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Lágrimas de acero por Drakarfox

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5 Tormenta mental.

-Dime Ed ¿lo disfrutas?- El rubio sentía tanto placer que no podía expresarse de ninguna forma.

-tomare eso como un sí- Calor y dolor era todo lo que Ed sentía, lo disfrutaba y quería más.

-¿quieres más?- El rubio asintió, el dolor era tan placentero que quería sentirlo en lo más profundo de su ser.

-vaya, eres un buen cliente- Aún no podía distinguir la voz y el rostro era borroso.

-solo haz lo que pido-

-sí que eres ansioso chico-

 

De nuevo el rubio sentía el filo de la navaja, bajando lentamente por sus brazos, hasta llegar a sus muñecas, en las cuales ya había bastantes muestras de cortadas, algo profundas.

-chico no te puedo dar todo lo que me pides, no quiero que mi mejor cliente muera-

-no lo repetiré una tercera vez, dame lo que te pido-

-no te matare, o al menos tratare no hacerlo-

La navaja fue marcando un camino desde su hombro hasta sus muñecas, dejando un rastro de sangre a su paso.

-¡¡AHHH!!-un grito de placer, inundaba su garganta y el lugar en el que se encontraba.

-Tu placer, es mío también Ed- Sus ropas ya estaban manchadas totalmente de sangre, de SU sangre. De nuevo la navaja sobre su cuerpo, la temperatura del metal lo hizo estremecer.

 

Se sentó de golpe en la cama, todo estaba en total oscuridad, después de calmarse un poco, recordó que estaba en la habitación, dirigió su mirada a un lado y vio a Roy durmiendo plácidamente. “Todo fue un sueño”  comenzó a tocar sus brazos, sus ropas, para lograr convencerse de que solamente había sido un sueño.

Se dirigió al baño, el sueño aún no regresaba, se quito la parte de arriba del pijama. Un gesto de sorpresa invadió su rostro, ahí estaba la marca de una enorme cortada que abarcaba de su hombro  a la muñeca. “Al parecer no fue del todo una pesadilla”.

Se dirigió de nueva cuenta a la cama, para acomodarse de nueva cuenta en el pecho del pelinegro, para así poder dormir, un poco.

 

Semana tras semana el sueño se repetía una y otra vez, Roy se había dado cuenta de las pequeñas ojeras que comenzaban a formarse bajo los ojos de Edward.

-Ed ¿qué sucede?, ¿has estado durmiendo bien?- El rubio asintió mientras le mostraba una sonrisa al pelinegro, no tenía por qué preocupar al pelinegro, pero comenzaba a molestarle el tener la misma pesadilla todas las noches, por culpa de eso no había podido llegar a nada con Roy.

-no mientas Ed, no creo que por dormir bien esas ojeras se formen.

El rubio que en ese momento preparaba el desayuno, fingió estar más concentrado en lo que había sobre la estufa que en le pelinegro.

-¿no me tienes confianza?-El rubio dio un pequeño brinco a causa del susto, el pelinegro lo abrazaba por la espalda. -vamos dime que te sucede, bueno…-Roy cayó en cuenta de lo que había dicho- en tu caso escríbelo.

 

Ed con tal de complacer a su pareja fue por su pequeña libreta por su único medio de comunicación que tenía.

-“si te tengo confianza, pero no pasa nada enserio”-Ed sonreía, Roy aparte de la preocupación que sentía por la falta de sueño de su pareja también le preocupaba el que aun no podía hablar, ya casi cumpliría el mes de haber salido del hospital y su voz aún no hacia acto de presencia.

 

En el trascurso del día no volvieron a tocar el tema, pero Roy no podía evitar la preocupación hacia su pareja.

 

 

-Ed ¿lo disfrutas?

De nuevo las imágenes comenzaba a florecer, de un golpe se sentó en la cama logrando sacar un pequeño gemido de susto. Por fin su garganta cooperaba con él, tal vez no significaba mucho un simple gemido, pero al menos era un pequeño avance.

El sonido no era tan fuerte pero Roy  pudo percibirlo, esa noche en especial, había tenido el sueño bastante ligero. -Ed ¿qué te pasa?- El rubio se abrazó con fuerza a Roy, estaba asustado, recordaba todo día tras día y comenzaba a volverlo loco, en sentido figurado naturalmente.

-Ed ¿te encuentras bien?- Solo abrazaba a su niño, pequeños temblores invadían su cuerpo, más intentaba controlarse, no se mostraría débil, no ante alguien que quería y ante algo que sabía ya había vivido.

No quería romper el abrazo, se quedaría con el rubio todo lo que fuese necesario para que el menor se calmara. Ambos se recostaron de nuevo en la cama, Ed con su cabeza recostada en el pecho del mayor, pocos minutos pasaron para que Edward sintiera una gran tranquilidad en el abrazo que Roy le otorgaba y por causa se quedara dormido. Roy no podía conciliar el sueño, ¿Qué era lo que Ed había soñado? Necesitaba ayudarlo pero primero tenía que saber que era lo que había sucedido en la mente del chico.

 

El reloj marcaba las 11:00 A.M. y el rubio aún no despertaba, Roy lo había dejado dormir bastante tiempo después de todo el chico despertó varias veces en el trascurso de la noche.

Roy se encontraba en la sala, con varios papeles, había dejado abandonado su trabajo y los casos no se resolverían solos.

El pelinegro se encontraba leyendo el caso de una chica de 17 años desaparecida no más de 3 días, cuando el timbre sonó.

-¡ya voy!-Roy gritaba detrás de la puerta. -¿Maes?-

-Hola Roy-  Maes saludaba a su amigo el cual no había visto desde que Ed había salido del hospital.

-¿A que se debe tu visita?- El pelinegro le hacia una señal para que pasara.

-¿no puedo venir a ver a mi mejor amigo?- con la mirada ubicaba cada rincón de la casa, como si buscase algo.

-si vienes a ver a tu mejor amigo, ¿qué o a quien buscas?

-bueno lo descubriste- Maes rascaba su mejilla con su dedo, mientras tenia una sonrisa nerviosa.

-pues no era difícil de deducir, ven vayamos a la sala-

 

Roy se dirigió a la sala, sabia que Maes había ido a verlo a él pero también iba para saber como se encontraba el rubio.

-Roy ¿y Edward?-

-dormido-

-¡¡¡¿Qué?!!! ¿¿Tan tarde??- Maes no cabía en su asombro, si bien recordaba el chico era de despertarse temprano.

-si Ed se estuvo despertando en la noche, no sé que soñaba y para serte sincero realmente me preocupa-

-lo imagino Roy, ¿crees que sea un recuerdo que lo esté torturando?-

-puede ser, hablare con él cuando despierte, mientras aprovechare el tiempo para ponerme al corriente en estos casos-

 

-de eso también venia a hablarte-

-¿qué sucede?-

-aún no logramos encontrar a la chica- Maes esperaba una actitud de sorpresa, desesperación o algo fuera de lo común en Roy, pero solo veía al pelinegro calmado.

-ya sabíamos que no iba a ser fácil encontrarla-

-¿Estas bien Roy?, esta actitud no es muy normal en ti-

-lo sé Maes pero ahora que Ed está conmigo, haré todo lo posible por que no recaiga en esa ambición-

-Roy, estaré para apoyarte en todo-

-Gracias-

Después de platicar un buen rato, Maes se retiro alegando que aunque había encontrado un pequeño lapso de tiempo para visitarlo aún tenía cosas por hacer.

 

Roy tan solo esperaría a que Ed despertara, si quería ayudarlo a no caer de nuevo en el mismo error, tenía que saber que tanto recordaba el chico y más que todo, que experimentaba su cuerpo con esos recuerdos.


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