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Academia Namimori por Vampire White Du Schiffer

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Capítulo XV.

PESCA DE MANZANAS EN EL LAGO.

EL PRIMERO EN RECOLECTAR CIEN MANZANAS GANA.

«Bien –dijo el presidente del kínder –. Primer evento; Por la Academia participarán los tres presidentes; Secundaria, Preparatoria y Maestría. Por el lado Cavallone, el quipo varia II: Belphegor, Mammon y Fran.

−Estaba pensando que esto estará demasiado húmedo, me pregunto si ustedes sabrán flotar –Byakuran suele ser tan desesperante cuando está en abstinencia…

−Ya cállate –Gokudera limpió los lentes y se los puso, deslizándolos lentamente por el puente de la nariz; al final prefirió encender otro cigarro.

−Está prohibido fumar en el Campus –advirtió Yamamoto.

−Mejor vete a joder a alguien que le importe –respondió fríamente Gokudera, enfilando el humo poco a poco hasta sacarlo por completo; sonrió al ver el gesto malhumorado de Takeshi. 

Estaban listos para ir contra quien fuera necesario.

Por otro lado, el equipo Varia II tenía una sonrisa de oreja a oreja. Blephegor que era extremadamente… extraño, sostenía un par de cuchillos mientras siseaba una estrafalaria sonrisa y encajaba un filo en el enorme sombrero de rana que tenía Fran, el pequeño e insoportable niño de quién sabe qué edad.

−Eh Bel-sempai, eso duele –dijo con voz monótona y aburrida.

−Mejor concéntrense –intervino un pequeño bebé cubierto por una capa –. Que si perdemos esto el jefe no me pagará nada –sacaba una calculadora de su bolcillo y comenzaba las operaciones –. Dijo que por cada manzana nos daría diez dólares, así que más les vale –siguió dándoles advertencias a sus dos compañeros y los miembros de la academia pensaron unánimemente.

«Eso será raro».

Y en el cielo retumbó el grito de Sofía, la foca.

−¡¡Ahora!! –gritó más de uno, y entonces cada equipo se lanzó a tomar una balsa de maderas, totalmente precaria, inestable, que no les permitiría hacer frente a todas las peripecias que les esperaban.

Pues en el mismísimo lago las olas se comenzaron a elevar y no porque hubiera mecanismos para hacerlo, sino que había enormes animales allí para provocar los accidentes.

−¡Ése maldito coordinador! –masculló Gokudera, casi perdiendo el equilibrio mientras se sostenía de un remo y de la mano de Yamamoto.

−Pequeños-enamorados-kun –habló Byakuran remando en sentido contrario al del resto de su equipo –. Esto no se mueve~

−¡Deja de estar perdiendo el tiempo, estúpido malvavisco! –vociferó el presidente de secundaria queriéndolo golpear y con un sonrojo en las mejillas –. ¡Estaba a punto de caerme al agua plagada de cocodrilos, el estúpido Yamamoto sólo lo evitó!

−No creo que ése sea el problema –suspiró el moreno de maestría y llamó la atención de sus compañeros –. Ellos ya van diez colectas.

Con eso Byakuran y Gokudera dejaron de pelear y se lanzaron al ataque. Realmente era difícil meter mano ya aunque…

−Las damas primero –dijo Byakuran, señalando al agua donde iban y venían las manzanas por medio de las olas levantadas por los caimanes que recién se unían a la fiesta.

−¡En ese caso vas tú! –se quejó el de ojos verdes. Yamamoto se cansó de tanta palabrería absurda y con su katana bien preparada la pescó.

«Wooo, el equipo de la Academia está teniendo problemas con la pesca –decía Tsuna –, si no trabajan juntos perderán. Mientras que el equipo Varia II lleva ya cincuenta en el conteo».

Y las ovaciones no se hacían esperar, todo el campus estaba emocionado por tanto teatro sin mencionar que la compra de dulces estaba al máximo.

−Oye, Bel-sempai –dijo Fran mientras evitaba que un cocodrilo se le lanzara –. Yo estoy haciendo todo el trabajo, ven y ayúdame.

−Un príncipe como yo no hace este tipo de trabajos bobos –se encogió de hombros y estaba cómodamente acostado en medio de la balsa, junto con la canasta donde venían ya sesenta y tres manzanas.

−Tampoco Mammon-sempai me ayuda –se quejó el pequeño con sobrero de rana,

−Por supuesto que no –seguía calculando –. Yo soy el responsable de la contabilidad.

Regresando al otro bando.

−¡Eres una maldita vergüenza para esta escuela! –acusó Gokudera a Byakuran –¡No eres capaz de recoger cinco manzanas sin perder la estúpida mano!

−¡Con esta mano pellizco las mejillas de mi Mukuru-kun, no esperes que sacrifique algo de mi bella anatomía!

Takeshi en serio se estaba cansando, en una enorme ola que levantó el club de los caimanes, la balsa casi se cae y con ella iba por los aires el pretensioso Hayato.

−¡Gokudera! –gritó Takeshi, saltando de inmediato y lanzando la canasta de nuevo a la balsa, cosa que atrapó Byakuran con mucha pereza. Cuando regresó al «suelo», el de ojos verdes estaba pataleando por liberarse –. Compórtate –se limitó a decirle y en seguida tramó un plan –. Escuchen…

¡Es sorprendente –ahora intervenía Haru –todos los participantes son asombrosos, desu! El equipo Varia II parece que se ha tomado un descanso. Van a la deriva escapando de los cocodrilos y caimanes. Pero ¡Oh qué es eso que viene por las aguas!

Todos prestaron atención y se quedaron mudos cuando comenzó a surgir la enorme bestia.

−¡Es Nissie! –exclamó Haru totalmente impresionada –. ¡La mascota del club de natación!

−¿Nissie? –gritó alguien del público –¡Pero si es el monstruo del Lago Ness!

−Había olvidado el buen sentido del humor de nuestro querido coordinador –murmuró Byakuran, en seguida pasó a seriedad, giró el cuello y sonrió con maldad –, creo que usaremos a Nissie para acabar con esto. ¿No es así, Yamamoto-kun?

Equipo Varia II.

−Comienzo a creer que esta escuela está poblada de locos –pensó Mammon sin perder las cuentas –. ¡Apresúrense, nos faltan veinte!

El equipo perteneciente al padre de Dino se quedó hecho una sola pieza cuando vieron que el enorme monstruo venía hacia ellos.

−¡Qué rayos! –soltó Mammon –¡Fran, Belphegor, remen idiotas, remen!

Reaccionaron demasiado tarde, le enorme cabeza de la bestia mítica acabó estrellándose contra la balsa del equipo Varia. Su canasta de manzanas salió por los aires y fue atrapada por Yamamoto y Gokudera que estaban listos para recibirlas y preparados para cantar victoria pero justo en ése momento Belphegor jaló la canasta pues uno de sus cuchillos venía todo el tiempo encajado allí por lo que le fue fácil recuperarla.

−¡Eso es trampa! –se quejó Byakuran.

−¡Eso dices y vienes montado en esa enorme cosa! –aseveró Mammon, quien todavía estaba junto a sus compañeros nadando a la deriva con todo y manzanas. Con prisa estúpida se precipitaron hacia la orilla.

−¡Detengan esas manzanas! –ordenó Yamamoto y Nissie se lanzó al ataque una vez más.

La cabezota de Nissie iba de nuevo contra el otro equipo y los iba aplastar cuando Mammon sacó aplomo de bebé recién nacido y nadó tan rápido como Belphegor y Fran se lo permitían, así fallado el plan de Nissie, la enorme ola que levantó causó que el equipo Varia quedara a la orilla del lago.

No se dieron tiempo para otra cosa, exigieron el conteo y allí estaba Kyoko, lista para declarar al ganador.

−Buen trabajo, lo hicieron muy bien –comenzó la tierna niña y contó rápidamente –. ¡El equipo Varia logró la meta, con cien manzanas!

−¡Un momento! –gritó Gokudera –. Nosotros también las recolectamos –dirigió una mirada a Byakuran que venía campante sobre Nissie.

−Oye, hermosa, muéstrales lo que hicimos al nadar –dijo, y eso bastó, Nissie estaba embobada por él así que de su enorme boca salieron cientos y cientos de manzanas que opacaron totalmente el ciento del otro equipo.

−¡Eso ya no vale, nosotros llegamos primero! –alegó Mammon.

−Es cierto –aceptó Kyoko.

−Pero diez de sus manzanas son falsas –aseguró Yamamoto ya bien analizado el paquete del equipo –. Miren, son de plástico –las exhibió con garantía y cortándolas a la mitad con su katana.

−¡Ustedes usaron al monstruo del Lago Ness para recolectarlas! ¡Hicieron trampa!

Se comenzó de nuevo una discusión.

−¡Ese niño tiene pacto diabólico con las manzanas! –señaló alguien a Fran.

−¿Y eso a qué viene al caso? –inquirió alguien de las gradas.

−Nada, sólo quise decirlo.

−Este –dijo Kyoko, un tanto nerviosa para dictar el fallo –. Yo creo que…

−Ninguno ganó –apareció Reborn en medio de todos.

−¿Cómo hizo eso? –cuchichearon.

−Tendrá pacto con el diablo.

−Él es el mismo diablo –agregó.

−¿Por qué dice eso, Coordinador? –inquirió Kyoko, precavidamente.

−Se me da la gana –agregó una sonrisa y sacó un cigarro –. Aunque admito que la idea de usar a Nissie fue interesante –aunado a su estado galante se le acercó la reportera del periódico escolar y comenzó a dar una cátedra de lo que era su pensar. Ignorando a los agotados contrincantes y valiéndole muy poco todas las quejas.

−Eso quiere decir que me metí a nadar en vano –suspiró Byakuran despidiéndose de su nueva amiga –Mukuro-kun, sécame con tu amor que tengo mucho frío, ¿sabes? ¿Eh? ¿Dónde está Mukuro-kun?

−Ya empezó la siguiente competencia –respondió Yamamoto.

−¿Tan pronto? –enarcó las cejas –. Tendré que apresurarme, Mukuro-kun no puede concentrarse si no tiene a su lindo esposo para apoyarle –desapareció en medio de un parpadeo.

−¡Ahhh, sabía que liarme con ustedes iba a acarrear todo esto! –Gokudera no iba a admitir que habían perdido por su falta de cooperación.

−Oye Gokudera –dijo Yamamoto –, tenemos que hablar.

+ : : SIGUIENTE EVENTO : : +

«Por la Academia Participarán los secretarios de la sección: universidad, preparatoria y secundaria Y por el lado contrario será el equipo «Verde». La competencia consistirá en…

La transmisión se vio interrumpida.

«Lamento la intromisión –comenzó a decir afablemente, el líder Cavallone –. Pero me toca decidir el evento –explicó con sensual voz –. Como se habrán dado cuenta me falta algo en mis equipos, y no puede haber mucha diversión hasta que se arregle este desperfecto, por lo que deben buscar a mi querida mascota. Está en el campus, y vaya que está escondida muy bien. Tienen dos horas.

«Bue-Bueno, papá ha dado las instrucciones –decía Tsuna con el control ya recuperado –. ¡Que comience la búsqueda!

−¿La mascota? –inquirió Shoichi, rascándose la nuca –. Bueno, tendremos que brindar ideas sobre lo que se nos pide antes de comenzar a buscar.

−Yo tengo una idea –dijo Mukuro –. Esto no es una búsqueda, es más bien una persecución.

−¿Qué quiere decir, Mukuro-sama? –ahora preguntó Chrome, la pequeña hermana de Mukuro.

+ : : : : +

−Bien, suelta lo que tengas que decir, Yamamoto, que no tengo tiempo –dijo Gokudera tomando una toalla blanca y pasándosela por la cabellera que todavía goteaba jugo de manzana.

−Claro –susurró con ligero fastidio –. Sé que te gusto. –fue más que suficiente para provocar en el joven un arrebato de ira que enrojeció su cara de inmediato.

−¡Es una estupidez! –rugió de inmediato, le aventó la toalla y casi sale de la bodega en la que estaban sino fuera porque Takeshi la había cerrado con anterioridad –¡Maldita puerta, ábrete!

−¿Por qué evitar lo obvio? Normalmente enfrentarías el problema –sonrió bobamente.

−Friki del beisbol –gruñó –, no sé de dónde habrás sacado la idea de que tú y yo… pero te lo aclararé –en eso, el moreno se fue acercando, notando que muy poco en atención le tenía Gokudera en medio de su apología –: eres un idiota, así que jamás podría fijarme en alguien como tú, porque… -se detuvo al tenerlo justo enfrente –, pues porque… eres demasiado –con un mohín con más fiable como puchero, quiso concluirse.

−Ajá, pero eso no tiene ningún sentido –puso el antebrazo derecho sobre la cabeza de Gokudera, estallando sus acastañados ojos contra él.

−Idiota –masculló, escondiendo el mentón, arreplegándose a la puerta –. Eres capaz de lo que sea con tal de hacerme enojar.

−Tu carácter es fácil de manejar –sonrió inclinando la cabeza.

−¡¿Qué quieres decir con eso?! –gritó alebrestado, pero en el momento en que levantó su cabeza, sus labios fueron atrapados por los de Yamamoto.

+ : : : : +

−Necesitamos redes, muchas redes –dijo Lal Mirch –, no sé qué estaba pensando el idiota de Primo cuando nos arrastró a esta absurda competencia de niños –la guapa mujer iba arremangando las mencionadas en su hombro y colocándose lentes oscuros sobre el puente de la nariz –. No va a ser fácil atrapar a una mascota menos si es de él.

−Vamos, Lal –intervino Fon, con sonrisa y voz calmadas –, anímate, podemos tomar el té antes de salir a buscarlo.

−Ni se atrevan –advirtió Verde –, aquí mando yo. Así que por el momento sólo esperen a que se anuncie la campana…

Por el otro lado, Mukuro y Chrome tramaban algo en lo que Shoichi tecleaba rápido en su computador.

−No me gusta ese niño –dijo Verde, posando la mano izquierda en el mentón –. Fon, harás lo siguiente…

Estaban todos en una línea de partida, Kyoko sostenía una campana plateada y sonreía con euforia mientras les daba los últimos consejos a los equipos.

−Y recuerden, ya que están en busca de una mascota, todas las criaturas que viven en la Academia estarán sueltas además de unas cuantas diversiones que el Coordinador en persona diseñó. Tienen dos horas, es decir, hasta que la luna dé la medianoche ¡buena suerte! –sonó la campana con todas sus fuerzas y los dos equipos se lanzaron a la carrera.

Aunque no todos sus integrantes.

−Bien, escucha, Mukuro-san, el santuario de las aves está más cerca –hablaba a través de un intercomunicador y seguía en revisión sobre la computadora. –. Yo me encargaré de dirigirlos, confíen en mí…aunque me duele el estómago –se quejó, cerrando ligeramente el ojo izquierdo.

−Lal y Fon –lo mismo hacía Verde –, en el ala oeste del campus detecto algo enorme.

Los dos guías estaban en centrales de mando, con computadores instalados desde quién sabe qué hora y otros equipos. Mientras que los restantes corrían…

+ : : 0:00 a 0:15 : : +

−Presiento que no es un ave –dijo la tímida Chrome escondida detrás de Mukuro que tenía el tridente en lo alto, pues enormes pajarracos estaban volando sobre ellos y amenazaban con sus grandiosos picos un par de augurios-heridas que podrían dejarlos fuera de combate.

+ : : : : +

−Ese estúpido cuñado mío me oirá –juró Lal por lo bajo mientras corría en zigzag por la vereda en una preciosa tarde llena de dinosaurios carnívoros que iban tras ella.

+ : : 0:15 a 0:30 : : +

−¿Y por allí? –preguntó Chrome.

−No, los cocodrilos mecánicos no. No te alejes, linda Chrome, allá, en los arbustos se esconde una horrenda bestia con pelaje blanco.

−Mukuro-sama, mejor pidamos instrucciones a Shoichi-sempai –le jalaba de la manga verde.

−Ya lo intenté, pero algo interfiere con la señal –tocaba el pequeño aparato colocado en su oreja y que desde hacía rato no le transmitía nada.

Arriba, entre las copas de los árboles, Fon iba jugando con una antena que desviaba las ondas…

+ : : 0:30 a 0:45 : : +

Estaba presintiendo algo. Un aura oscura le seguía con la vista, seguramente, o quizá con el olfato, vaya que le recorrían calosfríos. Por eso no se separaba de la linda Chrome, además de que sabía que de quedarse solo aquella bestia de ojos inconfundibles podría llegar y…

Por el principio. Desde que había sonado la campana Mukuro era plenamente consciente de que un monstruo los seguía, casi pisándole los talones y por ello no podían concentrarse en encontrar a la dichosa mascota además de que la explicación había sido más que escueta: los pajarracos no eran, los dinosaurios… quizá, pero no. entonces, ¿qué clase de persona enferma sería Primo Cavallone para pedir que encuentren algo en medio de tanto animal? Mukuro temía que el otro equipo tuviese ventaja, pero algo lo distrajo de ese pensamiento que ya  no lo caviló demasiado, de cualquier forma ya estaba hasta el cuello metido en el asunto.

Regresando al punto de la bestia…

−Mukuro-sama, tengo miedo –dijo Chrome, apretándose todavía más a su querido Mukuro.

+ : : 0:45 a 1:00 : : +

Ya estaba poniéndose peliagudo el asunto y quedaba una hora exactamente. Las luces de los faroles eran las pocas quedaban el brillo a los corredores y pasillos. Se habían encontrado con varios monos en la sección de biología, pero todos amarillos y Primo lo había dicho una vez: todo menos eso. Podría ser capcioso por más insidioso pero Mukuro creía que se encontraba muy cerca, sólo debía seguir con cuidado las pistas.

Lo extraño es que no se habían topado con Lal, quién iba a pensar que se iba a presentar una lucha en su contra después de que se habían ayudado en Italia. Pero más familiares comprometidos que otra cosa… familiares… comprometidos.

−Sí, vamos por buen camino –murmuró Mukuro a Chrome.

Justo en ese momento, atrás de ellos, en el salón de música del ala oeste, se escuchó el estruendo de varias butacas siendo lanzadas unas contra otras. Mukuro dijo en seguida que debían irse, además después de ver de perfil los ojos sedientos de sangre de la bestia, bueno, no sería para tomar el té por lo que se detendrían.

+ : : 1:00 a 1:15 : : +

Lal ya había preparado la trampa. Era el lugar perfecto, además de que ella conocía muy bien las mañas de Primo así que más cerca del resultado se encontraba solo a la espera cuantiosa y aburrida, escondida entre los árboles, esperando que la malaventurada mascota se apareciese doblando la esquina con gesto tranquilo. Lamentaba, muy ligeramente, estar contra sus sobrinos, pero qué más daba, tenía sus razones para dejarse orillar.

Con suspiro y todo se agazapó sobre la tierra al escuchar el inconfundible sonido de la presa…

+ : : 1:15 a 1:30 : : +

Se estaba acabando el tiempo y Mukuro ya había decidido enfrentarse a la estúpida bestia que les seguía con fétido aliento.

El enfrentamiento se llevó acabo en el biodomo de la escuela.

−Permanece detrás, linda Chrome –pidió Mukuro mientras la chica obedecía pero fraguaba algo muy diferente de la idea de él por lo que sin que Mukuro se diese mucha cuenta se fue alejando.

Rokudo debía mantener la mirada al frente, justo donde el monstruo esperaba con sus colmillos afilados.

−Ya me cansé de que me persigas, deja ver tu espantosa cara de una vez por todas.

Por supuesto, Rokudo Mukuro se iba a arrepentir siempre de haberlo dicho.

−Oh no… -fue lo último que salió de su boca.

+ : : : : +

Chrome, con miedo o no, sabía que debía ayudar a su escuela para superar esta difícil prueba. Así que tomando el valor que corresponde a una persona como ella se fue en busca de Lal Mirch, y si bien la conocía era cosa segura de que ella ya estaba más cerca de lo que ellos estuvieren en otras condiciones.

+ : : 1:30 a 1:45 : : +

Lal Mirch no cometió ningún error. Ya había atrapado a la mascota, ahora sólo quedaba regresarla al dueño legítimo y…

−¡Lal, Traidora! –se quejó mientras era arrastrado en medio de las redes, se revolcaba, pero no lograba nada más que lucir como un patético perdedor.

−Es mi trabajo, le debía un favor a Primo, eso es todo –jalaba sin ningún problema, era una suerte que la mascota no fuese más inteligente que ella.

Punto además, nunca iba a poder vencerla. Pues ella era su maestra…

−¡Pero por qué razones me vas a entregar, hey! –estaba hecho un verdadero meollo y seguía pataleando contra su inevitable suerte –¡Yo ni siquiera cuadraba en el plan, hey!

−Claro que sí –respondía con cansancio –, y desde el principio –torció una sonrisa –, después de todo es parte del trato, tú apareces y Reborn se calma, quizá pierda –agregó malévola.

−¡Yo no pienso volver con Beborn, Hey!

−Ya cállate, estúpido Colonnello, lo hubieras pensado mejor antes de dejarte atrapar –se reacomodó la red al hombro y se levantaba una nube de polvo en lo que caminaban.

−¡Yo sólo iba tranquilo a dar un mensaje, hey! ¡Entrada por salida! ¡Déjame ir, hey!

Entre tanto discutían, la pequeña y tierna Chrome se interpuso entre ellos y el tramo que quedaba hacia el estadio donde debía depositarse la mascota atrapada, (nombre clave: Colonnello, el marido-escapista-prófugo-de-la-justicia-del-coordinador)

+ : : 1:45 a 2:00 : : +

−Entrégueme a mascota-san, por favor –pidió con una ligera inclinación de cabeza.

−¡Que no soy una mascota, hey!

−Lo siento, querida Chrome, no me gusta deber favores –dijo Lal en tono seco.

−Pero –con gesto nervioso extendió los brazos para impedirles simbólicamente el paso –, sino ganamos Mukuro-sama será muy infeliz, y yo quiero ayudar… por eso… por eso… ¡Debe dejar que yo lleve a mascota-san!

−Con un carajo, todos me ignoran.

−Está bien –contestó Lal Mirch, aventando a su hermano de un ágil movimiento hasta la muchachita que sostenía un par de sinceras lágrimas.

−¡Muchas gracias!

+ : : Se acabó el tiempo : : +

−¡Allí viene! –comenzó a decir Tsuna, sosteniendo con ahínco el micrófono –, es Mukuro-san y viene… viene… ¿viene sobre Byakuran-san?

−Fufufu, lo siento pequeño presidente –dijo Byakuran sosteniendo el inerte cuerpo de su vicepresidente, casi luciendo un trofeo –, pero me tuve que comer un aperitivo mientras jugaban~

−Te-Te mataré –se quejó Mukuro mientras una sombra le cubría la cabeza –. Juro que te mataré.

−Yo también te amo, Mukuro-kun~

−Este… -comenzó Tsuna –, pero entonces Mukuro-san y Shoichi-san no atraparon al objetivo –dijo con frustración –¿qué estuvieron haciendo? –sonó tan inocente que hasta el mismo Byakuran fingió no haberlo escuchado –¡Esperen! –dijo a la audiencia –. ¡Ya llega Chrome-san… con una persona!

−¿Qué ese no es tu pariente-Colonnello, Mukuro-kun?

−Vaya descaro el tuyo –murmuró siendo puesto en el suelo –. Y no, no lo conozco –escondió ligeramente la cara por la vergüenza –. Excelente trabajo, Chrome –el comentario casi provoca un desmayo en la pobre chica, estaba tan feliz de haber sido útil.

Por otro lado, Primo permanecía cruzado de brazos.

−¿He de interpretar tu fallo como traición, querida Lal?

−Lo que digas –se encogió de hombros –, después de ver la preciosa cara de mi sobrina no me pude resistir.

¡Entonces tenemos a nuestro ganador!

¡La Academia se lleva el segundo evento por haber traído a la mascota!

Pe-pero… ¿alguien ha visto dónde quedó ésa mascota?

A la mente de muchas personas, sólo vino un pensamiento dirigido a una causa en común:

−¡Beborn, hey, que yo no quiero volver contigo, entiende! ¡Hey, déjame ir! ¡Hijo de p***, no me ignores!

Su legítimo dueño se lo llevó.


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