Capítulo XXXV.
Regreso al pasado.
Noa empezó a forcejar con la puerta, pero estaba cerrada por dentro y tomo una barra y golpeo la madera de la puerta hasta que esta cedió, se desgarro las manos quitando los pedazos rotos de los tablones y se empujo hacia adentro.
No observaba al pelinaranja por ninguna parte pero tenia que seguir buscando, tenia que desactivar la B.P. para evitar su muerte.
—¿Misho? —Una ventana abierta le respondió con un fuerte azote, se asomo y vio al vampiro apoyado sobre un poste, trepo como pudo y corrió hacia él—¡Perdóname por ser tan débil! —Sollozo abrazado al cuerpo del otro.
Escucho una risita sarcástica y un par de manos lo apartaron pues estaba haciendo presión sobre el costado donde la bomba se había adherido.
—No me pidas perdón por cosas como esas…—Se llevo la mano hacia el área afectada y palpo los tentáculos metálicos clavados en la carne y posiblemente en las costillas.
El rubio lo observo, no mostraba ninguna expresión, más que la neutral que siempre llevaba y le confería el aire de indestructible. Noto que las cejas del vampiro se fruncían levemente al intentar retirar la bomba manualmente.
—Déjamelo a mi…—Retiro las manos pálidas y le levanto la camisa, la B.P. señalaba que les quedaban dos horas más, palpo la piel comprometida y se dio cuenta de que la bomba estaba hasta el fondo, adherida de tal forma que si la arrancaba dañaría sus órganos, estaba sobre el hígado directamente.
—No voy a preguntar, tu cara me lo dice todo…—Comento el vampiro distraído, como si no estuviera a dos horas de morir hecho pedazos.
—Es que…—Tartamudeo.
—No hace falta que me repitas que no sabes desactivarlas. —Aclaro—… pero ya tengo una idea, escucha…—Se sentó erguido—… voy a la ceremonia de apertura, me abrazo a tu líder y lo dos volamos en pedacitos dándole fin a la dichosa guerra. —Remato la idea gesticulando con las manos como es que volarían los pedazos de sus cuerpos.
—¡¿Estas loco?! —Se escandalizo el rubio dándole un golpe sobre la bomba haciendo que el vampiro se doblara de dolor—… perdón… es que siento que debe de haber otra forma. —Se apeno al ver como había quedado el pelinaranja sobre el piso, se veía tan indefenso.
—Es que si no hay otra, será esa la forma en la que acabe con todo…—Se levanto y miro a Noa con esos ojos fríos—… y si debo hacerlo lo are.
El rubio se estremeció, cada musculo de su cuerpo se había contraído de una deliciosa forma por esa mirada, se sentía tan vulgar por excitarse así.
Siguió al vampiro al lugar donde creía haber visto a su primo, caminaba firme como si no tuviera en un costado una bomba.
—No quieres que se den cuenta…—Comento al aire, en un susurro.
El vampiro giro en seco con una mueca sorprendida que borro con un cabeceo afirmando lo dicho por el rubio menor y siguió caminando, iba a dar un paso cuando se detuvo clavando la vista en la flor amarilla debajo de su suela y casi grito.
—¿Qué pasa? —Noa lo sostuvo por la espalda y lo apoyo en una pared cercana.
—Llama a Val ahora mismo…—Susurro. Noa no tenia opción a replicar, salió corriendo en busca del moreno y lo dejo solo, el vampiro apretaba los puños y en un arranque de ira se golpeo la cabeza contra la pared—Eres un idiota…—Se insultaba—… un completo y enorme idiota…
—No…—Escucho, no necesitaba levantar la vista para saber quien era el que hablaba—… no lo eres, solo eres un niño. —Sin embargo alzo el rostro y vislumbro los rasgos que aun lo seguían en sueños.
—Bante…—Murmuro, el peliverte empezó a avanzar hacia el vampiro, lo acorralo contra la pared.
—Mi niño…—Le respondió este metiendo la mano bajo la camisa y tocando la piel dañada—Solo mío…
El vampiro de cabello naranja se estremeció sintiéndose de pronto de 10 años, tan vulnerable y pequeño como cuando era un simple niño, el mismo al que se refería el hombre peliverde.
—Creí haberte dejado claro que no te quería cerca de él…—Val lo ataco por la espalda alejándolo del estático rey.
—Tú no me mandas Val. —Escupió con ira—… esta vez he venido a quedarme con él para siempre y tu no podrás hacer nada. Yo seré el que lo salve de la guerra que no quiere.
El moreno tenía la mandíbula apretada al máximo, con los ojos encendidos en un rojo que distaba mucho del hermoso verde claro de su mirada.
—Sobre mi cadáver…—Siseo presa del odio.
—Un completo placer. —Sonrió el peliverde mostrándole una hilera de piezas dentales perfectamente blancas y con dos colmillos que delataban la naturaleza nocturna.
Estaban a punto de iniciar la pelea cuando el pelinaranja se desplomo al suelo y Nicolás, atacado por ese instinto adquirido después de que el vampiro lo convirtiera lo alzo del piso y salió corriendo seguido de Noa. Val se rio como una hiena, en un gesto que no era propio de su carácter y se disipo en neblina.
—No volverás a ponerle un solo dedo encima…—Bante lo sintió hablarle al oído—… esta vez no te dejare que lo lastimes como lo lastimaste cuando apenas era un niño… —Una nueva risotada y Bante lanzo un golpe furioso disolviendo la neblina a su alrededor, la calle desierta, los cuatro habían escapado.
Varias calles del lugar inicial Nicolás aun seguía corriendo con el vampiro a cuestas sintiendo sobre su espalda un objeto metálico que le lastimaba.
—¡Ya, ya detente! —Gimoteo Val detrás evidentemente cansado—¡Ya no nos sigue!
El rubio mayor aminoro la marcha y se desplomo también, con el vampiro encima. El moreno se lo quito y lo acostó notando que la camisa del vampiro estaba manchada con sangre, Noa en cambio se dejo caer en una banca y respiro hondo, jamás había corrido así.
—¡¿Qué rayos es eso?! —Grito el moreno aterrado por la B.P. que se reacomodaba en su lugar después de tanto movimiento—¡Eso no estaba antes, nunca lo ha estado, se lo puso ese maldito, ahora mismo lo mato, ¿Se puede quitar?! —Vocifero sin tan siquiera tomar aire para respirar.
Y a Noa le toco explicar por qué Mishogu tenia una bomba pegada, los otros dos escuchaban atentos, sin parpadear, tal vez pensando que si lo hacían se perderían de alguna parte de la información.
—¿Y entonces como se la quitamos? —Nicolás aparto varios mechones del rostro pálido con una expresión de tristeza que jamás pensó verle.
—No sé…—Noa se despeino por la desesperación—… solo los cazadores de alto rango pueden con las B.P.
—Tenemos que convencer a algún cazador para que se la quite…—Propuso un animado Nicolás sonriente—Así sobrevivirá.
—Eso suena bien, pero el problema esta en encontrar a un cazador que quiera ayudar al enemigo. —Val miro a Noa—¿No tienes algún amigo que nos ayude en esto?
El rubio se lo pensó un rato y les sonrió en un gesto tranquilizador e hipnotizante.
—Si, pero es solo un novato como yo.
—Eso no importa…—Atajo el moreno con la esperanza formando sonrisas nerviosas—… debemos intentarlo que es mejor que no hacer nada…
—Ahora… —Nicolás miro al rey inconsciente—¿Cómo encontramos a un cazador sin necesidad de meternos en su territorio y menos morir en el intento?
—Eso déjamelo a mi. —Noa miraba aun auto abandonado en medio de la cabelle y supuso, era de algún ser nocturno que tuvo que ser reclutado a ultima hora.