Capitulo VIII: Iter Criminis.
Lo que esconde un asesino.
¿Sabes que guarda la mente de un asesino? ¿Sabes que cosas pasan por su cabeza mientras ve la sangre correr?
Nadie logra saber eso…ni la víctima…ni las autoridades…ni el asesino mismo.
Todo lo que hay allí es imposible de comprender, pero por ustedes are una excepción, yo soy un asesino, uno al que el destino ha obligado a serlo, porque si por mi fuera sería un humano cualquiera, de esos que vagan por las calles y comen helado con su pareja o familia.
Pero no soy eso, soy un asesino…y mis manos están manchadas de sangre… inocente… corrompida…
Incluso ya perdí la cuenta de mis víctimas, solo sé que son muchas…tantas que las aguas de un lago estaría pintadas de rojo…rojo amanecer…rojo atardecer…del rojo de la muerte
Hoy estoy en un baile…elegante por cierto, llevo mi mejor ropa…no estoy buscando presas, solo quiero divertirme y usando esta mascara conseguiré al menos olvidar quien soy.
La música invade mis sentidos, las luces de colores que recorren cada espacio…el humo que hace que las siluetas parezcan una aparición divina…los brazos en alto, la muchedumbre alaba al hombre en la tornamesa, es bueno, tanto que las mezclas se parecen a las de Armin van Buuren, de pronto sus ojos se clavan en mi…amigo eso no es una buena idea…su mirada recorre mi figura, ya que me encuentro parado junto a la barra del bar, baja la cabeza sonrojado, yo también lo he observado, no para que sea mi presa, si no que mi compañía…creo que si conseguí a alguien para no dormir solo esta noche.
¿Te resistirías a un hombre vestido con un abrigo negro que le llega hasta las rodillas, un pantalón estilo militar y una camisa roja, que oculta su rostro con una antifaz de gato?
El misterio que destilo no es a propósito es algo con lo que nací.
Nos seré vanidoso, soy atractivo, pero cuando el chico descubra mi mirada, de seguro saldrá huyendo.
Me siento en una de las sillas desocupadas, el barman se me acerca en el acto para tomar mi pedido que a una increíble prontitud ya está en mis manos, se lo que hago aquí pero de seguro ese chico no.
Lo veo aproximarse a mi lugar justo cuando estoy por pagar la cuenta, detiene mi mano, mirando indiscretamente el leve escote que se me forma cuando estoy agachado sobre mis brazos.
-Yo pago…-Lo siguiente no lo escuche, simplemente no lo escuche, mis ojos tanto como mis oídos apagaron funciones, delante de mí, ese chico que tocaba mi mano, sonreía como un niño, esos niños inocentes a los que le dices que existe el coco y se van a dormir en un santiamén, él era simplemente hermoso, una presa propensa.
Se sentó a mi lado elegante, elástico…solo entonces lo note, sus ojos eran como los míos, no reflejaban nada reflejaban todo, simplemente era un niño…alguien sin maldad, era la otra silueta del espejo cuando yo me paraba delante de uno.
-¿Y…cuál es tu nombre?-Pregunto moviendo el vaso del que estaba bebiendo.
-¿Mi nombre?-Repetí mecánicamente.
-Sí, tu nombre.-Insistió, no sabe a lo que se expone al saber mi nombre.
-Mishogu…-Suspire, hace mucho que no pronuncio mi nombre, hace mucho que había olvidado quien era, y lo que era.
-Mucho gusto…-Me extendió la mano y yo la tome para no dejársela allí y él como un idiota-…mi nombre es Noa.
-El gusto es mío.- Bebí de mi vaso todo el contenido, haciendo que el riera por lo bajo.
No supe preguntarle, simplemente lo vi y sus ojos parecían hablarme, se entretenía con mi aspecto, así que eres superficial…lastima…me levante de golpe queriéndome ir ya…no era él, la compañía que yo quería.
-¿A dónde vas?-Me retuvo del brazo.
-Créeme niño, que si me obligas a quedarme, la vas a pasar mal.-Me soltó encarándome.
-¿Me estas amenazando?-Ese tierno rostro de niño me hiso quedarme allí, enfrentándolo.
-No amenazo…actuó…
Esa era la pura verdad, no acostumbro amenazar, jamás advierto a mis presas de lo que les acontecerá.
Entonces giro sobre sus talones riendo. En verdad nunca entenderé esos gestos.
¿Por qué las personas sonríen?
¿Por qué hay que vivir y amar?
Yo jamás entenderé lo que los otros hacen, después de todo, carezco de sentimientos.
También di la vuelta para largarme de ese lugar, ser invitado a esa fiesta y luego caer “rendido” a los pies del Dj no era mi estilo, mejor me marcho y voy en búsqueda de algo que realmente valga la pena.
-Créeme que te ira mejor si te quedas conmigo…-Escuche a mis espaldas.
Quise ignorar lo que había dicho…su voz algo aniñada resonaba en mi cabeza, soy un ser atormentado por el pasado, por el presente y por el futuro, aunque nada de eso me importe, pues de mi vida queda lo mismo que la nada.
-Convénceme.- No mentiré, no es mi naturaleza, puedo ser este ser insensible y sádico, pero jamás haré lo que otros me han hecho, si me encuentro con alguien que quiera hablar, lo escuchare, si hay alguien que quiere una oportunidad…no importa nada, se la daré.
“Como un ángel” me dijo una vez una niña, la hija de hombres poderosos que me tenían a en su hogar como huésped.
Si, como un ángel, el ángel del eterno silencio, el que escucha y no habla, porque para mí, sus problemas, solo son ecos de lo que en otros momentos me atormentaron. Rodeo mi cuello con ambos brazos, dándome un ligero beso en la mejilla.
-¿Quieres que te enseñe a apreciar la vida?
No quise reírme, no era mi intensión, tuve que separarme de él, para reír libremente mientras cubrí mi boca para que nadie más tuviera el placer de verme así, porque esa niña tenía razón en una cosa, soy el ángel enviado a la tierra para conocer el sufrimiento de los humanos y hacerse uno con ellas para entender el porqué de la vida.
-No te rías…-puso una cara de enojo que ni yo me creí.-…te voy a enseñar a preciar la vida, ya lo veras…
Tomo mi mano y me arrastro lejos de la pista, es por ello que ahora estoy detrás del antro donde se realizaba la fiesta, estaba contra mi cuerpo ya que estaba apoyado contra la pared, sentía sin sentir en realidad, sus manos aferrarse a mi ropa, sus ojos de ese rosa profundo querer adivinar que se ocultaba detrás del antifaz, sus manos se movieron para quitármelo, lo deje, lo peor de todo es que se lo permití, deje que el niño jugara con fuego y le viera la cara a la muerte.
Sus dedos se colaron a los lados del antifaz, al hacerlo dos mechones de mi cabello resbalaron hasta quedar sobre mis hombros haciendo un contraste un tanto extraño, el abrigo negro resaltaba el naranja de mi cabello.
Antes que me lo quitara le pedí que cerrara los ojos.
-No te asustes…-roge, nunca lo había hecho, pero él era distinto, tanto que me dejaba la mente en blanco.
El antifaz cayó al suelo, sus manos tocaron cada centímetro de mi rostro, su boca entreabierta me tentó a robarle un beso, mas no lo hice, fui yo el que cerró los ojos cuando él los abrió.
¿Qué era todo eso lo que este niño me hacía sentir…o al menos percibir?
-Abre los ojos…-Susurra, su aliento roza con mis labios, lo que me hace suponer que está muy cerca.
Los abro lentamente, veo que al hacerlo, él se sorprende de lo que ve, el antifaz, evitaba que viera mis ojos en sí, y ahora…sabe que soy…se aleja de mí.
Recojo el antifaz y lo coloco de nuevo en mi rostro, listo, ya me vio, ya me voy.
Sus manos me detienen.
-¿A dónde crees que vas?
-Lejos de ti…-Zafe el brazo.
-No te vallas, no es que me halla asustado…solo me sorprendí por lo bello de tu mirada.
Mi risa produjo un eco extraño en ese lugar, ¿Yo bello? Por favor.
Sujete su rostro con rudeza, haciéndole ver mis ojos desde otra perspectiva, ahora si empezó a temblar, su respiración se agito, tanto que creí ver que sus latimos de intensificaban.
-Te lo dije, y no mi hiciste caso…-Susurre contra su mejilla.
Tardo un poco en responder, sus manos se aferraron a mis brazos, sus ojos dejaron atrás esa sorpresa que le provoque.
-Eres un vampiro…
Quise clavarle los colmillos en el cuello, sin embargo si lo hacía estaría arruinando una de las maravillas del mundo y eso era lo último que quería y para lo que no fui a esa fiesta. Los solté lanzándolo contra la pared más cercana, camine dándole la espalda, escuche:
-No te vayas aun, no te tengo miedo, créeme.
-Aun no tienes miedo… ¿Cuantas más pruebas necesitas para saber a ciencia cierta que eres mi cena?
Lo estaba pensando, solo necesitaba que me dejara acércame más de lo que ya estaba, solo eran unos centímetros, ya que volví sobre mis pasos y lo acorrale contra la pared, una cosa era pensarlo y otro era actuar, creo que cumpliré las fases del iter criminis, ya lo pensé ahora voy a actuar.
Mi boca se acerca a su cuello, siento como tiembla ante el contacto, es una lástima, él no es algo para mí…él es solo un niño y yo he vivido demasiado como para estar a su lado…mis colmillos rozan su piel, en el acto el, intenta apartarme, pero yo sujeto sus brazos por encima de su cabeza, no hay palabras, no hay nada más que mi naturaleza a flote…de pronto…su boca es la que está en mi cuello…y me está mordiendo…al parecer piensa que el cazador va a convertirse en presa.
No sabe lo equivocado que puede estar…
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Iter Criminis: Son las faces del delito, es decir, primero se piensa y despues se comete. Iter Criminis significa: "El camino al delito"