Capitulo 9: pétalos teñidos de carmesí…
Hanako, estaba sentada en el borde de la cama, esperaba impaciente la llegada de su hermana akane, la cual se había ido para poder hablar con su hermano, pero eso había sido hace 1 hora y aun no sabía nada de ella.
La puerta del cuarto se abre dejando pasar a akane, quien tenia una expresión de sorpresa y confusión, su hermana menor, se levanto e la cama y se le acerco preocupada por la expresión de su hermana.
Hermana, ¿Qué te ha pasado, donde esta yugi?...-pregunta mientras se le acerca
Yugi…-repita la rubia, aun un poco fuera de si- hanako…
¿Dime que pasa?...
No…pasa nada…-responde en murmuro “es mejor no preocuparla aun” piensa- tranquila me tarde pues atem-sama quiso hablar conmigo un momento… me entretube y no pude buscara a yugi…
Me tenias preocupada hermana…-da un suspiro de alivio y luego sonríe- ¿y que quería hablar contigo atem-sama?
Sobre el compromiso, el reino cosas sin importancia…-ciertos nervios se notaron en su voz.
De acuerdo… akane, voy a cortar una flores, ahora regreso…-pasa al lado de su hermana y sale por la puerta
Aun no lo puedo creer….-susurra mientras se sienta en la cama- a atem –sama ama yugi, ¡mi hermano!...por lo menos nosotras no tendremos que casarnos con el…pero…¿y mi hermano?...
¿Qué haré?...-se acuesta en al cama y da un largo suspiro muy sonoro- no se si contarlo o guardármelo… ¿mi hermano sabrá?...eso explicaría su comportamiento…no lo se….¡¡¡no se lo que haré!!...
La rubia se coloca una almohada en la cara y grita en ella, dando un golpe en su cama.
*en otro lugar*
La pelinegra, cortaba flores en le jardín, hanako estaba distraída, pensado en distintas cosa a vez, nunca noto, como alguien se el acercaba por detrás, a paso lento, con las más crueles intenciones.
El brillo de un cuchillo, que firme estaba en su mano, si le daba en un buen lugar, moriría desangrada en cuestión de minutos, una sonrisa macabra en sus labios curvo, se acerco aun más a ella, cuidando que su respiración no la delatara.
Hanako se detiene al sentir como alguien se le acercaba, dio la vuelta y único que pudo hacer… fue gritar…
AAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
*por los pasillos*
Caminado tranquilamente por los pasillos, estaba el tricolor, quien estaba con su cabeza baja, aun un poco pensativo, dio un suspiro largo y sonoro, debió tan siquiera mirarlo a los ojos, fue muy frío con el.
Pero…era lo mejor…-murmura- nadie puede amarme…nadie…
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
¿Que?...-voltea su cabeza hacia donde se produjo el grito, reconoció esa voz, preocupado y angustiado- ¡¡¡es hanako!!!...-sale corriendo.
Respirando agitadamente, siguiendo solo el sonido del grito, cuando llego, su corazón se detuvo, la pelinegra se encontraba en el suelo, su hermoso vestido rosado manchado de sangre estaba, una puñalada justo en su hombre su asomaba por su piel.
¡¡¡HANAKO!!...-grita le tricolor con lágrimas bajando por sus mejillas lisas, sostuvo en sus brazos a su hermana, manchando así su ropa de carmesí.
Hanako hermanita, por favor…no… despierta…..¡¡¡despierta!!!....-pide mientras sacude el cuerpo inconciente de su hermana, esta solo abre un poco sus ojos y ve a su hermano con una pequeña sonrisa…
Yugi, hermanito…-dice en un suave tono de voz- tengo sueño….quiero dormir a tu lado…durmamos juntos otra vez…como cuando pequeños…
No, no podemos… hay que estar despiertos… no cierres los ojos…..por favor no los cierres- pide entre amargos sollozos.
Pero…tengo mucho sueño…- repite mientras su mirada se va apagando
No, no cierres los ojos…-hanako va perdiendo la conciencia y va cerrado sus ojos- no, no, no…por favor…que alguien…nos ayude… ayuda, ayuda….¡¡¡¡AYUDA!!!!
Aquel grito de socorro, fue escuchado por alguien, un sirviente que pasaba por ahí, escucho el grito de ayuda del tricolor, aquel sirviente se acerco a ellos y vio la horrible escena, ofreció su ayudar al joven el cual solo le agradeció con una sonrisa.
Con ayuda de ese buen samaritano, llego hasta el médico del faraón, aun llorando el tricolor le dio a su hermana la médico, obligado a esperar afuera, el oji-amatista tenia sus manos entrelazadas, pedía a la diosa del sol que su hermana estuviera protegida en su manto.
Hanako...-mormura y una lágrima cayó de su mejilla- prometo…que quien te hizo esto…-sus ojos se volvieron rojos- lo pagara…