Capitulo 4: ¡Te lo mereces, pervertido!
Un moreno corría por su vida mientras un puñado de muertos vivientes amenazaban con alcanzarlo:
—¡Lo siento, ayúdame y te juro que no lo vuelvo a hacer!—Grito a todo pulmón.
Un auto muy parecido al que conducía Naruto, se atravesó arrollando a las criaturas, la portezuela se abrió mostrando un hermoso rubio de mirada zafiro, que sonreí con alegría ante el horror del otro al perecer con los que ahora se congregaban.
—Ya sube…—Era una invitación a regañadientes.
Todo lo malo sucedía por intentar pasarse con el bello héroe que lo rescato como si se tratase de una damisela en peligro:
Sentado en el cómodo sofá de su amplia sala de estar, leía uno de los innumerables reportes sobre el desarrollo de armas, tan cansado estaba que no escucho los gritos de auxilio del resto de habitantes del edificios residencial de lujo, lo que si escucho fueron unos delicados toques en la puerta, creyendo que era el chico que le daría diversión por el día, abrió encontrándose con la visión más perfecta de la belleza misma, sonriendo matador lo invito a entrar rodeado su cintura con sensualidad:
—Adelante, hoy nos divertimos mucho.
El rubio puso resistencia al escuchar tan bochornosas palabras.
—No seas tímido, es tu trabajo.—Nunca el tacto fue su fuerte.
La descarada aclaración, le subió los colores al rostro.
—¿Qué dijiste?—Aseguro el revolver que llevaba a su cintura escondiéndolo debajo de la camisa.
—No te hagas el inocente, es tu trabajo después de todo.—Sujetando su rostro se acercó para probar sus labios, pero el cañón del revolver lo hizo reconsiderar esa opción.
—No seas imbécil Uchiha, no estoy aquí para “divertirte”, vengo por tu trasero.—Aclaro enfadado.
—Lo siento cariño, me gusta ser el dominante.—Sin darle tiempo para responder lo subió a su hombro y lo llevo hasta la recamara, para después lanzarlo a su lecho, montándose encima suyo. Por más que pataleaba y se retorcía el rubio no podía zafarse, el agarre del mayor era tal que no le permitía más que esos movimientos, empezó a desvestirlo con facilidad, para su asombro el rubio dejo de poner resistencia con las primeras caricias, gemía por lo bajo escondiendo el rostro de la vista carbón, confiado dejo libre sus manos, error aprovechado por el rubio que de inmediato lo sujeto de la nuca propinándole un golpe con el antebrazo que lo dejo sin aire, reincorporándose se coloco la ropa que el moreno logro quitarle:
—¡Idiota!—Pateándolo en un costado lo hizo rodar por el suelo hasta llegar a la puerta de salida.— Debí suponerlo, ustedes los Uchiha son solo basura, más le vale a tu hermano no tocar al mío, o todo les ira mal.—Amenazo, enredando la mano en el cabello del moreno.
Un crujido y la puerta se desplomaba dejando entrar a los muertos, arrastrándolo entraron al cuarto de baño bloqueándola con el enorme escaparate con toallas y jabones perfumados:
—¡¿Qué son esas cosas?!—Pregunto alterado, señalando a la puerta que se azotaba violentamente.
—¿Eso?—Sentándose en el suelo, se encendió un cigarrillo.— Son solo tus flamantes vecinos.— Dándole una calada expulso el humo directo en el rostro del mayor que tocio.— ¿Los dejo entrar para que los saludes?
—No…gracias…—Sentándose a su lado espero a que un milagro los salvara.
La puerta se resquebrajaba victima de los golpes que recibía, en vista que no soportaría ni un golpe más, entraron a los ductos de ventilación arrastrándose hasta la terraza del edificio, la azotea era un lugar amplio bañado solamente por la luz de la luna.
—¿Y que hacemos ahora?—Apoyándose en la puerta que daba a los niveles inferiores cruzo los brazos.
—Esperemos…
Y así lo hicieron, el tiempo transcurrió igual que la plaga que devoraba vidas sin control alguno, los pasos arrastrados de un cuerpo los puso en sobreaviso, lo zombis ya se acercaban atraídos por el aroma de carne fresca.
—¿Hay alguna forma de escapar?—Apunto a la puerta disparando cuando se abrió. El cuerpo putrefacto de un hombre cayó.
—Eso si, tienes en que huir.—Señalo las escaleras de servicio que ese momento se convertían en salvavidas muy viables.
Si más descendió primero el moreno, la vista que ofrecía desde ese punto el rubio era algo que no quería perderse por nada del mundo, ni por que abajo el primero en perecer fuera él, la ilusión de llevarse a la tumba el recuerdo de un trasero redondo y de belleza imposible lo envolvió.
Los primeros niveles fueron considerablemente fáciles, pero los más cercanos al suelo se complicaron.
El tercero parecía muy tranquilo, situación ya prevista por el rubio, sabia que los zombis esperaban a su presa como buenos cazadores y no se equivocaba, pues al solo ver al moreno unos niños se lanzaron contra él, no perdió tiempo a cada uno les regalo un tiro en el pecho por intentar interponerse en la misión que le encomendó Naruto, los niños cayeron en el pavimento mientras el moreno en un contenedor de basura.
—Ese es tu lugar. ¿No Uchiha?—Descendió lo más rápido que pudo perdiéndose de la vista del mayor.
No le importo el insulto, había logrado algo que no creía poder hacer, en la caída le dio una nalgada con las manos sucias y su blanco pantalón tenía las marcas del tremendo apretón que le dio, sonrió a sus adentros, para su sorpresa el rubio no estaba en ningún lugar, las criaturas se reunían para matarlo cosa que no deseaba para nada, y así fue como enfrasco en una extraña relación amor—odio con el adorable y amable rubio.
Obedeció lanzándose al interior, como si ambos rubios fueran exactamente la misma persona, arranco atropellando a todo lo que se moviera o que se atravesara en su camino, El rubio sonreía mientras cambiaba la dirección del volante, el cinturón de seguridad lo mantenía casi inmóvil aunque al otro no podía ni siquiera mantenerse sentado en la parte de atrás, un violento frenon lo hizo estrellar el rostro en el parabrisas, Deidara solo reía, el edificio amurallado se abrió para ellos y entraron antes que algo malo sucediera con los que adentro resistían, tras dar una vuelta la portezuela se abrió y salió despedido el moreno a los pies de todos que atónitos observaban la entrada.