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El Señor del viento por Shiochang

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El señor del viento

 


Este es el final, más que nada para dejar tranquila el alma de Sasuke y que sepan que pasó al final.


Epilogo

Sasuke se desprendió de las calzas y se metió bajo el agua, quebrando la superficie con un leve chapoteo. Le causó impresión la frialdad del agua, salió a tomar aire y se hundió otra vez, surcando el agua, calentando los músculos, avanzando con poderosas brazadas que creaban minúsculas olas de espuma.


Nadó hasta el extremo opuesto, se impulsó de una patada y se dio la vuelta, sintiendo el agua un poco más tibia en aquella parte caldeada por el montón de piedras calientes que había dejado allí. Al llegar al centro del estanque se puso de pie y quedó con medio cuerpo fuera, se apartó el pelo hacia atrás y abrió los ojos.


Vio a Naruto de pie al borde del estanque, contemplándole. La luz que arrojaba una única antorcha inundaba de un resplandor ambarino su figura alta y esbelta, vestida con una sencilla camisola de seda. Le sonrió.


—Se han ido todos a dormir —dijo—. Quentin, Patrick, Karin, Gawain, incluso Gawain el azor. Hemos estado tanto tiempo hablando desde que tú te fuiste que pensé que no ibas a esperarme.


Sasuke movió la mano en el agua y sonrió.


—Te esperaría toda la vida, pequeño —murmuró, recostado en el agua, flotando a medias, mirándolo—. Ven aquí.


El ladeó la cabeza y sonrió.


—Esperaba que no tuviéramos visitas en nuestra roca tan poco tiempo después de nuestra boda, esposo mío —musitó.


—Llevamos un mes casados —repuso él, sonriendo—. Y yo tengo asuntos que atender en el bosque y en Dunfermline. Quentin y Patrick, y Gawain de Avenel, que está demostrando ser un valioso aliado, me han traído informaciones interesantes.


—Lo sé. —Miró hacia abajo e introdujo un dedo del pie en el agua—. Yo también quería conocer las noticias de todos. Karin ha dicho que Alice y Kakashi se llevan bastante bien. Charlan en el bosque y se ríen como dos niños pequeños. A Karin le parece maravilloso. Hasta Ragnell está contenta con Kakashi.


Sasuke sonrió abiertamente.


—Eso es una buena señal. Alice lleva mucho tiempo sola. ¿Y tu tío?


—Él, Henry y Geordie han ido a Aberlady a examinar los daños. Mi tío quiere reconstruirlo pronto, pero prefiere consultar antes a los Guardianes del Reino si debe hacerlo o no. Si ellos le piden que espere por miedo a otro ataque de los ingleses, piensa unirse a tu banda de forajidos.


—Será bienvenido. Tal vez pasen años antes de que John o yo podamos tener nuestros propios castillos. Wildshaw sigue estando en manos de los ingleses.


—Pronto será tuyo. Quentin ha dicho que los hombres de los alrededores están hablando en secreto de unirse de nuevo al Halcón de la Frontera. Puede que un día dispongas de hombres suficientes para recuperar Wildshaw.


—Esa es mi intención —dijo Sasuke—. Y pienso hablar del asunto yo mismo con Robert Bruce. —Salpicó un poco en dirección a Naruto—. Vamos, métete en el agua.


El inclinó la cabeza, claramente con la intención de seguir dando le noticias.


—Quentin ha dicho que el padre Dounzu se ha ido de peregrinación a Dunfermline, y luego seguirá a Saint Andrews.


—Ya lo sé, Quentin me lo contó. Puede que incluso continúe hasta Canterbury y después prosiga hacia Santiago de Compostela. Siente la fuerte necesidad de lavar su alma del orgullo que según él fue la causa de la ambición de su hijo y tuvo como resultado su muerte.


Naruto asintió. Se agachó para sentarse en el borde del estanque, se subió un poco la camisola e introdujo las piernas en el agua.


—Por aquí está caliente —dijo—. Donde estás tú está muy fría.


Sasuke se lanzó hacia delante y se detuvo a un paso de el, y se agachó para sumergir el pecho y los hombros en el agua.


—Ven y descubrirás cómo está —le dijo. Naruto sacudió la cabeza.


—Karin está apesadumbrada por haber matado a Sai —dijo, frunciendo el ceño mientras contemplaba la inquieta superficie del estanque —.Le he dicho lo que he podido para consolarla.


—Hizo lo que había que hacer —dijo Sasuke—. Pero tendrá que encontrar la paz por sí misma.


—Patrick le ha pedido que se case con él. ¿Sabías eso?


—No me sorprende.


—Y ella se ha negado. Aunque ama a Patrick, también le gusta su libertad. Necesita tiempo para pensar.


—Ya. Bueno —dijo Sasuke—, algunos de nosotros necesitamos tiempo para decidir con quién casarnos, y otros lo sabemos desde el primer momento.


Naruto le dirigió una mirada de reojo, y él sonrió, provocando otra sonrisa en el.


—¿Tú lo supiste desde el primer momento? —le preguntó Naruto.


—Aquella primera noche supe que en mi corazón se había abierto una brecha como en el muro de un castillo —contestó con suavidad—. Pero tardé cierto tiempo en aceptar la derrota.


—Ah, a ti nada podría derrotarte nunca, bandido. —Naruto inclinó la cabeza para mirarle—. He oído decir a Quentin y Patrick que han visto a tu amigo John Blair en Dunfermline, y que tiene noticias urgentes que darte. ¿Partirás pronto?


—Sí —respondió él gravemente—. Quiero enseñarle la carta del obispo relativa a Wallace y a Bruce. Quiero que él se la entregue personalmente a Bruce, con una nota que incluya la predicción que hizo “la profetisa de Aberlady”, un mensaje de esperanza para él, creo, pues ella predijo que pronto sería rey de Escocia y que con el tiempo salvaría a Escocia de la dominación inglesa.


—¿Eso dijo? —Naruto sonrió—. Me gustaría que le dijeras eso a Bruce. Quentin ha dicho que tienes otro asunto que resolver en Dunfermline.


Sasuke suspiró. El llamamiento de John Blair contenía una breve mención de un asunto clandestino. La noticia hacía que fuera imperativo que acudiera rápidamente a la abadía.


—Hay una cosa que debo hacer.


Naruto le miró fijamente.


—Sasu —le dijo en voz queda—. ¿Es que aún no has encontrado la paz, después de todo lo que ha pasado?


Él empujó el agua hacia Naruto hasta que empezó a formar pequeñas olas alrededor de sus esbeltas piernas.


—Ven aquí y lo descubrirás —le dijo en tono de broma.


Pero el negó con la cabeza.


—Sal tú. Tengo frío.


—Deja que yo te dé calor.


De pronto se puso en pie y alargó una mano para cogerlo por la muñeca y lo tiró al agua con una fuerte salpicadura. El lanzó una leve exclamación, con la camisola flotando alrededor como una nube. Sasuke la aferró y se la quitó fácilmente en un sencillo movimiento, mientras el levantaba los brazos para ayudarle. Le echó los brazos al cuello y arqueó el cuerpo contra el de él. A Sasuke le pareció que su pecho era deliciosamente suave y firme contra su pecho, y que su cuerpo se adaptaba al de él como un guante.


—No quería meterme en el agua —dijo Naruto—. Los reflejos y el ruido del manantial podrían provocar una visión.


—¿Y no quieres otra visión? —le preguntó Sasuke, bajando la cabeza hacia el, deslizando la boca por su mejilla.


—No en este preciso instante —contestó.


—Y si tuvieras una —dijo él—, ¿No haría yo desaparecer tu ceguera con un beso?


—Sí —jadeó Naruto, volviéndose y buscando su boca. Él la envolvió en sus brazos y le cubrió los labios con los suyos en un profundo beso que le provocó un estremecimiento en todo el cuerpo y una sensación de tranquilidad en el alma. El le rodeó la espalda con los brazos y le atrajo consigo al interior del agua, hasta la altura de la barbilla, sintiendo alrededor los remolinos que formaba la corriente.


—Sasu —susurró contra su mejilla—. Quiero que encuentres la paz, ahora que esto ha terminado.


Él le tomó el rostro entre las manos. Su cabello rubio se esparcía como la luz del sol alrededor de los dos; sus ojos se veían grandes y hermosos, opalescentes como el resplandor de la luna. Le besó los párpados uno por uno, le besó la frente, y después se separó para mirarla.


—Una parte de mí puede que nunca encuentre la verdadera paz —susurró—. Hay una cosa que aún me pesa en el corazón, y es posible que jamás encuentre el perdón que necesito. Pero todos los días doy las gracias por la serenidad que tú has traído a mi vida.


—Sé que en tu corazón todavía tienes algo no resuelto —dijo Naruto—. Lo sé. Pero aquí, en este paraíso, los dos juntos, siempre tendremos refugio.


—Sí, amor —dijo él, inclinándose para besarlo, para envolverse en el, en cuerpo y alma. Sus manos resbalaron hasta su cintura y la acercaron a sí—. La paz está aquí, contigo.


 


RÉQUIEM

El arbusto de espino se erguía suavemente inclinado bajo la lluvia, con sus hojas vueltas hacia arriba para atrapar la humedad. Un hombre vestido con una capa de peregrino pasó por delante de la iglesia de la abadía, ciñéndose la capucha para protegerse de la fina lluvia, y cruzó el pequeño patio situado al norte de la capilla. Del interior de la abadía llegaba el sereno murmullo del cántico de los monjes dando la bienvenida a la sombría y lluviosa hora de prima. Había unas cuantas personas reunidas en las sombras de la puerta norte de la iglesia, observándole. Les conocía bien, eran todos amigos, y atesoraba la fe y el apoyo que le dispensaban. Pero aquella tarea tenía que realizarla él solo. Una sencilla caja de madera aguardaba en el verde montículo sobre el que descansaba el arbusto de espino. Sasuke se arrodilló junto a ella, mojándose con la hierba húmeda a través de los pliegues de la vieja capa de color pardo. Inclinó la cabeza y unió las manos en actitud de oración. La caja no era grande ni pequeña; su triste contenido eran los restos terrenales de lo que había sido un hombre valeroso y magnífico. La lluvia repiqueteaba suavemente sobre la madera. Sasuke extendió la mano y limpió las gotas de agua. En las pasadas semanas, Quentin y Patrick habían viajado a cuatro ciudades de Escocia y del norte de Inglaterra para buscar los dolorosos recuerdos de la injusta muerte de un gran líder. Habían recogido sus huesos en la caja y los habían llevado a Dunfermline, donde a lo largo de siglos habían sido enterrados reyes, santos y caudillos de Escocia.


Sasuke murmuró en voz baja las plegarias que había escogido para honrar a su amigo y después se puso en pie. Ya se había cavado un hueco en la tierra. Retiró la tela que cubría la caja, la levantó y la depositó en el fondo del agujero. A continuación fue echando tierra sobre la caja, palada tras palada. Cuando terminó, apretó bien el césped con la mano para volver a dejarlo en su sitio y ajustándolo de manera que nadie descubriera nunca la tumba secreta.


Había rechazado la ayuda de sus amigos, aunque estos le aguardaban observándole a cierta distancia, rezando también oraciones en señal de respeto por el fallecido. Se sintió agradecido de que comprendieran que necesitaba hacer aquello solo. El profeta había hablado en cierta ocasión del señor del viento, que llevaba una penitencia en el corazón; ahora estaba llevando a cabo dicha penitencia. Cada plegaria que pronunció, cada palada de tierra que levantó fue un acto de humildad y un acto de amor, solicitando el perdón. Se lo debía a William Wallace, eso y mucho más. Pagar el resto de su deuda tal vez le requiriera toda una vida y una eternidad, pero al menos había comenzado. Ahora, quizá pudiera encontrar la paz que le había eludido durante tanto tiempo; ahora, quizá pudiera empezar a perdonarse a sí mismo.


Cuando hubo terminado, se puso de pie bajo la lluvia y juntó de nuevo las manos en actitud de oración.


Requiem aeternum dona eis, Domine —murmuró—. Requiescat in pace, amigo mío. —y se dio la vuelta.


El le estaba esperando. Sus ojos se veían muy bellos en la media luz de la llovizna, llenos de un amor que le ofrecía sin cuestionar nada, con plena fe. La dulzura de su espíritu le dio a Sasuke una sensación de redención que le liberaba para amar a su vez.


El azor que llevaba posado en el puño pió y agitó levemente las alas, y recorrió volando la corta distancia que lo separaba del arbusto de espino, donde se acomodó para esperar a que cesara la lluvia.


Naruto sonrió y avanzó hacia Sasuke, deslizándose sobre la hierba mojada como un silfo, como un ángel. Él lo observó en silencio.


Y entonces le tendió la mano.


 


FIN

 


Espero que les haya gustado este final, es para solucionar todo, espero poder pronto escribir otra historia, quizás más rosa o con más acción, no lo se, tendré que esperar que mi muso regrese.


Saludos y muchas gracias.


Shio Zhang.

Notas finales:

Quizas no sea el final que todos esperaban, pero es el final.

Diantre, si yo iba tan embalada escribiendo El regreso y la inspiración se me ha ido a no se donde, alguien "Bien intencionada" me ha acusado de robar una historia, si desde un principio dije que la historia no era mía ino una adaptacion muy poco fiel del original.  Venga, si alguien lee la Novela Angel Audaz y mi fic, a simple vista estan la diferencias.

Pero bueno, este es mi ultimo fic de este tipo, intentaré terminar El regreso y dejare colgada la "pluma", no estoy para recibir insultos de ese tipo, no me gusta que me digan ladrona.


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