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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Al día siguiente, cuando Lucius Malfoy salió de San Mungo, lo hizo con un hechizo Glamour encima para no ser reconocido por algunos reporteros apostados a los alrededores y cuando al fin arribó a su nuevo hogar, Draco lo esperaba con los nervios a flor de piel.

            -Listo, aquí estamos –dijo Harry entrando con la silla de ruedas.

            -Oh… por Merlín… -musitó Draco levantándose del sofá.

            -Tranquilo, no quiero que te me infartes a media sala.

            -Torpe, estoy bien… -respondio sintiendo un nudo en la garganta al ver a su padre finalmente libre y a su lado.

            Harry lo vio acercarse lentamente e hincarse frente a Lucius, quien simplemente miraba a un lado.

            -Papá… -dijo Draco tocándole una mejilla- ya eres libre y estas en casa… en tu nueva casa…

            Harry no dijo nada, pensaba muchas cosas pero se abstenía de decirlas.

            -Estoy bien –exclamó Draco levantándose y sonriéndole- adivino lo que piensas.

            -¿Ah sí?

            -Ajá… Harry, te conozco como la palma de mi mano –continuo tomándole la mano- sé que su recuperación será muy lenta, no espero demasiado.

            -Bueno… -dijo Harry besándolo en los labios- eso espero.

 

            Una semana después, un chequeo a Draco por parte del señor Jackson, concluía con un gesto satisfecho.

            -Muy bien, todo va muy bien.

            -He seguido todas sus indicaciones –respondio Draco sentado en la cama.

            -Y espero que sigan una mas… ambos –dijo mirándolos alternativamente ya con gesto serio.

            -¿Qué sucede?

            -No puede haber más bebés.

            -Ah, eso… -exclamó Draco incomodo rascándose la nuca.

            -A ti no quiero recetarte nada para eso –continuó el medimago- pero a ti Harry…

            -¿Sí? –respondió el moreno sintiendo la orejas rojas a pesar de la confianza con el anciano.

            -Debes usar métodos anticonceptivos cuando tengan relaciones.

            -Claro –dijo sintiendo su cara muy caliente.

            -Hay varias opciones, me gustaría que fueras a mi consultorio para explicarte cada una de ellas.

            -Si, iré mañana mismo.

            -Bien, pues me retiro, pórtense bien, nada de sexo por ahora, aun quiero que descanses lo mas que puedas –dijo dirigiéndose a ambos y después a Draco específicamente, quien solo sonrió y asintió con la cabeza.

            Cuando el medimago partió y Harry regreso a la habitación, Draco estaba bebiendo un vaso de agua.

            -¡Maldito viejo! –Dijo en cuanto Harry cerró la puerta- lo volvió a hacer.

            -Si –respondio Harry riendo- volvió a avergonzarnos a propósito… aunque ciertamente tiene razón –continuó ya en un tono más serio- no puede haber más bebés, Draco.

            -¿Y porque me lo dices a mí? Ni que yo los hiciera con el dedo.

            -No seas idiota… no me refiero a eso, digo que debemos platicar este asunto, que nuestra familia ya está completa.

            -Claro que esta completa, no planeo tener otro hijo dentro de mi cuerpo.

            -Ni yo planeo hacerte otro, así que ambos debemos aplicarnos en este asunto.

            -¿Ambos? –dijo Draco alzando una ceja.

            -Aja… ambos –repitió Harry caminando hacia él hasta colocarse atrás y abrazarlo por la cintura mientras le hablaba al oído- yo pienso usar un método conceptivo, por lo que tú debes ocuparte en recuperarte lo más pronto posible porque me muero de ganas de hacer el amor como unos malditos maniacos.

            Decir que no esperaba lo mismo hubiese sido mentira, así que lo único que hizo fue bajar su mano y sobar el bulto de Harry, quien gimió ante la caricia.

            -No empieces Draco… sabes que aun no podemos.

            -Ya lo sé, pero esto no impide disfrutar lo que es mío.

 

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            Dos semanas después, Phillipe Wright suspiraba mientras ponía el pergamino que acababa de leer en su escritorio.

            -¿Sigues odiando el departamento de aurores?

            -No, ya no tanto.

            -¿Y entonces porque renuncias?

            -Esto ya lo tenía planeado desde hace mucho tiempo –respondio Sirius alzándose de hombros- lo único que me detenía era el asunto de Michael Kingston y ya está concluido, nada me retiene aquí.

            -Primero Remus, Luego Potter y ahora tú…

            -Vamos jefe, sabe que aun tiene buenos elementos.

            -Eso ya lo sé, pero eso no sustituye a los que se van.

            -Pues sí, pero así son las cosas.

            -Sé que no te voy a convencer, así que ahorraré mi energía –exclamó Wright resignado sabiendo de los planes de Sirius desde hacía mucho y que nada podía retener a su auror mas obstinado- acepto tu renuncia, la cual se hace efectiva a partir de este momento.

            -Gracias –respondio Sirius tendiéndole la mano.

 

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            -¿Socio capitalista? –exclamó Draco alzando ambas cejas mientras cortaba unos waffles con un tenedor.

            -Ajá ¿creían que solo ustedes estarían metidos en algo divertido?... les reclame a los gemelos el porque me dejaron fuera del juego.

            -No te dejaron  fuera a propósito –dijo Harry con el pequeño Sirius en brazos a punto de darle su biberón- lo que sucede es que no se nos ocurrió que tú quisieras participar en ello.

            -¡Bá…! ¡ba!... –balbuceó Harry desde su silla alta mientras agitaba su cucharita con expresión feliz.

            -Toma cariño –dijo Draco dándole de comer en la boca.

            -Pues ya tenemos un plan de acción –exclamó Sirius muy ufano.

            -¿Tan pronto?

            -Claro Harry, me sorprende que te sorprendas.

            -Bueno, es que ellos son muy quisquillosos en cuanto a sus creaciones se refiere, ni siquiera nosotros hemos tenido tiempo de hablar con ellos al respecto.

            -Bueno, es que desde un principio nuestras ideas como que se conectaron de inmediato.

            -¿Qué tipo de ideas exactamente? –preguntó Draco alzando una ceja.

            -Bueno, verán… -respondio el ex auror arrellanándose en su silla disponiéndose a hablar con la misma emoción de quien cuenta el descubrimiento del milenio- la rama que yo manejaré será un tanto distinta.

            -¿Qué tanto? –volvió a preguntar Draco.

            - Déjame terminar, ellos se encargarán de las invenciones, porque yo de eso no tengo idea, pero de la mercadotecnia y otros detalles, yo me ocuparé y obviamente su nombre no se relacionará con estos juguetes, pues eso no sería conveniente para la imagen.

            -¿Qué juguetes? –preguntó Draco ya casi escuchando la respuesta en su mente.

            -No solo juguetes obviamente, sino bromas, disfraces…

            -¿Qué juguetes?

            -Eróticos por supuesto –respondio Sirius como si fuera lo más obvio del planeta.

            Harry peló tremendos ojos mientras abría la boca en tanto Draco solo levantaba una ceja y decía:

            -No sé porque no me sorprende.

            -¿¡Pondrán una Sex Shop?!

            -Si ¿no es genial? A mí se me ocurrió y ellos lo aceptaron de inmediato, de hecho dijeron que tenían varias ideas en el tintero.

            -Por Merlín, Sirius…

            -Ustedes pueden ser los conejillos de india para sus invenciones, sé que no les costará mucho trabajo.

            -¡Por supuesto que no! –exclamó Draco indignado y con las mejillas rojas.

            -Cálmate, Sirius solo bromeaba.

            -En realidad no, sería fantástico tener los resultados de los juguetes, pociones y demás de primera mano ¿no creen?

            -Esto es el colmo –exclamó Draco levantándose y tomando en brazos a su hijo Harry.

            -No te enojes, era una broma –dijo Harry viéndolo dirigirse a la puerta- Sirius, dile que era una broma… Sirius no te quedes callado.

            Cuando Draco salió mascullando quien sabe que cosas, Harry miró ceñudo a su padrino.

            -No debiste decir eso, ahora yo tendré que aguantar su mal humor todo el día.

            -Es que no era una broma… ¿a poco no te gustaría probar los inventos de los gemelos en esa área? Ya sabes lo talentosos que son.

            Harry abrió la boca para debatir el punto, sin embargo las últimas palabras de Sirius lo hicieron quedarse callado.

            -¿Lo ves?

            -Bueno, pues si que son talentosos pero… no tenías que decírselo tan claramente a Draco –replico como no queriendo la cosa mientras miraba a su hijo succionar el biberón mientras lo miraba atento.

            -Eres un degenerado, a fin de cuentas todo un Potter –concluyó Sirius sonriendo mientras le daba un sorbo a su café.

 

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            Dos meses después, Draco se miraba en el espejo al terminar de bañarse para después torcer la boca y ponerse una bata de baño.

            -Mierda… -pensó secándose el cabello con otra toalla al tiempo que salía del baño- tengo panza…  mi vientre no está plano como antes de mis hijos.

            Llegó hasta su cama y se desplomó quedando recostado.

            -Y tengo estrías… tengo estrías… diablos, diablos, diablos… tengo estrías… estoy horrible… -concluyó frotándose la cara.

            No es que no las tuviera desde la gestación de Harry o que no las hubiese notado crecer con el pequeño Sirius, pero casi no había sexo, por lo tanto no había necesidad de ser sexi o guapo, pero ahora a casi dos meses de haber nacido Sirius…

            -Listo –exclamó Harry entrando  a la habitación- los gemelos nos esperan en su casa, allá en el callejón Diagón  a las 3:00 pm a comer y tendremos nuestra primera reunión para comenzar a trabajar… ¿sucede algo?

            -No, nada… ¿ya está el desayuno?

            -Si, solo faltas tú, Harry esta chillón, quiere que tu le des de comer.

            -Voy en cinco minutos.

            -Bien.

            Se levantó con los ánimos por los suelos… Harry pronto reclamaría intimidad y él no se sentía capaz de dársela; de hecho sabía que el moreno se masturbaba en el baño y de vez en cuando en la cama cuando pensaba que él ya estaba dormido; pero no solo su físico era el problema, simplemente se sentía tan abrumado por tantas ocupaciones que en lo último que pensaba era en coger.

 

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            -Tranquilo, es normal –dijo el señor Jackson ante un compungido Draco.

            -Pero es que no me dan nada de ganas… -gimoteó sin importarle un pito hablarle de algo tan intimo al medimago.

            -Mira, sé que no te gusta para nada que te hable de lo que le sucede a una mujer puesto que tu eres hombre, pero no hay otros parámetros con los que compararte, digo, no sé lo que le suceda a una gorila pero sí sé lo que pasa en el cuerpo de una mujer embarazada y lo que sucede cuando esa etapa ha pasado, así que…

            -Sí, sí, ya entendí el punto –interrumpió Draco ceñudo y un tanto indignado por la comparación- pero es que no hablo de lo que pasó cuando nació Harry… digo, me siento abrumado sí, pero no de esa manera tan horrible de cuando estaba deprimido… es diferente.

            -Tu vida es diferente ahora, ya no es uno, ahora son dos niños a los que debes atender, tu salud va mejorando y por lo mismo te presionas mas a ti mismo para hacer más cosas… dime algo ¿temes embarazarte otra vez?

            -Yo no me embarazo –masculló el rubio malhumorado.

            El medimago exhalo un suspiro mientras se rascaba la frente y miraba sin ver un pergamino en su escritorio.

            -Puedo gestar niños, no embarazarme, embarazarse es para mujeres y yo no…

            -¿Temes gestar otro niño? –interrumpió el medimago con deseos de estrangular a cierto paciente.

            -mmm pues no, Harry y yo quedamos que ya no.

            -¿Quedaron cómo? ¿De qué manera se pusieron de acuerdo?

            -Pues… -respondió Draco dudoso- aquella vez en que usted le dijo que ya no más niños, él dijo que estaba de acuerdo.

            -Ya veo… así que estas completamente seguro de que si tienen relaciones no quedaras preñado.

            -Yo no…

            -¡No se le puede llamar de otra manera, quedaste preñado y punto! –exclamó el señor Jackson harto.

            Draco lo miró abriendo tremendos ojos para luego torcer la boca y mirar a otro lado.

            -¿Y bien?

            -Pues…

            -Mira Draco, no tienes deseos sexuales por varios factores.

            -Un momento ¿entonces esto es normal?... digo ¿esto suele pasarle a las mujeres?

            -Por supuesto y es más común de lo que crees.

            -¿En serio?

            -Sí.

            -Bueno… -continuó Draco haciendo un gesto con la mano- no me interesa lo que les pasa a las mujeres, sino lo que me pasa a mí.

            -De acuerdo, aunque debo decirte que lo que les pasa a ellas es algo de lo que te pasa a ti, pero obviaré eso ¿bien? O al menos lo intentaré.

            -Por favor.

            -Bien, está el factor hormonal; durante el embarazo hay un incremento en la producción de progesterona  que despierta y fomenta el instinto maternal disminuyendo el deseo sexual, dime algo ¿Quién atiende a los bebés durante la noche?

            -Bueno, Harry ya no se despierta en la noche, pero a Sirius yo lo atiendo.

            -¿Harry no se levanta a darle el biberón?

            -Si, lo hacía los primero días, pero la verdad es que soy muy posesivo… aunque me muera de sueño, prefiero ser yo quien le dé de comer.

            -Ahí lo tienes… cansancio y agotamiento; la fatiga, producto de dormir poco y mal por tener que alimentar y arrullar al bebé durante la noche son una de las principales causas; cuando el flamante papá logra que el bebé se duerma y va a la cama, en lo que menos piensa es en sexo, quiere dormir y recuperarse para poder atender a su bebé cuando lo solicite nuevamente.

            Draco suspiró pensando en que eso era exactamente lo que hacía cada noche.

            -Estrés, tensión –continuó el medimago- el estrés producido por las constantes demandas del bebé, ansiedad por la nueva paternidad, la preocupación por hacer las cosas bien y cuidar correctamente a ese niño pueden ser también factores influyentes en el descenso del deseo sexual.

            -Rayos -gimio Draco recargando su codo en el escritorio y su barbilla en su mano.

            -Temor a un nuevo embarazo… generalmente, el primer año luego de haber tenido un hijo, la mujer tiene terror a volver a quedar embarazada, y no quiere ni pensar en esa posibilidad. Es que su bebé le demanda demasiado tiempo y atención, por ello evitar las relaciones sexuales puede ser un mecanismo inconsciente de ella para evitar un nuevo embarazo ¿Por qué habría de ser diferente en tu caso? ¿Solo porque eres hombre?

            Draco no respondio, sintió como si una pieza de un complejo rompecabezas encajara en su lugar.

            -Esta la disconformidad con la nueva imagen corporal; a muchas mujeres después del parto les cuesta bajar de peso y recuperar la figura que tenían antes del embarazo, según algunas investigaciones el 70% de las mujeres a 4 meses del parto, no habían podido bajar de peso y eso las frustraba, y aún en aquellos casos en que se pierden los kilos de más, hay una disconformidad, un descontento con la nueva imagen corporal, la sensación de que ha disminuido su atractivo físico; según estudios por lo menos durante los primeros 6 meses después del parto las mujeres no se sienten conformes con su nueva imagen y aunque el resto del mundo las vea iguales, ellas se sientes distintas, lo que puede asociarse a que en este período prácticamente no hay tiempo para dedicarse al cuidado personal, incluyendo el aseo, lo que incomoda a la mujer de cara a un encuentro íntimo, tú por ser hombre no necesariamente eres diferente en eso.

            -Claro –respondio Draco sintiendo que esas respuestas realmente no le ofrecían ninguna solución.

            -¿Y cómo te sientes físicamente?

            -¿Físicamente? –repitió Draco ya con ambas manos en sus piernas mientras miraba de reojo la gran carreola doble que contenía a sus dos hijos dormidos.

            -Sí, los primeros meses en casa con un bebé recién nacido son sumamente demandantes, fundamentalmente para la mamá que es la que lo alimenta. En este período todo el día de ella gira en torno a su hijo, a darle de comer, mudarlo, hacerlo dormir, lavar y planchar su ropita y nuevamente darle de comer, etc., y aunque eso lo hacen los elfos domésticos muchas veces las mujeres realmente no tienen tiempo ni para comer, o bañarse, es decir cubrir sus necesidades fisiológicas básicas, mucho menos piensan en tener relaciones sexuales… Draco, te has cansado de repetirme que no te compare con una mujer, pero hay aspectos que no puedes separar, tienes las mismas obligaciones que una mamá; además ya no es uno, son dos niños que te exigen atención; además está tu padre, te ocupas de él también, los elfos domésticos no suplen el tiempo que estas con él.

            -O sea que estoy jodido ¿no?... –exclamó con tanto desánimo, que el señor Jackson le sonrió tiernamente sin que éste lo notara.

            -Draco, si todas las mujeres se dejaran llevar por este sentimiento, el mundo sería un caos.

            -¡Pero yo no soy una mujer, yo no puedo con tanto! –Estalló con voz odiosamente temblorosa- las mujeres son súper mujeres, de otra manera no me explico cómo… pueden con tanto… -gimoteó con tremendos lagrimones escapando de sus ojos- y encima con una pareja lujuriosa… ¿Cómo hay mujeres que tienen más de dos hijos y pueden con su tra-trabajo… su familia y todo… lo demás?

            -Draco…

            -Harry es muy paciente… -continuo el rubio tomando el pañuelo desechable que el medimago le ofrecía- hay noches en las que discretamente comienza a tocarme… pero yo me hago el dormido… soy de lo peor…

            -No, no es así.

            -¡Lo he escuchado masturbarse en el baño! –exclamo avergonzado.

            -¿Y?

            -¿Cómo que “y”? –Preguntó con exasperación- además… ¿Cuándo dejaré de… de ser… tan sentimental?

            -Ya sabes la respuesta.

            -Nunca… -pensó Draco con la cabeza inclinada.

            -Hay veces en que los hombres o las mujeres solemos masturbarnos aun cuando tenemos pareja… mira, si tan complicado es este asunto, puedo derivarte a un especialista sexual.

            -¿¡Qué?! –Exclamó el rubio como si le hubiesen anunciado que Voldemort había resucitado- ¿¡está loco!?

            -¿Por qué?

            -¡Con trabajos hablo de esto con usted! ¿¡Cómo pretende que vaya a ventilar mis intimidades con un completo extraño?!

            -Pero…

            -¡Si no quiere ayudarme, solo dígalo!

            -Tranquilo, sino quieres ir, está bien.

            Draco moqueó un poco mas mientras el señor Jackson le servía un vaso de agua.

            -Lo de menos sería dejar que me lo haga… pero ese no es el caso, quiero disfrutar mi vida sexual como antes… además él se daría cuenta y tampoco merece eso…

            -Eso es cierto.

            -Me siento agobiado y además estoy horrible, mi piel esta horrible... me quedaron marcas espantosas en la piel… mi cara sigue igual de manchada…

            -Mira, podemos arreglar esto por partes; y aunque considero que debiera ser Harry el que te hable de esto, yo te diré que si vino a verme días después de que les dije que no mas bebés.

            -¿Ah sí?

            -Ajá, le mostré varias opciones y después de ver sus pros y contras eligió un medicamento anual; de hecho ya lo tomó y desde hace semanas ya no puede concebir.

            El buen medimago estuvo con el rubio una hora más aclarándole varios puntos y fijando fecha para otras citas en las que tuvo que hacer de psicomago para Draco Malfoy.

            Draco tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para superar sus traumas, pues en verdad  deseaba estabilidad en todos los sentidos, pero era muy difícil luchar contra sí mismo, sin embargo hizo cambios en los horarios de atención a los niños, algo que le costó mucho trabajo pues era demasiado posesivo.

            -Harry ya se durmió –dijo  Harry echándole un ojo a la cuna de Sirius que estaba a un lado de la otra.

            -Bien, ahora tardó más ¿no? –respondio Draco entrando al baño.

            -Sí, pero ya cayó.

            Cuando Draco cerró la puerta del baño, abrió la ducha y se metió en ella en cuanto salió agua caliente, se tardó más de lo normal haciendo que Harry se extrañara, sin embargo apagó la luz y encendió las lamparitas que estaban a cada lado de la cama, se acostó y se dispuso a dormir.

            Draco en tanto se miraba nervioso en el espejo mientras acomodaba su cabello húmedo tras sus orejas.

            -Está muy largo… -musitó viéndolo rozar sus hombros- ¿Por qué no le dije a la señora Weasley?

            Tomó más crema untándosela en las manos, ya lo había hecho pero necesitaba calmar sus nervios.

            -Uff…

            Exhaló un suspiro y se dio la vuelta para salir del baño; cuando lo hizo vio a Harry ya acostado de costado dándole la espalda, dio un vistazo a las cunas y se decidió.

            -¿mmm? –musitó Harry al sentir un cálido beso en la mejilla.

            -Comprobaba que no estuvieras dormido –dijo Draco en su oído.

            Harry giró el rostro encontrándose con el cabello de Draco haciéndole cosquillas en la nariz y se extrañó de verlo sonreír a pesar de la poca luz.

            -¿Por qué? –preguntó sonriendo también.

            -Bueno, pues… pensé que podíamos aprovechar el tiempo ahora que los niños están durmiendo.

            Harry entrecerró los ojos, pues aunque estaba recibiendo un claro mensaje de Draco, su actitud de las últimas semanas hacía que se sintiera confundido, sin embargo sabía que si el rubio había tomado la iniciativa esta vez, por algo debía ser; así que se sintió feliz de verlo dispuesto a algo más que un simple beso de buenas noches.

            Draco se inclinó y lo beso en los labios profundizando el beso cada vez mas hasta que terminó recostado totalmente en Harry, quien puso su mano en la nuca y en su cuello mientras su otra mano la pasaba por la espalda.

            Draco exhaló un jadeo cuando la boca de Harry se deslizó a su cuello haciéndolo reír al darse cuenta que el moreno pateaba las mantas.

            -Necesito sentirte todo –explico Harry alzándose de hombros.

            Cuando estuvo fuera de las mantas miró a Draco y notó que solo llevaba puesta su ropa interior y una camiseta dejando al descubierto sus piernas, por lo que mirándolo con las pupilas dilatadas pasó su mano sobre una.

            -Me encantan tus piernas…

            Su mano se deslizó por la extremidad varias veces haciendo a Draco sonreír.

            -A mi me gustas todo –dijo el rubio enderezándose y montándosele a horcajadas  inclinándose de nuevo para besarle el cuello y aspirar ese aroma que tanto le gustaba.

            -mmm… si… eso me gusta… -musitó Harry sintiendo la juguetona boca de Draco en su cuello mientras él le ponía las manos en las caderas…

            Pronto su miembro se endureció haciéndoselo notar a Draco, quien se enderezó para ejercer más presión en tan sensible zona.

            -Si haces eso me voy a venir –dijo metiendo su mano por debajo de la camiseta para tocar la entrepierna del rubio.

            -Sé que no lo harás… te aguantarás hasta que tú mismo quieras hacerlo, vaya que te conozco…

            Harry sonrió y tomó las orillas de la camiseta para subirla, pero Draco se tensó de manera casi imperceptible y juguetonamente se lo impidió; el moreno lo notó y comprendió el dilema de su tan problemática pareja, sin embargo decidió no decir nada y seguirle su propio ritmo, sabía que Draco se estaba esforzando en superar sus conflictos personales.


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