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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

AYYYYYYYYYYYYY PERDON, PERDON!!!!...

LA VERDAD ES Q HASTA HOY ME DI CUENTA DE Q NO SUBI TODO LO Q TENIA Q SUBIR, Q IMBECIL!!!!

JAJAJAJA CASI ME CUELGO DE LA LAMPARA CUANDO ME DI CUENTA.

BUENO, PUES EL CAPI 30 ESTABA PLANEADO TAMBIEN.

SORRY Y FELIZ LECTURA.

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            -Es increíble… -susurró Russell Miller días después, jefe de la unidad de investigación viendo un pergamino que contenía los ingredientes de la poción “Conservatus”, la poción modificada por Roger- esto es muy ingenioso… muy simple pero ingenioso… ¿será posible revisar también al padre? –preguntó a Molly, quien en ese momento bañaba a un muy juguetón Harry.


            -¿Por qué, pasa algo malo? –preguntó ella frunciendo el entrecejo a pesar de estar sonriéndole al pequeño.


            -No lo creo, el señor Jackson, quien es un medimago muy reconocido ya me lo hubiese hecho saber, es solo que me da curiosidad… pero bueno, por ahora lo importante es este pequeño.


            -¿Cómo va?


            Antes de que Russell Miller pudiese contestar, un molesto y conocido carraspeo se dejo escuchar.


            -Me parece que no es conveniente… -dijo Umbridge llegando en ese momento- que revele detalles importantes a cualquier  gente.


            Miller y Molly decidieron ignorarla, por lo que la mujer los miró a ambos con total desagrado.


            -Bueno ¿y ahora que sigue? –preguntó con desprecio.


            -Veamos cómo reacciona al ser estresado –dijo Miller mirando a Molly sacar a Harry de la tina y envolverlo en una mullida y suave toalla color verde agua con diminutos solecitos dorados.


            -¿Y como hará eso? –preguntó ceñuda Molly.


            Media hora después, el investigador Miller y la medipediatra Cindy Hedges observaban a Harry sobre una plancha acojinada; el pequeño, vestido con un mameluco color azul con estrellitas blancas, los miraba curioso.


            -Bueno… -dijo Cindy rascándose una sien- aunque mi campo de investigación es muy amplio y me especializo en bebés, nunca había tenido que estresar a un niño tan pequeño, lo he hecho con otros más grandecitos para descubrir anomalías.


            -Si, pero no creo que se refiera a las mismas anomalías que buscan en este bebé –dijo Molly preocupada.


            -Pues no, es verdad, es más que nada en niños enfermos –dijo Cindy.


            -¿Y cuál es el problema? –Exclamó Umbridge, quien también estaba ahí- pueden pincharlo varias veces, yo creo que eso funcionaría; digo, es menos… mmm… ¿cruel? Que cortarlo por ejemplo, aunque personalmente por mí no habría problema con eso, se los digo por si sienten aprensión de que yo vaya con el chisme.


            Las tres personas la miraron con expresiones entre asombro, incredulidad y en el particular caso de Molly, con odio.


            -Creo que no se deben escatimar esfuerzos para analizar a esta…mmm… ¿cosa? –Continuo Umbridge señalando a Harry como quien señala a un huevo podrido con patas-  ¿Qué tal si en un futuro no muy lejano, un simple berrinche de esta cosilla provoca un despliegue de magia oscura capaz de destruir medio mundo mágico?


            -Con la investigación que hemos hecho hasta ahora, eso es muy improbable –dijo Miller con voz seria- los análisis indican que sus padres biológicos fueron Draco Malfoy y Roger McGregor, ambos sangre pura y perfectamente sanos.


            -Ajá y taaaan normales que ambos pudieron concebir a un niño ¿no? –exclamó Umbridge con sarcasmo.


            -Pues si, algo completamente imposible…


            -Y antinatural –interrumpió Umbridge.


            -Pero aun así no hay rastros de magia oscura –dijo Miller comenzando a exasperarse.


            -Se utilizó un hechizo muy poderoso y desconocido que solo el que no debe ser nombrado fue capaz de emplear, usted no puede asegurar que no haya magia negra de por medio, ya que él usaba mucha magia oscura, no por nada sus seguidores le llamaban “El señor Tenebroso” –dijo Umbridge alzando una ceja.


            -Pues no, no puedo asegurarlo –respondió Miller lanzando dagas por los ojos.


            -Entonces no sabe qué consecuencias pueda tener eso a largo plazo.


            -“Maldita arpía come niños” –pensó Molly enfurecida acercándole a Harry un delicioso biberón con leche tibia, el cual el pequeño recibió gozoso.


            -Y para estresarlo como ustedes dicen… -continuó Umbridge- podemos empezar por quitarle esto… -añadió arrebatándole el biberón a Harry, el cual sostenía la azorada Molly causando un llanto inmediato en el asustado bebé.


            El equipo de investigación tuvo que dejar sus anotaciones de lado para ocuparse de separar a las dos mujeres cuales viles gatas de azotea se habían entablado en una lucha al más puro estilo muggle.


            Nadie hubiese pensado que de la amable, tierna y maternal Molly Weasley podían salir tantos improperios capaces de sonrojar a cualquier cantinero mientras Umbridge no se quedaba atrás; y finalmente, con cabellos esparcidos en el suelo, zapatos volando y varios dientes menos, las dos mujeres fueron separadas.


            -¡Maldita zorra, hija de tu zorra madre…! –gritó Umbridge.


            -¡Arrabalera corriente, devoradora de niños!


            -¡Basta! –gritó Miller con sus gafas colgándole de una oreja y su cubre bocas en la nuca.


            La medipediatra Cindy se había alejado con Harry ya calmado bebiendo su leche mientras gimoteaba.


            -¡Prueba de estrés finalizada! –exclamó Miller entre las dos mujeres.


            -¿¡Qué?! –Gritó Umbridge toda desgreñada y con dos dientes menos- ¡¿está loco?! ¡Si ni la hemos empezado!


            -¿¡Acaso lo que ha pasado no le parece poco para un pequeño bebé?! –respondió Miller.


            -¡Por supuesto que no!


            -¡Pero si su fea y espeluznante cara es una prueba de valor para cualquiera! –exclamó Molly descalza y con los pelos parados.


            -Por las faldas de mi madre… -gimio Miller cerrando los ojos- creo que esto va para largo…


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            -¿Cómo vamos? –preguntó Remus en la habitación de Draco.


            -Hace tres semanas que se llevaron a Harry y él sigue igual, no quiere comer ni hablar… -dijo Harry tumbado en el sofá- las psicoterapias del señor Jackson se las pasa por el arco del triunfo, así que comenzara a medicarlo.


            En eso la puerta se abrió dejando pasar a Sirius con expresión fastidiada.


            -¿Aun nada? –preguntó Remus.


            -Nada –respondió Sirius desplomándose junto a Harry- ningún maldito abogado quiere representarlo, todos sin excepción alguna me sacan de sus oficinas apenas menciono el apellido Malfoy… el último fue especialmente grosero, pero al cual debo decir… -añadió el animago con un dejo de orgullo en la voz- que me di el gusto de morder su patético y asqueroso trasero cuando salió de su oficina; el muy bastardo hijo de puta no tuvo tiempo ni de sacar su varita y cuando lo hizo le mordí la jodida mano y escapé con ella en el hocico… después me transformé y se la rompí –concluyó Sirius tan satisfecho de sí mismo como si hubiese rescatado a un bebé de un incendio.


            -Maldita sea… -murmuró Harry echando la cabeza en el respaldo del sofá- solo nos queda una semana… ¡una maldita semana!


            -Shhh… -susurró Remus- van a despertarlo.


            -No lo creo, parece que está en coma –dijo Harry enojado.


            Pero Draco no dormía, escuchaba todo a pesar de que hablaban muy bajo, pero lo hacía con el mismo interés de quien escucha el discurso de un político en un idioma desconocido.


            En eso unos golpes en la puerta y un leve cuchicheo seguido de Harry junto a su cama mostrándole algo, lo sacaron poco a poco de su letargo; abrió los ojos encontrándose al moreno hincado frente a sí.


            -Mira –dijo el joven auror poniéndole algo frente a la cara- te lo manda Molly.


            Perezosamente enfocó lo que Harry tenía en la mano dándose cuenta de que trataba de una fotografía.


            -No molestes Potter… -murmuró amodorrado mientras se cubría la cabeza con las mantas, hasta que algo hizo “clic” en su cabeza- ¿¡Molly!?... ¿¡has dicho Molly!? –exclamó sentándose de golpe.


            -Si, mira –dijo Harry sonriendo al ver como Draco le arrebataba lo que sostenía en la mano.


            La fotografía mostraba a un pequeño Harry vestido de conejito azul mirando muy entretenido una sonajita de plástico en forma de abeja que le sostenía una muy sonriente Molly a la que… ¿le faltaba un diente?


            -La fotografía es de contrabando –dijo Harry sentándose en la cama- la tomó hace un par de horas y si te preguntas porque ella esta así, es porque tuvo un pequeño altercado con la imbécil de Umbridge.


            Draco volteó la fotografía en la que había algo escrito:


            “Las cosas van bien para nuestro Harry, así que no te preocupes; solo esfuérzate en mejorar”


“Atte. Molly”


            Draco solo parpadeo un par de veces ante la mirada expectante de Harry; el rubio tragó saliva y ante la sorpresa del moreno, saltó de la cama diciendo:


            -¡Necesito ir al baño!


            -¿Eh?


            -¡Hazte a un lado Potter, necesito ir al baño!


            Así como Harry, todos se quedaron sorprendidos al ver a Draco correr al baño cerrando de un portazo; Harry solo suspiró mientras se encorvaba apesadumbrado en la cama.


            Draco en tanto, se había recargado en la puerta cerrada sin dejar de mirar la fotografía, miraba atentamente a su hijo, pero también a Molly, quien con su ojo morado y su sonrisa chimuela le saludaba sonriente.


            A su memoria llegaron varios recuerdos de la familia Weasley, casi siempre en el callejón Diagón cuando iban a comprar los útiles del colegio y en donde la rechoncha señora siempre estaba llamándoles la atención a todos esos molestos pelirrojos como si de una manada de búfalos se tratase; recordó también a Arthur Weasley, al que él y su padre humillaron tantas veces… y a pesar de eso, ella se había liado a golpes con Umbridge por un niño que ni era de su familia y encima era un Malfoy.


            Vio al pequeño Harry juguetear feliz con la sonajita,  y verlo así le quitó una losa de la espalda… y ver a Molly así le quitó una venda de los ojos; ella estaba dando la cara por su hijo; Harry Potter no se había separado de su lado y Sirius se la había pasado buscando abogados soportando rechazo tras rechazo; incluso Remus siendo el virtual jefe del Departamento de Aurores estaba ahí manifestándole su apoyo a pesar de la molestia estaba seguro ocasionaba en los demás aurores; incluso el ministro, gracias a ellos le estaba dando el beneficio de la duda al lograr un nuevo juicio para él.


            Y sus padres… a su mente llegó el rostro ensangrentado de Lucius por el zarpazo de Greyback cuando éste lo arrebató de su lado, a su orgulloso padre siguiéndolos e inclinándose ante el señor Tenebroso ya no por sus absurdas ambiciones, sino por él… y su madre, la hermosa Narcisa… la última vez que la vio fue para despedirse de él; por un momento le tuvo resentimiento por darle falsas esperanzas y luego desaparecer haciéndolo sentir su soledad más fuerte que nunca, pero solo había sido un instante porque después solo sentía amor; pero lo que estaba sintiendo ahora por ella era admiración… admiración pura y comprensión absoluta, porque ahora que lo analizaba sus padres ya no tenían escapatoria, y su madre aun sabiéndose condenada a muerte, le había dado una noche de felicidad brindándole consuelo en vez de ser ella la que fuera consolada por su inminente muerte dándole a su hijo fuerzas y mostrándole un rostro sonriente a pesar de todo… solo por amor.


            Ellos lucharon por él y ahora había otras personas luchando por él, dando la cara por él y por su hijo; incluso personas de las que nunca lo espero, tales como Hagrid, Molly y el mismísimo Harry Potter… todos luchaban… menos él.


            Fue deslizándose poco a poco hasta quedar sentado en el suelo sin dejar de mirar la fotografía.


            “Nuestro pequeño Harry” decía el papel y sonrió pensando en que momento su niño había pasado a ser de los demás; todos estaban al pendiente de él y se los ganaba con facilidad  a pesar de ser tan jodidamente pequeño.


            Se masajeó el puente de la nariz sintiendo como si despertara de un profundo sueño.


            -Draco ¿puedo pasar? –Exclamó Harry desde afuera- ¡Draco!


            -No molestes Potter –respondió Draco deseando tener más tiempo para pensar, pero sabiendo que no lo tenía, añadió: -yo… yo saldré en un ratito.


            -Pero…


            -Saldré en un rato –interrumpió Draco poniéndose de pie.


            Colocó la fotografía en el espejo y después abrió la ducha para dejar salir el agua caliente en lo que se desnudaba, pues hacia casi una semana que no se bañaba; afuera, Harry le había tomado la cajetilla de cigarros a Sirius y había encendido uno a pesar de que ahí no estaba permitido fumar, pero nadie, ni siquiera el señor Jackson quien se encontraba en la otra habitación  y había escuchado todo, dijo nada.


            Quince minutos  y cinco cigarrillos después, Harry se dirigió al baño dispuesto a tumbar la puerta a patadas si era necesario, pero en cuanto levantó el puño, esta se abrió dejando ver a Draco, quien con el pelo húmedo y alborotado y vestido con una bata azul claro, lo miró extrañado.


            -¿Qué rayos te pasa, Harry? –dijo el rubio pasando a un lado de él- ¿acaso ya no tiene uno la libertad de lavarse el culo a conciencia sin que estén enchinchando?


            Harry no dijo nada, solo vio al rubio dirigirse a un pequeño gabinete en el que sacó varias prendas de vestir.


            -¿Acaso piensan que voy a entrenarme para un maratón? –Exclamó frunciendo el ceño- aquí solo hay ropa deportiva.


            -No es ropa deportiva –dijo el señor Jackson- es ropa cómoda de hospital.


            -Como sea… -refunfuñó Draco comenzando a sacar un pantalón, playera, sudadera, calcetines y demás- hacen ver mis caderas anchas.


            Los cuatro hombres  vieron como comenzaba a vestirse como si estuviera solo en la habitación hasta finalmente calzarse las pantuflas y pasarse los dedos por la alborotada cabellera rubia intentando aplacarla.


            -Bueno… -dijo finalmente sentándose en la cama dándose cuenta al fin que todos lo miraban extrañados- ¿Qué rayos ven? –añadió frunciendo el ceño.


            -¿Quién eres tú y que hiciste con el verdadero Draco? –dijo Harry cruzándose de brazos.


            -¿Por qué lo dices?


            -¿Y todavía lo preguntas?


            Draco suspiró, sabía que tenían toda la razón para mirarlo como si se le hubiera zafado un tornillo, por lo que simplemente dijo:


            -No te preocupes.


            -Mira, no sé qué especie de epifanía hayas tenido en el baño, pero…


            -Harry –interrumpió Draco intentando encontrar las palabras correctas- mira, yo… yo solo te diré que también daré mi mayor esfuerzo; ya no pienso quedarme tirado en la cama sin hacer nada… si la vida y ustedes me están dando otra oportunidad, pues entonces pienso tomarla.


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            -¿Faltan mas exámenes? –preguntó Molly al señor Miller mientras este hacia anotaciones en un pergamino.


            -Realmente no, analizamos todo lo que pudimos analizar y este bebé es aparentemente tan normal como cualquier otro niño.


            -¿Aparentemente?


            -Así es, la verdad solo el tiempo puede dar la última palabra, no podemos decir más y eso que hicimos los estudios más avanzados que hay, pero esto es complicado, por ejemplo, hasta la fecha no se puede descubrir si un bebé es un squib o un mago desde su nacimiento como muchos padres quisieran saber; es lo mismo con este bebé, bien puede ser un mago o un simple squib.


            -Entonces es completamente normal ¿no? –Dijo Molly sentada en una mecedora con Harry durmiendo en sus brazos- ¿verdad? –añadió preocupada ante el silencio del señor Miller.


            -Pues…


            -¿Sucede algo malo? –preguntó Molly alarmada aprovechando que Umbridge no estaba.


            -Pues malo, lo que se dice malo no es –dijo Miller dejando de escribir para mirarla- todos los análisis han arrojado resultados completamente normales, pero este niño es… no sé, muy observador.


            -¿Observador?


            -Si, su talla es pequeña y apenas va a cumplir dos meses de edad, pero aun siendo tan chiquito tiene una forma de mirar a las personas que… bueno, francamente me desconcierta, es demasiado vivaz.


            -Si, eso ya lo había notado –dijo Molly sonriendo al ver al niño dormir- ¿pero sabe una cosa?... –añadió viendo al hombre mayor- no lo percibo como algo malo.


            -Yo tampoco, y mis estudios y colegas no perciben nada malo ni anormal… aunque la maldad no se puede rastrear en la sangre.


            -Señor Miller, Harry no tiene genes de Voldemort, eso ya esta mas que comprobado.


            -Es verdad, así que por ese lado, no hay absolutamente nada porque preocuparse.


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            Harry seguía sin creer que aquel pálido y demacrado rubio hubiese decidido salir de su caparazón y enfrentar al mundo, pero viendo su expresión tan decidida sonrió sintiéndose contento.


            -Y bien, creo que falta una semana para mi juicio ¿verdad? –dijo Draco aun sentado en la cama con una pierna arriba.


            -Pues sí, pero no hay abogado que quiera representarte –dijo Sirius.


            -Si, ya lo había escuchado, pero que todos vayan y se tiren de cabeza a la mierda, me puedo defender yo solo.


            Remus alzó ambas cejas no pudiendo evitar sonreír ante la arrolladora y repentina determinación de Draco.


            -Bueno… -dijo al fin el hombre lobo enderezándose en la silla- me alegra que por fin dejes tu posición de reina del drama.


            -¡No soy ninguna reina del drama! –bufó Draco.


            -Si claro –dijo Harry irónico.


            -¡¿Tú estás de acuerdo con él, Harry?!


            -Draco… -respondió  Harry sonriendo condescendiente- siempre has sido, eres y serás una reina del drama.


            Por toda respuesta, Draco tomó una almohada y se la arrojó a Harry quien la atrapó sin ninguna dificultad.


            -Entonces… -dijo Sirius encendiendo un cigarrillo- ¿Cuál es el plan?


            -Bueno –respondió dudoso Draco- imagino que me interrogaran de nuevo… supongo también que ya pueden usar Veritaserum. ¿No, señor Jackson?


            -Aun tienes altos niveles de poción “Conservatus” en la sangre –respondió el medimago.


            -Pero ya no tengo un bebé dentro.


            -Si, pero la poción va para largo en tu organismo, recuerda los efectos que tuviste al tomarla, no me gusta el riesgo.


            -Pues yo creo que si podre –dijo Draco tercamente cruzando los brazos.


            -Draco no seas necio –intervino Harry- el señor Jackson tiene razón, puede ser peligroso aunque ya no estés embarazado.


            -No digas “embarazado”, se oye muy feo –dijo Draco arrugando la nariz.


            -¿Preñado entonces? –dijo Harry alzando las palmas en un claro gesto de sarcasmo.


            -¡Eso se oye peor!... suena como si… no sé, pero se escucha desagradable.


            -Gestando entonces –dijo Harry rodando los ojos.


            -Bueno, eso ya no se oye tan mal, pero dejando eso de lado, podríamos probar con el “Veritaserum” ¿no? –Dijo Draco mirando al medimago- eso es crucial para mi interrogatorio.


            -Pues…


            -Probemos, al fin que usted estará presente.


            -No se Draco, se me hace peligroso –dijo Harry.


            -Pues yo insisto, necesitamos estar preparados para mi juicio.


            Todos se quedaron en silencio unos momentos hasta que Remus dijo:


            -Draco tiene razón.


            -¡Remus! –exclamó Harry sorprendido.


            -El señor Jackson esta aquí por si ocurre lo de las veces pasadas.


            A pesar de las protestas de Harry, el señor Jackson accedió a hacerlo, por lo que se retiró unos minutos para preparar lo que pudiese ser necesario.


            -Bien –dijo minutos después- acuéstate en la cama, quiero que estés cómodo por cualquier eventualidad, y Harry, tu ayúdame.


            Para desilusión y angustia de todos, los nefastos resultados de las primeras veces, se repitió.


            -¡Es-estoy… estoy… bien! Jadeo Draco intentando a todas luces no desmayarse.


            -Tranquilo, descansa –susurró Harry acariciándole el cabello.


            -¡N-no… no debo! –gimio Draco sintiendo que inevitablemente se sumía en la oscuridad.


            -Era de esperarse –dijo el señor Jackson tomándole la presión sanguínea con un pase de varita.


            -Haber, lo que necesitamos es comprobar realmente que él no hizo nada malo cuando estuvo con ellos ¿no? –dijo Sirius viéndolo dormir.


            -Lo que Draco llegó a contarme –dijo Harry sentado en la cama y sin dejar de acariciar el rubio cabello- era que lo utilizaban como mensajero y nada más; pasó mucho  tiempo encerrado y todo lo hizo bajo amenaza, no llegó a asesinar a nadie.


            -Más bien parece que su ocupación de mensajero era para tenerlo ocupado mientras lo preparaban –dijo Remus.


            -Exacto, debemos aclarar lo del pequeño Harry –dijo Sirius dándole una calada a su cigarro- demostrar que solo fue utilizado sin su conocimiento ni consentimiento para gestarlo.


            -¡Sus recuerdos! –Exclamó Harry de repente- ¡están sus recuerdos!... solo necesitamos que un jurista los avale.


            -Lo malo va a ser que Draco será totalmente expuesto ante el Wizengamot  -dijo Remus- ellos no dudaran en desmenuzar sus mas íntimos detalles; además está el asunto de la invasión a Hogwarts… ahí hubo varias muertes y se las van a cobrar muy caro.


            -No contamos con ningún testigo a su favor –dijo Sirius- pero aunque lo tuviéramos, lo desacreditarían, porque ¿Quién más seria testigo de un mortífago que otro mortífago?... seguramente su credibilidad seria desechada en un dos por tres; el único que podría defenderlo sería Snape, que sabiendo ya el gran papel que  desempeño como espía de Dumbledore nadie dudaría de su palabra… lástima que ya este mas frio que un pescado.


            -Bueno, no está Snape… -dijo Harry- pero estoy yo.


            -¿Tú?... vamos Harry, por mucho que lo ames, el Wizengamot no aceptara tu testimonio confiando solo en tu buen corazón.


            -No Sirius, Draco no es un asesino, simplemente no es capaz de matar y respecto a la invasión de Hogwarts, lo hizo bajo coacción.


            -¿Y cómo lo demostramos?... ¿solo con tu palabra?


            -No, yo mismo vi cuando tuvo la oportunidad de asesinar al profesor Dumbledore y no pudo hacerlo.


            -¿Tú lo viste? –exclamó Remus sorprendido.


            -Si… solo que nunca lo había dicho a nadie aparte de Ron y Hermione porque no hubo necesidad; tiempo después se aclaró el papel del profesor Snape y comprendí porque fue él el que mató al profesor Dumbledore, pero de Draco no me ocupé más, con eso de que desapareció después del ataque al colegio.


            -¡Vaya!... –exclamó Sirius rascándose la barba distraídamente- si el jurista avala los recuerdos de ambos, prácticamente tenemos la partida ganada… pero… -añadió Sirius arrugando el ceño-¿es impresión mía? o todo está resultando demasiado fácil que hasta da miedo.


            -Nadie se había ocupado de su caso –dijo Remus- tal vez nunca hubo mucho  problema… lo complicado del juicio será otra cosa, una muy difícil para Draco.


            -Van a diseccionar su intimidad con la diversión de un circo romano –dijo Sirius apagando su cigarrillo en un vaso y desapareciéndolo después con su varita.


            -Y aun no sabe lo de Lucius –terminó Remus.


            -¿Qué ha pasado con él, Remus? –Preguntó Harry- estando todos estos días aquí, no me he enterado de nada.


            -Según el informe que me dio el ministro, Lucius Malfoy actúa como autómata, no ha dicho una sola palabra desde que llegó aquí, los sanadores dicen que fue víctima de un sinfín de “Cruciatus”, lo que provoca a la larga daño nervioso y cerebral, y con los informes que les dimos nosotros, se suma la tortura psicológica.


            -Ver a su esposa morir ante sus ojos –dijo Harry con verdadero pesar.


            -Diagnostico: está totalmente deschavetado –dijo Sirius.


            -Vaya… -musitó Harry no pudiendo evitar sentir cierta decepción pensando más que nada en Draco.


            -Aunque haya sido nada menos que él quien terminó con Voldemort –dijo Remus- tendría que ser enjuiciado, pero su estado mental lo incapacita para eso.


            -Hay que decirle –dijo Harry de pronto.


            -Si, lo sé –respondió Remus sabiendo que Harry se refería a Draco- y cuanto antes mejor.


            -Lo hare en cuanto despierte.


            -Bien.


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            Mientras tanto, en el aeropuerto de Heathrow, en el área especial para magos, en la zona de trasladores internacionales, el señor Weasley alzaba la cabeza intentando distinguir entre el montón de gente a aquellas personas que había ido a esperar; hasta que al fin vislumbro entre todo ese mar de cabezas, a una melena pelirroja y a otra muy alborotada de color castaño; alzando la mano y dando saltitos para llamar su atención, logró al fin que ellos lo vieran.


            -¡Papá! –exclamó Ron abrazando a Arthur.


            -Hola señor Weasley –saludó Hermione abrazándolo después de que Ron lo soltara.


            -Chicos, que gusto verlos ¿Cómo resulto el viaje?


            -¡Uff!... un gentío espantoso para registrar el equipaje –respondió Ron con cara de fastidio- un tipo intento pasar de contrabando un huevo de basilisco haciéndolo pasar como su almuerzo, o sea ¿a quién se le ocurre pensar que con eso iba a engañar al de la aduana?... bueno, como sea se armo el barullo y nos retraso a todos.


            -¿Y Molly? –Preguntó Hermione- ¿sigue cuidando al bebé de Malfoy?


            -Mejor platiquemos en casa –respondió Arthur ayudándoles con el equipaje mientras se dirigían a las cabinas especiales para apariciones.


            Ambos procedían de América en donde finalmente se habían establecido debido a que los padres de Hermione habían cambiado su residencia; ella estaba estudiando medimagia, ya que la abogacía no llenaba por completo sus deseos de ayudar optando entonces por la carrera de medicina que sus padres costeaban, por lo que ella decidió seguirlos además de que los extrañaba demasiado como para dejar todo un continente de por medio.


            Después de tanto pensarlo, Ron se decidió a seguirla terminando por vivir juntos al fin, sin casarse, esperando un momento mejor para eso; él había instalado un taller de reparación de escobas, ya que había aceptado que no tenia cabeza para estudiar carreras complicadas; no daba para mucho pero si lo suficiente para sostenerse sin que ella trabajara y se dedicara por completo a estudiar; mantenían contacto con todos sus amigos a excepción de los últimos meses en los que Harry estaba de misión, sin embargo la noticia de la muerte de Voldemort había dado la vuelta al mundo mágico llegando hasta ellos.


            -Pero como ya le habíamos dicho, ni siquiera hemos intentado comunicarnos con Harry, ya sabemos que no puede responder ninguna carta –dijo Hermione preparando un té en la cocina de la Madriguera después de acomodar su equipaje en la antigua habitación de Ron- sabemos más o menos como están las cosas por lo que ustedes nos han contado, nada más.


            -Aun no me la creo –exclamó Ron buscando el frasco de galletas con chispas de chocolate que Molly acostumbraba tener en la alacena- solo por eso nos hicimos unos días para poder hacer este viaje… ¡el que no debe ser nombrado muerto!


            -Por Dios Ron, su nombre era Voldemort –dijo Hermione rodando los ojos.


            -Como sea… -respondió Ron encontrando el frasco de galletas- ¿en serio que el hurón no mató a nadie para robar al bebé?


            -No, no fue así –dijo Arthur agradeciendo con un gesto, la taza de té que Hermione le ofrecía- ya les explique por carta como estuvo ese asunto… bueno, más o menos porque aun hay cosas que ignoro.


            -Es que el simple tema es fascinante –dijo Hermione sentándose a la mesa- un hombre preñado… no se qué conjuro haya hecho Voldemort, pero ese medimago era un genio, me hubiese gustado conocerlo.


            -Era un mortífago, Hermione –exclamó Ron como aclarando un punto muy obvio.


            -Ya lo sé, además lo que hicieron con Malfoy… es simplemente horrible, digo, usarlo de esa manera…


            -Y lo que pretendían hacer con ese bebé… -dijo Arthur como sintiendo escalofríos- es simplemente monstruoso.


            -Los diarios dijeron un sinfín de cosas –dijo Hermione.


            -Si, leí muchos encabezados, parecían historias de terror.


            -Bueno… -dijo Hermione cambiando de expresión a una mortificada- estoy contenta de  que esto haya acabado, Voldemort muerto y todo eso, pero…en realidad me siento… como si hubiésemos abandonado a Harry con esto.


            Al oírla, Ron no dijo nada, pues en el fondo él también se sentía así.


            -Chicos, ustedes tenían que seguir su vida –dijo Arthur palmeándole un hombro a su hijo- Harry también lo sabia… sabía que había que seguir viviendo sin pensar en Voldemort todo el tiempo; además su vocación no era la misma en ninguno de los tres, si ustedes hubiesen querido ser aurores como Harry, bueno pues probablemente hubiesen compartido más cosas… pero no tienen que sentirse mal, de ningún modo lo abandonaron, siempre fueron sus amigos y estuvieron con él cuando más los necesitó.


            -Gracias señor Weasley –dijo Hermione con los ojos brillantes- sus palabras en verdad me confortan.


            -¿Hasta cuándo vendrá mamá? –Preguntó Ron aclarándose la garganta para deshacer el nudo que se le había formado- ¿Cómo va el huroncito?


            -¡Ron! –Exclamó Hermione- ¡el bebé no es ningún huroncito!


            -Pero es hijo del hurón, por ende la cría es un huroncito ¿no?


            -¡Ay Ron!


            -No sabemos cómo va el asunto –dijo Arthur sonriendo por los comentarios acerca de la naturaleza del bebé- recuerda que Molly no puede ventilar información al exterior.


            -Es cierto… -dijo Hermione- ¿y Ginny y los demás?


            -Bueno, Ginny esta de buscadora de reserva de Las arpías de Holyhead, están de gira y regresa dentro de dos meses, y los gemelos están en trabajando en su tienda, los demás, pues ya sabes… Percy en el ministerio y Bill y Charlie en sus ocupaciones.


            -Ya veo… me alegro que todos estén bien.


            -Sera hasta dentro de una semana que lograremos ver a Harry y  a mamá –dijo Ron comiéndose otra galleta con añoranza.


            -Tengamos paciencia –dijo Hermione- que si esperamos un par de meses, podremos esperar una semana.


            -Lo que me da  más tiempo para disfrutarlos –dijo Arthur sonriente- la casa se siente tan sola… Fred y George vienen los fines de semana, pero… bueno, antes estaba tan llena de gente y ahora cada quien ha seguido su camino.


            Ron y Hermione se miraron apenados, sabían que la casa ya no era lo de antes en cuestión de habitantes.


            -Pero no se pongan así –dijo Arthur dándose cuenta de sus expresiones- lamento haberme puesto trágico, Molly me regañaría, así que disfrutemos estos días, que sean unas vacaciones ya que no hay que cazar magos oscuros.


            -SI, eso haremos –dijo Hermione sonriendo al igual que Ron.


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            Lo primero que hizo al abrir los ojos, fue llevarse las manos a la cara como si con eso pudiese contener el dolor de cabeza; y como el resultado era obvio, se levantó lentamente para despejarse un poco; la habitación estaba semi oscura, iluminada por la lamparita; no tenía idea de la hora que era pero seguramente era tarde porque ya todos se habían ido… todos menos Harry, quien recostado en el sofá, roncaba suavemente cubierto por una manta.


            Suspirando bajo los pies al suelo y se dirigió a la habitación contigua sin siquiera ponerse las pantuflas; y tal como esperaba, el señor Jackson dormía en su cama.


            -Señor Jackson… -dijo tocándolo suavemente en el hombro.


            -mmm… -gimio el medimago entre sueños- ¿Draco?... ¿te sientes mal? –respondió el hombre sobresaltado.


            Draco se sorprendió al oírlo llamarlo por su nombre, pero curiosamente no se molesto, su opinión sobre ese hombre ya había cambiado.


            -La cabeza me estalla, pero no es por eso que lo necesito.


            El señor Jackson se estiró para encender la luz.


            -¿Entonces?


            -Yo… verá… -exclamó Draco titubeante- es que la verdad necesito su ayuda.


            El señor Jackson lo observó durante algunos momentos haciendo que Draco se sintiera incomodo.


            -Es la depresión ¿cierto? –Dijo el medimago sentado en su cama- te sientes mal por eso.


            Draco busco con la vista donde sentarse, por lo que viendo una silla fue a desplomarse en ella.


            -Si… -dijo después de unos momentos- la verdad es que si… es eso…


            -Mira –dijo el medimago al ver que el mismo chico no sabía ni que decir- al contrario de lo que muchos creen, la depresión no es solo un estado de ánimo, la depresión es una enfermedad que debe tratarse como tal.


            -Pues sí, pero… no sé...


            -Draco ¿tú crees que es solo cuestión de echarle ganas?... pues no, muchos juzgan a los enfermos depresivos pensando que están así porque no quieren echarle ganas; no entienden que pierdes la capacidad de manejar los sentimientos negativos y tristes; mira, en tu caso es admirable tu nueva actitud, pero también necesitas ayuda, yo no te dije nada porque era necesario que tú te decidieras a aceptarla, cosa que no habías hecho en estos días, así que no temas pedirlo.


            -¿Entonces me ayudara?


            -Por supuesto muchacho, iniciaremos una terapia farmacológica, algo no tan fuerte…. tengo una píldoras que…


            -¿¡Píldoras?! –Interrumpió Draco horrorizado- ¿no tendrá otra cosita?


            -Una patada en el culo por ejemplo ¿eso si te perecería bien? –exclamó Harry desde la puerta.


            -¡Harry! –Exclamó Draco espantado- no vuelvas a hacer eso, vas a matarme de un susto ¿Qué no estabas dormido?


            -¿Sigues con tu aversión a las píldoras? –Dijo Harry entrando- ahora eso no debería importarte.


            -Pues me importa y mucho ¿no entiendes que se me atoran en la garganta?


            -Pues si quieres te las podemos poner como supositorios, no hay ningún problema –respondió Harry cruzándose de brazos.


            -Tranquilos –intervino el señor Jackson- podemos cambiarlas por pociones.


            -¿Ya ves metiche? él si me entiende.


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            Rato después, con Draco ya medicado en su cama y sintiéndose más tranquilo, hablaba con Harry.


            -Es malo que no pueda tomar Veritaserum… ¿Qué haremos entonces?


            -Pensamos que entonces podríamos utilizar tus recuerdos, solo necesitamos que un jurista del mismo Wizengamot los avale, aunque… bueno, eso será algo muy difícil y no me refiero a lograr que accedan a lo del jurista.


            Draco suspiro mientras se levantaba; Harry lo vio pasar junto a él e ir  a sentarse al sofá con las piernas subidas en el.


            -Si, se a que te refieres –dijo Draco por fin abrazándose las piernas al tiempo que recargaba su barbilla en las rodillas.


            Harry caminó hasta el sofá para sentarse también permaneciendo en silencio unos minutos.


            -Será una masacre… -susurró Draco sonriendo cansinamente- un magnifico show para todos… ¿les avisamos que lleven palomitas?


            Harry no sonrió ante la amarga broma de Draco; más bien observo su espalda tensa y no supo que decir; suspiró pensando en todo lo que tenía que hablar con él, hablar sobre la selección de recuerdos, de su padre y de Roger.


            -Draco… debo decirte algo –dijo Harry sujetándole una mano con la que abrazaba sus piernas haciendo que el chico rubio lo mirara.

Notas finales:

AHORA SI... ¡¡¡HASTA LA PROXIMA!!!!


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