Capítulo 15: Mi vida por la tuya.
Era un hecho de que no todo les saldría como ellos querían pero eso era absurdo. Como rayos una maldita carroza de un payaso en traje de baño era tan grande y bloqueada toda la calle, tendrían que bajarse y empujar corriendo el riesgo de un ataque. Otra opción seria rodear y buscar una calle alterna, ¿Por qué el maldito centro comercial estaba tan lejos del banco?… se dio cuenta de que el rubio subía a la parte de arriba del automóvil y miraba comunicándose por radio.
—Es inútil, hubo un desfile y la calle entera esta bloqueada, hay que buscar otra ruta.
Retrocedieron hasta dar con una calle que estaba vacía, pero no cabían ni la camioneta ni el blindado. Tendrían que caminar.
Naruto descendió con elegancia y abrió el lado donde Hidan estaba y lo ayudo a descender. De pronto escucharon detonaciones. Los ojos de gato de Naruto brillaron en entusiasmo.
Obligo a Hidan a abordar de nuevo mientras el subía por las escaleras de servicio de uno de los tantos edificios de la zona residencial y con el lente buscaba calor encontrando una fuente camino a ellos.
—¡Sasuke teme, alguien viene hacia nosotros!—Su sexto sentido le aviso que debía saltar, un proyectil intento impactar su cuerpo. Una silueta extraña apareció. Era un hombre fornido de peinado extraño que traía armas de grueso calibre. Pero tenía una mirada ausente. Pasos por otro lado les hicieron girar, una chica pelinaranja estaba allí, en otro lado de la calle un moreno de cuatro brazos y un peligris de dos cabezas.
—Hay que regresar a casa Kyuu-chan.—Hablo la chica.
Naruto frunció el ceño, él no se iría con ese montón de fenómenos. No ahora que estaba despierto.
—Claro…—Susurro empuñando la katana. Seria divertido saber que tanto le instalaron.
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Kimimaro se encontraba en la azotea del edificio coordinando los detalles de la huida. Solo esperaba que Naruto apareciera pero desde su punto de vista este estaba teniendo problemas, estrujo la ropa de su pecho para aliviar el dolor punzante.
Giro el cuerpo y regreso hacia el lugar donde todos estaban. Miro con dulzura la escena mas linda del momento. Todos allí, reunidos para conocerse en medio de la desgracia. Había amor en el aire o al menos algo mas que simples hormonas, Itachi no dejaba de perseguir a un ofuscado Deidara que salía de los baños para empleados, un interesando Mizuki que abrazaba a su novio Iruka con ternura. Un moreno de sonrisa falsa con un pelirrojo que se ponía del color de su cabello cada vez que le robaba un beso. Un peligris que correteaba con disimulo a otro pelirrojo. Y finalmente ese hombre moreno que no le quitaba los ojos de encima.
Nervioso se aproximó al acosado Deidara que luchaba por que Itachi no le quitara la toalla con la que estaba cubierto.
—¿Hay mas toalla Deidara-san?
—¡Si!-Grito forcejeando—¡Quédate quieto maldito ninfomano!—Logro soltarse y empezó a correr hacia una de las boutiques seguido muy de cerca por el moreno Uchiha.
La mayor parte de los presentes rieron ante la cómica escena de esos dos, él en cambio entro a las duchas y empezó a quitarse la ropa ignorando la mirada afilada que se paseaba por su cuerpo desnudo.
Estaba seguro, ese cuerpo delgado, hermoso y escultural tenia que ser solo suyo, era perfecto para él, sintió envidia del agua que descendía por la piel clara del chico y sin dudarlo un segundo más se metió a la ducha donde estaba:
—Espero no te moleste que me bañe contigo… Kimimaro-kun…
El aludido giro el rostro apresurado viendo un cuerpo mucho más grande que el suyo a su lado desnudo. Completamente desnudo. Y ni toda el agua fría del Ártico podría bajarle los colores.
—No se preocupe, Madara-sama…—Y para no seguirse viendo como una farola de Navidad se volteo para proseguir con su trabajo y salir de allí, Madara en cambio ya había trazado el plan perfecto para iniciar el primero contacto con ese bombón. Kimimaro estaba lavándose el cabello, tenia los ojos cerrados para que no le entrara el jabón, el moreno estaba perdido en la visión de esos músculos contraerse y relajarse conforme el dueño se movía, algo de espuma le cubrió el pecho y él se lamió los labios ofreciéndose mentalmente a quitarle el jabón a ese cuerpo, la espuma siguió bajando hasta que le cubrió la espalda y los glúteos, allí Madara no supo como controlarse. Abrió la llave del agua caliente abrazando al menor en el proceso y pegándolo a los ladrillos cerámicos fríos.
—¿Mada...?—Pero el moreno no lo dejo terminar.
—Shhh.—Puso el dedo en los labios temblorosos.—Guarda silencio…
Sintió algo largo y duro muy cerca de sus glúteos, sin olvidar que estaba caliente… sus manos buscaron eso y al encontrarlo, la cara se le pinto de un rojo brillante que hasta evaporo el agua que tenia, empezó a forcejar para que lo soltara pero el moreno era mucho mas fuerte.
—Tranquilo, seré bueno…—Prometió besando la espalda de Kimimaro.
—No nos conocemos…—Alego quitándose el jabón del cabello para ver mejor.
—Abra tiempo después…—Sus dedos empezaron a tantear la entrada del peliblanco y al encontrarla se escabullo sacándole al chico un quejido de dolor. Siguió besándole el cuello, su otra mano empezó a masturbarlo tranquilizándolo. Ya no se quejaba si no que gemía en voz baja para no llamar la atención de los de afuera.
Madara se canso de penetrarlo con los dedos y lo hizo el mismo cubriéndole la boca para que no gritara, por que una cosa eran sus dedos y otra, bueno, pues eso… Kimimaro dudo leves instantes de dejar que le hiciera todo eso y detenerlo. Pero el placer que sentía le robo la mente calculadora que había enamorado a Orochimaru.
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Naruto se cubría la herida ocasionada en el brazo por Tayuya, y a penas se podía parar por toda la energía que consumió el grandote, Udon y Ukon lo rodeaban e incluso habían entrado en su cuerpo y él los había sacado de la forma mas radical que pudo, el chico de cuatro brazos lo obligo a caer en sus telarañas como 3 veces pero ya no más… nuevamente el aura roja cubría su cuerpo mientras tres colas se asomaban detrás, los del sonido retrocedieron temerosos. La idea era obligarlo a regresar, ir a buscar a Kimimaro y salir de allí lo mas rápido posible, pero si su hermanito menor quería jugar pues ellos jugarían, ante la mirada de asombro de los que se mantenían dentro del blindado los 5 chicos se convirtieron en creaturas que daban miedo… Sasuke no dudo en ver a Naruto se rodeaba de esa aura roja hasta que parecía un zorro. La batalla inicio con estrepitosos impactos, atacaban al rubio juntos, pero nada podían hacerle mas que perder fuerza puesto que Naruto extraía el virus de sus cuerpos. Una cola más se asomo y ellos vieron el fin. Naruto era más fuerte de lo que cualquiera hubiera imaginado. Tayuya alzo la vista mientras continuaba con vida…
—Kyuu-chan...—Su corazón dejo de latir junto al de los demás.
Nadie los separaría en adelante. Giro el rostro mientras se desprendía el aura roja. Estaba dispuesto a todo por que Sasuke teme saliera vivo y que el bebe de Hidan y Kakuzo naciera sano y salvo.
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Kimimaro estaba sentado en el suelo con Madara entre sus piernas haciéndole una felación, sentía esa lengua recorrerle con experiencia. Se mordió los labios y se corrió, su amante furtivo se trago todo.
El agua se llevo los rastros de lo que allí había pasado pues Madara se había corrido en abundancia y de el aun salía el simiente del moreno. Se levanto y termino de limpiarse para dedicarle una sonrisa tímida al moreno que le regreso un beso que lo dejo completamente loco.
—¡¡¡Ya están aquí!!!—Se escucho una voz emocionada.
Se vistieron lo más rápido posible y salieron observando como una palmera con un mono se acercaba.
Las persianas se abrieron y la vistosa carroza se detuvo, de ella bajo un sonrojado y malhumorado moreno y un sonriente rubio que tenia los brazos detrás de la nuca. Poco después un peliplata y un castaño que miraba a todos desconfiado.
Allí, se dispusieron a salir para poder ir a las afueras de la ciudad donde los sacarían del infierno.
De pronto:
—Kimimaro…—Llamo una voz—…repórtate.
El peliblanco dio un salto. Era Orochimaru. Sin embargo ellos ya tenían un plan gracias a un brillante moreno de coleta en piña que resulto todo un genio.
—Lo siento Orochimaru-sama…—La señal estaba debilitada y se podía observar muchos zombis detrás del chico.—No lo logre…
—Jajajaja…—Se escucho la risa sarcástica del moreno—…¿Y crees que con jueguitos de ese tipo funcionan conmigo?
Los habían descubierto, trago duro sintiendo la pantalla siendo retirada de su mano. Shikamaru retiro los efectos que le había logrado poner a la pantalla.
—Escucha serpiente rastrera…—Amenazo Deidara—…déjanos en paz o te ira feo.
—Oh, Deidara-sama, por favor perdóneme.—Y la risa molesta siguió escuchándose.
—¡Vas a dejar a mis hermanos, Orochimaru!—La voz de Naruto se escucho fuerte y clara—… nadie amenaza a mis hermanos.
—Despreocúpate, Kyuu-chan, yo no amenazo…—Una mira fría y malvada—…no saldrá nadie vivo de Konoha, todos están muertos…
Y la comunicación se corto. Naruto estaba furioso al punto en que el aura roja volvía a cubrirlo.
—Eso lo veremos…—Murmuro apretando los dientes.
—Ya Naruto, vamos a salir de aquí ya lo veras…—Sonrió Deidara feliz por que su ototo estaba con él otra vez.
—Así es, en realidad… nos esperan…—Respondió un sonriente Kimimaro.
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Consiguieron el combustible necesario para ambos autos gracias a que Naruto y Sasuke habían tenido una gran idea de traer con ellos el combustible de las carrozas.
El camino estaba bloqueado por autos, trincheras que algunas personas levantaron queriendo salvarse y los cuerpos mismos que se estrellaban en los parabrisas agrietándolos en el proceso. El lugar de reunión mas seguro que fijaron fue la montaña de los hokages, allí el helicóptero tendría lugar para salir.
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—Ya veras que saldrán, Fugaku…—Hablo esperanzada la voz de un rubio hermoso que miraba desde la ventana de un gran edificio el escenario.
—No lo dudo, Minato…—Respondió un moreno al lado del rubi—-… pero eso no resta la preocupación por nuestros hijos.
El rubio apoyo la cabeza en el cristal, sus bebes aun estaba allí y eso dolía.
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Les faltaban unos cuantos metros para alcanzar la libertad, a unos pasos de recordar todo como una pesadilla y la libertad sabia a sangre en el aire. Se sentía como un golpe bajo, duro y sin compasión.
La bala entro y salió, Orochimaru hablaba muy en serio cuando dijo que no amenazaba, pero si ese primer disparo podía alertar a los demás pues bienvenido. Cayo al piso de cara sin tan siquiera haber podido pone las manos antes que el rostro. Sintió las manos de ese amante ocasional sujetarlo y arrastrarlo hacia unos autos quemados en línea.
Unos ojos avellana que conocía dieron órdenes precisas para defender su posición. Sin duda alguna la alcaldesa era una mujer de cuidado. La ropa de su pecho fue rasgada y el orificio de salida de la bala estaba muy cerca de su corazón, sentía quemarse, como si en ese agujerito que le hicieron se le escapara el alma misma. Los ojos asustados de Naruto le preocuparon, pero no se daría el lujo de morir así, no habría forma de que el muriera y esta vez estaba seguro que vivir valía la pena.
La ráfaga de disparos continuaron, llamaban a la muerte en cada detonación, Shikamaru ya había recibido en el brazo un disparo, el gordito estaba desmayado por el golpe que uno de esos mercenarios le propino. Neji y Sai estaban completamente agotados, estaban protegiendo de los que se atrevían a acercarse, sumando a los tipos esos, los zombis no ayudaban mucho… estaban atrapados y con las de perder.
Naruto escondió la cara entre sus manos. Kimimaro estaba herido de gravedad y no solo era él, casi todos allí ya habían sufrido algún daño, su hermano le hacia de francotirador junto al hermano del teme, Sasori mantenía a los zombis a rayas juntos a los senseis, los niños estaban en el blindado al lado de Hidan, el grupo de Pein mantenían a los soldados de Orochimaru alejados. Todo era un caos que no podía controlar, necesitaba ayuda y…
Una mano sobre la suya le recordó a su Sasuke teme. Sonrió y corrió hacia el frente, sentía la mirada de Sasuke nuevamente en su espalda, dándole una ultima mirada a ese hombre moreno sumamente apuesto sintió una lluvia de proyectiles recibirlo.
Los hombres de Kasa tiraban a todo lo que se movía. Algunas balas entraron en su cuerpo pero no sentía dolor, no cuando muchas mas vidas estaban en peligro… se prometió salvarlos al precio que fuera. Era una decisión difícil pero no era imposible.
Desenfundo la katana y empezó a rebanar a los atacantes, el aura roja hacia su aparición nuevamente pero estaba seguro que esta vez podría sacar lo bueno de lo malo. El miedo se pintaba en cada rostro, le temían por cada uno de sus movimientos. Con precisión y una elegancia absurda para el instante la danza propiciada por la muerte dejo un banquete para los zombis. Sentía muchos ojos encima de los cuales solo unos negros quisover. Corrió hacia Sasuke y lo abrazo.
—¿Viste lo que hice teme?—Era como una emoción inaudita.
—Si, dobe… y estuviste genial.—Sujeto con delicadeza ese rostro angelical y se acercó para probar lo que antes no pudo, pero…
—Aun no es seguro…—Kimimaro estaba débil aunque por los sobrevivientes haría lo que fuera debían apresurarse, el helicóptero no tardaba en llegar.
Siguieron su camino. Todo estaba silencioso y se podía adivinar por las gruñidos y quejidos lejanos que todo estaría peor.
—Encontré algo interesante…—Llamo Shikamaru sentado en el suelo con la mini computadora que antes tenia Kimimaro.
Todos se aproximaron curiosos.
—¿Qué es?—Deidara aparto un mechón de su cabello y lo coloco detrás de su oído.
—Según la información de ambas empresas hay una forma de desactivar al virus.
La mirada de Naruto se encendió de emoción, tenían la oportunidad de cerrar ese ciclo tormentoso y dormir tranquilos aunque tuviera a cuestas muchas vidas.
—¿Y…? Habla, habla, habla…—Apresuro un emocionado Deidara.
—Que problemático…—Suspiro cansado y miro a todos—… en el edificio principal de la empresa hay un reactor en lo alto, es la fuente de energía del virus, en realidad el virus no es un virus sino nanotecnología… pequeños robots que modifican un cuerpo inanimado y en teoría muerto convirtiéndolo en el soldado perfecto…Indestructible, incansable, sostenible que evoluciona en cuatro fases. La fase uno son los cuerpo humanos en el proceso de evolución, la fase dos cuerpos que están hechos para luchar y la fase tres, no hay muchos detalles pero solo dice que son rápidos y venenoso y la ultima fase, esa que debemos evitar que surja a cualquier precio…—En ese momento todos lo miraban con cara de susto—… son una especie de criaturas auto sostenibles, se reproducen en un tiempo aproximado de tres horas y la cría dura en promedio dos horas en aprender de la madre los hábitos a seguir.
—Genial…—Mascullo molesto Itachi—…y ahora son zombis que se follan y luego tienen bebes.
—¿Como será el sexo zombi, Gaara?—El mencionado no respondió pero se puso más rojo que su cabello, dándole un codazo a Sai por su pregunta.
Kakashi miro a Sasori el cual se mordía un dedo conteniendo las ganas de gritar y jalarse el cabello, tomo con delicadeza su mano y la llevo a su boca.
—No hagas eso…—Beso el dedo que estaba algo rojo por la mordida—…te harás daño.
El pelirrojo hecho un manojo de nervios solo agacho la cabeza. Estaba mal el pensar en ese hombre como un prospecto de pareja, no podría tener algo con Kakashi, era un guerrero, siempre al borde de la muerte y sin tiempo que perder tenia que cuidar de Deidara y de Naruto, los niños que sin perjuicio alguno los aceptaron y les dieron un techo a él, a Kankuro y a Gaara. Estaba mal pensar en la propia felicidad cuando la vida de muchos corría peligro, sintió la mano del peligris subir a su rostro donde unos dedos retiraron las lagrimitas que querían salir. Alzo la mirada violeta avellanada y se abrazó al cuello de Kakashi que solo palmeo su espalda estrechando ese cuerpo delgado y frágil de muchacho que Sasori tenia, él había perdido las esperanzas en el amor cuando Iruka se comprometió con Mizuki. Pero con el chico que sostenía celosamente,las recobro, era como ver en esos ojos de rosa encarnada una promesa. Alejo al chico con cuidado del resto y lo llevo a unos arboles donde lo recostó en la corteza de uno y lo beso con pasión mientras se mecía lentamente imitando el acto sexualpero se detuvo al escuchar un grito con el cual se veían descubiertos.
—¡Ya tórtolos! ¡El amor espera lejos de aquí!
Sasori tenia el rostro rojo sin embargo solo se levanto bajándose la camisa y cerrando su chaqueta de cuero para regresar al lugar donde todos estaban reunidos.
Shikamaru prosiguió sintiéndose el cuentacuentos en una excursión, tomando en cuenta de que se trataba de la excursión a la muerte.
—… como les decía, debemos antes de irnos desactivarlos…—Miro a los rubios y después a los morenos Uchiha sabiéndolos dueños de las compañías implicadas.
—¿Y eso como se hace?—Se aventuro Deidara.
—Ese es el problema…—Suspiro—… se necesitan cuatro llaves y…—Titubeo entre continuar o arriesgar las vidas de más inocentes—… y necesitamos de cuatro sacrificios.
Naruto no tardo en levantarse diciendo:
—Yo iré…—La determinación en esos ojos azules de gato solo enamoraron a Sasuke dándole un tremendo dolor por esas ganas de morir.
—No…—Se escucho—… iré yo… estoy casi muerto.—Comento un débil Kimimaro.
—Ni loco preciosura.—Contradijo Madara obligando al peliblanco mirarlo a los ojos.
Y así se vieron enfrascados en una discusión que duro mucho pero no los llevo a nada.
—Lo indicado es una desinfección completa…—Comento Zetsu jugando con una hoja de un árbol.—Es lo mejor.
Naruto se dio cuenta de un detalle insignificante.
—¿Cuales serán esas famosas llaves?
—¿No lo adivinas?… dobe.—Sasuke se levanto de su lugar y toco el pecho del rubio subiéndole los colores al rostro cuando metió las manos entre su ropa y saco un cristal azul, Deidara de inmediato busco entre sus bolsillos una cadenita idéntica a la del menor.
—Faltan dos…—Shikamaru reviso con meticuloso cuidado a los Uchiha menores dándose cuenta de que lucían unos dijes con el emblema del clan.—Y están en sus cuellos.
Sasuke retiro el dije al igual que Itachi mientras los miraban. Acordaron una bomba nuclear que no dejaría rastro alguno de ser viviente o no viviente pero seria seguro que acabarían con todo. El problema es que la explosión tendría que devastar más allá de Konoha matando a muchos inocentes.
Naruto fingió estar de acuerdo con la idea pero en el fondo ya empezaba a idear un plan para robarle el diamante a Deidara y a los Uchiha.
Lo que no sabía es que su hermano mayor pensaba lo mismo. Deidara llevo a Naruto a un lado del improvisado campamento y lo abrazo fuerte, si moriría tendría que tener en la mente el más dulce recuerdo de su travieso ototo. Sintió a Naruto corresponder casi con la misma necesidad que él mostraba, entre el abrazo sintió que algo abandonaba su cuello sabiéndose después despojado del regalo de su padre.
—Naruto devuélveme el collar…—Pidió.
—No… primero devuélveme el mío…—Naruto encaro al rubio mayor.
—Es inútil Naru, ambos debemos morir y esta claro que ya decidimos eso.—Regreso el diamante azul y miro el grupo que se reunía en torno a una hoguera.—Hay que quitarle a ellos los otros, yo me encargo de Itachi, ve tú por el de Sasuke.
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Froto sus manos, tenía una horrible sensación de perdida más no lo dejo abrumarlo, tendría que ser fuerte y sacar al dobe del infierno. Miro al rubio sonreírle y llamarlo con un tímido gesto. Conquistado por la inocencia tan dulce de Naruto corrió hacia él y lo estrecho en un abrazo cuando el menor abrió los brazos.
—Desde que te vi, supe que te amaba…—Comenzó el rubio—Y ahora en medio de la desgracia solo te digo que agradezco mucho el haberte conocido, me hubiera encantado hacerlo mas tranquilos pero…—La voz se le quebró y salió en lugar de palabras un sollozo ahogado.
—Shhhh…te conocí, lo mejor de todo, lo mejor de esto es que te recupere aunque nunca te tuve, te recupere y no te dejare ir.—Afianzo el agarre sobre la cintura del menor mientras buscaba desesperado la boca tan gloriosa que quiso probar desde antes siendo interrumpido por una molesta rubia.
—Naruto-kun Kimimaro-san te llama.
El susodicho se apartó de los brazos del moreno y le sonrió.
—Te amo.
Itachi en cambio estaba hablando con los chicos de su edad, los conocía y veía en ellos próximos amigos, estaba ese hombre terriblemente fiero que intimidaba a cualquiera y decía llamarse Pain, el chico cara de pez; Kisame y ese tonto alegre; Tobi, además estaba el cajero embarazado muy mal hablado y el gerente avaro y codicioso pero que no dejaba de acariciar la barriga de su novio.
Unos brazos cálidos le indicaron que el chico que mas amaba lo abrazaba con una necesidad asombrosa, se giro ignorando a Sasori que hablaba de saber que para apretar entre sus brazos a Deidara.
—¿Alguna vez te he dicho de que eres apuesto?
—No…—Pensó unos instantes—… te la has pasado insultándome.
El rubio se sonrojo pero mantuvo el abrazo hasta que parándose sobre las puntas de los pies alcanzo los labios del moreno y dejo en ellos un beso suave y corto para luego salir corriendo.
—¡Iré a cuidar de Kimimaro!—Eso era lo que había escuchado Itachi antes de caer sentado en las piernas de Sasori el cual miro extrañado a su amigo, discretamente escudriño el cuello del Uchiha sin hallar el collar con el dije, en un chispazo supo lo que trataban de hacer y se levanto aceptando las disculpas del moreno.
Miro a Deidara perderse entre unos arboles donde seguro Naruto lo esperaba, sin querer tropezó con Sai, frunció el ceño en el acto sabiéndolo conquistador del corazón de su Gaara. Le caía modernamente bien pero al solo ver como trataba con tanta familiaridad a su hermano le dieron esos típicos celos que les dan a los hermanos mayores.
—¿Ya te diste cuenta de lo que están haciendo nuestro apreciables rubios?—Pero no era ningún idiota.
—Si…—Murmuro—… y por lo visto ya tienen las cuatro llaves.
—Necesitaran dos personas más.—Comento sonriendo fingidamente.—También pienso ofrecer mi vida por Gaara.
—Y yo por Kakashi…—Respondió automático, pero al solo escuchar lo que decía se cubrió la boca mirando hacia todos lados por si alguien lo escuchaba pero todos seguían en lo suyo.
—Lo sé.—Se acercó al pelirrojo y susurro en la pose de quien confía un secreto a alguien más—… eso ya todos lo saben.
Descubrió que el chico era mejor de lo que pensaba, estaba dispuesto a morir por Gaara, acordaron hacerlo. Fueron hacia donde estaban escondidos los rubios y los hallaron muy entretenidos buscando la forma de llegar a la torre de Sharingan, pues el reactor se encontraba allí. Los sorprendieron quitándole a cada uno un dije ofreciendo la ayuda necesaria. A Naruto le costó aceptar pues se negaba a dejarlos morir pero sabia que los clones que podía hacer no soportarían el impacto y se desvanecerían pues según Shikamaru si alguien quitaba la llave el reactor se apagaría irremediablemente como medida de seguridad. Entre los cuatro trazaron un camino seguro hacia la torre que lejos no quedaba.
Kakashi buscaba con la mirada al joven pelirrojo, sin encontrarse en ese cuerpo de infarto y esos ojos bellísimos que se cargaba el condenado pero de pronto sintió la profunda presencia del artista eterno pues había escuchado a este mientras hablaba con el grupo de chicos algo raros sobre su pasión por las marionetas y se giro mirando esos ojos tan dulce e infantiles tan parecidos a alguna muñeca que vio en algún escaparate en una tienda. Sonrió sin proponérselo haciendo que el adolescente se sonrojara hasta parecer que su rostro y su cabello iniciaban en el mismo lugar. Acaricio con cuidado el rostro blanco y le dio un beso en la frente.
—Eres hermoso…—Murmuro contra la piel del chico haciendo que se estremeciera.
—Y tu eres tan varonil…—Comento Sasori pegando el rostro al pecho del mayor.—Y me has enamorado.—Confeso abochornado sintiéndose igual que Deidara cuando salió corriendo, ahora lo comprendía.
Se apartó un poco clavando sus ojos en ese rostro despreocupado, sus manos subieron por los hombros hasta que la humedad de la sangre lo tomo de sorpresa. Estaba herido.
Kakashi sonrió abiertamente cuando el rostro por lo general serio y frío tuvo su instante de preocupación y adoro cuando esos ojitos tiernos y dulces, según él claro, se aguaron deliciosamente. Ya se lo imaginaba con esos ojos llorosos mientras lo pen…
—¡¿En que rayos piensas?!
—En nada…—Le lanzo una mirada indiscreta al cuerpo de Sasori que entendió en el acto—… en nada.
El adolescente se apartó obligando a Kakashi a que se sentara después montándose en sus piernas rompiéndole la camisa que cubría su hombro, vio con asombro los dedos delgados y delicados recorrer el borde del orificio sin causar dolor, vio la piel blanca mancharse de rojo carmesí pero lo que llego después lo llevo al cielo, fue cuando los labios carnosos y elegantes limpiaron el área afectada introduciendo de vez en cuando la lengua en el orificio. Kakashi se vio obligado a aferrarse a la cintura del menor acallando gemidos que amenazaban con salir, también se esforzaba para no empezar a embestirlo por encima de la ropa. Aunque Sasori aprovecho y le saco la bala de la herida bajándole la calentura al peligris. Se levanto y lo beso dejando en su boca el sabor de la sangre propia.
—Iré a cuidar a Kimimaro…—Con asombro vio al pelirrojo alejarse. Suspiro, como iniciaba a amar a ese niño que le recordaba al hombre acompañado de una linda mujer que atropello hace algunos años.
Gaara atizaba el fuego en silencio ignorando las preguntas de los niños. No le interesaba decirles por qué tenía tatuado el kanji amor en la frente. No quería decirles mejor dicho.
—… es sencillo…—Escucho—… es por que Gaara es el ser que da y recibe amor por naturaleza…
Una vena y unas ganas horribles de meterle al moreno pálido la vara con la que atizaba el fuego aparecieron en su mente, aunque después se arrepintió, el único que le metería algo a Gaara seria Sai como castigo por algunas travesuras…
—Ya Gaara, quita esa cara… el amor esta en el aire.
Se dejo llevar por la seducción que destilaba ese moreno; de pronto se sintió dichoso de tenerlo. Como si la desgracia no fuero lo doloroso. Sonrió tímido, pero recompuso el semblante y le dio un tímido beso de esos que dejan sin aliento, Sai lo abrazo por la cintura murmurando en su oído esas palabras dulces y empalagosas que solo Gaara escucharía y Sai sintió el calor subir por sus piernas…
—¡¡Yuhi-san te quemas!!—Escucharon y por instinto dirigieron su mirada a la pierna del moreno donde el fuego se expandía lentamente; Gaara se agacho y empezó a apagar el fuego riendo bajito. Sai se quemaba pero no hacia nada más que sostener su mano con fuerza. Se sintió necesario, querido al fin. Elevo la vista hacia arriba mirando intensamente al moreno que dejo claro con sus ojos noche que si tenia la oportunidad lo dejaría en cama por dos meses. Sai sonrió, pero no eran esas típicas que mostraba por compromiso, era una real, una que le dejaba claro a Gaara que de Sakura no quedaba ni el recuerdo.
Se puso de pie y beso los labios algo fríos del moreno susurrando un tierno:
—Te quiero…
Que fue respondido por un sencillo:
—Yo también…
Sonriendo al amor Sai se alejó soltando la excusa perfecta.
—Cuidare de Kimimaro-kun mientras viene el helicóptero.
Gaara asintió en un gesto despreocupado y hasta efímero sabiendo que su amor estaría a salvo…
Naruto se removía incomodo dentro del auto de Deidara mientras esperaba a que este regresara con de con Itachi, sabia que iba a morir y lo hacia gustoso pero no podía con la idea aun, no quería morir sin haber entregado su cuerpo y su alma al hombre al que escogió para ello, aun no podía irse sin nombrar al pequeño de Hidan y Kakuzo ya que ellos lo designaron padrino. Guardo un sollozo cuando vio a Sai regresar con una sonrisa seguido por un ruborizado Sasori, no podía evitar sentirse miserable pero estaba apunto de solucionar todo, de hacerles a los demás la vida fácil. Deidara apareció tímido del follaje, había tardado por dejarle a Shikamaru instrucciones claras para la evacuación y se sentía feliz por saber que haría algo por lo que Itachi se sentiría orgulloso. Subió al auto y empezó a conducir hacia la salida con el más meticuloso cuidado de no chocar con algún cacharro quemado por allí.
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De pronto el vacío hundió su mundo, se sintió solo y frío como si le faltara esa otra parte que hallo en Naruto, se removió nervioso mirando al auto donde Kimimaro estaba, noto que Itachi no dejaba de mirar allí también junto a un preocupado Gaara, ni hablar de Kakashi que parecía inquieto, solo entonces se armó de valor y toco la ventana que en el acto bajo mostrando a Madara.
—Quiero hablar con Naruto.—Pidió estirando el cuello con discreción.
—Entonces búscalo, aquí no esta.—El mayor se apartó para mostrar a Kimimaro dormido, una Tsunade encariñada con las facciones del chico y un Zetsu fumando.
Allí dentro no estaba Naruto. El corazón empezó a bombear con fuerza. Giro hacia Itachi lanzando la noticia que fue recibida con asombro cuando el mismo Madara abrió la puerta dejando ver solo a los que estaban allí. Sin querer empezaron a buscar con la mirada a sus respectivas parejas sin hallar a uno solo.
—¿Qué no adivinan?—Pregunto Shikamaru sosteniendo la computadora en sus brazos.—Se fueron a desactivar el reactor.
—No tienen las llaves.—Contrataco Itachi.
—El que no las tiene eres tu.—Regreso el chico amante de la flojera.
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Conducía rápido hasta que su auto crujió adolorido por los muchos impactos que recibía. Solo les faltaban si mucho una cuadra. Solo una cuadra y todo terminaría incluyendo sus vidas.
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Sasuke no supo cuando se lanzo encima del chico de coleta de piña sacudiéndolo con tal violencia que ni todos los hombres juntos podían controlarlo. Sus ojos mostraban dolor total.
Cuando al fin se canso soltó a Shikamaru llorando como un niño en los brazos de su hermano. Lo estaba perdiendo de nuevo.
—Aun puedo hacerlos entrar en razón…—Murmuro el chico sobándose el cuello, usando la computadora enlazo los celulares de los cuatro chicos que conducían hacia la torre. El GPS les mostró lo rápido que iban. Shikamaru le tendió el teléfono a Sasuke que al solo escuchar el:
—¿Hola? —Hablo atropelladamente.
—¡Vuelve aquí dobe idiota! ¡No tienes derecho a hacer algo así! ¡VUELVE!
El silencio del otro lado le dio miedo, era como si Naruto se negara a dejarlo escuchar su voz de niño una vez más hasta que…
—Es decisión nuestra teme, ya no hay vuelta atrás…
—Acaban de lanzar los teléfonos por las ventanillas, supongo que las negociaciones terminaron, aun puedo seguirlos con las cámaras de seguridad.—Anuncio Shikamaru.
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Cuando el teléfono vibro en sus manos no dudo en contestar pero al escuchar su voz dudo mil y una vez en responder, tuvo que recurrir a todo su valor para decirle que ya estaba tomada la decisión. Le dolió tirar el teléfono junto a los otros tres pero así tenía que ser, con fuerza y con valor tendría que enfrentar todo. Asumirían su muerte como el sacrificio que era, mejor cuatro vidas que a miles más. Sonrió con amargura cuando el edificio de Sharingan se alzó impotente como los hermanos dueños.
Bajaron de los autos cargando todas las armas que pudieron, disparando a lo que moviera, golpeando y derrumbando lo que se cruzara en su camino. Por instantes sintieron que no llegarían; que los zombis serian demasiados y morirían entes de llegar pero cada una de sus preocupaciones fueron destrozados cuando lograron entrar a la torre. Los zombis del interior fueron fáciles, incluso habían pocos dada la seguridad que tenia ese lugar que muchas veces de niños pisaron, bueno al menos casi todos tomando en cuenta de que Sai nunca habría entrado al edificio.
Los elevadores no funcionaban siendo su única opción las escaleras y caminar los 60 pisos que tenia el imponente edificio. Los primeros pisos resultaron sencillos pero los siguientes se convirtieron en la rutina tonificadora de sus piernas. Era simplemente agotador tener que subir tantos escalones y por encima cuidar sus espaldas por si algún zombi con hambre los atacara.
El ultimo nivel y festejaron sin mucho ruido para ingresar a una especie de sótano enorme con una consola y centro de control de la seguridad del lugar. Ese sótano o como los de Sharingan lo llamaban «El cerebro» controlaba todo allí, justo al entrar lograron apreciar a un niño de no mas de siete años jugar con unos viejos carritos.
Se miraron confundidos, ¿No se suponía que el edificio estaba vacío?
—Oye pequeño…—Llamo Naruto agachándose para quedar a la altura del menor y tocar su hombro pero al casi lograrlo el pequeño desapareció sin haber atendido el llamado del rubio.
Deidara retrocedió pegándose a Sasori.
—No es buen momento para descubrir que también tendremos que enfrentarnos a fantasmas.—Comento Sai recargándose en uno de los aparatos.
—No te apoyes allí.—Aviso una voz infantil algo metálica.—Es equipo delicado.
Justo cuando los cuatro creyeron que estaban volviéndose locos vieron como un niño de largo cabello negro y un rostro algo femenino aparecía enfrente.
Naruto quiso tragarse la lengua para no gritar al igual que el resto sin embargo el niño no parecía querer lastimarlos.
—Tienen que identificarse.—Exigió el pequeño.
Los adolescentes se miraron entre si pero fue Deidara el que hablo.
—Soy Deidara Namikase Uzumaki, ¿Quien eres tú?
—Tus amigos aun no lo hacen.—Puntualizo el chiquillo.
Tras un breve silencio el siguiente fue Sasori que con algo de pena cumplió la exigencia del menor y así los restantes.
Una vez terminado el niño sonrió apareciendo un conejo en sus brazos.
—Mi nombre es Haku y soy su programa guía.
Eso había sido confuso, sin embargo se limitaron a suponer que seria la inteligencia artificial encargada del lugar.
—Necesitamos un favor, Haku.—Hablo Naruto.
—¿Qué favor?
—Queremos que desactives el reactor que alimenta al virus.—Fue Sasori que dio la orden clara pero el menor solo agacho la cabeza haciendo que la habitación entera se pintara de un triste campo nevado.
—No puedo…—Suspiro—… no estoy programado para ello, solo abro y cierro puertas, controlo elevadores y soy la seguridad de este lugar. Realmente no puedo hacerlo, tal vez si convencen a Zabusa-sama que lo haga lo consigan.
Y he allí un misterio más para la lista, ese hombre que nombraba Haku podría estar muerto. Pero el mismo pequeño les indico que solo era el programa que se encargaba de cosas mucho mas complicadas. La cuestión estaba en como hacerlo aparecer. La suerte al fin les sonrió pues apareció un hombre alto de rostro fiero al cual no tardaron en reconocer como el verdadero cerebro del edificio.
—¿Así que desactivar el reactor?—Cuestiono el hombre sentándose sobre una consola y siendo levantado por el menor con la misma expresión que uso con Sai.—Te recuerdo que soy una imagen proyectada, en fin, apagarlo es apagarnos pero esta bien, Haku y yo conseguimos un hueco en la red y estamos transfiriendo nuestras bases de datos a un lugar mas seguro, no puedo desactivarlo por que nuestro programador sabiendo que nosotros lo haríamos por seguridad lo construyo para que fuera apagado manualmente, no creas que las cuatro llaves que traen abren puertas, no, para nada, son comandos específicos y directivas únicas que lograran lo que nosotros no…—El hombre pareció pensar en decir la siguiente parte pero al ver que Haku se preparaba para hablar continuo—… aunque si podemos serles útiles para desactivar el armamento del anillo exterior.
Ambos programas los condujeron a una habitación en una esquina. Al abrir las puertas se dieron cuenta de los cañones que apuntaban a su dirección pero con una orden de Haku no hicieron nada. El interior era algo pequeño y en cierto punto decepcionante, se esperaban tecnología de punta y esas cosas pero en el centro solo había una especie de mesa con cuatro ranuras para insertar las llaves. Los programas se limitaron a ver.
Naruto fue el primero en introducir su collar poniendo la mano en la placa que lo identificaba con un heredero, Deidara hizo lo suyo mientras repetía las acciones de su hermano, Sai en cambio codeo a su cuñado motivándolo a hacerlo, Sasori dudaba, le daba miedo dejar solo a Gaara pero seguro Kankuro sabiendo del peligro iría a buscarlo. Al final metió el dije de los Uchiha y puso la mano.
—Bueno ahora que moriremos no esta de más decir que los quiero y a veces odio tu manía de llegar a tiempo a todos lugares.—Confeso Deidara mirando a los tres chicos y después a Sasori.
—¿Así?—Pregunto este medio indignado pero agradeciendo el que Deidara aminorara un poco la tensión.—Pues yo también los quiero, menos a Sai por que es novio de mi hermano y también odio tu manía de explotar cosas.—Contrataco sintiendo como un leve temblor sacudía su cuerpo.
—Yo si te quiero Sasori.—Hablo Sai.—Me imagino que así de bueno como estas así será Gaara de adulto.—Se gano las miradas que decía «que pervertido».—Tu también Naruto, serás como tu hermano pero mas masculino y te veras muy bueno.
Deidara hipo indignado, le decían que era un chico raro y además que lucia muy femenino.
Sasori en cambio quiso molerlo a golpes por hablar así de su hermano.
Y Naruto, Naruto sintió pena por él y a la vez agradeció que Deidara y Sasori no dejaran sus lugares para darle una paliza. La paliza que si merecía.
—Yo en cambio los quiero y los considero en este confesionario pre mortem, la mejor opción para morir.
Los programas se vieron y luego sonrieron dejando un escenario de nieve que les arranco a los chicos una sonrisa. El final era blanco y pues estaban allí a punto de morir por amor, solo por amor.
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Desde que Shikamaru le dijo que estaban en el interior del edificio no había podido bajarse del auto y menos dejar de mirar a través de los binoculares, no podía evitar revisar ventana tras ventana con la esperanza de verlo por última vez pero fue en una de las pequeñas donde sintió una cabellera rubia rebelde. Era el ultimo nivel y sabia del cerebro en el sótano, el tiempo iba pasando lentamente sin embargo sabia que por más que tardaran cumplirían con su meta, el corazón le empezó a latir con demasiada fuerza que temió morir por un ataque, aparto la vista apretando el puente de su nariz, de pronto un zumbido tomo a todos por sorpresa. No era un helicóptero ni nada parecido, volvió a su lugar y siguió vigilando. Para su asombro y horror los cristales del edificio fueron explotando desde la base hasta el ultimo piso, con el espectáculo de fragmentos de cristal su esperanza se iba al infierno. Con la belleza se hacia añicos el que sus amores se arrepintieran. Todo iniciaba en su final.
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El suelo se sacudió con fuerza pero permanecieron en el mismo lugar, mirándose mutuamente con la calidez y ternura del que sabe que va a morirse por algo que vale la pena. Naruto deslizo la mano de la placa y apretó la de Deidara con temor, los ojos les escocían, les quemaba la intensidad del sacrifico y solo pudieron pensar en las cosas que nunca podrían hacer. Naruto no pudo reprimir unas lagrimas en honor a Sasuke, a ese hombre que amo desde antes de conocerlo y al cual no podría entregarle su amor por completo.
Deidara se lamento el que nunca pudiera tocar en verdad la piel del moreno mayor de los Uchiha. Desde que lo vio esperando compañía le pareció algo burdo y vulgar, sin sentido tomando en cuenta de que Itachi era muy atractivo. Suspiro apretando la mano de Sasori pues la mano de Naruto estaba sobre la que sostenía la llave y miro el rostro apacible del que consideraba un modelo a seguir, de aquel hermano sin sangre en común que adoraba desde el inicio.
El pelirrojo miro a los rubios con cariño, los hermanitos menores que solo en la familia Namikase pudo tener, por que Gaara le llevaba algunos años a Naruto. Dios, Gaara, se quedaría solo y no tendría más familia que Kankuro y Temari y según lo que Sai le había dicho ella estaba muerta. Y Sai, al menos agradecía el hecho de que muriera a su lado y no podría acostarse con Gaara, que es tan inocente y lindo. Estaba Kakashi, pero intentaría no pensar en él, sabiendo que el momento para perdonara era ese, tomo la mano de Sai sin mirarlo. Todo sea por Gaara, pensó, tal vez en la vida que venia el karma les daría lo que les quitaba.
Sentir la mano temblorosa de su cuñado lo hizo saltar de su lugar, no de la sorpresa si no de agradecimiento. Esperaba su aprobación, de que le diera al menos un:
—Gaara tiene suerte de tenerte…
Sueño hecho realidad, podría morir en paz y desearle de corazón a Gaara el que reconstruyera su vida.
Los cristales del edificio explotando no les provoco temor, la destrucción de su vida ya no era su problema, ellos ya estaban más allá que acá, puesto que sus pensamientos iban dirigidos a esas personas que les dieron más de lo que esperaban.
La explosión devasto los cristales del ultimo nivel dañando de forma severa sus pieles, sin embargo permanecieron en el mismo lugar, Naruto sintió un día pasar por sus ojos cuando Deidara cerro los propios; un cielo azul; seguido de Sasori; un atardecer y finalmente Sai con esos ojos noche que solo Gaara supo iluminar. Miro hacia la montaña de los hokages y que allí Sasuke le daba el último adiós. Un pitido al principio pausado se hizo cada vez mas frecuente, un estruendo mayor y la habitación se lleno de llamas, lentamente cerro los ojos pensando en Sasuke, en el amable moreno que conoció al principio y el Sasuke con el que peleo por todo al final. Sonrió con las mejillas mojadas, era el adiós y estaba feliz, había vivido bien y podía jactarse de ello fuera a donde fuera.
Al momento en que sus zafiros estuvieron cerrados la explosión llego, estaba seguro que no sufrirían por que el sacrificio por amor solo te hacia libre.
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Shikamaru recibió una notificación en la mini computadora de Kimimaro, dos programas habían sido enviados a ella; cada uno tenia un nombre humano; Haku y Zabusa cosa que le extraño sin embargo se fijo mas en lo que sucedía a su alrededor.
Sasuke primero vio como el ultimo piso era consumido por las llamas y sintió que el corazón se le quemaba al lado de su amor; poco después una explosión que inicio desde arriba hizo colapsar el edificio entero, nadie podía apartar la mirada del hongo de humo que se formo, ninguno de los cuatro llegaron a escuchar el potente grito de la alcaldesa para que se tiraran al suelo.
No, ellos no escucharon siquiera la explosión y menos vieron la honda expansiva que se dirigía hacia ellos y dejaba a su paso un camino de fuego y desolación total, Sasuke pudo ver como surgía un zorro de nueve colas que corría hacia ellos, pero tampoco le puso atención por que veía en la cabeza del zorro a su amor, acompañado de Deidara, Sasori y Sai.
En medio de las lágrimas sonrió, las aves de los edificios volaron, vio a Itachi de pie, encarando el dolor como nunca antes lo hizo, al profesor de cabello blanco apretar la ropa del pecho y al pelirrojo con las manos en la cabeza llorando como un niño.
El golpe destrozo todo pero no fue suficiente para acabar con la montaña de los hokages, solo era el golpe devastador que llevaba el ultimo adiós.
No pudo evitar caerse del auto, e impactar contra el suelo como si fuera una pelota de goma hasta que quedo pegado a un árbol que soportaba la fuerza de la explosión. Sin embargo no diría que dolió, es más había sentido en esos últimos momentos en los que duro consiente una dulce voz que le decía:
—Te amo teme…—Junto a un beso cálido y casto que de seguro lo seguiría a donde fuera. Vio entre escombros antes de caer al suelo la silueta delicada de Naruto girarse y regresar hacia la ciudad quemada. Solo entonces se permitió quedar inconsciente.
Itachi reacciono tarde, si no hubiera sido por el auto de atrás hubiera volado algunos metros más.
Su espalda golpeo la puerta, los cristales se enterraron en su espalda al punto en que la camisa se lleno de sangre, pero no fue eso lo que lo descolgó por completo, sintió los brazos cálidos del rubio detrás, aminorando el golpe que recibió, giro el rostro lo suficiente para ver como el cabello oro de Deidara lo rodeaba, los labios rosas sonriendo con gracia y el beso final que le arranco lagrimas, sabia que sufriría el resto de su vida por esa perdida. Lo sabía él y lo sabia Deidara.
Cayó al suelo con la frente abierta sonriendo, que delicioso sentir esos labios, que lastima que solo seria una vez. Que lastima que la muerte los separara.
—Itachi hay que continuar…—Pero sostendría ese amor por los dos.
Kakashi se lanzo al suelo casi cuando la carcaza de un auto quemado arrastrado por la explosión iba a golpearlo, cubrió con ambas manos su cabeza.
—Te amo, y eso ni el tiempo lo cambia…—Escucho, unas manos firmes acariciaron su espalda hasta llegar a su cabeza para pasar a su rostro y alzarlo con esos dedos largos y delicados, entre el fuego logro observar esos ojos de rosa que le gustaron desde el inicio, Sasori estaba allí para despedirse, quiso abrazarlo pero la silueta del pelirrojo se desvaneció entre sus brazos, como una vana ilusión, una sonrisita cálida y un beso dulce, cerro los ojos con tristeza, era amargo el adiós en verdad. Se alzó de rodillas viendo hacia la cuidad en llamas, Sasori era fuego y tiempo, lo que más dolía era sin duda no saber que tanto ese fuego podía consumirlo. Sus manos apretaron la tierra arrancando la escasa vegetación.
—¡¡¡YO TAMBIÉN TE AMO!!!—Era imposible no amar a ese niño. Pego la frente al suelo, y lloro en silencio.
Gaara en cambio, permaneció de pie aferrado a una baranda de metal que hacia de mirador, tenia la esperanza de que el edificio estuviera de pie, de que ello hubieran podido escapar de la explosión y que ahora mismo pudieran regresar y ser felices en ese dolor.
El humo y el polvo se disipo conforme avanzaba el fuego mostrando escombros de lo que había sido antes un importante edificio, se soltó rodando unos metros hacia el follaje donde se aferro a una rama baja de un grueso árbol.
Deseaba morir y alcanzar a Sasori que el muy baka se había ido sin pensar en él, también por Sai que el muy maldito se fue sin amarse como era debido. Quería perder la virginidad a manos del moreno.
—Habrá otra oportunidad para estar juntos…—Escucho, se abofeteo mentalmente sabiendo que Sai posiblemente estaría muerto junto a los otros; aunque las manos frías pero delicadas le arrancaron un escalofrío al caer en cuenta de que Sai se despedía. ¡¡¡EL MUY MALDITO SE ESTABA DESPIDIENDO!!!
Alzo la mano intentando tocar ese rostro pálido pero bello y solo fue una nube de humo y polvo que se disipo en el acto.
Golpeo con fuerza el tronco del árbol y sintió que algo le caía en la nunca directamente dejándolo sumido en la inconsciencia, debía agradecer que sintió aun un beso cálido.
Todo era borroso cuando abrió los ojos, el cielo azul era de un gris rojizo que no le gusto en lo más mínimo, vio los pocos arboles sacudirse con intensidad mientras el sonido de un helicóptero… tal vez dos o tres, se acercaban y aterrizaban, alguna gritos de hombres seguro mucho más corpulentos que él rasgaron el silencio adornado por el sonido ya muerto de fuego consumiendo.
Giro un poco la cabeza mirando Konoha, la cuidad era un desastre, incluso su vida sin Naruto. Fue ayudado por dos pares de manos fuertes a levantarse, realmente no se encontraba allí, su mente estaba centrada en los pequeños momentos con su rubio, Itachi estaba algo destrozado, era imposible volver a ser el mismo. En realidad todos estaban así.
Sin objetar o intentar hacerlo fueron subidos a un helicóptero muy bien equipado que pronto alzo el vuelo.
Un hombre alto busco con la mirada a los rubios y al no hallarlos pregunto a aquel que de seguro sabía.
—Gaara…—Pero el pelirrojo no respondió, menos se volteo para mirarlo, así que siguió preguntando—…¿Donde están los señoritos y Sasori?
Un leve espasmo en el atlético cuerpo del chico se convirtió en el llanto más triste que algunos de los presentes hubiera escuchado en su vida. El hombre se acercó a Gaara y lo tomo de los hombros obligándolo a mantener la calma sin lograrlo.
—¡¿Donde están los señoritos y tu hermano?!… ¿Donde están los otros?…—Repitió.
—¡¡¡ESTÁN MUERTOS!!!—Grito con todo el dolor aflorándole en la piel.—¡¡¡Están muertos Azuma!!!… casi toda mi familia se murió en esa maldita cuidad.—Acepto, los demás hombres con el logotipo de Kasa agacharon la mirada, el sujeto que había preguntado deseo haberse mordido la lengua y jamás haber escuchado eso.
Tan solo unos segundos después otro hombre solo que esta vez con el rostro pintado con gruesas líneas violetas se acercó y abrazo a Gaara; a Kankuro aun le costaba el hecho de perder a esa gran familia que habían armado.
Arribaron al aeropuerto privado de los Namikase Uzumaki en Suna, Sasuke con una manta encima y unas gasas en la frente respiro el aire arenoso del lugar.
Suspiro, cuan lejos se encontraba de Konoha, cuan lejos se hallaba de volver al lugar donde todo estaba muerto. Incluyendo a su corazón.
Tras llevar a Kimimaro a un hospital privado todos acordaron permanecer juntos, por que solo entre ellos lograrían comprenderse cuando las pesadillas los asaltaran por las noches. Sasuke se abrazó a Itachi, el cual atrajo a Gaara y a Kakashi en un abrazo alentador.
Después de todo… la vida continuaba.
Dos horas después del incidente…
Konoha, edificio Sharingan.
Varios hombres con trajes anti radiación iban y venían entre los escombros, Orochimaru examinaba con cuidado una pila de metal retorcido, uno de los hombres movió una pared y miro con asombro algo allí para luego girarse y gritar:
—¡¡¡OROCHIMARU-SAMA, LOS ENCONTRE!!!
El moreno miro a su asistente y corrió hacia allí, se quito la mascaría y sonrió macabramente, lo que había encontrado era mejor de lo que imagino, tenia que agradecer al menos podría reconstruir el grupo que el condenado rubio le había matado, pronto los sobrevivientes sabrían de él, por que Orochimaru no amenazaba…
Fin… ¿Pero realmente es el fin?