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No basta mi eternidad para amarte por lady_chibineko

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Título: No basta mi eternidad para amarte

Autor: chibineko
 
Disclaimer: Los personajes de esta historia, pertenecientes a la serie "Saint Seiya", son propiedad de su respectivo autor Masami Kurumada

Advertencia: Este es un fic yaoi, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan

Dedicatoria: =^.^= a mi amigo Vilo, porque yo sé que te gusta la pareja que será la central de este fic.. siento la supertardanza en actualizar.

Capítulo 4: Acercamientos

El mes había sido simplemente... 'glorioso'.  No había mejor palabra para describirlo; bueno quizás 'divino' pudiese servir también.

Milo había comenzado con una salida al cine en una función Avant Premier y había sabido convertir dicha salida en muchas otras más. A la playa, al supermercado, al mercado dominical de la plaza, al museo de historia natural (primera vez que disfrutaba de un museo) e incluso una salida de emergencia a una notaria por encargo de Shion que se había convertido luego en un divertido paseo de regreso entre risas y un par de conos de helado.

Definitivamente Milo se sentía entre las mismas nubes y nuevas ideas para nuevos paseos no dejaban de surgir en su mente.  En realidad acababa de poner uno en marcha, aunque sin querer su paseo de dos se había transformado en una singular salida de grupo, pero nada que el gran Milo no pudiese manejar.

Pero antes...

- "Eh... mi diosa ¿va a salir con eso puesto?."- renegó Milo un poco cabreado al ver la casi microfalda que su linda, adorable, ¡inocente! diosa tenía puesta, lista para ir con él, Kamus, Afrodita, Shun, Docko y Shiryu al jardín botánico.

- "Bueno, si ¿es que hay algún problema?."

¿Problema? ¡Claro que había un problema!. El problema era que si la dejaba ir así un montón de lobos babosos iban a querer propasarse con SU linda nenita y eso era algo que EL no iba a permitir.

- "No mi diosa, por supuesto que no... es solo que con lo loco que esta el clima por estos días no vaya a ser que se nos resfrie ¡Eso seria terrible!."

- "¿Tu crees Milo?."- preguntó la joven inocentemente abanicando sus pestañas como sopesando la situación.

Por suerte en ese momento tanto Docko como Shiryu apoyaron enérgicamente lo dicho por Milo, convenciendo a la jovencita de ya casi 17 años de ir a ponerse algo un poco más 'abrigador'.

Kamus rió un poquito haciendo a Milo mirarlo interrogante.

- "Me diste la impresión de ser uno de esos papás celosos y sobreprotectores con sus hijas mujeres."- señaló el otro bastante divertido.

- "¿En serio? pues que raro, ni se me pasó por la cabeza."- se hizo el desentendido el escorpión.

- "¿Estás seguro? Porque ya llevas tiempo actuando así Milo, creo que desde que revivimos."- picó un poco más Kamus.

Milo solo alzó las cejas como sorprendido, pero no dijo nada.

- "Pues yo agradezco que Milo haya pensado en el clima, yo no tenía ni idea de como convencer a nuestra diosa de que se cambiara esas ropas tan... tan... ¡urgh!."- señaló Docko con un escalofrio y el dragón coincidió con su maestro.

Afrodita y Shun se limitaron a reir por lo bajo y Milo continuó ignorando al resto, lo que es él no tenia 'ni idea'.  Unos minutos después llegó la joven diosa con un par de shorts algo más decentes y Milo se dio por satisfecho y es que después de todo era su retoñito de quien estabamos hablando, y entre sus nuevas convicciones no solo estaba la de serle fiel a su amor de toda la eternidad, sino también cuidar de su joven, alocada y problemática pero adorable hijita.  Que fortuna que esta reencarnación fuese un santo dorado de su nena.

En fin, el paseo al jardìn botánico resultó ser una buena idea.  Afrodita casi no molestaba de lo embebido que andaba mirando los diferentes rosales dispuestos en casi todo el jardin; Shun, Saori y Shiryu por su parte escuchaban atentos las explicaciones de Docko acerca de diferentes plantas que él muy bien conocía gracias a sus viajes y su amor por la jardinería, y también incluía uno que otro relato y anecdota de aquellos viajes entre explicación y explicación.

Y Milo... bueno, pues Milo se la pasaba admirando a Kamus, conversándole y sonriéndoles... y espantando a uno qu otro mocoso que se atreviese a mirar de más las piernas de su 'calabacita', que era el sobrenombre cariñoso que alguna vez como Zeus le diese a su inteligente hija, solo por el gusto de verla hacer morritos al escuchar dicho sobrenombre.

Kamus volvió a mirarlo con una ceja enarcada.

- "¿Y ahora que fue lo que hizo ese muchacho?."- preguntó entre risueño y divertido.

- "No tengo idea de a quien te refieres."

- "Al chico de polo guinda que acaba de huir como si Cancerberus estuviese tras del él.  Ese que al llegar a 10 metros de nuestra diosa le dejaste ver como doblabas un tubo de acero con las manos desnudas."

- "¿Que había alguien mirando? Oh, que torpeza la mia, no me di cuenta. Pero bueno igual coloque el tubo tal y como lo encontré, fue solo para aliviar estrés... solo estrés, no lo hago de nuevo si tanto te molesta."

Kamus suspiró.

- "Te das cuenta que nuestra diosa ya casi es mayor de edad ¿verdad?.  Hasta el patriarca es conciente."

- "¿Y eso a que viene?."- gruñó un poco molesto el otro.

- "En que está en edad de salir con muchachos."

- "¡Es solo una niña!."- se escandalizó el peliazul y Kamus le mandó una mirada que decía ¡Aja!.

- "Te he visto salir con chicas más jovenes aún cuando recién teníamos 18 o 19 años."- mencionó el acuariano ¿un poco triste?.

Milo se removió inquieto, detestaba que le recordaran eso, mucho más que fuese Kamus quien lo hiciese y doblemente en una situación como esa.  No pudo evitar incluso gruñir.

- "Pues ¡por eso mismo!, no puedo dejar que... nuestra diosa, se encuentre con un joven como lo era yo."- y recalcó la palabra 'era' osea pasado, e increíblemente Kamus sonrió y algo tímido se acercó al otro.

- "Entiendo, en ese caso... ¿te ayudo con el veinteañero hormonal que se encuentra a las 9 horas y que mira a la señorita, que es solo una niña, casi relamiéndose?."- preguntó travieso el pelinegro casi recargándose, para total extasis de Milo, en el hombro del peliazul.

- "Uuuuh... un ataque de persuación doble ¡Me gusta!."

No es necesario decir que el mencionado muchacho lo pensaría por lo menos un millar de veces antes de siquiera estar cerca de la sexy pelilila de nuevo.

Y el resto del paseo fue tranquilo para todos, y una extraña camaradería nueva se había dado entre los dos santos dorados, y es que la verdad era que esa extraña faceta de celo paternal de Milo había capturado un poco más a Kamus.

Oh!, porque Kamus sentía algo cada vez más fuerte por el Santo dorado del escorpión, un sentimiento que había venido creciendo en su interior desde hacía años atrás, quizás desde que siendo unos niños ambos comenzaron a sentir que en la vida había algo más que relaciones de amistad o respeto por sus maestros.  Si, a Kamus siempre le había gustado Milo como algo más que un amigo y no precisamente como un hermano.  Pero luego de tantos años de verlo saltar de una chica a otra, de escuchar sus aventuras amorosas con lujo de detalle y de incluso ser obligado a salir con más de una señorita, lo habían hecho callar sus sentimientos, era mejor ser solo su mejor amigo a no ser nada más.

Aunque todo eso había cambiado en el úlimo año luego de la resurección de los caídos del Santuario tras la mortal guerra con Hades, y aún más desde hacia unas semanas que si bien Milo parecía estar volviendo nuevamente a una especie de vida social pues lo hacia (¡Oh corazón, para de latir así!) junto a él.

Kamus no quería, pero no podía evitar ilusionarse, era como un sueño hecho realidad... aunque tenia miedo de despertar y darse un suelazo en el proceso, pero por más que lo intentó simplemente no pudo resistirse a las sonrisas y niñerias del peliazul, sobretodo porque todas eran dirigidas solo hacia el.  En serio ¡Por favor que nadie lo despertase!.

Lo peor de todo era que, todos aquellos sueños esporádicos de Kamus en los que Milo por lo menos llegaba a mirarlo como algo más que a un compañero o amigo volvían a la vez y recargados con tanta fuerza que a veces le era imposible no cometer ciertos deslices como había sucedido aquella mañana en el jardín botánico donde no se resistió a apoyarse en Milo y por solo un segundo sentir el calor de su cuerpo.

- "¡Maestro!."- una voz preocupada lo sacó de sus cavilaciones- "Al fin, creí que no me iba a hacer caso nunca." medio bromeó el rubio que lo miraba mientras Kamus volvía al mundo real.

- "Hyoga ¿cuando llegaste?."

El rubito enarcó una ceja.

- "Pues veamos maestro, al Santuario llegué esta mañana pero me dijeron que se había ido a pasear con Saori y algunos caballeros así que fui a visitar a algunos amigos... y a su lado hace como 5 minutos, pero usted no lo notó ¿se siente bien maestro?."

Kamus enrojeció ante la explicación del Santo del Cisne e Hyoga no pudo evitar evitar enarcar la otra ceja en desconcierto.  Algo muy raro estaba sucediendo con su maestro y no tenía ni la más ligera pista de que podría ser.

- "Cla- ¡Claro que me encuentro perfectamente Hyoga! Todo bien, MUY bien.  Mejor ¡dime como estás tu! Se te ve bien ¿y los estudios? ¿el entrenamiento? ¿Has pasado por Siberia en estos dias? Hace tiempo que no veo a Crystal, no se como esta..."

Hyoga obviamente notó el cambio forzoso de conversación por parte de Kamus, pero no dijo nada al respecto sino que con una amplia sonrisa se dedicó a contestar.

- "Todo bien maestro, sin mucho cambio desde la última vez que vine por aqui dos meses atrás.  Mis notas siguen altas, creo que voy a terminar este primer año universitario más que bien y entreno de manera regular también, no crea que estoy dejando de lado mi condición física.  Después de todo siempre es necesario estar listos para proteger a nuestra diosa y a la humanidad... y el maestro Crystal envia muchos saludos, dice que se esta volviendo loco con su nuevo pupilo pero la verdad yo lo veo feliz."

- "Todo eso suena maravilloso Hyoga, y es verdad siempre es necesario estar alertas y preparados para cualquier eventualidad. Me haces sentir orgulloso Hyoga, tanto por tu empeño intelectual como por el físico."- exclamó el pelinegro mirando al caballero más joven de manera bastante paternal.

Estaba el rubio por decir algo más cuando corriendo con dirección al puesto de vigilancia donde Hyoga había encontrado a su maestro llegó el caballero de la casa de Escorpio.

- "¡Kamuuuus!..."- llegó realmente feliz y algo agitado y entonces noto al joven rubio que lo miraba- "¡Ah! Hola Hyoga, te ves bien."- volvió su atención al pelinegro que ahora lo miraba también con atención y sonrió zorrunamente- "Kamus, necesito consejo urgente.  Hay una reunión en casa de Carina ¿recuerdas a Carina?."- Kamus asintió y Milo continuó- "Y bueno, es formal así que ¿mi traje negro, el gris o el azul oscuro?."

A Hyoga le resbaló una gotita ¿esa era la emergencia? ¿para eso los había interrumpido?. Y sin embargo vió a su maestro Kamus muy concentrado, como realmente evaluando con seriedad el asunto, y luego de casi 5 minutos de 'pura expectativa' escuchó al caballero de Acuario responder serio.

- "Creo que el gris te queda mejor que los otros dos, usa ese."

- "¿En serio?. Gracias Kamus, no sé que haría sin ti."- le sonrió coqueto el dorado del escorpión al otro... y Kamus se sonrojó un poco.

Al pobre Hyoga estaba que se le caía la quijada al suelo ¡¿Que rayos?!.

- "No exageres Milo, mejor ve a ver si tienes que planchar el traje, con lo flojo que eres para esos menesteres de seguro lo sacaste de la lavadora y lo colgaste todo arrugado... y eso incluye la camisa también."

Milo se lo pensó un par de segundos y luego recordó que.

- "¡Tienes razón! creo que lo colgué sin planchar... argh, odio planchar pero ni modo."- y dicho eso dio media vuelta y emprendió carrera de vuelta a su templo.

Kamus solo sonrió.

- "Así que ya volvió a sus viejas andanzas, sabía que no le iba a durar mucho la regeneración."- opinó en tono aburrido el rubio y Kamus miró al joven caballero del Cisne no muy feliz por el comentario.

- "Mide tus palabras Hyoga, ni Crystal ni yo hemos entrenado y criado a un muchachito deslenguado."- reclamó casi furioso e Hyoga no pudo dejar de sorprenderse.

- "Pero ¡Maestro! No estoy diciendo nada que no sea cierto."- se quejó el rubio un tanto dolido, sabía que su maestro y Milo eran mejores amigos, pero Kamus siempre lo había instado a ver las cosas como eran- "¿Acaso Milo de Scorpio no le pedía consejo de atuendo para ir a esa fiesta a cazar jovencitas como lo hacia en el pasado, tal como usted mismo y otros dorados me confirmasen alguna vez? Es lo que muchos hemos pensado y se está haciendo realidad, que sea lo que sea que le dio al resucitar hace ya un año se le iba a pasar con el tiempo... mirelo por usted mismo, y seguro que hasta llega de madrugada con copas encima y todo."

- "¡Por supuesto que no! Milo sabe muy bien que debemos de llegar temprano."

- "¿Debemos? Pero maestro, si el escorpión no dijo nada de llevarlo a usted... no me diga ¿Acaso piensa seguir los pasos de libertinaje de Milo?."- preguntó preocupado el Cisne.

- "Por Atenea, Hyoga ¡Deja de hacer conjeturas absurdas!."

- "¿Entonces?."

Kamus estaba indeciso sobre que responder y es que era verdad... Milo no había dicho ni una palabra sobre ir los dos juntos a la susodicha reunión ¿Seria acaso cierto lo que Hyoga decia?.

Y fue entonces que un grito a lo lejos se escuchó, ambos caballeros de hielo se enfocaron en el punto de origen y notaron a Milo haciendo tonterias para llamar la atención y al ver al pelinegro mirar hacia el puso las manos a los costados de su boca para hacerse oír.

- "¡OYE KAMUS! ¿TE RECOJO A LAS 7 O A LAS 8?."

Y Acuario no pudo más que sonreir. ¡Alli estaba la respuesta de Hyoga! Imitando a Milo y gritando fuerte respondio.

- "¡A LAS 7! ¡SI NOS VAMOS TEMPRANO VOLVEMOS TEMPRANO!."

Milo asintió y levanto el pulgar derecho en señal de aceptación antes de irse volando de nuevo a su templo.

Y en ese preciso instante sonó el reloj del Santuario, Kamus miró hacia este.

- "Bueno... las 5 de la tarde, terminó mi turno. Mejor me voy a alistar mi traje... creo que el gris, si el gris."- pensó que por lo menos así hacia juego con el traje de Milo y sin más se fue con una sonrisita en los labios.

Po su parte el Cisne andaba muy confundido, no entendia nada ¿que le pasaba a su maestro? Estaba actuando muy raro, y la respuesta que le dio su mente como explicación más rápida no le gusto nada.  Por lo pronto iba a quedarse algunos días más, a ver si se daba la oportunidad y hablaba seriamente con su maestro.

~.~.~.~.~.~

Hera no podía creer lo que leía en el informe que tenía en sus manos ¿seria cierto aquello? ¿Acaso Zeus estaba escondido en el Santuario de su hija Atenea?.

Viró la mirada del informe hacia su asistente Fabrice, quien era su hombre de mayor confianza así como su mano derecha.

- "¿Es esta información 100% confiable?."

El joven hombre dudó un momento, indeciso.

- "Casi... 100% confiable."

- "Un casi no me basta Fabrice, no puedo iniciar una guerra con Atenea solo por un casi.  Esto es muy importante y lo sabes, llevo mucho tiempo buscando a ese infiel y escurridizo marido mio, tu mismo has estado ayudándome con esta empresa durante tus últimas tres reencarnaciones."- señaló la dama suavizando la mirada sobre el hombre que asintió suavemente ante lo dicho.

- "Y la seguiré ayudando durante el tiempo que mi diosa lo requiera, me tome las vidas que sean necesarias para ello.

- "Lo sé, eso no tienes ni que decirmelo pues confío plenamente en ti, pero esto es grave.  Son muchos los dioses que han intentado ir contra Atenea los últimos años y han fallado, y cada uno de ellos tenía un motivo muy definido para dicho enfrentamiento y aún así no lograron derrotarla.  Yo no deseo la destrucción o el dominio de la humanidad, quiero encontrar a mi consorte y no creo que eso merezca la pena de librar una guerra santa, sobre todo si cabe la posibilidad de que no esté alli ¿entiendes?."

- "Entiendo mi señora, corroboraré la información hasta que la confirmación de ésta sea absoluta."

- "Gracias, sabía que podía contar contigo."- la mujer sonrió candida.

Y el joven se retiro pestamente con la mirada seria y algo triste, y Hera no pudo evitar suspirar en desaliento.

~.~.~.~.~.~

La reunión, o más bien dicho la fiesta de Carina había sido un éxito como siempre sucedia con las fiestas de dicha señorita, y por supuesto Kamus y Milo habían bailado y reído hasta decir basta...  muchas de las piezas habían sido bailadas por los dos juntos casi todas las movidas para encanto tanto de Milo como de Kamus, aunque el primero había querido arrebatarle su copero a las avesadas que lo habían sacado a bailar los lentos ¡Nadie excepto él tenía derecho a bailar lentos con Kamus!... Ah!, los celos.

Pero ahora ambos andaban en el jardín, lejos de las miradas de curiosos (que como eran amigos de Milo eran muchos) y nuestra querida reencarnación del dios del trueno y el rayo veía así la oportunidad de pasar a un siguiente nivel.  Y es que luego de más de un año de saber que se tiene al fuego de la hoguera de su amor al lado y no poder hace nada, pues el pobre estaba que ya no aguantaba más; como que daba ese siguiente paso si o si.

- "Sabes Kamus..."- empezó llamando así la atención de este- "hacia mucho que no venía a una fiesta de Carina, me había olvidado de las ideas locas que se lo ocurren para cada una."

- "Ya lo creo."- medio sonrió el caballero de hielo- "Una fiesta de besos, de pronto sentí que era puber de nuevo... fue escalofriante, sobre todo con todas esas señoritas buscando uno, un poco incómodo la verdad."- rio el pelinegro.

- "Pero no besaste a ninguna."- insistió Milo con el alma ligera, y es que cuando descubrió el 'argumento' de la fiesta la verdad que se había arrepentido de llevar a SU copero, menos mal que no sucedio nada aunque casi mató a su amiga luego.

- "Tu tampoco has besado a nadie."- replicó Kamus, quien también se sentía aliviado por ello.

Milo calló un rato.

- "No porque no quisiera."- respondió finalmente y al pobre Kamus se le fue en un tris el corazón al piso.

¡¿QUE?!.  Al parecer Hyoga tenía razón, después de todo y la verdad era que Kamus debió de haberselo imaginado y de todas maneras Milo tenía derecho de hacer con su vida lo que quisiese... pero dolía y mucho.  Sin siquiera imaginar lo que el dorado de Acuario pensaba, Milo continuó.

- "Lo que pasa es que no se si esa persona me va a aceptar el beso y me preocupa mucho que luego se enoje y me retire la palabra."

Kamus se sorprendió ante aquellas palabras.

- "Parece... alguien muy importante."- susurró con el corazón cada vez más apachurrado.

- "La persona más importante para mi, en esta vida y en todas las demás."- contestó el escorpión muy seguro y Kamus se preguntó como era que no andaba ya con el rostro bañado en lágrimas.

Pero Kamus, por más que se sentía destrozado ante la nueva información, por sobre todo quería la felicidad de Milo así que tratando de disimular la voz acuosa por las lágrimas contenidas susurró.

- "Estoy seguro... de que cualquiera estaría encantada de ser esa persona importante."- el cielo y Atenea sabían que él estaria más que encantado.

... Un momento, mejor Atenea no.

Pero Milo sintió el tono de voz de su amado extraño, y al verlo por fin notó como evitaba no solo su mirada sino también las lagrimas ¡Las cosas no le estaban saliendo como él queria! Tenía que arreglar eso, o mejor aún actuar más rápido.  Lo pensó un par de segundos y al momento siguiente Kamus miraba sorprendido a Milo quien recostado sobre la banca en la que estaban ambos, colocaba su cabeza sobre las piernas del pelinegro.

- "¿En serio crees que esa persona me va a decir que si? Porque sucede mi coperito que no es un simple beso lo que quiero, ni tan siquiera un buen revolcón; es algo mucho pero mucho más serio, como de toda una vida y más."

Kamus tragó duro, ahora que tenía al peliazul mirándolo fijamente era más duro disimular lo mal que se sentía, pero no tenía otra opción así que por lo pronto hablaría lo menos posible.  Tan solo asintió a la pregunta.

- "¿Seguro, seguro?."- insistió Milo y Kamus suspiró hondo.

- "Si, seguro."

- "En ese caso te tomaré la palabra, porque es muy importante para mi tu opinión y besaré a esa persona cuanto antes... y que sepa lo que significa para mi."

- "Vaya, parece... serio."

- "Muy, muy pero muy serio... por eso quiero actuar cuanto antes para que otro no me gane los afectos de esa importante persona para mi."

- "Oh..."

- "Así que voy a dar ese beso ahora."

- "¿Ahora?."

- "Justo ahora."

- "Veo, entonces... ¿me adelanto?. Al Santuario quiero decir..."

- "Nop, no seria conveniente."

- "¿Conveniente?."

Milo finalmente se apiadó del rostro confundido y dolido de su amado troyano y estirando un brazo mientras se recargaba en el codo de su otro brazo, colocó una mano juguetona a la altura del cuello del chico de Acuario.

- "Es que, si se va monsieur Kamus, tendré que seguirlo... lo cual no tendría sentido ya que ya estamos aqui, así que... ven aqui mi principito."

Y bajando un poco la cabeza del pelinegro y alzándose él mismo otro poco finalmente lo besó.

En un primer momento Kamus casi entra en shock, pero los labios expertos de Milo pronto lo hicieron dejar de pensar en cualquier otra cosa que no fuese el beso al que ahora respondía.

Tal vez por eso no se percató del tipo de cosmo que expulsó Milo por unos breves segundos, un cosmo enérgico, poderoso, casi podría decirse que divino.

Quien si lo notó fue el joven que ronaba las faldas del Santuario y que de pronto sintió el chispazo del cosmo an buscado hasta el otro lado de la ciudad.

¿Entonces el informe estaba equivocado?.  Sin lugar a dudas tendría que hacer una investigación más a fondo antes de dar cualquier paso, como Hera bien lo había dicho no se podía iniciar una batalla con Atenea y sus Santos solo porque si.

Respiró profundo.

Sin importar como, iba a encontrar a Zeus.  Por su señora, por Hera... lo juraba.


Fin del cuarto capítulo


Notas de la autora:

Si, ya se... cuatro años para hacer revivir este fic que en realidad es cortito y al que solo le falta un capítulo más para terminar, que caradura la mia.  Que puedo decir, estos últimos años la vida real me secuestro... y la verdad es que apenas y he logrado escribir unos pocos capítulos de lo que sea con suerte, unos 3 o 4 por año.  Pero decidí que era suficiente dejadez o en todo caso mucho trabajo real y vida real y que el fic debia de terminarse si o si, así que mil disculpas con los que lo siguieron y en serio gracias a aquellos que hayan leido este capítulo.

Y a ti mi Vilo mosho, mi amigo lindo del alma, lo siento mucho pero mucho mucho... voy a terminarlo ahora si.  Y te extraño y espero poder retomar comunicación en vivo con la gente que quiero y eso te incluye.  Este año como dije retomo mi vida. Gracias por estar allí para mi cada vez que te he necesitado, incluso aunque soy una malvada deja amigos en el abandono. Te quiero mucho pero mucho mucho mucho.

Miles de abrazos para ti mi risueño amigo.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

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Campaña de NO AL PLAGIO

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