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Lágrimas de acero por Drakarfox

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Notas del capitulo:

Lime!!!!!!!

4 Aceptación sexual.

El ambiente que había en la sala era tenso y el largo silencio lo hacía insoportable. -“¿De qué querías hablar?”-Ed no mostraba expresión alguna en su rostro.

-¿te encuentras bien?-el rubio solo asintió, estaba un poco molesto pero no solamente por lo que lo que le había contado Roy, si no por todo lo que había recordado -no te culpo por estar molesto-no quería ver al rubio a los ojos-también lo estaría.

-“no estoy molesto Roy”.

-¿entonces?

-“es solo que…recordé algo”-A Roy nada de esto lo había tomado por sorpresa, lo que lo atormentaba era el no saber que recordaba el chico.

-y ¿Qué fue?

¿Seria buena idea contarle a Roy todo lo que su mente le había mostrado?, ¿Qué tal si lo tiraba de a loco?

El mayor observo la reacción de Ed. -Si no quieres contarme, no hay problema.

“No es eso Roy pero no puedo contarte algo que no tengo claro”. Al pelinegro en parte le dolió el que el rubio aún no le tuviera confianza y solo siguió con su mirada gacha.

 

Ed se percato de esto, el hecho de no contarle algo que no tuviera claro, no significaba que le agradara ver al pelinegro desanimado.

Roy aún seguía con su mirada gacha, por lo que no se percato cuando el rubio se sentó a su lado.

-“dame tiempo, solo necesito descubrir bien lo que sucedió”- vaya que le había costado escribir esa frase. Roy al leer lo que el chico había escrito suavizo la mirada.

-te daré todo el tiempo que quieras- le dijo a Ed antes de darle un beso en la mejilla.

El menor se sonrojo pero se sintió bien. De un momento a otro puso su rostro en el pecho de Roy, sorprendiendo al mayor en el acto.

 

“un abrazo, solo eso quiero de tu parte” quería gritarlo, quería decirle al pelinegro que lo abrazara, decirle que en tan poco tiempo el sentimiento que había olvidado, al fin lo recordaba. Roy correspondió el abrazo, tener tan cerca al chico le agradaba.

-te extrañe – con un brazo rodeaba parte del cuerpo del chico y con la otra acariciaba su cabeza.

“Roy”-Realmente detestaba no poder hablar, quería hablarle a Roy como él lo hacía. Después de un buen rato de lamentarse se le ocurrió una idea.

 

Roy sintió como el pequeño rompía el abrazo lo cual le molesto un poco. -¿Qué sucede?-aún quería tener cerca al chico. Edward lentamente se fue acercando al rostro del contrario. -Ed ¿qué te su…-no pudo terminar la frase, fue callado por los labios del menor . El pelinegro se sorprendió ante tal acto, Ed lo besaba… ¡LO BESABA!

El rubio no quería quedarse con un beso tan “inocente” y con algo de miedo comenzó a incitar al mayor a profundizar el beso. Roy se sorprendió más le siguió el juego a Ed.

El mayor comenzó a pasear sus manos por el cuerpo del menor delineando con sus dedos la cintura del rubio para pasar a sus caderas.

Ed intentaba gemir más nada salía de su boca, el sentir como Roy lo tocaba era lo mejor que había experimentado.

De un momento  a otro la ropa comenzó a ser un gran estorbo y el suéter negro que Edward llevaba no tardo en quedar en el suelo, pasaba sus manos por el pecho de Roy bajo la camisa del  pelinegro.

En el ambiente la temperatura comenzaba a subir, causando que ambos, pelinegro y rubio tuvieran la necesidad de deshacerse de la única barrera que los separaba.

 

Edward con manos temblorosas intentaba desabrochar la camisa de Roy, mientras que el pelinegro ya llevaba gran ventaja. El mayor separo sus bocas dejando que solo un pequeño hilillo de saliva los uniera.

Lentamente bajo al cuello del menor posando sus labios en un punto fijo para comenzar a besar y dejar una pequeña marca que comenzaba a tornarse rojiza.

-quiero escucharte gritar Ed, quiero escuchar tu voz- Ed solo asintió, también quería hablar pero su voz no quería salir.

 

Roy comenzó a besar el torso del menor mientras que este al haber desabotonado la camisa del pelinegro pasaba una mano, admirando todo lo que tenía delante y con la otra entrelazaba sus dedos en el cabello negro.

Ed busco la boca de Roy para unir sus labios de nuevo en un largo y profundo beso, las caricias se hicieron más y más presentes Roy estaba a punto de quitarle por completo la camisa que Ed llevaba, cuando el timbre sonó.

 

-hermano, soy yo Al- Roy en ese momento quería salir y correr al chico, ¿Cómo se atrevía a llegar en un momento tan inesperado? Ed tan solo, se sonrojo al ver su estado y como pudo intento arreglarse para ir a recibir a su hermano.

-hola hermano- Ed levanto la mano en gesto de saludo.- Amm, ¿interrumpí algo?

 

Ed no supo porque razón su hermano preguntaba eso, y Al noto la enorme duda de su hermano. -tu cuello- decía mientras señalaba su propio cuello.

Ed no lo entendió, y busco un espejo, para observar la pequeña marca que el pelinegro le había hecho.

 

 

 

Después de que Al entrara, Ed fue a la habitación a buscar un suéter que lo ayudara a cubrir le chupetón que Roy le había hecho, dejando al menor Elric con el pelinegro.

-se ve que no pierdes el tiempo con mi hermano-Decía  el rubio al pelinegro.

-antes de que me reclames déjame decirte que yo no tuve la iniciativa.

-pero aun así insisto en que vas demasiado rápido con él- realmente se le veía un poco molesto, había aceptado su relación, pero creía que Roy se aprovechaba de la amnesia de su hermano.

-no es mi culpa, le estoy dando todo el tiempo que pide-  Roy comenzaba a sentirse incomodo con la plática, no iba a dejar por ningún motivo que un chico de 16 años le dijera que podía hacer o no con su pareja.

-¿tiempo? Pues a mí no me parece, tiene tan solo 2 semanas de haber salido del hospital, no quieras aprovecharte-

-no crees que ya con sus 17 años, ¿es capaz de cuidarse solo?-Roy observaba la lámpara como si fuera la cosa más interesante, no tenía ninguna intención de pelear con Al, el chico le caía bien pero cuando tomaba el papel de hermano sobreprotector lo irritaba.

-pero viviendo con un pervertido como tú, nada es completamente seguro-

De acuerdo esa fue la gota que derramo el vaso, estaba a punto de reclamarle cuando un rubio bajo, llevaba un suéter de cuello de tortuga color negro con un pequeño cierre.

 

Al vio la reacción de Roy, esperaba una respuesta pero al parecer, no quería decirle nada, estando Ed presente.

-hermano, ¿Cómo te encuentras?- Ed solo asintió como muestra de un “bien” y dándole una sonrisa a su hermano. -me alegro de que este pervertido no te haya hecho nada.

-¡QUE NO SOY UN PERVERTIDO!- una venita se hacía presente en la frente del pelinegro provocando un gesto de risa en Ed, ya que aún su garganta no emitía sonido.

 

 

 

Después de la pequeña pelea los 3 chicos se dirigieron a la cocina, ya eras las 5:00 p.m. era hora de merendar. Acabada la comida, los hermanos se dirigieron a la sala, mientras Roy alegaba que quería dormir un poco en la cama.

-hermano realmente ¿estas bien viviendo aquí?

-“claro que lo estoy Al, comienzo a comprenderme mejor con Roy”

-no querrías mejor, ¿irte a vivir conmigo?- Al no creía que su hermano estuviera realmente a salvo viviendo en la misma casa que Roy.

-“no Al gracias, Roy y yo somos pareja”-¿pareja?, si Ed ya lo consideraba su amante eso era buena señal, de nueva cuenta se dirigió al segundo piso. Definitivamente esa noche, haría a Ed suyo de nuevo.

-bien Ed, respeto tu decisión, supongo que me tengo que ir, comienza a oscurecer.- El rubio asintió, yendo a despedir a su hermano hasta la puerta.

 

Ed subió al cuarto, si al fin había aceptado a Roy como su pareja. Al entrar encontró a Roy dormido, o al menos así lo creía él.

“Está dormido, supongo que no tiene nada de malo que dos amantes duerman juntos”.

La hora que marcaba el reloj, no era una tan temprana pero tampoco una tan tarde así que decidió ponerse el pijama y acostarse a un lado.

“Quisiera decirte cuanto te quiero”. Ed recostó su cabeza en el pecho de Roy tener al pelinegro cerca era algo que lo tranquilizaba.

-¿Qué sucede Ed?- El chico tomo su libreta al ver que Roy en realidad estaba despierto.

Por momentos se detenía a pensar en si realmente está bien lo que escribía. Pero decidido le mostro a Roy la frase.

-“¿dormirías hoy conmigo?”- Roy sonrió, lo mismo había pasado la primera vez, el pelinegro asintió, recostándose de nuevo y dejando a Ed sobre su pecho.

-esta vez Ed -El nombrado dirigió la mirada al mayor- nadie nos interrumpirá, hoy te hare mío de nuevo-. Roy le dio un beso en los labios, a un muy sonrojado Ed, que solamente sonreía nervioso, solo esperaba que, en efecto, nadie los visitara en ese momento.


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