Observaba caer los copos de nieve sobre la cera, y como estos teñían de blanco todo. Era como si alguien tratara de ocultar la suciedad del mundo con la pura y preciosa nieve.
“que paisaje tan desolador” pensó.
Pego la frente a la ventana, sintiendo el frio invadir su cuerpo con rapidez. A ella nunca le había gustado el invierno, pero a él sí. Jamás lo comprendió, y lamentablemente se tenía que resignar a esperar rencontrarse con esa persona para preguntarle el porqué le gustaba tanto. Ya podía imaginar la respuesta, mas aun así le parecía la excusa perfecta para intentar verlo. El vehículo paro con algo de brusquedad, sacándola de su trance.
--apresúrate quieres—escucho decir a su madre—tenemos cosas que hacer… Adeline. —la castaña apretó la mandíbula, mas se quedo callada, abriendo rápidamente la puerta. Una brisa helada la recorrió de arriba a abajo, haciéndola temblar levemente.
Puso un pie fuera, escuchando la nieve sonar con fuerza. Una vez que estuvo fuera del carro, cerro de un portazo, como queriendo decirle a esa mujer que se tardaría lo que ella quisiera tardarse.
Con paso lento avanzo por el camino hecho por el hielo, hasta llegar a la enorme puerta de acero. Leyó mentalmente las letras que estaban forjadas encima de la entrada, suspirando pesadamente cuando termino.
Cementerio “El Paraíso”
Ignoro los sentimientos que le provocaron el nombre, y siguió caminado, entrando dentro del campo santo.
--¿busca a alguien jovencita?—escucho que le preguntaba un sepulturero de cabellos plateados, sonriendo de manera tétrica.
--no gracias, se bien donde está.
--bueno, si me necesita aquí estaré—aseguro el hombre, sacudiendo un poco su mano. Adeline levanto la vista, siguiendo su camino.
Ahora ya no había nieve, solo un camino de piedra despejado. Sus tacones ya no sonaban, como si supieran que en ese lugar debían ser silenciosos. Veía fijamente las tumbas, puesto que hasta cierto punto encontraba agradable ver los ángeles o vírgenes sobre las lapidas. Sentía que estos cuidaban a los que dormían, velando su sueño y advirtiendo a los de la superficie que no los molestaran.
Por fin, en una sección algo elevada del enorme jardín, encontró lo que buscaba.
--lamento no haber venido antes…—susurro, incandose al pie de la tumba—Sebastian.
Blinding darkness surrounds me
And I am reaching for you only
This hopelessness that drowns
All that I believe
Will be the one thing that I need
For you only.
Habían pasado ya cinco años desde la muerte de su preciado hermano, ella se había vuelto toda una dama de la alta sociedad, y una chica ejemplar… pero aun así no estaba feliz. La temprana partida del pelinegro aun le dolía como ese frio 25 de diciembre que se entero de ella, la navidad jamás volvió a ser alegre.
--sabes… traje algo que pude recuperar—del interior de su chaqueta, saco un libro viejo. —esta algo maltratado pero… supongo que lo que realmente importa es lo que hay dentro ¿no?
Se sintió algo tonta al esperar una respuesta, ya que sabía de antemano que no la recibiría.
--no te lo dejare… después de todo los hiciste para él…solo quería enseñártelo—sonrió levemente, antes de ponerse de pie con lentitud. — vendré a verte pronto, así que más te vale estar presentable.
El bromear un poco le ayudaba a soportar esa pesada carga que llevaba, pues aunque estaba segura de que Sebastian nunca hubiera querido provocársela, la chica la cargaba con orgullo.
Se puso en marcha nuevamente, esta vez a la parte más profunda del cementerio. Al final de este, otra lapida solitaria se alzaba, como diciendo “estoy aquí, no me olviden”
Adeline apretó el libro contra su pecho. La última vez que lo había visitado a él fue el día en que lo pusieron ahí, ya que les reclamo a los padres del chico por no ponerlo junto a su hermano.
¡Son unos humanos sin corazón!
Eso les había gritado en la cara.
Antes de darse cuenta, ya estaba de rodillas frente a la piedra, contorneando con sus dedos el nombre que estaba escrito.
--hola Ciel—saludo—soy la hermana de Sebastian, supongo que me recuerdas ¿verdad?—guardo silencio unos segundos, aclarándose la garganta. —te traje algo que es tuyo—dejo a la vista el libro, para luego depositarlo en el piso.—no los he leído, creo que te enojarías si lo hiciera… bueno, al menos yo me molestaría jejeje.
Contorneo el apellido, antes de volver a tomar la palabra.
--quiero que sepas que no te culpo por nada, ni a ti ni a él, la culpa es mía y de todos nosotros… pero también te diré, que no dejare esto a medias… me encargare de que no sean olvidados—una sonrisa amable apareció en su rostro—ya casi termino su historia, espero no te enojes porque la difunda… a Sebastian le hubiera gustado, se la pasaba diciendo que mis cuentos tontos eran buenos jajajaja
Empezó a nevar levemente, pues un copo helado le cayó en la nariz.
--me tengo que ir, vendré mas seguido a verlos… les traeré noticias de lo que paso—se levanto. —adiós.
Emprendió el camino de regreso, dándole la espalda a la tumba.
Keep on running,
Farther, faster
And keep on searching
For this haunting has an answer
And I know you will find me in orbit
For I am breathing only for this
For you only
For you only
Una fuerte brisa soplo, levantando la tapa del viejo libro, haciendo las hojas pasar con rapidez, llegando inevitablemente a las cartas que había dentro del mismo.
Estas volaron por el aire, alejándose del cementerio al poco tiempo.
Nadie leería esos preciosos versos de amor… porque solo eran de ellos… eso, y nada más.
For you only...