Capítulo 6: Recordando el pasado
<< Cuatro meses después>>
Habían pasado cuatro meses desde que Elkerien e Irrian habían perdido la memoria.
Los dos jóvenes flautistas no recordaban nada de antes de su llegada ahí, pero eran felices junto a sus amados maridos y sentían que no necesitaban nada más.
No era raro ver a aquellas dos bellezas hablando, jugando, tocando la flauta a dúo o simplemente juntos.
Los dos jóvenes no recordaban nada de su pasado, pero era increíble cómo no habían olvidado tocar. Les salía completamente natural, incluso tocaban mejor que antes, ahora que su mente estaba libre de problemas.
A veces Daniel con su violín y Sander con su chelo se les unían y tocaban juntos. Y no había duda de que eran los mejores.
Daniel y Sander sabían que habían acabado con la oportunidad de que uno de los dos jóvenes flautistas entrara a la orquesta sinfónica universal al no haberlos llevado a las audiciones, pero sólo había lugar para uno y ellos no querían volver a verlos competir entre sí.
Daniel y Sander sabían que hacían mal, sabían que sus amores en algún momento recordarían y que su cuento de hadas se acabaría, pero por ahora querían seguir en él, en esa dulce mentira que ellos mismos habían fabricado.
***
Ese día, Elkerien e Irrian curioseaban entre las cosas de Sander, entre risas e idioteces. Hablando de todo y nada.
Al fin, arriba de un viejo estante dieron con un viejo álbum de fotos cubierto de polvo. Quien lo encontró fue Elkerien, que se había subido al tablillero para tomarlo. Pero trastabilló y con un grito se precipitó al piso. Irrian atajó su caída y ambos rieron divertidos mirándose a los ojos. Luego voltearon su vista al álbum de fotos que había caído abierto en el suelo.
Se acercaron con curiosidad y la primera foto que vieron, fue de un grupo que se les hacía conocido. Era una pequeña banda elegantemente vestida.
Vieron a Daniel que destacaba entre los cuatro violinistas. Vieron a Sander con su chelo y se vieron ellos mismos más jóvenes, con sus flautas, pero no estaban juntos: Irrian estaba en un extremo de los seis flautistas y Elkerien en el otro.
Siguieron mirando fotos, salían en pocas y casi siempre que salían estaban apartados el uno del otro.
Y a medida que pasaban las páginas con torturante lentitud, recuerdos y más recuerdos volvían a la mente de los dos jóvenes. Hacia la última página ya, los ojos de ambos chicos estaban cubiertos de lágrimas.
- Tú y yo nunca fuimos amigos.
Susurró Irrian más para sí mismo que para Elkerien. Elkerien negó con su cabeza provocando que su largo cabello negro se agitara, mientras de sus ojos grises salían tristes lágrimas.
- Éramos rivales.
- Ellos no son nuestros maridos.
Dijo Irrian horrorizado.
- Los odiábamos más a ellos, que entre nosotros mismos.
Recordó Elkerien, sus pequeños hombros temblaban a causa de su llanto. Sintió de pronto unos cálidos brazos rodeándolo de manera reconfortante. Era Irrian, Elkerien le devolvió el abrazo y ambos lloraron abrazados en silencio.
- ¿Por qué nos mintieron?
Preguntó Elkerien sorbiendo por la nariz.
- No lo sé.
Se lamentó Irrian.
- Yo era virgen, era virgen y ni siquiera...
- No te tortures con eso. Llamaremos a la policía, van a lamentarlo.
Juró Irrian, tratando de levantarse, pero las manos de Elkerien se aferraron a él deteniéndolo.
- No.
Le rogó el más pequeño mirándolo a los ojos verdes.
- Pero Elkerien, lo que nos hicieron...
Elkerien bajó la cabeza apesadumbrado y un suave sollozo salió de sus labios.
- No quiero que mi hijo tenga que ir a ver a su padre a la cárcel.
Susurró con la voz estrangulada al fin. A Irrian le tomó unos segundos entender lo que Elkerien quería decir.
- ¿Estás... estás embarazado?
Elkerien asintió sin atreverse a mirarlo a la cara.
Nuevamente Irrian lo abrazó.
- ¿Qué será de nosotros, Irrian?
- Para empezar nos largaremos de este lugar de mentira.
- ¿Pero a dónde? Seguramente el puesto en la orquesta ya lo tengan otros y no tenemos dinero. Y yo... yo no puedo arriesgar a mi bebé. - Se lamentó Elkerien - Es un bastardo, ¿por qué nos hicieron esto? Yo estaba tan ilusionado Irrian, quería darle la sorpresa de mi embarazo, pero ahora esto me parece una cruel broma. Ojalá no estuviera embarazado - Deseó Elkerien llorando.
Irrian lo abrazó contra su pecho tratando de consolarlo.
- No, no, digas eso, por favor. Tu bebé no tiene la culpa de quién es su padre. Nos iremos a Texas, tengo familia allá que nos recibirá gustoso y empezaremos desde cero. Tomemos algo de dinero de la caja fuerte, compremos un par de pasajes y nos vamos.
Propuso Irrian.
- Tengo miedo Irrian, ahora no soy sólo yo, ahora es también mi hijo.
- A mi sobrino no le faltará nada. Yo estaré contigo, te ayudaré a criarlo Elkerien, nunca te abandonaré.
Elkerien sonrió débilmente.
- Entonces ¿ahora sí somos amigos de verdad?
Irrian también sonrió.
- Sí, ahora somos amigos y para siempre.
- Ahora eres lo único que tengo Irrian, mi vida se acaba de desmoronar ante mis ojos como un castillo de naipes.
- Igual ha sucedido con la mía. Pero tenemos un bebé por el que luchar, llora ahora, yo seré tu fortaleza. Pero cuando me toque el turno de llorar a mí, sé tú mi fortaleza.
Esta vez fue Elkerien quien abrazó a Irrian.
- Lo seré. Pero vámonos ahora, vámonos antes de que ellos lleguen, o no sé qué será de nosotros.
Le rogó Elkerien. Irrian asintió.
- Ve a tu cuarto, echa en una maleta todo lo necesario. Nos vamos de aquí.
Sentenció Irrian.
Continuará...