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Después de… por Mishogu

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Notas del capitulo:

n.n7 me tarde un dia, pero al menos solo fue uno.

Capítulo 6: Itachi.

 

Sabía que tanto su hermano como Kakashi estaban pasándola de lo lindo y que Gaara, valga el atrevimiento ya tenia compañía de un tipo emo en la barra, solo el idiota no debía mencionar a la muerte y todo iría genial. Tendría el lindo traserito de Gaara y este dejaría de sentirse tan culpable y solo por la muerte de Sai aunque intuía débilmente que si Gaara se acostaba con otro seria el fin de su malograda vida.

 

Se deslizo por la pista de baile y busco a alguien, que estuviera lleno de belleza, que destilara sensualidad por cada uno de los poros de su suave piel, no le importaba si era hombre o mujer, de preferencia que no fuera rubio para evitar el manchar el recuerdo del casto Deidara.

 

Saco un cigarrillo de la caja y lo encendió, inhalo el tabaco y dejo que la nicotina le nublara la mente, de inmediato se vio saltando entre la multitud con varios cuerpos a su disposición, la música en la cabeza y el corazón bombeando como loco en la noche de frenesí que consistía en su único desahogo del dolor, una vez al año no hace daño rezaba un dicho y tal vez en esta ocasión seria verdad.

 

Volvió a inhalar del cigarrillo en su mano y se entrego a la fiesta, él siempre había sido un hombre de mundo, que con una mujer podía tener tres tipos de sexo distintos y con un hombre igual. Nada escapaba a su inteligencia o imaginación.

 

Ni siquiera la culpa.

 

Empujo el último trago de su vaso y lo vio, era un chico de cabello azul increíblemente largo, se aproximó con estudiada sensualidad que ante la presa incauta resultaba todo un manjar para los ojos, se meció al compás de su cuerpo esbelto fingiendo que lo abrazaba mientras le metía mano para comprobar el estado de la mercancía.

 

—Hola… —Le susurro en el oído rozando los labios en su oídos adrede solo para excitarlo o invitarlo.

—Hola…—Respondió el chico empujándose contra el miembro duro que sentía del otro lado de dos telas.

 

Itachi gruño en su cuello de satisfacción, al parecer ya no se acordaba de cierto rubio enojón y bonito.

 

Nunca se iba a dar cuenta del tiempo que le tomo sacar al chico a la calle y que ambos se metieran en un sucio callejón botando los contenedores de la basura con los que chocaban por besarse desenfrenadamente.

 

Empujo al muchacho de largo cabello contra la pared y apreso sus manos encima de la cabeza, coló una pierna entre las del otro y le froto el muslo con delicadeza, la suficiente para que lo sintiera pero no demasiada como para que se corriera con esa sensación.

 

—Penétrame… —Rogo el peliazul desesperado—… por favor…

 

Itachi compuso una sonrisa mientras lo giraba para que quedara de cara a la pared, ya comenzaban a volver los viejos tiempos en que sus amantes rogaban por que los hiciera suyos, aunque solo fuera una mísera noche. Y eso a Itachi le producía ese agradable cosquilleo de antes, ese que tenía olvidado por que hacia mucho tiempo que no contrataba una buena porción de carne a disfrutar.

 

El chico se abrió de piernas, estaba tan excitado que la espera debía dolor, ¿Y a quien no? se pregunto Itachi, nadie podía resistirse a un Uchiha y en especial si se trataba de Uchiha Itachi. El hombre más deseado.

 

Tomo su miembro con una mano y lo condujo hacia la entrada previamente dilatada del muchacho, la rozo a penas, dejándole sentir al peliazul lo que le tocaría en unos segundos más si rogaba lo suficiente.

 

—Por favor…—Y no tardo, con las manos sobre la pared su extensión solo tenia la dura pared y el moreno le había prohibido darse placer.

 

—¿Qué cosa? —Pregunto Itachi, metiendo la punta y sacándola.

 

—Que me penetre, por favor…—Rogo el chico al borde del llanto, ya no soportaba más, le estaba doliendo y a cada segundo la excitación subía como la espuma.

 

—¿En donde? —Pero Itachi se estaba haciendo el difícil, así como antes, como era antes de Deidara.

 

El peliazul se desespero, pero no quería sonar vulgar ni nada por el estilo, sin embargo cedió solo un poco.

 

—Atrás…—Murmuro apenado.

 

—¿Dónde? —Itachi fingió no escuchar—… sin pena, hombre, sin pena…—Le lamio el cuello dejándole varias marcas de recuerdo.

 

El sumiso del instante se lo pensó un rato y dándose la vuelta abrazo la cintura de Itachi con las piernas y se penetro solo.

 

—¡Allí! —Grito extasiado al máximo.

 

El moreno le sujeto del cabello y lo beso salvajemente mientras lo penetraba profundamente, el chico subía y bajaba gracias a la fuerza de sus brazos y a la gravedad que esa noche era participe de su regreso al mundo del sexo desenfrenado.

 

El peliazul se atragantaba de placer, veía todo de colores sin contar que su cuerpo entero estaba teniendo sórdidos espasmos que presagiaban un orgasmo descomunal.

 

Con las piernas alrededor del sensual moreno que más que humano le resultaba todo un semental el peliazul alcanzaba el cielo, en cambio Itachi sentía que ese cuerpo que en un principio había resultado todo un agasajo le resultaba un poquito, pero un poquito… mmm… escuálido.

 

Se desembarazo del chico y lo puso sobre un contenedor de basura enorme en cuatro patas, se subió detrás y desde allí, tomando su largo cabello como rienda lo cabalgo con furia.

 

El joven gemía tanto por el dolor como el placer que el moreno le proporcionaba, sentía que ese enorme falo se abría paso entre su carne y tocaba puntos que creía inexistentes. Mañana dolería horrores pero tendría de que presumir que un hombre como aquel.

 

Itachi en cambio solo quería ahogarse en ese cuerpo tan bonito.

 

—Deidara…—Gimió en el oído del peliazul y este dejo de gemir y de cooperar en sus embestidas, al contrario, parecía querer sacárselo de encima.

 

De pronto se dio cuenta, acabada de decir el nombre del rubio y el chico, si, el chico con el que estaba teniendo sexo salvaje en un sucio callejón ahora quería que se saliera de su cuerpo y lo dejara marchar.

 

—¡Suéltame o grito! —Amenazo molesto el muchacho empujándolo lejos de su cuerpo.

 

Itachi no tenia ganas de pelear y menos con ese hombre al que acababa de gemirle al oído el inconfesable deseo de que en su lugar hubiera otra persona.

 

El muchacho se vistió tan rápido como pudo, tragándose los deseos de llorar.

 

—¿Deidara? —Le pregunto al moreno—Ni siquiera deberías decir nombres, imbécil.

 

Y se marcho molesto, en cambio Itachi seguía en el piso, medio desnudo, medio excitado y completamente roto.

 

Se llevo las manos a la cara y suspiro, no estaba en sus planes que su subconsciente le gritara en tal magnitud ese nombre con aroma a arcilla.

 

Notas finales:

Dejen comentarios n.n/

Gracias a: Kaiser onii-sama por el apoyo.

Espero que les guste este cap.

Cuidense mucho, nos vemos pronto.


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