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Víctimas por Mishogu

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Notas del capitulo:

Hola a todos n.n/ perdonen la tardanza... ¬¬ tuve problemas con mi inter hace 1 hora y media y así que salí a buscar uno.

No los molesto más...

A leer!!!

Capítulo XXIII

La dama.

 

Ya le dolía el cuello por tenerlo estirado por mirar cada una de las cosas que colgaban del techo, a simple vista eran solo cúpulas invertidas de simple concreto, pero si veas bien, eso de allí arriba no tenía nada de arquitectura moderna ni de simple.

 

Al momento en que las luces se encendieron lo noto, contenedores con personas o al menos lo que él creía personas.

 

—Malditos…—Soltó Vialer—… duermen a gusto mientras nosotros nos matamos…

 

La morena bufo molesta, cansada de escuchar a Vialer quejarse por absolutamente todo. Ni siquiera ella que era una mujer lo hacía, sus zapatos preferidos estaban llenos de fango de cloaca y no decía absolutamente nada.

 

El de cabello naranja se adelanto hasta estar casi dentro del círculo central de la sala principal.

 

—¿Y esto es el museo? —Comento Nicolás para si mismo, de pronto, lo volvió a sentir, ese cosquilleo que significaba peligro, esa sensación de mareo abrupto y descarado que se enrollaba en sus piernas y convertía los gonces de su cuerpo en gelatina—…hay… hay algo mal a-aquí…—Tartamudeo.

 

Vialer se arrimó un poco más aun tembloroso Nicolás, él también sentía ese pulso desquiciante que lo excitaba mucho.

 

Val en cambio apretó la espada que colgaba de su cinturón, sus dos padres parecían tener vidas separadas puesto que Vialer celaba al rubio y Vyaron se mantenía muy pegado a otro pelirrojo de ojos naturaleza, suspiro al notar pisadas tremendamente potentes, el problema era que no solo era un tipo, en ese lugar enorme habían tres diferentes guerreros y dada la capacidad de los pasos tenían un tamaña considerable.

 

El rey suspiro poniendo el pie en el interior del circulo, después de un zumbido que hacia doler la cabeza, las cúpulas de cristal que contenían a los vampiros fueron descendiendo lentamente hasta el suelo, el circulo exterior se encontraba a unos 10 metros del primer contenedor, Val detuvo al pelinaranja del brazo.

 

—¿Qué? —Giro el rostro mirando los ojos verdes claro del moreno menor.

—Puede ser peligroso, ¿Ya viste a Nicolás? Esta aterrado con la simple presencia de quien este allí.

 

Chia se adelanto unos pasos, altivo, pero lo suficientemente humilde, como para tratar con uno de la realeza que aun creía, soberbio.

 

—Majestad… el museo cuenta con hechizos irrompibles, eso que siente el joven Nicolás lo sentimos todos y…

—Solo deja de llamarme majestad…—Le corto—… es como si hablaras con mi padre y yo no soy ese hombre…—Una sonrisa vacía—… y no creas que no leí los libros sobre este lugar…—Dando un paso hacia atrás se libero del agarre del moreno menor y entro por completo en el circulo que rodeaba los contenedores—… el plan es que Chia, Vialer y yo distraigamos a los guardianes mientras Val, Nicolás, la señorita Valery y Vyaron buscan a la dama de la noche para pedirle la esfera de la eterna noche.

 

Todos menos Nicolás se tensaron ante la mención de esa mujer, al ser vampiros desde niños se les obligaba a conocer la historia desde el inicio hasta el instante mismo en que se encontraban y esa mujer a la que llamaban la dama de la noche, no resultaba nada indulgente con sus hijos.

 

Vialer entro al mismo tiempo en el circulo que Chia, los guardianes que tanto ruido hacían en la sala no tardaron en aparecer, tres seres de estatura imponente, de rostros cubiertos por capuchas y brazos dotados de músculos de metal portando espadas largas y filosas bañadas en sangre seca. Vialer no tardo en desaparecer entre las demás cúpulas llevándose detrás a uno de los guardianes. Chia en cambio fue un poco más lento, se despidió de Vyaron con un beso suave en los labios y al pelinaranja Val ni siquiera lo vio desaparecer, simplemente ya no estaba y lo adivinaba corriendo entre los contenedores para evitar al guardián que le perseguía.

 

—¡Ahora! —Val tomo de la muñeca a un desconcertado Nicolás y empezaron a correr al interior, al centro del museo donde la dama descansaba.

 

Valery esquivo una especie de lagarto con alas y le quito uno más Vyaron, los guardias no eran los únicos que debían enfrentar, el museo era una trampa para aquel que entrara sin el permiso adecuado y siendo la guerra un problema de tiempo no contaban con el.

 

—Hay que separarse en parejas, tía Valery tu ve con mi padre, yo iré con Nicolás.

—Solo tenga cuidado…—Los morenos desapareciendo.

 

Val apretó la mano de Nicolás, ¿A dónde ir? ¿Cuál de las muchas vampiresas debía ser esa mujer? ¿Y si los rumores de su desaparición eran reales? ¿Qué hacer?

 

La sensación de peligro se redoblo en el estomago del rubio, las punzadas en sus sienes le hacían pensar que si no avanzaba le explotaría la cabeza, sin importarle mayor cosa tomo a Val del brazo y lo arrastro sin saber a donde ir realmente.

 

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—Madre…—La voz de terciopelo de una mujer resonó entre la habitación iluminada por una fuente azulina—… uno de los hijos de Adán esta aquí…

 

Unos ojos rojos de pupila rasgada se asomaron entre la penumbra de un rincón, a la vez en que una boca de blancos y peligroso dientes sonreían con sorna.

 

—Ya lo note Ardath…—Era la voz de una mujer con más edad, con el sabor de la madurez y a la vez de la malicia de la juventud—… ya lo he llamado…

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Val apoyo al otro en una cúpula, Nicolás sudaba a mares y repetían sin cesar.

 

—Ya voy… ya voy… ya voy… solo deja de llamarme, ya voy…—Y se sujetaba la cabeza como si la voz que le murmuraba lo estuviera torturando.

—Nicolás, tranquilízate, el peligro pasara, debemos avanzar y buscar a esa mujer…—Lo levanto y empezó a caminar leyendo rápidamente los hombres en las placas de identificación en los contenedores.

 

Su atención estaba vertida por completo en encontrar a Lilith que no se dio cuenta de cuando se había acercado al área de lucha de Vialer y el guardián, este ultimo percibió nuevos contendientes y se lanzo en contra de Val y Nicolás a lo cual el moreno menor atino a empujar a Nicolás a un lado y saltar al otro. La espada había hecho brincar los azulejos del suelo provocando una nube de polvo.

 

—¡Nicolás! —Val tocia e intentaba encontrar al rubio, en el estado en el que se hallaba resultaba un blanco indefenso. —¡Papá, Nicolás esta herido! ¡Papá! —Se sentía perdido entre el polvo, completamente desnudo y a merced del guardián que en cualquier momento lo partiría a la mitad, una mano lo sujeto del brazo—¡AHHHHHHHHHH…hm..!

 

Vialer tuvo que cubrirle la boca, el guardián era un ser sin mente, sujeto a sus sentidos y a su deber de matar a quien entrase al museo. Val se abrazó a su padre, había vivido en el rumor de la paz, y la guerra le resultaba algo tan pesado e ilusorio.

 

—Nicolás… Nicolás está indefenso papá…—El balbuceo del moreno menor había despertado al amante celoso que Vialer quería ocultar para no pasar como un idiota enamorado, no podía con el simple hecho de pensar en un rubio desparramado por el piso a causa del guardián.

 

Le costaba respirar, no podía moverse como debía pero allí estaba, arrastrándose a unas escaleras, en pos de la voz sensual y femenina que le llamaba con tanta insistencia, ¿Quién era esa mujer que sabia su nombre completo? ¿Quién era esa que tenia voz de miel mezclada con el veneno más letal? ¿Quién era, la que le cantaba la olvidada canción de cuna que su mamá murmuraba en sueños y le llamaba pequeño fruto? Escucho el sonido de espadas chocando y el vibrar del suelo al recibir pasos tan fuertes en sus baldosas brillantes, Mishogu estaba atento a la espada y no se dio cuenta de Nicolás en el piso razón para que cayera de espaldas, su espada había quedado lejos, el guardián alzaba la suya con rapidez para dejarla caer con igual peligrosidad sobre sus cuerpos, y él solo pudo abrazar al rubio y rodar, fue entonces cuando, el entorno cambio, caían por una escalera que iniciaba en el techo y se perdían en una puerta lateral que volvía a subir, era un laberinto para dementes, donde no existía ni arriba ni abajo. Cayeron de lleno a una fuente de agua azul, el pelinaranja pataleo para salir a flote, pero no podía sobrepasar la superficie como si se tratase de un espejo bajo el agua, el oxigeno que su cuerpo exigía lentamente le hacia perder la consciencia, se encontraba aferrado al cuerpo inerte de Nicolás, casi cerraba los ojos pero una mano de piel blanca como la leche, de uñas pintadas de rojo sangre le sacaban del agua por el cabello.

 

—Vaya, al fin visitas querido hermano Mitosh…—Los ojos violetas del pelinaranja se abrieron en demasía, estaba delante suyo, sosteniéndolo por el cabello de la frente una de las partes de la madre de los seres de la noche: Ardath Lilith, ¿Pero donde estaba la dama de la noche en si? ¿Dónde estaba Lilith?

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado...

Comenten por  favor...

Gracias a: Dark Vampire por su apoyo...

Nos vemos pronto...


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