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orgullo, miedo y negacion por urumelii

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Notas del capitulo:

ok, por fin lo acabe....despues de todos mis desplantes bipolares aki esta XD espero q les guste...=) ahh y no me maten >.<

 

Aburrimiento o cansancio. No sabia cual de las dos era peor, se supone que estaban de vacaciones, entonces ¿Qué hacia ahí? Trabajando, no era justo; solo porque su sesión de fotos no iba  quedar pendiente estaba en la compañía.

 

Afortunadamente había terminado rápido, podía irse a su departamento y terminar de reconciliarse por enésima vez con su novio. Tal vez eso era lo único que valía la pena de las peleas, la hora de la reconciliación; aunque si pudiera evitaría discutir a toda costa. Caminaba sin muchas ganas rumbo a su automóvil en el estacionamiento de la compañía, sacó las llaves, apretó el botón de la alarma y el botón para abrir el carro. Alzó la vista por pura inercia y entonces vio a Nao, quien también se disponía a entrar a su carro; lo saludo incómodamente con la mano y un gesto con la cabeza.

 

Nao por su parte sonrió - ¿Qué haces aquí? Pensé que estaban de vacaciones – dijo lo suficientemente fuerte para que el otro escuchara.

 

-tuve sesión de fotos, no pude salvarme – explicó alzándose de hombros. Realmente quería subirse a su carro y salir de ahí, sabía lo que pasaría si seguía hablando con el batero de Alice Nine.

 

Nao hizo un gesto con la cabeza – pobre de ti, bueno al menos ya acabaste – se mordió el labio, quería hacer mas plática pero no sabía como, tampoco entendía porque quería seguir hablando con él; no era bueno para su salud mental – asumo que tienes prisa, te han de estar esperando – dijo de forma amarga – me lo saludas ¿va? – Abrió la puerta del carro dispuesto a irse, pero se arrepintió – y ¿Cómo esta? – preguntó de ultimo momento.

 

-¿Kai? – cuestionó Reita confundido. Por un momento pensó que la conversación había terminado ¿Por qué insistía en hablar? – esta bien, me esta esperando – trató de sonar apurado, aunque esa actuación no engañaba a Nao; lo conocía demasiado bien.

 

-claro, esta en el departamento, pero no creo que te este esperando – simplemente no podía evitar hacer ese tipo de comentarios. No le deseaba ningún mal a Kai, pero es que le había hecho tanto daño. Era inconsciente.

 

Reita suspiró, ya sabía que faltaba poco para que Nao sacara uno de sus comentarios. Miró al interior de su carro deseando estar ahí y no hablando con el otro – no digas eso, no conoces a Kai – respondió un poco más que molesto.

 

Nao miraba hacia la nada – perdón, es que no dejo de preguntarme cuando te vas a dar cuenta que nunca te va a amar como yo a ti – siempre lo decía y siempre era el mismo resultado. Tal vez algún día seria diferente ¿no?

 

-Nao, no empieces. Lo nuestro se acabó, hace mucho; deberías de odiarnos por lo que te hicimos y no estarme diciendo estas cosas – lo dijo con toda la paciencia que alcanzó a reunir.

 

-no puedo odiarte Akira, no puedo aunque me hayas sido infiel y me hayas dejado por él, no puedo dejar de amarte – enunció sincero – lo peor de todo es que Kai nunca va a olvidar a Miyavi y eso que tu dices que yo soy el aferrado. Hasta que no te lastime de verdad no vas a entender, hasta que no te deje porque se dio cuenta que jamás va a superar su muerte, ese día regresaras a mi. Ese día entenderás que yo siempre te he amado y siempre te he esperado – aseguró entrando al carro – solo no quiero que te lastimen – terminó en voz baja sabiendo que el bajista ya no lo escuchaba.

 

Reita se quedó esperando hasta que el carro de Nao se perdió de vista. Odiaba tener esas pláticas con su antiguo novio, aunque pensaba que se las merecía y por eso las soportaba. Era lo menos que le debía al baterista después de haberlo dejado por Kai, tres años antes. Sin embargo desde ese momento Nao siempre aprovechaba alguna ocasión para cantarle su amor, para tratar de que volvieran; el bajista no tenia ni idea de cómo hacer que aquello parara.

 

Lo que mas odiaba de aquellas pequeñas discusiones es que no podía evitar pensar que tal vez en algunos aspectos Nao tenía razón. Temía con todo el alma que Kai lo dejara porque no fue capaz de superar la muerte de Miyavi, temía que todas esas cosas hirientes fueran verdad; temía que en realidad todo el mundo se diera cuenta de aquello menos él, que todo el mundo supiera que Kai no lo amaba tanto como había amado al solista peliazul.

 

Se metió al carro claramente de malas, azotó la puerta sin ningún cuidado y prendió el vehiculo de manera brusca. Llegó a su departamento en menos de media hora debido a su forma de conducir cuando estaba furioso.

 

-x-

 

-ya déjame ayudarte – le dijo por cuarta vez al guitarrista de Alice Nine, mientras caminaban hacia el estacionamiento del supermercado.

 

El otro sonrió ante la insistencia – ya te dije que no, te tienes que cuidar o tus dedos no estarán bien del todo y eso para alguien que vive de tocar la guitarra no creo que sea algo bueno – explicó – además no son tantas bolsas – abrió la puerta de atrás y metió todas las bolsas.

 

Uruha frunció el ceño – no es como que me haya roto la mano, estoy bien, me molesta sentirme como un inútil – frunció aun mas el ceño cuando Tora le abrió la puerta para que entrara al automóvil – no soy una niña, no necesito que me trates como tal – estaba un poco sonrojado.

 

Tora se sentó en el asiento del piloto segundos después – ya sé que no eres una niña, pero me gusta tratarte bien. Parece que nunca lo han hecho – rió aun mas al ver la expresión de Uruha, lucía tan avergonzado.

 

El castaño se quedó sin habla, la verdad solo había una persona que lo trataba mas que bien, aunque no quería pensar en él ahora. La razón por la que había dejado que Tora lo acompañara a hacer las dichosas compras fue porque después de meditarlo toda la noche, pensó que tal vez podía darse la oportunidad de salir con alguien mas, de pensar en alguien mas que no fuera Aoi.

 

Sin embargo, por alguna razón cada cosa parecía recordarle a su compañero de guitarra, hasta la mas minima cosa que Tora hacia; él pensaba “Aoi lo hace de esta forma” “a Aoi no le gusta” o “Aoi diría esto en un momento como este”. ¿Por qué seguí pensando en él?

 

-¡Shima! – lo llamó Tora despertándolo de sus pensamientos.

 

-¿Cómo me llamaste? – preguntó confundido.

 

-¿te molesta que te diga así? – Tora no lo miraba, se limitaba a manejar – es que todos los de tu banda te llaman así, me gusta como suena, además de que es mas personal que llamarte Uruha – siguió con la mirada al frente, como si tuviera vergüenza de decir aquellas palabras.

 

-no todos me llaman así – corrigió amargamente. Aoi…

 

Tora hizo una mueca – Aoi te dice Uruha ¿no? – Adivinó los pensamientos del castaño, quien lo miró extrañado – me he dado cuenta, es que llamarte Shima es como decir soy tu amigo cercano; supongo que Aoi quiere mantener las cosas en el nivel profesional – se mordió la lengua al ver la expresión dolida del guitarrista de Gazette.

 

Perdón. El punto es que se olvidara de Aoi, no tenia ni la mas minima idea de porque el pelinegro había decidido llamarle Uruha a su compañero y nada mas. Aunque ciertamente, eso solo lo ayudaba a hablar mal de él, a hacer que el castaño lo olvidara. Aoi cavaría su propia tumba, Tora solo ayudaría a Uruha a ver las cosas claramente, no lo engañaría, solo lo estaba ayudando. La culpa era de Aoi, no de él.

 

-me gusta que  me digan Shima y supongo que esta bien que tu me llames así – dijo por fin sonriendo ligeramente.

 

El guitarrista de Alice Nine puso su mano sobre la pierna de Uruha, la apretó ligeramente y volvió a tomar el volante como si nada – gracias ¿alguna vez te han dicho lo hermosa que es tu sonrisa? – miró de reojo al castaño.

 

-¿no se supone que deberías estar atento al camino? – trató de desviar el tema. ¿Por qué el guitarrista lo ponía tan nervioso? Ciertamente esas eran reacciones que solo Aoi provocaba. Tal vez, solo tal vez si podría olvidar a Aoi y enamorarse de Tora.

 

-estoy poniendo atención, no lo noté en este momento. Siempre he pensado que cuando sonríes es cuando mejor te ves – palabras que debería de estarle diciendo a Saga, en realidad era lo que pensaba del bajista de su banda, solo que se las decía a la persona equivocada.

 

Uruha se revolvió en su asiento – lo haces sonar como si te hubieras fijado en mi desde hace mucho tiempo – rió ante el pensamiento.

 

-dos años, tres meses, dos semanas y seis días – pronunció. De nuevo, palabras que no eran para el castaño sino para Saga. Así era un poco mas fácil, fingir que a quien conquistaba era a la persona que en realidad quería. Negó con la cabeza tenía que hacer esto y no estar pensando en el bajista, volteó a ver al otro – te imaginaras lo feliz que me haces dejando que te haga compañía – sonrió lo mas sincero que pudo, a pesar de que por dentro sabía que no era lo correcto.

 

El guitarrista solo asintió con vergüenza, de verdad el estar enamorado de Aoi había hecho que se perdiera muchas cosas. Una nueva oportunidad sin miedo.

 

-x-

 

La terraza. Probablemente el lugar mas relajante de toda la compañía, a pesar de que la compartían con otra banda, esa terraza era una especie de escondite para ellos. Nadie mas que Gazette y Alice Nine parecía conocer su existencia, pues nunca se habían topado con alguien mas ahí. Apenas algunos años atrás, Shou y Nao la habían descubierto y desde entonces ese lugar se había convertido en su refugio cuando las cosas eran un poco menos que tolerables.

 

Miraba a la nada, con los pies colgando del barandal a siete pisos de altura, no se caería; el barandal lo impedía. El ensayo había terminado algunas horas atrás pero él seguía ahí, con los pensamientos hechos un revoltijo, dolido, confundido y una serie de adjetivos que no podía ni pronunciar.

 

-Pon…-lo llamó la voz de Saga desde la puerta.

 

Hiroto volteó y le hizo una seña con la mano para que se acercara, el bajista obedeció y se paró junto a él recargado en el mencionado barandal.

 

-¿Qué haces todavía aquí? El ensayo terminó hace mil horas – preguntó el guitarrista aun mirando a la nada sin levantarse.

 

-yo debería hacerte la misma pregunta. Yo me tuve que quedar a repasar unos acordes que de verdad no me salen – sonrió como niño enamorado, cosa que no pasó inadvertida por su compañero.

 

-¿y Tora? – preguntó casualmente. Sabía lo que esos dos se traían, los dos estaban enamorados y también sabía que no hace mucho Tora se le había declarado a Saga.

 

El bajista se sentó a su lado con las piernas cruzadas – con Uruha – lo dijo totalmente despreocupado.

 

Hiroto alzó una ceja - ¿Qué hace con Uruha? – no veía ningún motivo para que esos dos estuvieran juntos.

 

-lo acompaño a hacer las compras – explicó calmado.

 

-¿Cómo porque? Debería estar contigo, no con Uruha – Hiroto estaba claramente indignado. Había visto como el guitarrista se había roto la cabeza por Saga durante años y ahora que por fin lo tenía ¿se iba con otro? ¿Quién hace eso?

 

Saga pareció notar lo que el pequeño pensaba – me dijo que tenia que solucionar algunos asuntos con Uruha, no estoy completamente seguro de cuales sean esos asuntos pero yo confío en Tora – sonrió.

 

-Saga perdón que te lo diga, pero una cosa es confianza y otra cosa es que te quieran ver la cara de idiota – era obvio lo que hacia Tora con Uruha, aunque no quería creerlo era la única explicación lógica – Uruha es una zorra, le encanta estarse acostando con la gente y después de lo que pasó en el bar, yo no confiaría tanto en Tora – explicó.

 

El bajista suspiró - ¿no fuiste tu el que me dijo que Tora me amaba? Me alentaste para que fuera y le confesara mis sentimientos, porque según dijiste él sentía lo mismo. Pues es cierto, me ama y quiere estar conmigo. Que Uruha sea lo que sabemos que es, no significa que Tora caiga en la tentación, esa noche en el bar, solo habían bebido demasiado y al final no pasó nada – se justificó.

Hiroto asintió, todas esas cosas eran verdad. Sin embargo había algo que no le acababa de gustar; no quería que lastimaran a su amigo como habían lastimado a Shou.

 

-nunca has estado enamorado – dijo Saga dándole una palmada en la espalda – por eso no lo entiendes – se levantó estirándose – nos vemos mañana – diciendo esto salió de la terraza.

 

Claro, eso debía ser, él nunca había estado enamorado. No entendía lo que era confiar en alguien hasta el punto de confiarle la vida misma, no sabía lo que era que cada cosa o movimiento que la otra persona hacia pareciera algo perfecto. No sabia lo que era ponerse feliz con solo ver al otro feliz, o sufrir porque el otro sufría. No entendía que hubiera personas que quisieran pasar el resto de sus vidas juntos, no creía que se pudiera confiar ciegamente en las palabras de alguien.

 

Nunca se había sonrojado ante el gesto cariñoso de alguien, o se había puesto celoso de que ese alguien estuviera con otro. Nunca había llorado en las noches de dolor porque su amor no era correspondido, nunca había sentido la necesidad de gritarle a alguien lo mucho que le amaba. Jamás había escrito una canción pensando solamente en los grandes ojos de él, jamás había imaginado lo perfecta que seria su vida si él estuviera a su lado. Jamás había soñado que alguien le cantaba una canción al oído, con esa voz tan perfecta. Nunca se había imaginado en sus brazos, besando sus labios, siendo suyo. Nunca había estado enamorado, por eso no lo entendía. Porque jamás había sentido todas esas cosas por Shou.

 

Sintió un dolor en el pecho. Decidió que lo mejor era ir a su casa en lugar de estarse atormentando con todos esos pensamientos que no llevaban a ningún lado. Se levantó pero fue sorprendido por un fuerte mareo, vio como si todas las cosas empezaran a alejarse, después todo fue negro.

 

-x-

 

Una vez más. Si no lo lograba dejaría el asunto por la paz. Tomó la guitarra con fuerza, empezó a tocar, todo iba muy bien hasta llegar a ese acorde. Falló.

 

-¡que me lleva el perro! – gritó enfadado, llevaba mas de una hora tratando de lograr tocar esa parte y no salía. Quiso aventar la guitarra pero lo pensó dos veces antes de hacerlo, solo atinó a patear el piso lo más fuerte que pudo.

 

La puerta de la sala se abrió - ¿Aoi? – dijo la voz de Uruha detrás de él.

 

Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo con tan solo escuchar su voz, se volteó y miró al castaño con sorpresa - ¿Qué haces aquí? – preguntó tratando de no tartamudear, no había cruzado palabra con él desde aquella ocasión cuando se despidieron en el hospital.

 

Uruha sonrió sinceramente, cosa que hizo que el pelinegro se perdiera en su mundo por unos segundos – vine a hablar con el manager, parece que nos encanta trabajar. Por fin nos dan vacaciones y los dos aquí metidos – entró por fin a la sala y se sentó frente a él - ¿Qué se supone que haces después de todo? – le preguntó.

 

Aoi no sabia que decir, por un momento pensó que Uruha nunca volvería a dirigirle la palabra y sin embargo ahí estaba hablando con él como si nada hubiera ocurrido.

 

-trató de sacar un acorde que no me sale – contestó ignorando sus pensamientos. Estaba feliz por hablar con el castaño, todo lo demás venia sobrando.

 

-¿Cuál? – sacó un cigarro y lo prendió.

 

- no te voy a decir – se sonrojó un poco.

 

Uruha sonrió aun más - ¿Por qué? ¿Te da pena? – Aoi asintió  y el castaño rió – solo aceptaría que te de pena si es un acorde que yo compuse – lo dijo nada mas por decir, pero el silencio de Aoi dijo mas que las palabras. Se sorprendió - ¿es uno de mis acordes? – abrió mucho los ojos.

 

El pelinegro le quitó el cigarro y dio una bocanada – ya, ya no hagas tanto escándalo. Es que el cambio es muy rápido, supongo que mis dedos no son tan ágiles como los tuyos – no se atrevió a mirarlo, solo escuchó la risita del castaño.

 

- a ver toca y yo te digo que estas haciendo mal – dijo muy seguro de si.

 

Aoi chasqueó la lengua – quisieras – se levantó y colocó la guitarra en su base. Le dio otra bocanada al cigarro y se lo devolvió a Uruha – me saldrá, no te preocupes – le aseguró sonriendo.

 

Uruha hizo un gesto con la mano – sino fueras tan orgulloso Aoi-shi ya te habría salido – el pelinegro soltó una carcajada - ¿Qué? – preguntó el castaño confundido.

 

-nada – negó con la cabeza – es que me gusta cuando me dices así, solo a ti te dejo llamarme así ¿lo sabias? – se volvió a sentar frente a Uruha.

 

El castaño asintió frunciendo el ceño – yo te llamo así y tu solo me dices Uruha ¿Por qué no me dices Shima como todos los demás? – lo soltó sin pensar.

 

Aoi se mordió el labio inferior, si lo llamaba Shima, cuando pensaba en él – no sé, nunca me habías pedido que te dijera así. Además no me gusta – explicó una vez que lo pensó bien.

 

-¿Cómo que no te gusta?-.

 

-todos te llaman Shima, al menos la gente mas cercana a ti. Quisiera llamarte como nadie lo hace, que sea mi forma especial de decirte, pero supongo que no la he encontrado. No quiero ser como los demás en tu vida – su mirada quedó fija en el suelo, se sentía tan vulnerable cuando decía ese tipo de cosas a las que no estaba acostumbrado.

 

Uruha se acercó a él, tanto hasta que su boca quedo a la altura del oído del pelinegro – solo asegúrate de encontrarlo pronto – las palabras del pelinegro lo habían hecho tan feliz que en ese momento no podía pensar en nada mas.

 

El pelinegro sintió otro escalofrío al sentir el aliento del castaño chocar con su oreja, sin debatirlo tomó las manos de su compañero y se movió para susurrarle también en el oído – te lo prometo – sonrío cuando vio que al otro los colores se le subían a la cara.

 

Permanecieron así de cerca varios minutos o ¿fueron horas?, no importaba, solo importaba ese ligero contacto de las manos de Aoi sobre las de Uruha y sus mejillas juntas. El castaño fue el primero en moverse pero solo para que sus frentes quedaran unidas, a solo centímetros de sus labios.

 

-Uru…yo… - pronunció Aoi.

 

-shh…-rompió el espacio y lo beso delicadamente.

Notas finales:

waaa q les parecio?? siento q acabo de crear una pareja muy rara...XD y pobre miya...io lo amo lo juro...dejen reviews por fa, asi me dicen si les va gustando y ademas me ayudan a seguir escribiendo =) nos vemos!!


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