Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AI por Aphrodita

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, sigo con el pasado, es decir, lo que todos ya vimos, pero a medio camino ya empiezo a plantear la historia en el después, después de la Guerra de Invierno ¿no? Se entiende. Así que como siempre digo en estos casos, pido perdón de ante mano si alguien se cruza con éste fic dentro de muchos años y resulta ser que de canon no tiene nada x`D (Qué sé yo, Urahara puede morir por ejemplo, pueden pasar tantas cosas, la mente de Kubo es siniestra).

 

Por cierto, lo llevé a fanfiction.net, pero allí lo dividí de otra forma, lo que aquí es el principio del capítulo dos allá es el final del primero.

 

Necesitaba crear un cuerpo artificial, pero no un gigai convencional, éste debería ser capaz de formular análisis, rápidos y correctos; poseer la capacidad de dar una respuesta ante problemas complejos y sobre todo ser autónomo, auto-regulable y autodidacta para evitar tener que actualizar el sistema a cada rato.

 

Haría una copia de su cerebro, para evitar tener que explicarle nociones básicas. Necesitaba no sólo un alma modificada si no su propio ácido desoxirribonucleico. La elección de la capsula tampoco fue adrede, decidió que mejor sería prepararlo él para minimizar al máximo posibles errores.

 

Era un trabajo que le tomaría tiempo, no podía darse el lujo de echarlo a perder por detalles tontos.

 

La primera fase que consistía en crear un Alma Modificada al nivel de un teniente, resultó en varios intentos fracasados, la ansiedad iba a matarlo pero Akon estaba allí para recomenzar las pruebas con la paz que lo caracterizaba.

 

Eso, aunque no lo hacía verbal, tranquilizaba al nuevo Capitán del doceavo escuadrón.

Noches enteras en vela estudiando detenidamente los pasos a seguir, en medio año la máquina estaba hecha, y aunque sus rasgos fácilmente la determinaban sexo femenino era un hecho irrefutable que se trataba de una criatura asexual.

 

Era un ser consciente, como toda alma modificada, con la capacidad de percibir. La llamó Nemu.

 

"Lo" en eslovaco; ella no era un él, era algo neutro; la forma de denominar a "ELLO" resultó ser "Lo". La idea se la había dado el pequeño Akon, con todos los conocimientos que poseía sobre los idiomas.

 

Le encantó, la llamaría así.

 

—Taichou —pronunció un estoico Akon cuidando las palabras—, creo que Lo ha superado todas las expectativas —la observó, mirada lejana, apagada, sus circuitos estándar estaban en funcionamiento pero ella permaneció en su sitio esperando indicaciones.

—"Nemu" —le corrigió el científico—llámala "Nemu" —tomó distancia de la máquina y la observó—Así te llamas, ¿entendido?

—Sí señor.

—Sígueme —le ordenó—, fuiste creada como un arma de guerra pero necesitas practica —quería probarla, estaba inquieto, quería ver los resultados—¡¿Qué haces, idiota, muévete?

La maquina dio un paso al frente y, adoctrinada, pidió disculpas por su falta.

—Akon —se dirigió a él—consíguele ropa.

 

Se la llevó desnuda hasta la zona asignada para los entrenamientos, lugar que integrantes del doceavo escuadrón habían copado para ver la nueva creación. Algunos se quedaron azorados al ver las redondeces que cubrían su pecho, olvidando que no era siquiera un ser técnicamente vivo.

 

Kurotsuchi percibió como la máquina tiritaba de frío, y asintió con una sonrisa de satisfacción en los labios. Ahora debía probar los neurotransmisores que comunicaban el dolor. No le servía tener una máquina que no conocía los límites del mismo, corría el riesgo de autodestruirse sin esas demarcaciones lógicas que evitan que un humano pase la barrera entre la vida y la muerte.

 

Desenvainó a Ashisogi Jizou y la sometió a un riguroso enfrentamiento. Clavó la katana más de una vez en distintas partes de su cuerpo, acorralándola y divirtiéndose con sadismo al comprobar que sentía dolor y desesperación.

 

Era perfecta.

 

Cuando lo creyó oportuno, la dejó en paz, ante la mirada horrorizada de los demás integrantes que presenciaban la escena como si de una atracción de circo se tratase.

 

—¡¿Qué miran infelices?! —resopló molesto.

 

Y es que varios opinaban que más allá de ser una máquina, esta no estaba exenta de las sensaciones humanas y lograba sentir dolor, someterla a esos experimentos entonces era cruel. Al científico no le parecía así. La llevó a su baño personal y le ordenó lavarse y luego curarse las heridas. Algunas eran graves, cortadas profundas que habían destrozado las imitaciones de órganos internos, así que necesitó ser él quien la reparase.

 

Ya vestida, quedaba probarla una vez más, pero debía hacerle una katana, que no sería una zanpakutou pero cumpliría la misma función, al fin de cuentas se trataba de un arma de filo, nada más. Más tarde podría comprobar si en verdad estaba a la altura de un teniente, para así poder presentarla ante el Sou-taichou y solicitarle el puesto vacante de segundo al mando.

 

Nemu aprendía con una velocidad asombrosa, tanto que azoraba al científico, pero desde ya que la había hecho con un límite razonado, la máquina tenía sus imperfecciones.

 

Akon, una tarde, se animó a pronunciar algo respecto a tan magnánima creación, para su juventud, lo era, pero Kurotsuchi siempre fue consciente de que nada lograría opacar al Hougyoku, ningún invento. Nemu era una buena creación, sí, pero nada que un buen científico fuese incapaz de crear.

 

Nemu era algo con vida, algo que aprendía con velocidad, no sólo nociones necesarias para ser la segunda al mando dentro del departamento de desarrollo tecnológico, sino también las intrincadas maneras que poseían los shinigami o humanos para relacionarse entre sí.

Algunos conocimientos se le escapaban, como el amor, la amistad, la tristeza, pero aprendió de todos modos a lidiar día a día con sus demás compañeros quienes en poco tiempo aprendieron a tratarla como "ella", como alguien, y no como "algo", como "Lo".

Pero Kurotsuchi no, él era muy consciente de que "Lo" no dejaba de ser lo que era, su mejor creación, pero no lo que él pretendía.

 

Seguía siendo la sombra de Kisuke Urahara y ese nombre seguiría corroyéndolo por dentro.

Nemu no era perfecta, esa cosa no era la satisfacción que necesitaba para limpiar de su mente el nombre del científico rubio. Se había prometido a sí mismo superarlo, demostrándose también que nunca necesitó nada de él, que incluso era mejor que él.

Nemu ni siquiera servía para rellenar el hueco que los conocimientos de Kisuke habían dejado. No la hizo con el fin de que pudiese superarlo a él, y al fin de cuentas su presencia siempre le venía a recordar que era una máquina, algo que no encajaba en éste mundo, ajeno a los humanos; tal cual como él.

 

Sin embargo eso no lo conmovía, al contrario. Aprendió a despreciarla, logrando así disipar los fantasmas que la huida de Urahara dejó dentro del doceavo escuadrón; se mantuvo durante años haciendo experimentos, buscando uno que lograse opacar al que poco tiempo después fue el mayor invento dentro de la Soul Society.

 

Y cuando creyó que Kisuke era una mera sombra del pasado, el pasado volvió para hacerse presente. El Hougyoku despertó con consecuencias desagradables, una guerra inevitable dio comienzo. Fue gracias a ésta y a la necesidad de encontrar una forma ideal para enfrentar exitosamente a Szayel Aporro Grantz, que tuvo una inspiración.

 

Las habilidades del Espada eran asombrosas. Un revés del destino; indudablemente haberse cruzado con él en el camino fue una de las mejores cosas que como científico pudieron ocurrirle.

 

Preparó una droga a la que bautizó Formula para Súper Humanos y esa sería la base de la que utilizaría mucho más adelante. Era menester prestar atención a la guerra presente y no disolverse en cálculos mentales y fantasías, porque por el momento lo eran.

 

Escuchó de la boca de sus colegas el nombre de Urahara, la capitana de la cuarta división cometió el desacierto de hacer un comentario en doble sentido que crispó sus nervios.

Entonces, era cierto: Kisuke pensaba hacerse cargo de las consecuencias de sus actos, de su invento.

 

Quizás no saldría vivo de esa. Mayuri chistó furioso ante la idea, que no se le ocurriese morir, no ahora que podría superarlo, tenía que vivir para verlo, para sentirse orgulloso de haber trabajado a su lado y arrepentido por haberlo hecho a un lado.

Esperó a que la guerra llegase a su fin.

 

***

 

Sus pasos resonaban en la inmensidad del recinto, hecho una furia por el desacato cometido; irrumpir así, en su laboratorio y sin permiso. Mataría a Nemu, a Akon, a todos, pero comenzaría por Kisuke Urahara.

 

Sin embargo cuando lo vio sentado conversando animadamente con un estoico Akon, toda esa furia menguó hasta convertirse en un desprecio palpable. Miró a su antiguo capitán con asco. Lo miró, después de tanto tiempo:

 

—¿Qué haces aquí Urahara Kisuke? Te recuerdo que has dejado de ser el capitán como para tomarte estas libertades.

 

El rubio se incorporó con una sonrisa en los labios y acomodó la visera de su sombrero, feliz por ver al mismo Mayuri de siempre. Akon vio oportuno escapar antes de que su más reciente capitán montase en cólera.

 

—También es un gusto volver a verte, amigo mío…

—Lo de amigo ahórratelo —dio la vuelta tratando de cerrar los programas que estaban a la vista de un ladino Urahara.

—¿En qué estás trabajando ahora? —preguntó, primero observando como la pantalla se iba cerrando y luego a Nemu, quien a un costado permanecía cual florero.

 

Mayuri tomó aire de manera escandalosa, no pensaba responderle. Los latidos de uno de sus corazones comenzó a palpitar de manera frenética; allí, a escasos pasos, el hombre, la razón de sus martirios y obsesiones científicas.

 

—¿Qué es esto? —Kisuke quiso tomar una esfera que descansaba sobre un cono, rellena de algo que parecía ser agua aunque era consciente de que no podía tratarse de dicho líquido simplemente.

—¡Deja eso! ¡No lo toques! —el capitán se puso de pie, raudo, para arrebatárselo de las manos. Iba a reprocharle tamaña confianza, pero en cambio optó por soltar con veneno—: No entiendo que haces aquí, en teoría los traidores y los que abandonan el Seireitei tienen la entrada prohibida.

—Es cierto.

—Nemu, avísale al Sou-taichou que aquí en ésta división está Kisuke Urahara —ordenó muy resuelto.

—Ya lo sabe.

 

Nemu frenó sus pasos y volvió a su lugar al escuchar las palabras del científico rubio. Mayuri lo miró con más desprecio, de ser posible. Kisuke sintió que aquello era una invitación a explicarse:

 

—Sólo pasaba a saludar y a verte.

 

Esas sencillas palabras alteraron cada célula en la anatomía de Kurotsuchi, indignado volvió la vista al frente, pero no podría trabajar con Urahara a escasos metros, husmeando, metiendo las narices en todo, como siempre.

 

Varios shinigami`s del escuadrón se habían hecho presentes en el laboratorio, no pasaban de la arcada pues sabían que esa zona estaba vedada para ellos, sólo Nemu y Akon —además del capitán, desde ya— podían permanecer en ese sitio.

 

—Eres una jodida atracción de circo —musitó Mayuri en voz baja arrancándole una pequeña risa al rubio junto a un asentimiento de cabeza.

 

Urahara era alguien muy conocido en la Sociedad de Almas, sobre todo luego de lo ocurrido con el Hougyoku. Muchos integrantes del doceavo escuadrón, incluso, lo admiraban. Eso le resultó irritante al actual cabecilla.

 

—¡¿Qué carajo hacen ahí, vayan a trabajar buenos para nada?!

 

Los más jóvenes intentaron huir del lugar de manera poco decorosa, los más veteranos, conociendo a su inclemente capitán, mostraron una partida más solemne pero de igual modo con el terror impreso en los ojos.

 

Kisuke sonrió, Mayuri era el capitán espeluznante que supuso iba a ser.

 

—Eres terrible, Mayuri-san.

—Tsk —escondió una sonrisa detrás de una mueca de desagrado.

 

Un breve silencio se instaló, Mayuri intentó volver al trabajo e ignorar a Kisuke, pero maldición, eso era imposible. Por empezar el rubio paseaba de un lado al otro toqueteando todo y haciendo preguntas entrometidas, por el otro, se trataba Kisuke, ya con eso era suficiente para poner su mundo interno patas para arriba.

 

Desde que supo que estaba en su escuadrón, desde el momento que cruzó las primeras palabras con él, no pudo mirarlo directamente a los ojos. Lo hizo en esa ocasión, para soltar desganado:

 

—¿Vas a decirme que demonios haces aquí? No juegues con mi paciencia.

—Ya te dije —se quejó el tendero—: he venido a ver cómo está todo —echó un vistazo en general, para después posar la vista sobre unos cálculos que había sobre una mesa de estudios, pero que fueron arrebatados por el mismo Mayuri. Lo observó, con una sonrisa en los labios y acotó—: Me alegra ver que has sacado el equipo adelante sin mí, estaba seguro que lo lograrías.

 

Kurotsuchi dejó de observar la pantalla de la computadora madre para voltear estupefacto, lo contempló con profunda sorpresa, ya no más rechazo o enojo, absoluta confusión; para luego entrecerrar los ojos y suspirar soltando un:

 

—Vaya, un cumplido de parte de Kisuke Urahara, que halagado me siento.

 

La profunda ironía empleada en esa oración le arrancó al rubio una mesurada carcajada, que luego se convirtió en una risa que parecía no querer acabar nunca y para mal en peor, contagiosa.

 

Mayuri realizó un esfuerzo sobre humano para no seguirle la corriente, pero Dios, era tan estúpido. O se reía con él o lo mataba, y matarlo no podía porque de esa forma no tendría a quien superar. Y lo que empezó como una risa macabra reprimida, fue mutando poco a poco está convertirse en una carcajada.

 

Ambos hombres reían con ganas ante una perpleja Nemu, quien no le encontraba lo gracioso a lo dicho. Además, esa actitud, pocas veces se la había visto a su creador. Kurotsuchi carraspeó para guardar compostura y simular, hacer de cuenta de que nada había pasado:

 

—¡Nemu! Tráeme algo fuerte para beber.

—Sí, Mayuri-sama. —se dirigió a Urahara—Señor, ¿usted desea algo?

—No te tomes libertades, estúpida, si no te las doy. Y desde ya, tráele algo, con veneno —gritó a lo último, serio, pero arrancándole otra risa a su compañero.

—No la trates así —reprochó el rubio.

—No me vengas ahora con tu ética —siguió tecleando tratando de ignorar al rubio y concentrarse en su trabajo.

 

Nemu apareció y les cedió sendas tazas. Urahara olió el contenido a la vez que escuchaba como su colega, “amablemente”, despachaba a su subordinada. Lo miró tratando de no mostrar una expresión de censura:

 

—Tienen sentimientos.

—Sí, claro —satirizó el científico bebiendo de un sorbo el contenido—; son máquinas, Kisuke.

—Yo también tengo una —comentó de la nada. —La llamo Ururu, y créeme, ellos con el tiempo adquieren la capacidad de…

—Bla, bla, bla —lo silenció.

 

Kisuke frunció la frente, sabía que Mayuri era terco y suponía con certeza que los años no lo habían ablandado en la materia, al contrario. Negó reiteradas veces probando lo que había dentro de la taza.

 

—¡¿Qué es esto, veneno en verdad?!

Cocoroco —respondió dándole a las teclas sin cesar.

—Con ese nombre… —dejó la taza junto al tablero.

—¡No la dejes ahí irresponsable, se llega a volcar… !

 

Urahara chistó suspirando en señal de hartazgo, tanto tiempo alejado de sus costumbres olvidaba que ese tema a Mayuri lo ponía “sensible”. Sacó la taza que dejó sobre una camilla, lejos de elementos delicados.

 

—Dime —pronunció el rubio apoyando la espalda contra la camilla—, ella —refiriéndose a la fukutaichou—¿como la hiciste?

 

Mayuri lo contempló un instante antes de responderle, pensó seriamente en mandarlo a Hueco Mundo, pero soltando el aire encerrado en sus pulmones comenzó a explicar, muy por encima —y básicamente— como la había hecho.

 

Sí, era casi igual a Ururu… Eso le resultaba por demás insultante, si bien Nemu no era perfecta y él sabía muy bien que podía trabajar en creaciones mejores, había sido un logro personal que ahora se veía opacado por las palabras del rubio.

 

Éste no tuvo intenciones de minimizar el logro del presente capitán, en absoluto. Sólo buscaba compartir conocimientos, como en los viejos tiempos.

 

—Es asexual ¿cierto?

—Sí, pero me encargué de hacerla funcional.

 

Breve elipsis que fue interrumpido por las palabras del rubio, no sin antes sonreír de medio lado, ahogando la risa:

 

—Es algo así como… tu muñeca inflable.

 

Estalló en risas cuando vio la mirada asesina de Mayuri, quien de reojo lo contempló como si de un aborto de la naturaleza se tratase; pero negando con la cabeza empezó a reír, cada vez más fuerte.

 

Lo más triste es que tenía razón ¿Por qué otro motivo la haría funcional?

 

—Algo así —musitó Kurotsuchi tosiendo para tratar de recomponerse, abandonar la carcajada, y mostrarse como el hombre despiadado que siempre era—; igual no es lo mismo… —meditó perdiendo la mirada a un punto cualquiera—el calor del cuerpo humano… ya olvidé como era.

 

Se sintió perturbado, tragó saliva y se acomodó en la silla irguiendo la espalda, luego siguió tecleando con celeridad, pero debía volver una y otra vez sobre lo ya hecho para corregir errores tontos.

 

—¿Qué? —masculló el rubio con una seriedad poco usual—¿quieres compartir conocimientos —sonrió en plan de broma—como en los viejos tiempos?

 

Mayuri le regaló en respuesta otra mueca de intensa repugnancia, para protestar más tarde y volver al trabajo. Un silencio, más pesado e incómodo que los anteriores, se hizo presente. Kisuke no podía con su genio:

 

—¿En qué nuevo proyecto trabajas?

—Si quieres saberlo —el pulso se le aceleró, decir lo que tenía pensado decir era muy estúpido de su parte—, ya sabes… compartir conocimientos.

 

Y compartir, también, fluidos corporales. Urahara sonrió con más ahínco, iba a responderle algo pero un arrepentido Kurotsuchi se le adelantó explicándole, sin pretender nada a cambio de la información:

 

—Estoy tratando de confeccionar ¡deja eso! una maquina —continuó luego del exabrupto—, similar a la realidad virtual —le quitó de las manos la pequeña canasta con las que había empezado a jugar irresponsablemente.

 

Se ahorró los detalles, pero a lo largo de toda su vida en el Seireitei, pequeños pormenores hicieron el todo complejo que era hoy en día. El campo artificial de Urahara, el tenshintai, Szayel Aporro, la poción para Sobre humanos…

 

—¿Y para qué?

—Muchos novatos tardan alrededor de diez años en mejorar apenas un poco. Alcanzar el bankai para alguien nivel teniente y capacitado, lleva otros tantos. En guerras como las pasadas no nos sirven una parva de shinigami`s inexpertos.

—Pero eso es inevitable Mayuri-san.

—Claro que no, o sea, siempre habrá gente mejor y peor, más capacitada y menos —no era idiota, dejó de teclear para, resignado, voltear en la silla y explicarle mejor, eso o el científico frente a sus narices no lo dejaría en paz—Se trata sencillamente de una capsula donde los shinigami podrán pelear y practicar con una realidad virtual, habrán niveles, desde ya, y exigencias.

—Interesante, cuéntame más, ¿cómo vas a llevarlo a cabo? —Urahara buscó una silla que acercó para situarse junto a su colega.

—No, Kisuke, no te acomodes.

—¡Oh, vamos! Cuéntame un poco más.

—Eso es todo lo que te voy a contar —dijo tajante estirándose para tomar un folio sobre el escritorio.

—Que malo eres —se quejó, para luego soltar lo que tenía en la punta de la lengua—; una maquina con la cual combatir, algo similar a los juegos del mundo humano.

—No lo compares a algo así —se ofendió. —Una máquina es imperfecta y llegado a un punto hay que actualizarla —pese a su postura, se encontraba dándole con el gusto a su colega.

—¿Entonces?

—Pensé en Nemu, ella es ideal para éste proyecto. Podrá responder más aprisa que una simple máquina.

—¿La meterás a ella? ¿Pero cómo funcionará?

 

Mayuri suspiró antes de darle clic y permitirle a la pantalla que mostrase el esquema. Urahara miró con honda curiosidad el bosquejo, un cilindro de alrededor de cinco metros de anchura y diez de altura, dentro un huevo que no era más que la famosa capsula, capaz de albergar una persona.

 

—¿Y cómo la mantendrás intacta una vez dentro?

—A través de sondas conectadas a sus principales circuitos. Simularán un cordón umbilical que le proporcionará todo lo necesario para subsistir, además será la manera de comunicarme con ella y darle órdenes.

—Estás utilizando un proceso biológico.

—Sí, para que la comunicación cerebral con ella sea más óptima y rápida, había intentando con lo más sencillo: Un mecanismo eléctrico, pero este sobrecargaba el sistema y lo volvía inestable.

 

Urahara entendía que Nemu era una maquina, pero mantenerla encerrada dentro de la capsula para ser un conejillo de india le resultó espantoso. Mayuri pareció adivinar sus pensamientos —sobre todo conociendo su ética— y comentó:

 

—No te preocupes, ella no sentirá el paso del tiempo. —Abrió otra pestaña mostrándole las formulas de una poción—La llamo formula antinatural. ¿Recuerdas la fórmula para súper humanos? Bueno, es su hermana… lo opuesto.

 

Los ojos de Urahara brillaron ante la pantalla, lo que Mayuri traía entre manos era algo bestial, sin dudas, que si daba buenos resultados sería muy útil en la sociedad de almas puesto que le permitiría a los Shinigami entrenar y adquirir conocimientos de manera mucho más veloz, y su nombre quedaría por siempre en la Sociedad de Almas; pero la idea de que esa formular existiese lo aletargaba en una infinita sensación de mal augurio.

 

Desde ya que Kurotsuchi se guardó un poco de información, no tenía intenciones de ahondar en detalles con su colega, como en los viejos tiempos hubiese hecho; no por temor a que le robase el experimento, tan sólo no lo quería cerca.

 

Él había creado el Hougyoku solo llevándose la parte buena y mala de sus actos, ahora era su turno de trabajar a solas y lograr algo mil veces mejor y más provechoso que el orbe de distorsión.

 

Kisuke no era quien para reprocharle nada, le preguntó cuando llevaría a cabo la primera prueba, pero Mayuri, errático y astuto, le dio cualquier fecha. Llegó la hora de partir; retiró de entre los pliegues de su kimono verde una lista, el inventario de cosas que solía pedirle a su colega.

 

Mayuri siempre le había proporcionado —no gratis, desde ya— diversos elementos de contrabando y a espaldas de lo Soul Society desde que se convirtió en un desertor; pero Akon ya no estaba disponible para hacer de repartidor por lo que Kisuke se vio obligado a advertir que en tal caso Yoruichi pasaría a buscar lo pedido generando de inmediato una mueca de aborrecimiento en el capitán y un “No quiero que esa puta pise mi escuadrón”. Urahara cerró los ojos y exhaló el aire de sus pulmones con exageración.

 

Algunas cosas, con el tiempo, nunca cambiaban; y jamás entendió porque esa aversión hacia Shihouin.

 

Quedó Hiyosu como cadete por esa vez.

 

Mayuri lo vio partir odiándose por dentro, por no lograr mantenerse en su papel. Le tenía demasiada paciencia a Kisuke.

 

No podía darse el lujo de distraerse, la inesperada visita de su ex capitán lo alentó a seguir adelante y concluir con el proyecto.

 

 

***

 

 

La cápsula de simulación estaba lista y suspendida en gravedad nula, cuando la pusieron en marcha vibró ocasionando un sonido entre ensordecedor y enloquecedor, salvo para Mayuri. Aquel ulular continuo era música para sus oídos.

 

Detrás del protector, un vidrio blindado con piedra seki, la máquina de combate estaba lista. Mucho antes de lo esperado. Durante ese tiempo Kurotsuchi hizo trabajar a todo su equipo a sol y sombra, sin detenerse a descansar más de lo necesario.

 

—Taichou —Akon llamó la atención de su superior—, el segundo al mando del primer escuadrón está aquí.

 

Mayuri maldijo por lo bajo, pero en cuanto volteó vio al sujeto de tupido bigote canoso.

 

—El Sou-taichou no podrá hacerse presente —demasiadas obligaciones con la reconstrucción del Seireitei y el mundo humano—, me ha mandado en su lugar a supervisar.

 

Mayuri no respondió nada, era una sombra que se le pegaría y no podría evitarlo. Todo experimento debía ser supervisado y aprobado por el Comandante, era algo a lo que no estaba exento.

 

—¿Para cuándo estará listo?

—Ya lo está —respondió desganado. —Hoy le haré algunos ajustes al sujeto de prueba —dijo refiriéndose a Nemu—, y para mañana ya podré comenzar.

 

***

 

Esa noche no durmió bien, la ansiedad estaba a punto de matarlo, necesitaba que todo estuviese en perfecto orden y permaneció en vela estudiando detenidamente lo ya estudiado y haciendo ajustes innecesarios.

 

  La mañana lo descubrió, neurasténico y exacerbado más que de costumbre. Le gritó a Nemu que le daba sólo cinco minutos para estar lista y partió a la sala para aceptar la taza de café que le ofrecía Rin. El gran día había llegado y todo estaba listo.

 

Nemu se apersonó dedicándole una sentida reverencia a su superior quien, sin titubeos, le ordenó ingresar a la cámara, desde allí escuchó la voz de su creador dándole nuevas indicaciones: que se sentase, que ajustase las sondas, que pusiese en marcha el mecanismo interno.

 

—¿No se puede ingresar?

 

La voz de Sasakibe le recordaba que estaba siendo vigilado. Tardó en responder:

 

—No.

—¿Por qué? —el hombre le habló de la misma manera: tajante y directo.

—Porque Nemu posee en su sistema venenos que yo mismo le he administrado, estando conectada a la capsula, la capsula misma es Nemu.

 

En pocas palabras, pisar el mismo sitio de la muchacha era entrar en su sistema con las consecuencias que aquello acarrearía, tal como le sucedió a Sazayel Aporro. Cualquiera que quisiese meterse dentro de ella o comérsela, estaría de inmediato en contacto con las pociones administradas.

 

—Además le aseguro que no querrá estar bajo los efectos de un día y una noche de Brahma.

 

Una sonrisa macabra adornó su pintado rostro, Choujirou no acotó nada, se limitó a mirar el proceder de Nemu sin entender una pizca en qué consistía todo el cablerío y las luces de colores que de improviso el huevo empezó a despedir, para él no era más que un show, aunque comprendía que de dar resultados sería muy provechoso para la milicia.

 

Desde el interior Nemu sintió un dolor tangible y punzante cuando las sondas se conectaron a su cuerpo, resistió el impacto de la primera ola de información, estaban cargándola de datos, estrategias de combate, probabilidades, técnicas; incluso informes completos como cantidad de Shinigami´s dentro del seireitei, cada una de sus zanpakutou y habilidades, incluidos capitanes y sus bankai´s, limitaciones y efectos.

 

Cual computador ordinario, su cerebro se había ensanchado para recibir todo ese caudal que un ser humano normal no podría almacenar, al menos sin olvidar unas tres cuartas partes de la información.

 

—Cincuenta y cinco segundos, idiota, no lo eches a perder —escuchó la voz de su creador, directamente en sus circuitos, no como una voz palpable—, sabes lo que tienes que hacer.

 

Claro que sabía lo que tenía que hacer.

Mayuri, por su lado, rogaba para que todo saliese según lo esperado, recomenzar el proyecto sería muy costoso, pero para su alegría, la capsula comenzó a responder emitiendo los primeros signos de actividad.

 

—Ha comenzado Taichou —exclamó Akon frente al tablero.

 

Nemu, desde el interior, experimentó lo que los humanos llamarían miedo, o sorpresa, no encontraba diferencia en ese momento. La maquina comenzó a vibrar con ella dentro y aunque al principio se sintió ajena, como parte ajeno de un engranaje, poco a poco comenzó a amoldarse a la capsula y ser una con ella.

 

Ahora Nemu no gozaba de imperfecciones, parches en los circuitos de su mente, invisible, comenzaron a surgir: cálculos exactos de armas de largo alcance, de corto alcance, movimientos necesarios para evadirlos, análisis matemáticos que con una precisión envidiable le daban con exactitud hacia dónde correr o cuanto moverse para evitar los daños, siempre de acuerdo al nivel del shinigami frente a ella. No era lo mismo preparar y someter a un riguroso entrenamiento a un shinigami novato que a un capitán del Seireitei.

 

Y así como Nemu sintió eso que los humanos llaman miedo, también experimentó el poder. El miedo ella lo había conocido, muchas veces, su creador la había hecho con el fin de que lograse experimentarlo, así como el dolor, y evitar la autodestrucción.

 

El miedo era un concepto humano que ella manejaba muy bien, que había padecido en manos de su superior, que había tenido que tolerar y aceptar, pero ahora, lo que sentía, era poder. Y a la indescriptible sensación se le sumó la inminente posibilidad de destruir aquello que la había creado con el único fin de existir, con el único fin experimentar sufrimiento y desasosiego.

 

Las luces del laboratorio relampaguearon, se apagaron unos segundos para luego encenderse ante la mirada aterrada del equipo.

 

—¿Qué sucede? —consultó Sasakibe.

 

Pero fue ignorado, Mayuri se acercó al tablero. La línea uno, interrumpida, la dos también. Corrió por los pasillos para llegar a la Computadora Madre pero ante sus atónitos ojos la información era literalmente chupada por Nemu. Volvió al laboratorio, portando un semblante entre desahuciado, resignado y espantado.

 

—Taichou —el siempre estoico Akon perdió su temple—; no la podemos detener, ha infectado todo el sistema desde adentro.

 

Todo estaba perdido. Mayuri y su equipo entendieron enseguida el fin de Nemu.

La destrucción primero comenzó con un cese absoluto de todo el sistema de seguridad, el caos se inició en el laboratorio. Choujirou, al comprender la situación, quiso detenerla por su cuenta, pero ni su bankai sirvió para salvarse la vida a sí mismo o siquiera detener a la despiadada teniente del doceavo escuadrón.

 

Nadie la pudo contener, no había Capitán sobre el cual “Lo” no tuviese con precisión sus datos. Decidió acabar con todo de una vez. El gas venenoso se esparció por todo el Seireitei y más tarde una gran explosión apagó la luz, eternamente, de la Sociedad de Almas.

 

 El balance existente se derrumbó y en consecuencia el Mundo Humano dejó de existir. En el vasto firmamento faltaba el Planeta Tierra.

 

Mayuri con su proyecto, sin dudas, había logrado opacar a Kisuke y a la creación del Hougyoku; algo que no se puede controlar o anular resulta ser un arma peligrosa, como en su pasado la misma Orbe de distorsión lo había demostrado.

 

Él, sólo quiso superarlo; y lo más nefasto es que lo había conseguido.

 

 

Fin

 

 

Notas finales:

—El cocoroco es una bebida alcohólica de origen boliviano hecho con caña de azúcar y con una graduación de entre 93 ° y 96 °.

 

Espero que la idea se haya entendido. En fin, no me convence mucho pero así quedó; hay un extra o final alternativo (desde ya, quiero que haya más yaoi del implícito x´D que casi ni se tocan en éste fic).

 

 El final alternativo, obvio, vendrá por el lado de Urahara ¿no? Dejé el fic de manera que encaje, pero no quiero spoilearles nada, ah, y en las notas del final alternativo explico de dónde me inspiré y hago el debido disclaimer. Ahora no tengo ganas.

 

Muchas gracias por leer =) Espero Kitsune que el conjunto te haya gustado.

 

 

18 de mayo de 2010

Merlo Sur, Buenos Aires, Argentina.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).