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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Harry torció la boca para darle después un beso en el cuello y pasarle el brazo por la cintura.

            -Pero podemos hacer algo tranquilo ¿no? –dijo al cabo de unos minutos haciendo reír al rubio- si quieres yo hago todo.

            -No estoy inválido, no es para tanto; obviamente no treparemos por las paredes pero puedo hacer algo muy  gratificante para ti.    

            -¿Ah sí? ¿Y cómo qué? –respondio juguetón el moreno comenzando a restregarse por detrás.

            -Pásame el lubricante –dijo Draco levantando las caderas para bajarse el pantalón con todo y calzoncillos dando patadas para deshacerse de él.

            Harry abrió el cajón y le pasó el tubo de gel para después hacer lo mismo que Draco quedando ambos solamente con camisetas.

            -Bien… -dijo Draco montándosele a horcajadas mientras destapaba el tubo- tú no hagas nada… por el momento.

            -De cuerdo –respondio el moreno cruzando los brazos tras su cabeza.

            Draco puso un poco de gel en sus dedos y luego se levantó para volver a sentarse sobre Harry, pero esta vez dándole la espalda.

            -Oh cielos… -musitó Harry al verlo levantar el culo y untar el gel en su entrada, todo a solo un par de palmos de su cara.

            Draco comenzó a prepararse a si mismo hundiendo primero un dedo ante un casi babeante Harry Potter.

            -mmm… -gimió el rubio agachando la cabeza mientras se encajaba mas el dedo medio- debo confesar que es más rico cuando lo haces tú… por lo general me masturbo jalándomela, no metiéndome nada.

            -Mejor para mí, significa que ahí solo entro yo.

            Draco negó con la cabeza mientras sonreía al tiempo que su dedo entraba y salía despacio una y otra vez; después de un buen rato tanteó si podía meter el segundo dedo untándose más lubricante.

            -Oh… -jadeo metiéndose dos.

            Harry tragó en seco dándose cuenta de que todo ese rato había estado con la boca abierta.

            -Mételos hasta adentro…

            Draco estiró su brazo para complacer a Harry doliéndose un poco pero al mismo tiempo alcanzando su próstata.

            -¡Ah!...

            -Ya mete el otro dedo, Draco… por favor…

            -No, aun no…

            -Oh vamos…

            Pero siendo  él quien controlara su dilatación, Draco introdujo el tercer dedo mucho rato después haciendo que con eso, Harry se pusiera más caliente que nunca.

            -Ya déjame metértela Draco, no seas cruel…

            Draco deseó ser él quien se sentara sobre el miembro de Harry y seguir llevando el ritmo, pero sabía que al día siguiente se sentiría agotado, por lo que cumpliendo su palabra con el moreno, simplemente sacó sus dedos y se acostó de espaldas junto a él doblando las piernas y abriéndolas.

            Harry ya ni se aplico mas lubricante, pues el que Draco tenía le pareció más que suficiente, por lo que se posiciono arriba del rubio acomodándose entre sus muslos.

            -Dámelo auror… dámelo todo…

            Harry lo penetró sin ninguna delicadeza haciéndolo jadear y arquear el cuello.

            -¡Oh Dios!...

            Harry sintió las uñas del rubio clavarse en sus hombros mientras él comenzaba a embestirlo con fuerza.

            -¡Ha-Harry…!

            Al cabo de un rato, el cuerpo del moreno se tensó corriéndose dentro de Draco, quien también se vino lanzando un grito que despertó al bebé.

            -¡Oh diablos!... –gimio con la respiración entrecortada mientras el auror se desplomaba encima de él- creo… creo que… tendrás que dormirlo tú…

            -Pero… fuiste tú… quien lo despertó…

            -Por tu culpa… así que deja de quejarte y ve a verlo…

            -Ni hablar –respondio Harry saliendo de él y levantándose.

            -¿Sabes?... creo que no podría ser… mmm ¿Cómo dices que se le llama al que recibe azotes?

            -Spankee –respondio Harry arrullando al nene.

            -¿Y el que las dá?

            -Spanker.

            -Si, bueno… creo que no soy muy tolerante al dolor como ya te habrás dado cuenta desde hace mucho.

            -Sí, ya me lo imaginaba, pero no te preocupes, eso solo es un juego del cual se puede prescindir, lo que me interesa es que cuando hagamos el amor, lo disfrutemos los dos.

            Draco sonrió mientras lo veía acostar de nuevo a Harry.

 

____________________________________________________________________________________.

 

            A la semana siguiente de haber regresado Harry a sus labores, Sirius regresó de su viaje a la Patagonia para gusto de su ahijado y su sobrino.

            -¿Qué tal le fue? –preguntó Draco con una taza de té en la mano.

            -Agarramos a todos los hijos de puta –respondio Sirius haciéndole cariñitos al pequeño mientras lo paseaba en la sala de Grimauld place- y tú no aprendas malas palabras ¿de acuerdo? –añadió dirigiéndose al pequeño Harry, quien le sonreía al verlo hacer gestos.

            Harry mayor también sonrió al ver a Sirius hacerle gestos grotescos al nene, quien reía a carcajadas agitando las manitas.

            -Ahora yo me agarraré mis vacaciones para que al imbécil de Wright le dé chorrillo.

            -Te las mereces.

           

______________________________________________________________________________________.

 

            Al igual que Harry, Sirius tomó un mes de vacaciones sentándole de maravilla esos días de descanso.

            -Te lo encargo –dijo el moreno a su padrino en cuanto Draco no los vio.

            Nuevamente el rubio comenzó a visitar a Lucius todos los días encargando a su hijo a Sirius.

            -Harry quería chuparse el dedo, pero le quité esa maña; un niño “chupadedo” es algo tan vulgar –decía Draco frente a Lucius mientras veía la ventana como siempre, y obteniendo como siempre, la misma respuesta.

 

_____________________________________________________________________________________.

 

            -Muy bien señor Jackson, aquí la tengo –dijo Harry mostrándole una orden de presentación.

            -Gracias, si nuestras sospechas son ciertas, esos se van a arrepentir.

            -Ya lo creo, vamos.

            Los dos hombres se presentaron en el laboratorio de pruebas clínicas en donde el señor Jackson mandaba hacer sus análisis.

            -Buenas tardes –saludó Harry a los tres hombres y dos mujeres que vistiendo túnicas blancas laboraban ahí.

            -Buenas tardes – respondieron todos poniendo cara de susto en cuanto vieron al auror y al sanador mirarlos con gesto serio desde la puerta.

            -Sophia Tandler, Beatrice Duncan, Harold Fisher, Robert Collins y Bruno Raim –exclamó Harry leyendo en un papel los nombres.

            -¿Si? –respondio una de las mujeres con evidente temor.

            -¿Son todos ustedes los que acabo de nombrar? Si hay algún nombre equivocado o no está presente, díganmelo por favor.

            -¿Qué sucede? –preguntó uno de los hombres dejando los pergaminos que tenía en la mano.

            -Tengo una orden de presentación para todos ustedes.

            -¿Orden de presentación? –Exclamo la otra mujer tragando en seco- ¿Para qué?

            -Filtración de información privada, específicamente sobre el caso de Draco Malfoy.

            -Nosotros no hemos hecho nada –dijo uno de los hombres ya con rostro pálido.

            -Pues precisamente para aclara eso, tienen que presentarse en el departamento de aurores, tengo orden de cerrar el lugar y presentarlos.

            -¡Pero no podemos dejar todo botado e irnos! –dijo una de las mujeres.

            -¿Usted como se llama?

            -eee… yo… yo soy Sophia Tandler.

            -Bien señorita Tandler, es hora de irnos.

            -¡Pero no hemos hecho nada!... ¡señor Jackson, dígales que no hemos hecho nada!

            -Eso no me consta, tendrán que acompañar al señor Potter para aclarar esto.

            -¡Pues yo me niego a ir! –dijo uno de los hombres.

            -¿Y usted como se llama? –preguntó Harry.

            -¡No le diré nada sin la presencia de un abogado!

            -No estoy arrestándolo, pero si quiere ponerse en ese plan, de acuerdo.

            -¡Espera Harold! –Dijo Beatrice tomándolo del brazo- ¡no empeores más las cosas!

            -¡Pero es que van a llevarnos al ministerio!

            -Solo si hicieron algo malo, necesitaran el abogado –exclamó Harry- desde allá podrán llamarlo, y si se niegan a acompañarme, entonces si tendré que arrestarlos, ustedes deciden.

            Los cinco laboratoristas se miraron entre evidentemente asustados.

            -Yo no tuve nada que ver, todo fue idea de Robert y Sophia –exclamó de repente Beatrice.

            -¡Beatrice! –chilló Sophia horrorizada.

            -Es cierto, ellos fueron los que buscaron a los periodistas –dijo Bruno apretujando nerviosamente una carpeta contra su pecho.

            El estomago de Harry se contrajo de coraje al ver a aquellas personas culparse entre sí como ratas acorraladas.

            -Se deslindaran responsabilidades en el ministerio, así que por últimas vez ¿me acompañan? O tendré que arrestarlos a todos.

            -¡Pero Sophia fue quien…!

            -¡Me importa una mierda a quien se le ocurrió! –Bramó Harry callando a la mujer- todos ustedes violaron la ley causando daño a personas, si se comprueba su participación en toda esta mierda, deberán responder.

            -¡Por favor!... ¡yo solo… yo solo...!

            -Bien, como veo que no van a cooperar… -dijo Harry sacando su varita.

            -¡No, por favor, iré con usted! –Gimoteo Beatrice- ¡eso nos servirá de algo! ¡¿Verdad?!

            Sin responder, Harry se hizo a un lado para que pudieran pasar, cosa que los laboratoristas hicieron en fila india.

            El caso resulto sumamente sencillo, pues basto darles un poco de Veritaserum para que cantaran como canarios siendo absolutamente todos, responsables de vender información privada. Se les quitó su licencia de forma permanente y se les condeno a un año de trabajos a la comunidad, tales como ayudar en asilos de enfermos mentales, recoger basura al mero estilo muggle y demás cosas que a su supervisor asignado se le ocurriese, librando la prisión con una fianza que los dejo prácticamente en la calle; su caso fue muy publicitado y especialmente castigado por el juez para que sirviera como ejemplo a quienes debían guardar información confidencial.

            -Malditos, se merecen eso y más –exclamó Draco viendo en el periódico a una de las mujeres, recoger un mapache muerto con solo un costal y una pala.

            -Cuenta saldada ¿no? –Respondio Harry- creo que no les quedaran ganas de volver a hacerlo aunque tuviesen la oportunidad.

            Aunque todo eso no sirvió de mucho para que dejaran publicarse cosas sobre aquellos dos, pues las revistas amarillistas y del corazón, no estaban restringidas por ninguna ley; pero eso a los chicos ya no les importaba, pues con evitar leer esas cosas, se daban por satisfechos.

 

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Cuando el señor Jackson le dio el vaso de poción a Draco, éste suspiró con desaliento mientras Harry le acercaba un cuenco y una toallita.

            -Hace apenas tres semanas que la tomé.

            -Si, pero ya te lo dije, estas asimilándola con demasiada rapidez.

            -¿Quieres un postre para cuando termines? –dijo Harry sentado en la cama.

            -No soy un niño para que quieras comprarme con eso, Potter –exclamó Draco molesto- además lo que menos quiero ahora es comer.

            -Que bien que lo mencionas –dijo el señor Jackson anotando algo en un pergamino- porque para los cuatro meses que ya tienes, estas muy bajo de peso, tienes anemia otra vez a pesar de la dieta que te di y necesitaras el oxigeno de nuevo, tu capacidad pulmonar esta reduciéndose.

            Harry se levantó para disimular la abrumadora preocupación que lo tenía atenazado desde hacía semanas.

            -Harry, no quiero el postre, pero me gustaría salir a dar un paseo después ¿Qué dices? –dijo Draco dándose perfecta cuenta del sentir de su pareja.

            Harry se volvió encontrándose con una blanca sonrisa que de cierta manera le tranquilizó.

            -Claro ¿el parque te parece bien?

            -Me parece perfecto.

            Cuando el medimago y Harry salieron de la habitación, el silencio del auror fue más elocuente que cualquier palabra.

            -Esta estable, tranquilo –dijo el sanador poniéndole una mano en un hombro.

            -¿De verdad?... sabe que a mi tiene que decirme todo.

            -Mira, su anemia me preocupa y el que esté asimilando la poción con excesiva rapidez también es preocupante, pero por ahora está estable.

            -A mi no me engaña, leo en su cara que también está preocupado.

            El buen medimago exhalo un suspiro, pues el joven auror era muy suspicaz.

            -Mira, estamos en la línea, por ahora todo está controlado.

            -¿Por ahora?

            -Si, por ahora… pero esta vez todo está desarrollándose de diferente manera, no en todo por supuesto, pero su organismo está actuando distinto a la vez pasada, es más que obvio que pensaban que Draco iba a morir después de tener a Harry.

            Harry ya no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza presidiendo al señor Jackson a la salida.

            Dos horas después, Draco se alistaba para salir ante un renuente Harry.

            -¿Por qué no mejor vemos una película?

            -Me aburre estar aquí todo el día –respondio Draco buscando una bufanda- ¿podrías preparar un biberón para llevar?

            -Preferiría salir solos tú y yo.

            -¿Y eso porque?... no me digas; si me siento mal podrás reaccionar con más rapidez si vamos solos ¿no?

            Harry no contestó, simplemente miró al rubio enredarse en el cuello, una bufanda color gris.

            -De acuerdo, que Sirius lo cuide, por mi está bien salir solos tu y yo, sería como una cita… anda Harry, no seas aguafiestas –añadió Draco pasando junto a él.

            El moreno lo siguió en silencio sabiendo que su padrino estaría más que encantado de hacerla de niñero por un rato.

            Fueron  a un parque en el Londres muggle, el cual por ser media mañana estaba muy tranquilo.

            -Hace una tarde agradable, aunque con algo de frio –dijo Draco mientras caminaban despacio por un sendero con el brazo del moreno en su cuello.

            -¿Tienes frio? –respondio Harry viendo la enorme chamarra de los gigantes de nueva york que Draco usaba para ocultar su vientre ya evidente.

            -No, solo dije que el día esta agradable a pesar de que esta fresco… hasta hay un poco de sol.

            -Mira, ese perrito se le escapo a ese señor ¿no es mono?

            -¿El señor?

            -No, el perro.

            -Ah, pues no, yo solo veo una bola de pelos productora de caca, con el perro de tu padrino nos basta… aunque bueno, él no anda haciendo caca por la casa, pero cuando llega a convertirse en perro, deja pelos por todos lados.

            -Solo se ha convertido en perro dos veces desde que estas en casa, además no estoy diciendo que tengamos un perro, suficiente tienes ya con que lidiar, solo dije que… bueno, tal vez en un futuro, cuando Harry ya tenga algunos años, podríamos comprarle un perrito ¿no?

            -No lo sé, no me gustan los perros.

            -Pero son lindos.

            -Harry…

            -De acuerdo, dejemos eso por ahora.

           

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            A la siguiente semana, cuando tuvieron que dejar a Harry encargado con Molly por ir a otro paseo en los que Draco en verdad se relajaba mucho, los gemelos llegaron a la casa materna.

            -Mamá, dijiste que prepararías estofado de carne –replicó desilusionado Fred en cuanto entró a la cocina.

            -Lo siento, no me dio tiempo de ir a comprar la carne, pero tenía pollo en la nevera, así que lo hice al horno con papas –respondio Molly sacando un biberón de una olla de agua caliente.

            -Es por el hijo de Malfoy ¿verdad?... ¿hasta cuando seguirás cuidándolo? Se supone que él ya está en su casa ¿o no?

            -Si, pero yo lo cuido cuando ellos tienen que salir.

            -Pero eso ya es abuso de su parte creo yo –intervino George siguiendo a su madre fuera de la cocina.

            -Dime algo George –respondio Molly girándose- ¿te portarías igual de torpe si este niño fuera hijo solamente de Harry?

            -Pues…

            -Mamá, no te hemos dicho nada de que cuides a ese niño pero ¡es de Malfoy! ¿Ya se te olvido como nos trataron durante años?

            -Si mamá, cuando venimos de visita y estás con ese niño, nosotros nos quedamos callados, pero creo que ya…

            -¡A callar los dos!... en primer lugar, ninguno de ustedes tiene absolutamente por que reclamarme nada, así que no vengan ahora haciéndose los buenos al decir que se dignan tolerar a este pequeño en casa ¿acaso no van a madurar nunca?... dicen que Malfoy los trató mal cuando eran niños, pero él ya lo superó, tal parece que ustedes siguieron igual de infantiles y yo pensando que ya habían crecido, que tonta soy; si quieren pueden venir a que también les cambie el pañal, pero cuidado con la cinta elástica, no vayan a jalarles los pelos cuando se lo quiten.

            -¡Mamá! –exclamó George escandalizado.

            Fred por su parte no pudo evitar reír por el último comentario de su madre, así que ya no dijo nada mientras la veía subir por las escaleras.

            -¡Diablos, que bochorno! –Dijo George echándose aire con las manos- ¿y tú de qué te ríes? ¿Te parece gracioso que mamá hable de nuestros pelos “ahí”?

            -Es que tiene razón George… -respondio el otro gemelo sentándose sin dejar de reír- hemos estado espaciando nuestras visitas para evitar encontrarnos con ese niño… ¿no es tonto? Él ni siquiera tiene idea de quienes somos…

            -Bueno… es que no hablamos de cualquier niño, es el hijo de Malfoy.

            -Si, pero… rayos George, creo que no tenemos que darle besos a Malfoy si llegamos a encontrarlo, simplemente creo que debemos ser corteses y ya, además hace mucho que no vemos a Harry, ya ni siquiera va a visitarnos a la tienda y creo que es por esto, porque además ni siquiera lo hemos buscado… como si estuviéramos castigándolo por estar con Malfoy.

            -Pues si, en eso tienes razón, ya hasta lo extraño –respondio George sentándose junto a su hermano.

            -Creo que deberíamos ser un poco tolerantes respecto a esto, si lo analizamos bien, Malfoy es un idiota de nacimiento y de eso el pobre, no tiene la culpa.

            -Si, además creo que ya pagó sus deudas con la vida con todo lo que ha pasado… es solo que me cae mal, no lo puedo evitar.

            -Pues a mí también, pero creo que el hijo del hurón no tiene la culpa ¿no crees?

            -mmm… pues sí, creo que sí.

            -Además me gustaría ver a Harry, hace tanto que no lo vemos, quisiera platicar con él, también con Sirius.

            Cuando los gemelos tocaron en la habitación de sus padres, entrando en cuanto les dieron permiso; encontraron a Molly acostada en su cama, recargada en la cabecera con unos cojines en su espalda, tejiendo lo que al parecer era un suéter pequeño de color rojo; y a Arthur acostado a su lado leyendo el diario flotando en el aire frente a él.

            -Hola chicos –saludo el señor weasley bajando el periódico dejando ver en su pecho, acostado boca abajo como una pequeña rana, a un bebe durmiendo.

            -Seguimos vivos… -dijo Molly sin despegar la vista de su tejido- el hijo de Malfoy aun no nos ha asesinado, pero gracias por venir.

            -Ya mamá… lo acepto, creo que exageramos un poco –exclamó George rascándose la cabeza.

            -No nos gusta que Harry se haya emparejado con el hurón y mucho menos que este criando a su hijo, pero creo que eso no nos incumbe –añadió Fred con las manos metidas en los bolsillos.

            -Exactamente, eso no les incumbe y además…       

            -Ya Molly –interrumpió Arthur poniendo una mano en la espalda de Harry- creo que ya lo entendieron… ¿quieren verlo?

            -¿Y si nos lanza un Avada Kedavra? –Dijo Fred serio- ¡solo bromeaba! –añadió levantando las manos al ver a Molly cambiar de color.

            -Pues que bromas tan estúpidas.

            -Tranquis mamá ¿Qué sería la vida sin bromas? –respondio el gemelo acercándose a su padre.

            Molly rodo los ojos dejando su tejido sobre sus piernas viendo después como sus dos hijos se acercaban del lado contrario de la cama.

            -¿Quieres cargarlo? –dijo Arthur a Fred, quien lo miró titubeante.

            -Solo tómalo con cuidado –intervino Molly sonriendo.

            Haciendo acopio de valor, Fred metió las manos bajo el tibio cuerpecito y lo levantó con delicadeza acomodándolo en sus brazos.

            -Vaya… -dijo viendo a Harry hacer pucheros sin despertar- no tiene tres ojos.

            -¡Fred!

            -Viéndolo bien… hasta esta medio bonito –exclamó George por sobre el hombro de su hermano.

            -Así que tu eres el hijo de Malfoy… espero que no heredes su idiotez.

            Molly de plano ya no dijo nada, simplemente exhalo un suspiro y retomó su tejido mientras Arthur se enderezaba para estar hombro con hombro con su esposa.

            -Me pregunto si serás resistente para las bromas o un llorón como tu papá.

            -Ya tendremos tiempo de averiguarlo –dijo George sonriendo.

            -Están bromeando –dijo Arthur viendo que Molly abría la boca.

            -Pues eso espero –respondio ella alzando una ceja.

            -Cárgalo ahora tú, George –dijo Arthur.

            -mmm… bien.

            Fred pasó a Harry a los brazos de su hermano ocasionando con esto que el pequeño comenzara a despertar.

            -¡Ups! Creo que interrumpimos tu sueño reparador –dijo George al verlo abrir los ojitos.

            Harry bostezó mientras se espabilaba ante el escrutinio del gemelo.

            -Tienes los ojos azules… en definitiva creo que aun tienes salvación, cada vez te veo más diferente a tu papá.

 

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