quién les dijo eso? — preguntó Naruto, levantando la voz— . ¿No salió nadie en nuestra búsqueda?


— Ven adentro — interrumpió Ester, tomando, a Naruto del brazo—. Cuéntanos lo que ha sucedido.


Minutos después Naruto se hallaba ante una gran mesa, comiendo vorazmente la gran cantidad de comida que habían dispuesto frente a ella, mientras relataba lo ocurrido. Estaban con ella sus tres cuñadas, un hombre a quien no conocía — John Bassett, esposo de la madre de Ester y Lady Judith—  sir Juugo y Tam.  Allí ellos le contaron que la otra casa de Itachi había sido atacada y reducida a escombros, que casi todos se habian salvado con excepción de la esposa de Itachi, por lo que Naruto lamento no haber llegado a conocer a su otra cuñada.


Con la boca llena, contó apresuradamente cómo a los tres los habían arrojado a la bodega de un barco, cómo habían escapado y viajado hacia el sur hasta que Deidara había decidido arriesgar sus vidas por un joven que resultaba estar casado con otro.


Bronwyn interrumpió para decir algo odioso de Deidara Namikaze, pero Tam le ordenó callarse. Sorprendentemente, Bronwyn obedeció al hombre mayor.


Brevemente, Naruto les relató cómo habían rescatado al joven Sai.


Ester hizo muchas preguntas, algunas sobre la participación de Naruto en el rescate y otras acerca de Sai.


— Lo conozco — dijo Ester—  Y conozco al marido y a su familia. Uno de los hermanos, no el duque, odia a Sasuke.


— ¿Por qué? — quiso saber Naruto.


— Por una vez que...


Naruto hizo un gesto con la mano para interrumpirla.


— No deseo saber más. Debe de ser el hombre que tiene prisionero a Deidara. El duque murió a manos de Deidara.


— ¡Le gusta matar! — dijo Bronwyn.


Naruto no perdió tiempo defendiendo a su hermano, sino que continuó con su historia, relatando la imprevista muerte del duque. Les conto de la aventura que habían pasado para salir de Francia, que Itachi había confundido a su hermano al verlo vestido de mujer y que finalmente habían terminado en España, donde Gaara se había casado con Sai y Sasuke y Deidara habían sido secuestrados, aunque Sasuke estaba a salvo dado el sacrificio de su hermano.


— De manera que — concluyó Naruto—  he venido a buscar refuerzos de parte de Sasuke. Tenemos que regresar a Francia de inmediato.


En ese momento entró un caballero, susurró algo en los oídos de Ester y se fue.


— Naruto — dijo Ester— han sucedido cosas que desconoces. Poco después que tú. Sasuke y tu hermano fuerais encerrados en el barco, Sakura Namikaze — casi se atragantó al pronunciar el nombre — no pudo resistir las consecuencias de lo que había hecho. Nos envió un mensajero con una carta donde lo confesaba todo.


Sasori habló por primera vez con voz dulce, pero claramente audible.


— Matsui, Shisui y Itachi partieron inmediatamente para Francia mientras nosotras — señaló con la cabeza a Ester y a Bronwyn  nos quedamos aquí reunidas esperando noticias.


— Nosotros no encontramos con ellos allá, nos acompañaron incluso a España. Debemos darles alcance en Francia, lo más seguro es que hayan viajado desde España hacia allá directamente.


— ¿Conoces el castillo del duque de Lorillard? ¿Sabes dónde vive su hermano? —  preguntó Ester, inclinándose hacia adelante.


— No, pero seguramente... — comenzó Naruto.


— No podemos arriesgarnos. El duque era un "amigo" de mi padre — Ester hizo un gesto despectivo—  Sé cuáles son los dominios de los cuatro Lorillard y dudo que ningún otro Uchiha los conozca. Tal vez Matsui, porque estuvo en Francia participando en torneos, pero si los hombres se han separado... no, está decidido. — Se puso de pie.


— ¡Decidido un cuerno! — rugió el hombre que tenía a su lado, John Basset, levantándose amenazadoramente.


Ester parpadeó al escucharlo pero mantuvo la calma.


— Los caballos están listo y pronto partiremos. Bronwyn, ¿tienes suficientes de esas camisas escocesas que usáis en tu tierra? Van a resultar muy cómodas en este largo viaje.


John la agarró del brazo con rudeza.


— No vas a andar por ahí arriesgando tu vida nuevamente — dijo— Casi terminas con todos nosotros cuando fuiste tras Itachi con vuestra hermana. Esta vez, jovencita, te vas a quedar aquí y vas a dejar que los hombres se hagan cargo de todo.


Los ojos de Ester se encendieron como oro al rojo vivo.


— ¿Y dónde se supone que vais a buscar a mi cuñado? — escupió— ¿Has estado alguna vez en Francia? Y si por casualidad lo encuentras, ¿cómo sabrás indicarle dónde buscar a Sasuke? ¡Usa tu sentido común, John! Deja que las otras mujeres se queden aquí, pero Naruto y yo debemos ir contigo.


Sasori miró a Bronwyn y soltó un grito de ¡no!, que hizo que las paredes temblaran. El rostro de Sasori se sonrojó y bajó los ojos hacia sus manos.


— Quiero decir que Bronwyn y yo también debemos acompañaros. Tal vez podamos ser útiles — susurró.


— Bronwyn — comenzó Tam, mientras sir Juugo miraba intimidatoriamente a Naruto. Instantáneamente, todos comenzaron a discutir al mismo tiempo.


Sasori, quien no tenía ninguno de los hombres cerca, se escabulló sin ser vista, subió corriendo las escaleras hacia el cuarto de Bronwyn y Shisui y sacó varias mantas de un arcón. Incluso en el piso superior se oía la discusión que tenía lugar abajo.


Impulsivamente, descolgó una gaita de la pared. Con las mantas multicolores en los hombros, comenzó a tocar la gaita mientras bajaba las escaleras.


Cuando llegó al salón principal, todos los ojos estaban vueltos hacia ella.


Reinaba el silencio.


Dejó la gaita y habló.


— Si vuestras mercedes se van sin nosotras — dijo en medio del silencio expectante—  nos iremos, solas, una hora después. Así pues, ¿cabalgarán vuestras mercedes con nosotras o nos precederán?


Los hombres quedaron callados, las mandíbulas apretadas y los labios transformados en una línea fina.


— Mientras estamos aquí perdiendo el tiempo — siguió Sasori — Sasuke puede estar prisionero, o tal vez lo estén torturando en este preciso momento. Sugiero que partamos...  ¡ya mismo!


Ester se adelantó, tomó la cara de Sasori entre ambas manos y le besó las mejillas


— ¡Nos vamos todos! — declaró Ester, tomando las mantas de Sasori y arrojándole una a Naruto— . John, ocúpate de las provisiones. Juugo, busca a mi mayordomo. Vamos a necesitar oro para este viaje. Tam, asegúrate de que tengamos todas las flechas necesarias y controla las cuerdas de los arcos. Bronwyn, revisa que los caballos estén listos para viajar. Sasori, trae algún instrumento para tocar un poco de música. Podríamos necesitarlo.


Naruto comenzó a reír cuando oyó la primera orden.


— ¿Y yo? — preguntó, cuando todos partieron en diferentes direcciones para cumplir las indicaciones de Ester.


— Ven conmigo — dijo Ester, subiendo las escaleras.


A mitad de camino Ester se detuvo, posando sus ojos en Naruto.


— Sakura Namikaze contrajo la viruela, y aunque sobrevivió, la parte sana de su cara quedó completamente llena de marcas. — Ester hizo una pausa —  Se quitó la vida arrojándose desde una muralla. — Desvió la vista y, conteniendo el aliento, agregó— La misma muralla desde donde cayó Ela.


Naruto no comprendió la última frase, pero mientras seguía a Ester escaleras arriba, se alegró de que Sakura estuviera muerta. Al menos estaba segura de que su hijo estaría a salvo.


Naruto había oído hablar de cómo trabajaba Ester, casi igual que su hermana Judith, pero pronto llegó a la conclusión de que Ester era un demonio. No permitía la menor flaqueza de nadie... nadie podía descansar.


Llegaron al sur de Inglaterra en sólo dos días, cambiando los caballos con frecuencia. Se habló poco, y la única preocupación era recorrer el trayecto lo más rápidamente posible. En muchos lugares los caminos estaban en muy malas condiciones o casi no existían, por lo que se lanzaron a campo traviesa cruzando terrenos cultivados, ante la irritación de los campesinos. En dos ocasiones Tam y Juugo saltaron dé sus caballos y tiraron abajo algunos cercos con sus hachas. Detrás de ellos las ovejas pastaban.


— El dueño llevará a Ester a juicio — dijo Naruto, porque obviamente estaban invadiendo propiedad de gente rica.


— Esta tierra es de Ester — le aclaró Bronwyn por sobre el hombro, mientras espoleaba a su caballo.


Sasori y Naruto intercambiaron miradas de asombro antes de lanzar, también ellos, los caballos a todo galope.


Cuando llegaron al sur de Inglaterra, al amanecer del tercer día, un ferry los esperaba para transportarlos hasta la isla donde vivían más Uchiha.


— Mi clan es pequeño comparado con esta familia — dijo Bronwyn cansadamente antes de sentarse en el fondo húmedo del ferry; se pasó la manta por la cabeza y se quedó dormida.


Una hora después estaban despiertos nuevamente y, como sonámbulos, montaron en caballos frescos y cabalgaron hacia la comarca de los Uchiha.


A pesar del cansancio que sentía, Naruto notó la antigüedad y la serenidad de la fortaleza, con sus piedras levantadas unas sobre otras doscientos años atrás por el caballero conocido como el León Negro.


Dentro de las puertas, Ester tocó el brazo de Naruto y le señaló con la cabeza a una niña que espiaba desde la entrada. Tendría un año y medio, el cabello sucio, las ropas destrozadas y la mirada de un perro hambriento.


— Uno de los hijos de Sasuke — dijo Ester, mirando el rostro de Naruto.


Naruto sintió un arranque de furia.


— Será mía cuando regrese. — Con una última mirada, Naruto pasó delante de los otros y entró en la casa.


Se quedaron en el viejo castillo el tiempo suficiente para comer y enseguida partieron en el barco que los aguardaba. Los siete se acurrucaron en cubierta y de inmediato se durmieron.


Muchas horas después, más frescos, las mujeres comenzaron a discutir sus planes.


— Tenemos que tratar de acceder al castillo — dijo Ester— . La música de Sasori nos abrirá las puertas. ¿Alguno sabe cantar o tocar algún instrumento?


Bronwyn juró que tenía buena voz; Ester admitió carecer totalmente de oído musical. Naruto susurró, con la garganta seca, que sabía bailar.


— ¡Bien! — dijo Ester— . Una vez que estemos dentro...


— No harán nada — dijo John Basset a sus espaldas— Vuestras mercedes nos señalarán los dominios del nuevo duque y nosotros nos encargaremos de encontrar a sus esposos y llevarlos a ese lugar. Ellos rescatarán a lord Sasuke. — Con estas palabras, dio media vuelta y se fue.


Ester dedicó a sus cuñadas una sonrisita.


— Hace algunos años tuvimos algunos problemas cuando tratamos de rescatar a Itachi. John nunca me ha perdonado, y como se casó con mi madre, se siente responsable de mí. — Se inclinó hacia delante —  Tendremos que ser más discretas en la preparación de nuestros planes.


Naruto se apoyó en el costado del barco y ahogó una risa. Ahí estaba Ester, tan bonita, tan diminuta, con sus manos en las rodillas, con todo el aspecto de una dama desamparada. Y sin embargo, tenía un espíritu indomable. Bronwyn permanecía de pie apoyada en la borda, y con el sol reflejándose en las aguas se acentuaba su belleza de rasgos fuertes. Naruto sabía que Bronwyn era una mujer apasionada, valiente, leal. Y Sasori, tan callado y tímido, como si le temiera a todo el mundo; sin embargo, Naruto había podido apreciar algunos chispazos de su carácter en la magnífica voz que tenía.


¿Y Naruto? ¿Encajaba entre estas mujeres? Se preguntó si aprobaría el examen de Ester.


No bien llegaron a Francia compraron caballos y Ester los guió hacia el sudoeste. Durante el último día, Ester se había mostrado de acuerdo con todo lo que los hombres decían. En una ocasión Bronwyn le dio un codazo a Naruto para que observara cómo John Bassett sacaba pecho mientras le daba instrucciones a Ester. Tam también le dio a Bronwyn órdenes estrictas.


Sir Juugo se dirigió a Naruto una sola vez.


El lo miró por entre las pestañas y, con expresión angelical, le preguntó cómo estaban los dedos de sus pies. La cicatriz del gigante empalideció, y éste se marchó sin responder. Bronwyn se agarró las costillas, porque sintió que se le podían destrozar de tanto reírse. Ester, cuando se enteró de la historia de los pies de Juugo, le dirigió a Naruto una mirada especulativa de admiración.


Sasori simplemente afinó su laúd y ese acto de por sí pareció mostrar quién creía que iba a ganar esa batalla de poderes.


John Bassett alquiló habitaciones en una posada que no estaba muy alejada de los dominios del duque, donde, según los habitantes del lugar, vivía en esos momentos. Los tres hombres tuvieron que dejar solas a las mujeres cuando partieron en busca de los esposos. John pareció a punto de llorar cuando se encontró con el terco silencio de Ester en respuesta a su petición de que jurara por Dios que esperaría allí el regreso de los hombres.


— ¿Tendré que dejar una guardia para que las vigile? — preguntó John, exasperado. Ester se limitó a mirarlo.


— No me importaría llevarte conmigo, pero tendremos que separarnos y hace falta más de un hombre para controlar a un demonio como tú. Debería haber un santo en especial que protegiera a los esposos.


— Estás perdiendo tiempo, John — dijo Ester pacientemente.


— Tiene razón — agregó Juugo, sin mirar a ninguna de las mujeres.


John se acercó a Ester y la besó en la frente.


— Que el Señor te proteja. — Con esto, los tres hombres se fueron.


Ester se apoyó en la puerta y emitió un prolongado suspiro.


— Sólo desea nuestro bien. Y ahora, ¿nos ponemos a trabajar?


Naruto no tardó en darse cuenta de qué magnífica organizadora era Ester... y cómo sabía usar su oro. Contrató a veinticinco personas para que corrieran la voz de que allí se encontraba la cantante más famosa del mundo y la bailarina más conocida del universo. Esperaba que la expectación fuera febril para cuando Sasori y Naruto aparecieran, de manera que pudiera desaparecer junto con Bronwyn sin ser notada.


Temprano por la tarde Ester cambió sus ropas por andrajos, se ennegreció un diente con una fea mezcla de goma y hollín, y se fue a entregar pan fresco al castillo del duque. Regresó con magníficas noticias.


— Sasuke está prisionero junto con vuestro hermano, oí decir que este estaba furioso porque tenía un pacto con Lorillard — dijo, mientras se rascaba y se quitaba las inmundas ropas— Parece que el duque siempre tiene prisioneros y los instala en lo alto de la torre. ¡Esto tiene un gusto horrible! — añadió, frotándose el diente— . Parece que toda la familia Lorillard es experta en torturas, y en este momento se están  encargando de Deidara.


— ¿Has sabido algo de la salud de Sasuke? — preguntó Naruto.


Ester extendió sus manos, con las palmas hacia arriba.


— No he podido preguntar directamente, y todo lo que he averiguado es que los prisioneros siempre ocupan lo alto de la torre.


— Parece fácil — dijo Bronwyn — Todo lo que tenemos que hacer es poner alas a nuestros caballos e ir por ellos.


— Hay una escalera — aclaró Ester.


— ¿Sin guardias? — inquirió Bronwyn.


— La puerta que lleva a las habitaciones donde están los prisioneros está custodiada, pero hay otro tramo de la escalera que llega a la azotea. — Ester se pasó una camisa limpia por la cabeza — Hay ventanas en esas habitaciones, y si pudiéramos descolgarnos desde la azotea...


Sólo Bronwyn notó las rígidas líneas que se formaron en las comisuras de la boca de Ester. Ella, por momentos, parecía no temerle a nada, aunque sentía terror por las alturas. Bronwyn le tocó un brazo a Ester.


— Tú quédate y baila mientras Sasori canta. Naruto y yo nos descolgaremos y...


Ester levantó una mano.


— Tengo tanto talento para bailar como para hacer que los caballos vuelen. Sasori comenzaría a cantar, yo no podría seguir el ritmo y me pondría a observar las mesas y a sacar cálculos de cuántos cajones se necesitarían para almacenar tal cantidad de comida. Probablemente me olvidaría de bailar y comenzaría a darles órdenes a los criados.


Las tres mujeres trataron de contener risitas ante la agudeza de Ester y su aire desdichado. Ester les lanzó una mirada.


— Soy fuerte y pequeña al mismo tiempo, y puedo descolgarme muy fácilmente por una cuerda y escabullirme por una ventana.


Ningún argumento hizo que Ester cambiara de idea, y muy pronto se sentaron a descansar, cada una con sus propios pensamientos sobre los peligros a los que habrían de enfrentarse. Naruto no contó el temor que le causaba que los hombres la tocaran y no se volvió a mencionar el terror de Ester por las alturas.


Cuando se acercaba el crepúsculo, Ester se puso de rodillas y comenzó a orar, y de inmediato las otras mujeres se unieron a ella.


 


Continuará…

 


El siguiente quizá sea el último, ya ven que he solucionado un problema y regresado a la novela original,  por cierto, lleva el mismo nombre y es de Jude Deveraux (pertenece a la saga Montgomery).


El final tendrá algo de aquí y algo de allá, pero no prometo nada, ya bastante hice con acelerar este capítulo que me salió más largo y rápido de lo esperado.


Tal vez si consigo los 100 comentarios…


Shio Zhang.


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