-.*sentándose en una silla* —veo que te sientes mejor ahora, yo te veo mucho mejor.
-.si lo sé, yo ya he notado la diferencia.
Ahora el ambiente incomodo hacia que ninguno pudiera decir nada al respecto. Sus miradas se cruzaron y las palabras no se necesitaban; ellos se hablaban de una forma u otra respondiendo sus dudas.
-.*cabizbajo* —por favor ya no aguanto más la duda, ¿Qué eres para mí?
Las lágrimas no tardaron en salir de parte del menor. Lo que inevitablemente hizo sentir mal al azabache.
-.perdona, quiero que vengas aquí en la cama y que te sientes. —Le señalo a un lado de su cama.
-.*ya sentado en la cama* —yo… me llamo Onodera Ritsu, soy uno de tus subordinados en el departamento de ediciones de manga shojo. *mirando a otro lado*
El seme no le convenció del todo su respuesta, pero al menos ya sabía el nombre de su acosador del que tantos sentimientos le causaban, inexplicables para él.
-.pero… —con una de sus manos agarro una de sus manos y con la sobrante acaricio la mejilla de su acompañante. *le voltea la cara para verlo a él* — ¿entonces el porqué de tus lagrimas?, además. ¿Por qué me besaste la última vez que nos vimos?
No pudo responderle nada; el ya se había quedado mudo y para rematar muy sonrojado. Con su mano libre toco, pudo sentir la calidez que trasmitía la persona que le había entregado su corazón, alma y por supuesto su mismísimo cuerpo desde la última vez pero recordaba mas ellos dos ya once años atrás.
-.yo estoy enamorado de ti desde mucho tiempo *volviendo las lagrimas en el* —pero sé que mi amor no es correspondido por ti. Es un sentimiento en vano.
En unos momentos pensó en decirle “yo también lo estoy de ti, ya no llores más”, pero había dudas sus evidentes mentiras ya que en el fondo de el había el recuerdo de la secundaria con otro chico que era especial para él, solo que su mente interfería y ponía borroso todo lo relacionado con aquella persona causándole un nudo en la garganta.
-.pero… antes de que te vayas, ¿me cumplirías un favor?
-. ¿Cuál es?
-.dame otro beso.
-.*sonrojado* -pero, Takano-san…
-.Ritsu, por favor…
Se estremeció al oír su nombre volverse a pronunciar en esa persona como lo hacía en un pasado, solo esos encantos le provocaban no, le incitaban a las ligas mayores, pero cumplió el cometido dado al principio con un tímido beso de algunos segundos.
-. ¿Eso es todo?
-.*sonrojado totalmente* —acaso… ¿quieres más?
-.es el último beso que voy a recibir de ti después de todo.
Las palabras sobraban en ese momento, pero ahora la misma imagen del acosador de Takano se presentaba, pero ningún segundo dudo de las órdenes dadas dándole otro de sus besos característicos.
-.Uno más.
Repitió lo mismo.
-.otro más.
Lo repitió.
-.mas…
Le acerco su cuerpo gracias a sus manos haciendo el beso mucho más apasionado como el lo quería cada uno saboreando la boca del otro y explorando sus cavidades con sus lenguas. Detuvieron su bella danza por culpa del maldito oxigeno que faltaba.
-.*separándolo un poquito* —me disculpo… fue sin querer.
-.no te preocupes, además es el ultimo que tendremos —recalco algo triste el ojiverde alejándose lentamente de él sin perder vista de sus ojos, labios con decorado un pequeño hilito de saliva que unía sus almas.
-.espera. *sosteniéndolo de su cabeza* — (¿pero qué demonios?… todavía que ando de pervertido con lo de los besos, pero este es el colmo; no puedo describir los sentimientos que siento ahora mismo).
Las acciones por hablar eran nulas, Ritsu según comprendía lo que expresaría: se soltó del agarre del azabache y en silencio se retiro del lugar, cabizbajo.