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Mi hermanastro por La_Oscura_Reina_Angel

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Notas del capitulo: La vida de David despues de aceptar la propuesta de Eddiel no es un lecho de rosas y el vacio e inercia de su vida vendrá a ser remecido por el encuentro de un viejo amigo.

 

Capítulo 7: ¿Gary, eres tú?




Cuando David aceptó ser el amante de Eddiel pensó que seria lo mejor y tenía razón. Eddiel cumplió su palabra y se volvió su protector, nadie molestaba a David y cualquier persona que hiciera sentir mal mínimamente al ojiazul, se la tenía que ver con la furia asesina de Eddiel. En cierto sentido Eddiel se empezó a comporta mejor con él y en la cama no mintió, David no se podía quejar: Eddiel lo trataba muy bien. Eddiel había resultado un amante exigente y excesivamente celoso de su "hermanito" y cualquier mirada que obtenía de otro hombre o palabra de halago era, según él, por el "coqueteo descarado de David", aunque David no hubiese ni dirigido una mirada a la persona en cuestión. Así que prácticamente había dejado de sacar a David fuera de la casa, aunque tampoco era como eso importara mucho al rubio. David era un joven tranquilo que prefería quedarse en casa con un libro a ir a jugar o pasear por la calle, era parte de su naturaleza el ser pasivo.

Pero las cosas no marchaban tan bien como David quisiera. Él no podía decir que amara a Eddiel, por que sería una mentira, pero al menos se había acostumbrado a él y se podía decir que entre los dos había una relación de respeto y hasta cariñosa, claro siempre y cuando Eddiel no tuviera uno de sus ataques de celos, pues en ese caso hasta a los golpes podía llegar. David había aprendido que la mejor forma de estar tranquilo era haciendo lo que Eddiel quería y trataba de todas las formas no hacer algo que lo enojara. En cierto modo se había convertido en alguien sin voluntad, el dolor le había enseñado que la mejor forma de evadirlo, era haciendo lo que Eddiel quería sin protestas, sin quejas. Limpiándose de sentimiento alguno y dejándose llevar.

Eddiel lo idolatraba y estaba obsesionado con él, David lo sabía, pero no le importaba. En cierto modo hacia ya mucho que había dejado de sentir. Ni siquiera protesto cuando Eddiel le ordenó que dejara los estudios. Sólo una vez le pidió algo a Eddiel y este se lo concedió sin dudarlo un segundo: aprender japonés. Había aprendido rápido y ya lo hablaba con bastante fluidez lo que le permitía comunicarse con Nanai y el servicio de la casa.

David se levantó de la cama y fue al baño, se aseó y se vistió, se miró en el espejo y se vio tan guapo como siempre había sido, pero sus ojos estaban carentes de brillo o voluntad alguna. Por un momento el antiguo David volvió a él y el rubio se preguntó cuando había llegado a ese punto de no ser dueño de sí mismo. Pero el nuevo David le dio la respuesta. Llegó a ese punto, cuando aceptó que era muy cobarde como para seguir luchando y soportando tanto dolor y humillación.

Volvió al cuarto y se sentó en la cama a esperar que le trajeran el desayuno, normalmente habría bajado a tomarlo, pero estaba encerrado en su cuarto desde que la semana anterior en un cóctel un hombre le había dicho, con todo respeto, que era muy guapo y Eddiel se hubiese puesto como una bestia llena de celos. Le había gritado y reclamado a David cuando habían vuelto a la casa, para después hacerle el amor con desesperación, pero ni aún así consiguió una reacción de David, el cual permaneció callado aún cuando alcanzó su propio orgasmo. David recordaba el día con toda perfección. Eddiel lo había besado con pasión al terminar de hacerle el amor y le había acariciado el vientre...

-Aquí crecerá algún día un hijo de ambos -. David solo había asentido, no quería ni pelear ni discutir-. No quiero perderte David, me oyes, no quiero que te vuelvas acercar a ese hombre.

-Bien-Había contestado simplemente David sin pelear o discutir.

-Te quedaras aquí hasta que ese hombre se vaya del país, no lo quiero cerca de ti.

David sólo había asentido y se había dado la vuelta para dormir. Tal vez algo en su falta de emoción, molestó a Eddiel, porque lo viró y lo besó con pasión.

-No quiero Eddiel.

Le había dicho David indiferente tratando de apartarlo, ya había tenido suficiente con la sesión de momentos antes.

-Pero yo sí, David, no te estoy preguntando. Si no quieres pues limítate a tenderte y dejarme hacer el resto a mí.

Y así lo había echo David se había tendido y había dejado que Eddiel se lo cogiera y disfrutara con reverencia sin demostrar emoción alguna, hasta que Eddiel cogió su pene entre sus manos y se dispuso a hacerlo disfrutar, no gimió ni se movió pero al menos su cuerpo si respondió y tal y como le gustaba a Eddiel, se corrió antes que él, con apenas un ligero quejido y un movimiento instintivo de su cuerpo que se arqueó hacia a Eddiel al alcanzar el orgasmo. Cuando Eddiel alcanzó su propia satisfacción y salió de su interior, David se dio la vuelta y se dispuso a dormir sin decir nada, tal y como todas las noches Eddiel lo abrazó contra su cuerpo y David se durmió indiferente al contacto.


Salio de sus recuerdos al oír la puerta y se volvió hacia ella con una sonrisa vacía de emociones cuando sintió a Eddiel entrar al cuarto.

-¿Cómo estás, mi cielo?

Le preguntó besándolo.

-Bien.

Contesto David, tranquilamente.

-Ya ese desgraciado por el que tuve que encerrarte en nuestro cuarto no está en Japón, puedes salir del cuarto.

Le dijo Eddiel besándolo; por instinto e inercia David respondió al beso.

-OK. Entonces bajaré a desayunar -le dijo a su hermanastro y amante serenamente. Eddiel asintió.

-Te acompaño, quiero asegurarme de que te alimentes bien.

David asintió y dejó que Eddiel lo tomara de la cintura y lo dirigiera fuera del cuarto.

***

David estaba dando una vuelta por los jardines, cuando un ruido le atrajo la atención, venía de la casa de al lado. Se acercó a la valla colindante de las dos propiedades y vio a un chico de más o menos su edad, de ojos azules y cabellos morenos. Se le hizo vagamente conocido. De pronto el chico se fijo en él.

-¿David?

Preguntó extrañado.

-¿Nos conocemos, señor?

-¿No me recuerdas? ¡Soy tu mejor amigo, David!

Fue entonces que David lo reconoció.

-¿Gary, eres tú?

Continuara....

 


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