Capitulo XI Sacrificio
Debía ser alguna clase de pesadilla. Eso era. De otra forma yo no debería estar bajo la amenaza de la Bloody Rose en mi sien.
Era el olor de mi presa. Era su aroma. No puedo estar equivocado.
Era Draco… supuestamente.
-Forastero- dice Zero con la bloody rose sobre la sien de Harry- has derramado sangre humana.
-…l es Draco- dice en su defensa, dejando caer el cuerpo inerte de su supuesto amante.
Era su cabello rubio platino, su piel blanquecina, su figura delineada.
Harry abre y cierra los ojos. Como si buscase una mayor claridad.
La cruda realidad golpeó su cabeza.
Ese hombre no era Draco. Tampoco era un mago de otro mundo. Era simplemente un ser humano.
El moreno se desploma en el suelo. Había matado a un hombre.
El ojiverde tomó sus manos y las juntó en un acto que buscaba el perdón. Acarició su rostro, su verdadero rostro.
Sí, ahora podía verle tal cual era. No era ni la sombra de Draco…
Contempló cómo la respiración era apenas un leve soplo que iba y venía.
-Has roto la única razón por la cual seguías con vida- dice Kaname haciendo acto de presencia.
En ese instante la mirada esquiva del sangre pura, evita el contacto visual con los ojos de su amante. No quería verle en ese momento, pero al percatarse el hecho, no tenía más opción que aparecer.
Harry se sentía entre dos fieras que le miraban como su próxima cena. Sus rostros fríos y sin compasión le recorrían de pies a cabeza, tomando una decisión apresurada.
Zero no se movió de su posición y Kaname sólo pensaba en el verdadero culpable.
¿Qué debía hacer?... sacar su varita y lanzarles una maldición…
Antes que logre pronunciar el conjuro una bala le atravesaría el cráneo. Sin embargo, sabía muy bien que estaba en ese mundo para ser otro guerrero más en una guerra que no lograba entender del todo.
Misao permanecía escondida tras unos árboles, aguardando, para el segundo acto.
-¿Vas a dispararme?- pregunta Harry sacando su varita. La mantiene firme. Su mirada fija en ambos vampiros.
No era el momento para bajar los brazos. Alguien le había tendido una trampa.
-¿Vas a lanzarme una maldición?- pregunta Zero, sin apartarse ni un solo centímetro.
-Sé que apenas rompiera el contrato, debería morir- recuerda aquel pasaje en que su vida cambió- esto es una trampa- dice para provocar una reacción por parte de sus aliados. Pero ellos, no cedían.
-Esa mujer- Zero dispara la bloody rose. Harry cierra los ojos con fuerza y nota que todavía sigue con vida. Al abrir los ojos, nota que Misao se acerca a ellos. Luciendo su largo cabello pelirrojo al igual que sus ojos, encendidos como dos rubíes.
-Eso fue peligroso- dice acercándose lentamente.
-Tienes un don peligroso- dice Kaname rompiendo el silencio. La tensión se disparó.
-Sólo le estaba poniendo a prueba- su sonrisa que aparentaba inocencia, era de pura maldad.
-¿Quién era él?- pregunta Harry, alzando su varita contra Misao.
-Un sirviente- dice con desprecio- era un inútil, gracias por deshacerte de él.
Ese comentario hizo que Harry se llenara de rabia. …l había bebido sangre de un humano y ella era una mujer sin corazón. Con esa perfecta sonrisa delineada en sus finos labios.
-Su don es altamente peligroso- reitera Kaname- es capaz de engañar todos los sentidos a través de una ilusión óptica que se hace tangible.
Zero no pudo evitar quedar sorprendido. Esa mujer era peligrosa. De eso no cabía duda.
-No todo es lo que parece- dice Misao apartando un mechón de cabello de sus ojos- esto es lo que deseas… esto es lo que somos… matamos para vivir.
Su expresión era dura. No había brillo en sus ojos rojos.
Era como si por dentro, ella estuviese muerta.
-Eres el Elegido de tu mundo- resopla- sólo tienes dos caminos… o vives y aceptas lo que eres o simplemente, muere de una vez por todas.
Era como si en un Tribunal le dictaran la sentencia de muerte. No podía escoger una tercera opción.
-¿Cómo sabes tanto sobre él?- pregunta Kaname volviendo al tema central.
-Tengo mis contactos, Kaname-sama- esboza una sonrisa y se aparta- la fiesta acabó, debo ir a descansar- se retira a toda velocidad.
Allí se quedaron los tres vampiros. Harry permanecía sin bajar la guardia.
-Vete con él- dice Zero bajando la bloody rose.
Harry sintió un gran alivio. Rápidamente se fue de allí en dirección a su habitación.
Llegó pronto a los pasillos de la torre del sol. Iba como un quinceañero al reencuentro de su amado.
Al entrar a la habitación vio que las ventanas estaban abiertas de par en par. Miró en dirección a la cama de Draco. Allí estaba él, sacándose el disfraz del baile.
Nunca se cansaría de contemplarle. Siempre se sorprendía de su cuerpo.
Si todavía fuese un ser humano, se sonrojaría y evitaría mirarle.
Ahora que gozaba de una vista perfecta, sólo le admiraba y no podía evitar, tocarle.
-¿Rompiendo las reglas cara-rajada?- pregunta Draco. Se queda callado cuando unos brazos le rodean- ¿qué rayos te pasa?, ¡aléjate!- intentaba zafarse, hasta que lo consigue- no soy tu cena- dice con desdén.
Esas palabras calaron hondo en la cabeza de Harry. Para él, se había convertido en su alimento. Por más que ahora tenía enfrente al hombre que amaba, era verdad que era su sustento de sangre.
-Draco…- pronuncia ese nombre con tanto dolor…- hablaré con el Director Cross para que regreses a Hogwarts.
Ahora era Draco quien estaba de una pieza. Sus ojos entrecerrados buscaban alguna pista de esa repentina declaración.
-Tú no me das ordenes, ¿entendiste?- le da la espalda.
-¿Acaso no querías regresar a Hogwarts?... te digo que puedes hacerlo.
-Sólo hay una cosa que quiero hacer en este momento Potter…- lo atrae hacia su cuerpo y le besa.
Era tan apasionado… puro fuego.
Harry se dejó llevar por un deseo netamente humano.
Dejando que Draco hiciera lo que quisiera con él.
Continuará…
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