Los días pasaban, y por más que buscaba algo sobre Magus o el pueblo donde según esto
había vivido no encontraba nada, comenzaba a pensar que tal vez Undertaker le había dado mal la información. La niña que era la modelo de la ultima muñeca que recibió fue hallada muerta la mañana siguiente después del envió.
--bocchan relájese un poco…
--estoy bien, ¿encontraste algo?
--nada—Ciel lo miro con severidad, hasta ese momento no se le había ocurrido que tal vez
Sebastian estaba ocultando algo. Eso le molestaba, y mucho, tanto o más que las jovencitas que se fijaban en el demonio.
--¿no me cree verdad?—pregunto él al notar la duda en los ojos de su amo.
--honestamente no. — se sincero. —Iré yo mismo a buscar datos—se levanto.
--bocchan…
--quédate aquí, es una orden. —el demonio no dijo nada mas mientras observaba a el pequeño dejar el estudio, había sido una orden…
Ciel primero se dirigió a su cuarto, así un poco de frio afuera y por su asma debía salir con un suéter por lo menos. Cuando abrió la puerta tuvo que aguantar las ganas de maldecir.
Encima de la cabecera de su cama, había una linda muñeca de cabello café y vestido verde, entro rápidamente y cerró con candado la puerta. Se subió al colchón hasta alcanzar el juguete, dándose cuenta que había sido colgada con una cuerda y al igual que las anteriores, tenía una nota.
Conde, me he dado cuenta que intenta averiguar cosas sobre mi pasado ¿Por qué en lugar de mandar a su sirviente no viene usted mismo a conocerme? El nombre de la muñeca es Mary, es una muy dulce y tierna, aun puede salvarla si lo desea.
Venga a verme esta noche, exactamente a las 12 en punto. ¿Conoce ese famoso Bar del que todos hablan? Espero que sí, lo esperare…llevare una hermosa rosa roja para usted conde.
Le envía un cordial saludo, Magus
P.S espero que entienda que debe ir solo…si lo veo con su sirviente me veré en la pena de retirarme, y la linda muñequita sufrirá las consecuencias.
¿Cómo diablos había entrado en la mansión sin que ni siquiera Sebastian lo notara? Era bueno, realmente lo era. Sabía él lo peligroso que sería ir, pero tenía curiosidad, curiosidad de saber qué clase de hombre era y las razones por lo que lo hacía. Miro el reloj que justamente estaba arriba de donde había bajado a la muñeca, eran las 7 de la tarde, muy pronto oscurecería. Fue hacia su armario, busco la ropa que se había puesto la vez que investigo a su tía y cuando lo hayo llamo a Sebastian.
--¿Qué necesita bocchan?
--cámbiame—le ordeno.
--¿A dónde va?
--no tengo por qué decírtelo…ahora obedéceme—la mirada de su sirviente era de preocupación, pero el niño lo paso por alto. Una vez que traía puesta otra ropa se dirigió a la salida.
--mi anterior orden sigue en pie—le recordó antes de irse.
Ahora el demonio se encontraba solo, en la gran habitación de su amo. No se había dado cuenta de la muñeca que estaba sobre la cama y cuando lo hizo, ni él supo el por qué la destrozo. La hizo añicos, no quedo más que trozos del cuerpo y la tela.
--maldita sea…--susurro antes de retirarse también.
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--bocchan, ¿está seguro de esto?—pregunto Bard algo nervioso.
--si, solo quédate afuera junto con Finnian.
--pero es peligroso—interrumpió el niño rubio.
--lo sé, pero estaré bien. Si no salgo después de las 12:15 entren a buscarme ¿de acuerdo?
--si—dijeron al mismo tiempo. Ciel bajo del carruaje y rápidamente se mezclo entre la multitud, logrando entrar al Bar.
--¿crees que bocchan estará bien?
--no lo sé finny, pero espero que si…
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El niño se sentó cerca de la entrada, y si bien a veces llamaba la atención de alguna de las personas que llegaban al lugar, nadie se le acerco. Espero hasta que el reloj que llevaba le anuncio que faltaban 5 minutos para las 12.
--vaya, vaya que tenemos aquí—dirigió su vista hacia esa voz tan extraña y noto que eran 2 hombres, obviamente borrachos.
“ninguno de los dos puede ser Magus”
Pensó desviando la vista.
--¿Qué hace un lindo niño en un lugar como este?—hablo uno de los dos.
--lárguense de aquí—les dijo Ciel—apestan a alcohol
--mira Mark el niño me falto el respeto—se dirigió a su amigo.
--lo sé, creo que no le enseñaron buenos modales…--la mirada de ese tipo hizo que el conde se pusiera nervioso, con los ojos intento buscar una manera de escabullirse.
--entonces tendremos que enseñárselos ¿no?—el que respondía al nombre Mark lo tomo bruscamente del brazo.
--¡suéltame!—grito, pero el otro tipo le puso la mano sobre la boca.
--cállate niño, no queremos que nadie intervenga—a la fuerza, lo arrastraron hasta la salida trasera, por donde la mayoría salía con las mujerzuelas que había en el Bar. Unas cuantas personas vieron la escena, pero nadie intervino. Dieron con un callejón oscuro, Ciel apenas y podía ver a sus agresores. Uno de los hombres tenia agarrados sus brazos por lo que no podía sacar el arma que llevaba oculta en la ropa.
--ahora te enseñare a ser respetuoso con tus mayores—se acerco a el niño y paso sus manos por la espalda de este, hasta llegar a su trasero, el cual apretó entre sus manos.
--de-déjame—luchaba por soltarse, que lo tocara de esa manera le daba asco. El otro tipo que lo tenía sujeto con la mano libre que tenía la coló por debajo de la camisa de Ciel y acaricio sus pezones, sacando un gemido de su boca.
--parece que lo estas disfrutando—menciono el otro al tiempo en que tocaba las delgadas piernas.
--¡suéltenme!—volvió a decir, esta vez mas fuerte, recibiendo una bofetada.
--si gritas te ira muy mal…
--oh, no pensé que unos tipos como ustedes fueran capaces de abusar de un niño—era la voz de un tercero, una que sonaba cálida.
--¿Quién eres?—pregunto el que tenía las manos del conde atrapadas.
--soy un amigo del Conde Phantomhive…veo que disfrutan mucho con él—ambos entendieron lo que quiso decir y soltaron a Ciel, este rápidamente saco su revólver y se alejo.
--di-discúlpenos, no sabíamos quién era…
--son unos cerdos—dijo el joven que salvo al chico.--¿Por qué no mejor se transforman en lo
que son? ¡Cerdos!—dicho eso, ambos hombres se tiraron al suelo comenzando a convulsionar de manera violenta, el peliazul miro sorprendido, como sus agresores se transformaban en animales.
--¿está bien Conde?
--si…--miro a su salvador, este llevaba una gabardina negra, y su pelo rubio llegaba hasta la parte baja de su espalda.--¿Magus?
--vaya, usted de verdad tiene una mente bastante audaz—sonrió—así es, yo soy Magus…--el ojiazul rápidamente le apunto con su arma.
--¿Dónde está la niña?—le pregunto con una mirada feroz.
--oh, creo que este no es lugar para hablar…mejor duerma un poco…--del interior de su traje,
saco una hermosa rosa y se la arrojo a Ciel, este al verla perdió de vista al rubio y antes de que pudiera moverse siquiera, algo lo golpeo con bastante fuerza en el estomago, haciendo que escupiera saliva mientras caía al piso…inconsciente.
--jejeje, ciertamente su alma es muy valiosa—lo tomo en brazos mientras una niebla empezaba a envolverlo—pronto tendré mi deseo…
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Buscaron por todo el Bar, pero no había rastros de su amo. Preguntaron a la gente y les dijeron que unos hombres se lo habían llevado afuera, pero cuando salieron hacia el callejón solo encontraron 2 cerdos. Desesperados, Bard y Finnian regresaron a toda velocidad hacia la mansión y cuando llegaron los recibió May Rin.
--¿y bocchan?—pregunto al darse cuenta de que solo habían bajado ellos.
--¿Dónde está Sebastian?
--en la cocina pero…--no la dejaron terminar, corrieron hasta la cocina, chocando con el mayordomo quien traía la cena en las manos.
--que les dije de correr en la…
-¡Sebastian-san alguien se llevo a bocchan!—grito Finny con lagrimas en los ojos.
--¿Qué?
--lo llevamos a un Bar, dijo que se vería con alguien se tardo mucho y entramos a buscarlo, dijeron que unos hombres se lo llevaron—explico rápidamente el cocinero.
--¡lo sentimos Sebastian-san!—lloriqueo el niño.
--tranquilos, iré a buscarlo, ustedes vuelvan al Bar para ver que averiguan ¿de acuerdo?
--¡si!—Sebastian se alejo corriendo.
“Magus si le tocas un pelo te juro que te matare”
Pensó el demonio con odio, como si quisiera que lo escuchara. Entonces recordó esa conversación que había tenido con Undertaker…
**Flashback**
--tu y tu amo se están metiendo en algo peligroso Sebastian—le había dicho en cuanto Ciel abandono el lugar.
--¿cree que no lo sé? Debí matar a ese bastardo cuando tuve la oportunidad.
--me sorprende que TU no hayas reconocido quien era.
--no pensé que en unos años mejoraría tanto…incluso incite a mi amo para que aceptara el reto—admitió con algo de enojo en la voz, como queriendo regañarse a sí mismo.
--jejeje un demonio arrepentido, no es algo que se vea diario—sonrió burlonamente ganándose una mirada amenazadora por parte de Sebastian.
--tampoco un ex-shinigami preocupado por alguien que empeoraba su trabajo
--touche…si sobreviven—se apresuro a decir—vengan a verme, sería interesante tener su historia completa—comenzó a caminar en dirección a la parte trasera de la tienda, justo donde estaban todos los cadáveres.
--¿algo más?—pregunto con la mano sobre el pomo de la puerta.
--si, cuida lo más valioso que tengas, no dudo que él intentara quitártelo.—no entendió muy bien lo que en realidad quería decir el sepulturero pero no dijo nada, simplemente se retiro del lugar.
**Fin del Flashback**
Ahora se encontraba en el bosque, y aunque no estaba seguro de donde comenzar a buscar, sabía que tenía que encontrarlo…costase lo que costase.
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Los ojos de Ciel se abrieron con lentitud, le dolía mucho el vientre, realmente había sido un golpe duro. Intento moverse, dándose cuenta de que se encontraba de pie, y que sus muñecas y tobillos estaban encadenados a la pared detrás de él. Las cadenas sonaban con el mas mínimo movimiento, lo que podría obstaculizar cualquier intento de liberarse solo. Miro la habitación, esta era algo grande, pero había una gran mesa. Esta estaba llena de utensilios, cabezas, piernas y brazos para hacer muñecas. Él estaba en la única pared en la que no había nada de eso. Además, solo estaba iluminada por unas cuantas velas, dando un aspecto tétrico.
--veo que ya despertó, Conde—reconoció rápidamente la voz.
--maldito Magus—le dijo bastante enojado, lo había engañado con un viejo truco de distracción.
--lo siento Conde, debe entender que si no lo hubiera hecho así, usted jamás abría aceptado venir conmigo—se excuso.
-- ¿Dónde está la niña?
--¿Mary?...mmm…seguramente con su marido—su sonrisa era de burla—Mary era una niña que yo conocí cuando tenía su edad, Conde.
--Tks—no solo lo había engañado, había jugado con él.
-- la verdad no se me ocurrió como hacer que viniera y viera esto en persona…--le dio la espalda y cuando se giro tenía algo en las manos—como vera aun no está terminada, pero es un regalo para usted…
--eso es…